16 de septiembre de 2011

ENTREVISTA AL SOBREVIVIENTE DE "LA NOCHE DE LOS LÁPICES" GUSTAVO CALOTTI.

La Noche de los lápices
“Se está plasmando el fruto de la militancia de los 70”
Entrevista al sobreviviente de la dictadura Gustavo Calotti. La historia y la actualidad
15.09.2011
Gustavo Calotti frente al edificio de Obras Públicas, epicentro de las marchas de la UES en 1975 para reclamar el boleto estudia
El platense Gustavo Calotti fue secuestrado y arrojado a lo más profundo del horror de la dictadura cuando era un adolescente de 17 años y cursaba el quinto año del Colegio Nacional. Junto a Emilce Moler, Pablo Díaz y Patricia Miranda, es uno de los cuatro sobrevivientes de los operativo realizados en septiembre de 1976, con epicentro en la madrugada del 16, más tarde bautizada como la Noche de los Lápices, en los que la Policía Bonaerense secuestró a un grupo de estudiantes por su militancia en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). De todos ellos, María Clara Ciocchini, Claudia Falcone, Claudio de Acha, Daniel Racero, Horacio Húngaro y Francisco López Muntaner, permanecen desaparecidos. A 35 años de aquel episodio, en una entrevista con Diagonales el sobreviviente recordó esos hechos, y se sigue entusiasmando con la militancia de los jóvenes: “Está bien que los jóvenes participen en política: el mundo es de ellos, el futuro es de ellos, y si no participan se los van a masticar tipos de otra generación con, tal vez, otros intereses”, resaltó.

-¿Cuándo lo secuestraron?
–A mi me detuvieron en mi trabajo el 8 de septiembre. Yo trabajaba como cadete de correo en la oficina de Tesorería de la Jefatura de la Policía, que estaba en calle 2, entre 51 y 53, donde ahora funciona el Ministerio de Seguridad. Ese día, a las cinco de la tarde, me llamó mi jefe a su oficina donde estaba con otra persona, que después me enteré que era el Comisario Luis Vides, que de entrada me amenaza y me detiene diciendo que yo era una especie de infiltrado. De esa oficina me llevaron a la Dirección de Investigaciones que estaba en la planta baja del edificio y que estaba a cargo de Miguel Etchecolatz. Ahí me esposaron, me cubrieron con una manta y a las dos horas me sacaron y me llevan a un lugar que yo más tarde identifiqué como (la Delegación de) Cuatrerismo de Arana. Ahí siguieron quince días de los cuales 10 fueron de torturas. Y el 23 de septiembre nos trasladaron a la mayoría de la gente que estaba ahí. La primera parada fue en un lugar donde bajó mucha gente, entre los que estaban todos los chicos que están desaparecidos de la Noche de los Lápices. También bajó Pablo Díaz. A mi, con otro grupo , nos llevaron a la Brigada de Investigaciones de Quilmes. Ahí bajamos Emilce Moler, Patricia Miranda, Santiago Servín, José Giampa, Rosa Giampa y otros. Estuve durante tres meses más hasta que nos trasladan a algunos de nosotros a la comisaría Tercera de Valentín Alsina, y al cabo de un mes nos legalizaron y nos llevaron a las unidades carcelarias: a Emilce a Deboto, con patricia Miranda; y a Walter Docters, Pablo Díaz, y a mi a la Unidad 9. Yo entré el 21 de enero de 1977 y estuve unos años preso a disposición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN). Me liberaron el 25 de junio de 1979.

–Con el libro y sobre todo con la película "La noche de los Lápices" (1986), se plantea lo que había pasado ¿Cómo cree que varió ese relato con el paso del tiempo?
–Tiene el mérito de dar a conocer a la sociedad argentina un aspecto de la represión que la mayoría de la gente ignoraba, sobre cómo era la represión a jóvenes adolescentes y de qué manera se los trataba. Ese es el valor. En cuanto a los hechos hay muchas cosas que para mí no son reales. Lo que pasa, es que cuando María Seoane hace su libro se apoya en los dichos de un solo sobreviviente ignorando a los otros tres.

–De todas formas se convirtió en un relato que persiste…
–Esa es la importancia que tuvo y sigue teniendo porque a cada pibe que le preguntas reconoce la película o escucharon el nombre. También instauró un día de memoria. Son símbolos. Pero cuando comienzan los juicios hay que ir más allá para que estos tipos que participaban de estos actos sean juzgados y condenados.


–¿Cómo evolucionó ese discurso?
–Durante muchos años estuve muy descreído de este país. Pensaba: “¿Todo ese sufrimiento de esos años anteriores bajo la dictadura no sirvieron para nada? ¿Fue sangre derramada al pedo?”, y tenía un sentimiento muy amargo. Pero luego en el año 2001 cuando la gente sale a manifestar y más tarde con el gobierno de Néstor Kirchner la juventud se vuelca masivamente a militar, me di cuenta de que hubo un proceso histórico que te demuestra que el pueblo acumula sabiduría, capacidad de movilización, y para mi se está plasmando en la realidad de hoy lo que fue la militancia, o de alguna manera, el fruto de la militancia en los setenta.

–¿Cómo ve la militancia de los secundarios y la juventud actual?
–Si uno observa del año 2000 a esta parte, se da cuenta que la militancia ha crecido de manera exponencial. Es hermoso ver cómo los muchachos se movilizan, cómo se crean centros de estudiantes. Y un centro de estudiantes no es para armar lío; es para mejorar el lugar donde estas estudiando, que ese lugar no sea una isla en la sociedad, sino que tenga una coherencia con la realidad de tu país, mejorar planes de estudio… Y ver que hoy se están logrando cosas me parece fantástico. Lo vimos el año pasado con los secundarios de Buenos Aires que tomaron las escuelas porque Mauricio Macri no invertía un peso.


–¿Qué opina sobre que la militancia secundaria articule con espacios políticos más amplios?
–A mi me parece excelente. Yo he conocido realidades en las que los estudiantes se movilizaron por sus reivindicaciones y no querían relación con los partidos políticos porque habían escuchado de sus mayores que iban a ser manipulados. Y me parece que no es así. ¿Por qué un pibe no va a militar en La Cámpora? ¿Por qué no va a aceptar la solidaridad de los partidos políticos? ¿Por qué no va a militar, además de en el centro de estudiantes, en un partido político? A mi me parece genial eso, porque la implicancia de una persona en la política hace que el país avance. Cuando las personas se cruzan de brazos y piensan: “Para qué si me van a joder igual”, ahí es cuando hay que preocuparse.
Fuente:Diagonales




QUE PASÓ EN "LA NOCHE DE LOS LÁPICES"
A pesar de la noche, los lápices siguen escribiendo
El 16 de septiembre de 1976 diez estudiantes secundarios de la Escuela Normal Nro 3 de la Plata son secuestrados tras participar en una campaña por el boleto estudiantil. Tenían entre 14 y 17 años. El operativo fue realizado por el Batallón 601 del Servicio de Inteligencia del Ejercito y la Policía de la Provincia de Buenos Aires, dirigida en ese entonces por el general Ramón Camps, que calificó al suceso como lucha contra "el accionar subversivo en las escuelas". Este hecho es recordado como "La noche de los lápices".

LOS ESTUDIANTES SECUNDARIOS Y LA POLITICA ENTRE 1973-1976
El arribo de la democracia en el mes de mayo de 1973, luego de un proceso creciente de enfrentamientos contra la dictadura miliar que gobernaba desde junio de 1966, trajo consigo la irrupción en la vida política y social de los distintos sectores populares que habían experimentado un crecimiento sustancial durante las luchas; entre ellos, los estudiantes secundarios.

En el movimiento estudiantil secundario se vivieron experiencias hasta ese momentos inéditas en lo referente a participación política, en tanto ésta es atendida en un sentido partidario más o menos directo.

El diario La Opinión editó en 1973 un suplemento dedicado al análisis de los fenómenos políticos entre los adolescentes. En dicho suplemento se publicaron los resultados de una encuesta que realizó el periódico entre 252 estudiantes. Se comprobó que el 30,3% de los jóvenes encuestados tenía algún tipo de participación política.

La política había impregnado el conjunto de la vida estudiantil, dentro y fuera de los colegios. Las organizaciones políticas vieron incrementado notoriamente el número de sus militantes y el grado de su influencia. Según el suplemento citado, "las tres fuerzas más importantes son, en este orden, la Unión de Estudiantes Secundarios, (UES), la Federación Juvenil Comunista (FJC) y la Juventud Secundaria Peronista (JSP)"

La encuesta de La Opinión revelaba también que en 1973 los estudiantes secundarios se inclinaban ante figuras emblemáticas de la izquierda, con la salvedad de Perón, quién asumía, para una porción amplia de los estudiantes, contornos casi revolucionarios. Pese a todo, quien encabeza la encuesta era el Che Guevara con el 67%, a continuación venía J. D. Perón con 66% y a mayor distancia, Salvador Allende con 19%; Fidel Castro con 19%; Eva Perón 17 % y Mao-Tsé-Tung con 16%.

En esta encuesta queda por demás claro que para aquélla generación de estudiantes los referentes revolucionarios y socialistas eran los que ocupaban más espacio en la conciencia estudiantil.

En aquellos años se había alcanzado un nivel de conciencia, acción y participación bastante elevados con lo cual el nivel de cuestionamiento al sistema capitalista era de por demás peligroso para la burguesía y los sectores reaccionarios de nuestro país.

EL GOLPE DE 1976
En la historia de nuestro país, como en el resto de América latina, los golpes de Estado siempre estuvieron al servicio de la clase dominante y del imperialismo. Pero el golpe de Estado de 1976 se podría caracterizar no tan solo como el más sangriento vivido en la historia de nuestro país, sino también como el más pro-imperialista, ya que el estado político-económico que dejó la dictadura le sirvió al imperialismo para garantizar su hegemonía en la región durante décadas.

LOS OBJETIVOS DEL PROCESO
Uno de los objetivos más tenazmente buscado por la dictadura militar que gobernó entre 1976 y 1983 fue neutralizar a buena parte de la juventud y ganar a una porción para su propio proyecto reaccionario.

Para los que no encajaban en sus esquemas se aplicaban distintos métodos "preventivos", desde el asesinato y la desaparición, hasta la más refinadas formas de marginación social y psicológica, pasando, claro esta, por la clásica y tradicional prisión.

Cuando asumieron en 1976 los militares consideraban que en la Argentina había una generación perdida: la juventud. Esta, por la sofisticada acción de "ideólogos" se había vuelto rebelde y contestataria.

Si bien el gobierno militar toma en cuenta la situación en la que se encontraba la juventud argentina, no fue tan obstinado como para suponer que se debía atacar a toda la juventud por igual. La política hacia los jóvenes parte de considerar que los que habían pasado por la experiencia del Cordobazo y demás luchas previas a 1973, los que habían vivido con algún grado de participación el proceso de los años 73, 74 y 75, los estudiantes universitarios y los jóvenes obreros, eran en su mayoría irrecuperables y en consecuencia había que combatirlos. Para ello utilizaron un pretexto tan obvio como falaz: se trataba de subversivos reales o potenciales que ponían en riesgo al conjunto del cuerpo social. El ser joven pasa a ser un peligro.

Al mismo tiempo, y pensando en el largo plazo, se empieza a desarrollar una estrategia que va más allá de la eliminación del "enemigo". Se empieza a poner la mira sobre el relevo. Ahí están los estudiantes secundarios. Al momento del golpe tienen entre 13 y 18 años más de un millón de jóvenes.

EL TERROR EN LAS AULAS

Uno de los aspectos más dramáticos de la represión vivida en aquellos años fue el secuestro de adolescentes. Llegaron a 250 los desaparecidos que tenían entre 13 y 18 años, claro que no todos estudiaban. Muchos se habían visto obligados a abandonar la escuela para incorporarse al mundo del trabajo.

Pero de los procedimientos utilizados surge claramente que no se trataba de hechos aislados, sino de una investigación pormenorizada en distintas escuelas. En una entrevista concedida a un grupo de padres, un coronel de Campo de Mayo les expresó que se llevaban a los jóvenes que habían estudiado "en colegios subversivos para cambiarles las ideas".

El 16 de septiembre de 1976, 10 estudiantes secundarios de la Escuela Normal Nº 3 de la Plata, son secuestrados tras participar en una campaña por el boleto estudiantil. Todos tenían entre 14 y 17 años. El operativo fue realizado por el Batallón 601 del servicio de Inteligencia del ejercito y la Policía de la Provincia de Buenos Aires, dirigida en ese entonces por el general Ramón Camps, que califico al suceso como "accionar subversivo en las Escuelas". Este hecho es recordado como "La noche de los lápices".

Informe TV sobre La Noche de los Lápices (2005)
Solo tres de ellos aparecieron un tiempo después. Pablo Díaz, uno de los liberados, declaró en el juicio a las ex juntas: "Yo pertenecía a la Coordinadora de Estudiantes Secundarios de la Plata y con los chicos del colegio fuimos a presentar una nota al Ministerio de Obras Públicas".

Levantaron chicos en algunos colegios que tenían "marcados" y enemigo era todo aquel estudiante que se preocupara por los problemas sociales, por fomentar entre los estudiantes la participación y la defensa de los derechos de los mismos.

HOY LOS LAPICES SIGUEN ESCRIBIENDO.
Hoy los estudiantes secundarios están de a poco recuperando aquella tradición de lucha y defensa por los derechos a una educación al servicio del pueblo y con mayor presupuesto.

Hoy los secundarios, sector dinámico de nuestra sociedad, tienen un doble desafío, que es la de reconstruir la memoria de lucha de nuestro pueblo y la de reorganizarse para enfrentar eL calamitoso estado de nuestra educación, ya que ellos son los más perjudicados.

Bibliografia consultada: Estudiantes secundarios: Sociedad y política, Berguier, Hechker y Schifrin.
Comunicadores Solidarios - Agencia Latina de Información Alternativa, 16/09/2005
Datos: www.alia.com.ar, Córdoba, 15 de Septiembre de 2005
[La ilustración pertenece a Ricardo Ajler]


Quienes fueron los chicos asesinados
La siguiente es la nómina de los chicos asesinados. Los dos más grandes tenían 18 años.
DANIEL ALBERTO RACERO
"Calibre", 18 años.
Hijo de un suboficial naval peronista que murió en el 73, trabajó desde pibe como mensajero. Cuando ingresó a la UES del Normal 3 de La Plata, escribió: "Encontré una trinchera para luchar por una causa justa". Realizó labores de vacunación, recuperación de viviendas y apoyo escolar en barrios pobres y participó de la conquista del BES (Boleto Escolar Secundario). Secuestrado en la casa de Horacio Ungaro el 16/09/76 fue visto en Arana y Pozo de Banfield.

MARIA CLAUDIA FALCONE
16 años
Hija de un ex intendente peronista de La Plata, se sumó a la UES a poco de ingresar a Bellas Artes. Después del 73 participó en tareas de apoyo escolar y de sanidad en barrios pobres de La Plata. En el 75 participó activamente en la campaña por el boleto estudiantil. Secuestrada 16/09/76 en la casa de su abuela paterna, fue vista en Arana y Pozo de Banfield

MARIA CLARA CIOCCHINI
18 años
Alumna de colegios católicos, participó del scoutismo parroquial y en la UES de Bahía Blanca. Debido a los crímenes de la Triple A y la CNU en esa ciudad, a fines del 75 se mudó a La Plata donde se inscribió en Bella Artes y se fue vivir a la casa de Claudia Falcone. Fueron secuestradas juntas el 16/09/76. Fue vista en Arana y Pozo de Banfield.

FRANCISO LOPEZ MUNTANER
"Panchito", 16 años.
Hijo de trabajador petrolero peronista preso durante el Plan Conintes que en el 73 se alineó con el sindicalismo ortodoxo, Panchito marchó contra la corriente familiar: era hincha de Gimnasia y militó en la UES de Bellas Artes. Junto a Claudia Falcone participó en trabajos voluntarios en barrios humildes y en la lucha por el BES en 1975. Secuestrado 16/09/76, fue visto en Arana y Pozo de Banfield.

CLAUDIO DE ACHA
17 años.
Sus padres eran trabajadores con ideas de izquierda y tras el triunfo de Cámpora participó de la toma del Colegio Nacional por su democratización. Tímido y gran lector, se incorporó a la UES luego de la muerte de Perón. Como todos, participó en las manifestaciones por el BES. Secuestrado 16/09/76, fue visto en Arana y Pozo de Banfield.

HORACIO UNGARO
17 años.
De familia comunista, en el 74 rompió la tradición familiar y se sumó a la UES del Normal N 3. Gran lector y excelente alumno, participó de la lucha de la Coordinadora por el BES. Realizaba tareas de apoyo escolar en la villa ubicada detrás del hipódromo platense. Secuestrado 16/09/76, fue visto en Arana y Pozo de Banfield.

Los chicos que sobrevivieron
Cuatro de los pibes que, entre el 16 y 17 de septiembre fueron secuestrados, lograron su libertad entre el 78 y el 80, tras estar a disposición del PEN (Poder Ejecutivo Nacional).

PABLO DIAZ
18 años.
Hijo de un docente universitario peronista de derecha, fue expulsado de un colegio católico y recaló en "La Legión". Había militado en la UES pero en 1976 militaba en la Juventud Guevarista. Secuestrado 21/09/76. Estuvo en Arana, Pozo de Banfield, Comisaría 3 de Valentín Alsina y U-9 de La Plata (a disposición del PEN hasta 1980).

GUSTAVO CALOTTI
"Francés", 18 años.
Egresado del Colegio Nacional de La Plata, era cadete policial cuando fue secuestrado 08/09/76. Había militado en la UES pero en el ’76 ya se había desvinculado y estaba más próximo a agrupaciones de izquierda. Estuvo en Arana, Pozo de Quilmes, Comisaría 3 de Valentín Alsina y U-9 de La Plata (a disposición del PEN hasta 1979).

EMILCE MOLER
17 años. Militante de la UES en la Escuela de Bellas Artes, era hija de un comisario inspector retirado. Secuestrada el 17/09/76. Estuvo en Arana, Pozo de Quilmes, Comisaría 3 de Valentín Alsina y Devoto (a disposición del PEN hasta marzo 78)

PATRICIA MIRANDA
17 años.
Estudiante De Bellas Artes, nunca participó de las luchas por el boleto estudiantil ni tuvo militancia política. Secuestrada el 17/09/76, nunca hizo la denuncia. Estuvo en Arana, Pozo de Quilmes, Valentín Alsina y Devoto (a disposición del PEN hasta marzo 78).

Los otros secuestrados
La Comisión Provincial de la Memoria registra varios "ensayos" de la Noche de los Lápices:

El 1 de septiembre, y tras ser interrogados por el vicerrector del Colegio Nacional de La Plata, Juan Antonio Stormo, fueron secuestrados a pocas cuadras cuatro alumnos: Eduardo Pintado, Víctor Vicente Marcaciano, Pablo Pastrana (militantes comunistas) y Cristian Krause, sin ningún tipo de militancia. Pintado logró escapar.

El 4 de setiembre fueron secuestrados Víctor Triviño, de "La Legión" (continúa desaparecido), Fernanda María Gutierrez (Liceo Víctor Mercante), Carlos Mercante (Colegio del Pilar ) y Alejandro Desío, Abel Fuks, Graciela Torrado (los tres del Colegio Bellas Artes) y Luis Cáceres (de la Escuela Técnica), los cuatro últimos militantes del GESA (Grupo de Estudiantes Secundarios Antiimperialistas).
Fuente:ElOrtiba

1 comentario:

gabriel dios dijo...

horrible lo sucedido .horrible el proceder de esta mafia militar .decadente la forma inumana .yo maldigo con todas mis fuerzas a todo aquel o ella que estuvo involucrado en actos similares .repudio a quien directamente participo ,torturo y violo .malditos sean y deceo que esten pagando en vida lo que han echo y ojala se forme un grupo de personas que puedan dar con algunos respónsables que se hallan escondidos por paises vecinos,y le den su propia medicina maldigo esa etapa de la vida donde mutilaron a pobres criaturas inocentes ,que el gobierno se ponga las pilas y vallan yyyaaaaa por ellos ,