17 de agosto de 2010

CAUSA PAPEL PRENSA.

Irá preso, tras los pasos de Martínez de Hoz, por la causa Papel Prensa


Por un hecho similar, Martínez de Hoz, está detenido por el caso Gutheim, padre e hijo, detenidos y obligados a ceder el negocio a favor del ex ministro de Economía; publicamos la carta de Lidia Papaleo de Graiver.
Por Pedro Noel Romero, corresponsal de NOVA en Casa Rosada.

El próximo 24 de agosto la presidenta Cristina Fernández de Kirchner recibirá de la Secretaría de Comercio Interior un informe que vendrá a demostrar que merced a la autoría ideológica de Alfredo Martínez de Hoz, los diarios Clarín, La Nación y La Razón impulsaron un plan sistemático para apropiarse de Papel Prensa; y cuyas derivaciones y acometimiento de delitos de lesa humanidad harán que Héctor Magnetto, CEO del Grupo Clarín, termine preso para seguir los pasos del ex ministro de Economía de la dictadura.
Por un hecho similar al de Papel Prensa, Martínez de Hoz permanece detenido por el caso Gutheim, padre e hijo, quienes fueron detenidos y obligados a ceder el negocio a favor del ex titular del Palacio de Hacienda. Por otra parte, al final de este Panorama publicamos la carta que dirigió Lidia Papaleo de Graiver a la Secretaría de Comercio Interior y que publicó el diario “Tiempo Argentino” el pasado viernes 6 de agosto.
Hasta el mismo Magnetto reconoció que irá preso en la reunión que mantuvo con todos los editores del Grupo Clarín (Canal 13, TN, Clarín) y también lo dejan traslucir miembros de la Suprema Corte de Justicia y abogados de asociaciones de Derechos Humanos.
En el mes de septiembre de 1978 Bartolomé Mitre (h) y Ernestina Herrera de Noble inauguraron la empresa Papel Prensa. En ese acto y mirando a la cara al entonces presidente de facto Jorge Rafael Videla, la directora de Clarín refirió a la importancia de que “el papel que salga de la fábrica y sobre el que ha de escribirse la historia a medida que transcurre quede asociado a su nombre”.
Pero la verdad de los hechos indica que Magnetto y Mitre cambiaron Papel Prensa por silencio. Silenciaron el tema de los desaparecidos a tal punto que negaron se negaron a publicar en forma flagrante y cómplice con el Proceso de Reorganización Nacional cualquier testimonio o denuncia que tuviera que ver con familiares de desaparecidos.
Familiares que luego crearon la Asociación Madres de Plaza de Mayo cuya primera ronda, encabezada por Azucena Villaflor de Vicenti, detenida y desaparecida el 30 de diciembre de 1977, la realizaron el 30 de abril de ese año casi a la par que comenzaba a crearse Abuelas Argentinas con Nietitos Desaparecidos y Alicia de De la Cuadra fue reconocida como la primera presidenta del grupo; en 1980 terminaron aceptando la denominación por la que ya eran conocidas, Abuelas de Plaza de Mayo.
En el informe que será depositado en manos de la jefa de Estado -de alrededor de 400 páginas- se hace un análisis pormenorizado de la transferencia de las acciones de Papel Prensa, expropiada durante la dictadura, que estaban en manos de la viuda de David Graiver y de la hija menor de edad de ambos.
El paso de las acciones de Lidia Papaleo de Gravier se produjo durante los primeros años del gobierno militar y el testimonio reciente brindado por ella ante el directorio de la empresa certifica que se hizo bajo coacción, lo cual inscribe el caso entre los delitos de lesa humanidad.
Por un hecho similar al de Papel Prensa, el ex ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Francisco Martínez de Hoz, permanece detenido por el caso Gutheim, padre e hijo, quienes fueron detenidos y obligados a ceder el negocio a favor del ex titular del Palacio de Hacienda.
Un mes atrás, se conoció la denuncia de que los principales ejecutivos de Papel Prensa ganan salarios del 300 por ciento por encima de lo que perciben otros ejecutivos de su mismo nivel en empresas de primera línea. Los casos más significativos son el de Jorge Noseda, quien gana 135 mil pesos por mes, y el del gerente de finanzas, que percibe un haber mensual de 71 mil pesos.
Papel Prensa es una empresa con mayoría privada, pero con participación del Estado. En el momento en que la familia Papaleo-Graiver tuvo que transferir las acciones, los beneficiarios fueron los diarios Clarín, La Nación y La Razón. En la actualidad, la parte privada mayoritaria sólo la componen Clarín y La Nación.
Lidia Papaleo de Gravier denunció, en una carta que publicó dos semanas atrás el diario “Tiempo Argentino”, que mientras permanecía detenida “Héctor Magnetto, coloquialmente me aseguró: firme o le costará la vida de su hija y la suya”, a la vez que remarcó que “me hicieron saber que las acciones debían cederse a empresarios argentinos que no pertenecieran a la colectividad judías”.
Por su parte, Osvaldo Papaleo refirió siempre a que “mi hermana que fue torturada, violada, le pasó de todo en el Puerto Vasco o el Pozo de Banfield; nos dijo siempre que prefería la mirada de los torturadores que le habían hecho eso a la mirada de Magnetto negociando Papel Prensa. Estamos hablando de cosas pesadas, ¿no?”.
En realidad, la viuda de Graiver había declarado en una reunión en Papel Prensa -como se ampliará más adelante- que "yo siempre he dicho que me acuerdo más de los ojos y de la cara de Magnetto que la de mis torturadores. Él me dijo que tenía que firmar".

Los hijos (apropiados según Abuelas de Plaza de Mayo) de Herrera de Noble y el caso del diario La Razón
Pero la historia del CEO del Grupo Clarín, escrita con sangre y de espaldas al padecimiento de una gran parte de la sociedad argentina en tiempos en que en la redacción de Clarín escribían editoriales a favor del gobierno de Videla, Eduardo Massera y Ramón Agosti, no termina con la expropiación de Papel Prensa.
Porque el ex propietario del diario La Razón, José Pirillo, reveló que el propio Héctor Magnetto le reconoció que tramitó ante el dictador Jorge Rafael Videla, la entrega de dos niños a Ernestina Herrera de Noble”.
Pirillo denunció además ante la Asamblea de accionistas de Papel Prensa, de que manera fue despojado de su diario: "Magnetto me dijo que él tenía suficiente poder como para representar a la señora de Noble porque era el albacea de los hijos de la señora de Noble y además él se los había gestionado ante Videla".
En tanto, en la misma reunión, la ex accionista de Papel Prensa, Lidia Papaleo de Graiver, brindó su testimonio de cómo la obligaron a desprenderse de su participación en la empresa. Pirillo relató de forma explícita en un acta labrada por una escribana "la experiencia vivida en esta empresa" desde que compró el diario La Razón. La agencia oficial de noticias TELAM tuvo acceso a ese relato.
"Me encontré -dijo Pirillo- con imposiciones que me querían poner los sindicatos en acuerdo previo con la Junta Militar efectuado con motivo de la adquisición o la expropiación de las acciones de Papel Prensa".
Recordó que "el 3 de abril de 1985 fue la primera vez que vengo a Papel Prensa, porque compré las acciones de La Razón el 29 de marzo de 1985. Fui informada por Patricio Peralta Ramos de los mecanismos que se habían utilizado para la supuesta compra de acciones".
"Le manifesté -agregó- que yo no encontraba en la contabilidad de La Razón los aportes efectuados por La Razón. Me contestó que no los iba a encontrar porque realmente no se habían hecho aportes sino que los aportes que debían hacer los tres diarios a Papel Prensa se habían efectuado vía retornos que pagaban las empresas constructoras de la planta de Papel Prensa".
Detalló que "dentro de los acuerdos previos que me dijeron que existían, estaba no publicar en los tres diarios nada que atentase contra la Junta Militar, porque a su vez ponía en peligro la democracia que recién se había instalado en el país".
"En ese momento le manifesté al señor Magnetto que yo le reconocía el carácter de gerente general pero que existía un convenio de sindicación de dueños de los tres medios y que por consiguiente le solicitaba la presencia o quería hablar con la señora Ernestina de Noble. Montó en cólera por mi postura y me dijo que él tenía suficiente poder como para representar a la señora de Noble porque era el albacea de los hijos de la señora de Noble y además él se los había gestionado ante Videla", remarcó.
Explicó que "los otros enfrentamientos que tuvimos en mi transcurso acá en Papel Prensa fue justamente por la apropiación que estaban haciendo los tres diarios en forma ilegal de los bienes de la empresa vía manipular el precio de venta a los tres diarios".
En ese sentido aclaró que de casi 13 mil toneladas que se producían, 8 mil 500 se llevaba Clarín, 2 mil 500 se llevaba La Nación, apenas mil La Razón y el resto, unas 300 toneladas, se les vendía a otros diarios.
"Al ver lo exiguo de la cantidad me pareció que era una burla en la Memoria del balance decir que se proveía de papel de diario a noventa diarios del país", insistió Pirillo. Se refirió además a la diferencia de precio que pagaban los diarios, indicando que "en ese momento, nosotros pagábamos el papel a 320 pesos la tonelada".
Contó que “se logró la resolución de 590 pesos la tonelada, o sea 30 pesos más barato que lo que era Papel de Tucumán; pero que el Directorio impuso un precio arbitrario de 420 pesos, no 590, con lo cual Clarín, con ese valor tenía un diferencial mensual de 2 millones 400 mil dólares porque era el mayor cliente que retiraba papel a ese precio”.
Detalló que sus discusiones con Magnetto surgieron justamente por ese tema. "Yo sostenía que como cada diario tenía, y de acuerdo al convenio de sindicación, el 33 por ciento del poder, le correspondía a cada diario el 33 por ciento de la producción de papel, y después que decidiera cada diario qué hacer con ese papel, si vendérselo a uno de los sindicados o venderlo libremente en el mercado. Pero lo cierto era que Clarín se llevaba más de 8 mil 500 toneladas de papel", puntualizó.
Relató luego como fue despojado de su diario mediante una maniobra de sus propios abogados, con la connivencia de un juez que vendió las acciones de Papel Prensa, cosa que no podía hacer; a Clarín y La Nación , en un precio tan vil de 6 millones de dólares por el 13 por ciento del paquete accionario".
Explicó que al juez del concurso de La Razón "se le pidió juicio político en el año 1990-1991. Hay una resolución del 18 de julio de 1991 de la Corte Suprema donde ordena el enjuiciamiento del juez Foiguel López por las irregularidades cometidas en la transferencia del paquete accionario de José Pirillo y de Papel Prensa".
De la misma manera Lidia Papaleo de Graiver comentó los pormenores de una reunión que mantuvo "con un señor de La Nación muy alto, Campos Carlés" y con Magnetto. "Yo siempre he dicho que me acuerdo más de los ojos y de la cara de Magnetto que la de mis torturadores. Él me dijo que tenía que firmar".
Recordó que "al día siguiente, nos reunimos de nuevo y Sofovich que era de Clarín me llevó a la salida y, estaba el contador mío, me dijo: "¿usted sabe cómo fue la historia de Clarín? Usted ahora se va de acá. Tome un avión a donde pueda, y que después alguien se ocupe, pero váyase ya”. “Esa noche me secuestraron".
Indicó que en esa reunión "estaba el gordito Mitre de La Nación, Carlés, Sofovich, estaba Magnetto. Estaban todos, pero no juntos. A mi me llevaron siempre a La Nación". Reveló luego que nunca tuvo una reparación total del patrimonio perdido, sólo "una reparación parcial dispuesta por el gobierno" y que "hay bienes que todavía no se han podido recuperar. El acuerdo al que llegamos con Alfonsín tuvo idas y venidas hasta 1989".
"Del capital que teníamos a la muerte de David sólo cobramos un 20 por ciento. Ahora estoy buscando algunas cosas de recuerdo para mis nietos. Trabajo, porque me gusta y mi gran ilusión es que Papel Prensa sea verdaderamente una gran empresa", señaló finalmente.

La Carta de Lidia Papaleo de Graiver a la Secretaría de Comercio Interior
“La Verdad de Papel Prensa”, fue el titulo con que el diario Tiempo Argentino publicó la carta de Lidia Papaleo el viernes 6 de agosto último.

“Señor Secretario de Comercio Interior / Señor Licenciado Mario G. Moreno
S/D
De mi mayor consideración:
Tengo el agrado de dirigirme a Usted, a los efectos de cursarle la presente nota, a los fines de que la misma sea considerada como un aporte a la investigación que está llevando adelante.
El presente relato comienza con la muerte de mi marido, David Graiver, momento en el que vivíamos junto con mi hija menor de edad María Sol, en México. A partir de allí comencé a sufrir terribles presiones vinculadas a nuestros bienes, entre los que se encontraba Papel Prensa SA.Debo destacar algo muy importante sucedido en la vida de mi esposo.
En una reunión social en México, en la hacienda del Señor Gabriel Alarcón (uno de los más importantes hombres de negocios de dicho país), en presencia de la firmante y de su propia familia aconseja lo siguiente en forma textual: “David, vendé Papel Prensa porque te costará tu vida.” La firmante quedó sumamente sorprendida y preocupada. De ello se desprende que este fue el primer aviso que tuve acerca de la problemática de tal empresa.
A partir de la muerte de David comencé a sufrir presiones, lo que me llevó al convencimiento de que se acercaban momentos muy duros, pero no de la magnitud de los que después vivimos.Posteriormente, en viajes a Nueva York, donde había residido largo tiempo, amigos estadounidenses me aconsejaban que no retornara a Buenos Aires. Para ellos, no estaban dadas las condiciones ni tenía garantías de que las autoridades iban a ver con buenos ojos que el grupo económico se reordenara.
En ese momento, mi hija tenía 22 meses de edad, mi hermano Osvaldo, uno de mis posibles apoyos, se encontraba detenido en la cárcel de Caseros, a disposición del Poder Ejecutivo, y todo el grupo familiar estaba desquiciado por las presiones por parte de la Junta Militar.Ante ese panorama, y porque no tenía nada que ocultar, retorné a la Argentina el 16 de septiembre de 1976, convencida que esta es mi tierra, el país de mi hija y que actuando con calma y asesoramiento podía superar el mal trance. Nada más lejos de la realidad.
Apenas instalada en las oficinas centrales de las empresas, advertí que los reclamos eran diversos, realizados en medio de un clima de crisis económica de las empresas y al no haber participado de la actividad empresaria de David, no tenía suficiente conocimiento ni capacidad comercial para manejar tantos frentes de tormenta.
Inmersa en los acontecimientos descriptos, es cuando los diarios Clarín, La Nación y La Razón comienzan a ejecutar un plan destinado a apoderarse de las acciones de Papel Prensa SA, de las cuales mi esposo David era dueño en un porcentaje importante que le permitía tener el control societario de la empresa.
Además, este operativo involucraba, antes que nada, la intención de la Junta Militar de apadrinar ese despojo y no trepidaron en utilizar todos los elementos de extorsión, intimidación y amenazas a su alcance para lograr el objetivo.
Recuerdo que me contactó un intermediario, Guillermo Gainza Paz, que no era el dueño del diario La Prensa , quien me transmite la intención de compra de terceros, del paquete accionario de Papel Prensa SA.Posteriormente, el Sr. Francisco Manrique, que había sido ministro de Acción Social de la Nación y con el cual David trabajó como Secretario General, convocó a mi cuñado Isidoro Graiver para decirle que sus amigos de las Fuerzas Armadas, me recomendaban realizar esa venta, porque el grupo Graiver era mal visto por las autoridades y que estaba siendo investigado.
En circunstancias en que concurrí a darle el pésame, por la muerte de su esposa, me reiteró dicha sugerencia.En ese contexto, me entrevisté con el ex presidente Lanusse para pedirle consejo por la situación en la que me encontraba, y me expresó que me veía mal posicionada y que solicitara una audiencia con el Tte. Gral. Videla para interiorizarlo del tema Papel Prensa SA. Aunque gestioné el pedido de audiencia por la mesa de entradas de la Casa de Gobierno, nunca obtuve respuesta.
Mientras tanto, continuaban las amenazas anónimas en las que me decían que, si no vendía, mi hija María Sol corría peligro de muerte y se agregaban otros operadores que me presionaban para concretar las ventas.
El Sr. Martínez Segovia, que era presidente de Papel Prensa SA, me citó en esos días, a un almuerzo en un hotel céntrico, para comunicarme que venía en representación del ministro de Economía Martínez de Hoz y que debía decidirme a firmar la cesión de las acciones de Papel Prensa SA.
Tal decisión era impuesta desde el Ministerio de Economía del Proceso, quienes habían hecho saber que las acciones debían cederse a empresarios argentinos que no pertenecieran a la colectividad judía. Dado los hechos que se vivían en el país, tomé conciencia que las amenazas de muerte, tanto para mi hija como para mí, eran auténticas.
En ese estado de terror fui citada para el día 2 de noviembre de 1976, por la noche, a una reunión en las oficinas de La Nación, conjuntamente con los integrantes de la familia Graiver. Encontrándonos en un amplio salón de reuniones, nos distribuyeron separadamente, de modo tal que los padres de David por un lado, Isidoro con Campos Carlés (quien invocaba ser apoderado de La Nación) por otro. Yo con Magnetto de Clarín, en otro aparte, donde coloquialmente me aseguró: “firme o le costará la vida de su hija y la suya.” No había chances.
También sabía que habían presionado al Sr. Rafael Ianover, vicepresidente de Papel Prensa SA, un hombre leal con la familia, que era depositario de acciones, como testaferro.En la mencionada reunión en La Nación se suscribe un boleto de venta sobre el cual jamás pude opinar, no sobre el precio ni sobre los términos del mismo ni sobre la forma de pago, como tampoco ningún abogado de mi parte pudo verlo antes. Lo tuve que firmar sin siquiera haberlo leído.
Posteriormente, el asesor de menores en la sucesión de David, no autorizó la venta por considerar bajo el precio y el juez ordenó que se hiciera una tasación por el BANCO NACIONAL DE DESARROLLO, quien confirmó que el precio era por demás exiguo.La forma de pago no permitía ni siquiera pensar que se trató de una operación habitual en el comercio, solo pagaron U$S 7000 –como primera entrega sobre un precio total de U$S 1.000.000–, destaco que ni siquiera era el 1%. Era una entrega absoluta, por nada, y sin chance de poder negociar. Todo lo que siguió en esta venta fue similar.
Quiero también destacar que era necesario que yo solicitara, como administradora del sucesorio, la autorización en dicho expediente, por tratarse de bienes de mi hija menor de edad y es por ello que siguieron ejerciendo amenazas y presiones, a través de distintos personajes que me forzaban a ratificar ese acuerdo inicial y en el correr del tiempo llegamos al mes de marzo, donde se ingresa en el sucesorio el escrito para lograr la autorización.
También deseo dejar constancia que el Dr. Jorge Rubinstein, que era el segundo de David, en los meses finales de 1976, sufrió un grave y sospechoso accidente, y que el mismo no me pareció casual porque él también estaba amenazado. Lo cual lo apartó por meses de la dirección del grupo, tareas que no pudo cumplir, quedando acéfala la conducción del grupo económico. Luego fue detenido ilegalmente, falleciendo por las torturas en cautiverio, no habiéndose nunca investigado dicha muerte.
Deseo aclarar que, cuando se realizó el inventario en el BANADE, ignoraba qué había en el interior de la caja de seguridad, pero tenía total conciencia que debía comunicar al juzgado del sucesorio todos los bienes que pertenecían a mi marido, de acuerdo a lo que le había aconsejado el Dr. Miguel Anchorena, letrado de la sucesión.
Quiero finalizar este relato, afirmando una vez más, que todo lo que ocurrió en Papel Prensa SA, a partir de mi cautiverio (14 de marzo de 1977) que nunca hasta el 20 de mayo de 2010 estuve en el lugar, ni concurrí a ninguna Asamblea. Por otra parte, durante mi desaparición con detención fui objeto de torturas que me provocaron graves quemaduras en mis genitales, abdomen y pechos, y que los golpes recibidos provocaron un tumor cerebral, el cual se me operó en la cárcel.
Todo el horror que fue mi vida después de mi secuestro es indescriptible en la serie de perversiones, vejaciones y tormentos a la que fui sometida, no obstante que deseo concluir con la presente reiterando que prefiero ver los ojos y la cara de mis torturadores, antes que ver los ojos de Magnetto en el momento en que me amenazaba para que firmara.
Sin otro particular, lo saludo atte.
Lidia Elba Papaleo”.
Fuente:Ag.Nova

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