19 de octubre de 2010

BRASIL.

 Sondeos reducen distancias entre Rousseff y Serra
El "Gran Elector" de Brasil, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, corre el riesgo de recibir una sorpresa desagradable en la votación de la segunda vuelta de las elecciones, de acuerdo con los últimos sondeos.

Las encuestas divulgadas hasta ahora han mostrado que la distancia entre la oficialista Dilma Rousseff y el socialdemócrata José Serra se redujeron de 14 puntos porcentuales en la primera vuelta, a cerca de 6 por ciento en los últimos días, a dos semanas de la segunda vuelta.


Aunque los institutos de opinión pública se equivocaron en diferentes grados en la primera votación, las reacciones de los candidatos indican que ahora no deben estar muy lejos de la realidad.


Lula da Silva, quien tiene el apoyo de cerca de 80 por ciento de la población, decidió personalmente quien sería la candidata de su partido para sucederlo, incluso afirmó que obtendría la victoria en la primera vuelta.


Una serie de factores, entre los cuales se destacó la postura agresiva del presidente Lula, al atacar en el último mes de campaña con fuerza a sus adversarios, a la prensa y a los formadores de opinión, al señalar que "la opinión pública somos nosotros", produjo un resultado muy diferente.


La soberbia y postura agresiva del presidente alejaron al electorado menos parcial que, según el aliado de Lula Roberto Requiao, senador electo por Paraná, quería tener de vuelta al "Lulinha paz y amor" que consiguió vencer las dos elecciones anteriores.


Al final de la campaña el tema de la legalización del aborto adquirió peso, cuando la prensa recordó que Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), defendió esa posición en 2008, contrario a lo que sostiene ahora.


Pasada la primera vuelta, sectores de la iglesia católica y de las varias iglesias evangélicas decidieron que había llegado la hora de poner a los candidatos finalistas contra la pared y exigirles una definición clara sobre el tema.


Para el socialdemócrata José Serra eso no fue un gran problema, ya que su posición conservadora lo mantuvo lejos de los defensores de la flexibilización de las leyes sobre el aborto y sobre el casamiento de homosexuales, otro tema sensible.


En el caso de Rousseff las cosas eran distintas, ya que sectores importantes de su partido, entre ellos la senadora electa Marta Suplicy, habían defendido e impulsado leyes modernizantes sobre los dos temas.


Rousseff tuvo que pasar por la incomodidad de que, en una reunión con líderes religiosos en la que participó Lula, se le exigió la divulgación de una "carta de intenciones" para comprometerse a no apoyar ninguna de las dos cosas.


Con esto, las cuestiones religiosas adquirieron en la campaña previa a la segunda vuelta una importancia que no habían tenido en las últimas décadas, al marcar un sensible retroceso en la discusión política.


La campaña de Serra adquirió un nuevo aliento, reflejado en los gráficos de las intenciones de voto.


Quienes admiten la posibilidad de una victoria de la oposición ya no son considerados víctimas de alucinaciones electorales.


En cambio Rousseff, después de la divulgación de su carta a las iglesias, ha adoptado una postura defensiva y acentuó de tal modo sus exteriorizaciones de sentimiento religioso que corre el riesgo de provocar rechazo por su exageración.


El "Gran Elector" Lula había desaparecido de la campaña, después de la frustrante primera vuelta, y sólo ahora ha vuelto a participar en ella, al proponer algunos cambios en la estrategia y eludir su responsabilidad.


"El hecho es que todos nosotros nos equivocamos en ese proceso. Fue un error colectivo, hubo una desmovilización y ahora no cabe que se quede buscando a los culpables", dijo en una reunión del comando de la campaña.


El hecho es que la victoria electoral del gobierno, previsible un mes antes de la primera vuelta, se desvaneció en el aire y por primera vez el socialdemócrata Serra tiene la posibilidad de conquistar a la mayoría de los electores.


Dilma Rousseff también tiene posibilidades de un triunfo, sin embargo el clima que domina a la militancia del PT, otrora la más aguerrida del país, es pesimista.
Fuente:Argenpress                                              

No hay comentarios: