22 de octubre de 2010

INFORME ESPECIAL: EL ASESINATO DE MARIANO FERREYRA.

TRISTEZA Y BRONCA
Por Miguel Jorquera

Masiva marcha a Plaza de Mayo en repudio por el asesinato de Mariano Ferreyra. Estuvo encabezada por los partidos de izquierda, organismos de derechos humanos y organizaciones sociales. Tras la manifestación, en Trabajo se firmó un compromiso para revisar los despidos de los tercerizados en conflicto.
MARCHA EN REPUDIO AL HOMICIDIO DEL MILITANTE DEL PARTIDO OBRERO ASESINADO POR UNA PATOTA DE LA UNION FERROVIARIA EN AVELLANEDA

“Por juicio y castigo a los asesinos de Mariano”
Encabezadas por partidos de izquierda, organismos de derechos humanos y organizaciones sociales junto a la CTA, miles de personas se concentraron en Plaza de Mayo. La dirigencia del PO reclamó una entrevista con la Presidenta.
Miles de personas corearon la vieja consigna de ponerle fin a la burocracia sindical. El dirigente del PO, Jorge Altamira, fue el único orador.

Imagen: Sandra Cartasso
Poco antes de las seis de la tarde, la cabecera de la columna, formada por dirigentes de los partidos de izquierda, centroizquierda, organismos de derechos humanos y movimientos sociales, arrancaba en Corrientes y Callao la marcha para reclamar el “juicio y castigo a los asesinos de Mariano Ferreyra”. Pero casi un centenar de obreros tercerizados del ex Ferrocarril Roca con sus uniformes y cascos de trabajo se pusieron al frente de la movilización desplegando su propio cartel: “No más despidos. Todos a planta permanente”. El mismo cartel y la misma consigna con la que el miércoles intentaron cortar las vías del Roca en Avellaneda, donde una patota de la Unión Ferroviaria los corrió y los “emboscó” a tiros en Barracas, matando a Mariano e hiriendo gravemente a Elsa Rodríguez. Atrás se izaban decenas de pancartas con la fotografía del pope sindical de los ferroviarios, José Pedraza –a quien señalan como el “autor intelectual” del asesinato–, con traje a rayas y tras las rejas. Más atrás, donde se desplegaban las columnas de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), miles de personas coreaban la vieja consigna de ponerle fin a la burocracia sindical.

“Reclamamos el esclarecimiento inmediato de este nuevo crimen que le costó la vida a Mariano Ferreyra, militante del Partido Obrero. Como otros heridos de bala, algunos en estado gravísimo, fueron atacados a mansalva por una patota armada perteneciente a la cúpula de la Unión Ferroviaria dirigida por José Pedraza, que actuó impunemente en una zona liberada por la Policía Federal, lo cual plantea la responsabilidad del gobierno nacional.”Así reza la declaración conjunta que se leyó en Plaza de Mayo y que lleva la rúbrica de más de 200 partidos de izquierda, organismos de derechos humanos, movimientos sociales, centros de estudiantes, gremios y comisiones obreras.

El silencio atravesó a la multitud cuando desde el escenario alguien repasó la “intensa” militancia de Mariano Ferreyra y su “compromiso con la lucha y la vida”. El joven asesinado se sumó a la militancia cuando lo “sacudió” la crisis de 2001, participó en la formación del centro de estudiantes del colegio secundario Simón Bolívar de Sarandí, igual que en la sede del CBC de la UBA en Avellaneda, donde “fraternalmente lo llamaban ‘el jefe”’. “No puedo creer que con sólo 23 años te despidamos con ‘un hasta la victoria siempre’”, soltó entre sollozos la locutora. El único orador del acto en la plaza fue Jorge Altamira. El histórico dirigente del PO reiteró lo que había dicho a lo largo de casi toda la marcha: “Las organizaciones que estamos aquí le hemos pedido audiencia a la Presidenta de la Nación, le hemos dicho que al final de esta movilización reclamamos una entrevista con la Presidenta para que nos diga cuál es la responsabilidad que piensa tomar para mandar a la cárcel y que se pudran ahí todos los asesinos y no hemos recibido respuesta positiva. Ya pasaron 20 horas y no hay nadie preso”. Ya habían rechazado un encuentro con el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y volvieron a insistirle al secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli –que ofició de nexo–, que sólo querían una entrevista con la Presidenta.

“Hoy no queremos una Casa Rosada fluorescente. No queremos un festival para turistas. Queremos una Casa Rosada de luto porque hemos perdido un hijo nuestro, carajo”, concluyó Altamira, después de recordar los asesinatos, hace ocho años, de los jóvenes piqueteros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán y agradecer la solidaridad de todas las organizaciones que se movilizaron.

En el arranque, la cabeza de la columna ya ocupaba una cuadra de la avenida Corrientes y se extendía por otras cuatro cuadras sobre todo lo ancho de la avenida Callao. Allí se encolumnaron los partidos de izquierda como el PO, MST, PTS, PC y PCR, luego las organizaciones sociales y más atrás el Partido Socialista, Nuevo Encuentro, Proyecto Sur, Libres del Sur y hasta de la Coalición Cívica, donde diputados nacionales y algunos militantes marcharon detrás de un viejo cartel de ARI.

Extendida sobre la calle Montevideo esperaba la extensa columna de la Federación Universitaria de Buenos Aires y La Plata. Sobre Corrientes se sumaron otras organizaciones como el Frente Darío Santillán, y a un costado de la 9 de Julio esperaban los militantes de Quebracho, Resistencia Popular y el Movimiento de Trabajadores Revolucionarios Mario Santucho.

“Yo vi a una persona que cruzó en diagonal la calle y comenzó a disparar contra nosotros. No tenía ropa de trabajo, estaba vestido de civil, común. No sé quién es, todavía no pude ver las filmaciones periodísticas”, repetía Nelson Aguirre, otro de los militantes del PO herido de bala en la emboscada y que dejó ayer por la tarde el Hospital Argerich para participar de la marcha en silla de ruedas con una foto de Mariano sobre sus piernas. Otro de los trabajadores tercerizados, Diego Cardía, era mucho más contundente: “Uno de los que disparó es de la patota de Pablo Díaz, el encargado de los talleres de (Remedios de) Escalada”, sostuvo. “Qué cagazo, qué cagazo, obreros y estudiantes como en el Cordobazo”, coreó la multitud en la Plaza cuando desde el palco se anunció que “diez mil personas marcharon por las calles de Córdoba”. Movilizaciones importantes también se repetían en Neuquén, San Miguel de Tucumán, Rosario y Santa Fe.

En la desconcentración, los cánticos volvieron a apuntarle al mandamás de la Unión Ferroviaria. “A vos te queda poco, Pedraza botón. A vos te queda poco, Pedraza botón. Sos un hijo de puta, sos peor que el patrón. Asesino de obreros, para vos paredón”, cantaban centenares de manifestantes sobre Avenida de Mayo al ritmo de “Loco, tu forma de ser” de los Auténticos Decadentes. Toda una metáfora.

Apostillas
- Motoqueros. En lo que ya es un clásico de las luchas ciudadanas, los motoqueros agrupados en Simeca (el Sindicato de Mensajeros y Carteros) también dijeron presente en la marcha de ayer. A las 16.30, bien puntuales, ya habían cruzado sus motos frente al Congreso, delante de la columna de la CTA. Vestidos de negro y con las chalequeras del sindicato, los cadetes se plantaron sobre la calle Entre Ríos y durante toda la movilización no dejaron de hacer sonar sus bocinas al ritmo de los bombos.

- Radicales, no. La llamativa comunión entre todos los partidos de izquierda presentes se transformó en una breve lucha conjunta cuando, llegando al Obelisco por la avenida Corrientes, los movimientos se cruzaron con una columna de la OTR, la organización sindical de la UCR. Al grito de “¡Sinvergüenzas!”, los radicales fueron abucheados por varios militantes, entre ellos los del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), quienes bandera en mano los acusaron de “hijos de puta”, entre otras cosas. El pequeño grupo radical se alejó del montón y culminó allí su apoyo.

- Quebracho. Las distintas columnas venían llegando a la plaza sin mayores problemas, hasta que a las 19 el grupo Quebracho se hizo notar. Primero esperaron sobre la Avenida 9 de Julio alrededor de fogatas que habían encendido en el asfalto con bolsas de basura acumuladas luego de varios días de paro de recolectores. Más tarde, unos cincuenta militantes de la organización que avanzaban por Avenida de Mayo se anticiparon al resto de los manifestantes y fueron corriendo hasta las vallas que rodean la Casa Rosada para intentar derribarlas. Con palos y cachiporras similares a las que tiene la policía, los encapuchados emprendieron la retirada cuando se acercó la guardia de infantería.

- Dolor. Una de las escenas más tristes que se vio ayer fue el llanto de Estefanía, la hija de Elsa Rodríguez. La familiar de la mujer que el miércoles recibió un balazo en el cráneo y que ayer continuaba en terapia intensiva (ver página 6) lloró durante toda la marcha, que encabezó junto a la columna del PO. Muy emocionada y preocupada por el estado crítico de su madre, se negó a hablar con la prensa y no subió al escenario que el partido montó de espaldas a la Casa Rosada.

- Hebe. La primera adhesión que se leyó en el acto principal fue la de la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. La presidenta de la organización envió su apoyo a los trabajadores tercerizados, repudió las patotas de la burocracia sindical y pidió “cárcel para los asesinos” de Marcelo Ferreyra. “Nos oponemos a las balas, vengan de donde vengan”, sostuvo.

OPINION
Historia criminal
Por Horacio González *
Sonidos de disparos al borde de las vías. Salen del socavón profundo de la política nacional. Pueden trastocar el curso de las cosas. Los hechos que llevaron a la muerte de Marcelo Ferreyra, militante del Partido Obrero, ocurrieron cerca del lugar donde asesinaron a Kosteki y Santillán. Muchos lo recordaron así, enlazando dos hechos no tan diferentes. Hay que agregar que en esa misma zona fue fusilado Julio Troxler en 1974. Eslabones diversos de una cadena que serpentea en las cuencas sombrías de la historia reciente. Pero, en este caso, no actuaron aparatos clandestinos del Estado ni fuerzas remanentes de represión, sino infames pandillas armadas en el interior de cenáculos políticos sindicales. No debe costar esfuerzo identificarlas –rápidamente– en cuanto a las responsabilidades directas y genéricas. Las ortodoxias duelísticas de las hinchadas de fútbol, tema recurrente del drama nacional, tampoco son ajenas a este oscuro despunte asesino. Y las policías. Estas nunca terminan de suprimir la corriente interna de pasividad, si no de simpatía, con que miran al gangsterismo calificado que opera como protección mafiosa de toda clase de entidades decadentes.

Se había sustraído a esas mismas fuerzas policiales represivas del conflicto social. Pero esto ya es menos de lo que se precisa. No es suficiente una actitud autocontenida. Bienvenida la sistemática prudencia. Pero no alcanza. No llega al fondo del problema quien suponga que la violencia de grupos privados, actuantes en oscuras cavidades sindicales, son costumbrismos que pueden calladamente mantenerse bajo control. Hay escalones que la política argentina conoce muy bien: primero el patoterismo especializado, luego la portación de armas, después la decisión misma de apretar el gatillo. Son estadios crecientes de una barbarie social que pueden o no recorrerse en su totalidad. Sobre ellos supo ensayarse una turbia tolerancia. Pero ahora esos peldaños pudieron transitarse como una serie finalmente consumada.

Este asesinato del joven militante es pues una cuestión de Estado. Exige conductas consonantes con la gravedad que esto implica. Un manto aciago vuelve a formarse sobre los estamentos y estructuras institucionales del país. No se había disipado enteramente. Es incompatible con cualquiera de los nombres, derivados y profundizaciones que querramos para la democracia. Es urgente remontar el camino que nos ha llevado al desmantelamiento del ferrocarril, crimen cultural ostensible. Pero es doloroso comprobar que si una muerte ilumina nuevamente esa grave falla de las políticas públicas, asalta nuestra conciencia la idea de que ninguna muerte debería ser necesaria para darnos cuenta de lo que abundantemente se sabe. ¿Qué se espera? ¿Qué esperamos para torcer estos infaustos destinos?

Es momento entonces de reponer entre todos la claridad de las palabras y actitudes. Desquiciadas pero poderosas instituciones sociales argentinas –tema sobre lo que atestiguan demasiadas direcciones sindicales corroídas– albergan en su corazón espurio el recurso a la violencia como principio para resguardar posiciones que ya no tienen aval colectivo. Marcelo Ferreyra es una víctima de esta configuración funesta. Mártir es. Mártir estudiantil-obrero. Inesperado corazón de nosotros mismos, de nuestros corazones percudidos. Su vida es el testimonio de la insatisfacción del sector cuantioso de la juventud argentina respecto, primero, de la forma estrecha en que se realizan las opciones laborales y existenciales, y segundo, de la tacaña manera en que las fuerzas políticas establecidas practican sus quehaceres. La muerte que le ha tocado nos rebaja y cuestiona a todos. Agrieta nuestra conciencia y pone un luto consternado en nuestros trabajos y compromisos.

Una muerte, esta muerte, sacude la conciencia política general. En varios planos. Un plano lo vemos en las palabras que se pronuncian reafirmando o buscando interpretaciones. Con razón, se mencionan los viciados mecanismos de antiguos poderes inertes que desfalcan las legítimas expectativas obreras. Otro plano lo vemos en el desafío que para todos los militantes políticos presupone hablar de una muerte que pone a luz los oscuros obstáculos que subyacen en una sociedad turbada. Surgen a veces muestras de un hablar político que redunda en afirmaciones que se dirían igual si esa muerte hubiera o no hubiera ocurrido.

Pero todos sabemos que ha ocurrido y que no siempre acuden a nuestra disposición las reflexiones y conductas adecuadas para evitar que ese asesinato quede apenas envuelto en expresiones costumbristas por la que todos ya atravesamos. Meramente confirmatorias de lo que ya sabemos o creemos saber. Investigación. Desde ya. Condenas. Desde ya. Proyectos para desmantelar los nódulos de complicidad burocrática e instrumental que abriga al tropel de asesinos asalariados. Desde ya. Pero, sobre todo, poder renovar la vida política con una cuota excepcional de esfuerzos, que espero que todos podamos recrear en nuestra conciencia. Porque se trata de ver esta muerte en singular, desde allí donde brota todo compromiso y fervor, desde ese momento impensado en que lo que no tenía que ocurrir ha ocurrido. En ese vértigo temporal deben situarse los nuevos conocimientos profundos sobre el borde último de las cosas. Pongamos entre paréntesis lo necesario de nuestras convicciones y actividades para abrirnos al modo en que la muerte de Marcelo Ferreyra exige designar de modos más eficaces e imaginativos esta coyuntura dramática de un país, que aun necesita dar su último grito de emancipación respecto de una historia criminal que lo acecha.

* Sociólogo. Director de la Biblioteca Nacional.


ASEGURAN QUE UN TESTIGO PUEDE IDENTIFICAR AL ASESINO DE MARIANO FERREYRA COMO INTEGRANTE DE LA PATOTA DE LA UNION FERROVIARIA
Todo apunta al taller de Remedios de Escalada
El abogado del Partido Obrero aseguró que un militante se presentará ante la Justicia para señalar quién le disparó a Mariano Ferreyra. La fiscal Caamaño reclamó colaboración de los testigos y se quejó de que declaren ante los medios y no en el tribunal.
Por Laura Vales
Delegados de la Unión Ferroviaria identificados por las cámaras de C5N: Jorge Krasacoski, Roberto Prado, Daniel González y Ricardo Arias.
Aseguran que un testigo del asesinato de Mariano Ferreyra pudo identificar que quien lo mató fue “el encargado del taller de Remedios de Escalada”. Así lo dio a conocer ayer Diego Cardías, uno de los trabajadores tercerizados despedidos del Roca, que difundió el dato en nombre de su compañero. La denuncia fue ratificada por Gustavo Mendieta, abogado del Partido Obrero, quien agregó que el testigo es un militante de la organización. Por otra parte, el canal C5N identificó en sus grabaciones a varios integrantes de la patota como miembros de la Unión Ferroviaria que trabajan en los Talleres de Remedios de Escalada. De esta manera, las sospechas apuntan todas hacia el mismo lugar.

Las denuncias tomaron estado público a través de los medios, y generaron un choque con la fiscal a cargo de la pesquisa, Cristina Caamaño, que se quejó de falta de colaboración con la Justicia. La funcionaria empezó a interrogar por la mañana a los testigos de lo sucedido, pero a medida que avanzaba el día fue juntando bilis porque ninguno de los que pasaban por su fiscalía decía poder reconocer a los atacantes, mientras las denuncias concretas se hacían por la televisión. Así, finalmente ella también apeló a los micrófonos. “Necesito que los que están denunciando vengan y declaren en la fiscalía lo que están diciendo por los medios”, advirtió. Como un termómetro de hasta dónde había llegado su malestar, acusó a los denunciantes de estar “usando la muerte de Mariano” para negociar con el Gobierno la reincorporación de los despedidos.

Consultado por Página/12, Cardías aseguró que el testigo clave va a presentarse a declarar. Contó que tienen identificado a quien mató a Mariano Ferreyra “con nombre y apellido”. “Todos los datos ya los tienen nuestros abogados, ellos van a aportarlos, y yo voy a declarar en cuanto me citen.”

Mientras tanto, las primeras declaraciones asentadas en el expediente sirvieron para que la fiscalía considerara probado que quienes atacaron salieron de la patota de la Unión Ferroviaria, despejando cualquier otra hipótesis. “Sabemos qué grupo fue el que atacó, lo que ahora nos faltan son nombres”, definió Caamaño. En las imágenes grabadas por C5N, el único canal que estuvo en el lugar, los investigadores no pudieron detectar a ninguna persona armada. Todavía les falta revisar videos de las cámaras de seguridad de la zona, pero la impresión es que difícilmente haya quedado un registro que sirva como prueba del asesinato.

En cambio, sí se comenzaron a conocer los nombres de algunos presuntos integrantes de la patota. Los periodistas de C5N revisaron las imágenes tomadas por el canal e identificaron a siete integrantes de la Unión Ferroviaria como parte del grupo que se enfrentó a los tercerizados y las organizaciones de izquierda que los acompañaban. Son casi todos delegados de la UF, de los Talleres de Remedios de Escalada. Entre los identificados por el informe aparece Jorge Krasacoski, congresal suplente de la seccional Sur del Gran Buenos Aires de la Unión Ferroviaria. Hay dos delegados de los Talleres, Ricardo Arias y Gustavo Alcorce. Otro de los señalados es Aldo Amuchéstegui, quien habría formado parte de la barra brava de Banfield y en la actualidad ocuparía el cargo de encargado de coches de Talleres. Finalmente, aparecen en las imágenes dos operarios de la misma dependencia ubicada en Lanús, Roberto Prado y Cristian Turquía. En las imágenes no se los ve disparando ni llevando armas, pero sí como parte del grupo que se juntó en Avellaneda para impedir el corte de las vías.

El titular de la Unión Ferroviaria, José Pedraza, debió mirar los mismos videos en la fiscalía. Dijo que no podía reconocer a nadie. “Las imágenes están borrosas”, argumentó.

Las armas
La autopsia del cuerpo de Mariano Ferreyra concluyó que no le dispararon apoyando el arma sobre su tórax, ni a quemarropa. Los peritos del Cuerpo Médico Forense extrajeron la bala, que fue enviada a la Gendarmería para realizar pericias que permitan determinar su calibre y la distancia a la que se efectuó el disparo.

Además, se determinó que el proyectil que hirió en la cabeza a Elsa Rodríguez es de una 38, un arma de guerra considerada de no fácil manejo.

Otro tema del expediente es el rol de la Policía Federal. La fiscalía ya la apartó de la investigación; la fiscal dijo que no trabajará con esa fuerza hasta que no esté claro cuál fue su rol, y sostuvo que investigará si hubo una zona liberada.

Casi todos los testigos que ayer declararon ante ella cuestionaron lo hecho por los federales. Lisandro Martínez, dirigente del PO, fue uno de los que se acercaron a dar su testimonio. “Vi a una persona tirando. Tenía unos 40 años, robusto, no gordo, de pelo cortito negro y tez blanca. Tenía una remera celeste con rombitos. Estaba cerca de los patrulleros y la policía no hizo nada”, contó al salir de la fiscalía.

También aseguró que podría reconocer al tirador si lo tuviera enfrente. En este sentido, ayer aparecieron varias personas que sostuvieron lo mismo y que, de ratificarlo en los tribunales, podrían dar impulso a la investigación.

Este es el caso de Nelson Aguirre, el herido que ayer fue dado de alta en el Hospital Argerich. “Vi a uno de ellos, que claramente salió de la columna de la patota y empezó a dispararnos”, relató ayer en la Plaza de Mayo, donde participó de la marcha. El militante aseguró que la patota se movió con la complicidad de la policía, aunque habrá que esperar para saber con cuánto detalle pudo ver al que le disparó y si puede servir en la causa judicial para identificarlo. Para empezar, la fiscal se quejó de que el miércoles, cuando lo fue a visitar al hospital, Aguirre le aseguró que no había podido ver quién le disparó.

El panorama de la investigación mostraba ayer estos dos carriles paralelos, el de la denuncia por los medios, con datos que generan la expectativa de llegar a identificar a los culpables, y el de una causa judicial que parece mucho más escasa de pruebas concretas. Se supone que estos cauces van a unirse y que la demora en presentarse a declarar de quienes pueden identificar a los que hicieron fuego será nada más que una demora. En la medida en que no aparezcan imágenes de los que dispararon contra Mariano Ferreyra, la declaración de estos testigos hará que pueda haber o no una condena.
Fuente:de todas las notas que preceden-Pagina12


GANAR LAS CALLES
Por Claudio Socolsky
Más de cinco mil rosarinos participaron ayer de la marcha para repudiar el asesinato del joven militante del PO, Mariano Ferreyra. "La reacción de la gente es un ejemplo de cómo hay que responder a las patotas", dijo uno de los oradores.
MASIVA MOVILIZACION EN ROSARIO PARA REPUDIAR EL ASESINATO DE MARIANO FERREYRA
Movilizados para que no haya impunidad
"Es el crimen de la patota sindical que ataca a la clase obrera", dijo Blanco, referente local del Partido Obrero, del cual era militante el joven asesinado en Avellaneda. "Pedimos justicia", señalaron desde la organización del acto.

"Juicio y castigo a los culpables", fue la consigna más escuchada ayer en el acto.

Con fuertes críticas a la burocracia sindical y al gobierno nacional, militantes de organizaciones políticas, gremiales, sociales y estudiantiles, repudiaron ayer en un acto realizado en la Plaza 25 de Mayo el asesinato del joven militante del Partido Obrero, Mariano Ferreyra, y exigieron su pronto esclarecimiento. El dirigente provincial del PO, Carlos Blanco, dijo que "el asesinato de Mariano no tiene nada que ver con ninguna interna gremial, es el crimen de la patota sindical que ataca a la clase obrera y a la lucha de los trabajadores". Blanco destacó "la respuesta inmediata por parte de todas las organizaciones que ganaron las calles de todo el país, un ejemplo de cómo hay que responder a esta barbarie que son las patotas y el ataque a luchadores". Por su parte, el secretario General de la CTA Regional Rosario, Gustavo Teres, pidió "el juicio y castigo a los culpables intelectuales y materiales de esta masacre, y exigimos la reincorporación de todos los trabajadores ferroviarios".

En el marco de la jornada nacional de protesta convocada por la CTA, una masiva movilización marchó hacia la Plaza 25 de Mayo para realizar un acto por el asesinato de Mariano Ferreyra. "Juicio y castigo a los culpables, fuera la patota y la burocracia sindical", rezaba la bandera que encabezó la marcha.

Militantes portando banderas del PO, PTS, PCR, MST, PSA (Proyecto Sur), PC, CTA Rosario, Amsafé, COAD, Sindicato de Prensa, CCC, APDH, Barrios de Pie, Libres del Sur, Vox, ALDE, Santiago Pampillón, Martín Fierro, y los trabajadores despedidos de SanCor, partieron desde la Plaza San Martín cantando "a Mariano Ferreyra lo vamos a vengar, con piquetes y la huelga general".

"Más de 5000 trabajadores y estudiantes hemos recorrido las calles de la ciudad para pedir justicia", señalaron desde la organización del acto mientras las columnas se acomodaban en la Plaza 25 de Mayo. "Mariano no se murió, sigue vivo en la lucha la puta madre que lo parió", cantaban los militantes frente al Palacio de los Leones.

En primer término se leyó un comunicado que se leyó en las diferentes movilizaciones que se realizaron en todo el país, en el que señalaron que "no debe haber impunidad, por eso nos movilizamos, unitaria y solidariamente hoy: Juicio, castigo y cárcel a los responsables materiales e intelectuales de este asesinato".

En su discurso, Blanco sostuvo que "la burocracia de Pedraza utiliza a estas patotas para defender un negociado con las tercerizaciones donde ellos cobran una alta comisión. Pero para que esta patota pueda actuar en forma impune tuvieron que tener una zona liberada, y esto denuncia la complicidad del gobierno nacional".

Según Blanco, "este método de atacar a los que luchan con patotas no es nuevo, ya lo utilizaron cuando fueron luchas nacionales, y como lo hicieron acá en Rosario con los compañeros de Atilra. En ese momento también hubo una zona liberada para que pudieran venir a liquidar una organización sindical combativa".

El dirigente del PO señaló que a partir de la muerte de Ferreyra hubo una respuesta inmediata por parte de todas las organizaciones que ganaron las calles de todo el país. "Por eso, llamamos a reforzar la lucha para que efectivamente podamos imponer el juicio y castigo a los responsables, y que se extienda por todo el país la lucha para terminar con la precarización laboral y poder echar a la mierda a la burocracia sindical y a sus patotas de nuestros sindicato", agregó.

Por su parte, el secretario General de ATE Rosario, Jorge Acedo, consideró que llegó al acto "con la bronca de saber que mataron a otro de nuestros compañeros, pero también que hay que aprender que el que murió peleando vive en cada compañero, y sólo la lucha y la organización lo va a poner en un lugar distinto". El dirigente gremial dijo que "la mayoría de la clase trabajadora tiene prohibido organizarse, es precarizada, y el gobierno mira para otro lado".

Según Teres, "en el medio del dolor y la indignación que provocan este tipo de hechos, afirmamos que esto sucede porque hay una patronal que despide y precariza, que viene maltratando a sus trabajadores y negrea".

Encabezaron la marcha, además de Blanco, Acedo y Teres, el concejal de Proyecto Sur, Alberto Cortés, la dirigente del PTS, Josefina Luzuriaga, el referente de la CCC, Eduardo Delmonte, y el secretario de Derechos Humanos de la CTA Rosario, Gustavo Brufman.
Fuente:Rosario12


La cara de Mariano Ferreyra, herido de muerte
por Daniel Cadabón
La cara del compañero Mariano Ferreyra, herido de muerte, es la cara de Maxi y Darío, asesinados en 2002 a pocas cuadras de este nuevo crimen. Los autores, también son los mismos: el frente único entre la burocracia peronista, en la conducción del estado, y sus fuerzas de seguridad. Hasta los actores se repiten, Aníbal Fernández (hoy ministro de Kirchner como antes de Duhalde) y las policías provinciales y federales.

Los progresistas, que desde el 2003 intentan convencer a la sociedad con argumentos infames que con concesiones económicas y políticas lograrían meter razón a los burócratas sindicales para que se pasaran al campo nacional y popular, han bebido el amargo jarabe que siempre termina por imponer la realidad. Lo que pasó fue al revés, los burócratas los pasaron a ellos al campo de la triple A.


La presidenta declaró que está dispuesta a ir hasta las últimas consecuencias para investigar la balacera que terminó con la joven vida de Mariano Ferreyra, las gravísimas heridas, que mantienen en coma farmacológico a la compañera Elsa Rodríguez y otros trabajadores. No le tiene que resultar difícil; los asesinos estuvieron presentes en el Luna Park, en esa recreación popular de la Juventud Sindical Peronista, que logró algo impensado hasta para los más optimistas de la derecha peronista: la autocrítica presidencial, quien desde el escenario se lamentó por no haber estado junto a ellos en los ´ 70; y estuvieron días después en River, entre la juventud sindical moyanista.


La presidenta los tuvo enfrente en dos oportunidades y si seriamente quiere buscarlos le basta con recorrer la lista de los rentados que participaron en esos actos a los que subsidia con los fondos que les niega a los jubilados.


La impunidad que brinda el poder, las alianzas por los negocios, la complicidad con las fuerzas represivas, despeja cualquier duda al sicario para de apretar el gatillo y cometer un crimen político.


Si se quiere, es así como funciona la inseguridad, el asesinato del compañero Mariano Ferreyra es un ejemplo. La policía se reconoce con los asesinos y les deja la zona liberada; los asesinos disparan a cuenta de sus patrones y después se van a brindar juntos. Todos cobran por el botín. Todos beben de la misma sangre.


La burocracia sindical ferroviaria actuó en este caso como policía del kirchnerismo y de sus propios intereses patronales, como comisionistas que han trasformado los sindicatos en agencias de colocaciones a bajo costo para las empresas.
La burocracia es experta en esto de hacer el trabajo mafioso. Trabajaron en esto con la triple A.; pactaron con los milicos de la dictadura genocida; privatizaron con Menem; actuaron como grupos de choque y rompehuelgas.


El uso de patotas no es nuevo en la historiografía kirchnerista; Santa Cruz esta llena de historias sobre este accionar. Pero el kirchnerismo no es original en esto de agrupar a estas bandas. Las patotas burocráticas expresan lo más reaccionario de la historia peronista.


JSP, institución del estado ¿que reivindicó la presidenta?


La burocracia sindical peronista es una institución del estado, la policía y el resto de las fuerzas de seguridad otras.


Los vínculos entre estas instituciones son de larga data y funcionan permanentemente aceitados, porque son el mecanismo represivo más eficiente que han encontrado las patronales para mantener a raya los reclamos obreros y para avanzar sobre las conquistas arrancadas por los trabajadores después de años de lucha.


Como en toda sociedad capitalista fecunda, las deudas entre estos socios tienen un carácter reciproco. La patronal y los genocidas del ´76 le adeudan a la burocracia peronista su complicidad con el éxito del golpe de estado y la “limpieza” de activistas de las plantas fabriles; mientras que, la burocracia, les adeuda a los milicos la desaparición forzada de la oposición clasista que iba tomando posiciones dirigentes en los sindicatos obreros, lo cual les permite conservar el negocio sindical hasta el presente.


La historia argentina está llena de ejemplos de esta comunión burocrática-policial.


Funcionaron como una sola cosa en las triple A. cuyo principal objetivo era el de masacrar a los representantes obreros que se levantaban como una alternativa independiente a las orientaciones procapitalistas de los sindicatos a finales de los ´60 y ´70. Mezclaron sus cuadros para dar el golpe de estado policial en Córdoba conocido como navarrazo. Volvieron a actuar como fuerzas combinadas al reprimir las huelgas en Villa Constitución, ciudad que quedó transformada en un enorme campo de concentración. Fueron responsables conjuntos de la política de intervenciones provinciales impulsadas por Perón en el periodo ´73-´74.


Delatores confesos e integrantes de los grupos de tareas a partir de marzo del ´76, encontramos a la patria sindical como los más entusiastas animadores de la sangrienta “purificación sindical -para sacar a los zurdos de los sindicatos-” que agrupó a la inmensa maquinaria represiva del estado en contra de activistas que vivían de su salario.
Los volvemos a encontrar agrupados bajo el menemismo en cargos de dirección empresarial y, como siempre denunciando e impulsando el despido de los trabajadores que se oponían a las privatizaciones del patrimonio del estado.


Participaron de todas y cada una de las maquinaciones antiobreras encaradas por demócratas, liberales, neoliberales y centroizquierdistas que desde el retorno de la democracia encararon la “modernización del país, para adecuarlo a la nueva dinámica globalizadora de la económica mundial”, eufemismo que no hace mas que expresar las necesidades de aumentar la explotación obrera mediante la flexibilización y la precarización laboral.


¿Qué encuentra el “progresismo” presidencial en esta historia que sea digno de reivindicar?


La burocracia sindical y el kirchnerismo


El único principio reivindicable para el kirchnerismo está en lo que no se dice de la burocracia sindical ni de su historia.


La burocracia sindical es la principal pata en el sostenimiento del gobierno, el cual ha logrado, a fuerza de concesiones económicas y encubrimiento de negociados, encumbrar a estos sectores sindicales burocráticos como un factor con extraordinario poder.


No hay que desconocer, que en la misma medida en que avanza la integración entre las patotas sindicales y el gobierno de los progresistas, también se unifican los destinos de unos y otros.


Las políticas concesivas del kirchnerismo han acelerado el proceso de decadencia histórica de la burocracia sindical moyanista, como antes el menemismo hizo lo mismo con la burocracia de los gordos. El concepto empresarial que rodea a estos líderes sindicales ha hecho que los sindicatos hayan perdido su carácter obrero consolidándose como corporaciones empresariales, lo obliga a las bases a luchar por su recuperación.


Al haberse transformado en patronal empresarial y convertirse en una parte interesada dentro de los mecanismos de explotación, la burocracia ya no es solo una forma de opresión indirecta sobre los trabajadores -que avala la explotación y contiene y desvía la lucha obrera- lo que la convertía en un tumor a extirpar; hoy, la burocracia, es la patronal misma.


Uno de los conflictos entre las corporaciones empresariales y la burocracia sindical tienen que ver con las porciones de poder que intenta arrebatarle, es que la burocracia sindical ya no se conforma con las cuotas sindicales por su acción de rompehuelgas, ahora discuten de igual a igual los subsidios que el kirchnerismo deriva a los capitalistas disputándolos con las patronales tradicionales.


Si hay algo que unifica tanto al gobierno como a la burocracia es el terror a que los sindicatos sean recuperados por sus legítimos dueños: los trabajadores.


La progresía argentina acepta el status quo de sindicatos burocratizados, por considerarlos la garantía de su permanencia entre los círculos de poder, no importa demasiado que esto los lleve a deformar la historia y a convertirlos objetivamente en una fuerza reaccionaria, para ellos su rentable presente lo es todo y amerita cualquier autocrítica.


Compañero Mariano, hasta el socialismo


Si hay algo que unifica a los luchadores obreros con los compañeros Mariano Ferreyra y Elsa Rodríguez es la necesidad de expulsar a las patotas de los sindicatos.


Es el reconocimiento de su entrega, de su solidaridad, de su heroísmo.


Mariano es la expresión presente de los objetivos históricos de la clase obrera.


Es la juventud que acerca su voluntad de lucha para hacer del socialismo en la Argentina una realidad que termine con la explotación, con el hambre y con la barbarie.


Reclamamos la cárcel para tus asesinos materiales y los intelectuales.
Foto: Argentina, política, burocracia sindical - La presidenta Cristina Fernández de Kirchner en un acto de la CGT. / Fuente: LA NACION
Fuente:Argenpress

Un crimen contra la clase obrera: El asesinato de Mariano Ferreira
Por Lisandro Martínez
Cómo ocurrieron los hechos
Miércoles 20, 12 horas, calle Lebensohn al 500, Avellaneda. Desde esta cita salió la movilización de los compañeros ferroviarios de las empresas tercerizadas, acompañados por delegaciones del PO y otras organizaciones.

A pocos metros, se pudo advertir la presencia de una patota organizada sobre las vías con uniformes de la empresa, formada por unos 120 integrantes. Formaba parte de la patota el hijo de Antonio Luna, subsecretario de Transporte Ferroviario, integrante de la burocracia sindical ferroviaria, quien actúa como un provocador desde el inicio de los hechos. El corte de vías, en ese lugar, era imposible de hacer por la presencia de la patota y un cordón de la Infantería de la Policía Federal y de la Bonaerense. Por esa razón, la movilización siguió marchando por Lebensohn hacia los fondos de la Estación Avellaneda y luego hasta las inmediaciones de la Estación Hipólito Irigoyen, donde las organizaciones decidieron subir a las vías. Hasta ese momento, la patota seguía a la movilización ocupando y marchando por las vías, en tanto el cordón de las fuerzas de seguridad seguía a la movilización de los ferroviarios en lucha.


A la altura de Puente Bosch -que comunica Avellaneda con Capital- los manifestantes intentaron nuevamente concretar la ocupación de las vías, lo que fue violentamente reprimido, a pedradas, por la patota sindical. La Bonaerense, fuera de jurisdicción, actuó en sintonía con la patota, descargando balas de goma contra los agredidos.


Luego de este hecho, los participantes de la movilización decidieron en asamblea retirarse y llamar a una asamblea para discutir nuevas iniciativas de movilización para el jueves 21, a las 17 horas.


Mientras se estaba desenvolviendo el último tramo de esta asamblea, la patota bajó de las vías a la carrera descargando una lluvia de piedras. Allí se rearmó el cordón de seguridad de la movilización, que hizo retroceder a los agresores. Pero la policía, esta vez la Federal, protegió a la patota en retroceso, resguardándola detrás de los patrulleros. La columna de la movilización, a la altura de Pedro de Luján y Perdriel, a tres cuadras de Avenida Vélez Sarsfield se frenó, se replegó y se retiró. En este momento, la policía, una vez más la Federal, abrió el cordón y dejó pasar a quienes serían los asesinos. Estos actuaron profesionalmente, tapándose la mano con la que accionan el revólver para que las partículas de pólvora no se depositen en la mano del tirador porque esto puede ser descubierto hasta dos semanas después por pericias. Hay dos tiradores, uno con un revólver 38 y otro con una 22. El portador de la 38 carga dos veces el tambor y los casquillos quedan como prueba. Tanto uno como otro, esto es impo
rtante, tiran al bulto, es decir a matar. Nuestra compañera Elsa Rodríguez cayó fruto de un balazo en la cabeza a 200 metros de donde se encontraba el tirador, lo que plantea como hipótesis la posibilidad de un tercer agresor armado.


Además de Mariano Ferreyra y de Elsa Rodríguez, tienen heridas de bala Nelson Aguirre (en la pierna) y Ariel Pintos, un ferroviario tercerizado (también en una pierna).


En el lugar de los enfrentamientos existe una terminal de Chevallier. Tanto las cámaras de la terminal de ómnibus como las de otras fábricas de las cuadras en las que se produjo la agresión deberían haber registrado los hechos que, en una primera instancia, fueron filmados por las cámaras de C5N.


A esto debe sumarse lo que es un capítulo siniestro. Con Mariano Ferreyra herido de muerte, la Policía -una vez más la Federal- no se hizo cargo. Fue la decisión de sus compañeros lo que permitió parar una ambulancia en tránsito y cargar a Mariano y a Elsa.


En cualquier vagón del Ferrocarril Roca se puede leer un volante que dice: "nos vamos a hacer cargo de lo que la policía no hace", firmado por la burocracia de la UF escudada bajo el nombre "Trabajadores Ferroviarios".


El propio José Pedraza, actual titular de la UF, se reconoció como organizador de la patota. Desmintió que "haya existido un enfrentamiento con trabajadores de UTA", confirmando que sí lo hubo con "ex trabajadores ferroviarios despedidos acompañados por el PO y otras organizaciones. "Pedraza justificó los incidentes -sin saber aún que había un muerto y dos heridos de bala- al destacar que los trabajadores ferroviarios impidieron el corte de vías en defensa de sus fuentes laborales" (Télam, 20/10).


Por otro lado, Pablo Díaz, de la directiva de la UF, afirmó: "mientras estemos nosotros, no vamos a permitir ningún corte en las vías" (Infobae, 20/10).


Todas las huellas de los asesinos están expuestas.
Fuente:Argenpress

La cuestión de fondo
Por Alejandro Guerrero

En el comunicado con el cual anunciaron el corte de vías que se proponían efectuar el miércoles 20, los trabajadores tercerizados del Roca pusieron el conflicto en su justo punto: “Ugofe y los sindicatos ferroviarios (todos ellos, no sólo la Unión Ferroviaria) llegaron a recurrir a patotas contra los trabajadores. Defienden el extraordinario negociado de las contrataciones y son cómplices en la explotación de nuestros bajos salarios y la precariedad laboral”.

En total, unos 1.500 trabajadores prestan servicios en los ferrocarriles en esas condiciones, aunque hace ya tres años que la Presidenta anunció que no habría un solo tercerizado más en la Argentina. Son entre veinte y veinticinco las empresas que proveen personal no reconocido por las compañías ferroviarias, aunque cumplen las mismas funciones que los trabajadores de planta.
Durante muchos años, los sindicatos ferroviarios fueron agentes de contratación de trabajadores. Muchas de esas empresas negreras son propiedad de burócratas sindicales, como los compañeros han denunciado infinidad de veces. Se trata, como bien dicen los trabajadores, de un enorme negociado: buena parte de la diferencia entre los 4.700 pesos que gana un obrero de planta y los 2.500 que cobra un tercerizado va a parar a la bolsa de la burocracia, sea porque los sindicalistas son dueños de esas empresas, sea por el cobro de “comisiones”.
Ahora las cosas empiezan a cambiar, porque las empresas y la burocracia prevén que se terminará en breve la fiesta de los subsidios estatales. Por eso han cortado abruptamente la incorporación de trabajadores y, paralelamente, desarrollan una política expulsiva de los ya contratados. Despidos, suspensiones, aprietes, empeoramiento constante de las condiciones de trabajo son moneda corriente desde hace mucho. El conflicto deja formulado el problema de fondo: el pase a planta permanente de los contratados por los negreros.
Foto: Argentina, Política, Burocracia sindical - El entonces ministro del Interior, Aníbal Fernández, reunido con el titular de la Unión Ferroviaria, José Pedraza (izq) y el entonces secretario de Transporte, Ricardo Jaime, en septiembre de 2007. / Fuente: TELAM
Fuente:Argenpress

¿Quién mató a Mariano?
Por Horacio Meguira (ACTA)
El asesinato de Mariano Ferreyra no puede descontualizarse de la situación de los trabajadores tercerizados y la lucha que venían emprendiendo para ser equiparados en salarios y condiciones de trabajo a los que están comprendidos en el convenio colectivo vigente para los dependientes de las empresas “terminales” del sector ferroviario.

Desde que se reinicia la negociación colectiva salarial en el 2003 se comenzó a percibir la brecha entre los trabajadores de las categorías más altas con las más bajas. En algunos casos, como el de las empresas terciarizadas ferroviarias los convencionados perciben remuneración que llegan a triplicar los salarios de los dependientes de las sub-contratistas.


Este fenómeno de “tercerización” se repite en todas las actividades industriales o de servicios. Los grandes sindicatos como la Unión Ferroviaria, Luz y Fuerza, Asociación Obrera Textil, etc. no permiten la afiliación a dichos trabajadores. En los convenios colectivos no son representados. Las unidades de negociación no contemplan ni los salarios ni las condiciones de trabajo de los “precarizados” que operan en la descentralización de muchas tareas efectuadas dentro o fuera de los establecimientos.


Es muchos casos, como los ferroviarios, las tareas de trazado, reparación, o mantenimiento de vías, son efectuadas por estos trabajadores que no están encuadrados en ninguna categoría profesional de los convenios vigentes para la actividad. Por ende, sus tareas son polivalentes, sus horarios interminables, su remuneraciones insignificantes y, por sobre todo, se les impide sindicalizarse; cualquier intento son despedidos o amenazados inmediatamente.


A partir de la propuesta de la CTA muchos terminaron por convencerse de la necesidad de que todos los trabajadores tengan el derecho de constituir las organizaciones que crean conveniente, y que la libertad sindical es la precondición imprescindible para revertir semejante situación de sobre-explotación. Negada la afiliación a los sindicatos constituidos y dadas las condiciones favorables generales por fallos de la Corte Suprema (ATE y Rossi), los trabajadores comenzaron a organizarse por intermedio de nuevas organizaciones capaces de contener sus reivindicaciones.


Esta situación, que se repite en otros sectores, resulta intolerable para las empresas y para los sindicatos tradicionales que sólo contemplan a los trabajadores de las empresas terminales. Por ejemplo, un trabajador que es dependiente de Telecom puede acceder al convenio colectivo, a la seguridad social, a la defensa en el supuesto de ser despedido. El que forma parte de la red de servicio o producción que provee a esas empresas no puede hacerlo.


La relación costo-beneficio se da en el tramo “tercerizado”. El costo del salario, sobre todo en las empresas de mano de obra intensiva, es insignificante en los tramos donde se produce por fuera de los convenios colectivos. La mayor renta empresaria se produce antes del producto terminado y distribuido.


El capital no va a tolerar la organización de estos trabajadores. Este es el contexto en el que hay que analizar el asesinato de Mariano. No es un hecho aislado o incausado, sino consecuencia de la organización de estos trabajadores. Este contexto se complementa con la actuado por los llamados “sindicatos empresarios” como la Unión Ferroviaria, y de dirigentes como José Pedraza que fue socio y cómplice del despojo y saqueo de los Ferrocarriles en la década del 90. Ellos tienen como función evitar cualquier atisbo de organización que altere esta situación. Su asociación y complicidad con la empresa tiene como finalidad mantener el statu-quo y causa de su permanencia de por vida en los cargos de dirección.


No es un enfrentamiento sindical derivado de un conflicto intersindical. Por el contrario, es un conflicto con las empresas concesionarias administradoras del Ferrocarril Roca, con sus empresas descentralizadas, todas de propiedad del mismo consorcio, y con el Ministerio de Trabajo que toleró esta situación favoreciendo la monopolización de la Unión Ferroviaria y desconociendo a cualquier organización por “fuera” de ella.


En este caso, es más claro aún cuando se sabe que los abogados históricos de la Unión Ferroviaria fueron Carlos Tomada, Noemí Rial y Oscar Valdovinos. Nombres muy familiares del poder gobernante.
Horacio Meguira es Director del Departamento Jurídico de la CTA.
Foto: Argentina, Burocracia sindical - Una cámara de C5N registra el momento en que la patota de la Unión Ferroviaria inicia el ataque que culminaría con la muerte del militante del Partido Obrero Mariano Ferreira.
Fuente:Argenpress


"Los disparos fueron de un solo lado", afirmó la fiscal que investiga el crimen de Ferreira
PRIMERA FUENTE
La fiscal Cristina Caamaño Iglesias Paiz, que investiga los graves incidentes ocurridos ayer que culminaron con la muerte de un militante, dijo hoy que "los disparos fueron de un solo lado" de los manifestantes y confirmó que los trabajadores de izquierda se retiraban del lugar de la protesta cuando fueron atacados por sindicalistas ferroviarios.

La fiscal -que estuvo ayer en el lugar de los hechos y en el hospital Argerich donde permanecen internados dos heridos de bala- informó que los disparos -que mataron a Mariano Ferreyra e hirieron a dos manifestantes- provinieron de dos armas y que hasta ahora la única evidencia encontrada es un proyectil calibre 38.


"Hubo disparos de un solo lado. Hasta la policía dijo eso", sostuvo Caamaño en declaraciones a FM Milenium, al tiempo que informó que -tras la autopsia de Ferreyra- se podrá saber el calibre de la otra arma usada en los enfrentamientos.


Confirmó también que los militantes del Partido Obrero y los ex trabajadores tercerizados del Ferrocarril Roca "se estaban retirando" del lugar de la protesta -el puente Bosch- cuando fueron atacados, en principio, a piedrazos por los sindicalistas ferroviarios.


"Como querían evitar volverse en tren, bajan por Pedro de Luján, y ya a 2 cuadras del puente, los otros se les vienen encima, y les empiezan a tirar piedras", explicó.


Señaló asimismo que durante la jornada de hoy solicitará "absolutamente" todas las filmaciones de las cámaras de televisión y las cámaras de seguridad de empresas ubicadas en la zona de los incidentes.


Según adelantó, la fiscal también recibirá hoy el sumario policial de la comisaría 30, emitirá un comunicado de prensa solicitando que los testigos del hecho se presenten a declarar y pedirá a todos los involucrados que se presenten directamente en la fiscalía.


Ante una consulta, no descartó llamar también a declarar al secretario general de la Unión Ferroviaria, José Pedraza. "Puede ser que en algún momento se lo cite", sostuvo.


En cuanto a la denuncia del PO sobre la inacción policial en los incidentes, Iglesias Paiz dijo que "todavía no puede hablar de eso", porque tiene que "hablar con otros sectores de la policía que venían desde la provincia frenando" a los manifestantes.


No obstante, señaló que "la policía no estaba preparada para lo que pasó", y precisó que había un sólo patrullero de la comisaría 30 "que estaba entre los dos grupos", pero "cuando uno avanza sobre el otro, el oficial a cargo pide refuerzos pero ya era tarde".
Fuente:Argenpress

La burocracia sindical es parte indisoluble de este sistema que les permite que sus sindicatos se transformen en gremios empresariales
MONAREFA
Desde el MONAREFA Movimiento Nacional por la Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos elevamos nuestro más caro repudio por el asesinato de Mariano Ferreyra. Esperamos, por otro lado, la pronta recuperación de Elsa Rodríguez. Nos alegramos de la mejoría de Nelson Aguirre que está fuera de peligro.

Lo sucedido el día de ayer, en Avellaneda y luego en la Capital Federal, conforma un acto propio de las burocracias sindicales que en su afán de conservar el poder a toda costa no escatiman esfuerzos, imponiendo la muerte como escarmiento, como también las palizas, las amenazas, los golpes u otras formas de represión, apoyados por las fuerzas de seguridad que miran hacia otro lado o les dejan las zonas liberadas para su accionar.


La burocracia sindical es parte indisoluble de este sistema. Juega un papel fundamental dentro del movimiento obrero, la de vigilar y castigar en primera instancia, luego continúan con su funcionalidad que es la detección de la disconformidad de los trabajadores por las injusticias cometidas. Son los ojos y los oídos de la patronal.


El caso de los trabajadores tercerizados son parte de la flexibilización laboral cuya responsabilidad tienen: el gobierno de Carlos Menem, el Congreso que votó dicha ley y todos los gobiernos sucesivos, incluido el actual, porque dicha ley perversa siga su cause. Hay, un 40 por ciento de la masa laboral ocupada en negro. Dentro del propio gobierno nacional, el de la Ciudad de Buenos Aires, los provinciales y municipalidades, incluso universidades tienen en la actualidad trabajadores contratados en forma ilegal.


La ausencia de sindicalización por parte de los trabajadores es otra de los temas espinosos que deben tener una lectura correcta, hoy no llega nada más que a un 15 por ciento como mucho. El sindicato no sale a reclutar, no necesita de los afiliados, no les hace falta, como en otros tiempos. El modelo sindical ha cambiado. La inmensa masa laboral no se afilia o ha pedido su desafiliación por el desencanto.


Los sindicatos no quieren trabajadores sindicalizados, ya no obtienen sus ganancias de los afiliados, los negocios están en otros lados.


El nuevo modelo es el sindicalismo empresario, cuestión que muchos hablan y poco conocen. Estos sindicalistas empresarios tienen contratos con el Estado a través de empresas que son administradas por testaferros. Este es el caso de las tercerizadas en el Ferrocarril Roca. Cooperativas o empresas donde en algunos casos están los hijos de los sindicalistas al frente de ellas.


De esta forma obtienen grandes ganancias. Para lograrlo adoptan un comportamiento que tiene que ver con la explotación más descarnada, contratan trabajadores con salarios que significan la mitad o menos de lo que perciben, en este caso, los trabajadores ferroviarios.


Masa de trabajadores, que además, intentan hacerlos jugar un papel deleznable contra los trabajadores ferroviarios afiliados a su propio sindicato. Como contra ejemplo de buen comportamiento por la necesidad angustiante que conlleva ser un desocupado. Son concientes que los desocupados son desaparecidos sociales.


El sistema premia y les permite que estos sindicatos se transformen en gremios empresariales. Los premia con ese otorgamiento, porque juegan un papel, el de regular el descontento, también agentes de la canalización institucional de la animosidad. Diques de contención del reclamo. Toda una degeneración de la cuestión gremial.


Si esto no ocurre, apelan a la violencia como ocurrió con los compañeros ferro viarios tercerizados.


Pero sorpresa: los burócratas y el gobierno lo que nunca esperaron fue la rebelión de los compañeros trabajadores tercerizados, que plenos de dignidad se han puesto de pie.


Hace mucho tiempo que los compañeros tercerizados del Ferrocarril Roca, más de 1.500, vienen reclamando y luchando por pasar a planta permanente. Empresa, gobierno y burocracia sindical, todos al mismo tiempo ponen los obstáculos para que no sean reconocidos.


No es negocio para la empresa y el sindicato empresario. Este gobierno nacional y popular conciente a ambos y desprotege a los trabajadores. La tercerización es la sobre explotación de la mano de obra, lo decimos más arriba y lo reafirmamos. Sobre explotación porque realizan los trabajos más inhumanos por una paga miserable y además los quieren hacer jugar un papel deleznable como trabajadores. La presión que ejercen es la falta de trabajo, apelan a la sumisión y la indignidad. Es toda una política sindical derivada de una burocracia sindical que ha profundizado sus mecanismos.


Contra esas perversidades se movilizaron ayer los trabajadores.


No hubo casualidad, hay causalidades, hace meses que pegatinas, panfletos, pasacalles denuncian a los usuarios del Roca que los que reclaman no son trabajadores, son zurditos…


Comenzó de esta forma la descalificación.


Con un contenido ideológico similar a la dictadura militar.


El gobierno que dice ser de los derechos humanos, los hizo desaparecer.


Las patotas de estos sindicatos comenzaban a operar bajo la orden de los burócratas. ¿Son los futuros camisas pardas o negras?


Se preparaba la emboscada. Luego se concreta liberando la zona


Cuando el tiro certero mató al militante Mariano Ferreyra, un camarógrafo escuchó clarito decir: un zurdito menos…


No sólo fue una emboscada, fue un acto premeditado y elaborado con antelación como el de Kosteki y Santillán…


Debemos enmarcar que estas formas represivas ejecutadas por las patotas sindicales tienen que ver, además, con la cercanía de las elecciones en la Unión Ferroviaria,.
Finalizamos diciendo, que mucho se declama sobre la burocracia sindical, nada se hace, los trabajadores la sufrimos en carne propia.
Fuente:Argenpress

Balean la casa de un ex directivo ferroviario en Avellaneda
DYN - RIO NEGRO ON LINE
Desconocidos balearon esta madrugada el frente de la casa de un ex directivo ferroviario ubicada en la localidad bonaerense de Gerli, partido de Avellaneda, sin que se registraran heridos.

Un jefe policial informó a DyN que lo ocurrido fue denunciado por Alfonso Severo Enrique, de 48 años, ex directivo de Ferrobaires que se desempeñaba como gerente de área en las oficinas del edificio de Plaza Constitución que da a la calle Hornos 11.


El ataque fue cometido alrededor de las 3.15 contra el frente de la vivienda de la calle Anatole France 1043, de Gerli, aseguró el informante a DyN.
Fuente:Argenpress

Otra vez el crimen para frenar un reclamo social
SERPAL
Los llantos y el desconcierto acompañaban los corrillos en el barrio porteño de Barracas. "Mariano tiene un balazo"... "el flaco se nos muere"... "hijos de puta, tiraron a matar"... eran las frases cortas, dichas con bronca e impotencia por los compañeros de los trabajadores tiroteados. La escena parecía una réplica de aquella triste jornada de junio del 2002 en Avellaneda, cuando los cuerpos sangrantes tendidos en el suelo eran los de Darío Santillán y Maximiliano Costeki de la Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón. O la de abril del 2007, cuando asesinaron al maestro y activista docente Carlos Fuentealba en Neuquén ... Una vez más las pistolas para frenar una protesta social.

Trabajadores "tercerizados" del ferrocarril Roca con apoyo de corrientes políticas y movimientos sociales intentaron cortar las vías en Avellaneda reclamando la incorporación de 117 despedidos y el pase a planta permanente de otros 1.500 compañeros. Son víctimas del trabajo precario y de la dudosa gestión patronal de empresas subcontratadas por los responsables de los servicios. Estos manifestantes fueron atacados por grupos vinculados con las direcciones sindicales ferroviarias, produciéndose un enfrentamiento con piedras, que terminó con la irrupción de una fuerza de choque que persiguió hasta Barracas a los manifestantes zona donde finalmente se produjo el ataque a balazos que dejó el saldo de un muerto - Mariano Ferreyra, 23 años, militante del Partido Obrero - y al menos tres heridos: Elsa Rodríguez de 56 años, integrante de una cooperativa, que recibió un disparo en la cabeza y que al momento de redactar esta crónica se encontraba en terapia intensiva en el Hospital Argerich de Buenos Aires. También heridos, aunque no de tanta gravedad, se encuentran también internados Nelson Aguirre, también militante del P.O. con herida de bala y un ex trabajador del Ferrocarril Roca, Ariel Pintos con lesiones de menor consideración.


Consternación y rechazo


La noticia de la agresión armada contra los manifestantes se propagó rápidamente, provocando protestas y movilizaciones de diversos sectores sindicales. Paros en los servicios ferroviarios del "Subte" de Buenos Aires, manifestaciones en la estación de Constitución y en diversas zonas de la capital y el Gran Buenos Aires. Para la jonada de hoy hay diversas convocatorias de huelgas y protestas, entre ellas la de la Central de Trabajadores Argentinos.


Gobernantes, políticos y sindicalistas hicieron declaraciones condenando lo sucedido. Se vuelve a repetir desde el poder "que estos hechos no quedarán impunes", y también se lanzan sospechas y señalamientos sobre posibles "tramas" con diferentes intenciones políticas. Pero antes de que nos tapen las polémicas y los artificios verbales, es decisivo que haya una investigación seria a partir de los relatos de decenas de testigos, de las las imágenes grabadas por algunos canales de televisión, por las cintas de los sistemas de seguridad de algunas empresas y fábricas de la zona y de la indagación a los mandos y responsables de las fuerzas policiales que estaban en la zona.


Algunas cuestiones sencillas resultan inexplicables: En la zona estaban desplegados efectivos policiales, patrulleros y otros vehículos. ¿cómo es que tras esa situación de violencia, el uso de armas de fuego y los disparos no hubo un solo detenido ?. Uno de los heridos, Ariel Pintos, despedido hace un año como obrero del Ferrocaril Roca, afirmó contundente: "Acá no hubo un enfrentamiento. Esto fue una emboscada y la policía permitió que nos atacaran. Primero, mientras estábamos a un costado de las vías, la policía nos disparó con balas de goma, y después, cuando bajamos de las vías y no había ninguna posibilidad de que regresáramos, la policía permitió que la patota de la Unión Ferroviaria nos atacara". Indica que al menos tres personas dispararon con armas de fuego contra los manifestantes.


La fiscal Cristina Caamaño Iglesias que investiga los graves sucesos ocurridos ayer afirmó que "los disparos partieron de un solo lado" y confirmó que los trabajadores ferroviarios tercerizados y los grupos de izquierda se retiraban del lugar de la protesta - el puente Bosch - cuando se produjo el ataque del sector vinculado con los sindicatos ferroviarios.


Asesinado por su compromiso vital


Mariano Ferreyra, a pesar de su juventud era un militante que desde hacía años había participado en diversas luchas gremiales y sociales. Contaban sus amigos que con solo 15 años se había sumado a la toma de la fábrica Sasetru en Avellaneda, empresa que luego quedó en manos de una Cooperativa formada por trabajadores desocupados. Luego se sumó a la Unión de Juventudes Socialistas, una rama estudiantil del Partido Obrero en el que actualmente militaba. En las notas publicadas hoy por la prensa porteña se apunta que Ferreyra es recordado "como un militante de bajo perfil, concienzudo y parsimonioso, aunque enteramente dedicado a la causa de los pobres y de la educación gratuita".


El joven asesinado había cursado dos años del profesorado de Historia en el Instituto Nº1 de Avellaneda. Recientemente había perdido su trabajo como obrero metalúrgico y desde hace tres meses acompañaba los reclamos de los ferroviarios de la línea del Roca. Mariano vivía en Sarandí, en la casa familiar situada en proximidades del Supermercado Coto de Avellaneda, junto a sus padres y a su hermana menor. Según el relato de sus amigos, tenía intención de comenzar a estudiar cine en la Universidad de Lanús. Sus luchas, sus sueños, sus expectativas quedaron truncadas por los balazos disparados por uno de los elementos que componía el grupo agresor, que según los testimonios, está vinculado con la Unión Ferroviaria que dirige José Angel Pedraza.


Se extienden las protestas


En el dia de hoy se suceden en Buenos Aires y otras ciudades del interior del país, marchas, paros y movilizaciones de protesta. Pasadas las 6 de la mañana trabajadores de la fábrica Kraft ( ex Terrabusi ) cortaron la autopista Panamericana; los trabajadores de las distintas líneas de transporte subterráneo de Buenos Aires anunciaron que durante dos horas liberarían el paso al público por lo molinetes de todas las estaciones; los ferroviarios de la línea del Sarmiento realizaban una asamblea en Castelar y anunciaban que dejarían viajar gratuitamente a los pasajeros como expresión de su protesta; y en el centro de Buenos Aires, se preparaba una marcha convocada por numerosas organizaciones sociales, políticas y sindicales que finalizaría en la Plaza de Mayo.


Mientras tanto, se producen en cascada las declaraciones de funcionarios, políticos, sindicalistas, y se repiten como ocurriera en casos anteriores las frases dolientes, las promesas de terminar con la impunidad, los descargos de responsabilidades y los dedos que señalan a otros. Pero no es tiempo de palabras, que ya suenan desgastadas, rituales.


Hacen falta hechos. Investigación seria y rigurosa. Esclarecimiento y condena de los responsables. No solo de quienes apretan el gatillo, sino de quienes les permiten ir armados, les dejan "patotear" impunemente o maquinan y autorizan la violencia como forma de control social. Nada, absolutamente nada puede justificar esta muerte, estos disparos, estos heridos.
Fuente:Argenpress

Repudio por el asesinato del militante social Mariano Ferreyra
INFOSUR
Se debe investigar a fondo a los responsables y la Justicia deberá proceder con la mayor eficacia y celeridad posible.

En el día de la fecha fue asesinado el dirigente del Partido Obrero, Mariano Ferreyra. Estamos ante un nuevo ataque de una patota salvaje ligada a la defensa de los intereses de los concesionarios ferroviarios que actua impunemente. Se debe investigar a fondo a los responsables y la Justicia deberá proceder con la mayor eficacia y celeridad posible para dar con el esclarecimiento de este acto vil.


Este tipo de agresiones no es la primera vez que sucede: meses atrás en la Estación Retiro, fueron golpeados fuertemente a cadenazos un grupo de compañeros y militantes ferroviarios entre ellos, el dirigente Dante Miranda, por estar repartiendo volantes sobre la destrucción del sistema y las consecuencias sobre los empleados del tren.


Los conflictos son derivados de la escandalosa tercerización que realizan los concesionarios para reducir los costos laborales y afectar la sindicalización y democratización de los espacios laborales.


Acá lo que está en disputa es el triángulo de la corrupción constituido por la cúpula de la burocracia sindical ferroviaria, la Secretaría de Transportes y los concesionarios. Lo que está en disputa detrás de estos enfrentamientos son los enormes e infinitos subsidios que el gobierno premia a las concesiones ferroviarias alimentando, aun más, este triángulo nefasto.


A pesar del alejamiento de Jaime de la Secretaria de Transporte, todavía están trabajando los mismos colaboradores ligadas a la corrupta administración anterior. El Subsecretario de Transporte Antonio Luna, aun se desempeña en su cargo y está directamente ligado a estos hecho.
Fuente:Argenpress                                                                          

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