21 de enero de 2011

COLOMBIA.

Oligarquía y elite
Por Alberto Pinzón Sánchez

Llamar pan al pan y vino al vino. Esta máxima centenaria, aprendida en la primaria de nuestra práctica cotidiana, ha enseñado a muchas generaciones que no hay comunicación posible y menos en política si se le ignora. Por lo menos en un idioma como el nuestro, tan presionado por los extranjerismos de los “gringófilos” y demás Cipayos, interesados en mantener en nuestra patria la noche oscura de los gatos Pardos. Un pueblo consiente y claro que, llame a las cosas por su nombre es su principal enemigo. Este es uno de los principios de la guerra mediática y de la propaganda Nazi en contra de los trabajadores: La des-información y la contra-información.

Desde hace un tiempo para acá, el galicismo o francesismo introducido subrepticiamente en el léxico político por los estructural-funcionalistas para despojar al Marxismo del vigor que le confiere la precisión y exactitud de su lenguaje; como una enredadera o hiedra adherida ha empezado a agrietar los muros de la fortaleza. Me estoy refiriendo a la palabra “Elite” que significa simplemente: “minoría selecta rectora”; usada indiscriminadamente y al parecer sin mucha reflexión, para sustituir o reemplazar la palabra clasista Oligarquía. Palabra política por excelencia y de una complejidad descriptiva y de uso milenario (contundente e irrebatible) tanto en el lenguaje cotidiano como en la ciencia política, que hasta la misma real academia española debe reconocer en su definición:
....“Oligarquía. (Del gr. ὀλιγαρχία).


1. f. Gobierno de pocos.


2. f. Forma de gobierno en la cual el poder supremo es ejercido por un reducido grupo de personas que pertenecen a una misma clase social.


3. f. Conjunto de algunos poderosos negociantes que se aúnan para que todos los negocios dependan de su arbitrio. Real Academia Española ©”..


Pero, no es todo. El francesismo “Elite”, además de eliminar la connotación de la lucha de clases implícita en la categoría científica y de masas de Oligarquía, también elimina sus características definitorias y esenciales más notables: Primero: Su carácter atrasado o tradicional y clientelar, ligado secularmente a la Cruz (iglesia) y a la Espada (ejército).


Segundo: Su acceso privilegiado y familiar al Poder, mediante los llamados en Colombia “delfines” o hijos de presidentes.


Tercero: Las persistente alianzas entre el reducido grupo de las clases dominantes para preservar (como sea) la propiedad de la tierra y las grandes acumulaciones de capital, actualmente transnacionalizado y pegado a los intereses de EEUU.


Cuarto: Su doble moral.


Por ejemplo: La oligarquía latifundista y financiera transnacionalizada que actualmente domina en Colombia; paradójicamente tiene un complejo y denso sistema de “elites rectoras” constituido por los grandes cacaos económicos agrupados en sus respectivos gremios (de ganaderos, agricultores, comerciantes, industriales, banqueros, financieros etc.) quienes a su vez son representados por otra “elite rectora” nombrada en las juntas directivas de dichos gremios. Además del Generalato que es una “elite rectora” del ejército colombiano y sus grupos de elite contrainsurgente comandados por otra “elite rectora” que trabaja en la embajada de los EEUU, y en concordancia con otra “elite rectora” de los políticos y capos narco paramilitares elegidos por sus clientelas en el llamado Parlamento colombiano. Y sin prejuicio de la conferencia de Obispos, que es otra “elite rectora” de la diversa y colorida curia romana de Colombia.


De estas características es posible deducir fácilmente el nudo de contradicciones que como un Boa Constrictor desde hace más de 200 años, asfixia con sus poderosos anillos de explotación, el trabajo y el desarrollo soberano y pacífico del Pueblo colombiano. Así la contradicción principal que dinamiza todo el desenvolvimiento de la lucha de clases en Colombia, no sería posible hallarla entre las “Mayorías Nacionales y la Elite Gobernante”, sino entre la Oligarquía Transnacionalizada y su régimen terror de Estado, que ha impuesto como guerra contrainsurgente (de cuarta generación) al Pueblo Trabajador colombiano, con el soporte del gobierno de los EEUU y por esto, la Salida Política al conflicto armado y social que desgarra actualmente a Colombia, pasa por desmantelar totalmente (o derrotar) el complicado sistema de “Propaganda y Terror” que han establecido a lo largo de tantos años. En ningún caso negociarlo para dejarlo intacto como en 1991.


Los ejemplos históricos muestran que el Nazismo alemán y el Fascismo italiano fueron derrotados militarmente en la segunda guerra mundial. El Fascismo portugués por una revolución de masas que lo desmontó totalmente, y el Fascismo español o Franquismo, hubo que desmantelarlo mediante un Pacto Amplio de distintas fuerzas políticas que llegó hasta las provincias y se caracterizó como transición democrática. El nacional-catolicismo siguió persistiendo e influyendo fuertemente con su integrismo en la sociedad española, pero ya no como un Estado. Y así todos los ciudadanos del mundo pudimos seguir en paz, comiendo pan de pan y vino de vino.
Fuente:Argenpress                                                                           

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