22 de mayo de 2011

FESTEJOS DEL BICENTENARIO.

Cuando lo inesperado se convierte en posible
Año 3. Edición número 157. Domingo 22 de mayo de 2011
Por Miguel Russo
La respuesta social a los festejos.
Podía esperarse una continuidad de la historia oficial, mitrista, donde un grupo reducido de notables decidía los destinos de quienes –placeros, atónitos, populares y emparaguados– se preguntaban de qué se trataba la cosa. Podía esperarse una avalancha símil futbolística, con más simbología contra el otro que a favor de la propia pertenencia. Podía esperarse un olvido disfrazado de recuerdo opaco. O un deslizamiento aprovechado hacia cualquier destino turístico. O una emulación de la escenografía donde se movían las figuritas del Billiken. Cualquier cosa podía esperarse. Menos lo que ocurrió.
Y eso que ocurrió tuvo bastante de previa organización gubernamental (para la tirria de la oposición más despiadada) pero, sobre todo, una respuesta social inimaginable aun para las cabezas más optimistas del oficialismo. Respuesta social que no tenía mucho que ver con la efusión partidaria pero sí, y mucho, con una actitud política. Sanamente política, alejada de toda chicana y abuso y burla y destrato.
Es que durante cuatro días, “la gente” mirthalegrandesca, “la sociedad” que zarandea metódicamente el progresismo, es decir el pueblo, lisa y llanamente, salió a la calle, las hizo suyas y disfrutó de un cumpleaños que, sin dudas, y quizás por primera vez en el último medio siglo (es mucho decir eso de cincuenta en doscientos), sabía que le pertenecía.
Con esa noción de pertenencia es que caminó por la 9 de Julio, se maravilló con lo propuesto y pensado por Fuerza Bruta, cantó hasta la afonía con Litto Nebbia y León Gieco y Fito Páez y la Sole, se deslumbró con un Cabildo transformado en espléndida pantalla de cine por donde se proyectaba la Historia y sus historias, se contoneó al ritmo de las murgas que desfilaban volviendo desde el pasado al que se las había condenado, se detuvo todo el tiempo del mundo en cada centímetro de la avenida y sus adyacencias como para que esa magia no terminara nunca.
Esa misma noción de pertenencia se reflejó en la charla de dos médicos del servicio de emergencia, walkie-talkie de por medio, uno al costado de la ambulancia, el otro adivinable en alguna central operativa: “Si hay peligro, retirarse a lugar seguro”, decía la voz latosa. “¿Peligro?”, preguntaba risueño el médico mirando a sus compañeros y a la multitud que iba y venía y saludaba y se saludaba con todos. “Si no hay seguridad, digo”, quiso aclarar la voz. “¿Seguridad? –volvió a preguntar el médico, cada vez más risueño–. Vos perdoná, ¿no?, pero, ¿seguridad contra qué inseguridad?” Noción de pertenencia que hacía que ese lugar fuera el lugar más seguro, entre miles y miles de personas que no peleaban ni robaban ni provocaban. Sujetos sociales que mostraban una unidad que parecía imposible. Sujetos sociales que, acostumbrados al bombardeo –mediático y político– de la indignación, prefirieron decir que no, que hay veces que no, que la realidad es mejor vivirla que verla por televisión y que, con una esperanza y un festejo en común, salieron a caminar para hacer posible lo que nadie parecía esperar.
Fuente:MiradasalSur


Esclavos de sus palabras
Año 3. Edición número 157. Domingo 22 de mayo de 2011
Simple: nos pareció oportuno revisar y seleccionar lo que la prensa dominante publicó antes, durante y después del Bicentenario. Para que los lectores puedan acudir a las versiones originales y completas de los textos, publicamos los links correspondientes.

• LA HISTORIA AL SERVICIO DEL PODER En la Argentina, el pasado se ha entrelazado con el presente, se ha convertido en un argumento de la lucha por el poder, en una justificación para impugnar al otro, o para someterlo. Se pretende manipular el saber sobre el pasado para poder esgrimir sanciones contra actores cuya conducta es difícil de objetar en el presente.
Para que esa maniobra sea posible es preciso, antes, fijar una versión canónica de lo que ocurrió. La historia pasa a convertirse en un relato mítico indiscutible, administrado por el Estado con propósitos punitivos. Esta utilización de la memoria como insumo del poder fue habitual en todos los totalitarismos. La visión que Hitler tenía de la política se asentaba en una versión mitológica de la existencia de la nación germánica que decantaba en el concepto de “raza superior”. Mussolini se entendía a sí mismo como el líder que le devolvería a Roma el imperio que, más allá de los cambios producidos durante siglos, estaba destinado a encabezar. Stalin fijaba las etapas de la historia humana a través de resoluciones del congreso del Partido Comunista soviético.
Editorial La Nación, 25/04/10
http://www.lanacion.com.ar/1257945-la-historia-al-servicio-del-poder

• LA APROPIACIÓN KIRCHNERISTA DEL BICENTENARIO
Cuando los argentinos celebraron su primer Centenario, la magna ocasión sirvió para ratificar la visión común sobre un pasado que se había vuelto esplendoroso, de la cual da testimonio el análisis que ofreció por entonces Joaquín V. González en su lúcido ensayo El Juicio del Siglo. La celebración que ahora nos espera, ¿dará lugar a una nueva meditación convergente o los Kirchner buscarán, al contrario, monopolizarla? ¿Se unirá de nuevo el país en la memoria de un éxito incomparable, como lo hizo hace cien años, o la vocación hegemónica del matrimonio presidencial ahondará aún más la zanja que hoy separa a los argentinos?
Mariano Grondona, La Nación, 16/05/10
http://www.lanacion.com.ar/1265139-la-apropiaci%C3%B3n-kirchnerista-del-...

• LOS IDEALES DE MAYO
Estamos viviendo las vísperas del Bicentenario de Mayo, pero ni siquiera el aniversario del acontecimiento más trascendente de nuestra historia tiene la fuerza moral suficiente para convocar a los argentinos a salir del fango de la discordia.
Es el precio que se paga en las épocas de transición, en que lo perimido y el autoritarismo se resisten a morir y el futuro todavía no se vislumbra majestuoso en el horizonte, como una aurora pampeana inminente, que las nieblas del poder extraviado vanamente tratan de ocultar.
Alejandro Poli Gonzalvo, La Nación, 21/05/10.
http://www.lanacion.com.ar/1266930-los-ideales-de-mayo

• SIN POLÍTICA EXTERIOR
Si algo faltaba para agregar pesares a los argentinos en vísperas de la celebración del Bicentenario, el anuncio británico referido al hallazgo de petróleo en las cercanías de las islas Malvinas parece completar la medida.
Es que para el matrimonio Kirchner, demasiado inmerso en aldeanas maniobras de captación de gobernadores e intendentes y de asedio a la oposición y a la prensa independiente, la política exterior ha pasado a ocupar un lugar secundario, atento a que no influye, según su particular criterio, en la consolidación de un poder partidario fronteras adentro.
Editorial, La Nación, 20/05/10
http://www.lanacion.com.ar/1266520-sin-politica-exterior

• EL PAÍS FRACTURADO
La Argentina llega al Bicentenario fracturada en mil discordias, un país en el que los aprietes, los agravios y las causas judiciales reemplazaron al diálogo político.
En un país normal, los políticos, a pesar de sus naturales diferencias, deberían saber conversar y consensuar. En esos Estados serios, ricos o pobres, los políticos comprenden que son “representantes de la gente” y que sus diferencias no pueden llevarlos a creerse los dueños del país y de la historia.
Vivimos en un país donde la política se construye con un solo ojo, donde un relato pretende hacernos creer que la historia comenzó en los ’70, y olvida que antes pasaron Moreno, Alberdi, Rosas, Rivadavia, Mitre, Sarmiento, Roca, Perón y otros muchos hombres, con sus más y sus menos.
La Argentina, es cierto, siempre tuvo problemas para buscar el camino del diálogo.
Pero la crispación que introdujo la administración kirchnerista tuvo éxito en eliminar la libertad de expresión, como cauce de debates e ideas; en anestesiar a los partidos políticos, que fueron reemplazados por simples políticos sin ideas ni programas partidarios, y acallar al Congreso, como eje del diálogo. Quizá, el Tricentenario no nos pueda encontrar peor que ahora.
Adrián Ventura, La Nación, 21/05/10
http://m.lanacion.com.ar/1267217-el-pais-fracturado

• LA AGENDA DE LA VENGANZA Y EL ODIO
Desde la asunción de la presidencia por Néstor Kirchner, y luego, durante el mandato de su esposa, desde el Poder Ejecutivo se ha procurado idealizar la actividad terrorista desarrollada en la década del ’70 y demonizar a quienes la reprimieron. A estos fines, se han impartido cursos en colegios y universidades, se ha promovido la declaración de inconstitucionalidad de las leyes de pacificación dictadas a instancias de Raúl Alfonsín, y de los indultos dictados por Carlos Menem, en este caso, tan sólo respecto de los represores pero no de los terroristas.
Diversos ex integrantes de Montoneros o del ERP que desempeñan funciones en el Poder Ejecutivo y en el Congreso, también procuran venganza respecto de sus adversarios de la década del ’70.
El Bicentenario debería ser la fecha del reencuentro y la reconciliación de los argentinos. Ésta no se logrará mientras exista un tratamiento judicial desigual respecto de quienes estuvieron enfrentados durante la triste década del ’70. La persecución de unos provocará nuevos resentimientos y sed de venganza en los otros. Y así continuará esta historia sin fin.
Editorial La Nación, 22/05/10
http://www.lanacion.com.ar/1267402-la-agenda-de-la-venganza-y-del-odio

• PRINCIPIO Y FIN DE LA FIESTA KIRCHNERISTA
Es enemigo todo aquel que no obedece. Esa nueva descripción del espíritu kirchnerista, que salió de la boca de un hombre que suele trasponer los portones de Olivos, explica muchas cosas que sucedieron en los últimos días. Una de ellas es que el Gobierno celebrará el Bicentenario sin reconocer que existe un vicepresidente de la Nación, en medio de un desaire al jefe del gobierno de la Capital y borrando de la historia a tres ex presidentes de la Nación.
La algarabía kirchnerista por las encuestas se respalda en cifras módicas. Es cierto que los Kirchner y su gobierno subieron un poco en la consideración pública. Pasaron del 20 por ciento de aceptación al 30 por ciento, en cifras redondas, en los últimos tres meses. El último respingo fue más ligero que los anteriores, apenas un 2 por ciento. Ningún líder de ningún gobierno del mundo estaría contento con ese raquitismo político.
Todo lo que se dijo en tiempos recientes sobre el crecimiento kirchnerista fueron sólo palabras cargadas de abalorios. Tal como están las cosas hoy, los Kirchner se irán del poder en diciembre de 2011. Eso es lo que indican la política y la encuestología.
Joaquín Morales Solá, La Nación, 23/05/10
http://www.lanacion.com.ar/1267790-principio-y-fin-de-la-fiesta-kirchner...

• PATRIOTISMO
Lejos de la pompa acosadora, mutantes y buscas patrullan con displicencia la “Ciudad Bicentenarizada”. El estruendo hiriente que envuelve al Centro suscita la respuesta despreciativa de un sarcasmo sordo. Las gentes van y vienen, rodeadas de un pronunciado aire de ajenidad. Los fastos encarados a alto costo para celebrar los famosos doscientos años del país no los afectan, ni tampoco interpelan.
En varios sentidos, las muchedumbres porteñas miran de reojo y con fastidio el desparramo en una ciudad colapsada por preparativos de gruesa teatralidad. Se nos informa que estamos de fiesta.
Nadie entiende por qué, ni para qué tamaño desbarajuste, pero por todas partes un patrioterismo banderillero y desfachatado pretende justificar el desorden, como si esta gestualidad callejera tan desaforada fuese equivalente a la exaltación de nobles ideas nacionales. En una metrópolis donde había por lo menos diez espacios abiertos, enormes y propicios para montar la gran exhibición del patrioterismo gubernamental sin asfixiar a la gente, el Gobierno exhibe su desaforada espectacularidad en torno del Obelisco, para enloquecer aún más la vida cotidiana de decenas de millares de personas durante un mes, antes y después de este 25 de Mayo. La idea es de un populismo primitivo y rutilante, para enfadar a la mayor cantidad de gente, la mayor cantidad de tiempo posible y al mayor costo.
Pepe Eliaschev, Perfil, 23/05/10.
http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0471/articulo.php?art=21830&ed=0471

• UN MENSAJE CONTUNDENTE
No estuvo ni en la disputada gala del Colón ni en la aún más polémica mesa de la Presidenta. No estuvo en los dos Tedéum ni en ninguno de los actos oficiales, del signo que sean. El mensaje más rotundo del Bicentenario estuvo en las calles, en la gente común, la que decidió que ninguna disputa política, ninguna desunión, ninguna lectura mezquina de la realidad iba a quitarle el protagonismo de cinco días irrepetibles.
Para unos y para otros, la lección de la calle fue contundente: la gente, el pueblo, los argentinos de todos los días, esta vez no compraron divisiones ni sectarismo. Nadie, o tal vez muy pocos para ser justos, se sentía opositor porque asistía, en la fastuosidad recuperada o en la plaza frente al Teatro, al estupendo espectáculo de la reapertura del Colón. De la misma manera, asistir al fantástico despliegue en la 9 de Julio, y a los incontables shows, no significaba para nadie hacer acto de fe kirchnerista o de rechazo a la oposición. No había política, había ganas de estar.
Facundo Landívar, Clarín, 26/05/10
http://www.clarin.com/sociedad/mensaje-contundente_0_268773164.html

• HISTÓRICO: UNA MULTITUD EN EL CIERRE DEL BICENTENARIO
La Fiesta del Bicentenario será recordada por su buena organización pero sobre todo por la participación del pueblo argentino. En total, desde el viernes hasta ayer pasaron por el Paseo del Bicentenario alrededor de 6 millones de personas. “Nosotros no esperábamos más de un millón en total, la concurrencia sobrepasó toda estimación”, le comentó a Clarín uno de los organizadores, asombrado por la respuesta popular.
Clarín, 26/05/10
http://www.clarin.com/sociedad/historico-Bicentenario-Multitud_0_2687731...

• LUEGO DE LOS FESTEJOS DEL BICENTENARIO, SE ACELERA LA CARRERA HACIA 2011
Los millones de personas que se volcaron a las calles durante los festejos del Bicentenario definirán la elección presidencial de 2011. Al menos eso creen los principales protagonistas de (y beneficiados por) la fiesta popular: el gobierno nacional del kirchnerismo y el gobierno porteño del PRO. Ambos ya intentan sacar un rédito político de los festejos.
Perfil, 27/05/10
http://www.perfil.com/contenidos/2010/05/27/noticia_0011.html

• EL PAÍS QUE SIGUE DESPUÉS DE LA TREGUA
Los festejos del Bicentenario disimularon la larga crisis política y relegaron a un segundo plano los problemas de la Argentina. La clase dirigente quedó sorprendida. El Gobierno buscará sacarle rédito para el retorno de Kirchner. Pero los problemas pendientes volverán. Vivió la semana pasada la Argentina algo parecido a una ensoñación. La habitual avaricia política fue arrasada por una festiva vocación popular como no se recordaba desde el retorno de la democracia que comandó Raúl Alfonsín.
Cuando el telón del Bicentenario se levante, volverá el país carnal que los festejos populares lograron relegar.
Eduardo Van Der Kooy, Clarín, 30/05/10
http://www.clarin.com/opinion/pais-sigue-despues-tregua_0_271172923.html
PRODUCCIÓN: Gisela Carpineta
Fuente:MiradasalSur

“Queríamos que la emoción le ganara al cerebro”
Año 3. Edición número 157. Domingo 22 de mayo de 2011
Por Sebastián Feijoo
La compañía de teatro Fuerza Bruta fue uno de los símbolos máximos de los festejos del Bicentenario. Casi doce meses después, Diqui James analiza los pormenores de la puesta que conmovió al país.

19 escenas y más de dos mil artistas tradujeron la historia de la Argentina a un espectáculo móvil que presenciaron y con el que vibraron millones de compatriotas. Secuencias como la de la Revolución de Mayo, el Cruce de Los Andes, la Creación de la Bandera, la Campaña del Desierto, la última y más feroz dictadura, y las Madres de Plaza de Mayo, entre otras, conmovieron por cómo fueron ideadas y ejecutadas, pero también por su capacidad para incluir. Orgullo, dolor, angustia, alegría: emociones mezcladas que el 25 de mayo del año pasado se hicieron más carne propia que nunca. Que Fuerza Bruta se transformara en uno de los máximos referentes de los festejos por el Bicentenario de la Argentina es un hecho incontrastable que también encierra otra historia.
El nacimiento de Fuerza Bruta se remonta a 2005 y fue el resultado de un desprendimiento de la compañía De la Guarda, que a su vez había tenido como embrión a La Organización Negra. La Organización Negra marcó un antes y un después primero en el under local, y luego sacudiendo a propios y ajenos con La Tirolesa: el espectáculo desarrollado en el Obelisco, hasta ese entonces inimaginable por su despliegue físico, coreografías aéreas e impacto visual. Aquel espíritu que los empujaba a buscar desafíos permanentes sigue vivo en Fuerza Bruta y los llevó a recorrer buena parte del mundo.
Diqui James es uno de los fundadores y directores artísticos de Fuerza Bruta. Su historia personal incluye mucho de la tragedia argentina reciente. La madre de James es hermana de Manuel Evequoz, un militante de Montoneros desaparecido durante la última dictadura militar –que a su vez inspiró a Manuel Mandeb, el célebre personaje creado por Alejandro Dolina en Crónicas del Ángel Gris–. “Siento que de alguna manera nos metimos en la historia de la Argentina y eso es algo que nunca hubiéramos imaginado. No al menos participando con tanto compromiso y convicción en un espectáculo de estas características”, confiesa James.
Los dos millones de personas que participaron de los festejos del Bicentenario en las calles –según las estimaciones de la Policía Federal– y los muchos más que los siguieron desde todo el país por televisión cambiaron para siempre el imaginario que acompañaba a Fuerza Bruta. Esa compañía teatral heterodoxa, inquisidora de los paradigmas teatrales vigentes y –en definitiva– casi condenada a ser para pocos, pulverizaba esos prejuicios con un protagonismo, visibilidad y compromiso inéditos. “Definitivamente nos cambió para siempre”, corrobora James. Al mismo tiempo, la experiencia del desfile del Bicentenario confirmó que se puede hacer un espectáculo de calidad con valores históricos y de identidad, sin renunciar a lo popular.
–¿Cómo tomaron la convocatoria para participar de los festejos del Bicentenario?
–Con una gran sorpresa. En un principio nos sorprendió que nos llamaran a nosotros. Fue algo jugado de parte de la organización. Ellos creyeron que nuestro lenguaje podía ser popular y llevaron esa convicción a los hechos. En realidad, nosotros siempre creímos que lo nuestro podía llegar a todos los públicos, que se entendía sin mayores explicaciones. Pero pensábamos que éramos los únicos que lo pensaban. Muchos intelectuales, gente del medio e incluso periodistas nos encasillan como una suerte de bichos raros que hacen cosas extrañas de vanguardia. Entonces primero tuvimos que hacernos fuertes y decirnos “vamos para adelante, nosotros podemos hacer esto, somos capaces de realizarlo de la mejor manera y sumarle algo distinto. Confiemos en nuestros instintos”. Porque es muy diferente hacer un show sobre algo que nosotros ideamos de principio a fin, que hacer un espectáculo con la responsabilidad de desarrollar un relato que representa la historia de la Argentina.
–¿Qué fue lo primero que les dijo ese instinto al que apelaron?
–Que teníamos que hacer algo que la gente sintiera que le pertenecía. No se trataba de que vieran un show de Fuerza Bruta, sino que lo percibieran como un espectáculo que hacían ellos mismos. Eso fue un cambio de visión muy fuerte en relación a los espectáculos que hacemos nosotros. Nos propusimos desarrollar un lenguaje que incorporara a todos, que tuviera el impacto necesario y no fuera obvio. Buscamos ir directo a la emoción y que después cada uno saque sus propias conclusiones sobre la historia argentina. Contar lo de las Malvinas, lo de las Madres, lo de la dictadura, las crisis económicas, pero sin señalar quién fue el culpable. Como cuando prendimos fuego la Constitución: no pusimos a alguien con un uniforme y un fósforo. No queríamos escribir un manual de historia.
–¿Junto a quiénes trabajaron para darle forma al espectáculo?
–El equipo de trabajo incluyó a Oscar Parrilli (secretario general de la Presidencia), Javier Grossman (director de la Unidad Bicentenario) y Jorge Coscia (secretario de Cultura), entre otros. Después también se sumó el historiador Felipe Pigna, que hizo un aporte valioso. Tuvimos muchas reuniones “¿Qué te parece esto?”, “¿Qué te parece lo otro?”. Hubo un ida y vuelta permanente que enriqueció muchísimo el resultado final. Logramos un contacto muy fluido entre lo que fue la parte política, la cultural y la artística, más allá de las discusiones que surgen inevitablemente cuando todos quieren hacer las cosas de la mejor manera. Había mucha presión porque se trató de un festejo único, pero se laburó en consecuencia. Yo creo que fue jugado el desfile desde el punto de vista político. Fue una búsqueda que decididamente iba bastante más allá de lo esperable en un festejo que iba a tener una repercusión muy importante en todo el país e incluso en el mundo. Por eso buscar por fuera de la convención encarnaba una osadía mucho mayor que la habitual. Pero se alcanzaron los mejores resultados, la gente lo disfrutó muchísimo y en definitiva eso nos deja en el mejor lugar a todos.
–¿Trabajar con temas históricos te hizo reflexionar particularmente sobre alguno?
–Me enganché con todos. Se abordaron temas muy profundos, algunos incluso que sobrepasan los 200 años de la Argentina, como la temática de los pueblos originarios. La historia de nuestro país tiene momentos particularmente duros y eso siempre imponía reflexiones, dolor y a la vez la dificultad de cómo tratarlos. Abordar el conflicto bélico de Malvinas nos resultó difícil. Pero al mismo tiempo, siento que me hizo muy bien recorrer toda la historia del país, meterme lo más adentro posible, con lo lindo y lo feo, y transmitirlo según nuestras perspectivas. Fue un ejercicio emocional muy potente, pero sin caer en una mirada de niño ni en lo ingenuo. En lo personal, conectarme con la historia argentina desde lo emocional me permitió descubrir de qué estoy hecho.
–Muchos compatriotas utilizan la expresión “los argentinos” en lugar de la primera persona del plural…
–Exacto. A eso me refería. El desfile que preparamos, de alguna manera, pretendía poner en tensión esas formas. Nosotros buscamos que quienes fueran a verlo no se quedara en “qué lindo espectáculo, se nota que trabajaron mucho”. Queríamos que la emoción le ganara al cerebro y todos dijeran: “Yo soy esto”. Y me parece que de alguna manera, entre todos, lo logramos.
–¿Te sorprendió la reacción de la gente?
–Sobrepasó todas las expectativas. Y no me refiero solamente a la cantidad. Había una buena onda y una paz que resultaba avasallantemente conmovedora. Creo que fluía una energía única que tenía que ver con lo especial del festejo. Los argentinos nos permitimos festejar por nuestro país y ese no es un dato menor. Todos estaban emocionalmente muy abiertos. Fue mágico. Fue lo más lindo que me pasó como argentino y como artista.
Fuente:MiradasalSur

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