2 de septiembre de 2011

ECUADOR.

jueves 1 de septiembre de 2011
Insulte no más que ya no es delito
Por Alberto Maldonado
Hace décadas, un periodista norteamericano (ya fallecido) sentenció: Estados Unidos es tan libre que uno puede insultar al Presidente, y no pasa nada; uno puede insultar a la madre del Presidente; y tampoco pasa nada. Pero uno no puede decir que se ha encontrado un gusano en una botella de Coca – Cola.

Esto para significar la importancia que iba adquiriendo la publicidad, para un medio de comunicación. Hoy en día, la publicidad comercial (a la que denominan marketing) impone sus líneas de conducta, sus políticas. Y pobre del medio que no atienda estas políticas comunicacionales. Amén que la propia dinámica “social” va imponiendo sus preferencias. La sociedad de consumo en vigencia (compre, compre, compre; endéudese, endéudese, endéudese no mas) va imponiendo sus preferencias: el 85% de la publicidad (miles de millones de dólares, cada año) está dedicado en la actualidad a la televisión, como el medio comunicacional de mayor impacto y llegada (imagen y sonido, como la vida misma) Y apenas del 15% se dividen entre la radio (redes) y la prensa escrita. Y la prensa escrita está resultando el patito feo de la familia, porque cada día sus problemas económicos son definitivos. Muchos diarios, en el mundo entero, están cerrando sus puertas o “digitalizándose” (utilizando los sistemas y redes del internet para tratar de sobrevivir)

Es decir, la sociedad de consumo y el mundo de los “medios mediáticos” son como si algún malvado hubiese soltado un elefante, en una casa de cristal. Los medios de comunicación son indispensables, absolutamente necesarios para el sistema imperante (el neoliberalismo) pero, si en el camino, se van quedando algunos (quebrando) pues ¡qué mala suerte! Seguramente no han hecho las tareas necesarias para la supervivencia, en materias como la lectoría (un diario, una revista, mientras más leído(a) mejor) y las preferencias públicas (una telenovela, una serie policial USA, los espacios de la farándula, etc.)

De ese condicionamiento, a la televisión basura o el diarismo amarillo o las radios “coloquiales” solo hay un paso. Los productores de espacios parten del supuesto que hay que darle a los públicos lo que los públicos “piden”: mientras más truculentos los medios, mejor; mientras más escandalosos, mejor. Casi ya no hay lugar para la llamada “prensa seria”. Y la prensa seria, si quiere sobrevivir, tiene que ser igual a la prensa amarilla. Mejor si hay un gobierno al que se le puede endosar desde las pillerías menores (robos en buses, atracos en las calles, sacapintas, robos de domicilios, etc.) hasta los crímenes más impactantes y absurdos. En cualquier caso, la lógica del capitalismo se impone en este sector aunque hay una nueva tesis: los diarios impresos siguen siendo indispensables en muchos países (Ecuador entre ellos) y, por lo tanto, hay que tratar de mantenerlos aunque sea “perdiendo” y este perdiendo no es que pierden, dejan de ganar los miles de millones de antaño.

Es lógico que haya solidaridad “de clase” entre personajes de un mismo gremio. Y la lógica elemental se ha impuesto “para defender” a El Universo de Guayaquil, tan pronto como un juez de primera instancia (Juan Paredes) ha dictado sentencia, también de primera instancia, condenando al periodista diletante e indiscreto Emilio Palacio, a tres años de prisión y cuarenta millones de multa, junto a tres “ejecutivos” del mismo diario. Y esto –lo segundo- es imperdonable. Al señor Palacio (el diablo paga mal a su devotos) que le condenen a prisión, a multas millonarias; pero no a los tres ejecutivos (herederos) del diario. Eso es inadmisible. Eso no se puede tolerar sin que la “sagrada libertad de expresión” (de ellos) se afecte. Por último, que al señor Emilio Palacios le crucifiquen (eso, a la final, es un “lei motiv” para seguir afirmando la oposición) que para eso sirvió. Pero no que “se atente” contra el periódico que acogió al mencionado señor; y que, según el mismo diario y quienes firman por sus trabajadores y periodistas, ya es un ex. Por lo tanto, que hagan con él lo que les dé la gana; pero nada contra los herederos del periódico, que le dieron cabida durante años, para que diga lo que los mencionados señores querían que diga.

En el Ecuador, funciona, desde hace décadas, un organismo llamado Asociación Ecuatoriana de Empresarios (Dueños) de Periódicos (AEDEP) una especie de sindicato patronal de medios comunicacionales impresos que, como debe ser, está muy ligada a la SIP-CIA. No conozco si en otros países latinoamericanos existen asociaciones semejantes (deben existir) pero esta AEDEP está para eso: para defender a sus afiliados. Y el diario El Universo, es parte esencial de la AEDEP y de la SIP-CIA y de todo ese tramado que Eva Golinger (abogada USA y venezolana) llama la “Telaraña Imperial”

Debo traer a colación a esta AEDEP porque, con gran despliegue informativo y de opinión (como debe ser, si son los dueños de las noticias y de las críticas) acaba de presentar un escrito en la corte provincial (Guayaquil) donde debe definirse la apelación interpuesta por los ejecutivos de El Universo y el propio Emilio Palacio. Según la AEDEP, en el Ecuador, el desacato (insulto, agravio malas señas, al Presidente de la República o a sus ministros) ya no es delito. Semejante aseveración abogadil me recordó al periodista norteamericano; y si ello es verdad, el Ecuador, país tercer mundista, va acercándose cada día al primer mundo. Según la AEDEP, de hoy en adelante, uno puede insultar, calumniar, difamar a un Jefe de Estado, siempre y cuando lo haga a través de un medio de comunicación.

Entonces –pregunto- ¿por qué tanta alharaca? Porque en estos días, especialmente desde que se dictó la sentencia de primera instancia (hay otras dos en ciernes) los “medios mediáticos” no solo de Ecuador sino del mundo entero han gastado tanta tinta en protestas, editoriales, resoluciones, contra el Gobierno-Correa, por haber enjuiciado al señor Emilio Palacio y haber logrado una sentencia de primera instancia, si todo ha estado suprimido constitucionalmente. Periódicos “tan prestigiosos” como El Mercurio de Santiago, La Nación y Clarín, de Buenos Aires (entre otros) han salido en “defensa de la libertad de expresión” seriamente amenazada (según ellos) en el Ecuador. Y no dejo de recordar que esos medios mediáticos fueron los que justificaron y sostuvieron a dictadores tan feroces como Pinochet o Videla.

Que los empleados y trabajadores de un medio comunicacional salgan a defender sus puestos de trabajo, si se ratifica o aplica la sentencia de primera instancia, es de elemental reacción; en especial si les dicen que el “malo de Correa” lo que quiere es liquidar al periódico. Que los vendedores del periódico (canillitas) estén siendo presionados para que salgan a los plantones “en defensa de la libertad de expresión” se explica, aunque la adhesión ciudadana a tales plantones sigue siendo raquítica. Pero, de allí, que la AEDEP salga a decirnos que el agravio a través de un medio de comunicación ha sido suprimido por la nueva Constitución (a la que ellos combatieron, sin tregua) pues lo único que demuestra es que los abogados y los empresarios de la prensa impresa, nos creen a los y las ecuatorianas, una partida de mensos, que nos vamos a tragar cualquier afirmación del o los abogados de una defensa, que para eso están, me supongo que muy bien pagados. ¿O me equivoco?

También se me viene a la cabeza una vieja película de Tin Tan y su carnal Marcelo. Si la memoria no me falla, creo que la película se llamaba “No me defiendas compadre” Según viejos abogados (que si saben de doctrina) lo que acaba de hacer la AEDEP, con su escrito a la corte pidiendo que se anule el juicio, es como reconocer que efectivamente El Universo y don Emilio Palacio, si incurrieron en injurias, nada menos contra el Presidente de la República. En consecuencia, dicen los abogados, lo mejor que podría pasarle a El Universo y más implicados, es que el tribunal penal rechace el escrito, por improcedente, ya que la AEDEP no es parte del juicio y nada tiene que decir, ni a favor ni en contra.

Sospecho además que los empresarios de la comunicación quieren ganar ese juicio en base al escándalo, las mentiras, la manipulación informativa y de opinión. Ahora que el principal actor del desaguisado ha huido a Miami (a dónde más podía ir) y se ha declarado perseguido político, la SIP-CIA, los periódicos y más medios del sistema, pueden apelar a la “conciencia ciudadana” de que los jueces le condenen no más al señor Palacio pero que liberen a los tres ejecutivos de El Universo, que no tienen más culpa que haber dado trabajo a un tal por cual que no ha sabido utilizar adecuadamente las columnas impresas que pusieron a su disposición.
Fuente:Argenpress

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