5 de octubre de 2010

SANTIAGO DEL ESTERO: JUICIO POR KAMENETZKY-LOS TORMENTOS QUE PADECIÓ MIGUEL CAVALLÍN.

KAMENETZKY UN JUICIO HISTÓRICO -Miguel Cavallín difunde a través de EL LIBERAL un texto acerca de sus días de cautiverio
Treinta años después, un exilado revela los tormentos que padeció junto a Kamenetzky
Desde Estados Unidos, el ex preso político y amigo del estudiante asesinado, describió las condiciones a las que estaban sometidos los detenidos.

Regreso. Cavallín junto a su esposa Sara Ponce, con quien fue detenido por el aparato represivo local comandado por Musa Azar Curi. Luego de los padecimientos, se exiliaron en Estados Unidos, donde rehicieron su vida.

“Clasificando materiales de la resistencia en el exilio” para donar al Archivo Nacional de la Memoria, Miguel Cavallín se encontró hace unos días con un texto que escribió en el año 1980, apenas se fue a los Estados Unidos en busca de refugio luego de haber sido secuestrado y torturado por el aparato represivo local comandado por Musa Azar Curi.
Cavallín es uno de los dos testigos que restan prestar su declaración en el primer juicio de lesa humanidad que se realiza en Santiago del Estero para tratar de encontrar a los culpables de la muerte del joven estudiante de abogacía Cecilio Kamenetzky, por el cual se encuentran imputados -además de Azar Curi- los ex policías Ramiro López Veloso y Tomás Garbi.

“La ropa estaba mojada, cuerpos magullados, descalzos y para ayudar, 7 grados bajo cero”, narró Cavallín, quien hoy vive en California. Declarará el martes 12, cuando se reabra el debate."

Cavallín representó a uno de los tantos jóvenes que a mediados de los ’70 por pensar diferente a la dictadura militar optaron por irse del país.
Titulado Días de Julio, el texto fue publicado en Denuncia, un periódico mensual que se editaba en la Argentina y en el que firmó con el seudónimo “Cecilio”, en homenaje a su amigo, compañero de estudios y cárcel Cecilio Kamenetzky, contó a EL LIBERAL Cavallín, desde el norte del continente.
“En el texto, con la memoria fresca, se relatan nuestros diálogos luego de la golpiza que recibimos los presos políticos del momento en el mes de julio del año 1975, en la prisión de la calle Alsina de Santiago del Estero”, describió quien comparecerá ante la Justicia el próximo martes 12.
“Y al final volvimos al pabellón. Una noche de infiernos; el compañero que se llevaron para torturarlo en el Side; protesta ruidosa por nuestra parte, la ‘visita’ de la guardia de infantería, el juez federal, palos… gases y más palos”, reza en su primer párrafo el escrito del exiliado.
Luego describe: “Las celdas de la comisaría frías, allí nos trasladaron después de la protesta; bah, después que nos rendimos y se animaron. Porque al pabellón mientras nosotros estuvimos gritando no entraron y sólo éramos 15. La ropa estaba mojada, los cuerpos magullados, descalzos y para ayudar, 7 grados bajo cero en la provincia que tiene fama de ser una de las más calurosas. Impensable, pero justo ese día del ’75, en julio, cuando el pueblo en la calle era noticia, miedo para los opresores y nuestro aliciente de resistencia”.
El crudo relato coincide con los testimonios que aportaron gran parte de los testigos en las audiencias que se desarrollan en el Juzgado Federal y que dejaron al desnudo una verdad que durante mucho tiempo permaneció oculta y que hoy está instalada como uno de los temas obligados en cualquier charla de café.
En otro fragmento del escrito, Cavallín trascribe una conversación entre los detenidos desarrollada en una mañana luego de haber sido provistos -sólo por la noche- de mantas y colchones para mitigar el frío.
- “Estos nos quieren aislar, tratar de que nos volvamos locos”, expresó uno de los detenidos.
- “Bueno compañero -dijo otro- es una estupidez de ellos porque el solo hecho de estar sentados y conversando es porque le vamos ganando”.
- “Tengo una idea -dijo el ‘León’-. Hagamos una hora diaria donde cada uno cuente algo gracioso que les sucedió afuera… no se necesita que sea cierto, che”.
De esta manera los presos políticos conversaban y también creaban juegos para hacer más soportables las horas de cautiverio.
Presente
Cavallín, que nació en la ciudad santafesina de Firmat, actualmente tiene 60 años y reside en El Cerrito, California. “Llegué a Estados Unidos en abril de 1980 cuando hice uso de la opción constitucional para salir del país, pues estaba a disposición del Poder Ejecutivo”, narró.
El ex preso político se encuentra casado desde hace 30 años con Sara Ponce, una santiagueña que se desempeña como abogada y maestra en el Estado de California y con quien tiene dos hijos, Matías (de 28 años y Máster en Relaciones Públicas) y Mariana (de 25 y Máster en Fono-audiología).
De su tiempo de cautiverio, Cavallín contó: “Fui detenido en junio de 1975, juntamente con mi actual esposa Sara; estuve en la cárcel de Santiago del Estero y en 1976 fui trasladado a la cárcel de La Plata, donde salí exiliado a Estados Unidos”.
En ese sentido, Cavallín envió a través de un correo electrónico el facsímil del texto que escribió, así como también un artículo periodístico publicado en el semanario The Catholic Voice en el que su esposa, “recién liberada, denuncia la situación dictatorial en la Argentina en la iglesia Catedral de Oakland, en marzo de 1980”.
Durante su exilio Cavallín obtuvo tres títulos de grado en la Universidad de California que le permitieron desarrollar una destacada carrera laboral. “Trabajé en AT&T por 29 años, en distintas posiciones, me jubilé hace unos pocos meses como mantenimiento, análisis y diseño de sistemas de comunicaciones”, describió el ex preso político, quien además detalló: “Soy media y web developer (promotor) para diferentes organizaciones sociales”.
A pesar que desde el Ministerio Público se había desistido de su testimonio dado los inconvenientes que representaba para Cavallín llegar a la provincia (había conseguido pasajes para el viernes 8), finalmente se acordó esperar hasta el próximo 12 de octubre teniendo en cuenta que también tiene que declarar para esa fecha Marcelo Bustos Arias, ex secretario del Juzgado Federal, así como también el especial interés por parte del ex preso político de brindar su aporte y de esta manera tratar de cerrar una etapa negra de su vida y la de los argentinos.

En las torturas ponían énfasis en que Kamenetzky era judío
En el requerimiento fiscal figura el testimonio en el que Cavallín describe que estuvo detenido en la misma celda del Penal de Varones junto a junto al joven estudiante y Mario Giribaldi y en el que además relató “que Kamenetzky le contó que durante sus torturas en la calle Belgrano, ponían especial énfasis en él por el hecho de ser judío, le decían judío hijo de p…”.
En otro fragmento del expediente judicial, el testigo refirió en su declaración que “estando en el patio un día lo vienen a buscar a Kamenetzky y Giribaldi, Ramiro López y Juan Bustamante, en un auto que antes era de Ávila (Otrera). Mario Giribaldi le contó que había estado detenido en la escuelita de Famaillá y que había visto a la hermana de Figueroa Nieva y a su hermano Osvaldo que estaba muy golpeado; ese día son llevados los dos y los pocos días llegó el rumor de que habían matado a ambos”.
BUSTOS ARIAS
Se enteró por los medios que estaba citado como testigo
El ex secretario judicial durante la dictadura, Marcelo Bustos Arias, se presentó ayer sorpresivamente ante el Tribunal Oral Federal (TOF), para manifestar su predisposición a brindar testimonio en el juicio Kamenetzky, cuando se reabra el debate el próximo martes 12 de octubre.
Bustos Arias es un testigo solicitado por las defensas de los imputados, pero no había podido ser ubicado para notificarlo. Incluso una comisión policial fue en su búsqueda aunque chocó con la falta de información por parte de allegados al ex funcionario de la Justicia Federal, situándolo en Córdoba por motivos de salud. Esto generó el pedido de un defensor para que se allane el domicilio de Bustos Arias y que sea notificado personalmente.
Su ausencia fue uno de las causales por las que el TOF debió suspender las audiencias. Según fuentes judiciales, el tribunal iba a declararlo en rebeldía si no se presentaba el martes 12 y asegurar su comparendo por medio de la fuerza pública. Sin embargo, Bustos Aires se presentó ante la mesa de entradas del TOF y brindó su domicilio para que sea citado. Además, desmintió que haya estado en Córdoba.
FuentedeOrigen:ElLiberal
Fuente:Agndh  

                                                            
TUCUMÁN - Santiagueños desaparecidos fueron trasladados a esa provincia
El juicio Kamenetzky develó el nexo entre los represores locales y Bussi
Testimonios de sobrevivientes en centros clandestinos de detención de Tucumán, confirmaron el trabajo articulado entre el grupo de tareas de Azar Curi y el por entonces jefe de la V Brigada del Ejército.


“La Escuelita de Famaillá” funcionó como un campo de concentración durante la dictadura militar. Algunos secuestrados en Santiago fueron trasladados al lugar conocido por sus sesiones de torturas. EL LIBERAL/Archivo

El juicio por el crimen de Cecilio Kamenetzky que se desarrolla contra Musa Azar Curi, Tomás Garbi y Ramiro López Veloso, integrantes del aparato represivo santiagueño, va revelando la historia de cómo se implementó el terrorismo de Estado en esta provincia y muchos aspectos ocultos de una estructura organizada para exterminar oponentes.
Uno de ellos, es el nexo que había entre el grupo de tareas locales que comandaba Musa Azar Curi, desde el Departamento de Informaciones Policiales (DIP), con el ex jefe militar de Tucumán, Antonio Domingo Bussi.
Ello quedó comprobado con los testimonios de ex presos políticos que señalaron que muchos santiagueños detenidos ilegalmente o secuestrados eran trasladados a la vecina provincia para ser sometidos a duros castigos en centros clandestinos de detención (CCC), algunos verdaderos campos de concentración, que funcionaron en la vecina provincia.
Los relatos ubican a muchos comprovincianos en sitios tristemente célebres como la “Escuelita de Famaillá”, “El Reformatorio” o el Arsenal Miguel de Azcuénaga, por donde pasaron miles de presos políticos de las distintas provincias del NOA.
Ser llevado a Tucumán o a la Unidad 9 de La Plata, dependía de la situación de ilegal o legal de la persona. Así lo confirmó Luis Garay, presidente del Instituto Espacio para la Memoria y ex preso político, quien señaló que los detenidos de los años 74 y 75, seguían la gran mayoría, el camino de la “legalidad”, señaló irónicamente.
“Había detenciones ilegales pero no había, salvo algunas excepciones, desaparecidos. La desaparición forzada de personas, es decir los secuestros y concentración en campos comienza en el Norte argentino con el Operativo Independencia, el 15 de febrero de 1975”, ilustró.
De acuerdo con los informes que tiene la Justicia Federal y los organismos de derechos humanos, los santiagueños trasladados a estos CCC fueron desaparecidos, aunque hubo excepciones como la del músico Héctor Galván, “chupado” en Santiago por Azar Curi y sus hombres y luego liberado, tras haber permanecido cautivo durante meses en Tucumán.
Relatos del horror
La semana pasada, Galván dio un dramático relato ante el Tribunal Oral Federal de cómo fue detenido y torturado por el grupo de tareas local, tormentos que continuaron en el Arsenal Azcuénaga, en el “Jardín de la República”. Torturas constantes, hacinamiento y condiciones infrahumanas, era el trato que recibían los detenidos en estos sitios, mencionó. Contó que en el CCC estuvo con Mario Giribaldi y que también observó a su cuñado Miguel Lescano (desaparecido), quien era amigo de Giribaldi.
Uno de los recuerdos que lo marcó, fue la comida: sopa y cáscaras de naranja y mandarina; cuando fue detenido pesaba 67 kilos, al volver, 47. También, el destino de una joven tucumana que estaba embarazada, y con la cual bromeaban sus torturadores, diciendo que iban a ser los padrinos de la criatura. Galván dijo que la joven temía que cuando tuviera a su bebé la iban a matar. Su premonición era muy cierta, días después de dar a luz se la llevaron y no apareció más.
Otro testigo-sobreviviente, el añatuyense Osvaldo Pérez, detenido en Chaco y llevado a Tucumán, compartió cautiverio con varios jóvenes santiagueños, primero en El Reformatorio y luego en el Arsenal Azcuénaga.
Durante su testimonio, el pasado jueves, recordó a Galván, a Giribaldi, pero también a Gloria y Miguel Figueroa Nieva, Armando Arquetti y Santiago Díaz (estos últimos cuatro desaparecidos). En su declaración, Pérez dijo que todos estos santiagueños le señalaron haber sido detenidos por Azar Curi y su gente, y que tras un interrogatorio y una sesión de torturas en la “Side” (como se conocía a la DIP), fueron llevados a Tucumán en el baúl o el piso de un automóvil.
“Son desaparecidos que han sido concentrados en Tucumán, detenidos ilegalmente aquí, interrogados y por alguna razón, trasladados a Tucumán. A veces directamente se los trasladaba, otros han permanecido aquí y han desaparecido aparentemente aquí porque nunca se supo el destino ni fueron vistos en Tucumán”, agregó Garay quien amplió la lista de los que estuvieron en los campos de concentración tucumanos.
Fue así que mencionó al diputado provincial Eduardo Miguel; el Dr. Luis Lescano; Germán Cantos, Anabel Cantos, Luis Antonio Cantos y Marta Castillo, todos desaparecidos. Sobre la situación de detención, Garay dijo que las personas permanecían atadas con alambre, porque ante la cantidad de gente no había tantas esposas. A veces también se engrillaba al detenido, con los pies sujetos, y en todos los casos, estaban vendados.
“Por lo general, se manejaban con números, nunca con los nombres legales, y tampoco con los nombres legales de los que cuidaban ese lugar y los torturadores”, agregó Garay.
Vínculo sangriento
Los testimonios escuchados en el juicio Kamenetzky resultaron trascendentes para confirmar la injerencia del jefe de la Quinta Brigada del Ejército en Tucumán, Antonio Domingo Bussi, en las operaciones de los grupos de tarea en Santiago del Estero. Es que uno de los argumentos de la defensa de Bussi, era que de acuerdo con el plan de seguridad diseñado por los militares, Santiago del Estero dependía del Tercer Cuerpo del Ejército de Córdoba, que comandaba Luciano Benjamín Menéndez.
En este sentido, el testimonio que brindó la ex policía Miriam Carreras, quien prestó servicios en la DIP desde 1974 a 1978, fue determinante para comprobar el vínculo entre Bussi y Azar Curi. La testigo comentó que Bussi llamaba a Azar Curi, quien se refería al militar como “El jefe” y que ambos sabían mantener largos diálogos. La mujer incluso señaló que el militar estuvo varias veces en la “Side”.
“Era una estructura bastante dinámica, donde había una comunidad de información, integrada por distintos estamentos del Estado, fuerzas de seguridad, que tenían reuniones y un contacto fluido, que intercambiaban información. Cuando se detenía a gente que podía llegar a tener una relación con Santiago, viajaban comisiones de Santiago al lugar adonde había sido detenido, y se los interrogaba y ahí se definía el destino que iba a tener”, expuso Garay sobre este nexo entre Tucumán y Santiago. Uno de los ejemplos claros es el caso de Osvaldo Pérez, atrapado en Chaco y que luego fue buscado por una comisión de Tucumán.
Los informes elaborados por Azar Curi y su gente resultaban claves para el destino de las personas. Una vez en Tucumán, eran sometidos a interrogatorios por 15 días, “después de eso, (ellos) evaluaban si era útil o no seguir interrogándolos. O a veces se determinaba si iban a permanecer o no. Era lo que se denominaba la evaluación final, o el destino final de la persona (DF)”, explicó Garay.
“Se decía que si te pasaban a disposición del Poder Ejecutivo te ponían en la Justicia o te hacían desparecer, o sea te asesinaban. Ésas eran las posibilidades”, dijo. Esto quedó reflejado durante el juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la ex Jefatura de Tucumán. Allí, un testigo que fue informante de la Policía entregó al tribunal una serie de listados que contenían el destino que habían tenido muchos de los presos y desaparecidos. Entre ellos apareció el nombre del santiagueño Augusto Miguel, cuya inscripción DF al costado, significaba que había sido asesinado.

El caso paradigmático de Mario Giribaldi
La situación de Mario Giribaldi, quien fue secuestrado por Azar Curi dos veces en 1976, resulta paradigmático. Es que logró sobrevivir a distintos CCC de Tucumán como el “Reformatorio”, el Arsenal Azcuenaga y la “Escuelita de Famaillá”, pero después de ser trasladado a Santiago del Estero, fue desaparecido desde la “Side” el día en que asesinaron a Cecilio Kamenetzky, la madrugada del 13 de noviembre de 1976, en un supuesto intento de fuga.
“Él estaba legalizado, a disposición de la Justicia Federal a partir de que lo traen desde Tucumán para acá”, explicó Garay.
Y cuestionó: “En el caso Kamenetzky y Giribaldi, estando a disposición de la Justicia y estando prácticamente legalizado, en la cárcel, ellos (los represores) tenían que dar algún tipo de explicación por sus muertes. ‘¿Qué ha pasado? Se han fugado’. Ahora, lo que no pueden explicar es por qué estando a disposición de un juez y de la Justicia Federal eran constantemente interrogados que era lo que nos pasaba a nosotros”.
Además de sufrir diferentes torturas por todos los lugares en los que estuvo, Giribaldi soportó que lo hicieran ver en la “Escuelita de Famaillá” cómo mataban a su hermano mayor Osvaldo, secuestrado en Jujuy y también llevado a Tucumán.
FuentedeOrigen:ElLiberal
Fuente:Agndh                                                                                   

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