4 de septiembre de 2011

CHILE: Alertan en Chile por uso de tortura y represión contra estudiantes y mapuche-Entrevista a Camila Vellejo-

“los derechos humanos no son tenidos en cuenta”
Alertan en Chile por uso de tortura y represión contra estudiantes y mapuches
Publicado el 1 de Septiembre de 2011
Un organismo oficial lo denunció en el marco de las marchas de jóvenes. También advirtió sobre el trato que reciben los indígenas.
El autónomo y estatal Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) de Chile denunció ayer la persistencia de torturas y represiones excesivas en el país, en el marco de las protestas estudiantiles y sociales que lo sacuden desde mayo pasado, cuando alumnos y docentes levantaron sus consignas en defensa de una educación gratuita y de calidad. “No estamos ante un patrón sistemático, pero hay casos violentos y excesivos”, dijo la directora de la entidad, la abogada Lorena Fries. La funcionaria, quien rechazó la criminalización de la protesta social hecha desde el gobierno de Sebastián Piñera, señaló que los hechos represivos más violentos se observaron durante las marchas estudiantiles y las protestas de las comunidades mapuches del sur del país.
Fries opinó que, culturalmente, la sociedad chilena es proclive al autoritarismo, y advirtió que la ola de movilizaciones también desgastó a la policía, como lo señalaron sus generales. “Desde marzo están con turnos de 18 horas y con tratamientos de contención psicológica, porque están estresados ante la incontenible ola de protestas sociales”, explicó la jurista. La abogada, que en su rol de defensora de los Derechos Humanos logró varios fallos condenatorios contra el Estado chileno en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, destacó la gravedad del asesinato del adolescente Manuel Gutiérrez, baleado el jueves pasado por la policía.
La directora del INDH, que emitirá un informe oficial a finales de año, denunció que la policía rechaza la posibilidad de investigar su participación en los hechos, pese a los cargos en su contra, que derivaron en la baja de cinco policías, incluido un general. “Este es un país ordenado, pero donde los Derechos Humanos no son tenidos en cuenta”, opinó. Con relación al histórico conflicto de las comunidades mapuche con el Estado chileno en demanda de tierras ancestrales y autonomía, Fries afirmó que hay una violencia excesiva en la zona mapuche, en las regiones del sur del país. En ese marco, recordó la muerte de dos comuneros que cayeron bajo las balas policiales, hechos ocurridos en los últimos años, bajo gobiernos de la hoy opositora Concertación Democrática.
Fries criticó la constante y creciente militarización de esas zonas rurales y los efectos que tiene sobre los niños indígenas, tal como lo muestran estudios del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). “Están sometidos a una violencia traumática, los niños dibujan sus comunidades con helicópteros y ataques, con balazos”, denunció.
En septiembre del año pasado, la fiscal de la Corte Suprema, Mónica Maldonado, denunció que a un grupo de mapuches detenidos se les aplicaban castigos que “transgreden los tratados internacionales y las leyes nacionales”. La doctora Berna Castro, a cargo del cuidado de la salud de ese mismo grupo, confirmó que “se aplica con ellos prácticas de la cárcel de Guantánamo para quebrar a los prisioneros, es una forma de tortura, configura un delito de tortura por parte del Estado chileno, hecho por agentes del Estado chileno, en este caso Gendarmería, y con el conocimiento de los que gobiernan”.
FuentedeOrigen:TiempoArgentino
Fuente:Agndh


“NUESTRA LUCHA ES EN BENEFICIO DE TODA LA SOCIEDAD”
Por Christian Palma
Reportaje exclusivo a la dirigente del movimiento estudiantil que hoy se reúne con el presidente Piñera. Camila Vallejo explica los objetivos de la protesta, las razones del apoyo de “la mayoría de la ciudadanía”, el rol jugado por los medios y el efecto que tendrá en el futuro político de su país

ENTREVISTA A CAMILA VALLEJO, LIDER DE LOS ESTUDIANTES CHILENOS
“Los medios fomentan el desprestigio de los movimientos sociales”
A tres meses de tomar las calles, el movimiento estudiantil tiene el 80 por ciento de apoyo y una “transversalidad” pocas veces vista. Su líder explica sus objetivos y razones.
Por Christian Palma
Desde Santiago
No es fácil conseguir una entrevista con Camila Vallejo. Literalmente, hay que ponerse en la fila entre varios periodistas chilenos y extranjeros para robarle un pedacito de su agenda. No es amiga de la prensa chilena, mayoritariamente de derecha. Y se nota. Aun así, la joven de 23 años responde con esa claridad que la ha llevado a convertirse en el rostro más visible del movimiento estudiantil que tiene en jaque al gobierno de Sebastián Piñera y que ve cómo el modelo neoliberal que defiende tambalea a causa del descontento social liderado por la fuerza de los estudiantes y secundado por los profesores, los trabajadores y miles de rostros anónimos que se aburrieron de los abusos a todo nivel. Pues bien, la egresada de geografía de la Universidad de Chile y presidente de los alumnos de ese establecimiento encabeza una nueva camada de líderes que no sufrieron los horrores de la dictadura, se enfrentan con desfachatez a autoridades que hasta les triplican la edad y se lucen en el escenario donde les toque defender sus ideas, como ha quedado demostrado en el Congreso chileno, canales de TV y las redes sociales. La solidez de sus argumentos, tildados muchas veces de intransigentes, no son obstáculos para que Camila, nieta de un ex integrante del Movimiento Izquierdista Revolucionario (MIR) e hija de militantes comunistas, logre convocar a miles de chilenos en las calles, consiga el 80 por ciento de adhesión ciudadana a las demandas estudiantiles y cientos de chicas –sin ella quererlo– imiten su look de jeans gastados, pañuelo artesanal al cuello y piercing en la nariz.

Hoy Vallejo y los demás líderes secundarios y universitarios se sentarán a la mesa junto a Piñera y varios de sus ministros a intentar destrabar un conflicto que se extiende ya por más de tres meses. La Moneda será el marco para una jornada que puede marcar el inicio del fin. O tal vez no, dado que el presidente ya descartó la gratuidad de la educación, uno de los puntos centrales del petitorio de los universitarios y secundarios.

–Muchos chilenos se van a Argentina a estudiar porque les sale más barato pagar una pensión allá que una carrera en Chile. Según la Asamblea de Estudiantes Chilenos Exiliados por la Educación, son entre 4500 y 5000, repartidos en la UBA, La Plata y el IUNA.
–Es un hecho claro que ejemplifica el porqué hoy nos encontramos en medio de una lucha tan masiva y transversal. Vivimos en un país donde la educación, junto a otros servicios básicos, como la salud y la vivienda, son tremendamente caros y, por ende, su provisión de calidad está restringida sólo a quienes pueden pagar. De este modo, una de nuestras principales consignas es la defensa de una Educación digna gratuita y de calidad para todos y todas.

–¿Cuán consistente es este movimiento para resistir al espectro político, no sólo en la derecha y el gobierno?
–El movimiento cuenta con una serie de fortalezas tales como la amplitud que sobrepasa lo meramente estudiantil y lo transforma en un movimiento social; la unidad de los diferentes actores ligados al mundo educacional, quienes tras un largo proceso han podido aunar esfuerzos en pos de generar petitorios unificados; la representatividad del sentir de la ciudadanía, en tanto ha habido procesos democráticos a través de los cuales las discusiones definen las mejores estrategias a utilizar; y, finalmente, cuenta con la experiencia histórica de los diferentes movimientos que nos han precedido, como lo fue el movimiento pingüino del 2006 (la cuna del moviendo actual que tuvo en las cuerdas a Michelle Bachelet, pero que no dio los frutos prometidos). De todas estas herramientas el movimiento se vale para hacer frente a las diferentes artimañas que pueden surgir de la misma articulación de la derecha como del gobierno, de las que, hasta el momento, nos hemos sabido defender.

–¿Qué le parece la actuación del gobierno en el tema? No ha dado respuesta a sus demandas, hace declaraciones desafortunadas e intenta darles un perfil violento a las marchas.
–El gobierno no está escuchando a la ciudadanía, lo que evidencia que está tan dispuesto a seguir defendiendo intransigentemente su modelo educativo que incluso asume el costo de omitir lo que el pueblo ha demandado masivamente durante más de tres meses. Han explotado al máximo las herramientas con las que cuenta junto a la derecha chilena –medios de comunicación, fuerza policial y militar, respaldo de los grandes grupos económicos– para deslegitimar el movimiento, basándose en la mentira tras estrategias populistas. La presión social que este movimiento ha logrado acumular ha obligado a Piñera a mostrar de qué está hecho este gobierno, cuáles son los límites democráticos que está dispuesto a cruzar y a quiénes representa realmente, lo que constituye un enorme desprestigio y desaprobación de su gestión, lo que ya se manifestó en las últimas encuestas, que históricamente ellos mismos han validado. El cuestionamiento a la incapacidad de manejar la demanda social por una educación pública gratuita y de calidad para todos alcanza nuevos niveles en tanto el grado de represión ha sobrepasado cualquier límite de tolerancia de un Estado de Derecho. Durante estos meses de protesta, hemos sido testigos de aberrantes abusos por parte del cuerpo policial, bajo órdenes del Ejecutivo, a través del ministro del Interior y Seguridad Pública, Rodrigo Hinzpeter, lo que llega a su punto más crítico con la muerte de un estudiante la semana pasada.

–¿A qué atribuye el apoyo de la gente?
–Este movimiento ha alcanzado una masividad y transversalidad que nunca antes se había visto desde el retorno a la democracia (1990). Un enorme porcentaje de quienes en su momento apoyaron a Piñera hoy se dan cuenta de que éste no es un ataque directo a su posición sino a un modelo de educación que concibe a la educación como un bien de mercado y no como un derecho, y a un sistema democrático que hoy se reconoce que no da el ancho. El cuestionamiento de la conducta del gobierno por parte de ciudadanos que incluso pertenecen a sectores que en su momento apoyaron al actual presidente deja de manifiesto que sí existe el entendimiento de que la lucha que hoy tenemos es por un derecho a la Educación y un cambio de sistema que va en beneficio de toda la sociedad y el desarrollo de Chile, y no se limita al beneficio de un sector político particular.

–¿Se polarizó el movimiento?
–Para entender este conflicto hay que analizarlo desde dos aristas, por un lado tenemos que en la población la problemática educacional se ha transversalizado, lo que ha generado un apoyo masivo al movimiento desde diversos sectores y actores ligados a la educación. Sin embargo, por otro tenemos a un sector mucho más minoritario e ideológico representado en las clases dominantes, a quienes no les conviene un cambio en la educación, tanto porque el actual sistema beneficia directamente sus bolsillos como porque los mantiene en su posición de privilegiados frente a una población mal educada. Es producto de la intransigente postura de este último sector que las dos grandes alternativas educativas hoy se hayan polarizado. Es decir que la polarización no se encuentra al interior del movimiento estudiantil –el que ha sabido priorizar la unidad actuando en forma conjunta–, sino que representa una enorme contradicción entre los cambios que hoy la ciudadanía está exigiendo frente a una minoría conservadora cuyos intereses el Ejecutivo representa.

–Ha sufrido críticas y ataques. ¿Qué siente cuando dicen que está manejada por el PC?
–Efectivamente, yo soy militante de las Juventudes Comunistas de Chile y eso es algo que nunca he ocultado. Muy por el contrario, algo de lo que me siento totalmente orgullosa, pues es una gran escuela que me ha permitido crecer y de-sarrollarme políticamente. Por lo demás, es de esperar que en la actual situación quienes no estén a la altura del conflicto busquen argumentos como éstos para atacar, no sólo a mi persona, sino también al resto de los dirigentes. Pero lo cierto es que hoy yo represento no sólo a los estudiantes de la Universidad de Chile, sino que también me toca ser la voz de todos los estudiantes del país, en tanto vocera de la Confederación Nacional de Estudiantes de Chile (Confech), y la legitimidad que tanto los estudiantes como la ciudadanía ha efectuado a mi desempeño creo que deja de manifiesto que esas acusaciones no son más que sucias estrategias desesperadas de quienes, como dije anteriormente, no han sido capaces de ganar el debate de las ideas.


–¿Se plantea seguir siendo dirigente a futuro, más en un país carente de líderes jóvenes?
–En países como Chile, donde los medios de comunicación están dirigidos principalmente por los poderosos, ocurre que los medios fomentan un desprestigio de los movimientos sociales y a sus mismos dirigentes, como ocurrió en México. Sin embargo, el movimiento por la educación (en Chile) ha sido tan transversal que, independiente de los desprestigios de la prensa, la ciudadanía sigue apoyando la causa y cada vez con más intensidad. Respecto de mi futuro, he planteado en diversos medios que tengo una proyección personal de carácter académico, es decir, me gustaría terminar mi carrera y continuar esa senda. Sin embargo, concibo los cargos de representación como una responsabilidad y en ningún caso un privilegio, por lo que a priori no puedo decir que no continuaré teniendo cargos de representación popular.

–¿Cómo toma esa responsabilidad?
–Creo que la esperanza en que los logros de este movimiento no se pierdan, así como la responsabilidad tras ella, es compartida por la totalidad de los involucrados. Si bien a veces suele iconizarse el movimiento en mi persona, tenemos muy claro que los logros, como la construcción de éstos, nos pertenecen a todos. Confío, sin embargo, en que hemos hecho las cosas bien, lo que se demuestra por el increíble apoyo ciudadano que, a más de tres meses de iniciada esta movilización, aún tenemos. Bajo estas condiciones de juego, si el movimiento no logra ver satisfechas sus demandas, será responsabilidad de la intransigencia del gobierno y de la traición de la ciudadanía por parte de la derecha chilena, lo que no estaremos dispuestos a tolerar.

–¿Qué opina del rol de la Concertación en todo esto?
–La Concertación ha jugado un rol bastante oportunista tratando de obtener réditos políticos respecto de lo que ocurre hoy en el país. En ese sentido vemos cómo hoy personeros de dicha colectividad salen a criticar el modelo educacional, como por ejemplo el ex presidente Ricardo Lagos, quien hoy señala “que el modelo ya no aguanta más”, y pareciera que olvidan que ellos mismos fueron quienes administraron y profundizaron la mercantilización de la educación y que, por otro lado, un importante sector de dicha colectividad hoy son sostenedores de colegios e invierten en el negocio de la Educación Superior. A pesar de esto, dado el nivel de participación que tiene la Concertación en el Parlamento, le corresponde responder a la altura de lo que sus declaraciones a favor del movimiento han indicado. Es decir, deben asegurar que los proyectos de ley que han surgido de estas movilizaciones representen íntegramente lo que la demanda social ha establecido, y por ningún motivo vuelvan a negociar a espaldas del movimiento, como terminó ocurriendo con el proceso cúlmine de la Revolución Pingüina del 2006.

La experiencia mexicana
Uno de los argumentos para defender la extensión de las movilizaciones en Chile son los nueve meses de huelga de la Unam en 1999-2000, que finalmente mantuvieron la gratuidad en esa universidad mexicana. Pero los dirigentes mexicanos coinciden en que hubo errores y cosas no previstas, como la radicalización de los ultras, que querían todo o nada, y el desgaste de tantos meses. Quedó el recuerdo de que se ganó, pero que también la policía ingresó al campus y, por ende, fracasó. “Si bien hay ejemplos como el de México –explica Vallejos– que nos han inspirado a seguir luchando por un objetivo final en tanto a su extensión como movimiento somos capaces de identificar que la situación en cada país tiene sus propias particularidades. Sin embargo, me parece que este movimiento no ha caído en ningún momento en un estado de intransigencia, como en múltiples ocasiones el gobierno ha tratado de clasificarnos. El actual sistema de educación chileno, a diferencia del de México, se encuentra en tal nivel de precarización, que la lucha apela mucho más al sentido común de la ciudadanía entera que a una radicalización particular de un sector minoritario ultraizquierdista. Por otro lado, luego de la dictadura militar, el debate político chileno fue particularmente vapuleado por un sinfín de elementos entre los que destacan el miedo, la propaganda del terror, el desencanto y el conformismo, producto de lo que previo a esta movilización la política chilena se había enviciado a tal punto de no representar ni fomentar las demandas ciudadanas sino las de los partidos políticos tras el Ejecutivo y Parlamento –Derecha y Concertación–. Es dado este contexto que este movimiento social, iniciado por la defensa de la educación pública, significa un real despertar de la actividad política ciudadana en nuestro país, por lo que lejos de correr el riesgo de despolitizar a los actores involucrados, vemos a este proceso como el inicio de la construcción democrática de un nuevo Chile.

–¿Qué le parece que los trabajadores apoyen las movilizaciones estudiantiles y llamen a otra movilización masiva para el 8 de septiembre?
–El hecho de que los trabajadores apoyen las movilizaciones es algo fundamental para cada proceso histórico revolucionario, pues como sujeto histórico el trabajador es quien hoy se encuentra directamente explotado por el proceso productivo sobre el que se sustenta nuestra sociedad capitalista neoliberal. Si bien los estudiantes como jóvenes estamos llamados a generar y fomentar los cambios, tenemos que tener claro que éstos deben realizarse junto a los trabajadores, pues son ellos, finalmente, el real motor de la historia.
FuentedeOrigen:Pagina12
Fuente:Agndh

OPINION
El otro modelo chileno
Por Ignacio Kostzer *
La rebelión estudiantil y popular que se desarrolla en estos momentos en Chile genera gran impacto, no sólo para nuestros hermanos trasandinos, sino para el conjunto de la geopolítica continental. Es que este enorme movimiento representa un golpe contundente para ese modelo que orgullosamente exhibían (y aspiraban emular) las derechas liberales sudamericanas.

Con la ayuda de los think tanks norteamericanos y los medios de comunicación hegemónicos, nos mostraron orden y armonía, cuando en realidad había represión y ocultamiento mediático; nos mostraron crecimiento y desarrollo, cuando había grandes ganancias solo para los empresarios. Se trabajó prolijamente para obviar algunos detalles del milagro chileno, como la gigantesca brecha que separa a los ricos de los pobres y lo ubica como uno de los países más desiguales del continente. Tampoco se le dio gran difusión a la privatización de la salud y la educación, sustentada en la vigencia de las leyes de Pinochet. Ni que hablar de la impunidad que todavía disfrutan los responsables militares y civiles de la última dictadura militar. En Argentina fueron Macri, Duhalde, Alfonsín y De Narváez los principales defensores de este modelo ejemplar.

Tuve la oportunidad de estar en Santiago durante el paro general convocado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) los días 24 y 25 de agosto. Se estima que en la marcha del 25 participaron unas 400.000 personas, solo en la capital chilena. La movilización en sí misma era apabullante, infinita. La gente acompañaba desde los balcones de los edificios con las cacerolas, los peatones aplaudían y se sumaban a las columnas que recorrían todo el centro de la ciudad, las bocinas de los autos al ritmo de los manifestantes son muestras del apoyo generalizado a los reclamos de los estudiantes y los trabajadores.

Con el recuerdo cercano de la revolución pingüina de 2006, el movimiento estudiantil está en un momento extraordinario de organización, politización y creatividad. Sin exagerar ni un poco, puedo asegurar que en Chile soplan vientos de cambio. Si los números y los noticieros todavía no los convencieron, hago un último intento con una breve anécdota de mi viaje a Santiago: terminada la marcha del 25, ya entrada la noche, fuimos con compañeros de distintas federaciones y centros de estudiantes a cenar a un bar. En el grupo se encontraba Camila Vallejo (presidenta de la FECH, Federación de Estudiantes de Chile), que se convirtió en los hechos en vocera del movimiento. Después de unos minutos se acercan tres mozos del bar con bandejas de comida y bebidas. Eran jóvenes trabajadores de entre 25 y 35 años. El más joven de los tres la miró a Camila y le dijo “esto va de regalo para ustedes. Por favor, no aflojen. Chile necesita cambiar”. Camila prácticamente no pudo andar por la calle en estos días por las manifestaciones masivas (y tumultuosas) de apoyo y cariño que recibe de la gente.

Aquel fue un momento pequeño pero emocionante. Ese joven trabajador hablaba en nombre de muchos otros, que sienten que este movimiento está llamado a cambiar la historia de Chile.

Esa misma noche el gobierno de Piñera mandó a reprimir todos los cacerolazos y cortes de calle de la ciudad. Así, los carabineros asesinaron a Manuel Gutiérrez, un joven de 16 años de un barrio humilde de Santiago. La justicia por Manuel se suma a una serie de reivindicaciones que hace rato trascendieron lo estudiantil. En la conferencia de prensa en la sede central de la CUT, a la cual fui invitado por la FECH, Camila y otros referentes hablaron del fin del lucro en la educación, de la reforma del sistema de salud, de la recuperación de los recursos naturales y el cuidado del medio ambiente, de una reforma tributaria para que los que más tienen sean los que más impuestos paguen y de una asamblea constituyente que siente las bases para profundizar la democracia y construir un país más justo, más libre y más solidario. Este es el programa de transformaciones radicales del movimiento. En las calles, estudiantes, trabajadores y “pobladores” (así llaman a la gente que vive en los barrios humildes) construyen la fuerza social necesaria para encarnar ese programa. Este bloque estudiantil, trabajador y popular está cambiando Chile.

Esperemos que en un tiempo seamos nosotros, los que compartimos sueños de emancipación para nuestra Patria Grande, los que hablemos de un nuevo modelo chileno, integrado y en consonancia con los procesos de cambio más avanzados de nuestro continente.
* Presidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires
FuentedeOrigen:Pagina12
Fuente:Agndh


EN CHILE COMENZO UNA ETAPA DE DIALOGO ENTRE EL GOBIERNO CONSERVADOR Y EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL
Piñera y los estudiantes se vieron las caras
La dirigente universitaria Camila Vallejo confirmó que seguirán negociando con La Moneda, pero sin detener las movilizaciones. Que el martes o miércoles darán una respuesta oficial. Los temas centrales como el fin del lucro siguen pendientes.
Por Christian Palma
Desde Santiago
El presidente Piñera junto a los líderes de los estudiantes universitarios como Vallejo (izq.) y secundarios.Imagen: EFE.
El día amaneció extraño ayer en Chile. Un accidente aéreo que involucró a conocidos rostros televisivos conmocionó a todo el país y quitó decibeles, al menos en los medios de comunicación, al conflicto estudiantil que ayer esperaba un día clave en pos de acabar un conflicto de más de tres meses. A pesar de la tristeza nacional, la reunión prevista para las 10 de la mañana entre estudiantes, el gobierno, profesores y rectores de las universidades, para consensuar puntos en común y discutir abiertamente las diferencias, se llevó a cabo en La Moneda.

Mientras tanto, un coro de más de cien personas, entre ellas los secundarios de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), que aglutina a los estudiantes más periféricos y radicales y que no estuvieron convocados a la cita, junto a algunos padres, estuvieron cantando y reclamando en las inmediaciones del palacio presidencial durante las casi cuatro horas que duró el encuentro. El ya himno “Y va a caer la educación de Pinochet” se volvió a escuchar con fuerza.

A esa hora, Camila Vallejo, representante de la Universidad de Chile, y Giorgio Jackson, de la Católica, junto a otros líderes estudiantiles como Rodrigo Rivera, uno de los voceros de los pingüinos –que llegó con su uniforme de secundario que da origen al apodo–, comenzaban a verse las caras con el presidente Sebastián Piñera y su ministro de Educación, Felipe Bulnes.

Al final, no fue mucho. Las expectativas de los más de cien periodistas chilenos y extranjeros que llegaron a La Moneda se redujeron cuando se supo que todo se supedita a la semana entrante. Junto con lamentar la tragedia aérea, Camila Vallejo confirmó desde uno de los patios del palacio presidencial chileno que seguirán negociando con el gobierno, pero sin detener las movilizaciones en los planteles universitarios.

Dijo además que recién el próximo martes o miércoles la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) dará una postura oficial al gobierno.

“La reunión está en el marco de una primera instancia de diálogo donde se transparentaron las posturas de los distintos actores, aunque estamos conscientes de que faltan muchos otros. Las ideas de las autoridades de gobierno serán discutidas con nuestras bases el lunes y nuestra opinión la entregaremos el martes o miércoles a primera hora”, dijo la carismática dirigente. Agregó que “vamos a preparar un acta para que nuestros compañeros sean los que decidan si es propicio un escenario de una mesa de trabajo”. E insistió Vallejo: “Lo importante es que acá existe voluntad de avance, que se transparentaron suficientemente las posiciones y son nuestros compañeros los que tienen que tomar una decisión”.

Por su parte, el presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, detalló los temas centrales en los cuales habrá más dificultades para avanzar de los doce planteados por los estudiantes y el magisterio. “Hay temas centrales que siguen pendientes, que hay que seguir discutiendo, como el tema del fin al lucro, la desmunicipalización (que los colegios pasen a manos del Estado) y el término del financiamiento compartido (en la educación secundaria).”

Gajardo agregó que “evidentemente estamos todavía muy alejados de lo que puede ser una posible concordancia con las autoridades”. De paso, reiteró el llamado a una nueva movilización para el jueves 8 de septiembre, día en que se hará una acción continental en apoyo a la educación pública chilena y habrá un encuentro entre profesores chilenos y argentinos en el paso Los Libertadores.

Por el lado del gobierno, el ministro Bulnes aseguró que están dadas todas las condiciones para que “a partir del lunes empecemos a trabajar en este calendario para construir los acuerdos y soluciones que finalmente nos permitan destrabar este conflicto. Hoy se dio un gran paso en el camino a empezar a construir las soluciones”, expresó.

A juicio del secretario de Estado, existe una gran cantidad de puntos, visiones y objetivos con los estudiantes, en cuanto “se está buscando una educación de mejor calidad, fortalecer la educación pública, evitar abusos y, en definitiva, aumentar la cobertura y acceso a los distintos ámbitos de la educación, estamos convencidos de que todos estamos obligados a llegar a un acuerdo”.

Sin embargo, el vocero de los secundarios, Rodrigo Rivera, dijo que el cronograma que les hará llegar el gobierno deberá ser debatido en todas las instancias locales para después recién ser aprobado a nivel nacional.

“El planteamiento de los secundarios continúa siendo que cuando se envíen los proyectos de ley al Congreso éstos sean ingresados en común acuerdo con los actores movilizados”, remató.
FuentedeOrigen:Pagina12
Fuente:Agndh                                                                

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