29 de noviembre de 2009

LOS JUZGA UN TRIBUNAL LOS CONDENAMOS TODOS.

Cantelli habla después del intento de secuestro, después de declarar en la causa Brusa.
"Esto lo hicieron profesionales"
El ex comisario aún está shockeado. Considera "gravísimo" lo que pasó al describir cómo se llevaron a su vecino creyendo que era él. "Hay un comentario firme que uno de los que integraban el grupo sería un tal González, un ex policía", asegura,
Cantelli y su vecino Raúl Bianchi, a quien se llevaron por error. Viven en el mismo edificio.
Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
"¿Quién es?", pregunta detrás de la puerta. La identificación del cronista lo tranquiliza. Abre y deja el revólver arriba de la mesa: Un Magnun 357. "Un arma poderosa", bromea. Y explica por qué tantas precauciones. "Lo que pasó es gravísimo", dice Avelino Canteli, el comisario de la Policía santafesina que el martes pasado declaró en el juicio a los represores de la dictadura, entre ellos el ex juez Víctor Brusa. Y al día siguiente, cuatro desconocidos intentaron secuestrarlo, pero se confundieron y tomaron como rehén a un vecino suyo, de su misma edad, muy parecido él, que vive en el mismo edificio, en la planta baja y en el departamento de enfrente.
La tardecita se hizo noche en Las Flores I, un complejo del Fonavi donde viven cinco mil personas. El barrio es inquietante a esa hora para los foráneos, pero a Canteli no le preocupan los apretadores que puedan merodear por la calle, sino los otros: los secuestradores de su vecino, Raúl Bianchi, un jubilado ferroviario de 74 años, canoso, igual que él. De entrada no descartó ninguna hipótesis. "Esto puede venir de cualquier lado", dijo. Pero ayer, fue más preciso y hasta mencionó el nombre de un represor que anda suelto. "Le digo la última información que recibí. Me dijeron que uno de los que podría integrar esta banda de delincuentes sería un tal González, un ex policía que fue exonerado de la fuerza y estaría implicado en esto", dijo Canteli en un diálogo con Rosario/12.
¿Cree que hay un ex policía detrás de esto?
Ese es el dato que me dieron. Sí, efectivamente. Es una persona muy peligrosa, capaz de hacer este secuestro. Porque no fue una tentativa. A mi me quisieron secuestrar, pero por error se llevaron a un vecino. Hay un comentario firme que uno de los que integraban el grupo sería un tal González, un ex policía insistió
¿Y qué más le dijeron?
Que no sería el único, que podría haber más secuestros en Santa Fe.
Parece un mensaje para meter miedo.
Una cosa mafiosa. Estos tipos son profesionales, los que secuestraron a mi vecino estaban organizados. Porque cuando se dan cuenta del error, que se habían llevado a otra persona, dicen: "Este no es Canteli. Seguí con el procedimiento". Y después lo dejan en el Puente Negro.
Todo ocurrió en un minuto. "No sé si eran rubios o morochos", dijo Bianchi. Sólo recuerda que fue un recorrido de media hora, sin escalas y lo bajaron en una casa, en la que apenas pudo ver una puerta marrón. Cuando le sacaron la manta de la cabeza, se dieron cuenta que era la persona equivocada. "¡Ese no es Canteli! ¿Qué hicieron pelotudos"", escuchó que decían. Y confirmó que lo habían confundido con su vecino.
Ya no hubo más comentarios ni diálogos. Lo volvieron a subir a la camioneta, otro recorrido de media hora y lo dejaron en la zona del puente Negro, bastante lejos de su barrio. "Cuando me llevaban me moví un poquito para ver si veía algo, pero uno de ellos me dijo: "Quédate quieto viejo, no te hagas problemas que si te portás bien no te pasa nada". No sufrió ningún rasguño. "Gracias a Dios no lo maltrataron", lo tranquilizó su vecino.
Cantelli declaró el martes como testigo en el juicio a Brusa y compañía. Ya no tiene dudas que el intento de secuestro está vinculado con su testimonio. En su declaración ante el Tribunal Oral, ratificó el rol que cumplía en el aparato represivo de la dictadura uno de los imputados en la causa que falleció en 2007: el ex encargado del Destacamento de Inteligencia Militar 122, Nicolás Correa. "Era un asesino", dijo. Y lo acusó por una bomba que le pusieron en la puerta de su casa después del golpe de 1976, que "gracias a Dios no explotó". "Los militares eran una banda de delincuentes comunes", agregó.
Pero también le pidió explicaciones al ex gobernador Jorge Obeid por haber reciclado a Correa en la democracia, como asesor de seguridad de su primer gobierno (1995/99). "Yo lo denuncio al ingeniero Obeid porque lo tuvo cuatro años a Correa al lado suyo", como el segundo de la Subsecretaría de Seguridad Pública.
¿Usted acusó a Correa y a otro militar, Eleodoro Jorge Hauque?
Correa le ordenó a Hauque que me pusiera la bomba. Ese día explotaron trece bombas en Santa Fe. Yo vivía en Francia 4229. La que pusieron en la puerta de mi casa lograron desactivarla antes que explote. Hubo un revuelo bárbaro en el barrio. Mi señora y mi hija sufrieron un ataque de pánico, un trauma por el que estuvieron bajo tratamiento médico y que les dejó secuelas hasta el día de hoy. Quedaron mal. La nena tenía nueve años.
El juicio dejó a la luz el rol de Correa en el circuito represivo, pero usted ya lo había denunciado hace once años, cuando era funcionario de Obeid.
Sí, lo denuncié y nadie hizo nada. Obeid lo apañaba. Cuentan que Obeid y (el ex subsecretario de Seguridad Pública, teniente coronel José) Bernhardt son del mismo pueblo de Entre Ríos. Y Correa trabajaba con Bernhardt.
Y también mencionó a otros dos imputados: Héctor Colombini y Eduardo Ramos.
Me preguntaron si integraban la patota militar. Yo dije que Colombini y Ramos eran oficiales del D 2 (Departamento Informaciones) que dependía directamente del jefe de Policía de la provincia (coronel Carlos Alberto Ramírez). El D 2 era una brigada antisubversiva a las órdenes del Ejército, era el nexo con la Policía. Y los operativos eran conjuntos respondió.


CUSTODIA
Las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) investigarán el intento de secuestro de Avelino Canteli, según dispuso el juez de Instrucción de turno, Diego de la Torre. "Ellos son especialistas, una fuerza de elite, pero hasta ahora nadie se comunicó conmigo", dijo el ex comisario. Y está preocupado. "Tengo familia, nietos. Y si esto no se corta por lo sano va a ser muy lamentable. La policía no investiga nada", planteó Canteli. El subjefe de Policía de la Unidad Regional I también lo llamó por teléfono para ofrecerle custodia y le dijo: "Le voy a mandar un auto pero no sé si los que van a custodiarlo son buenos o malos".


Detalle de la recorrida del ex represor Costanzo, por varios centros clandestinos.
Todas las habitaciones del pánico
Acompañado por jueces y policías el ex represor dió detalles de fusilamientos y matanzas en la Escuela Magnasco, la Quinta de Funes, La Intermedia y La Calamita. Un recorrido siniestro pero necesario en el mapa de la represión.
El comedor de La Intermedia, donde se hizo un asado "entre guardias y detenidos", antes de la matanza.
Por José Maggi
En el marco de los juicios por terrorismo de Estado que se siguen en Rosario, el recorrido del ex represor Eduardo Costanzo comenzó en la Escuela Magnasco donde le pidieron que identificara dónde estaban alojados los detenidos. "Era en un entrepiso entrando por calle Ovidio Lagos, por el portón del taller (aunque el martes lo hicieron por una puerta que da por Zeballos). El entrepiso era el primero, al que se accedía por una escalera que estaba igual". Costanzo aseguro que sólo estuvo en dos oportunidades en el lugar: Cuando los llevaron y cuando los trasladaron. Según relató, "no se les permitía usar el baño a los detenidos que utilizaban un tarro".
Luego fue el turno de la Quinta de Funes, que lucía en esta oportunidad el cartel que la identificaba como Casco La Argentina, retirado en los últimos tiempos por la familia del oftalmólogo Ferroni que adquirió la propiedad. Parado en el césped, contestó afirmativamente cuando se lo consultó sobre "si la piscina estaba en el año 78", y aclaró que "la construcción nueva era una especie de asador con una habitación, al costado de la pileta".
Desde ahí caminó por el costado del chalet, hacia la parte posterior que todavía "esta tal como estaba cuando estaba allí alojados todos los detenidos". En el interior de ese chalet, Costanzo ingresó por la cocina, y desde allí al living donde explicó que había una mesa donde Guerrieri estaba desayunando la mañana que hablaron desde México. Parado al lado del ingreso a los dormitorios, donde estaba la mesa del teléfono Costanzo recordó una anécdota conocida. "Atendí porque pensé que era Fariña y quería saludarlo, pero era un periodista del diario Uno más uno de México, y creyendo que era una joda, le contesté que uno más uno era dos. El periodista dijo entonces que nosotros teníamos secuestrada a María la esposa de Tulio Valenzuela y su hijo. Entonces le pasé el teléfono a Guerrieri, que le contestó que estaba equivocado y que estaba hablando con una casa de familia, y le colgó".
El tercer centro de detención inspeccionado fue sin dudas el más importante: La Intermedia, la casa quinta de la familia Amelong. Costanzo aseguró que nunca había regresado a la propiedad desde aquella sangrienta noche cuando asesinaron a los 14 detenidos que llevaron desde la escuela Magnasco y antes desde Funes.
El testigo ingresó al chalet que compartían detenidos y la Patota, distribuídos en dos guardias distintas, a los que se sumaban seis gendarmes siempre de civil por la cocina. Luego ingresaron al comedor donde "al lado de una ventana había una cama donde relató que dormía dos o tres horas cuando le tocaba su guardia, de las 10 de la noche a las 2 de la mañana. Señaló tambié que había una mesa donde la guardia y los detenidos a veces jugaban a la batalla naval. Allí sentaban Armando Pelliza, Juan Carlos Bossi, los dos Isach , Rodolfo y Carlos".
Luego relató el asado que hiceran el último día. "Lo hcieron entre los dos custodios y los gendarmes que estaban ese día, festajeando porque le habían dicho que María, la cocinera (Reyna Lloveras) se iba en libertad. A la noche fuimos todos los restantes integrantes de la Patota relató Costanzo desarmados. Además nos hicieron dejar los autos a un kilómetro. Al Barba Cabrera, Fariña le encargó comprar una torta, y la llevó para festejar que se iba María".
Según relató, esa noche hubo una mesa extensa, en un extremo de la cual "estaban sentados los montoneros, y en la otra nosotros. Cuando se terminó el festejo se arrimó por la ventana del comedor Guerrieri, con el FAL en la espalda, y les dijo que fueran hacia la otra casita, porque estaba el general Jáuregui que queria hablar uno por uno con los detenidos. Y les recomendó que no le hablaran de Perón porque lo había mandado en cana. Por supuesto que era mentira", aclaró Costanzo.
Luego contó cómo trajeron unas botellas de whisky "preparado en Campo de Mayo". La primera que tomó "fue María, que empezó a llorar, y se cayó al piso. Entonces la levantaron entre Amelong y dos más, y la llevaron al dormitorio". Los jueces le preguntaron entonces qué había pasado con María y Costanzo dijo "no haber visto qué le hicieron, pero seguro que la estrangularon" contestó. "Yo no vi que la mataran, pero no caben dudas".
Según Costanzo en ese momento el resto de los detenidos se dio cuenta de la trampa. "Los vi a Toniolli y a Novillo correr el vaso con sus manos hacia el centro de la mesa en señal de que no lo iban a tomar. Y ninguno de los otros tomó el whisky, todos se avivaron", describió.
También contó cómo los llevaron uno a uno a La Casita que es donde hoy duermen los caseros, y cómo "Rodolfo Isach, alias Agustin mataba de dos tiros en el corazón a los detenidos con una ametralladora Ingram con silenciador", en la misma habitación donde hoy duermen dos hijos de los caseros.
Finalmente en La Calamita Costanzo describió las tres matanzas ocurridas en 1977: "En la primera fueron 17 los que mataron en un galpón precario al que rodearon un lona blanca, como bolsa. La segunda matanza, es pocas semanas después y entre los muertos se contaba un policía de apellido Ocampo, alias Ati". La tercer masacre sumó "27 muertos, que son los que se llevaron la casa de Monje, entre los que estaba la cieguita de calle Santiago", dijo en referencia a la mujer del matrimonio de Vega Ravelo.
(Fuente:Rosario12).

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