21 de enero de 2011

MENDOZA: TESTIGOS IDENTIFICAN A CUATRO REPRESORES.

DOS SOBREVIVIENTES DECLARARON EN EL JUICIO CONTRA DIEZ REPRESORES EN MENDOZA
Cuatro nuevos nombres para investigar
Una testigo reconoció a cuatro policías como integrantes del D2. Hubo repudios de organismos de derechos humanos y funcionarios por una denuncia presentada por el ex camarista Otilio Romano contra una sobreviviente que lo comprometió.
El represor Tamer Yapur es uno de los acusados en el juicio por crímenes de lesa humanidad en Mendoza.



Nélida Allegrini, sobreviviente del Departamento de Informaciones (D2) de la policía de Mendoza, reconoció ayer ante el tribunal que conduce el primer juicio por delitos de lesa humanidad de la capital provincial a cuatro represores que actuaron en ese centro clandestino y que continúan impunes. El periodista jubilado Pedro Lucero, en segundo turno, relató su cautiverio en el Liceo Militar General Espejo y destacó que varios detenidos que los militares sacaban para interrogar nunca volvieron. Organismos de derechos humanos y altos funcionarios de la provincia, en tanto, repudiaron y calificaron de “maniobra distractiva, mendaz y torpe” a la denuncia por falso testimonio que el ex camarista Otilio Roque Romano, investigado por su complicidad con el terrorismo de Estado, formuló contra Luz Faingold, otra sobreviviente del D2.

El 10 de mayo de 1976 un grupo de tareas de civil se instaló en la casa de Allegrini. Secuestraron a su marido, Víctor Sabatini, y a un amigo, Daniel Moyano, que permanece desaparecido. Saquearon la casa durante toda la noche y, luego de entregar a los niños a su abuelo, se llevaron a la mujer al D2, donde fue torturada con picana. “El médico se burlaba”, recordó. Otro día la encerraron en una celda diminuta y le dijeron que era “una cámara de gas”. Hacia fines de mayo la llevaron a declarar a una unidad del Ejército, donde los uniformados parodiaron un juicio, y el 7 de julio le leyeron su condena por “incitación a la violencia colectiva”. Estuvo un mes en un calabozo de la comisaría 33, luego en la cárcel de Boulogne Sur Mer y finalmente en Devoto, hasta diciembre de 1979.

A mediados de aquel año, mientras un cuñado abogado gestionaba el traslado hacia Mendoza, Allegrini recibió la noticia de la muerte de uno de sus dos hijos. No le informaron de cuál hasta que llegó al velatorio. “Me llaman a una oficina de Devoto y me dicen que me van a trasladar a Mendoza. Yo, contenta”, recordó. “Cuando llego a un vehículo de la penitenciaría me dicen que había fallecido uno de mis hijos. Me traen con gente de civil, me llevan al aeropuerto, había un despliegue impresionante, y yo no sabía cuál de mis hijos era, estaba shockeada”, dijo. En el velatorio pudo encontrarse con el cuerpo de su hijo mayor, de ocho años. El menor la acompañó ayer a declarar. Su marido recuperó la libertad en 1983 y “nunca se recuperó”, aclaró.

Cuando los jueces del Tribunal Oral Federal 1 le mostraron un álbum con fotos de policías, la testigo reconoció como ex miembros del D2 a Marcelo Rolando Moroy, a Antonio Marcos Ochoa, a Mario Esteban Torres, que se hacía llamar Caballo Loco, y a Pablo Gutiérrez. También creyó reconocer al médico Jorge Bajuk, actual titular de la obra social de la Universidad Nacional de Cuyo. El abogado querellante Pablo Salinas, del Movimiento Ecuménico de los Derechos Humanos, solicitó que se los investigue.

Allegrini apuntó que durante su declaración en la etapa de instrucción, ante el juez federal Walter Bento, no pudo reconocerlos porque no tenían el álbum allí.

Lucero, ex jefe de noticias del diario Los Andes, salió de la redacción el 23 de marzo de 1976 a la medianoche con la noticia de que Isabel Perón había abandonado la Casa Rosada en helicóptero. Un par de horas después los militares se lo llevaron preso junto a su esposa. En el liceo Espejo estuvo con profesores de la universidad, dirigentes gremiales y “todos los directores de los medios de difusión”. Contó que cuando los sacaban para interrogarlos “les pegaban culatazos y algunos no volvían”. “Se dijo que los llevaban para quitarles la vida. Había dirigentes del gremio vitivinícola, supe que a uno lo mataron”, dijo. En abril lo pusieron a disposición del Poder Ejecutivo y nueve meses después fue liberado.

El repudio a la denuncia del ex camarista Romano contra Luz Faingold fue formulado por el MEDH, la APDH de San Rafael, la Asociación de ex Presos y Presas Políticas, H.I.J.O.S. y Madres de Plaza de Mayo de Mendoza, entre otras organizaciones, a las que se sumaron el ministro de gobierno Mario Adaro y la directora de Derechos Humanos de la provincia, María José Ubaldini. El ex juez sostuvo que era falso que la secuestrada, que tenía 17 años, le hubiera pedido “tomar en cuenta sus denuncias de tormentos”. “La verdad es mucho más grave”, aclararon organizaciones y funcionarios. “Romano fue al D2, abrió la puerta de la celda, vio a la adolescente allí tirada y volvió a cerrar la puerta”, precisaron. Luego explicaron que “Romano intenta amedrentar a futuros testigos que ponen en evidencia su complicidad con los crímenes de lesa humanidad y usar el miedo como lo usó la dictadura” y exhortaron a la ciudadanía y en particular a las víctimas del terrorismo de Estado a “resistir estos últimos resabios de la tiranía, a no dejarse intimidar, a sostener en alto la luz de la verdad, aportando información sobre los crímenes y los criminales y perseverando en la búsqueda de Justicia, por más Memoria y Verdad”.
Fuente:Pagina12


21 de Enero
LESA HUMANIDAD: EL JUICIO
“Dormíamos en el suelo, no teníamos agua y hacían rondas para tratar de humillarnos”
En la jornada de ayer declaró una ex detenida y el hijo de un ex interventor. La mujer sufrió la muerte de su niño durante el encierro
Por DANIEL CALIVARES

VÍCTIMA. Allegreni no tenía militancia cuando fue detenida en 1976.
“Yo no pertenecía a ningún grupo”, explicó Nélida Allegreni durante su testimonio en el juicio por delitos de lesa humanidad. Sin embargo, eso no la salvó de ser detenida y de permanecer encerrada durante cuatro años en distintos centros de detención de Argentina. En el medio, le ocurrieron muchas cosas. Fue torturada, golpeada y sufrió la muerte de un hijo, pero ella pudo salir adelante, no así su marido, quien jamás se recuperó de lo que le ocurrió durante la última dictadura militar.

DETENIDOS. Allegreni fue detenida el 11 de mayo de 1976. En realidad, la noche del 10, cuatro personas de civil ingresaron a su casa a detener a su marido, Víctor Sabatini, quien estaba en cama, y a un amigo de este, Daniel Moyano, que estaba de visita. Tras llevárselos a los dos, los captores decidieron quedarse en la casa, con la mujer y los hijos de esta, hasta que el mediodía del 11, el padre de Sabatini llegó a la casa. Entonces, los policías de civil le dijeron que debía cuidar a los chicos y a la mujer se la llevaron detenida al D2, explicó Allegreni.

“Me mostraron unas fotos, unas horas después, me llevan hacia abajo, me picanearon y me dejaron una lesión en la columna que tengo hasta hoy”, explicó la testigo, quien agregó que, al no saber nada, se ensañaron mucho con ella. Allegreni también explicó que estuvo detenida en el D2 por un mes, luego pasó por la Comisaría 33ª, por la Penitenciaría provincial y, finalmente, por el penal de Devoto, donde quedó libre en 1980. En el D2, la mujer contó que dormían en el suelo. “No teníamos agua ni nada, hacían rondas donde nos trataban de humillar, nos infundían miedo”, afirmó.

La mujer explicó también que, cuando fue trasladada a Devoto, su cuñado comenzó a hacer trámites para que la trajeran nuevamente a Mendoza y que, en una oportunidad, le dijeron que lo harían, pero, al llegar a la camioneta penitenciaria, un policía le dijo que la trasladaban porque había muerto el hijo, de tan sólo ocho años. Finalmente, Allegreni señaló que su marido quedó libre en 1984, pero nunca se recuperó de lo vivido.

El hijo del militar
El segundo testigo de la jornada fue Pedro Tránsito Lucero, quien declaró haber sido detenido por personal del Ejército el 23 de marzo de 1976, momento en que estalló el golpe militar. Lucero era jefe de noticias de diario Los Andes y también hijo de un interventor federal del Ejército que, si bien formaba parte de la línea dura de la carrera militar, no apoyaba los golpes de Estado. Esta situación habría sido el desencadenante para la detención de Lucero, que, según sus propios dichos, fue ordenada por el general Maradona. El testigo también explicó al tribunal que su padre no pidió por su libertad para no “deber favores” a quienes detentaban por esos días el poder del horror. Lucero fue detenido junto a su esposa, que era juez correccional.
Fuente:ElSolDiario


20 de Enero de 2011
El Juicio: el detallado relato de una víctima con muy buena memoria
Gentileza Tribunales Federales
Nélida Allegrini declaró ante el Tribunal y reconoció a cuatro efectivos que se desempeñaron en el D2. El abogado querellante solicitó la compulsa para los identificados. La mujer contó su cautiverio en el D2, su paso por Boulogne Sur Mer y el posterior traslado a Devoto. Además, sugirió quién sería uno de los médicos del centro de detención.
por Santiago Montiveros

Como parte de una nueva jornada del juicio a represores que se lleva adelante en Mendoza, Nélida Allegrini declaró ante el Tribunal y dio precisiones sobre su captura y posterior cautiverio en el D2. Además de relatar los tormentos a los que fue sometida, identificó a un grupo de efectivos que trabajaba en el centro de detención clandestino.

De los cuatro individuos que reconoció a través de fotografías, la testigo relató que se cruzó a dos de ellos después de recuper la libertad. En primer lugar, recordó que "a Marcelo Rolando Moroy lo vi en la Legislatura en la protesta que hizo la Policía". Allegrini se refería a la histórica jornada del 20 de octubre de 1998. "Era el chofer del auto en el que me llevaron al D2", añadió.

El otro de los hombres que Allegrini admite haber visto tras su estadía en el D2 es Antonio Ochoa. "Lo vi en los persas cercanos a la calle General Paz", lanzó y agregó: "Para mí, trabajaba de seguridad". Sorpresivamente, el presidente del Tribunal, Antonio González Macías, sostuvo que "tiene investigación de paradero por el caso Ahumada".


Allegrini reconoce a integrantes del D2.

Posteriormente, Allegrini identificó a un individuo que formó parte de varios testimonios: "caballo loco", uno de los personajes más violentos del D2. De acuerdo con la mujer, se trata de Mario Esteban Torres. Además, reconoció a Pablo Gutiérrez. "No parecía tener un cargo jerárquico, parecía un ordenanza", analizó.

Más adelante, la testigo hizo hincapié en la fotografía de un médico al que "situó" dentro del D2: "No estoy segura, pero por su mirada me parece que es él". Allegrini hacía referencia a una imagen de Jorge Bajuk, actual titular de DAMSU, la obra social de la UNCuyo. La testigo no es la primera en señalarlo, ya que es un nombre que ha aparecido en otros testimonios.

Lo insólito en su máxima expresión

Nélida Allegrini fue secuestrada el 11 de mayo de 1976 luego de pasar la noche en su casa junto a sus captores, que llegaron a las pocas horas de llevarse a su marido, Víctor Sabatini, y a un amigo, Daniel Moyano. Los efectivos, vestidos de civil, decidieron pasar la noche allí a la espera de la llegada de un mayor que se hiciera cargos de los niños.

Fue así que, a la mañana siguiente, llegó su suegro y todos se trasladaron en el mismo vehículo hasta la casa del desprevenido hombre. Allí descendió él y los pequeños, mientras que Allegrini fue trasladada al D2, donde permaneció un mes y fue víctima de torturas, picana y fuertes golpes que le causaron lesiones en su columna y en un talón.

Antes de ser trasladada al penal de Boulogne Sur Mer, la testigo estuvo un mes en la Comisaría 33 de la Ciudad de Mendoza. Finalmente, a fines de 1976, quedó detenida en la cárcel de Devoto.

"Mi cuñado era abogado e hizo gestiones para que me trajeran a Mendoza y así poder estar cerca de mis hijos. Un día me vinieron a buscar para trasladarme, pero me enteré que era una cuestión temporal para que pudiera estar en el entierro de uno de mis hijos", recordó la mujer que en aquel momento despidió a su pequeño de ocho años.

Allegrini salió de Devoto el 9 de diciembre de 1980, unos meses después de haber recibido aquella triste noticia. Por su parte, el marido recuperó la libertad tres años después. "Nunca se pudo recuperar", enfatizó la mujer de Sabatini, recientemente fallecido.

Compulsa para los cuatro sujetos identificados

La Querella, a cargo del abogado Pablo Salinas, solicitó al Tribunal que se investigue a Antonio Ochoa, Marcelo Rolando Moroy, Pablo Gutiérrez y Mario Esteban Torres.
Fuente:Mdzol.com   

                                                                                    

Juicio en Mendoza
Violaciones y delitos de lesa humanidad
Publicado el 21 de Enero de 2011
Por Pablo Salinas
Apoderado del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos.

En el juicio de Mendoza se demostró que los ataques sexuales sufridos por las detenidas políticas fueron realizados en forma sistemática por los represores, como un modo de humillar y de infundir terror.
Mendoza está sacando a la luz que, en relación al terrorismo de Estado, existió una justicia cómplice que permitió que todos estos hechos ocurrieran; pero también está poniendo a nivel nacional a la luz pública que los ataques sexuales fueron realizados en forma sistemática contra las detenidas por razones políticas, como un modo de humillar y de infundir terror.
En el campo de concentración D2 que funcionó en la Central de la Policía de Mendoza a las órdenes del genocida Pedro Dante Sánchez Camargo, las personas no tenían alimentos, estaban encerradas y vendadas, sufrían vejaciones y maltratos permanentes, eran torturadas en los sótanos con picanas eléctricas y hasta asesinadas a golpes. Todo esto ocurrió en el D2 desde 1975 en adelante. La valentía de Rosa Gómez, de Luz Faingold y de Silvia Ontiveros, junto con Fernando Rule, Eugenio Paris, David Blanco y Alicia Morales ha permitido reconstruir el horror y el espanto, el carácter sistemático del ataque sexual, al igual que la tortura, la desaparición y la apropiación de niños.
Sin dudas Mendoza está marcando un punto de inflexión en el país en sacar a la luz estos hechos para que, finalmente y a pesar del tiempo transcurrido, los mismos permitan que exista justicia, justicia en democracia, es decir justicia con todas las garantías y posibilidades de defensa; pero justicia para que los represores finalmente sean condenados y para que la sociedad no pueda seguir mirando para otro lado.
Esto que yo transmito en estas líneas no le gusta a nadie, nadie quiere saber qué pasó y, tal como el pueblo Macondo en la novela de Gabriel García Márquez, muchos prefieren ocultar y negar lo sucedido, pero sólo con la verdad y la justicia podremos construir una Mendoza digna que mire de otra manera su futuro. Sólo con la verdad y la justicia se puede construir un futuro mejor para los argentinos.
La Argentina está dando un ejemplo a nivel continental y mundial con los juicios por crímenes contra la humanidad que se desarrollan y porque los represores están recibiendo sus condenas, un ejemplo como el que se dio con los Tribunales de Nuremberg y como el que se dio con el juicio a los Coroneles Griegos y el juicio a Eichmann en Jerusalén
La Argentina en general y Mendoza en particular están permitiendo que se haga justicia contra los represores de la dictadura 1976-1983, y esto quedará marcado en la Historia, del mismo modo que el hito que se produce en Mendoza con la fuerza del testimonio de tres mujeres valientes, Silvia Ontiveros, Rosa Gómez y Luz Faingold, que permitirá que muchas otras compañeras que vivieron situaciones similares empiecen a sentir que existe algo de reparación y esa reparación está dada por la luz de la justicia.
Mendoza siempre fue una provincia que se hizo notar a nivel nacional por violaciones graves a los Derechos Humanos, con casos graves de gatillo fácil, con una justicia cómplice de la dictadura, una justicia federal integrada por jueces y fiscales que habían ascendido en plena dictadura, e ingresado en el Poder Judicial en plena dictadura.
Pero en estos momentos en Mendoza se producen dos situaciones dignas de destacar, una es que un fiscal federal acusó a todos los jueces y fiscales de la dictadura ante un juez, y este los imputó y los está investigando. La otra situación que está abriendo paso a un tema muy difícil y que en pocos lugares ha sido puesto en el tapete es el ataque sexual como parte del plan criminal desarrollado por la junta militar, para de esta forma, junto con la tortura y la desaparición forzada, infundir el terror, del mismo modo que hizo Hitler con los decretos de “noche y niebla”, donde ordenó que no aparezcan los cadáveres de sus opositores asesinados para sumir en la incertidumbre a las familias, en definitiva, para producir terror.
Se está revirtiendo lo que estaba sucediendo en todo el país y en Mendoza en el sentido de que los jueces están valorando como crímenes contra la humanidad los ataques sexuales cometidos en el marco del terrorismo de Estado. Es fundamental esta valoración porque permite que dichos crímenes sean imprescriptibles, y por lo tanto sus ejecutores encarcelados, como ocurrió el 27 de diciembre de 2010 en Mendoza, y los autores mediatos también responsabilizados por estos crímenes. Autores mediatos que se valieron del aparato del Estado para imponer la tortura, la violación, la desaparición forzada, la apropiación de niños y los más de 340 centros clandestinos de detención, que no fueron otra cosa que campos de concentración en manos de las Fuerzas Armadas y de seguridad, con lo que generaron un gran pacto de silencio para impedir que la verdad salga a la luz.
El juicio oral que se lleva adelante en Mendoza permite que las víctimas puedan hablar y declarar situaciones, ya que antes la justicia no les daba las garantías mínimas para declararlas. La impunidad reinó en la Argentina por muchos años y hoy empieza a derrumbarse, y sentimos que se empieza a construir un país mejor, un país con memoria, un país con verdad y finalmente un país con justicia
Fuente:TiempoArgentino

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