29 de agosto de 2011

LA LÓGICA DE LA LUCHA ARMADA EN UN LIBRO.

presentación de “doble condena” en la rotisserie
La lógica de la lucha armada, en un libro
Alejandra Vignolles investigó la historia de Roberto Quieto, el Montonero “traidor”
28.08.2011 
Alejandra Vignoles y Guido Quieto compartieron la mesa durante la presentación del libro “Doble Condena”
Hablar de Roberto Quieto es sumergirse en un terreno pantanoso. El número dos de Montoneros dejó impresa en la memoria nacional un peculiar apartado en tiempos de tempestuosa dictadura militar: pasó de líder revolucionario a ser acusado de "traidor" por parte de su propia organización guerrillera al ser secuestrado, el 28 de diciembre de 1975, y "delatar" bajo tortura.
Entre las aguas sinuosas de su historia, después de años de trascendidos y ambigüedades, la periodista Alejandra Vignolles embistió decidida a hacer pie y ajusticiar su nombre.
“Encaré esta investigación sin más ventajas que la convicción: no soy hija de desaparecidos, no soy militante política; parecía que no tenía linaje para hacerlo, muchos me aconsejaban que no valía la pena revolver la historia”, relató la autora del libro “Doble Condena”, el viernes, durante su presentación en La Rotisserie, el espacio culinario emplazado en La Plata que pertenece a Gustavo Quieto, el sobrino del legendario militante.

SALDAR UNA DEUDA. ¿Por qué Roberto Quieto? En la tesis doctoral de Richard Gillespi, "Los soldados de Perón, Montoneros", a Alejandra le llamó la atención el apartado con indignación que el politólogo inglés hacía sobre su caso, al resaltar que los Montoneros no repararon en que, para cometer la delación, Quieto podría haber estado drogado o en estado de inconsciencia.
“Gillespi termina defendiendo a Quieto, supuesto traidor, eso a mí no me cerraba", comentó Alejandra, sobre los inicios de su investigación. De allí en más, se contacto con Guido, el hijo de Quieto, quien la envalentonó para descorrer el velo sobre la historia de su padre.
Alejandra partió de la hipótesis de que lo que trascendió y quedó como versión oficial fue la mirada de Mario Firmenich, fundador de Montoneros, quien “tuvo el cinismo de decir que Quieto sufrió las peores torturas pero su organización debía dar el ejemplo, sentar jurisprudencia con los hombres que se quebraban en la tortura”, relató la autora.
Para plasmar la investigación que le llevó seis años de trabajo, la periodista consultó a fuentes de la organización, con nombres propios y también anónimos, amigos, y dos causas judiciales: la del primer cuerpo del Ejército, y la causa de Campo de Mayo, recientemente reabierta.
LUCHA INTERNA. “El caso de Quieto pone en cuestión lo que sucedía adentro de las organizaciones guerrilleras, que era una lógica similar a la militar. El que piensa distinto es un traidor, y eso no se habló en ningún libro", remarcó Alejandra, diferenciando que mientras la lógica de los militares era la de asesinos, criminales atroces, la de las organizaciones armadas era netamente política.
Por eso, para Alejandra, encarar esta historia significó “enfrentarme con algo muy trágico, que me deprimió muchísimo, me costó, era como sumergirme en un túnel sin luz en el fondo”.
Tal como confesó, recién pudo ponerle punto final al libro cuando comprendió “la intimidad de Quieto, ligada al contexto en donde se desarrolló. Fuera del contexto, la de Quieto es una historia policial; en su contexto, es un caso político”.
Fuente:Diagonales.

1 comentario:

hugo ricardo dijo...

me alegra ver esta revision historica que pondra en su lugar a quienes fueron los verdaderos traidores.seria bueno saber tambien lo susedido en cordoba con ruben fernando haymal al que como a quieto lo sacaron del medio con las mismas artes.