2 de septiembre de 2010

LA PAMPA: RESPONSABILIZAN A LA SECRETARÍA DE DD.HH. POR DEMORAR INFORME DE REPRESOR.


Los miembros de ese tribunal difundieron un escrito en el que responsabilizan a la secretaría a cargo de Rubén Funes de haber guardado el informe durante casi un mes con la intención de beneficiar al médico acusado.
El informe que beneficia a Aragón
La Secretaría de Derechos Humanos tiene el informe en su poder desde el 4 de agosto, aunque recién lo presentó el 29 de agosto.
Por medio de ese escrito Aragón, acusado de colaborar con los represores durante la útlima Dictadura, evitaría ser investigado por la justicia.
La demora en la presentación del informe de Aragón les dejó poco margen a los abogados querellantes para poder refutar su contenido.
La actuación de la secretaría resulta de esta manera más funcional a los intereses del Gobierno Provincial, que mantiene al médico Miguel Aragón como jefe de Sanidad a pesar de las denuncias, que a la búsqueda de la verdad y el interés de las víctimas.

El médico Atilio Cornachione, un testimonio tenso y con baches

El médico Atilio Cornachione, integrante de Sanidad Militar desde el año 1975, negó haber visitado víctimas o detenidos en la Seccional Primera de Policía.
Según su versión, había pedido la baja ante de llegar al Regimiento de Toay y lo trataban de “antisociable” porque no iba a comer asados con los oficiales y militares. Cornachione quiso involucrar a otro médico: “hay un teniente primero, Chueca que es el eslabón perdido. Nadie lo nombra”.
Además dijo que la ex celadora Hermeinda Gándara, quien lo señaló porque visitaba la Seccional Primera y atendía detenidos y torturadas de la Subzona 14, lo conoce bien: Gándara es su paciente y además vivie a tres cuadras de su consultorio en Toay.
En su testimonio, el médico no dio algunos apellidos sino hasta que le repreguntaron y escondió. Dio otro datos vagos como que Aragón pudo pasar por La Pampa cuando “iba para Mendoza” por el conflicto del Beagle (en el año 1978) y se calló el nombre del médico que lo precedió, a quien de alguna manera quiso incriminar. Durante le testimonio de Cornachione, ante las preguntas del abogado Miguel Palazzani hubo cruces entre los abogadores defensores y el Tribunal y las defensas con las querellas. El ex médico militar dijo que se recibió en Córdoba en 1973 y que se incorporó a sanidad militar en Misiones. Llegó a La Pampa en junio de 1977, dos días antes de la nevada de ese año. “Cuando vine ya había pedido la baja. Era un trámite que llevaba mucho tiempo”, dijo.
Además de decir que era un trámite que llevaba mucho tiempo -aunque no explicó porqué- dijo que “era mla visto”. Fue médico militar en el Regimiento de Toay entre junio de 1978 y la navidad de 1978. Pero dejó varios dichos inconsistentes en su declaración.
Por ejemplo después de asegurar que estaba “mal visto” pedir la baja, aseguró que el jefe del regimiento, coronel Fabio Iriart “le hizo un favor”, ya que lo dejó trabajar mediodía en su consultorio. Esto a pesar que, aseguró Cornachione, había mucho trabajo en el regimiento con la atención de los soldados, el personal militar y sus familias y además la atención de los vecinos del barrio San Martín, frente al regimiento.
El médico primero se refirió “al jefe” sin nombrarlo al coronel Iriart: fue necesario que le preguntaran expresamente quien era su jefe para que dijera “el coronel Iriart”.También, para decir que tenía cierta distancia con los oficiales y jefes del regimiento -a pesar que era jefe de Sanidad-, Cornachione dijo que “no iba a laas reuniones informativas”. Un abogado querellante le preguntó que eran las reuniones informativas y quienes iban a esas reuniones: “no sé porque no iba”.
Pero ante la insistencia de la querella comenzó a recordar, a decir que sabían quienes iban porque había un regla nemotécnica: “un oficial jefe, un oficial de inteligencia, un oficial operativo y un oficial de arsenal”. El abogado defensor Hernán Vidal -reiterado defensor de los acusados de delitso de lesa humanidad- iba enumerando con los dedos, al ritmo de las palabras del ex médico militar.También agregó que las reuniones eran ”en la mayoría”, donde el coronel Iriart tenia su oficina. Probablemente, dijo, Iriart participaba de esas reuniones.Además dijo que lo trataban de “antisociable” porque no iba a los asados de los oficiales. Una vez le dijo a Jáuregui -uno de los compinches del jefe de Policía, Luis Balaraldini en la actividad de salto a caballo- que prefería estar bien para “atender a su hija y no ir a chupar”.Otros de los resbalones de la declaración de Cornachione fue cuando habló de su traspaso de mando y si el médico Miguel Aragón estuvo en el regimiento en el año 1978. - Me fui en la Navidad de 1978, dijo Conrachione.- ¿Lo vio a Aragón?- Sí.- Pero Aragón llegó en marzo de 1979. - ....
El nombre de Acosta
Cornachione relató que fue leyendo la revista El Fisgón que se enteró que su nombre aparecía mencionado en el grupo de Tareas de la Subzona 14. “Casi muero de un infato”, dijo. La revista mencionaba la investigación de Marcelino Decoroso Acosta.
Cornachione dijo que se entrevistó con Acosta (allí dijo que Marcelino Acosta fue con un ‘matoncito’) y que le mandó una carta documento. Pero que nunca le quiso hacer juicio: “no apagués un fuego con nafta”. Es decir nunca quiso que se dilucidara esos hechos hace 10 años.
Cuando le leyeron el testimonio de Hermelinda Gándara, quien lo acusó de visitar los detenidos en la Seccional Primera y atender a los torturados, Cornachione se pudo nervioso: se rascó fuertemente la mano cuando decía que Gándara mentía. Allí reveló que la ex celadora que lo acusa lo conoce bien: es su paciente (lo fue hasta hace tres meses) y vive en Taoy a tres cuadras de su consultorio. Además ya lo conocía desde que apenas pisó La Pampa: Hermelinda Gándara estaba destinada en la comisaría de Toay.

Uno de los testigos presionados relató las torturas

"Cuando la levanté se sentía que le caía la sangre al piso”, dijo el ex policía Ramón del Valle Carra. Relató así como vió a la arquitecta Ana María Martínez en una celda de la Seccional Primera, a quien llevó al Hospital Lucio Molas luego de haber sido tortura y desobedeciendo órdenes de los oficiales, lo que le costó que lo empezaran a pasear por diferentes destinos y funciones policiales. Reveló que en al año 1984 declaró bajo presión ante el sumario administrativo, pero ratificó que sabía que en la seccional Primera se torturaba.
Del Valle Carra, que hoy tiene 70 años, era un agente policial el rango más bajo de la policía en el año 1976. Estaba destinado a Sanidad Policial, en la Seccional Primera donde manejaba la ambulancia y era el encargado de los calabozos. Tenía 36 años y era analfabeto por esos días. Estuvo en la policía 22 años, hasta febrero de 1996.
Su testimonio fue preciso en algunos hechos, el relato de la atención a Martínez (novia de Hugo Chumbita) y lo que le comentaban las celadoras de lo que ocurría con los detenidos de la Subzona 14, fue esquivo a la hora de describir el rol de los policías pampeanos.
En relación al incidente con Ana María Martínez -secuestrada en capital Federal y trasladada a La Pampa por un grupo de tareas- dijo que la celadora Dolly Giglione de Toldo lo fue a ver. Lloraba porque tenía una detenida en grave estado. “Me vino a ver la celadora Toldo, llorando. Se asustó. Tenía una detenida, Martínez, que estaba golpeada. Agarré la ambulancia y la llevamos porque sino se moría”, dijo.
Cuando los médicos levantaron las sábanas, Carra pudo ver el cuerpo de la mujer. “Estaba toda picaneada. En los pechos, en los pies. También dijeron que la habían picaneado en la vagina”, dijo. Para describir el estado dijo que “cuando la levanté se sentía la sangre que caía en el piso. Sino la llevábamos se moría”, dijo el ex policía. Dijo que la celadora se descompuso al ver las marcas de la tortura.
Definió que haber llevado a Martínez al Hospital “fue un error”. “Me destinaron a dos leguas de Agua Escondida (en el oeste pampeano, detrás de La Humada, poco antes del límite con Mendoza). Pasó un camión en tres días”, dijo, desatando la risa del público. Se sabe que los castigos en la Policía de La Pampa se miden en kilómetros, desde Santa Rosa hacia el oeste. Incluso ya no tuvieron en cuenta su padecimiento, era enfermo del Mal de Chagas, por lo que no podía tener esfuerzo físico ni someterse a intensos fríos.
Carra contó que sabía que había torturados y torturadas en la Seccional Primera. “Las celadoras nos ‘tiraban’ (decían) algo. Pero había miedo, de hablar entre nosotros”, dijo. Mencionó al cabo Carlos Sotelo, como uno de los compañeros de trabajo. “Decía que si le erramos en una, terminamos con ellos”, dijo carra en referencia a las víctimas de la Subzona 14.Además dijo que la celadora Nilda Stork le contó que escuchaba gritos de las torturas a la noche.
FuentedeOrigen:ElDiariodeLaPampa
Fuente:Agndh

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