LOS MILITARES SE DAN SEIS MESES PARA TRANSFERIR EL PODER; CONGELAN LA APLICACION DE LA CARTA MAGNA
El ejército egipcio disolvió el Parlamento
Mientras la mayoría de los egipcios desalojaba lentamente la plaza Tahrir, la oposición y algunos grupos de manifestantes exigían a los uniformados plazos para la transición política y el final de la Ley de Emergencia.
Las Fuerzas Armadas confirmaron que sigue vigente el gobierno de Shafiz hasta que se nombre un nuevo gabinete.Imagen: AFP
El ejército egipcio respondió favorablemente a las dos exigencias principales que los manifestantes expresaron con el ex presidente Hosni Mubarak lejos del poder. En su primera reunión tras hacerse cargo de la presidencia del país, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas disolvió el Parlamento y congeló la aplicación de la Constitución. Mientras la mayoría de los egipcios y egipcias de-salojaba lentamente la plaza Tahrir de El Cairo, el epicentro de la revuelta popular que terminó con el régimen de 30 años y en la que murieron más de 300 personas, la oposición y algunos grupos de manifestantes exigían al ejército fechas para el período de transición política y el final de la Ley de Emergencia, vigente desde 1981. El Comité no ofreció mayores detalles.
En un comunicado difundido por la televisión pública, el Consejo militar anunció que le puso fin a la existencia de las dos cámaras del Parlamento, integradas por legisladores electos en noviembre y diciembre, comicios que la oposición denunció por fraudulentos. En su lugar, el ejército asumió las tareas legislativas. En tanto, informó que iniciará la conformación de una comisión para modificar algunos de los artículos de la Carta Magna, cambios que luego serían sometidos a un referéndum popular. La Constitución vigente hasta ahora databa de 1971 y fue reformada en cuatro ocasiones; la última vez en 2007.
“El Consejo se da cuenta de que el desafío verdadero que afronta Egipto es conseguir el desarrollo a través de un ambiente de libertad y de reformas constitucionales para cumplir con las peticiones legítimas”, dice el ejército en su tercer mensaje desde que se hizo cargo de la presidencia.
Sin embargo, el texto firmado por el jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y ministro de Defensa, general Husein Tantaui, no hace referencia alguna a la abolición de la controvertida ley de emergencia en vigor desde 1981, otro de los pedidos fundamentales de los manifestantes, quienes también piden que el ejército allane el camino a la puesta en libertad de los prisioneros políticos.
Además, las Fuerzas Armadas egipcias confirmaron que sigue vigente el gobierno del primer ministro Ahmed Shafiz hasta que se nombre un nuevo gabinete, y que continuarán supervisando el gobierno en el país hasta la celebración de nuevos comicios. El período de transición hasta un poder civil, según el mensaje del comité militar, se extenderá por seis meses “o cuando se completen las elecciones parlamentarias y presidenciales”. Sin embargo, no establece una fecha precisa de cuándo se llevará a cabo esa votación. Hasta que Mubarak fue derrocado, las presidenciales estaban pautadas para septiembre.
Las novedades implementadas por el ejército sorprendieron al primer ministro mientras ofrecía su primera conferencia de prensa post Mubarak. En su comparecencia frente a los medios, Shafiq no logró responder con especificidades a las preguntas sobre los cambios del Consejo Militar. Sin embargo, señaló que el mantenimiento de la seguridad es la tarea más importante a realizar en el país y añadió que no tiene prisa en ocupar los puestos ministeriales vacantes. “No queremos dar a esta cuestión más importancia de la que merece, y no nombraremos a más ministros a menos que haya una confianza plena en su nominación”, explicó. El gabinete que preside, conformado por todos los ministros del régimen de Mubarak salvo los titulares de las carteras de Información –a quien procesaron con arresto domiciliario– y Cultura, se reunió ayer por primera vez desde la salida del anciano gobernante.
El encuentro girará en torno del diseño de medidas que apunten a reestablecer la normalidad en todos los aspectos de la vida cotidiana del país para, después, dedicarse a otros objetivos de mediano y largo plazo. Una de las prioridades será bajar los precios de los alimentos, ya que millones de egipcios dependen de subsidios del gobierno para sobrevivir.
El reclamo por la disolución del gabinete fue el nuevo grito de los cerca de dos mil manifestantes que permanecían anoche en la plaza Tahrir. Lo acusan de corrupción y falta de responsabilidad. Sin embargo, la mayor parte de los egipcios y egipcias que participaron de las anteriores protestas desalojaron el espacio público, donde tan sólo quedaban dos tiendas de campaña por desmantelar y ayer se reestableció el tránsito rodado. Además, las imágenes de Mubarak comenzaron a retirarse oficialmente de las sedes del gobierno y de las calles de la capital del país, como de la Academia Militar en el barrio Heliópolis.
En este contexto, cientos de policías, protagonistas de la represión durante la revuelta, se concentraron frente al Ministerio de Interior para exigir mejores salarios y desmentir las acusaciones de tortura que sobre ellos recaen. El ejército acudió a la manifestación para custodiar el edificio gubernamental y protagonizó un pequeño enfrentamiento con los miembros de la fuerza de seguridad egipcia, aunque no se registraron heridos.
Los empleados bancarios, por su parte, llevaron a cabo una huelga contra la supuesta corrupción y abusos de los directivos de las instituciones. El Banco Central de Egipto ordenó el cierre de todos los locales bancarios de todo el país hasta que la medida de fuerza termine.
La decisión fue anunciada horas después de que el primer ministro calificara de sólida la situación económica en el país. Los bancos seguirán también cerrados mañana debido a la fiesta nacional Mavled al Nabi, que conmemora el nacimiento del profeta Mahoma.
Fuente:Pagina12
ITALIA ALERTA A LA UE DE UNA “TRAGEDIA HUMANA”
Tunecinos ilegales emigran a Europa
El gobierno de transición de Túnez se ve confrontado a un éxodo de emigrantes clandestinos en busca de empleos en Europa y a un nuevo traspié con la renuncia del ministro de Relaciones Exteriores.
La llegada masiva de tunecinos ilegales a la pequeña isla italiana de Lampedusa, a 138 kilómetros de las costas tunecinas, recuerda al gobierno el amplio desafío que significa responder a la desesperación de miles de tunecinos desempleados, un mes después del derrocamiento del dictador Zine el Abidine Ben Ali.
Unos 5 mil inmigrantes clandestinos llegaron a Lampedusa en cinco días, en su mayoría tunecinos que dicen haber huido de un “país a la deriva”. Este éxodo es un eco de los centenares de personas que manifiestan diariamente en Túnez pidiendo empleo, un mejor salario o techo. Cientos de jóvenes originarios de las ciudades de Zarziz, Ben Guerdan, Tatauin, Medenin (sur) y Gafsa (centro), afectados por una fuerte tasa de desempleo, optaron por el éxodo en la noche del viernes al sábado, pagando a los encargados de hacerlos cruzar entre 1000 y 1300 euros, declaró un sindicalista de la central UGTT en Ben Guerdan, Hassin Betaieb.
En Ben Guerdan, los sindicatos llamaron a las familias a impedir que se vayan sus hijos, indicó el sindicalista, mientras en Italia los de-sembarcos continuaban ayer. “Quería irme para encontrar un empleo. A causa de los disturbios, la situación es difícil, las empresas cerraron y quise probar suerte en Europa”, dijo Abdelhamid Betaib, de 18 años, sobreviviente de un naufragio y diplomado en mecánica.
Las autoridades detuvieron en los últimos días entre 1000 y 1500 candidatos a la emigración, según fuentes de seguridad citadas por el diario Effadah.
Italia, que teme una crisis humanitaria, lanzó un llamado a la ayuda internacional, en particular a la Unión Europea (UE). El gobierno italiano ya reclamó el despliegue de una misión Frontex para patrullar en aguas de Túnez y espera pedir el despliegue de la policía tunecina. El ministro de Interior del gobierno de Berlusconi, Roberto Maroni, afirmó que se arriesga una “verdadera tragedia humana” y elevó el nivel de alerta terrorista, ya que, según dijo, “hay ciudadanos que buscan protección, criminales evadidos de las cárceles y personajes infiltrados de organizaciones como Al Qaida”.
Además, este éxodo ocurre cuando el jefe de la diplomacia tunecina, Ahmed Unaies, presentó ayer su renuncia, según anunció el Ministerio de Relaciones Exteriores. La dimisión llega en mal momento, un día antes de la visita al país de la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton.
Asimismo es un nuevo traspié para el gobierno de transición, que parece desbordado hasta el punto que los interlocutores y los observadores se preguntan quién es el que verdaderamente manda ahí.
En este contexto de incertidumbre e inquietudes, los tunecinos celebrarán el lunes un mes de la caída del régimen.
Fuente:Pagina12
OPINION
Los chicos de la calle, el legado de Mubarak
Por Robert Fisk *
Desde El Cairo
Los policías le dispararon en la espalda a Marian, de 16 años, el 28 de enero pasado, en un tiroteo desde el techo de la estación policial de Saida Zeinab, en los suburbios de la ciudad vieja de El Cairo, en medio del clima de la violencia que el gobierno de Mubarak utilizó para sofocar la revolución.
Ella se había acercado a la estación policial con otros cientos de chicos y chicas que viven en la calle para exigir la liberación de su amigo, Ismail Yassin, de 16 años, que había sido arrastrado dentro del edificio de la fuerza. Algunos de los chicos que participaron de la protesta no alcanzaban los nueve años. Quizá fue esa la razón por la que el primer policía que, desde el techo de la estación, abrió fuego lo hizo con el disparo de balas de goma al aire.
Luego le disparó a Marian, que estaba sacando fotos con el celular cuando cayó al suelo con una bala en la espalda. Los otros chicos la llevaron al hospital Mounira, donde aparentemente no quisieron atenderla. Finalmente la operaron en el hospital Ahmed Maher.
Ismail fue liberado. Una vez afuera, corrió hasta la plaza Tahrir, donde los manifestantes en contra del gobierno de Mubarak estaban siendo atacados por hombres armados. Se estaba preguntando sobre lo que ocurría allí y su comparación con la violencia que viven los sin techo en El Cairo, cuando un desconocido le disparó en la cabeza y lo mató.
Los cerca de 50 mil chicos y chicas que viven en la calle en El Cairo están por todos lados en la capital. Son la vergüenza de Mubarak, el legado nunca dicho, el desecho de los pobres e indefensos. Huérfanos y marginados, aspiradores de pegamento, muchos de ellos adictos a otras drogas, pequeños de hasta cinco años. Las niñas muchas veces son detenidas y, según los trabajadores sociales que suelen trabajar con ellos, abusadas sexualmente por la policía.
Las estadísticas del gobierno egipcio sostienen que son sólo cinco mil chicos y chicas que viven en las calles, una cifra que las organizaciones no gubernamentales locales califican como una fantasía más de Mubarak para cubrir un escándalo diez veces mayor.
Muchos de ellos denunciaron que las brigadas pro Mubarak los reclutaron de las calles para arrojarles piedras a los manifestantes que reclamaban por la renuncia del ahora ex presidente. Según Caridad local, cerca de 12 mil pequeños fueron rescatados de los bandos a favor de Mubarak.
“Les decían que su deber, algo así como un acto patriótico, era tirar piedras a los manifestantes”, explicó una médica egipcia en Saida Zeinab. Según la profesional, muchos niños y niñas recibieron impactos de balas de goma de parte de la policía mientras participaban de las protestas en contra del régimen. Ella asistió a al menos 12 chicos con heridas causadas por armas policiales.
Ahmed no está seguro de si tiene 18 o 19 años. Probablemente sea muchísimo menor. Vio cuando le dispararon a Marian. Es tímido y, días después de lo ocurrido, sigue teniendo miedo. Aún cuando la estación policial fue prendida fuego por barriadas enardecidas de furia la misma noche en que asesinaron a la pequeña. “Esa noche había demasiada gente en la calle, tirando piedras al edificio policial. Tiraban todos, familias enteras. Es que todo el mundo odia a la policía aquí”, explicó.
Ahmed junta monedas de lo que recibe de cada auto al que le limpia el parabrisas en los semáforos y duerme en la calle, pero no de noche. Trata de quedarse despierto para que los ladrones no lo asalten.
Muchos de los chicos fueron absorbidos por el torbellino de la revolución, que los empujó a seguir a las multitudes sólo guiados por las ansias de aventura. Mohamed tiene sólo nueve años y recuerdos confusos de la revolución que derrocó a Mubarak. En medio de las revueltas, él y su amigo fueron atacados por tres hombres que querían robarles dinero. Luego del asalto, continuaron observando las manifestaciones, hasta que empezaron a tirar piedras. “Agarré una piedra del piso, después otra y otra, y las tiraba a la gente que le decía ‘No’ a Mubarak”, comentó Mohamed.
Varios de estos chicos evaden algunas veces hablar del trato que les propicia la policía. Por supuesto, siguen teniendo miedo. Los trabajadores sociales que los asisten en los refugios hablaron de abuso de los policías, que algunas veces obligan a los chicos e incluso les roban dinero.
Los chicos y chicas de la calle de El Cairo se mueven en grupo. Aprovechan los desayunos de los refugios cuando éstos les abren sus puertas gratuitamente; adoptan perritos y tratan, como niños bien educados, de usar las computadoras donadas por la caridad internacional. Pero ninguno de los que conocí sabe leer –muchos ni siquiera pueden escribir su nombre–. Muchos son huérfanos o semiabandonados por sus padres, aunque también hay muchos que trabajan en las calles forzados por sus familias. Hace tiempo que las enfermedades no les son curadas. La muerte nada importa. El cuerpo de Ismail Yassin, convertido ahora en mártir de la revolución egipcia, aún continúa guardado en la morgue del hospital. Nadie reclamó por él.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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