5 de febrero de 2011

EGIPTO: CALMA E INCERTIDUMBRE EN LAS CALLES DEL CAIRO.

Calma e incertidumbre en las calles de El Cairo


Las calles del centro de la ciudad y la plaza Tahirir están en calma luego de algunos enfrentamientos registrados esta madrugada y de que ayer fueran epicentro de una masiva manifestación en la que los ciudadanos hartos del régimen lanzaron un ultimátum a Mubarak para que deje el poder. El presidente se niega dimitir.


Los manifestantes que desde hace doce días ocupan la plaza de la Liberación, en el centro de El Cairo, siguen allí sin ninguna intención de abandonar su protesta.

Después de nuevos disparos durante la madrugada, numerosas personas se acercan a la plaza desde otros puntos de la ciudad para manifestarse contra el régimen y llevan pan, zumos y provisiones para los que están acampados en la plaza.

Ayer la multitudinaria manifestación consiguió reunir a cristianos y musulmanes, con el frustrado objetivo de lograr que el presidente egipcio, dimitiera y saliera del Gobierno de forma inmediata; hoy la capital empieza a recuperar su ritmo normal.

Los militares desbloquearon los accesos entorno a la Plaza Tahrir, escenario en los últimos días de graves peleas, y la mayoría de restaurantes y comercios de la zona han abierto sus puertas.
Fuente:Telam


Los comandos civiles convierten a la amable El Cairo en tierra hostil
Cecilia Guardati, enviada especial
Mientras cientos de miles de manifestantes siguen desafiando al presidente egipcio Hosni Mubarak en la plaza Tajrir de El Cairo, la capital egipcia se convirtió en tierra hostil para los periodistas y un lugar inhóspito para turistas y los habitantes del país, entre los que se extendió el miedo y la desconfianza.


Mientras cientos de miles de manifestantes siguen desafiando al presidente egipcio Hosni Mubarak en la plaza Tajrir de El Cairo, la capital egipcia se convirtió en tierra hostil para los periodistas y un lugar inhóspito para turistas y los habitantes del país, entre los que se extendió el miedo y la desconfianza.

La ciudad más grande y populosa de Medio Oriente, vibrante, siempre en movimiento, con su gente amable, dispuesta y entregada al visitante, es hoy tierra de nadie.

La situación se fue deteriorando con el correr de los días.

Primero el gobierno apagó Internet y dificultó las comunicaciones, pero luego dio un paso más allá al instaurar un estado de terror dejando vía libre a los comandos civiles del presidente para atacar a los opositores y a los periodistas que intentan informar al mundo sobre la revuelta popular que tiene lugar en este país africano.

Así, en el epicentro de las protestas, la plaza Tajrir, se pasó de un clima pacífico y festivo -aunque cargado de tensión- a un escenario de batalla campal.

Desde que los comandos civiles de Mubarak irrumpieron en la protesta opositora, tras no encontrar resistencia por parte del Ejército, se sucedieron 48 horas de duros enfrentamientos.

El recrudecimiento de la violencia cambió el panorama a tal punto que los veteranos profesionales acostumbrados a este tipo de coberturas advertían que para salir a la calle había que actuar con las precauciones de un "corresponsal de guerra".

Durante la noche del miércoles al jueves la violencia se había recrudecido y extendido por las inmediaciones de la plaza Tajrir, donde resonaba el estruendo de disparos, golpes de piedras, y bombas molotov.

Algunos colegas habían permanecido en la plaza, otros se escondieron en edificios de la zona, y el resto pudimos desplazarnos a lugares más seguros.

Uno de ellos parecía ser el Hotel Ramses Hilton, desde donde se veían con claridad los choques entre ambos grupos, separados por barricadas.

A la mañana siguiente, piedras, vidrios y hierros retorcidos, así como vehículos quemados se amontonan en estas calles. Los clásicos bares donde se toma el té, los restaurantes y comercios cercanos a la plaza y al Museo Egipcio, que antes del inicio de la protesta funcionaban las 24 horas del día, no sólo estaban cerrados sino que habían sido destrozados.

Era el momento de decidir qué íbamos a hacer, si nos desplazaríamos hasta el hospital o la plaza, al tiempo que teníamos información de que los seguidores de Mubarak se dirigían a la zona e iban a atacar el hotel en el que estábamos.

Yo me movía junto con un grupo de periodistas, entre ellos egipcios que trabajan para medios internacionales, que me recomendaron salir inmediatamente de allí. Entonces, decidí desplazarme sola a otro hotel donde tenía mi material de trabajo, para luego reunirme con el resto de mis compañeros. Me puse un pañuelo en la cabeza, y salí en un taxi, pero no llegué muy lejos.

A poco más de 100 metros me detuvo un grupo de hombres de civil y me hizo salir del auto. Me pidieron el pasaporte, me registraron (una mujer) y mientras discutían entre ellos yo les rogaba que me dejaran ir porque era turista.

El taxista intercedió mientras los militares no sólo no ayudaron sino que también me pedían que mostrara mi bolso. Finalmente, cedieron y me dejaron seguir.

Tras vivir ese momento de gran tensión, mis compañeros me llamaron para decirme que "no volviera al hotel", que ellos se tomarían un taxi para ir a mi encuentro porque los trabajadores del hotel les advertían que debían irse. Tres colegas brasileños y otro inglés salieron y fueron detenidos por la gente de Mubarak, que se quedó con sus grabadoras y cámaras.

Pero otros dos periodistas no reaccionaron a tiempo y tuvieron que esconderse en el hotel mientras se sucedían episodios confusos, se escuchaban disparos y la policía secreta revisaba el establecimiento en busca de periodistas extranjeros.

Ya sabíamos que los comandos civiles de Mubarak habían agredido a otros periodistas el día anterior, pero en las últimas horas nos llegaban noticias de compañeros detenidos y algunos desaparecidos, sin que se supiera hasta entonces cuál era su paradero.

En pocas horas supimos que la policía secreta del régimen había entrado al hotel y confiscado equipos de TV y luego que una persona gravemente herida "-que en un primero momento fue identificada como periodista- había muerto en el hall.

El paisaje era no menos preocupante en los barrios apartados, donde los civiles seguían patrullando diferentes zonas armados con cuchillos, palos y otras arma para evitar los saqueos de los delincuentes liberados de las prisiones para generar caos en la población.

La odiada policía del régimen también comenzaba a mostrarse en la calle, después de varios días de ausencia.

Mientras estábamos encerrados en un hotel más alejado de la plaza Tajrir, sin poder trabajar con libertad, debatíamos sobre si abandonar o no el país.

De nuestro grupo, dos decidimos regresar, y tres se quedaron. El temor, cada vez más palpable, era que los enfrentamientos de la plaza terminen extendiéndose por toda la ciudad, ya que entre los egipcios la desconfianza es cada vez mayor.

"Tuve que pasar más de 10 controles, con personas con cuchillos de 80 centímetros de largo, y aunque fui muy amable con ellos, estaban muy nerviosos", me contó Osama cuando vino a buscarme hoy para llevarme al aeropuerto.

"A mi no me gusta Mubarak, pero no podemos seguir así por más tiempo, nos estamos matando unos a otros, y esto puede ir a peor", añadió preocupado.

Antes de despedirse, me dio la mano y me dijo que esperaba que volviera. En el aeropuerto me encontré con otros periodistas españoles que también se iban.

Tras las movilizaciones populares, el Egipto del pasado no volverá.
Fuente:Telam


Un grupo de desconocidos atacó un gasoducto que transporta gas desde Egipto a Israel
Desconocidos atacaron esta mañana un gasoducto que transporta gas a Israel en una acción considerada por la televisión egipcia como una "operación terrorista" cometida en las localidades de Al Arish y Sheij Zuwaid, en el norte de la provincia de Sinaí.



La televisión estatal indicó que "los saboteadores han aprovechado la situación inestable de la seguridad", y un funcionario afirmó al canal que la situación "es muy peligrosa" y que no se reportaron heridos.

El verano pasado, según los medios, ya se había registrado un ataque contra el gasoducto, que no provocó daño alguno, consignó la agencia DPA.

En ese entonces se sospechó que grupos beduinos estaban detrás de la acción porque existe enfrentamiento entre estos clanes y el gobierno debido a que familiares de los clanes permanecen encarcelados en prisiones estatales.

La exportación de gas a Israel se realiza a través la compañía East Mediterranean Gas Company (EMG), en la que particpa Hussein Salem, considerado un estrecho colaborador del presidente Hosni Mubarak.

En la ciudad Al Arish, capital provincial de la península Sinaí, también se registran manifestaciones con las que se reclama la dimisión de Hosni Mubarak y su gobierno.
Fuente:Telam


Egipto sufre pérdidas millonarias por las protestas
La economía de Egipto está resquebrajándose a un ritmo de 310 millones de dólares diarios en pérdidas, en el marco de la peor crisis que experimenta el país en 30 años por las protestas populares que reclaman el fin del gobierno de Hosni Mubarak.



Esa es la cifra que se desprende de un análisis realizado por el banco francés Crédit Agricole que asegura que el país perdió en diez días de protestas aproximadamente US$3.100 millones.

Egipto pasó de tener la imagen del país más estable de Medio Oriente a ser un auténtico caos en el que tanto la bolsa, como los bancos y las empresas se vieron obligados a cerrar.

Muchos negocios también cerraron sus puertas, lo que repercutió en un alza de los precios de la comida que es una de las razones por la que precisamente protestan los manifestantes.

La crisis afectó también a una de las principales fuentes de ingresos del país: el turismo, que en esta época del año debería estar viviendo su estación alta.

Sin embargo, las aerolíneas cancelaron cientos de vuelos y los turistas están cambiando Egipto por otros destinos, según BBC Mundo.

Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reiteró ayer que la transición del poder en Egipto debe comenzar "ahora". Dijo que el futuro del país "debe ser decidido por su pueblo" y exhortó al presidente, Hosni Mubarak, a "tomar la decisión correcta".

Otro de los puntos claves de las finanzas egipcias, el canal de Suez, que genera en el país ingresos de US$4.770 millones, permanece abierto pero la compañía danesa AP Moller-Maersk, líder mundial en transporte marítimo de mercancías, ha cerrado algunas instalaciones en el país, que incluye la terminal del canal.

El recién designado vicepresidente, Omar Suleiman, indicó en una aparición por la televisión estatal esta semana que la revuelta nacional ha generado US$1.000 millones en pérdidas para el turismo.

Como medida de emergencia para paliar el impacto de estos disturbios sin precedentes, las autoridades anunciaron la creación de un fondo de compensación de US$854 millones para negocios dañados por las protestas, beneficios de desempleo y la liberación de productos alimenticios importados que aún se encuentran en las aduanas sin la necesidad de que paguen impuestos.

Se estima que este año la tasa de inflación de productos alimenticios se situó en 20%, una de las razones por las cuales las protestas fueron más intensas.

Se cree que el 20% de la población egipcia vive con menos de un dolar al día, por lo que una nueva alza abrupta de estos precios podría comprometer aún más la endeble economía de ese país del norte de África.

Otra de las cifras que arrojan las protestas son los daños al comercio y la infraestructura: US$862 millones.

Más allá del sufrimiento que generó la muerte de decenas de egipcios debido a la violencia de los últimos días, todo parece indicar que el actual estado de cosas seguirá comprometiendo la endeble economía egipcia mientras no haya una solución a la crisis política y social en el corto plazo.
Fuente:Telam


La Hermandad Musulmana insiste en que no es "el diablo" de Egipto
El vicepresidente de la Hermandad Musulmanda, Rashad al-Bayoumi, aseguró hoy en Alemania que su organización no es "el diablo" y pidió la formación de un gobierno de "transición y elecciones" en Egipto.



En una entrevista con el diario germano Der Spiegel, afirmó que la Hermandad Musulmana desistió deliberadamente de asumir un papel protagónico en las protestas que se realizan desde hace 11 días contra el gobierno de Hosni Mubarak.

La Hermandad Musulmana es considerada un grupo fundamentalista islámico por Estados Unidos y, aunque se encuentra proscripta, es tolerada por el gobierno de Mubarak, que gobierna Egipto desde hace 30 años.

"No queremos que la revolución sea entendida como una revolución de la Hermandad Musulmana, como revolución islámica.

Este es el levantamiento popular de todos los egipcios", señaló.

Pero dijo que tras 30 años de "represión, corrupción y dictadura", Egipto "se encuentra definitivamente ante una encrucijada".

"La revolución seguirá hasta que sean cumplidas nuestras demandas", afirmó durante la entrevista, según la agencia alemana DPA.

Al Bayoumi aseguró que su organización respeta a gentes de otro credo y afirmó:"No somos el diablo. Nuestra religión no es una religión diabólica".

"Le juro que la Hermanos Musulmanes no han llamado a la violencia ni tampoco lo hará", señaló.
Fuente:Telam                                                                                      

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