5 de febrero de 2011

ECUADOR.

Están contra la consulta, ¿por inconsulta o por estrategia?
Por Alberto Maldonado

He leído y he releído las 5 peguntas propuestas por el Presidente Rafael Correa para la consulta popular y las 5 preguntas del referéndum; y no he encontrado nada que me diga que son inconstitucionales, ilegales o, por lo menos, desmedidas.

Al contrario, encuentro que las 10 preguntas pecan de timidez, de cálculo político y diplomático, de un afán de no herir susceptibilidades. Y así, no vamos a ningún lado, esto para el supuesto de que tal cuestionario sea aprobado por la Corte Constitucional y pase a consideración de los y las ciudadanas del Ecuador. Y si hay algún cambio de forma, me temo que las preguntas sean aún más “endebles” y, por lo tanto, poco servibles.
Lo curioso es que las objeciones que se han manifestado se basan en un argumento que salió del grupo de políticos de derecha (el autollamado CAUCE Democrático), un sector que se opone, no a las preguntas sino a la consulta, en si misma. El argumento es que el pliego de preguntas es inconstitucional; y, por lo tanto, la Corte Constitucional no debe dar paso a semejante propuesta. ¿Y si no..?
No soy ni constitucionalista, ni siquiera abogado; por lo tanto, es posible que diga alguna barbaridad jurídica. Pero, pienso que cuando se sostiene que tal o cual pronunciamiento (del gobierno o de los ciudadanos o de los políticos) es inconstitucional, a todas luces, la objeción debe señalar que la consulta, en si misma, o tal o cual pregunta o frase de la consulta, vulnera, altera o se va contra una disposición constitucional, en forma expresa. Y no he leído tan siquiera en los medios sipianos (de la SIP-CIA).una argumentación, así de concreta.
Revisando el listado que propone el Presidente Correa y los preceptos constitucionales en vigencia, con un viejo abogado (de esos abogados que si saben de doctrina y de preceptos) encontramos que no hay una disposición constitucional expresa que diga que de ninguna manera puede la ciudadanía ser consultada respecto de cualquier disposición constitucional o legal; o que los asambleistas hayan pretendido “poner candado a la nueva constitución” como fue la pretensión de otros legisladores, con otra constitución, que estuvo en vigencia, durante muchos años..
Se ha dicho y se ha asegurado que solo una Asamblea Constituyente, debidamente convocada y constituida, puede reformar la Constitución en vigencia; ¿Y no fue la constitución de Montecristi, aprobada por la Asamblea Constituyente y puesta en vigencia en las urnas, por amplia mayoría de las y los ciudadanos ecuatorianos? Desde la parroquia, por conocimientos elementales, se puede argumentar que, habiendo sido el ciudadano común y corriente el que aprobó la nueva constitución, ¿no sería el mismo pueblo ciudadano el único que puede dar paso a cualquier reforma constitucional, mediante el voto popular? ¿Tiene sentido que se diga y se argumente que para reformar la constitución o la ley necesariamente hay que convocar a una nueva Asamblea Constituyente? Los abogados y cualquier ciudadano de sentido común, ¿no dicen que en derecho las cosas se deshacen como se hacen?
Otro argumento que se ha exhibido es que la consulta afectaría seriamente a la institucionalidad. Pregunto: ¿de qué institucionalidad están hablando? Da hasta ternura escuchar a los viejos y nuevos políticos, que ha llegado el momento de defender la institucionalidad. En palabras más simples, ¿nos están diciendo que los preceptos contenidos en la nueva constitución tienen el rango de sagrados o de inamovibles? Aquello no ocurre ni se ha dado en país alguno de este universo. Se dirá que los Estados Unidos, por ejemplo, tiene una sola constitución desde que se fundó (hace más de 200 años) pero nadie repara que esa constitución ha sido reformada (tocada) por alrededor de 30 enmiendas; y enmendar, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, quiere decir, corregir, reformar, arreglar, quitar defectos. Y qué puede decirse en este Ecuador inestable, si la constitución en vigencia, es la número 22 en menos de 200 años de existencia republicana. Pregunto: ¿de qué institucionalidad estamos hablando?
Otro argumento: ¡Que las preguntas 4 y 5 del cuestionario han sido redactadas por el Fiscal General del Estado! ¡Elé! diría un serrano cualquiera: según la asambleista Betty Amores, el fiscal, doctor Pesantez, no está en capacidad ni constitucional ni legal, de redactar una pregunta. Tanto el fiscal como el asesor jurídico de la presidencia, negaron que aquello sea cierto; pero, ¿desde cuándo está prohibido o es “un pecado” digno de los quintos infiernos, que un abogado de los tribunales, en funciones de Fiscal de la República, pueda colaborar con el Presidente y el Asesor Jurídico, en la redacción de una pregunta, o de dos o de todo el cuestionario, solo porque a la legisladora Amores no le gusta? Yo diría que, con asambleistas así, para qué enemigos. En buena hora que se ha ido a otros sectores.
El colmo de las objeciones ciertamente anacrónicas y traídas por los cabellos, es la acusación de que el Gobierno (Correa) quiere meterle la mano a la función judicial; y, a través de este recurso, acaparar todas las funciones del Estado, en busca del gobierno autocrático, muy similar al que le dio tanto poder al Führer (Adolf Hitler), Veamos.
Desde hace décadas, el Ecuador ha acusado un acelerado deterioro del llamado “poder judicial” no tanto en sus mandos supremísimos (Corte Suprema, Consejo de la Judicatura, Cortes Provinciales, etc.) sino en el hecho diario, común y corriente, de los ahora llamados “operados de la justicia” (jueces, fiscales, secretarios, amanuenses, notificadotes, etc.) Y los y las ecuatorianos, estamos conscientes que esa función, para que realmente sea positiva, confiable (aceptable) y un recurso social, requiere, no de una operación cosmetológica sino de por lo menos de dos o tres operaciones de alta cirugía, seguidas de procesos de recuperación y rehabilitación, para hablar en términos médicos.
Ahora, pregunto (a lo mejor la pregunta debía ir en el cuestionario oficial): Si el Consejo de la Judicatura no fue capaz de poner por lo menos la primera piedra de esta urgente refacción, ni la Constituyente de Montecristi fue capaz de acometer este inaplazable deber, ¿quién mierda puede acometer esta tarea? O, a título de la tan venida a menos “división de poderes” (que está tan depreciada y cuestionada en el mundo entero) solo porque a los sipianos (de la SIP-CIA) se les ha ocurrido que es un argumento contra el gobierno de la “revolución ciudadana” ¿debemos dejar las cosas como están? Y ellos, que se titulan católicos, apostólicos y romanos, ¿olvidan acaso que hasta Cristo (el hombre de la paz y la tranquilidad, por excelencia) un momento determinado, perdió la paciencia y expulsó a los mercaderes del templo a patadas? ¿Quieren eso, que el pueblo entre y saque a patadas a los corrompidos de la función judicial, sean culpables o no?
Los que citan al genocida de judíos y comunistas, Adolf Hitler, como ejemplo de lo que puede llegar a ser o pretende ser un líder que plantea un cambio, una revolución, hay que recomendarles que lean (y lean bien) el proceso que siguió Alemania para llegar a las atrocidades y bestiales a las que llegó en esta etapa triste y obscura de su historia. Primero, Alemania había sido vencida en la primera guerra mundial, cosa que Ecuador está bastante lejos de haber experimentado una derrota semejante, aun cuando lo que sucedió con el vecino Perú y lo que está sucediendo con la vecina Colombia, darían algún sentido de nacionalismo, aunque bastante lejano. Pero la derrota alemana germinó en su país un sentimiento revanchista y nacionalista que está muy lejos de América Latina.
Luego, Hitler, mucho antes de asumir el poder total, en la cárcel, ya escribió “Mi lucha” (Mein Kampf) y en ese libro ya se perfila el líder fascista, que odia a los judíos y comunistas, que promueve el odio contra Inglaterra, Francia, Países Bajos, la ya desaparecida URSS, etc. y que proclama que algunos territorios (la antigua Checoslovaquia, Austria, por ejemplo) le pertenecían.
Hitler desata entre los alemanes (no todos) un sentimiento de venganza, de retaliación, de camisas negras y grises (las odiadas SS) que es respaldado por el voto popular y la traición de “estados fallidos” como Francia de Petain; y desata toda la bestialidad de la segunda guerra mundial. ¿Correa qué? De lo que se le ha visto y leído (Ecuador: de Banana Republic a la No República) está a kilómetros de distancia de Hitler, de Mussoline o de cualquier líder fascista de antaño o de hogaño. Al contrario, en cuatro años de ejercicio del poder, no ha dado muestras de esa tendencia y solo se ha contentado con responder y denunciar a sus adversarios, en los enlaces sabatinos, especialmente contra los medios sipianos de la incomunicación social. Y ni siquiera ha llegado a los excesos del Dr. Velasco Ibarra (un hombre de derecha pero libre pensador) que nos hablaba de la “prensa venal y corrompida” y de los abogadillos “sin conciencia, de mente ratonil”, a pesar de todos los esfuerzos que hacen determinados sipianos para que por lo menos les insulte; y de Fundamedios (que recibe asignaciones de la USAID norteamericana) organismo “regional” para el cual es menos importante que en México, Honduras y Colombia, persigan y asesinen periodistas, que Rafael Correa “insulte” a los sipianos.
Digo yo, ahora, que los pitucos de Ruptura 25 se han declarado enemigos del Gobierno de la Revolución Ciudadana por lo de la consulta inconsulta, si la previsión del Cauce Democrático se diera, pues podríamos recurrir a los “forajidos” no solo para que arrollen a La Luna sino para que derroquen a este gobierno. Porque si Correa tendría que hacer, para sostenerse en el poder, lo que hizo el Dr. Oswaldo Hurtado, para idem (entregó a un grupo de legisladores de oposición las aduanas, para tener una mayoría en el Congreso) habría que decirle basta: déjenos a los ecuatorianos y ecuatorianas hacer nuestra revolución ciudadana, pero con algo de ética y otro tanto de honor.
Por último, soy de los que creen en aquello de “piensa mal y acertarás” y creo que los “caucistas” y sus muchachos, especialmente los medios sipianos, se traen algo más entre manos cuando se oponen rabiosamente no a una o dos o tres preguntas, sino a la consulta misma. ¿Es que acaso piensan que este es el camino para salir de Correa? Si aquello se da, ya le buscarán una “salida constitucional” como la que encontraron cuando derrocaron al “loco que ama” (Abdalá) ahora que hasta el hijo (Dalito) está en contra de la revolución ciudadana y de la consulta. Es como ellos entienden la institucionalidad.
Fuente:Argenpress                                                           

No hay comentarios: