“Ahora estamos otra vez lejos, mamá”
La hija de Cecilia, secuestrada el 13 de julio de 1977 con un embarazo de cinco meses, permanece desaparecida. Llamó por teléfono a su madre hasta 1984. Su hijo Javier Gonzalo Penino Viñas fue apropiado por el marino prófugo Jorge Vildoza.
Por Alejandra Dandan
Cecilia Viñas dio su testimonio en la causa por el Plan Sistemático de robo de bebés.Imagen: Rafael Yohai
Cecilia Viñas se levantó de la silla para no escuchar otra vez unos llamados que de octubre de 1983 a marzo de 1984 logró hacer su hija desde lo que se lee todavía como un centro clandestino. Cecilia les pidió a los jueces que escucharan esa grabación porque no es lo mismo, dijo, lo que ella podía decir de las llamadas que la voz. Entonces dejó la sala, anciana como está, acompañada de una asistente terapéutica mientras la presidenta del Tribunal Oral Federal 6, María del Carmen Roqueta, anunciaba el comienzo del sonido, esa voz, que repuso en el presente de la sala el tono insoportable de algo parecido a un infierno.
“Hablale, hablale a papá, hablale, decile, porque le mienten”, se alcanza a escuchar desde el fondo. “Ahora estamos otra vez lejos..., mamá”, dice casi sin aire. Algo de un enojo, porque alguien “no va a buscar a mi hijo”, se oye en medio de la conversación de uno o dos minutos durante la cual madre e hija quieren sentirse. La madre pide perdón por haberle dicho algo sobre el destino de ese hijo, acaso las noticias del robo, porque “yo tenía que decirte la verdad”. Mientras se intuye una despedida, Cecilia pierde el tono de madre para decirle casi desesperadamente que por favor sepa, que “te queremos con nosotros, pensá que yo estoy sola y que puedo irme a cualquier lado del mundo”.
Las grabaciones estremecieron al mundo político en los primeros meses de la democracia como vuelven a hacerlo en este mismo presente. La hija de Cecilia desapareció el 13 de julio de 1977, con un embarazo de cinco meses, y esas grabaciones –a tantos años del secuestro– eran la voz de esos desaparecidos que seguían hablando desde algún espacio del tiempo. A esa altura, sus familiares sabían poco de lo que había pasado con ella. Un grupo de sobrevivientes dijo que había pasado en algún momento por la ESMA, que ahí había tenido a su hijo y había sido atendida por Jorge Luis Magnacco, el doctor de la muerte. Después, todo el mundo perdió sus rastros hasta los primeros llamados en octubre de 1983, cuando aún los dictadores manejaban la Casa Rosada. En los llamados, que fueron ocho en total, ella decía que había todo un grupo de sobrevivientes, que seguían secuestrados y pedían dinero para un rescate.
La historia
Hugo Reinaldo Penino y Cecilia Viñas Moreno de Penino eran de Mar del Plata, pero en 1977 estaban instalados en Buenos Aires. El 13 de julio de 1977 los secuestraron del departamento donde vivían en la calle Corrientes al 3600 y el portero del edificio identificó a la patota como de Coordinación Federal. Pese a que no hay certezas porque tampoco hay testigos, la abogada Alcira Ríos –cabeza de la querella de este tramo de la causa– está convencida de que primero estuvieron secuestrados en la Base de Submarinos y Buzos Tácticos de Mar del Plata y que desde ahí –como sucedió en la mayor parte de los casos– los marinos trasladaron a Cecilia Viñas Moreno a parir a la ESMA. “Como cada arma se hacía cargo del destino de los niños de los desaparecidos que ellos secuestraban, ellos mandaron de nuevo a Cecilia a Mar del Plata y entregaron al niño.”
El niño es Javier Gonzalo Penino Viñas, apropiado por el marino Jorge Vildoza, jefe del grupo de tareas 3.3.2 de la Escuela Mecánica de la Armada hasta 1979, echado por ladrón y quien pese a tener pedido de captura sigue en libertad. La casa de las Abuelas de Plaza de Mayo recibió cinco denuncias sobre el posible paradero de Javier luego de la apropiación, entre ellas, llamaron los amigos de los hermanos de crianza, los más grandes, que eran jóvenes de 18 años cuando él cumplía los cinco.
“No necesitaban siquiera hacerle el ADN para saber que no era quien decían que era”, dijo su abuela Cecilia en la audiencia. Decían que ese niño no podía ser hijo de esa “señora mayor que parecía una abuela” y de ese militar que aparecía en una foto de la casa. Cuando uno de ellos vio la foto de cinco años de una prima de Javier, quedó impactado: sería él si no fuera una nena, explicó.
¿Tuvo conversaciones con él?, preguntó la jueza María del Carmen Roqueta. “Yo evité siempre perturbarlo o molestarlo –dijo la abuela–; la jueza Servini nos pidió que no le pidamos más de lo que puede dar. Yo esperaba que me llamara o viniera. En mi casa, conoció a la prima. Vino a un cumpleaños mío en el que estábamos todos y yo por eso tengo esa sensación de que él sabe quién es y que cada vez que se mira al espejo va a ver la cara del padre y de la madre, porque tiene los ojos de la madre, los rulos del padre, camina como su tío, es impresionante cómo se parece a la prima, que es la que más se parece a mi hija.”
El día del cumpleaños de la abuela, él no llegó con un regalo cualquiera. “Yo tenía un gato que cuando quería salir levantaba la patita para hacer ruido con la llave. El observó un día al gato y me dijo: ¿le puedo abrir la puerta? ¡¿Y qué me regaló?! –explicó en la sala–: un almanaque en inglés con gatos en el campo, cada hoja del almanaque tiene gatos distintos, unos con ponnies, otros con conejos, algo que me produjo mucha emoción porque no me compró bombones, pensó en mi gato.”
Javier todavía vive en Londres. “A Vildoza yo quisiera que lo encuentren porque es como cerrarle a mi nieto la posibilidad de saber quién es quién: que él es Javier Penino Viñas y que si tiene un hijo un día podría ponerle el nombre con toda tranquilidad.”
La sala
Once días después de la asunción de Raúl Alfonsín, a las 6 de la mañana, Cecilia llamó por primera vez a su padre a Buenos Aires. Le dijo que no se preocupara, que era ella, y preguntó qué pasaba que su madre no contestaba el teléfono en Mar del Plata. También ahí le habló del dinero, que viajara con mucho dinero a Mar del Plata. “Mi hijo me llamó para contarme”, dijo Cecilia. “Imaginen el impacto después de siete años de desaparecida, nos fuimos con mi marido a Mar del Plata”. La segunda llamada fue el 5 de enero. “Mi hijo me había preparado un chupete y la grabamos”, dijo la mujer. “Ella tenía que llamar en una fecha determinada, pero no lo hizo y ahí me contó que estuvo enferma: ‘Me tuvieron que llevar a la enfermería’”. Cecilia preguntó cómo era que podía llamar: “De noche hay muchachos buenos que me marcan el teléfono, de día hay otra gente, respondió”.
Cuando Cecilia dejó la silla, la sala empezó a escuchar la voz en directo de su hija. Una sola grabación de las ocho llamadas que mantuvo la familia. Una cinta cuya existencia se conoció en esos años porque la noticia empezaba a difundirse y la familia entendió que era lo mejor. Pero la difusión clausuró las negociaciones. Mientras el ex ministro Antonio Tróccoli puso la investigación en manos de Coordinación Federal como si fuese una fuerza de la democracia, las llamadas terminaron: Cecilia sigue desaparecida. Y una causa en Mar del Plata permite probar en este tiempo que el centro clandestino funcionó hasta 1984.
Fuente:Pagina12
La abuela de Macarena Gelman
“El dolor que tengo es que mi hijo no haya podido ver a su hija; la esperábamos con mucho amor, no puedo superar el dolor de que mi hijo no la haya podido conocer. A ella la mataron, le sacaron la criatura de sus brazos para dársela a otra familia.” Berta Shuberoff es la madre de Marcelo Gelman, suegra de María Claudia García Iruretagoyena y abuela de Macarena Gelman. Dio testimonio en la causa por el plan sistemático de robo de bebés en el marco de la declaración que esta semana están haciendo las abuelas que buscaron o buscan a los 35 niños apropiados que integran este tramo de la causa.
A Marcelo y a María Claudia los secuestraron el 24 de agosto de 1976 a las dos de la mañana. María Claudia estaba embarazada de siete meses. Durante los dos o tres primeros días, con ellos estuvo secuestrada, además, la hermana de Marcelo, todos en el centro clandestino de Automotores Orletti. “A Marcelo lo torturaron y a mi nuera no le pegaron, la trataron bien, le llevaron comida y ropa limpia: la estaban cuidando para alguien”, dijo Shuberoff. Juan Gelman estuvo en el Vaticano en 1983 y un sacerdote le dijo que la niña había nacido. “Yo no pensaba en la criatura, todo mi dolor estaba en la desaparición de mi hijo –dijo Berta–. Recién en 1984, cuando volví de España, entré a Abuelas y me metí en el tema.”
Fuente:Pagina12
En total recibió ocho llamadas telefónicas de su hija desaparecida
Robo de bebés: el testimonio estremecedor de una abuela
Publicado el 8 de Junio de 2011
Por Gerardo Aranguren
Cecilia Viñas llevó al juicio una grabación casera con la voz de su hija, después de siete años de no saber nada de ella, pidiéndole que busque a su bebé nacido en cautiverio.
Las Abuelas de Plaza de Mayo Cecilia Fernández de Viñas y Berta Shubaroff de Gelman declararon ayer en el juicio oral por el Plan Sistemático de robo de bebés sobre la recuperación de sus nietos en 1999 y en 2000 respectivamente.
La hija y el yerno de Cecilia Fernández de Viñas, Cecilia Viñas y Hugo Penino, fueron secuestrados el 13 de julio de 1977 de su departamento en Capital. “Ese día volvían de un velatorio y los estaban esperando. Ella estaba embarazada de siete meses y no se supo más nada hasta que fue vista en la ESMA”, señaló ayer la integrante de Abuelas al sentarse en el estrado de la sala AMIA de Comodoro Py.
Por su estado de gravidez, Cecilia fue trasladada desde un centro de detención en Mar del Plata a la ESMA, donde funcionaba una maternidad clandestina. El parto se produjo en los primeros días de septiembre de 1977 y su familia recién se enteró por boca de la sobreviviente Sara Solarz de Osatinsky, quien presenció el nacimiento.
Sin noticias durante siete años, la familia Viñas recibió una llamada desconcertante el 21 de diciembre de 1983. “Once días después de que asumiera Alfonsín, a las 6 de la mañana mi ex marido recibió un llamado de Cecilia en el que le pidió que fuera a Mar del Plata con mucho dinero. Imaginen el impacto después de siete años de desaparecida, de no saber nada de ella”, contó la testigo.
La segunda llamada fue el 5 de enero de 1984. Una grabación casera de esa comunicación consta entre las pruebas del Tribunal Oral Federal 6 y fue reproducida en la audiencia de ayer una vez que la testigo se había retirado. El audio, estremecedor, entre Cecilia y su madre congeló la audiencia en el tiempo y conmovió al público que había ido a presenciar el testimonio. En la conversación, la hija le pide que busque a su bebé y la madre le ofrece ir con ella: “Yo estoy sola, puedo ir con vos inmediatamente y buscamos al nene”, se escucha decir con la voz desencajada por la angustia.
“Estaba enojada porque el padre se había vuelto a Buenos Aires. Cuando le dije que tenía el dinero, que se lo podía llevar, ella me dijo que el dinero ya lo había puesto el padre de otra compañera”, aclaró ayer Cecilia sobre la grabación. También culpaba de su secuestro a la segunda esposa de su padre: “Esa mujer me sacó a mi hijo y mi marido”, decía sobre quien sospechaba la había denunciado.
En total, Cecilia llamó ocho veces desde un centro clandestino de detención de Mar del Plata, que continuó funcionando en democracia. Se cree que el pedido de dinero era parte de un plan de los represores para hacerse del botín. La familia inició gestiones ante el ministro del Interior de Alfonsín, Antonio Tróccoli, pero nunca le dio una respuesta, e incluso sospechan que filtró a la prensa la información de las llamadas y a partir de eso no hubo más comunicaciones. La última conversación fue el 19 de marzo de 1984. “Ya no te voy a poder llamar, ahora nos llevan otra vez”, dijo Cecilia a su madre.
Su nieto Javier Penino Viñas recuperó la identidad en 1999, luego de un análisis de ADN. “Tengo que dar gracias porque mi nieto pudo saber quién es. Soy una privilegiada”, señaló ayer.
Luego del testimonio de Viñas fue el turno de otra integrante de Abuelas, Berta Shubaroff, ex esposa del poeta uruguayo Juan Gelman. “Mi hijo (Marcelo Gelman) y mi nuera (María Claudia García Iruretagoyena), embarazada de siete meses, fueron secuestrados el 24 de agosto de 1976 a las 2 de la mañana”, relató, y contó el paso de ambos por el centro clandestino de detención Automotores Orletti: “A Marcelo lo torturaron y a mi nuera no le pegaron, la trataron bien, le llevaron comida y ropa limpia. La estaban cuidando para alguien.”
La joven fue llevada a dar a luz al Hospital Militar de Montevideo, y la bebé fue entregada al comisario uruguayo Ángel Tauriño. La búsqueda de la niña comenzó cuando un cura le contó en 1983 a Juan Gelman, en el Vaticano, que su nuera había dado a luz. “Yo no pensaba en la criatura, todo mi dolor estaba en la desaparición de mi hijo. Recién en 1984, cuando volví de España, entré a Abuelas y me metí en el tema”, contó ayer Berta, quien se reencontró con su nieta Macarena en el año 2000. “El dolor que tengo es que mi hijo no haya podido ver a su hija. La esperábamos con mucho amor cuando supimos que estaba por nacer”, finalizó.
Fuente:TiempoArgentino
El pedido de nulidad
Publicado el 8 de Junio de 2011
La querella unificada que representa a las familias Lanouscou-Miranda y Gualdero-García, requirió la “nulidad” del fallo que hizo lugar a la extracción de muestras de ADN “con o sin consentimiento” de los jóvenes, aunque limitando temporalmente ese cotejo. Los abogados Alcira Ríos y Pablo Llonto, sostuvieron que “de la lectura de la resolución se observan tres fundamentos distintos y tres fechas distintas de cada uno de los camaristas”. “No han leído con atención la causa” o “al momento de redactar el voto cada uno expresó un argumento distinto sin observar que la resolución final. Nada tiene que ver con los fundamentos de cada juez”, concluyeron.
Fuente:TiempoArgentino
“Los jueces ayudaron a los delincuentes”
Publicado el 8 de Junio de 2011
Cuando terminó su testimonio, Berta Shubaroff de Gelman utilizó sus últimas palabras para hablar del fallo de la Cámara de Casación que el jueves pasado en esa misma sala de audiencias limitó la comparación del ADN de Marcela y Felipe Noble Herrera con las muestras disponibles en el Banco Nacional de Datos Genéticos.
“Lo único que quiero decir es el gran dolor que tenemos las Abuelas porque los jueces no tuvieron en cuenta las leyes y ayudaron a los delincuentes que tienen a esas criaturas”, manifestó.
Minutos antes, la integrante de Abuelas había resumido sus 30 años de lucha por encontrar a su nieta Macarena, hija de Marcelo Gelman. “Cuando supimos donde vivía, su abuelo fue a buscarla. Yo le decía que se hiciera el ADN en el Hospital Durand, porque si no se hacía allí no tenía validez”, contó.
Macarena Gelman, quien fue apropiada por el comisario uruguayo Ángel Tauriño, recuperó su identidad luego de que el Banco de Datos Genéticos comparara su ADN con todas las familias en 2002.
Fuente:TiempoArgentino
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