3 de septiembre de 2011

HACE CUARENTA AÑOS DEVOLVÍAN EL CUERPO DE EVA.

Hace 40 años devolvían el cuerpo de Eva
Historia de un secuestro
03.09.2011 
El 3 de septiembre de 1971 el embajador Jorge Rojas Silveyra, por orden del dictador Agustín Lanusse, entregaba en Puerta de Hierro los restos de Evita al General Juan Domingo Perón. Durante 16 años habían ocultado los restos de la abanderada de los humildes.

La gente no la había olvidado y durante todos esos años pintaba en las paredes "Devuelvan el cadáver de Evita". Finalizaba una larga historia de odio e infamia.

Fue una mujer extraordinaria que cambio la vida de los argentinos en su corta existencia. El ocultamiento de su cuerpo fue uno de los secretos mejor guardados en la historia argentina. Sus restos descansan en el cementerio de Recoleta.

Historia de un secuestro (El análisis de Natalia Leiva)
Durante los años que el cuerpo de Eva Perón estuvo desaparecido, nunca llegaron a despintarse las leyendas que cubrían las paredes de Buenos Aires: "Devuelvan el cadáver de Evita".
Eva Duarte murió un 26 de Julio de 1952. A partir de ese momento, su cadáver fue víctima de un itinerario macabro y perverso que se llevó a cabo durante 16 años. El ocultamiento de su cuerpo fue uno de los secretos mejor guardados de la historia argentina.
Evita fue la abanderada de los humildes. Alcanzó una gran popularidad en vida y, luego de su muerte, se convirtió en el centro de un vasto culto personalizado. La veneración de la que era objeto entre las clases populares de la sociedad argentina, enfadaba a la Iglesia Católica, al popularizarse gran cantidad de estampas que la representaban de modo similar al que se representa a la Virgen María.
Despertó pasiones y críticas. Era odiada por la clase alta argentina. Una muestra de esto fue la leyenda "íViva el cáncer!" que se pintó en las paredes de los barrios de clase alta durante los últimos días de su vida. Si en vida, Evita había representado para los sectores más pudientes de la sociedad un símbolo de barbarie por su defensa de los más humildes y desposeídos, una vez muerta sería entonces, el primer trofeo que los vencedores del régimen depuesto irían a buscar.
Tras su muerte, la Central General de Trabajadores (CGT) declaró tres días de paro y el gobierno estableció un duelo nacional de treinta días. Su cuerpo fue velado en la Secretaría de Trabajo y Previsión hasta el 9 de agosto que fue llevado al Congreso de la Nación para recibir honores oficiales y luego fue trasladado nuevamente a la CGT.
La procesión fue seguida por más de dos millones de personas y su paso por las calles recibió una enorme cantidad de flores arrojadas desde los balcones cercanos.
Su cuerpo, embalsamado por el Doctor Pedro Ara, fue mantenido en exposición en la CGT hasta el golpe de estado militar que derrocó a Perón en 1955. A partir de la llamada Revolución Libertadora (1955-1958) el destino del cuerpo de Evita suscitó todo tipo de conjeturas. El 22 de noviembre de 1955, un comando al mando del teniente coronel Carlos de Moori Koenig secuestró el cuerpo de Evita que se encontraba en la CGT y lo hizo desaparecer por 16 años. Durante los meses que siguieron, el culto a la memoria de Eva no dejó de crecer.
A partir de entonces fue incesante el pedido de restitución del cuerpo por parte de su familia y sus descamisados. Durante los años que el cuerpo estuvo desaparecido, nunca llegaron a despintarse las leyendas que cubrían las paredes de Buenos Aires: "Devuelvan el cadáver deEvita".
Con el paso del tiempo se supo que enterrado bajo un nombre falso en Milán, Italia. Luego de algunos años, se conoció que las autoridades vaticanas y el gobierno italiano facilitaron el acto horroroso del secuestro y posterior entierro.
La relación de los sindicatos argentinos y el peronismo es parte de la historia del movimiento. Vinculados estrechamente a ella durante su vida, los sindicatos rescataron su nombre e imagen, junto al de Perón, como símbolos máximos del protagonismo de los trabajadores en la historia argentina.
Por tal motivo, Evita deseaba reposar en la CGT para sentirse acompañada por ellos, por los que tanto había luchado y siempre la acompañaron.
En septiembre de 1971, el General Lanusse, por entonces dictador del país, le ordenó al coronel Cabanillas organizar el "Operativo Retorno".
Luego de un largo camino, en 1974, el cuerpo es devuelto a la Argentina y desde 1976 sus restos descansan en la bóveda que la familia posee en el Cementerio de La Recoleta.

El cuerpo de Evita en la memoria de la Nación (El análisis de Diego Guisante)
El 3 de septiembre de 1971, Perón recibe el cuerpo de Evita en Puerta de Hierro, su residencia durante el obligado exilio en España. El mismo había permanecido desaparecido desde noviembre de 1955, cuando fue secuestrado de la sede de la CGT por un comando militar organizado por la dictadura de Aramburu.
La autodenominada Revolución Libertadora, que de revolucionaria sólo tenía lo violento y poco entendía acerca de la libertad, no le habría perdonado nunca a Evita haberse puesto al frente de las reivindicaciones no sólo materiales, sino también políticas, de un pueblo que se estaba revelando contra un modelo socioeconómico que lo explotaba y una cultura dominante que sistemáticamente lo excluía y lo negaba.
Si la táctica esta vez parece siniestra, si el método resulta particularmente repulsivo por haberse encarnizado contra un cuerpo ya sin vida, la estrategia en realidad no era distinta de la que se intentó utilizar con otros hechos que fueron borrados de la memoria, extirpados de nuestra historia, ignorados por el Estado y negados a la sociedad.
Pero en este caso sólo el odio de los perpetradores de este secuestro post mortem puede explicar la atrocidad que cometieron. El "ni vencedores ni vencidos" se transformó para el cuerpo de Evita en una deambulación sin rumbo hasta que fue desterrado a Italia, bajo un nombre falso, con el objetivo de perderlo para siempre. ¿Habrán creído realmente que ese acto podía borrar del pueblo lo que junto con ella había aprendido?.
¿Habrán sido ellos también superados por la "barbarie" hasta el punto de creer efectivamente que las ideas que Evita representaba podían ser matadas con la simple profanación de sus restos? ¿Es posible que una dictadura así haya sido apoyada, e incluso impulsada, por partidos políticos supuestamente democráticos provenientes de todo el arco ideológico?
Actos como estos, perpetrados contra personalidades que eran muy queridas por la población argentina, no podían menos que generar los sucesos que se desarrollaron a continuación, y aún hoy persisten en el recuerdo de la sociedad, aunque todavía haya quien pretenda una reconciliación nacional que implique el olvido sin que los autores hayan nunca solicitado perdón o reconocido errores.
Y lo que nunca se llegó a comprender es que, a esa altura, el ultraje contra Evita ya no era contra ella, que había pasado a la inmortalidad, era contra la Nación, a quien se quería privar de su historia, era contra una parte de la población que la había apoyado y le había pedido que fuera su vicepresidente, y contra la sociedad en su conjunto que no podía avanzar sobre la base de la negación violenta de sus propias contradicciones.
Resulta esperanzador comprobar que aquél clima de verdadera crispación parece haber quedado en la historia. Pese a algunas represiones violentas durante los 90, a los sucesos del 2001, a los asesinatos del Puente Pueyrredón o a algunas trágicas muertes más recientes, toda violencia política fue o está siendo investigada por la justicia y resultó ampliamente repudiada por la sociedad y la mayor parte de las fuerzas políticas.
Por otra parte, durante los últimos años el Estado Nacional viene erigiendo diversos recordatorios de nuestra historia que son patrimonio de toda la sociedad: el busto de Alfonsín, el monumento de la Soberanía recordando la Vuelta de Obligado, o el proyectado monumento al Grito de Alcorta son ejemplos de esta obra. Como no podía ser menos, Evita también recibió su reparación histórica al ver su perfil grabado sobre el edificio del antiguo Ministerio de Obras Públicas.
Fuente:ElArgentino.com

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