15 de febrero de 2011

VENEZUELA

La unidad de los trabajadores
Por Edwin Sambrano Vidal

Han comenzado las movilizaciones de los trabajadores; los reclamos son insistentes y cada vez con más fuerza. La acumulación de errores y de vicios en la conducción del Gobierno, tanto de la política y de la economía general, como de la política laboral en particular, comienza a tener expresión en la exigencia sostenida de los trabajadores. Desde hace meses hemos venido alertando sobre esta explosiva situación que afecta, nada menos que al aspecto central del socialismo; esto es, a la posibilidad de producir más y mejor para todos y de que se transfiera la propiedad capitalista, (privada y estatal), a la sociedad.

Parece no valer de nada los angustiosos llamados al gobierno y a su más alto jefe, el presidente Chávez. Parece que los funcionarios imitan esa conducta “malcriada” y de menosprecio que tienen los jerarcas, como si tal comportamiento estuviera implícito en la condición de funcionario. He aquí uno de los principales problemas de la política laboral: Un desprecio automático del reclamo, una visión sectaria y estrecha de la realidad, que en el plano de la filosofía se corresponde con la tesis del pensamiento único. Existe en el gobierno una pretensión de infalibilidad que es una cabal expresión de la mentalidad burguesa y jerárquica del poder social con fuertes elementos de mesianismo en el ejercicio de ese poder. Para sostener falsamente esa imagen de infalibilidad se recurre a una propaganda repetitiva y costosa, al culto a la persona, escondiendo los errores, manteniendo la impunidad de los desaciertos con lo cual se desfiguran los principios y normas de conducta revolucionaria basados en la verdad, la solidaridad y la búsqueda de la justicia. Esta conducta se repite día tras día con la excusa de no dar argumentos a la oposición de derecha.


El PSUV es utilizado como instrumento para facilitar conductas antisociales de enriquecimiento fácil, tráfico de influencias, aprovechamiento del esfuerzo ajeno y de los bienes públicos. Muchos funcionarios utilizan sus atribuciones, su acceso a información reservada y las relaciones dentro de las entrañas de la administración para obtener beneficios personales, familiares y grupales, tal cual ocurría en la llamada IV República.


Crisis en las empresas básicas de Guayana


Las empresas básicas de Guayana, pilares para el desarrollo de una economía alternativa al petróleo, atraviesan por una crisis de pronóstico reservado. Endeudadas con los contratistas y con los trabajadores en algunos casos producto de fraudes contra los derechos adquiridos, como el caso de las utilidades líquidas dejadas de pagar a los trabajadores de SIDOR entre el 2003 y el 2007, situación insólita en la que el gobierno se hace cómplice contumaz de una transnacional explotadora (Amazonia- Ternium-Techint). En general los pasivos laborales son resultado de pésimas políticas de atención por descuido, ignorancia y desdén irresponsable. Padecen problemas de suministros, operativos y de mantenimiento y de una politiquería paralizante. La dirección gerencial de esas empresas carece de autoridad frente a los trabajadores, porque no tienen poder de decisión y en no pocos casos tampoco tienen capacidad para decidir. Todas tienen las convenciones colectivas vencidas y sin haber comenzado a discutir. La mayoría de estas empresas tiene una plantilla laboral que excede las posibilidades de incorporación útil de esa fuerza de trabajo y paradójicamente, tienen a miles de trabajadores de empresas contratistas en situación de “tercerización”, ejecutando labores propias de la empresa matriz y por ello deberían pasar a la nómina de la misma; por esta paradoja, tenemos que muchos de los que están en nómina no desempeñan una labor necesaria a la actividad principal de la empresa y otros, que tienen como patronos a contratistas, sí desempeñan labores que son necesarias. Rematamos hace meses diciendo: “Todas estas empresas padecen de incipientes signos de desintegración por insolubles problemas organizacionales, de una clara desmotivación e indisciplina productiva, falta de preparación de una gran cantidad de trabajadores en relación con los cargos que ocupan y de una confusa estructura de mando.” ES SUMAMENTE GRAVE LA SITUACION SIN QUE SE HAGA CASO DE LAS CONSECUENCIAS QUE ESTAN GENERANDOSE Y LAS QUE VENDRAN.


Orientaciones concretas


Hemos alertado que el sostenimiento de esta situación de desgobierno origina serios peligros para la sobrevivencia del proceso de cambios y para la esperanza del pueblo, porque se asienta la idea de la incapacidad del gobierno de responder a los derechos de los trabajadores, mientras se reafirma la condición paternalista, se alimenta el circulo vicioso del electoralismo y se continúan entronizando el abuso y la arbitrariedad. Todo ello en desmedro de la idea de que el socialismo es mejor que el capitalismo, con lo cual se afecta la esencia misma del proyecto de cambio que es la organización de una sociedad sobre la base de los intereses sociales de los trabajadores terminando con la explotación capitalista. Hemos planteado las bases de superación de esta crisis mediante lo que denominé una conducta ejemplar caracterizada por la sinceridad, la transparencia, una alta conciencia colectiva y dando el ejemplo para la recuperación de la mística de trabajo, la integración productiva, la iniciativa creadora y la unidad de propósitos de la fuerza de trabajo. Para ello, la actuación debe ser ajustada rigurosamente al sentido de justicia y de equidad individual y colectiva con el reconocimiento de las capacidades de la gente sin mirar su afiliación partidista pero exigiendo pleno respeto a las leyes y un compromiso con el país, con el plan general de recuperación y con los objetivos de la política económica, para lo cual deben conocerse y discutirse.


Cumplir con los trabajadores.


Ahora, frente a las movilizaciones, altos personeros del gobierno plantean, una especie de reconciliación con la fuerza de trabajo, la unidad de los trabajadores y ésta sólo será posible mediante, al menos: 1) El reconocimiento de sus derechos colectivos de huelga, negociación colectiva y organización sindical y el respeto de los principios y normas legales y convencionales que favorecen a los trabajadores 2) El combate de los flagelos del sindicalerismo, la vagancia y el sicariato. (Sindicalerismo es el uso de los sindicatos con propósitos mercenarios para el beneficio de personas y grupos en prejuicio del colectivo). 3) La afirmación intransigente de la democracia para elegir y revocar, de modo que los colectivos de trabajadores puedan expresarse con libertad y puedan sancionar oportunamente a los ineptos, corruptos, flojos e inconsecuentes. El control obrero puesto en práctica en muchas partes es lo contrario a la democracia proletaria, porque lo ejercen sujetos que no trabajan, no son electos por los trabajadores, desconocen los derechos de la masa y dedican la mayor parte del tiempo a ver cómo se benefician personal y familiarmente, mientras van acumulando bienes materiales y ejercen conductas de chantaje, amenaza y menosprecio de los demás trabajadores. 4) La práctica del diálogo franco y paciente, respetuoso de las divergencias, sin discriminaciones, en igualdad de condiciones para construir soluciones conjuntas a los conflictos y diferencias. 5) El cese inmediato de la persecución contra dirigentes sindicales y de la criminalización de la protesta laboral y la libertad de los detenidos injustamente. 6) La remoción de todos los funcionarios insensibles, arbitrarios y corruptos que lesionan los derechos de los trabajadores, tanto en el área administrativa como en la judicial.


La participación de los trabajadores, lo reiteramos una vez más, es indispensable para la construcción del socialismo, pero el cambio de la conducta del gobierno tiene que ser radical, de lo contrario los trabajadores lo más seguro es que lo adversen.
Fuente:Argenpress                                                                                     

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