29 de enero de 2011

EL SALVADOR.

Por primera vez, la izquierda presidirá el parlamento salvadoreño
Por Raimundo López (PL)

El diputado Sigfrido Reyes, del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), se convertirá el próximo 1 de febrero en el primer presidente de izquierda del parlamento en la historia de El Salvador.

En una entrevista con Prensa Latina, explicó el proceso que permitió ese ascenso, los retos para, mediante la concertación, lograr una mayor credibilidad de la Asamblea Legislativa y acercarla al pueblo.


Como el resto de los legisladores del FMLN, casi de golpe pasó de la lucha guerrillera a la política legal, después de los Acuerdos de Paz suscritos en la capital de México el 16 de enero de 1992.


Nosotros tenemos una trayectoria de lucha y de compromisos con los sectores populares, venimos de situaciones tremendamente difíciles, recordó.


A pesar de ser la fuerza mayoritaria en la Asamblea, desde hace varios años, los partidos de derecha se unieron para impedir la presidencia del FMLN, pero -como dice la canción, apuntó Reyes- "cambia, todo cambia".


"Creo que la alternancia que va a haber en la Asamblea el próximo 1 de febrero, debe enmarcarse en el largo proceso de transición política que ha vivido el país desde que se firmaron los acuerdos de paz.


"Hace año y medio se logró esa alternancia en la Presidencia de la República, después de una larga lucha.


"Meses después, hicimos posible que el viejo esquema de justicia, que radicaba en la Corte Suprema, fuese transformado sustantivamente y a partir de entonces tener un sistema de justicia más creíble, más independiente.


"Y, como dice la canción, "cambia, todo cambia", y también a la Asamblea debe llegar ese cambio, esa alternancia, sobre todo, porque la misma voluntad popular desde hace varios años, desde hace más de una década, le daba al FMLN ese mandato, esa responsabilidad.


"Pero, de manera sucesiva los distintos partidos de la derecha se lograban articular para impedir que el Frente dirigiese la Asamblea Legislativa.


"Evidentemente, este es el primer poder del estado, es por constitución, el ente donde se decretan las leyes que norman la vida social, económica, política del país, donde se elijen importantes funcionarios, donde se aprueban los presupuestos del estado, donde inclusive se puede reformar la constitución del país.


"El simbolismo de la presidencia de la Asamblea es muy fuerte y la derecha lo ha sabido cuidar, y no fue si no producto de la misma crisis de la derrota electoral en 2009, que se hace posible llegar a esa presidencia.


"Así que tiene un gran significado para el FMLN, porque reafirma nuestra condición de ser la fuerza política más querida, más prestigiosa, con mayor respaldo en la sociedad.


"Además, nos da la oportunidad de convertir este parlamento en un espacio dentro del estado que puede y debe estar al servicio de los intereses de la sociedad y no de agendas particulares", apuntó.


En las últimas elecciones, en enero de 2009, el FMLN obtuvo 35 de los 84 años del parlamento, más uno del Partido Cambio Democrático, su aliado.


Unidos, los cuatro partidos de la derecha garantizaban una cómoda mayoría.


"En cualquier sociedad democrática se observa el principio de que el partido mayoritario preside la asamblea, el parlamento, el congreso.


"Acá, nuestro país era la excepción a esa regla, porque a pesar de tener la mayoría de votos, de diputados frecuentemente, había un pacto de la derecha para imposibilitar el acceso a este puestoâ??


"Era un pacto cerrado de la derecha, que además estaba condicionado al hecho de que la Asamblea estuviera al servicio de la presidencia de la republica, de manera automática, prácticamente.


"¿Cómo se produce o genera esa posibilidad? Bueno, a partir de que se genera una crisis dentro de las derechas, que hace posible un escenario de negociación política, donde el FMLN y determinados agrupamientos de la misma derecha, que rompen con el viejo esquema de una derecha pro oligárquica y que buscan presentarse como una derecha más de corte social, entonces logramos establecer acuerdos básicos para la gobernabilidad de la Asamblea y eso es lo que en buena medida abre esta puerta".


El los comicios presidenciales del 15 de marzo de 2009, el FMLN, liderando una coalición y llevando como candidato a Mauricio Funes, derrotó a la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que gobernaba la nación desde 1989.


La derrota catalizó una agria crisis interna en ARENA, de la cual se desgajó un sector que tomó distancia de las posiciones extremas anticomunistas de la cúpula, y en mayo de 2010, logró inscribirse como partido.


La nueva Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), rápidamente se convirtió en la tercera bancada en el parlamento, con 16 legisladores, frente a los 19 que actualmente cuenta ARENA, de 32 iniciales.


Sin la victoria electoral del 2009, y sin la crisis subsiguiente que llevó a ese resquebrajamiento de las derechas, hubiese sido difícil, para no decir imposible, porque para la derecha la presidencia de la Asamblea ha sido un símbolo político al que nunca estuvieron dispuestos a renunciar, afirmó Reyes.


Son las circunstancias las que los obligaron a ceder, no lo hacen por voluntad propia, por generosidad, ni por tener una voluntad democrática, lo hacen porque las circunstancias los obligaron a ese reacomodo, agregó.


El 31 de octubre de 2009, las bancadas, con la excepción de ARENA, firmaron un protocolo que permitió dividir el ejercicio de la presidencia en dos períodos, de 15 meses, el primero de los cuales ocupa aún Ciro Cruz Zepeda, de Conciliación Nacional, uno de los partidos históricos de la derecha.


ARENA cabildeó a fines del año pasado para tratar de cerrar el camino a Reyes y al FMLN, pero la maniobra no tuvo éxito. Cruz Zepeda ratificó que cumplirá la palabra empeñada y GANA también rechazó el plan.


Con ello se confirmó el escenario que permitirá el ascenso de la izquierda, por primera vez en la historia, a la conducción del poder legislativo salvadoreño.
Fuente:Argenpress


Una visión política de los hechos del 32
Por Iván Escobar (COLATINO)

Los hechos ocurridos durante la década de los 30, dejó en claro la marginación y explotación hacia los sectores campesinos e indígenas de ese entonces, de acuerdo al análisis que se hace a 79 años de la masacre del 22 de enero.

Salvador Arias y Roberto Cañas, analistas y políticos de izquierda salvadoreños, hicieron un análisis político de los hechos de enero de 1932, que de acuerdo a ellos ha existido una visión deformada durante las últimas ocho décadas.


Este año se cumplieron 79 años de la masacre perpetrada en Izalco y otras comunidades indígenas en la zona occidental del país, durante la administración del ex presidente de la República, Maximiliano Hernández Martínez.


Entre el 22 de enero de 1932 y los primeros días de febrero de ese mismo año, fueron reprimidos los sectores campesinos e indígenas del país. Las justificaciones del gobierno de turno fue la necesidad de frenar la expansión del Comunismo en El Salvador.


Este mensaje se mantuvo vigente durante los últimos 70 años, de hecho la derecha política “y la oligarquía salvadoreña” han contribuido a que el tema se oculte, y esté confuso.


“Esta claro, son los indígenas, los campesinos, los que realmente le han dado razón a la historia, y son los grandes luchadores y el sentido de la revolución de este país y lo siguen siendo”, precisó Arias.


Arias, un economista de izquierda, considera que la masacre del 32 fue “una insurrección popular, indígena-campesina, producto de más de 100 años de un proceso de explotación, en donde el capitalismo iba tomando forma y en esa medida iba excluyendo, asesinando nuestra población nativa”, recordó.


Este político asegura que los hechos del 32, tuvieron como fuente de inspiración la rebelión de los nonualcos en 1833, liderada por el indígena Anastasio Aquino.


En la actualidad, advierte que la exclusión y explotación de los pueblos originarios en El Salvador, los pocos que quedan, continúan en menor intensidad, pero, con grandes impactos en ese sector de la población que quedó herido por los hechos represivos.


En los hechos del 32 fueron fusilados líderes como el indígena Feliciano Ama, el 28 de enero de 1932; y otros que se sumaron a los acontecimientos que tenían como fin derrocar al dictador Hernández Martínez, el 1 de febrero de ese mismo año, fueron fusilados los líderes del Partido Comunista de El Salvador (PCS) Alfonso Luna, Mario Zapata y Farabundo Martí.


De acuerdo, a la Asociación Nacional Indígena Tierra Sagrada (ANITISA), en su comunicado emitido en el marco del 79 aniversario de la masacre, recuerda que “Mario Zapata y Alfonso Luna, jóvenes universitarios, al enterarse de los preparativos de la insurrección indígena liderada por el cacique Feliciano, llegaron a Izalco como dirigente del PCS, con el interés de aprovechar políticamente la situación, con el propósito de que el PCS tomara la dirección…al PCS no le quedó otra opción que adherirse a la revuelta indígena”.


Roberto Cañas, expresa que políticamente es un hecho que no puede apartarse, de hecho coincide con Arias con respecto a que estos hechos inspiraron en las décadas de los 70 y 80, al movimiento revolucionario salvadoreño que impulsaron la guerra civil, proceso que culminó el 16 de enero de 1992, con la firma de la paz.


Aunque ambos creen que las violaciones a derechos, exclusión y deterioradas condiciones de vida siguen igual que en el pasado, sobre todo, entre los campesinos y pocos pueblos indígenas que quedan. Cañas dice que la falta de información sobre hechos pasados, ha llevado a la poca comprensión de nuestra historia. “Uno debe buscar las señas de identidad que forman su patrimonio revolucionario o de tradición de lucha, para muchos jóvenes ahora es un tema de estudios sociales el 32, o la firma de la paz, que dependiendo de la calidad del profesor de sociales es aburrida o no, entonces deben verse de manera diferente.


Los sucesos del 32 son parte de la tradición de lucha de éste pueblo y parte de nuestra identidad”, consideró.


Por ahora, el tema sigue difundiéndose en círculos políticos y asociaciones indígenas, la población poco conoce de estos hechos. Por ello, Cañas insiste en que “el llamado sería para hacer un esfuerzo de recuperación de la historia, es un responsabilidad para los revolucionarios compartir estás ideas”.


Las valoraciones políticas sobre los sucesos del 32, fueron hechas en el marco del foro organizado por las Comunidades de Fe y Vida (COFEVI).
Fuente:Argenpress                                                                      

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