4 de diciembre de 2010

MENDOZA: MARIÚ CARRERAS RECONOCIÓ A DOS DE LOS SECUESTRADORES DE RUBÉN BRAVO.

3 de Diciembre de 2010
El Juicio: Mariú Carreras reconoció a dos de los secuestradores de Rubén Bravo

Gentileza Tribunales Federales
Carreras, contó sobre el secuestro de su pareja, su hermano y su cuñada.
Fue durante un reconocimiento de varios expedientes con fotos de ex efectivos de la Comisaría Séptima. El debate del que fue protagonista fue tan intenso, que por momentos varios lloraron en medio de un silencio sepulcral. “Nos robaron la muerte”, consideró.
por Carlos Fernández

Mariú Carreras, la ex pareja de Rubén Bravo, uno de los tantos actores mendocinos secuestrados luego del golpe de Estado de 1976, durante la tarde del jueves reconoció a dos de los secuestradores que en octubre de ese año irrumpieron en su vivienda y se llevaron a su marido a la fuerza.

Esto sucedió durante el reconocimiento que hizo a varios expedientes con fotos de ex efectivos policiales que en esos tiempos prestaban servicios en la Comisaría Séptima, a la que Carreras definió como un lugar “de horror, al igual que la D2 y la casa de Papagayos”.

Ante la novedad el tribunal tomó nota de la ubicación de las fotos -en los expedientes revisados- mientras que desde la querella se informó que una de las imágenes, correspondientes a Ernesto Pablo Lazo Fernández, quien fue señalado por le mujer como “el que entró por la ventana para después abrirles la puerta a los otros”, está fallecido.

Sin embargo, el otro hombre identificado como uno de los secuestradores, fue señalado por Carreras como el “que en todo momento nos apuntaba con un arma y a quien yo le preguntaba, ¿porqué nos hacen esto?”.

Esto se conoció casi al promediar el debate del jueves, pasadas las 19 en la sede de Tribunales Federales, cuando Carreras ya había relatado con lujo de detalles, en un intenso relato, los hechos acontecidos esa noche de octubre del ´76 y el calvario que transitó cuando trató de conocer el paradero tanto de Rubén Bravo como de su hermano Marcelo Carreras y el de su cuñada –la mujer de Marcelo- Adriana Bonoldi de Carrera, quien fue secuestrada estando embarazada.

Casi al inicio de su relato, Mariú Carreras, reflexionó sobre lo que la marcó para toda la vida: “Nos robaron una parte muy rica de nuestras vidas. Nos robaron la muerte. Hemos resistido a tanta negación de la propia justicia que hemos tenido el valor de enfrentar las fichas de inhumación del cementerio de la Capital recién en 2005. Donde habían muchos jóvenes en esas fichas que fueron sepultados en el cuadro 33 de indigentes”.

Fue uno de los tantos y emotivos momentos en que los casi ochenta presentes llegaron a lagrimear en un profundo silencio sepulcral, cuando también Carreras declaró ante la Justicia que “Videla –Jorge Rafael- nos dijo que los desaparecidos no tienen identidad”.

Sobre el hallazgo logrado en 2005 en el Cementerio de Capital la actriz, quien en ningún momento perdió el hilo conductor de su compartida experiencia, analizó que “la identidad la recuperamos a cuatro metros de profundidad, en esas excavaciones. Estaba con 32 orificios y tapado con otros cuerpos, puestos allí, como en el año ´85. Después de eso sólo resta hacer justicia y a la justicia uno la alcanza en este caso cuando se la va a buscar hasta el fondo de la tierra”, enfatizó.

Confesó que cuando “encontramos a uno de los nuestros” sintió paz. Y criticó también a los Gobiernos que son indiferentes ante la gente que se muere en la pobreza extrema, citando lo que está sucediendo en Haití.

Relatos de secuestros
Carreras relató que el 21 de octubre a la noche, de repente irrumpieron varios individuos en la casa que habitaba en la calle Corrientes446, donde vivía junto a Rubén Bravo, y con quien trabajaba para la Asociación Argentina de Actores y militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).

“Estábamos comprometidos con gente de los barrios, con otros compañeros de la Asociación de Actores, pero nunca pensamos en irnos. Esa noche Tito y Alberto estaban en la casa de su papá. Irrumpieron esa noche personas armadas. Uno era un gordo grandote, de tez blanca, que manejaba la situación en el dormitorio. Vi a la madre de Rubén atada y amordazada tirada sobre la cama, al niño no lo tocaron”, comenzó contando ante el atento silencio de la concurrencia.

Luego continuó: “A mí me pusieron una camisa de Rubén en la cabeza. El gordo, con acento porteño, mientras tanto se metía cosas en el bolsillo. Se robaron varias cosas. Muchos libros de teatro y libretos de radio teatro”.

Sobre la irrupción dijo que “uno entró por la ventana y les abrió la puerta a los demás. Era bajo, ágil, de tez cetriña. Lo vi una vez después en el colectivo. Depués había otro que en todo momento nos apuntaba con un arma y a quien yo le preguntaba, ¿porqué nos hacen esto?”.

“El cuatro hombre tenía unos 46 años, se manejaba con mucha tranquilidad. Una vez lo reconocí en una agencia de seguridad llamada Ronda. Tenía contextura corpulenta. Esa noche habíamos ido a acompañar a una compañera hasta Rioja y Corrientes. Al volver sentí que nos observaban, pero no los advertí realmente”, recordó.

También contó que “después del secuestro de Marcelo –su hermano, secuestrado en noviembre de 1976- mi mamá y mi papá recibieron una nota debajo de la puerta de la casa de Minetti que decía: madre, tus hijos están detenidos por montoneros, rezá por ellos”, añadió.

Además repasó que “a mi mamá le dejaron otro anónimo que decía que por 50 millones de pesos los iban a liberar. Los papeles los recibió el capellán de apellido Hort, o algo así”.

Sobre Adriana Bonoldi “la Colo, así le decíamos porque era pelirroja, muy linda, muy llamativa”, contó que era profesora de música, “una pianista brillante y por eso es que su nombre identifica a la sala magna de la Escuela de Música de la Universidad de Cuyo” y que fue secuestrada el primero de diciembre de 1976.

“Ese día Adriana fue a la escuela Mayorga en el Carril Cervantes, donde daba clases, y luego de eso un grupo la dejó en el mismo carril y Rawson. Vieron a un auto que se asomaba y se escondía. A la vuelta de donde la dejaron sus compañeros vivían sus padres. Por eso pensamos que fue secuestrada antes de llegar a la casa. Antes del secuestro un comisario había llamado a la casa de mi papá y la había citado a un destacamento policial en la calle Arizu”, detalló.
Fuente:Mdzol.com

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