10 de noviembre de 2010

LOS JUZGA UN TRIBUNAL LOS CONDENAMOS TODOS.

DOS MUJERES IDENTIFICAN AL CURA COMO REPRESOR
"Lofiego era un forajido"
Por Sonia Tessa

Oscar Bustos, Irma Justa de Canteloro (en la foto) y Ana Esther Fernández fueron los tres testigos que declararon ayer a la mañana en la causa Díaz Bessone. Bustos acusó a Ricardo Chomicky de haber participado en su detención y torturas, en septiembre de 1976. En su indagatoria, el imputado había afirmado que lo secuestraron el 1º de diciembre de 1976. Canteloro, de 82 años, relató su secuestro y posterior detención, porque la patota de Feced consideraba que ella "guardaba" a su yerno, Eduardo Alberto Britos, hoy desaparecido. Esta testigo se refirió a las preguntas intimidantes que su defensora oficial, Laura Inés Cosidoy, le hacía "muy dulcemente", pero siempre acusándola de "saber lo que había pasado". A Fernández la tuvieron más de un año en el sótano del Servicio de Informaciones. Las dos mujeres identificaron sin hesitar a José Rubén Lofiego, como quien comandó sus torturas y privaciones ilegales de la libertad.

Bustos fue secuestrado a mediados de septiembre de 1976, después de 10 allanamientos en su casa de Bella Vista. Se llevaron también a su madre y su padre. Buscaban a su hermano y a un medio hermano. Posteriormente, su hermano Pedro Raúl fue asesinado y Pablo Alejandro fue secuestrado en Campana. Continúa desaparecido. A Oscar lo levantaron en la calle. Lo trasladaron a la comisaría 7ª, donde empezaron a pegarle. En el traslado desde la seccional hasta el Servicio de Informaciones, Bustos identificó con horror, entre los miembros de la patota, a Chomicky, que había sido amigo y compañero de militancia de su hermano. En el SI fue torturado por el propio Chomicky, que le preguntó por el paradero de Pepo (Pedro). También Nilda Folch, novia de Chomicky, participó de los tormentos. Bustos pudo reconocer a la pareja en otro centro clandestino de detención, La Calamita, de Granadero Baigorria, adonde fue llevado dos meses después de su secuestro. Apenas se sentó el testigo, Chomicky comenzó a escribir en un cuaderno, y a intercambiar opiniones con su abogado defensor.

Entre sollozos, Bustos le dijo al Tribunal Oral Federal número 2: "Este es un peso que tengo hace 34 años, que me lo quiero sacar". Contó los brutales golpes y torturas que recibió, así como las secuelas que le provocaron los tormentos. El testimonio de Bustos tuvo una particularidad: ubicó a Chomicky operando junto a la patota de Feced antes de su declarado secuestro. "El sabe muy bien cuándo me vio", respondió ante la insistencia del defensor de Chomicky. Cuando le pidieron que precisara desde cuándo el imputado frecuentaba su casa, Bustos afirmó: "Ojalá estuviera mi hermano, para decir exactamente cuándo lo conoció". El testigo subrayó que su madre "quería como un hijo" a Chomicky, quien fue "como uno más" de su familia. Bustos contó que ocho meses después de su secuestro fue liberado, como así también su padre y su madre. En marzo de 1977 les dieron el cadáver de Pedro, que había sido masacrado.

La última testigo de la mañana fue Canteloro, de 82 años. Antes y después del golpe militar, la mujer sufrió dos allanamientos en su casa. En el primero, del cual no pudo precisar la fecha, la despojaron de todas sus pertenencias y la llevaron detenida por 48 horas junto a sus dos hijas, Dalia y Gloria. La mujer se mudó a otra casa. El 14 de septiembre de 1976, la patota buscaba a su yerno y volvió a allanar su domicilio. A Irma la secuestraron, la llevaron al Servicio de Informaciones. Primero la tuvieron en la parte de arriba, donde estaba la sala de torturas. Allí la interrogó Raúl Guzmán Alfaro, quien la amenazó con un revolver y un cuchillo. La mujer -entonces de 48 años se descompuso. Cuando reaccionó estaba en un pasillo, donde encontró "todos muchachos, vendados". Reconoció a José Berra, y escuchó nombrar a José Aloisio. "Sentí gritos, lamentos, evidentemente les estaban pegando, torturando, azotando", dijo la mujer. Irma estuvo unos meses en el Servicio de Informaciones, fue llevada a la Alcaidía y luego a la cárcel de Devoto. Al salir, en 1978, luego de algunas intimidaciones, se fue del país. La señora dijo que Lofiego comandó "la banda de forajidos" que allanó su casa.

Por su parte, Fernández fue la primera testigo de la mañana. Fue secuestrada en agosto de 1976. Primero estuvo en la parte superior del SI, donde fue torturada durante dos noches, bajo dirección del Ciego. Posteriormente, pudo verle la cara cuando la mantuvieron detenida en el sótano. "Me llamaba para interrogarme. La tortura era verlo a él", dijo la testigo. También lo vio cuando la trasladaron al hospital Centenario, con un principio de enfisema. Lofiego llegaba a la sala con una bata de médico.
Fuente:Rosario12

EL TESTIMONIO DEL "GRINGO" ALOISIO
Voz y cara de Chomicky
Por José Maggi

El "Gringo" José Aloisio (en la foto) marcó ayer en su testimonio dos hechos que provocaron tensión en el recinto donde se juzga a la patota de Feced y el general Díaz Bessone: primero cuando aseguró haber escuchado la voz de Ricardo Chomicky y la prófuga "Polaca" Folch, -quienes se transformaron en colaboradores de los represores , "en la segunda quincena de setiembre de 1976", lo que contrasta con el relato del "Caddy", que aseguró haber sido detenido el 1 de diciembre de ese año. ¿Qué hacía Chomicky en el Servicio de Informaciones tanto tiempo antes de haber sido oficialmente detenido? Esta es la pregunta que quedó flotando en la sala de audiencias. En rigor por la mañana Oscar Bustos había asegurado que Chomicky había participado de su detención ocurrida también en setiembre del 76 (ver aparte). El segundo momento de tensión ocurrió cuando el Gringo se dio vuelta y mirando a la cara al "Caddy" le pidió que revelara "dónde estaba Daniel Farías", un compañero de militancia. La cara de Chomicky se desfiguró y empezó a moverse en su asiento. Solo se calmó cuando la presidenta del Tribunal Oral Federal Nº1 Beatriz Baravani, le pidió a Aloisio que se dirigiera hacia el pleno del Tribunal. "Es que esta posición, de espaldas a los imputados, me remite a la forma en que nos interrogaban, sin poder verlos a la cara", recordó el Gringo.

Lo cierto es que con su testimonio, Aloisio derribó uno de los argumentos de la defensa, que intentaba hacer valer el reconocimiento negativo que había tenido lugar sobre las personas de Marcote y de Lofiego. Aloisio aclaró que esos fueron reconocimientos de personas, pero no de voces, que es algo que podría identificar un detenido, torturado, encerrado durante largo tiempo y con los ojos vendados.

Aloisio recordó que escuchó la voz de Folch y Chomicky "entre el 20 y el 22 de setiembre" antes de que lo subieran "a la favela". "Las voces que escuché se movían junto al Gordo Brunato", alías Tu Sam a quien reconoció el día que allanan la casa de su padre para detenerlo, porque iban a la misma escuela.

El Gringo remarcó que "hay contradicciones en las declaraciones de Folch y Chomicky ya que ella en su momento aseguró que la habían detenido el 27 de noviembre, y a él el 1 de diciembre, pero ambos dijeron que los habían detenidos juntos, y que soportaron semanas enteras de torturas. Pero si esto fuera cierto por qué lo detuvieron a Juan Carlos Ramos, en los primeros días de diciembre, el día después que el Caddy durmiera en su casa. Se ve que aguantaron poco la tortura", deslizó con ironía Aloisio dejando trascender lo que muchos militantes sospechan.

Pero otro de los momentos tensos fue cuando el Gringo le preguntó al "Caddy" por Daniel Farías. "Lo pregunté porque era mi compañero del Nacional 2, detenido el 20 de febrero de 1977 en la misma época que Analía Minetti y Horacio Melelli. Y como la Polaca y Chomicky estuvieron colaborando en el Servicio, lo tendrían que haber visto. Lo único que le pedí era que diga lo que pasó".

En cuanto a su declaración Aloisio recordó que fue secuestrado el 14 de setiembre de 1976 en la casa de sus padres en calle La República al 2400 cuando un grupo de entre nueve y diez personas rodearon la vivienda: "En la puerta lo pude ver a Tu Sam. Me golpearon y subieron a un Torino, con el que fuimos hasta una intersección de la avenida Alberdi, donde escuché gritos de una mujer que después supe era la flaca Beletti. Después me enteré que en el mismo periplo lo habían detenido a José Luis "Pepe" Berra".

"El siguiente destino fue el Servicio de Informaciones -agregó- donde sufrí las torturas similares a las relatadas por otros compañeros, luego me trasladaron a la cárcel de Coronda y finalmente a las cárceles de Caseros y La Plata".

Después Aloisio tuvo tiempo de detenerse en un rasgo característico de las últimas declaraciones de víctimas: la actitud que como defensora federal oficial tuvo con ellos la actual camarista federal Laura Inés Cosidoy. Aloisio confesó que nunca la había visto durante su encierro, ni después durante el período de libertad vigilada "cuando tenían que venir a firmar a este mismos edificio, en una oficina del subsuelo ingresando por calle Alvear". Y agregó: "Cuando murió mi padre, estaba detenido en La Plata, y ella no hizo nada para que yo pueda estar en su velatorio".

Un capítulo aparte merece la repetida actitud de los defensores: cotejar las testimoniales de la década del '80 con las actuales para buscar contradicciones en los relatos. Ayer el tribunal debió zanjar esta diputa entre los querellantes y el fiscal Stara y Germán Artola, abogado de la defensa de los imputados Marcote, Vergara y Scortechini, quien solicitó al tribunal se cotejen los dichos de Aloisio quien señaló en su declaración anterior a varios represores, a los que había sumado ahora otros nombre, el defensor intentó hablar de "contradicción". Las querellas adhirieron a la oposición del fiscal y la abogada Gabriela Durruty agregó: "La cercanía del juicio oral hace que los testigos recuerden más cosas".
Fuente:Rosario12

martes 9 de noviembre de 2010
Juicio Díaz Bessone: "Eran unos chicos"
Otros cuatro sobrevivientes del centro clandestino de detenciones que funcionó en el Servicio de Informaciones (SI) de la ex Jefatura de Policía de Rosario durante la última dictadura declararon este martes. Los testigos relataron cómo fueron torturados ante el Tribunal Oral Federal Nº2 de Rosario (TOF2) en el marco del juicio oral de la denominada causa Díaz Bessone. Esther Eva Fernández, Oscar Ramón Bustos, Irma Albelo de Canteloro y José Aloisio relataron ante los jueces el modo en que fueron detenidos y los tormentos que recibieron durante sus estadías en el centro clandestino que funcionó en la céntrica esquina de San Lorenzo y Dorrego. Irma Albelo, una mujer de 82 años que estuvo detenida sólo por ser la madre de dos militantes ‒Gloria y Dalia‒, recordó cómo le impactó la realidad que se encontrón en el centro de exterminio: “Me sorprendió que eran todos muy chicos los que estaban secuestrados, chicos y chicas de 18 años, como mis hijas”.

El testimonio de de Irma Albelo fue muy conmovedor. La mujer, que tenía 48 años cuando fue detenida, indicó que en realidad la detuvieron por proteger a sus hijas y yerno, todos militantes de la Unión de Estudiantes Secundarios UES.

La sobreviviente, que relató su paso por el SI y su posterior traslado a Devoto, complicó a la actual jueza Laura Cosidoy, a quien ya varios testigos acusaron por su actuación en tiempos de la dictadura, cuando la magistrada era defensora oficial y tuvo que hacer de abogada de los detenidos políticos.

Irma Albelo, en un pasaje de su declaración, rememoró una curiosa conversación con Cosidoy. “Antes de darle la libertad a una de mis hijas, estando en Devoto, me llevan a una oficina donde estaba la doctora Cosidoy que me dice que es mi abogada. Me habla dulcemente, pero siempre diciéndome cómo que sabia todas las cosas que habían pasado. Yo le explicaba que era la madre de mis hijas, que defendía mi familia, y que era peronista de chica, que siempre iba a ser peronista. Pero evidentemente a ella no le gustaba mucho. La vi dos o tres veces”, indicó la señora de Canteloro.

"Me llevaron al Servicio de Informaciones vendada y comenzaron las torturas, el interrogatorio, me preguntaban por mi militancia y sobre compañeros, mientras me torturaban con picana en todo el cuerpo", declaró por su parte Esther Fernández, en otro de los testimonios conmovedores de la jornada.

"Luego empezaron con golpes, fueron dos noches de tortura", agregó la testigo, quien fue detenida en agosto de 1976 luego de asistir a una citación a la Policía de Rosario por el asesinato de la persona con la que vivía, María del Rosario Spetalle.

"En el SI estuve hasta antes de diciembre del 76 que me trasladan a Devoto, donde estuve primero un par de meses y después me regresaron al SI", dijo. "Estuve un día vendada sin tortura, y luego quedé allí un año y medio", agregó.

También declaró ante los jueces que durante su estadía en el centro clandestino "fui testigo no presencial, pero si de oír, cómo quedaban torturados los detenidos, bajaban a bañarlos porque era el único baño, éramos como 70 personas, todas las noches escuchábamos los gritos".

Fernández sostuvo en su relato que por las noches "escuchábamos que los trasladaban (a otros detenidos en el lugar) a la Unidad 5, pero en realidad los mataban".

Recordó a una chica de apellido Minetti "que la conocía de antes" y "a otros dos chicos que sabía quiénes eran, pero no me acuerdo ahora sus nombres", indicó.

"Minetti estaba torturada, masacrada como todos los que estaban arriba. En las sesiones de tortura participaban 4 ó 5 personas, `El Ciego` que era el que dirigía, después lo ví varias veces, cuando estaba abajo me llamaba para interrogarme pero no me torturaba, la tortura era verlo a él", añadió.

"Recuerdo otros apodos como Jorge, El Cura, no puedo ubicarlos en situaciones particulares, porque bajaban cuando estábamos en el Sótano impunemente, eran los torturadores", dijo también Fernández.

En tanto, el testigo José Aloisio dijo que fue detenido "el 14 de septiembre de 1976 en horas de la madrugada" y que "en un primer momento creímos que era un intento de robo a la casa de mis padres".

"Fue gente toda de civil y después se identificaron como de la policía, estaban entre ellos los que después reconozco como Lofiego, Gómez, Archie, una persona de civil disfrazada llamada Carlos Brunatto, a quien reconocí rápidamente porque iba conmigo al colegio, y otro muchacho que también conocía porque militaba conmigo en la UES que se llamaba Tolosa", declaró Aloisio.

El sobreviviente del SI testimonió que al llevárselo lo tiraron "en el piso del vehículo" y escuchó "los gritos de Beatriz Belletti (otra detenida) en el medio del camino, seguimos hasta la Jefatura de Rosario, me suben tomado de los pelos por una escalera, me vendan, me atan con alambre atrás las manos".

En ese momento -declaró- recibió "golpes, picana eléctrica en distintas partes del cuerpo, el tiempo no puedo precisarlo". Dijo que en la tortura "estaba ahí El Ciego Lo Fiego, y otro que participaba era Carlos Brunatto, compañero mío en el secundario".

También reconoció a "el señor Archi (por Scortechini), El Cura (por Marcote), Carlitos Gómez que nos acompañaba al baño". Aloisio dijo ante los jueces que "mientras me torturaban escuché como torturaban a (otro detenido, José) Berra que era compañero mío de la UES", y agregó que "después me llevan con otras personas y pasaban y nos pegaban y no nos teníamos que caer, si no nos llevaban a la tortura".

Dijo que en la distribución de roles de los torturadores "el señor Marcote se hacía el buenito" y que "otra vez en la sala de tortura Lo Fiego me amenazaba con tirarme por la ventana".

El testigo puntualizó que "el 30 de septiembre de 1976 me trasladan a (la cárcel de) Coronda sin paso por la cárcel de Rosario, nos cagaron a trompadas y cuando nos bajaron estábamos sin las vendas y reconozco mucha gente de la UES y de la JUP".

Por su parte, Oscar Bustos recordó que fue privado de su libertad a mediados de septiembre de 1976 y que recibió antes "aproximadamente 10 allanamientos en mi casa", donde lo buscaban a uno de sus hermanos.

Puntualizó que "la persona a cargo (del operativo) era Raúl Guzmán Alfaro", un ex subcomisario ya fallecido. Contó que lo trasladaron a la comisaría 7ª de Rosario donde fue golpeado: "Me empiezan a pegar, toda clase de torturas hasta que me llevan a otro lugar, y un imputado (en referencia al civil Chomicky) me dice que siga hablando, me llevan al SI y me dejan un mes o dos meses en una pieza".

Los testigos reconocieron a sus captores y a quienes los sometieron a tormentos como la picana eléctrica: todos los relatos apuntaron a José Rubén Lo Fiego, alias `El Ciego`, y también identificaron a Mario Marcote, `El Cura`, y a `Archi`, José Carlos Scortechini, además de otros ex policías afectados a la represión ilegal que no son juzgados en esta causa.

También están imputados el ex comandante del Segundo Cuerpo del Ejército durante la dictadura, Ramón Genaro Díaz Bessone, el ex policía Ramón Rito Vergara y el civil Ricardo Miguel Chomicky.
Fuente:DiariodelJuicio


10/11/2010
Juicio Díaz Bessone
“Yo siempre fui peronista”
Otros cuatro sobrevivientes del centro clandestino de detenciones que funcionó en el Servicio de Informaciones (SI) de la ex Jefatura de Policía de Rosario durante la última dictadura declararon este martes. Los testigos relataron cómo fueron torturados ante el Tribunal Oral Federal Nº2 de Rosario (TOF2) en el marco del juicio oral de la denominada causa Díaz Bessone. Esther Eva Fernández, Oscar Ramón Bustos, Irma Albelo de Canteloro y José Aloisio relataron ante los jueces el modo en que fueron detenidos y los tormentos que recibieron durante sus estadías en el centro clandestino que funcionó en la céntrica esquina de San Lorenzo y Dorrego. Irma Albelo, una mujer de 82 años que estuvo detenida sólo por ser la madre de dos militantes ‒Gloria y Dalia‒, recordó cómo le impactó la realidad que se encontrón en el centro de exterminio: “Me sorprendió que eran todos muy chicos los que estaban secuestrados, chicos y chicas de 18 años, como mis hijas”.


El testimonio de de Irma Albelo fue muy conmovedor. La mujer, que tenía 48 años cuando fue detenida, indicó que en realidad la detuvieron por proteger a sus hijas y yerno, todos militantes de la Unión de Estudiantes Secundarios UES.

La sobreviviente, que relató su paso por el SI y su posterior traslado a Devoto, complicó a la actual jueza Laura Cosidoy, a quien ya varios testigos acusaron por su actuación en tiempos de la dictadura, cuando la magistrada era defensora oficial y tuvo que hacer de abogada de los detenidos políticos.

Irma Albelo, en un pasaje de su declaración, rememoró una curiosa conversación con Cosidoy. “Antes de darle la libertad a una de mis hijas, estando en Devoto, me llevan a una oficina donde estaba la doctora Cosidoy que me dice que es mi abogada. Me habla dulcemente, pero siempre diciéndome cómo que sabia todas las cosas que habían pasado. Yo le explicaba que era la madre de mis hijas, que defendía mi familia, y que era peronista de chica, que siempre iba a ser peronista. Pero evidentemente a ella no le gustaba mucho. La vi dos o tres veces”, indicó la señora de Canteloro.

"Me llevaron al Servicio de Informaciones vendada y comenzaron las torturas, el interrogatorio, me preguntaban por mi militancia y sobre compañeros, mientras me torturaban con picana en todo el cuerpo", declaró por su parte Esther Fernández, en otro de los testimonios conmovedores de la jornada.

"Luego empezaron con golpes, fueron dos noches de tortura", agregó la testigo, quien fue detenida en agosto de 1976 luego de asistir a una citación a la Policía de Rosario por el asesinato de la persona con la que vivía, María del Rosario Spetalle.

"En el SI estuve hasta antes de diciembre del 76 que me trasladan a Devoto, donde estuve primero un par de meses y después me regresaron al SI", dijo. "Estuve un día vendada sin tortura, y luego quedé allí un año y medio", agregó.

También declaró ante los jueces que durante su estadía en el centro clandestino "fui testigo no presencial, pero si de oír, cómo quedaban torturados los detenidos, bajaban a bañarlos porque era el único baño, éramos como 70 personas, todas las noches escuchábamos los gritos".

Fernández sostuvo en su relato que por las noches "escuchábamos que los trasladaban (a otros detenidos en el lugar) a la Unidad 5, pero en realidad los mataban".

Recordó a una chica de apellido Minetti "que la conocía de antes" y "a otros dos chicos que sabía quiénes eran, pero no me acuerdo ahora sus nombres", indicó.

"Minetti estaba torturada, masacrada como todos los que estaban arriba. En las sesiones de tortura participaban 4 ó 5 personas, `El Ciego` que era el que dirigía, después lo ví varias veces, cuando estaba abajo me llamaba para interrogarme pero no me torturaba, la tortura era verlo a él", añadió.

"Recuerdo otros apodos como Jorge, El Cura, no puedo ubicarlos en situaciones particulares, porque bajaban cuando estábamos en el Sótano impunemente, eran los torturadores", dijo también Fernández.

En tanto, el testigo José Aloisio dijo que fue detenido "el 14 de septiembre de 1976 en horas de la madrugada" y que "en un primer momento creímos que era un intento de robo a la casa de mis padres".

"Fue gente toda de civil y después se identificaron como de la policía, estaban entre ellos los que después reconozco como Lofiego, Gómez, Archie, una persona de civil disfrazada llamada Carlos Brunatto, a quien reconocí rápidamente porque iba conmigo al colegio, y otro muchacho que también conocía porque militaba conmigo en la UES que se llamaba Tolosa", declaró Aloisio.

El sobreviviente del SI testimonió que al llevárselo lo tiraron "en el piso del vehículo" y escuchó "los gritos de Beatriz Belletti (otra detenida) en el medio del camino, seguimos hasta la Jefatura de Rosario, me suben tomado de los pelos por una escalera, me vendan, me atan con alambre atrás las manos".

En ese momento -declaró- recibió "golpes, picana eléctrica en distintas partes del cuerpo, el tiempo no puedo precisarlo". Dijo que en la tortura "estaba ahí El Ciego Lo Fiego, y otro que participaba era Carlos Brunatto, compañero mío en el secundario".

También reconoció a "el señor Archi (por Scortechini), El Cura (por Marcote), Carlitos Gómez que nos acompañaba al baño". Aloisio dijo ante los jueces que "mientras me torturaban escuché como torturaban a (otro detenido, José) Berra que era compañero mío de la UES", y agregó que "después me llevan con otras personas y pasaban y nos pegaban y no nos teníamos que caer, si no nos llevaban a la tortura".

Dijo que en la distribución de roles de los torturadores "el señor Marcote se hacía el buenito" y que "otra vez en la sala de tortura Lo Fiego me amenazaba con tirarme por la ventana".

El testigo puntualizó que "el 30 de septiembre de 1976 me trasladan a (la cárcel de) Coronda sin paso por la cárcel de Rosario, nos cagaron a trompadas y cuando nos bajaron estábamos sin las vendas y reconozco mucha gente de la UES y de la JUP".

Por su parte, Oscar Bustos recordó que fue privado de su libertad a mediados de septiembre de 1976 y que recibió antes "aproximadamente 10 allanamientos en mi casa", donde lo buscaban a uno de sus hermanos.

Puntualizó que "la persona a cargo (del operativo) era Raúl Guzmán Alfaro", un ex subcomisario ya fallecido. Contó que lo trasladaron a la comisaría 7ª de Rosario donde fue golpeado: "Me empiezan a pegar, toda clase de torturas hasta que me llevan a otro lugar, y un imputado (en el juicio, en referencia al civil Chomicky) me dice que siga hablando, me llevan al SI y me dejan un mes o dos meses en una pieza".

Los testigos reconocieron a sus captores y a quienes los sometieron a tormentos como la picana eléctrica: todos los relatos apuntaron a José Rubén Lo Fiego, alias `El Ciego`, y también identificaron a Mario Marcote, `El Cura`, y a `Archi`, José Carlos Scortechini, además de otros ex policías afectados a la represión ilegal que no son juzgados en esta causa.

También están imputados el ex comandante del Segundo Cuerpo del Ejército durante la dictadura, Ramón Genaro Díaz Bessone, el ex policía Ramón Rito Vergara y el civil Ricardo Miguel Chomicky.
Fuente:RedaccionRosario                                                                                       

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