15 de enero de 2010

Vargas LLosa:UN MILITANTE DE LA IMPUNIDAD.

Por Alejandro Teitelbaum
En su boletín electrónico del 11 de enero de 2010, la Agencia Rodolfo Walsh publica la siguiente información:
Por su postura pasiva frente a violaciones de derechos humanos migrantes rechazan la presencia de Vargas Llosa en Chile
(AW) Un grupo de peruanos residentes en Chile expresaron su rechazo a la presencia del escritor Mario Vargas Llosa, quien se encuentra en la capital del país sureño para asistir a la inauguración del Museo de la Memoria y para participar de una actividad en apoyo al candidato presidencial de derecha Sebastián Piñera.
(Santiago, Chile, 11 de enero de 2010. Por Agencia Walsh) El grupo de migrantes peruanos, militantes del Movimiento Tierra y Libertad que lidera el sacerdote y activista ambiental Marco Arana, señalaron que rechazan la presencia de Vargas Llosa toda vez que éste tuvo una postura pasiva y hasta cómplice con las violaciones a los Derechos Humanos cometidos en el Perú durante los años de la guerra interna por efectivos militares.
Humberto Campos, vocero del núcleo promotor del movimiento peruano Tierra y Libertad en tierras chilenas, manifestó que es de esperarse que Vargas Llosa se adhiera a la candidatura de Sebastián Piñera puesto que el empresario chileno "también tiene un silencio cómplice y hasta simpatía con las violaciones a los Derechos Humanos que se cometieron durante la dictadura de Augusto Pinochet".
"Piñera y Vargas Llosa pertenecen a esa derecha que se presenta como liberal, democrática y hasta progresista pero que son conservadores, están en contra de los procesos de integración latinoamericanos y entienden la democracia como una palabra hueca en donde la gente es la última rueda del coche", agregó.
Por otro lado, Campos expresó su extrañeza por la invitación de la Presidenta Michelle Bachelet al novelista a la inauguración del Museo de la Memoria en Chile pero que puede deberse a la falta de información respecto al rechazo que ha causado el nombramiento de Vargas Llosa por parte del gobierno aprista.
"Puedo entender que se deba a que Vargas Llosa es presidente de la Comisión de Alto Nivel para la Constitución del Museo de la Memoria en el Perú; sin embargo, le están dando la espalda al pueblo peruano y favorecen a los violadores de Derechos Humanos que hoy junto a Alan García intentan crear un Museo de la Memoria ocultando las verdaderas atrocidades en contra de los más desprotegidos", concluyó.
El texto de la Agencia Walsh es impecable en la descripción del sujeto Vargas Llosa y de las ambigüedades de Michelle Bachelet.
Hay un sólo error, en el título, donde se habla de la “postura pasiva” de Vargas Llosa frente a la violación de los derechos humanos.
En efecto Vargas Llosa no tiene una postura pasiva sino que es, de larga data, un militante de la impunidad.
En efecto, el 26 de enero de 1983 fueron asesinados en Uchuraccay, provincia de Ayacucho, Perú, ocho periodistas de diversos periódicos peruanos y su guía , que habían llegado a la zona, donde actuaba Sendero Luminoso, en misión de investigación.
Los autores de la matanza fueron los militares.
Eso había que ocultarlo y el entonces presidente peruano Fernando Belaúnde Terry, violando la Constitución al substraer la investigación de la matanza al Poder Judicial, se apresuró a convocar una comisión (tribunal de “honor”) presidida por Vargas Llosa que no tardó en concluir, contra toda evidencia, que los militares eran ajenos a la masacre de los periodistas.
Pero tiempo después un juez valiente, tenaz y verdaderamente honorable, enfrentando toda clase de obstáculos, estableció lo que todos, salvo Vargas Llosa, sabían: que los autores de la masacre de los periodistas y de su guía fueron miembros de la Fuezas Armadas.
Vargas Llosa volvió a mostrar su activismo a favor de la impunidad con un artículo (Jugando con el fuego) publicado en el diario francés Le Monde del 18 de mayo de 1995, traducción de un artículo publicado antes en El País de España, en el que sostenía que era hora de “enterrar el pasado” en Argentina con respecto a los crímenes cometidos durante la dictadura militar, de los que fue también responsable, según él, “un amplio espectro” de la sociedad argentina.
El diario Le Monde publicó en su edición del 26 de mayo siguiente tres réplicas a Vargas Llosa, una del escritor Juan José Saer, otra de la socióloga Silvia Sigal y una tercera mía, donde recordé su actuación en el caso de los periodistas peruanos asesinados, que titulé precisamente “Un militante de la impunidad”.
Saer en su artículo comenzaba describiendo al personaje: “No voy a polemizar con Vargas Llosa, sino a restablecer algunas verdades . Su actitud de recurrir en los artículos de su autoría que he leído, a la amalgama, a la información truncada, a la petición de principio y a la pura mitomanía, impide toda discusión con él. El señor Vargas Llosa, que ha hecho de la agitación su fondo de comercio, no tiene ni la envergadura intelectual ni las garantías morales que pueden hacer de todo adversario un interlocutor válido”...
Es lamentable que Vargas Llosa haya sido invitado a la inauguración de un Museo de la Memoria en Chile pero es realmente escandaloso que presida en Perú una Comisión de Alto Nivel para la Constitución del Museo de la Memoria en el Perú.
Aunque esto último no es sorprendente: el Presidente Alan García habrá encomendado al “notable escritor” que, con su experiencia en el “tribunal de honor” de 1983 , se ocupe de ocultar en la Comisión de Alto Nivel del Museo de la Memoria, su responsabilidad en los crímenes cometidos durante su primera presidencia (1985-90), entre ellos las masacres de Acomarca en agosto de 1985 (47 campesinos asesinados por el Ejército), la masacre de Cayara de mayo de 1988 (30 asesinados y decenas de desaparecidos), las masacres y la ejecución sumaria, después de la rendición de los sobrevivientes, de más 300 presos amotinados en las prisiones de Lurigancho y El Frontón y la represión sangrienta en la cárcel de mujeres de Santa Bárbara en junio de 1986. Y que se olvide también de incluir en el Museo peruano de la Memoria las 1600 desapariciones durante su primer mandato presidencial del 85 al 90.
Y, por cierto, de la masacre de indígenas en Baguá el 5 de junio de 2009.
Fuente:Argenpress.

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