Un hijo del escribano Melitón Bustos cree que un abogado actuó de "entregador"
"Vos te borraste y por eso sospechamos"
Bustos (h) fustigó a un letrado que pernoctó en su casa. "Tras el secuestró de mi padre nunca más lo volví a ver", dijo el testigo.
EL HIJO/RAUL BUSTOS INGRESA AL RECINTO PARA AMPLIAR TU TESTIMONIAL. "Vos te borraste y por eso sospechamos"
Bustos (h) fustigó a un letrado que pernoctó en su casa. "Tras el secuestró de mi padre nunca más lo volví a ver", dijo el testigo.
Una jornada cargada de suspenso se vivió ayer en el Tribunal Oral Federal de Salta, en el transcurso de la reanudación del juicio a los dos coroneles (r) acusados del secuestro y desaparición del escribano Melitón Bustos, ocurrido hace 32 años en la ciudad de Tartagal. Lo más sustancioso del debate surgió del careo entre Raúl Bustos, hijo de la víctima y el abogado Rafael Eduardo Cullel, debido a las contradicciones que surgieron de las testimoniales de ambos. Por ese motivo el tribunal dispuso una ampliación de sus declaraciones. En primer término lo hizo Bustos hijo, quien ratificó sus dichos de fines de noviembre del año pasado cuando afirmó que él presenció el secuestro de su padre en la madrugada del 2 de febrero de 1978. También refirió que Carlos Alberto Arias (uno de los imputados, junto a Luis Angel Gastón Zírpolo) fue uno de los raptores.
El testigo trató de evacuar las dudas que habían surgido respecto al rol del abogado Cullel, a quien el escribano no sólo hospedó en su domicilio sino que le permitió que trabajara en su estudio jurídico mientras hacía el servicio militar en el Regimiento 28 de Tartagal. Raúl Bustos manifestó sus sospechas de que Cullel pudo haber tenido algo que ver con el secuestro de su padre, dejando entrever que pudo haber sido un "entregador". "Con mi familia hemos llegado a esta conclusión, porque luego de la desaparición de mi padre al doctor Cullel nunca más lo volví a ver", expresó a El Tribuno al término de la audiencia.
Luego fue el turno del letrado, quien también ratificó su declaración anterior e insistió en que Bustos hijo le confesó que uno de los secuestradores de Melitón fue un teniente del Ejército, de apellido Bruno. "Sos un mentiroso, nunca pude haberte dicho eso, porque vos te borraste después del secuestro de mi padre", le vociferó Raúl a Cullel durante el encendido careo. Con la misma vehemencia, el hijo del escribano refutó las afirmaciones del letrado, cuando aseguró que fue él quien trajo a Salta al profesional en su vehículo para que tomara el avión y se exiliara en Bolivia.
"Esa es otra mentira; a mi padre lo sacamos en dos vehículos para eludir los controles en la ruta y ahí no estabas vos", le disparó. A pesar de que Cullel trataba de hacerle recordar algunos detalles, Bustos se mantuvo firme en su postura y remató en forma terminante diciendo que "nada de lo que estás diciendo es verdad. Lo concreto es que vos te borraste y eso es lo que siempre nos llamó la atención".
El momento más emotivo fue cuando Raúl Bustos entregó una carta que el escribano le envió para la familia desde su exilio en Santa Cruz de la Sierra, el 14 de agosto de 1977. "Como todo exiliado, sufro por el futuro de ustedes. Aquí estoy tranquilo, pero añoro a mi patria, añoro a mis hijos", rezaba la misiva. Cabe recordar que dos meses después, Bustos decidió retornar a Tartagal y lo empezaron a perseguir de nuevo hasta que lo hicieron desaparecer.
El juicio continúa hoy con la declaración del ex teniente Héctor Fernando Petricich. Al debate fue convocado de nuevo el abogado Cullel, quien aseguró que cuando estaba haciendo el servicio militar, Petricich le manifestó en varias oportunidades que se portara bien, porque de lo contrario lo harían desaparecer, como tenían previsto hacer con Melitón. Y esto, seguramente, será motivo para un careo entre ambos.
Fuentedeorigen:ElTribuno
Fuente:Rdendh
Juicio en Salta
Raúl Bustos ratificó que fue Arias
quien secuestró a su padre
Raúl Federico Bustos ratificó hoy (8 de marzo) que el coronel retirado Carlos Alberto Arias fue uno de los secuestradores de su padre, el escribano Aldo Melitón Bustos, sacado de su vivienda en la ciudad de Tartagal, en el norte de la provincia argentina de Salta, en la madrugada del 2 de febrero de 1978.
Bustos hijo es el principal testigo del proceso que se lleva a cabo en el Tribunal Oral en lo Federal Criminal de Salta, en el que son juzgados los coroneles retirados Arias y Luis Angel Gaspar Zírpolo, en este último caso, porque estaba a cargo del Regimiento de Infantería de Monte 28, con asiento en Tartagal, cuando el escribano fue secuestrado y desaparecido.
Raúl Bustos fue convocado nuevamente a declarar debido a que el testigo Rafael Eduardo Cullell había afirmado que el hijo del escribano le había dicho que el teniente Arnaldo Luis Bruno había secuestrado a su padre, además de otras contradicciones.
Ayer el tribunal escuchó nuevamente la declaración de Bustos. El testigo ratificó que Arias y otro hombre al que no puede identificar, ingresaron a su casa el 2 de febrero, y apremiándolos con armas de fuego y zamarreos se lo llevaron en calzoncillos hasta un automóvil Dodge 1500 en el que los esperaba un tercer hombre.
Bustos ratificó que si bien pudo ver el rostro de Arias, porque lo apuntó con un arma, no conocía su identidad hasta el día siguiente, cuando su tío Heraldo Bustos le dijo el nombre. Reiteró que esa misma mañana vio a Arias en el Regimiento, al que concurrió con su tío para averiguar sobre el destino de su padre. Ahí volvió a ver Arias y le indicó a su tío que había reconocido a uno de los captores. Pero el nombre del agresor lo supo recién al día siguiente, cuando su tío lo llevó a la terminal de ómnibus para señalarle al militar y, ante su ratificación de reconocimiento, decirle que su apellido era Arias.
“El señor Cullell está faltando a la verdad, porque él no estaba esa noche (la del secuestro) en mi casa y después no volvió a la casa. Jamás lo volví a ver”, afirmó Raúl Bustos cuando se lo consultó acerca de si le había dicho al abogado Cullell que uno de los secuestradores era Bruno.
El hijo del escribano insistió en que en los treinta y pico de años que transcurrieron desde el secuestro no vio a Cullell, con el que se reencontró recién hoy, en el Tribunal. Es más, dijo que su familia tuvo sospechas de Cullell, “de que algo pudo haber hecho contra nosotros, porque no volvió a aparecer”.
Ante una pregunta del fiscal Eduardo Villalba, Bustos reconoció que sospechaban que Cullell pudo haber actuado como entregador de su padre.
Se sospecha de que Cullell, que perteneció al Servicio Penitenciario de Buenos Aires, colaboraba en las tareas de inteligencia del Ejército. En marzo de 1977 el abogado estaba cumpliendo el servicio militar; según contó, fue destinado como oficial de justicia y su lugar de trabajo estaba al lado del despacho del entonces jefe del Regimiento, Héctor Ríos Ereñú. Al poco tiempo consiguió un permiso del jefe para trabajar afuera por las tardes, en la escribanía de Bustos.
Tras el testimonio de Bustos hijo, los jueces hicieron pasar a Cullell, quien fue interrogado sobre todo por la querella, a cargo de los abogados David Leiva y Tania Kiriaco. El testigo incurrió en contradicciones: aseguró que su superior en la Compañía de Comando, Héctor Petricic, lo amenazó “en varias oportunidades” diciéndole que si seguía trabajando con Aldo Bustos le iba a pasar lo mismo que a él, sin embargo, Cullell dijo que no le generó temor porque estaba autorizado por Ríos Ereñú.
En respuesta a una pregunta del fiscal, el abogado sostuvo que no se presentó antes a declarar porque no se enteró que se había abierto una causa, dijo que no lee los diarios y ni siquiera se enteró de que se abrieron hábeas data para averiguar la verdad sobre lo que pasó en la dictadura.
En el careo Bustos mantuvo sus dichos, visiblemente molesto con Cullell, por momentos daba la impresión de que iba a golpearlo. “No soy tu enemigo acá”, le señaló Cullell: “No sos mi enemigo, tenés que decir la verdad”, lo reconvino Bustos.
Como el hijo del escribano insistía en que no y Cullell insistía en que sí se vieron luego del secuestro, que él estaba parando en la casa cuando se produjo el secuestro, y en que el Colegio de Escribanos le había sacado la escribanía a Aldo Bustos antes de que fuera secuestrado, a propuesta de Leiva se le exhibió el acta de la toma de posesión de la escribanía por parte del Colegio: el nombre de Cullell no figura y tampoco su firma. La fecha del acta confirmó también los dichos de Bustos hijo: fue labrada el 17 de marzo de 1978, 43 días después del secuestro.
Bustos hijo insistió también en que su padre viajó una sola vez a Bolivia, para huir de las amenazas de muerte, y que fue ayudado en esto por Néstor Albarracín y “Friquín” Samsone. Cullell había dicho que fue él quien le ayudó a huir, luego añadió que el escribano salió dos veces del país, lo que fue negado por Bustos hijo.
En la jornada de hoy el Tribunal escuchó también el breve testimonio de un perito de Gendarmería Nacional, convocado para que se refiriera al radiograma en el que el Regimiento 28 informa que Melitón Bustos había sido detenido y puesto a disposición del Destacamento 143 de Inteligencia, con asiento en Salta. Pero el perito no pudo aportar nada relevante, porque solo hay copias del radiograma.
El debate seguirá mañana, con el testimonio de Héctor Petricic y un eventual careo con Raúl Bustos y Rafael Eduardo Cullell.
Prejuicioso
El presidente del Tribunal Oral en lo Federal Criminal de Salta, Roberto Frías, volvió a hacer gala hoy de sus prejuicios. Fue durante el testimonio de Raúl Bustos. Es notorio que tiene dificultades para hablar sobre el secuestro de su padre y las circunstancias que lo rodearon.
El interrogatorio se había centrado sobre la personalidad de quien al momento de la desaparición era pareja de Bustos padre, Eva Ruth Carrillo. Primero el juez le recriminó a Bustos que tuvieran que “sacar con tirabuzón” sus declaraciones. Cuando el testigo quiso explicar sus sentimientos, la respuesta fue tajante: “Con o sin dolor usted tiene que decir la verdad. Esto no es una diversión”, le reprochó, olvidando que hablaba con una víctima de los delitos que se investigan en este proceso.
Luego insistió preguntando sobre la personalidad de Carrillo. Bustos quería referirse a los hechos, pero el juez no le dejaba muchas posibilidades y sus preguntas confundían más que aclarar. Le reprochó al testigo que hubiera afirmado “con cierta ironía” que la mujer era modista, “¿era modista y prostituta?”, preguntó afirmando. “Yo no dije eso”, se defendió Bustos.
Enseguida Frías siguió con un juicio a la familia del querellante, luego de que éste explicara que no tenía mucho contacto con Carrillo, porque, entre otras cuestiones, en su familia no comían juntos.
-Ah, así era la familia, claro -concluyó el juez con una media sonrisa.
-Sí, así era mi familia –se rebeló Bustos.
-Pero no es normal –insistió el magistrado.
Cuando el defensor Pablo Tobío quiso seguir la línea del presidente del Tribunal, el abogado David Leiva, de la querella, se opuso. Destacó que se estaban haciendo afirmaciones disvaliosas para la familia del querellante.
Tras una discusión, Frías rechazó la objeción:
-Vamos a seguir porque si no vamos estar como en la dictadura –dijo.
-Da la impresión, por la forma en que hace afirmaciones la presidencia –retrucó Leiva.
-¿Quién hace afirmaciones? –se exasperó el juez.
Leiva cerró la discusión con un terminante: “Usted, señor presidente”. Frías optó por bajar el tono: “Ah, ahora soy yo”, se quejó antes de afirmar que el abogado “no tiene la razón”, por lo que permitió las preguntas del defensor.
Fuentedeorigen:Elena Corvalan, directora de Radio Nacional Salta
Fuente:Rdendh
El juez federal de Salta Miguel Medina suspendió la aplicación de la Ley de Medios
El juez federal de Salta, Miguel Antonio Medina, suspendió la aplicación de la ley de medios promovida por el Gobierno nacional, al hacer lugar a un pedido de la diputada nacional por esa provincia, Zulema Daher, que denunció "vicios graves e insanables" en la sanción de la norma, se informó ayer.
El magistrado ordenó al Gobierno Nacional, a la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual y al Comité Federal de Radiodifusión (Comfer) que "se abstenga de aplicar" la ley 26.522 y "demás normas reglamentarias, en su integridad, como de dictar actos administrativos o realizar hechos que impliquen poner en ejercicio la citada normativa".
Medina, titular del Juzgado Federal 2 de Salta, se sumó al criterio de otros magistrados e hizo lugar a la medida cautelar presentada por Daher y suspendió la aplicación de la norma hasta tanto se resuelve el fondo del reclamo, que es el pedido de nulidad e inconstitucionalidad de la ley.La diputada del Peronismo Federal denunció que la ley "adolece de vicios graves e insanables en su trámite legislativo en la Cámara de Diputados de la Nación".
La legisladora sostuvo que en la sanción de la norma se violaron disposiciones del trámite parlamentario del Reglamento de la Cámara y los plazos para el tratamiento de los proyectos, lo que imposibilitó su trabajo como legisladora.
Es un planteo similar al expuesto en Mendoza por el diputado por el PJ disidente, Enrique Thomas."Como lo afirma la presentante, que encontrándose en plena aplicabilidad la ley cuya constitucionalidad se encuentra en duda, tal circunstancia impone la necesidad de suspender su ejecución", dijo el juez.
Fuentedeorigen: Agencia DyN
Fuente:Rdendh
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