6 de febrero de 2011

COLECTIVO CULTURAL.

MUESTRAS
PINTURA
5 de Febrero de 2011
Carlos Alonso inauguró una muestra de sus obras en Tunuyán


Uno de los más prestigiosos artistas plásticos que tiene la Argentina volvió después de más de siete décadas a su ciudad natal para mostrar sus obras. Excelente marco de público acompañó el momento.



por Walter Gazzo

Un evento de alto vuelo se vivió esta tarde en el Centro de Congresos y Exposiciones de Tunuyán, ya que ahí quedó inaugurada una muestra de obras del artista plástico mendocino Carlos Alonso. Pero lo mejor de esto es que el destacado pintor estuvo presente y departió un momento inolvidable con los presentes.

Alonso nació en Tunuyán hace 82 años y a los cinco se fue la zona para instalarse en la ciudad de Mendoza. Desde entonces no había regresado a su tierra, cosa que hizo ahora en estas circunstancias.

El intendente de Tunuyán, Eduardo Giner; el secretario de Cultura, Ricardo Scollo; maestros como Antonio Sarelli y otros tantos se dieron cita en el lugar para disfrutar de las obras y la presencia de Alonso.

Aquellos que quieran llegar a la muestra deberán ir a la Sala de Exposiciones de Tunuyán, ubicada en la calle Alem 745.

Tanto para el municipio como para el resto de la provincia es un hecho a destacar ya significa el reencuentro del afamado artista plástico con sus raíces y su pueblo, a la vez que para Mendoza es una oportunidad invaluable de admirar las obras de este pintor, dibujante y grabador argentino.

Cabe destacar que a lo largo de su carrera sus obras se han expuesto en numerosas muestras, entre otras, en la Art Gallery International (Buenos Aires), donde en 1967, presentó unos 250 trabajos referidos a Dante y a la Divina Comedia; el Museo Nacional de Bellas Artes (México), y el Museo de Arte de La Habana (Cuba), donde realizó una exposición de tapices y collages. En 1971 expuso en las galerías italianas Giulia de Roma y Eidos de Milán, además de en la Bedford Gallery de Londres.

La riqueza de la obra de Alonso reside en las continuas paradojas que plantea entre subjetividad y racionalidad, caos y orden, placer y disciplina. En sus trabajos también se pueden percibir rasgos de las heridas que dejó en su vida la última dictadura, durante la que desapareció su hija, Paloma.
Fuente:Mdzol.com



REPORTAJES
06/02/2011
"Cada uno tiene que asumir su responsabilidad en la derrota"
Juan Gelman

Con 80 años, este poeta argentino sigue recordando cómo la dictadura de su país le arrebató a su hijo y su nuera, asesinados por los militares. Tras un auténtico calvario, en el 2000, consiguió recuperar a Macarena, su nieta, entregada con dos meses a un militar uruguayo y su esposa Gelman, durante un recital de sus poemas de amor que tuvo lugar el año pasado en Barcelona, escucha al bandoneísta Rodolfo Mederos
Considerado “el mayor poeta vivo de habla hispana”, Juan Gelman, premio Cervantes 2007, es también periodista en activo aunque cumplió ya los 80. Fue comunista, fue guerrillero, fue montonero, fue condenado a muerte (dos veces). Argentino (porteño, de Buenos Aires), aunque hoy vive en México DF, Gelman sigue mirando la vida con ojos cargados de estupor, sin arrepentirse de nada de lo que ocurrió ni de lo que pueda pasar.

“Me gustaría que me hables de vos (…) para darte tu historia, no para apartarte de lo que no te quieras apartar. Ya sos grande, dije”. Estos versos usted los escribió en 1995, ¿puede explicar por qué?
Me gustaría, pero no lo sé. Y no lo digo para no perder la virginidad que no tengo, es que no lo sé… En realidad, escribo para saber lo que me pasa…

¿Tuvieron que ver con algo que sucedió casi 20 años antes, en Buenos Aires, el 24 de agosto de 1976?
Yo estaba en el exilio, y ese día un grupo de tareas de la dictadura militar argentina secuestró en Buenos Aires a mi hija, Nora Eva, a mi hijo, Marcelo Ariel, y a mi nuera, María Claudia García, que estaba encinta de siete meses. Los llevaron a un centro clandestino de detención. Semanas más tarde asesinaron a mi hijo de un tiro en la nuca. Localicé su cadáver muchos años después, sus restos estaban metidos en un bidón de grasa relleno de cemento y arena, que habían tirado a un río. Lo de mi nuera fue un secuestro de vientre, a ella la dejaron vivir un poco más, hasta que tuvo su bebé y pudo darle la mamadera un par de meses, luego también a ella le pegaron dos tiros, uno en la barriga. La niña fue depositada en una canastita en la puerta de una casa donde vivían un militar uruguayo y su esposa. Era un regalo de Navidad. La vi por primera vez en el 2000, en Montevideo, hoy se llama Macarena Gelman, y no lo digo porque sea mi nieta, pero sí, es una gran mujer.

Gelman ha prendido ya el primer cigarrillo de una mañana soleada y ventosa de Barcelona, adonde llegó para una insólita experiencia: recitar poemas de amor, acompañado de su amigo el bandoneonista Rodolfo Mederos, un purista del tango, del contrabajo Sergio Rivas y el guitarrista Armando de la Vega. “¿Escuchó usted ese contrabajo? ¡Era Buenos Aires llorando!”. Fumará algunos más antes de terminar su relato del espanto. Siempre rubios, rechaza los pitillos negros porque dice que a su edad ya no le convienen.

“La primera noticia de dónde podía estar mi nieta ( “No sé si sos varón o mujer. Sé que naciste…”) me llegó a través del Vaticano en 1978, en Roma, donde estaba exiliado. Recomencé una búsqueda desesperada, ayudado por Mara La Madrid, mi segunda esposa. Ella me daba fuerzas, me empujaba cuando me desanimaba, porque yo tenía datos falsos. Pensaba que mis hijos habían sido ingresados en un centro de detención argentino, los había por todo el país. Un jesuita, Fiorello Cavalli, me ayudó todo lo posible. Años más tarde, manos anónimas me hicieron llegar los legajos de un juicio secreto llevado a cabo por militares y policías. Era una pelea entre ellos, y en aquel documento se explicaba con todo detalle cómo actuaba la Side (Servicio de Información del Estado), que despachaba directamente con Videla”.

Hay un desprecio enorme, más incluso que rabia, en la voz oscura de Juan Gelman cuando cita el nombre del teniente general Jorge Rafael Videla, el golpista que presidió la sangrienta y salvaje dictadura argentina (1976-83), responsable de 30.000 desaparecidos. Tras varios juicios, el 22 de diciembre del pasado año, Videla fue condenado a perpetuidad por crímenes contra la humanidad, y específicamente por la muerte de 31 presos internados en una cárcel de Córdoba (Argentina). En su alegato ante el tribunal que le juzgaba, el ex general, que hoy tiene 85 años, justificó los crímenes y secuestros asegurando que formaban parte de “una guerra justa”.

Usted ha sido comunista, ex comunista, guerrillero, ex guerrillero, montonero, ex montonero. ¿Qué le quedó de todas aquellas luchas?
De nada estoy arrepentido. Cada uno tiene que asumir su responsabilidad en la derrota y en los errores.
Fuente:Magazine


Entrevista a Liliana Felipe
Que la justicia reviva vuelve importante las cosas
03.02.2011
Liliana Felipe
Pasó por Argentina, entre otras cosas, para presentarse y cantar en el ex centro clandestino La Perla, de Córdoba. Había estado dos veces ahí, pero como militante, apenas enterada que Néstor Kirchner había dispuesto que se abriera al público. Su gran batalla, sin embargo, es por los derechos de las mujeres.
Por Jorge Belaunzarán

Llega y apenas saluda pregunta por el mate. Luego va a pedir disculpas por no convidar, dice que es matera solitaria. Llega acompañada de Jesusa Rodríguez, su mujer; de quien, claro, también es su mujer. No es lo suyo ese juego de palabras que, sin comparación alguna pero a modo de referencia, podría haber sido parte del estilo de Oscar Wilde en su combate contra la tontería de la especie, especialmente la que hace a las elecciones de las personas sobre su forma de ser feliz; o intentarlo. La argentina natural de Córdoba salió del país hacia México antes del 24 de marzo 1976 y luego le fue imposibl volver. No se sabe si ya antes de su partida Felipe, como quien no quería la cosa, decía cosas que en otra boca darían pudor. Se acerca más a la precisión decir que hoy acaso vergüenza le sobre, y por eso prefiere la frontalidad, el desprejuicio, el desechar cualquier remilgo, incluso alguno que puede ser tomado por prolijo a la hora de responder. Lejos de Wilde.

-Hay un tema suyo que está en You Tube llamado Ernestina, una clara referencia a la dueña de Clarín...

-Pero Ernestina no está en el disco.

-No, no. Como nunca escuché algo tan directo contra alguien que acá la mayoría suele temerle, le quería preguntar cuándo lo había hecho, si había algún motivo…

Liliana Felipe maldice la yerba que se le patina de la mano. Y entre juntarla y armar el mate, el comentario sobre Ernestina se pierde. En diciembre de 2010, cuando estuvo en la Argentina, entre otras cosas, para difundir su último disco, Que 20 años no es nada, también pasó una vez más por La Perla, el ex centro de detención clandestino que funcionó en Córdoba durante la dictadura 1976-83. Es la tercera vez que va: las dos primeras fue a visitarlo, y la última a cantar; ya era un Centro Cultural.

-¿Te parece que no hay motivos para cantarle algo a Ernestina?

Dice, y la elocuencia sólo produce un gesto de aprobación.

-Se va en 1976 pero hasta mediado de los ochenta no puede abrir el bar en el que empieza a cantar, combinando necesidad con arte. ¿Cómo fue su actividad artística en ese lapso intermedio?

-Siempre viví de la música. En 1980 conocí a Jesusa, pero recién en 1984 abrimos nuestro primer bar. El segundo lo abrimos en 1990. Hasta ese momento cantaba en bares, y además había unos organismos oficiales en México que nos programaban. Como extranjeros teníamos tiempo de todo, incluso íbamos a sitios a los que los locales no tenían tiempo, como las plataformas petroleras, lugares muy curiosos para cierta gente.

-¿Cómo fueron recibidas por la gente sus canciones de protesta?


-Muy bien. Pero no me acuerdo casi. Me acuerdo que hacíamos canciones para chicos, para grandes, siempre eran contestarías, pero la gente nos recibía muy bien. Nadie nos tiró un zapatazo, ni un palo en la cabeza. Algunas veces me gustaría que eso ocurriera, porque siento que en general, el público, en todas partes del mundo, es muy condescendiente; y algo no te gusta y la gente se queda callada. Como artista me gustaría recibir cosas más certeras. He visto gente que se levanta de mis espectáculos y se va, pero tragando camote. A mí me gustaría que me dijeran por qué se va. En general es por cuestiones religiosas. Ojalá pudieran decirme no estoy de acuerdo con las cosas que dice.

-¿A qué iría a verla si no está nada de acuerdo?

-Es lo que digo yo. Yo tampoco voy en bikini a una iglesia, es un poco provocador. A nuestras obras hay gente que ha ido con ganas de sufrir, o gente que llega a una obra evidentemente anticatólica con un crucifijo de este tamaño (pone sus manos de su cintura a la cabeza).

-Hubo algunos sectores a los que no les cayeron simpáticas.

-Eso ya es de Jesusa que es la directora y la autora de algunas obras que no provocaron o que tuvieron cierta reacción, bastante fuerte digamos. Con mis canciones no porque no hay una difusión. En un país de cien millones de habitantes no pasan las cosas por la radio. Acá sí. Pero me parece curioso porque aquí tampoco se está hablando de la ley de medios. ¿No te das cuenta que los medios están las manos de los mismos de siempre? Entonces mis canciones no pasan por la radio en México: no puedo tener una reacción de algo que no se conoce.

-¿Cree que el arte debe tomar partido por una lucha?

-Depende del estómago del artista. No podría hacer algo sin un sentido. Ni me saldría. Para mí es incomprensible. Y creo que no sólo la ley de medios, sino todo el problema de wikileaks ha demostrado que los periodistas, por lo menos los que veíamos en la televisión, no sirven para nada; que no ven lo que tienen que ver. No sólo se ha visto el tarro de mierda que son los Estados Unidos, sino la prensa televisiva sobre todo, vaya, no sé si eres una excepción, de las cuales en México hay pocas, porque todas las demás son empleados del régimen; no hay sitio por dónde meterse. Entonces el arte para mí tiene sentido en cuanto refleja y se pone al servicio de una causa común, sino cualquier se puede ir a su casa a tocar el cello solo. Hasta el mejor asesino toca muy bien la flauta, digo.

-En los 90, cuando aparece la agrupación HIJOS, más allá del beneplácito, existía la sensación de que no conseguirían revertir los indultos, que serían una agrupación testimonial más. Pero como dice la canción, la tortilla se de dio vuelta. ¿Su sensación era la misma?

-Sí, seguramente pensaba eso. Pero la sorpresa de que sí se enjuicie y la justicia rejuvenzca, reviva, vuelva importante las cosas, ha sido muy feliz; poder vivir este momento ha sido muy feliz. Creo que es el único lugar en el mundo en eso. En México los crímenes comienzan mucho antes y no hay ningún personaje juzgado, nadie, nada. Y aquí hay cadenas perpetuas. Es muy fuerte.

-Y cuando le contaron que Néstor Kirchner abrió la ESMA, ¿qué sintió?

-Estuve en La Perla, en Córdoba. En la ESMA estuve después. Vine a Argentina cuando supe que Kirchner iba a entregar La Perla. Viajé desde Barcelona 12 horas al lado de una mujer enferma de gripe. De Buenos Aires volé a Córdoba, me esperaba un taxi, estuve en La Perla y regresé a México. Mucha emoción.

-Ustedes se casaron hace casi un década en forma de protesta…

-En forma de casamiento nos casamos jaja. Sí, nos casamos en muchos sitios.

-¿Cómo era la ceremonia?

-Hicimos una boda en el 2001 con un texto basado Voltaire.

Jesusa: Esa boda era más que nada hacer un perfomance político, para decir que si la primera dama de México podía ir al Vaticano y con dinero comprar al papa para que le diera la anulación de su matrimonio, con no sé cuántos hijos, ratera y corrupta, con el que era entonces el presidente de México, que era ex gerente de la Coca Cola y que también consiguió la anulación y ya se casaba; si ellos, a través de la corrupción del Vaticano podían casarse, pues nosotras, infinitamente, sin ningún tipo de corrupción podíamos casarnos también. Nos hicimos una parodia a los matrimonios católicos. En lugar de la Biblia, que la tiramos a la basura en el mismo acto, leímos el texto de Voltaire. En nuestro teatro, que se llama La Capilla porque era una antigua iglesia.

-¿Qué dijo la prensa?

-Jesusa: Salió en la televisión y hablaban de un “matrimonio”, lo veían como una farsa. Pero la verdadera farsa estaba ocurriendo en el Vaticano. Como siempre.

-En Buenos Aires, tal vez en toda Argentina, la sensación es que siempre cualquier cosa es poco. Y desde México, parece que no.

-Bueno, por ejemplo, es evidente que en la agenda de cualquier país una ley de aborto debió ser hace dos mil años, por lo menos, o más. Lo que no ha dejado de haber es el dominio del hombre sobre la mujer, y de considerar a la mujer un objeto personal. Eso es algo de una vejez muy evidente. El aborto es una decisión que tiene que tomar cada mujer y no puede correr ningún riesgo de salud. Si los curas quieren bajarse las bombachitas entre ellos, que se las bajen. Pero que no anden chicos de por medio.

-Parece que entonces es poco lo que hay.

-Bueno, esa sensación de que es poco es muy argentina. Me parece bien, es un criterio que te hace crecer, no es derrotista. Y cada quien anda con la bandera que puede. Posiblemente en México es lo opuesto, que todo eso es mucho para mí, que yo agacho la cabeza y soy muy bueno. En cambio el argentino es lo opuesto, todo es poco para mí. Pero es una sensación que te avienta, te hace crecer un poco más.

Jesusa: Me acordé de esa frase de Pesoa que me parece genial que dice “es poco para mí”, todo eso es poco para mí. Que es una posición, cuando no es arrogante, extraordinaria.

Felipe: El argentino poco instruido en general es arrogante.

Jesusa: Hay un sentido de curiosidad humana que es muy importante. Pero no porque nací con el derecho a esto o soy superior a nada. El gran problema humano desde la antigüedad está muy marcado en la tragedia, es la arrogancia, el ego es lo que ha perdido a la humanidad. Y más ahora con un sistema individualista. Súmale al ego un sistema que lo enaltece y estamos jodidos. Porque cuando tú dices como Pesoa y todo esto es poco para mi deseo, tiene un sentido humano de colectividad. En cambio lo otro es separarte de todo lo demás. El sentido es que todos queremos mucho más de lo que podemos ser. Algo tan humano como cualquier otro deseo. Pero depende desde qué ángulo. Porque el mexicano que dice esto es demasiado para mí, en realidad está pensando esto es demasiado poco. Sino es como la historia de un diablo mexicano, que le dice al campesino: te doy toda la tierra que puedas caminar. Entonces él comienza a caminar y dice: todo esto es mío, entonces voy a ir más allá. Y ve una montaña y dice: quiero esa montaña. Y va y la recorre, y sigue caminando hasta que cae casi muerto. Entonces el diablo le dice: ves que sólo necesitabas un metro por dos; para enterrarte. Todo nomás con eso tienes.

Felipe: En mi vida pienso que la sabiduría es ir despojándome de lo que creo que necesito.

Jesusa: O sea necesitar menos.

Felipe: Sí. Lo siento tan evidente a eso, a todos los niveles, que es el verdadero crecimiento mío.*
Fuente:Asterisco

Tango "Ernestina"
de Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe

Ernestina, es más engañosa que la cocaína.
Alucina, que es cierto lo que inventa y lo que imagina.
Al comienzo da mucha energía, te da placer y te invade la euforia,
por eso jura la turra que puede inventar esta historia.
Pero cuando la merca se adorna,
y se desinfla la cruel caravana,
sabe Ernestina que ya no se puede volver a engañar.
Ernestina, es más resbalosa que la parafina.
Se patina con su propia sombra siempre que camina.
Por pensar solamente en la guita, se olvidó de aceitar la memoria.
Por eso jura la chorra que puede cambiar esta historia.
Pero cuando la vida se agota,
y el Clarín ya no llega la nota,
sabe Ernestina que ya no se puede ocultar la verdad.
Argentina merece de sobra
conocer la verdad de esta historia.
Y mandar el engaño a la mierda…
sin pena ni gloria.
Con aquellos que dieron su vida
Yo levanto una copa de vino.
Para desearle al gran pueblo argentino…
Verdad y salú!
Fuente:RedaccionPopular



LIBROS
Los males del mal
Gustavo Dessal, psicoanalista y escritor, reconstruye con absoluto verismo la estructura mental de un hombre sin atributos que se convierte en parte de la maquinaria asesina de la dictadura.
Por Martin Kasañetz

En la contratapa de esta descarnada novela existe una referencia a Hannah Arendt enunciando lo que ella denominaba como “la banalidad del Mal”. En Clandestinidad, Gustavo Dessal parece retomar esta idea para crear un personaje aterradoramente similar a las características del alto jerarca nazi que analiza Arendt en su libro Eichmann en Jerusalén. El personaje que construye Dessal, sin ningún tipo de particularidades que lo lleven a tener predisposición al mal, forma parte de las tareas de campo de la maquinaria asesina de la última dictadura militar en la Argentina.

No presenta los rasgos de una persona con carácter retorcido o mentalmente enferma sino que sus actos son resultado del llano cumplimiento de órdenes. Este hombre –que parece flotar ausente entre los ángeles asesinos con los cuales se vincula– va involucrándose cada vez más en algo que no llega a dimensionar debido a su falta de conexión con la vida. Como una especie de zombie, está presente pero parece no estarlo; difícilmente las personas notan su presencia. La vida parece ser algo extraño que les sucede a los otros, pero que él no llega a comprender del todo. Asiste, con la rutina impune de un empleado administrativo, a cada uno de los operativos, realizando desalojos y asistiendo a las sesiones de torturas en un centro clandestino de detención.

Dessal parece utilizar sus conocimientos psicoanalíticos para construir, con excepcional eficacia, el perfil de un hombre que demuestra –en sus acciones diarias y en su relación con los demás– la conclusión de un pasado que se forja en su niñez y que lo estigmatiza aislándolo para siempre de los otros. Los acontecimientos de la vida de este personaje vuelven uno a uno forzados por las insistentes preguntas de su hija, que se interesa en la historia de su padre que desconoce casi por completo: un hombre que apenas habla, que responde con frases cortas, esperables y seguras debido al terror que le provoca que alguien descubra su pasado en un presente político que pide respuestas sobre aquellos años.

Clandestinidad.Gustavo Dessal Interzona 153 páginas
A medida que el texto avanza se va sumando la historia de otro personaje fundamental en esta historia: una joven militante –novia de la adolescencia de este hombre– con las características propias de algunos de los jóvenes de entonces: interesada en el bienestar social, solidaria, militante vehemente y con compromiso político. Sus realidades avanzan juntas, en paralelo, hasta terminar distanciándose cuando ella, debido a un operativo fallido, entra en la clandestinidad: “Fue la primera vez que él escuchó esa palabra, o al menos la primera vez que le prestaba atención. Clandestinidad. Ella le explicó lo que quería decir, y a él no le pareció ni bien ni mal, porque en realidad no terminaba de captar la idea”.

Gustavo Dessal nació en Buenos Aires, es psicoanalista, miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis y escritor. Publicó más de un centenar de artículos en revistas especializadas, los libros de cuentos Operación Afrodita (2004) y Mas líbranos del bien (2006), la novela Principio de Incertidumbre (2009) y el ensayo Las ciencias inhumanas (2009).

Esta novela parece abordar el tema de la clandestinidad a través de lo que sus personajes entienden por ese término. Por un lado, se interpreta desde la decisión de la protagonista de vivir de manera oculta debido a sus intereses políticos en un país en donde el odio y la muerte se habían instaurado y, por otro, el distanciamiento de un hombre que vivía apartado de todo lo vital que pudiese rodearlo. En Clandestinidad Dessal describe, por medio de un texto desgarrador y directo, la historia de dos personajes completamente diferentes que cruzan sus vidas generando en el lector un interrogante sobre los posibles y diferentes orígenes de la maldad en la humanidad.
Fuente:Pagina12-Libros


Libro Antes de Perder
"Un cuento diario" de Carlos Daniel Aletto
Un cuento diario
(para El Diariero, revista del Sindicato de Canillitas)

—Oiga, diga, ¿me puede decir cómo llego el Banco Nación?
Detrás del mostrador del kiosco, enmarcado por revistas infantiles y de crucigramas colgadas con broches de metal, Capicúa no saca la vista del diario abierto en la página del horóscopo, apenas levanta el brazo izquierdo para indicar la dirección y dice:
—En la otra esquina.
Vuelve una página atrás y clava la vista en un punto como si fuera un sabueso que acaba de descubrir una presa entre los pastizales.
—¿Cuál es el apellido del viejo Ernesto? —le pregunta a Tacho que está parado junto a él con la bombilla del mate hace rato en la boca como si fuese un pequeño saxo.
— ¿Cuál viejo?
—El Viejo Ernesto… ¿cuál viejo va a ser? El que hace treinta años que lleva La Nación: el dueño de la marmolería.
—“Palacios e hijos”. Así se llama la marmolería.
—Espichó el viejo, entonces. Aparece acá, en los avisos fúnebres.
—Con razón hace dos días que no pasa a buscar el diario.
—Acá esta: “Ernesto Palacios: su mujer, sus hijos y nietos participan con profundo pesar…”. Pasáme la libreta.
Tacho levanta una pila de Veintitrés saca la libreta y se la pasa. Capicúa arranca una hoja, la arruga y la tira a la basura y se consuela:
—Paga Dios.
—Está lavado ¿Querés uno?
—Cambiále la yerba. Si hay pobreza que no se note.
Tacho vacía la yerba en la basura. Capicúa ve que se asoma el muchacho de la librería de usado de la vuelta.
—Buenos Días… ¿Me das Tiempo Argentino? —El muchacho se queda mirando el título de la tapa, levanta la vista y agrega —¿Me podés alcanzar el diario todas las mañanas?
—Sí. No hay problema.
—Ah… y el domingo guardarme Miradas al Sur.
—El que hace el reparto es él. —Mientras gira la cabeza para señalarlo le habla—: Tacho, agarrá la libreta abrí una hoja nueva. Tomále bien los datos que yo atiendo a la señora.
La mujer que está parada en la puerta del kiosco hace un gesto de que no tiene problema de esperar.
—No, dígame, señora.
—Perdón, yo sólo quiero saber dónde queda el Banco Nación.
—En la otra esquina, señora —señala Capicúa y se vuelve para adentro del kiosco.
Ve que la pila del diario que está leyendo no se ha movido y recuerda que don Ernesto nunca quiso llevarlo, ni cuando se quedaba sin La Nación. “Ese pasquín no lo compré, no lo compro, ni lo compraré nunca.” Capicúa vuelve a acomodar la pila y a poner un par de pesas arriba porque de repente se levantó viento, un viento arremolinado y sucio de hojas y tierra, como si fuese un viento viejo que se arrastra desde hace días. Trata de no tapar con las pesas el título principal de la tapa: “El éxito del plan del Gobierno oculta una fuerte crisis”.
Un señor se para frente a la pila del diario. Lee la tapa. Capicúa apuesta que va a comprarlo. El señor frunce el seño y mueve la cabeza negativamente, indignado. Pierde…
—Me da un Página 12 —dice.
—No me queda ninguno— se esperanza Capicúa.
—Bueno, deme Tiempo Argentino. —Mientras le alcanza un billete agrega— Le hago una pregunta: ¿dónde está El Nación?
—En la otra esquina —señala Capicúa con el diario. Se lo entrega y le da el vuelto.
Entra al kiosco y Tacho le dice:
—¿Parece que va a llover? ¿De dónde mierda salieron esas nubes negras?
No termina de decir esos que empiezan a caer unas gotas gordas sobre la vereda, entre el polvo, la tierra y el viento.
—Pero acá, en el diario, está el solcito y dice: “Despejado. Fresco a agradable. Viento leve del sur”—se jacta Capicúa mientras busca “El tiempo” en las páginas del diario para demostrarle a Tacho que lo recuerda de memoria. Mientras pasa las hojas escucha a un hombre que entra apurado como escapando de la lluvia y le dice:
— ¿Nación?
—En la otra esquina —contesta sin levantar la cabeza y extendiendo el brazo.
—Dos días que no busco el diario y no me lo guardás. —dice la voz con un fingido enojo. Capicúa levanta la vista. —Eh, qué cara, Capicúa, parece que hubieras visto un fantasma.
—No para nada, Don Ernesto. —Reacciona Capicúa— Cómo no le voy a guardar su diario...
Y mientras recuerda como una revelación el consejo para Libra que leyó hace apenas unos minutos que decía: “No se deje engañar por las apariencias” sabe con seguridad —aunque hace tiempo que nada sucede como está planeado— que Tacho va a putear como loco cuando le haga sacar de la basura la hoja manchada con yerba.
Fuente:Carlos D. Aletto


 ¡Ay, Diarios!
Carlos Barragán-Julieta Dussel

Carlos Barragán (actual 678 y guionista de radio que trabajó para Lalo Mir, Castelo, Tortonese, Guillespie, Jorge Halperín, Vernaci, etc.) escribió este libro junto a Julieta Dussel, comunicadora, también de amplia trayectoria en los medios como guionista y creativa. La idea rectora del trabajo es ir detrás de las noticias de las tapas del año pasado para descubrir qué, quiénes y cómo nos dicen lo que nos dicen, desde qué lugar y los intereses que rodean a los medios y encargados de darnos las noticias.
Fuente:Eblog




CINE
“37 años después”: documental sobre ex presos políticos de la dictadura
El documental del director español Miguel Herberg buscará indagar sobre el destino de los protagonistas.

El film del español Miguel Herberg narrara la vida de los supervivientes de los campos de concentración chilenos durante los primeros años de la dictadura de Augusto Pinochet. El documental nace 37 años después de hacer una película clandestina que descubrió al mundo su existencia.

El cineasta explicó a EFE que lo que le interesa es poner a los antiguos presos políticos de nuevo ante las cámaras, “desde un punto de vista puramente humano". Agregó que “tienen que hablar libremente y contar lo que en su día no pudieron hacer: sus penas, dolores y todo eso, pues yo me tenía que limitar a preguntarles exclusivamente por sus nombres".

Herberg expresó que ha seguido “muy de cerca los acontecimientos en Chile, filmando la preparación del golpe de Estado contra el entonces Presidente Salvador Allende entre los años 1972 y 1974”. Rodaje que culminó en los campos de concentración de Chacabuco y Pisagua.

El director de “37 años después”, titulo del documental, dijo que “después del rescate de los 33 mineros atrapados en la mina San José, ha llegado la hora de desenterrar también a los otros enterrados en ese lugar".

"Hace 37 años la finalidad era filmarlos para que no se pudiera decir que estaban desaparecidos, pero ahora me interesa saber qué ha sido de ellos, de sus familiares, de los que no se pudieron salvar y siguen enterrados en el desierto", recalcó.

El presupuesto del documental es de 169 millones de pesos y hasta la fecha llevan recaudado sólo 19 millones. Es por eso que Herberg ha solicitado a distintas televisiones públicas la financiación necesaria para llevar a cabo el documental, que pretende comenzar a rodar el próximo mes de julio.
Fuente:Ncion.cl


POESÍA
el mar / acúfeno de los desaparecidos

horror sobre la playa los tres muertos del agua
es uno el que se hamaca entre las olas sin rostro
el otro lava el nombre y se disuelve en la arena
el último ha quedado en caracoles impreso
y suelta su silencio como un pez sin destino
en unos cuantos años llamarán a la puerta
del rudo que en alambres maniató tres caminos
y el mar tendrá tres rostros y tres nombres tres voces

horror sobre la costa se han quedado en la playa
dibujan cicatrices que son surcos y el viento
que toca sus cabezas ya se envuelve en silencio
la espuma no los tapa y se acercan gaviotas
que suenan como parcas bajo el sol de un agosto
en unos cuantos años llamarán a la puerta
del rudo que en alambres maniató tres caminos
y el mar tendrá tres rostros y tres nombres tres voces

Andrés Echevarría
Fuente:CasadePoesía


UN BESO ABRIÓ LAS PUERTAS DEL INFIERNO
Fue la señal, como la traición contada en los evangelios:
-A la que yo dé un beso, esa es.
Y a fines de 1977, en Buenos Aires, el Ángel Rubio besó, una tras otra, a Esther Balestrino, María Ponce y Azucena Villaflor, fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo, y a las monjas Alice Domon y Léonie Duquet.
Y se las tragó la tierra. El ministro del interior de la dictadura militar negó que las madres estuvieran presas y dijo que las monjas se habían ido a México, a ejercer la prostitución.
Después se supo que todas, madres y monjas, habían sido torturadas y arrojadas vivas al mar desde un avión.
Y el Ángel Rubio fue reconocido. A pesar de la barba y de la gorra, fue reconocido, cuando los diarios publicaron la foto del capitán Alfredo Astiz firmando, cabizbajo, la rendición ante los ingleses. Era el fin de la guerra de las Malvinas, y él no había disparado ni un solo tiro. Estaba especializado en otros heroísmos.
Eduardo Galeano, Espejos
Fuente:AlternativaSolidaria

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