27 de diciembre de 2009

SANTIAGO DEL ESTERO: MAÑANA LLEGAN LOS RESTOS DE CARLOS SANTUCHO.

PRIMERO - El único de los 11 desaparecidos de la familia que fue identificado
Los restos de Carlos Santucho volverán mañana a Santiago
Historia. Fue secuestrado el 13 de julio del 76 y torturado hasta la muerte el mismo día que ultimaron a su hermano Roberto, comandante del Ejército Revolucionario del Pueblo.

Carlos Santucho, el cuarto de los hermanos de la emblemática familia. Foto Gentileza familia Santucho

Los restos de Carlos Híber Santucho serán repatriados a su Santiago natal, de donde se fue buscando nuevos horizontes y sólo encontró el dolor del secuestro de su hija Coty y su propia detención, tortura y muerte.

Carlos era el cuarto hijo varón de Francisco Rosario y Elmina Santucho, hermano de los célebres , Francisco René Santucho y Roberto Mario Santucho.

“Aunque simpatizaba con el justicialismo, nunca tuvo militancia política activa, y no creía tener enemigos, aunque sí innumerables amigos. Sin embargo, seres ignotos, sedientos de odio y de sangre, estaban al acecho y con las más atroces intenciones. La mañana del 13 de julio de 1976 aparecieron con gran despliegue en su lugar de trabajo y se lo llevaron”, relató Raúl Santucho su hermano.

Desde la fundación del Partido Indoamericanista, concebido por Francisco René, hasta la resistencia del Ejército Revolucionario del Pueblo en los montes tucumanos, comandado por Roberto, los Santucho han sido reconocidos por su entrega a los ideales políticos que sostenían.

El caso de Carlos es distinto, si bien era confeso simpatizante del peronismo, nunca militó en el partido, siempre se sospechó que fue secuestrado sólo por pertenecer a la familia Santucho.

Su hija, María del Valle, apodada Coty, había sido secuestrada en el año 1975, por la Alianza Anticomunista Argentina, como anticipo de lo que sería el destino de su padre.

Carlos fue secuestrado el 13 de julio de 1976.

Según relatan los testigos, se montó un descomunal operativo militar para secuestrarlo, se lo acusó de actuar para grupos subversivos y fue alojado en el centro clandestino de detención (CCD) “Automotores Orletti”, junto a militantes de izquierda de Chile y Uruguay, que se encontraban detenidos en la Argentina, en el marco del Plan Cóndor, articulado desde Estados Unidos.

Justamente fue un escritor uruguayo, Enrique Rodríguez Larreta, quien estuvo detenido con Carlos, el que relató el horror que sufrió éste antes de su muerte.

Según describió el uruguayo, lo torturaron hasta el borde de la muerte, varios de los tormentos se los inflingieron delante de su hermana Manuela, abogada de presos políticos, también secuestrada en el mismo CCD.

El 19 de julio, cuando su hermano Roberto resistía su detención hasta el último aliento, Carlos fue asesinado. Su cuerpo fue identificado hace una semana por el Equipo Argentino de Antropología Forense, en el cementerio de La Matanza.

Sus restos llegarán a Santiago del Estero mañana en el vuelo de la tarde y a las 17.30 habrá una conferencia de prensa en Garibaldi 871, sede de la Asociación por Memoria, Verdad y Justicia de Familiares de Desaparecidos y Ex Presos Políticos.

El martes, sus restos serán enterrados en el cementerio La Piedad. Carlos será el primero de los 11 desaparecidos de la emblemática familia Santucho en descansar en su tierra natal.

(Fuente:Rdendh-Elliberal).


Automotores Orletti y el Plan Cóndor
“Automotores Orletti” fue uno de los centros clandestinos de detención que funcionó bajo la órbita del Primer Cuerpo del Ejército durante la última dictadura militar.
Los testimonios y datos brindados por los sobrevivientes indican que operó desde mayo de 1976 hasta noviembre del mismo año. Ubicado en Venancio Flores 3519/21, casi esquina Emilio Lamarca, en el barrio porteño de Floresta, este antiguo taller de automotores que había sido alquilado por agentes de la Side funcionó como base principal de las fuerzas de inteligencia extranjeras que operaban en la Argentina en el marco de la operación Cóndor, coordinación represiva ilegal entre las dictaduras de países del Cono Sur.
Por “Automotores Orletti”, también llamado “El Jardín”, pasaron aproximadamente unos 200 detenidos, muchos de ellos de nacionalidad uruguaya.
También hubo argentinos, chilenos, bolivianos, paraguayos, brasileños y cubanos.
(Fuente: Rdendh-El Liberal)

LA DRAMÁTICA HISTORIA DEL INMUEBLE DE FLORESTA
El epicentro del Plan Cóndor
Por Susana Viau
El inmueble de Venancio Flores 3519/21 no puede escapar de una maldición: ser un infierno para extranjeros.
Los trabajadores bolivianos indocumentados descubiertos ayer en la primera planta del edificio sólo conocen su propia pesadilla e ignoran que por allí pasaron decenas de latinoamericanos para ser torturados hasta la muerte o devueltos a las dictaduras que asolaban sus países de origen.
El aislamiento a que es sometida la mano de obra esclava les impidió saber lo que casi todos saben en esas cuadras del barrio de Floresta: que allí funcionaba Automotores Orletti, el cuartel general del Plan Cóndor.El centro operacional de la contrainsurgencia sudamericana se instaló ahí, frente a las vías del Sarmiento, pero por poco tiempo.
Comenzó a funcionar, aseguran las gargantas profundas, el 1º de junio de 1976 y debió ser evacuado pocos meses más tarde, el 29 de octubre.
Los militantes argentinos José Antonio Morales y su mujer Graciela habían logrado fugarse y en México, donde se exiliaron, realizaron una minuciosa descripción de su lugar de cautiverio.
Aquel testimonio llegaría a principios de 1977 a manos de Enrique Rodríguez Larreta, un periodista montevideano que había sido secuestrado en Buenos Aires mientras procuraba localizar a su hijo desaparecido.
Lo reencontró en Orletti, donde también habían sido trasladados los dirigentes Gerardo Gatti y León Duarte, así como buena parte de la dirección y cuadros medios del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), organización uruguaya de extracción anarquista.
Los exiliados eran en ese local inhóspito inmensa mayoría. Sin embargo, los administradores de Orletti podían jactarse de haber cazado un puñado de argentinos con apellidos significativos en el universo guerrillero: Marcelo Gelman y su compañera Claudia Iruretagoyena, hijo y nuera del poeta Juan Gelman, y Carlos Santucho, Manuela Santucho y Cristina Navajas, hermanos y cuñada de Mario Roberto Santucho.Rodríguez Larreta aseguró después que jamás podría olvidar de qué manera salvaje había sido martirizada la familia del máximo dirigente del PRT-ERP. Relató que en presencia del resto de los secuestrados, Carlos Santucho fue sometido a una sesión de “submarino” que sólo acabó cuando advirtieron que ya no respiraba.
Y recordó más aún: que ese mismo día 19 hicieron leer a Manuela Santucho, en voz alta, para todos los secuestrados, un recorte de periódico que consignaba la muerte del jefe del ERP.
La extraordinaria memoria del periodista permitió reconstruir el otro lado, el lado oscuro de la historia: la bestialidad, la ignorancia y la locura de Aníbal Gordon, Eduardo Rufo, César Enciso, Raúl Guglielminetti, desocupados tras la disolución de la Triple A y reconvertidos a la concertación contrainsurgente.
O el accionar del uruguayo OCOA (Organismo de Coordinación de Operaciones Antisubversivas), encarnado en los oficiales José Nino Gavazzo, Manuel Cordero y Jorge Silveira.Orletti, no obstante, no perseguía un fin único. Al anticomunismo furioso de sus administradores había que agregarle una enorme dosis de codicia.
Buscaban los millones de dólares que, suponían, había obtenido el grupo uruguayo a consecuencia de una de sus operaciones.
“¿Dónde están los dólares?”, era la pregunta obsesiva que le hacían a un moribundo dirigente del PVP: dos millones pedían por la vida de Gatti y quinientos mil por la de Duarte.
No les entregaron ni un centavo. Eso sí, el sindicato del crimen rioplatense se quedó con los automóviles, las ropas, las casas de sus víctimas.
Ni siquiera los niños quedaron fuera de lo que consideraron botín de guerra.
(Fuente: Rdendh-Pagina 12, 31 de marzo de 2007).

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