1 de septiembre de 2011

LOS JUZGA UN TRIBUNAL LOS CONDENAMOS TODOS.

NOSOTROS ACUSAMOS
Por José Maggi
En el marco del juicio Díaz Bessone y la Patota, las abogadas de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y Familiares acusaron ayer al civil Ricardo "Cady" Chomicki, de 17 casos de secuestros, cuatro de ellos seguidos de torturas.

EL EX MILITANTE FUE CONSIDERADO COMO PARTE DEL APARATO REPRESIVO
Las voces acusadoras del Cady
Las abogadas Gabriela Durruty, Jesica Pellegrini, Leticia Faccendini y Daniela Asinari, recabaron 23 testimonios que juzgaron en contra de Chomicki, el civil quien es juzgado en el marco de la causa Díaz Bessone.
Por José Maggi

Gabriela Durruty y Jesica Pellegrini, abogadas querellantes.Imagen: Alberto Gentilcore

Las cuatro abogadas querellantes por la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y Familiares de Detenidos acusaron ayer a Ricardo "Cady" Chomicki por 17 casos de secuestro, cuatro de ellos seguidos de torturas. Se trata del ex militante que trabajó con la Patota, y fue considerado como parte del aparato represivo. Esta es la única querella que decidió acusarlo, atento a que los restantes sectores, como HIJOS y la Secretaria de Derechos Humanos de la Nación, sostienen que "quien entra víctima a un centro clandestino sale víctima". Pero las letradas Gabriela Durruty, Jesica Pellegrini, Leticia Faccendini y Daniela Asinari, recabaron 23 testimonios que juzgaron en contra de Chomicki. Uno de ellos recordó que el Cady le confió: "Estoy vivo porque mandé veintidós a la boleta".

Para las querellantes, Chomicki integró el grupo represor que operaba en el Servicio de Informaciones en el período de mayor cantidad de detenidos, entre la segunda mitad de 1976 y la primera mitad de 1977".

Estos son algunos de los testimonios recopilados por la querella:

* Oscar Bustos. Relató haber sido torturado por Chomicki en su paso previo al SI por la comisaría 7ª y pudo reconocerlo inmediatamente a porque lo conocía previamente: era amigo de su hermano. A pesar de esto le decía que "se lo devolverían hecho pedacitos". Pepo Bustos fue retirado de la morgue policial.

* Juan Carlos Ramos. Fue entregado por Chomicki, quien se había alojado en la casa de su padre Generoso. Era el único que conocía la localización exacta de su casa y la ubicación de otro militante, Menegucci, que estaba escondido en ese lugar. Ya en el SI, Carlos Izaguirre, le relató que la Patota lo había ido a buscar a su casa y no lo habían encontrado, pero lo vió Chomicki en un bar y se bajó a buscarlo. También relató que el Gallego Mellili fue interrogado por Chomicki, actuando de "compañero".

* Carlos Pérez Rizzo. Relató cómo Chomicki, actuando el rol de preso, se puso al lado del Tony, Daniel Farías, y lo interrogaba de un modo solapado. Creyéndose junto a un compañero detenido, le dijo al Cady "gracias al Cabezón no dije nada". Esta información fue evaluada por la Patota, a sabiendas del efecto que produjo: Farías está desaparecido y Pérez Rizzo recibió una dura paliza.

* Víctor Hugo Salami. Estaba presente cuando Chomicki se acercó a Mellili, cuando fue advertido por Generoso Ramos Peralta acerca del peligro de hablar con esta persona a quien Ramos consideraba responsable de su caída.

* Gustavo Piccolo. En su declaración ante CONADEP manifestó haber presenciado cómo Chomicki intentaba sacar información a una persona que estaba muy deteriorada por la tortura.

* Gustavo Mechetti. Relató cómo después de la primer golpiza recibida en el SI escuchó su voz mencionándolo como alguien que había sido militante de su fuerza pero ya no lo era. El le dice "hola Bicho, el Cady te saluda" y se refiere a sus "nuevos compañeros".

* Alfredo Vivono. Relató que el Cady le dijo: "Estoy vivo porque mandé 22 a la boleta", en obvia alusión a compañeros caídos a partir de su labor como integrante del grupo represivo.

* Manuel Fernández. Lo describió como "uno más de sus carceleros". Se refiere a él como quien lo va a buscar a la favela y lo lleva para que le tomen declaración. Luego se entera que el Cady fue quien identificó a su hermana Manolita, con quien se ensañaran particularmente. Manolita está desaparecida.

* Elías Carranza. Manifestó que el Cady secuestraba y torturaba, que se paseaba muy cómodo con los torturadores.

* Estela Hernández. Recordó que Chomicki se manejaba libremente. Por boca de Marisol Pérez conoció la responsabilidad que le cupo a Chomicki en su secuestro. Marisol había caído en una cita en un bar, el único en condiciones de reconocerla era Chomicki y así lo había hecho. Nilda Folch apreció vistiendo la ropa de Marisol y el Cadi Chomicki usaba su bolso.

* María del Carmen Sillato. Lo ubica entre los represores ya que reitera que él se movía con total libertad.

* Elba Juana Ferraro de Bettanin. Cuenta cómo después de ser atormentada recala junto a Alberto Tion, quien había sido torturado con picana, le advirtieron que no podía tomar agua. Pese a ello, Chomicki le acercó un sifón de soda. Después de beberla, Tion murió inmediatamente.

* Ana Moro. Relató la tortura a un chico cordobés al que el Cady amenazaba con reventarle el ojo con una birome. "Nosotros estamos empeñados en la lucha contra la subversión", dijo Chomicki.

* Juan Carlos Cheroni. "Mi hermano me dijo que a él lo torturaron Lofiego y Chomicki. Era 'vox populi' que Chomicki participaba en las sesiones de tortura y en los interrogatorios, al conocer a los militantes sabía bien qué preguntar".

* Marcos Olivera. Relató que mientras la Polaca Folch le tiraba agua el Cady lo picaneaba.

Adrián Sánchez. Dijo que Chomicki lo instó a colaborar, que era quien más lo interrogaba, que lo golpeaba en los testículos y lo picaneaba.

* Mirta Castellini. Lo ubica como uno de sus captores al momento mismo de su secuestro. También declara haber sido torturada por Chomicki.
Fuente:Rosario12


SE SUSPENDIO LA AUDIENCIA DE AYER EN ROSARIO
El faltazo de una de las querellas
Las abogadas de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH) y Familiares no pudieron concluir ayer con su alegato en la causa Díaz Bessone ante la ausencia de un representante de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. La audiencia había sido prevista por el Tribunal Oral Federal Nº 2 para que éstos querellantes formularan el pedido de condena una vez finaliza el alegato. Especial interés había sobre la pena a pedir para Ricardo Chomicki, un ex militante que "formó parte del aparato represivo" según apuntaron sus acusadores.

En la jornada del martes, las letradas Gabriela Durruty, Daniela Asinari, Leticia Faccendini y Jesica Pellegrini pidieron que los delitos aberrantes cometidos en el ex Servicio de Informaciones de esta ciudad se condenen por haber sido la forma comisiva del delito de genocidio.

Sin embargo, la audiencia quedó trunca ante la ausencia de los querellantes que representan a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Ante esta situación, las abogadas de La Liga y Familiares solicitaron al tribunal "la suspensión de la audiencia en resguardo de las garantías del debido proceso".

El pedido contó con la adhesión del Ministerio Público Fiscal a cargo de Gonzalo Stara y de la querella representada por la abogada de HIJOS, Nadia Schujman, quien aclaró que "si bien consideraba que la querella era un sujeto eventual", adhería a "lo planteado por la fiscalía para salvaguardar cualquier planteo".

Asimismo, el defensor de Chomicki, Héctor Galarza Azzoni, no sólo adhirió al pedido de suspensión sino que además solicitó se tenga por desistida tácitamente la acusación de la Secretaría de Derechos Humanos y se le impongan sanciones. El Tribunal sólo hizo lugar al pedido de suspensión y quedó a la espera de las explicaciones que deberán brindar los abogados de la la Nación por la ausencia.

Los letrados de la secretaría de Derechos Humanos se encontraban presentes ayer en el juicio por el robo de bebés en el hospital Militar de Paraná (ver aparte).

La audiencia continuará el 12 de setiembre a las 9.30 donde se prevé que las abogadas del equipo jurídico de La Liga y Familiares culminen su alegato y comience el de fiscal Stara.
Fuente:Rosario12

31/08/2011
Causa Díaz Bessone
El juicio sin fin
Durruty, Pellegrini, Fascendini y Asinari, abogadas querellantes.
Las abogadas de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (Ladh) y Familiares, quienes pidieron que “los crímenes aberrantes cometidos en el ex Servicio de Informaciones se condenen por haber tenido forma del delito de genocidio”, no pudieron concluir este miércoles con su exposición, que proseguirá el próximo 12 de septiembre.

El Tribunal Oral Federal (TOF) Nº 2 de Rosario continuó este miércoles con las exposiciones de las abogadas de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH) y Familiares, en el proceso contra el ex comandante del Segundo Cuerpo de Ejército, Ramón Díaz Bessone y otros cinco imputados.

Las letradas sostuvieron que “el delito de Desaparición Forzada de Personas incluído este mismo año en el Código Penal”, se trata de un crimen “permanente que se sigue cometiendo hasta tanto no aparezcan los restos de las víctimas del terrorismo de estado"

Antes de pasar al pedido de pena, la abogada de Familiares, Gabriela Durruty, solicitó al tribunal "ante la ausencia de los letrados que representan a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, la suspensión de la audiencia en resguardo de las garantías del debido proceso".

El pedido contó con la adhesión del Ministerio Público Fiscal a cargo de Gonzalo Stara y de la querella representada por la abogada de HIJOS Nadia Schujman, quien aclaró que “si bien consideraba que la querella era un sujeto eventual", adhería a "lo planteado por la fiscalía para salvaguardar cualquier planteo”.

Por su parte el defensor de Ricardo Chomicki, Héctor Galarza Azzoni, adhirió al pedido de suspensión y solicitó que luego de escuchar la exlpicación de la Secretaía, se tenga por desistida tácitamente la acusación de la misma en caso de no ser justificada.

El Tribunal sólo hizo lugar al pedido de suspensión y quedó a la espera de las explicaciones que deberán brindar los abogados de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.

Este miércoles los letrados de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación se encontraban presentes en el juicio por el robo de bebés en el Hospital militar de Paraná, que se desarrolla en los tribunales federales de Entre Ríos. En dicha jornada estaba previsto que declare Sabrina Gullino, la nieta recuperada hija de la militante desaparecida Raquel Negro.

El proceso en el TOF 2 de Rosario continuará el 12 de septiembre a las 9:30, día en que se estima que las abogadas del equipo jurídico de la Liga y Familiares concluirán su alegato y dará comienzo el de la fiscalía.

Largo proceso
El juicio que se sustancia en el TOF N° 2 de Rosario, se inició en julio de 2010, y se ha transformado en uno de los más largos de la historia de los procesos contra represores de la dictadura.

En el TOF 2 son juzgados Ramón Díaz Bessone, José Lofiego, Mario Marcote, Ramón Vergara, José Scortechini y Ricardo Chomicky por los delitos de homicidio, privación de la libertad, torturas y asociación ilícita.

Conocida como “megacausa Feced”, ahora denominada “Díaz Bessone”, investiga crímenes de lesa humanidad cometidos contra 93 personas en el centro clandestino de detención que funcionó en el Servicio de Informaciones (SI) de la ex Jefatura de Policía de Rosario, el más grande de la provincia, ya que se calcula que por él pasaron entre 1.800 y 2.000 personas. Se prevé que antes de fin de año se conocerá la sentencia.
Fuente:RedaccionRosario

31/08/2011
Lesa Humanidad
Continuaron los alegatos en el juicio contra la patota de Feced
Este miércoles continuaba la audiencia en el TOF 2 de Rosario
El Tribunal Oral Federal (TOF) Nº 2 de Rosario retomó este martes las exposiciones de las abogadas de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH) y Familiares, en el proceso contra integrantes del Servicio de Informaciones de la policía durante la dictadura. Las letradas calificaron como “conductas de genocidio”, a los delitos cometidos por los represores.

“Siguiendo expresas instrucciones de nuestros poderdantes acusamos a Ramón Genaro Díaz Bessone, José Rubén Lofiego, Mario Alfredo Marcote, José Antonio Scortechini, Ramón Rito Vergara y Ricardo Miguel Chomicki”, plantearon las abogadas Leticia Faccendini, Jésica Pellegrini, Gabriela Durruty y Daniela Asinari, integrantes del equipo jurídico que representa a los querellantes Eduardo Seminara, Azucena Solana, José Aloisio, Liliana Gómez Marta Bertolino, y Alfredo Vivono.

Las letradas acusaron a los imputados de “haber cometido los delitos de privación ilegal de la libertad calificada por mediar violencia y amenazas y durar más de un mes concurso real con el delito de tormentos agravados por aplicarse contra perseguidos políticos, en algunos casos en concurso real con el delito de homicidio triplemente calificado y en otros casos, en concurso con el delito de desaparición forzada agravada, todo ello en concurso real con asociación ilícita agravada, todos ellos comprensivos de las conductas de genocidio"

Durante el proceso, las dos primeras querellas solicitaron prisión perpetua para el ex jefe del II Cuerpo de Ejército Ramón Díaz Bessone. En el juicio se investigan delitos en perjuicio de 93 víctimas

Los jueces del Tribunal Oral Federal Nº 2, Otmar Paulucci, Beatriz Caballero de Barabani y Jorge Venegas Echagüe, continuaban este miércoles, a partir de las 10, las audiencias de alegatos.

La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación requirió la pena de prisión perpetua para Díaz Bessone y para el ex policía José Rubén Lo Fiego.

Asimismo, pidió 25 años de prisión para los ex policías Mario Alfredo Marcote, Ramón Rito Vergara y José Carlos Scortechini, y no realizó acusación contra el imputado Ricardo Miguel Chomicki.

Por otro lado, la querella que representa a la Agrupación HIJOS requirió la pena de prisión perpetua para Díaz Bessone y 25 años de prisión para el resto de los acusados.

Todos los acusados se encuentran investigados por distinta cantidad de casos de privación ilegítima de la libertad agravada por mediar violencia y amenazas en concurso real con tormentos, secuestros agravados por violencia y amenazas en concurso real con desaparición física y asociación ilícita.
Fuente:RedaccionRosario


31-08-2011
Díaz Bessone: pidieron condena por genocidio
Las querellas de víctimas de la represión en Rosario acusaron a Chomicky. El equipo jurídico que representa a 77 víctimas del terrorismo de Estado, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y la asociación Familiares de Detenidos y Desaparecidos insistió en mantener "la acusación por genocidio".

Parte de las querellas del juicio oral y público por la causa Díaz Bessone, que investiga crímenes de lesa humanidad cometidos en Rosario durante la última dictadura, reclamaron que los acusados que sean condenados por genocidio.

El equipo jurídico que representa a 77 víctimas del terrorismo de Estado, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y la asociación Familiares de Detenidos y Desaparecidos insistió en mantener "la acusación por genocidio".

La abogada Daniela Asinari aclaró que "la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio no establece el monto de la pena, por lo que pediremos en relación con los delitos que más se acercan en el derecho interno".

Los imputados son el ex comandante del II Cuerpo de Ejército Ramón Díaz Bessone; los ex policías Ramón Vergara, José Scortechini, Mario Marcote y José Lo Fiego, y el civil Ricardo Chomicky.

La semana pasada concluyeron los alegatos de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y la agrupación Hijos, reclamando prisión perpetua para Díaz Bessone y 25 años de cárcel para Lo Fiego, Marcote, Scortechini y Vergara, sin acusar a Chomicky, un ex militante de la Juventud Peronista.

Ayer, en cambio, los letrados que representan a otros querellantes en su alegato consideraron a Chomicky parte del plantel de represores, refutando su defensa basada en que fue apresado, torturado y sometido a servidumbre.

"Chomicky integraba el grupo represor que operaba en el Servicio de Informaciones (de la ex Jefatura). No estamos ante una víctima. La totalidad de la prueba testimonial nos permite arribar con el grado de certeza necesario para el pronunciamiento de una sentencia condenatoria", expresó la querella ante el tribunal.

También mencionaron el "pacto de silencio" de los acusados para garantizar la impunidad, constituyendo "un acuerdo criminoso que aún hoy se mantiene". Además, se evaluó la distribución de roles entre los torturadores, entre los cuales se mencionó a Marcote como el "encargado" de las violaciones y ataques sexuales como forma de tormento.

Posteriormente, sostuvieron que los crímenes de los acusados "no se agotan en las figuras típicas del Código Penal, porque estos delitos forman parte de un plan sistemático de exterminio con el objetivo de eliminar a un grupo determinado", y que "el plan no fue indiscriminado sino que se dirigió a un grupo de personas específico por razones específicas".

Así, acusaron a los imputados de "los delitos de privación ilegal de la libertad calificada por mediar violencia y amenazas y durar más de un mes, concurso real con el delito de tormentos agravados por aplicarse contra perseguidos políticos, en algunos casos en concurso real con el delito de homicidio triplemente calificado y en otros casos, en concurso con el delito de desaparición forzada agravada, todo ello en concurso real con asociación ilícita agravada, todos ellos comprensivos de las conductas de genocidio".

Uno de los aspectos que destacó la querella es que los represores "conocían lo que estaban haciendo y querían hacerlo" a partir de compartir el ideario de la dictadura que implantó el terrorismo de Estado. Sostuvieron que las víctimas fueron "un grupo nacional, sumamente heterogéneo, pero muy definido, caracterizado por el represor y demonizado con ayuda de los medios masivos como subversivo" por oponerse a "una dictadura que tuvo una intención específica: instaurar un modelo de país político y económico". Y cerraron solicitando al tribunal que "la realidad nos pide a gritos que llamemos a estos crímenes por su nombre: genocidio".
Fuente:LaCapital                                                 


LOS PARRAFOS SIGUIENTES FUNDAMENTAN LA ACUSACIÓN AL "KADY" CHOMICKY . FUERON LEIDOS EL DIA MARTES 30 DE AGOSTO DE 2011

A los sobrevivientes les debemos el conocer la mecánica del genocidio, les debemos haber podido saber de la existencia de los CCD, su funcionamiento, su ubicación. También haber podido reconstruir los últimos días de los compañeros desaparecidos, sus palabras, sus deseos, los mensajes que dejaron para sus familiares. Y fundamentalmente les debemos saber quiénes eran los verdugos. Hoy cumplimos en traer la voluntad de las víctimas, expresada desde el comienzo mismo de la causa, en el año 84, mantenida durante el transcurso de las décadas y sostenida en esta misma sala, y la presentamos como una acusación, ante ustedes: Ricardo Miguel Chomicki integraba el grupo represor que operaba en el SI a la fecha de los hechos investigados.
No estamos ante una víctima. La totalidad de la prueba testimonial de autos nos permite arribar con el grado de certeza necesario para el pronunciamiento de una sentencia condenatoria, a la afirmación de que estamos ante un integrante del grupo represivo.
CHOMICKI integró como colaborador civil el grupo represivo que actuó en el Servicio de Informaciones. El período en que prestó colaboración dentro del SI coincide con el de mayor cantidad de detenidos, es decir, la segunda mitad de 1976 y la primera mitad de 1977.
Decimos esto porque aquí escuchamos testigos que hablan de Chomicki como miembro del grupo represivo desde, por lo menos, septiembre de 1976 y hay un testimonio al que referiremos más abajo que lo ubica hablando por teléfono al S.I. para brindar la ubicación exacta de un militante, que a partir de ese llamado se convirtió en un desaparecido. Y esto sucedió cuando Chomicki, según sus dichos, ya había salido en libertad.(junio de 1977)
Todos escuchamos a José Aloisio mencionar que le pareció escuchar la voz de Chomicki en el SI, pero que no lo ve en carácter de detenido como sí ve a otra gente que menciona. Aloisio permaneció en el SI entre el 14 y el 30 de septiembre del 76.
También escuchamos a Oscar Bustos relatar haber sido torturado por Chomicki en su paso previo al SI por la Comisaría 7. Oscar Bustos pudo reconocer inmediatamente a Chomicki porque lo conocía previamente. Todos escuchamos el profundo dolor con el que Bustos nos relató que lo torturó un amigo de su hermano, cómo le preguntaba dónde estaba su hermano, y cómo le decía que se lo devolverían hecho pedacitos, lo que en definitiva ocurrió. Recordemos que Oscar nos dijo que Chomicki era considerado un miembro más de la familia. La familia Bustos recuperó a Pepo de una cámara en la morgue de la policía.
Por su parte, Juan Carlos Ramos, relató cómo su familia albergó “a dos compañeros”, Chomicki y su novia Folch, quienes habrían de regresar a las cuatro horas para participar en su secuestro y en el de su padre. Era el 1 de diciembre del 76 al mediodía. Inmediatamente Juan Carlos pudo conocer la responsabilidad de Chomicki en ese hecho porque era el único que conocía la localización exacta de su casa y la ubicación de otro militante, Menegucci, que estaba escondido en ese lugar dado que quienes lo secuestran preguntan por Menegucci. Cuando lo sacan a la calle, Juan Carlos Ramos, todavía sin vendas, pudo ver a Chomicki en la parte trasera de un vehículo que tenía la puerta abierta. Cuando llegan al SI, para su asombro, aquél a quien él creía un compañero, se movía con absoluta libertad. Luego de ser salvajemente torturado, al igual que su padre, Juan Carlos Ramos se encuentra con un compañero: Carlos Izaguirre, quien le relata que la patota lo había ido a buscar a su casa y no lo habían encontrado porque estaba en un bar. En ese bar lo ve Chomicki y se baja con la patota a buscarlo. Recordemos que Carlos Izaguirre se encuentra desaparecido.
Por su parte, Carlos Pérez Rizzo relató cómo Chomicki, actuando el rol de preso, se puso al lado del Tony, Daniel Farías, y lo interrogaba de un modo solapado. Tony, creyéndose junto a un compañero detenido, le dice “gracias al Cabezón no dije nada”. Obviamente esta información es evaluada por la patota, lo sabemos por los efectos que produjo: Daniel Farías permanece desaparecido y Pérez Rizzo recibió una paliza impresionante, según sus propias palabras.
Otro caso similar lo relata Juan Carlos Ramos, cuando habla sobre el Gallego Mellili. Éste se encontraba en “la favela” y también es interrogado por Chomicki, actuando de “compañero”. Unos días después el Gallego pregunta a un guardia “y, jefe, cuando me voy?”. La respuesta del guardia fue lapidaria: “vos no te vas, metiste la pata, hablaste con quien no debías”. La única persona con la que había hablado era Chomicki. Un par de días después lo sacan al Gallego Mellili junto a Carlos Izaguirre y a Joaquín. Y Juan Carlos Ramos se entera muy pronto de que los tres habían aparecido en la lista de muertos en enfrentamientos fraguados. Al episodio del gallego Mellili se le suma el testimonio prestado por Victor Hugo Salami, quien estaba presente cuando Chomicki se acerca a Mellili. Además es advertido por el Sr Generoso Ramos Peralta acerca del peligro de hablar con esta persona a quien, en palabras de Salami, Ramos consideraba responsable de su caída.
Asimismo, Gustavo Piccolo en su declaración ante CONADEP manifestó haber presenciado cómo Chomicki intentaba sacar información a una persona que estaba muy deteriorada por la tortura.
En el caso particular de Gustavo Mechetti, el relata cómo después de la primer golpiza recibida en el SI escucha su voz mencionándolo como alguien que había sido militante de su fuerza pero ya no lo era, él le dice “hola Bicho, el Caddy te saluda” y se refiere a sus “nuevos compañeros”. Como Alfredo Vivono relatara, el Cady le dice “yo estoy vivo porque mandé 22 a la boleta”, en obvia alusión a compañeros caídos a partir de su labor como integrante del grupo represivo.
No hay dudas, el rol de Chomicki dentro de la patota era fundamental. Cuando el interrogatorio duro fracasaba, era el turno de Chomicki jugando el rol de preso, de “camarada en la desgracia”.
Sigamos analizando las testimoniales.

Manuel Fernández describe a su turno la conducta de Chomicki como uno más de sus carceleros. Se refiere a él como quien lo va a buscar a la favela y lo lleva para que le tomen declaración. Luego se entera a través de Mechetti que el Cady fue quien identificó a su hermana Manolita, con quien se ensañaran particularmente. Manolita también está desaparecida.

Elías Carranza manifestó que el Cady Chomicki secuestraba y torturaba, que se paseaba muy cómodo con los torturadores. A diferencia del Pollo Baravalle, no se le podía pedir agua o ir al baño, sólo podías recibir golpes.

Por su parte, Estela Hernández manifestó que Chomicki se manejaba libremente, como cualquier otro guardia. Párrafo aparte merece el caso de Marisol Pérez, otra compañera desparecida. Estela Hernández conoce de boca de Marisol Pérez la responsabilidad que le cupo a Chomicki en su secuestro. Marisol había caído en una cita en un bar, el único en condiciones de reconocerla era Chomicki y así lo había hecho. El relato de los últimos momentos de Marisol es escalofriante. Marisol prepara su bolso como si fuera un traslado, Estela le prepara sus cosas, su ropa, sus medicamentos. Al otro día, Nilda Folch vestía la ropa de Marisol y el Cadi Chomicki usaba su bolso. En palabras de Estela, “toda esperanza se derrumbó”.
María del Carmen Sillato lo ubica sin hesitación alguna entre los represores ya que reitera que él se movía con total libertad.

Elba Juana Ferraro de Bettanin cuenta cómo después de ser atormentada recala junto a Alberto Tion, quien estaba en peor estado que ella y pedía por agua desesperadamente. Como había sido torturado con picana le advirtieron que no podía tomar agua. Pese a ello, Chomicki le acercó un sifón de soda. Después de beberla, Tion murió inmediatamente.

Ana Moro nos relató una escena de tormentos a un chico de Córdoba que la impactó de tal manera que su recuerdo la persiguió durante años. En ella, el Cadi Chomicki amenazaba con reventarle el ojo con una birome al torturado. Una vez finalizado los tormentos, ante el evidente asesinato del compañero, Chomicki comenta “acaba de pasar un féretro”. La misma situación, al ser relatada por Juan Carlos Cheroni, incluye un matiz, el tono burlón del imputado Chomicki al hacer ese comentario.

También Ana Moro manifestó otra frase de este represor: “nosotros estamos empeñados en la lucha contra la subversión”. Dijo “nosotros”, no dijo “ellos”, subrayó con razón Ana Moro.

El mismo Juan Carlos Cheroni siguió refiriéndose al Cadi de esta forma:”En particular mi hermano me dijo que a él lo torturaron Lofiego y Chomicki. Era ‘vox populi’ que Chomicki participaba en las sesiones de tortura y en los interrogatorios, al conocer a los militantes sabía bien qué preguntar, su participación en los interrogatorios era indudable, más allá de que aplique picana o no….”
Nuevamente ponemos de resalto el rol que le cabía a Chomicki en el reparto de funciones dentro del SI. Su participación era muy necesaria para valorar qué preguntar y para valorar las respuestas dadas por las víctimas de tormentos.

Estella Maris Porotto de Cheroni, describiendo su percepción de la conducta de Chomicki, dijo textualmente: “estaba muy alegre, tomaba la tortura como patear un guijarro por la calle. Nos pateaba, era un joven muy malvado. Estaban tiempo completo. Marcote, Lofiego, Chomicki. Creo que eran el elenco estable.”

Alfredo Vivono nos relató cómo Mechetti escuchó de boca del propio Chomicki que se había cargado a 22 compañeros. También nos dijo que Olga Cabrera lo había visto llegar al SI a Chomicki junto a otros represores con palas y barro en las botas.

Carmen Lucero manifestó haber sido golpeada por Chomicki, al menos en dos oportunidades. Al referirse a su rol en el SI dijo textualmente: todos ellos sabían y veían, estaban y participaban de la tortura. La Polaca y el Cady saben muy bien que pasó con nuestros compañeros”. Francisca Van Bove manifestó que mientras era torturada quien la interrogaba era el Cady, preguntándole por más gente.
Del mismo modo, Marcos Olivera relató que al terminar su primer sesión de tormentos y estando todavía atado a la parrilla, entraron a la sala el Cady y la Polaca, y que mientras ella le tiraba agua él lo picaneaba, mientras lo hacía le sugerían que hablara, que la iba a pasar mejor si decía todo lo que sabía.
Osvaldo Daniel Bas y Mansilla menciona a Chomicki como la primer persona que lo interroga cuando llega al SI; le preguntaba por personas conocidas de la militancia. Luego de ser interrogado por Chomicki, entra otro grupo de personas que lo torturan y lo interrogan, Chomicki pasa en ese momento a oficiar de veedor de la veracidad de las respuestas dadas bajo tortura.
Otra de las víctimas directas de Chomicki, Adrián Sánchez, a quien escuchamos declarar por videoconferencia desde Londres, dijo que Chomicki, a quien identifica sin duda alguna porque le levanta la venda, lo insta a colaborar, diciéndole que si lo hacía recorrerían juntos las calles señalando gente. Luego de eso lo golpeó y le bajó la venda. Al momento de describir los interrogatorios señaló Sánchez que quien más lo interrogaba era el Cady, que lo golpeaba y le pegó en reiteradas oportunidades en los testículos. Dijo además que era el que siempre le aplicaba la picana eléctrica en la sala de tortura.
Marcelo Panicalli, quien estuvo en el SI durante el mes de enero del 77, fue interrogado por el Cady, al que pudo reconocer por la voz. Mirta Castellini por su parte, secuestrada el 23/3/1977 lo ubica como uno de sus captores al momento mismo de su secuestro. También declara haber sido torturada por Chomicki, al igual que a su turno lo hiciera Hugo Cheroni.

Hasta ahora habíamos podido observar que una de las facetas de las funciones de Chomicki como parte del grupo represivo era la de completar el interrogatorio intentando ser tomado como un detenido más. Acá lo vemos en su faceta más descarnada. Golpeando o empuñando directamente la picana contra los que hoy pretende seguir diciéndonos que eran sus compañeros.
Esto evidencia la libertad con la que Chomicki se manejaba dentro del SI, e incluso, habla del grado de autodeterminación con que él mismo realizaba las conductas criminales que acreditan los testimonios recién citados y el grado de discrecionalidad que él mismo tenía.
Pero sus tareas también se desarrollaban fuera del ámbito del SI, pensemos si no en lo que Juan Alberto Fernández manifestó en esta sala: “escucho una llamada telefónica, a los gritos un represor dice: ‘el Cady habló desde Río de Janeiro entre Córdoba y Rioja, vio entrar al Chicote’. Tomaron las armas, las martillaron y salieron. A los pocos días escucho la radio, hubo un operativo militar en la zona de Río de Janeiro y Córdoba. El Chicote está desaparecido.”

Los testimonios hablan por sí mismos. Todos lo ubican de una u otra manera participando activamente del grupo represivo.

Muchos lo describen como un preso colaborador, esto tiene una simple explicación: Quienes conocían a Chomicki como militante de la UES al verlo dentro del SI suponían que era un preso que estaba colaborando. Pero no hay un solo testimonio, uno solo, que acredite ni su detención, ni sus alegados tormentos.

Y esa confusión fue aprovechada por el imputado al momento de ser llamado a prestar declaración indagatoria. El imputado mintió. Mintió desde su primer declaración en 1984 hasta su última declaración en esta sala. Y ESTÁ BIEN, NO AUTOINCRIMINARSE e incluso mentir es un derecho de cualquier imputado, tanto es así que nuestro Derecho no castiga el perjurio. En el ejercicio de su defensa material Chomicki mintió.

CHOMICKI MANIFESTO EN ESTA AUDIENCIA QUE FUE SECUESTRADO EL 1 DE DICIEMBRE DE 1976 Y QUE DECIDIÓ COLABORAR PARA TERMINAR CON EL SUFRIMIENTO QUE IMPLICABA SER SOMETIDO A TORTURAS Y SABER QUE TORTURABAN A SU COMPAÑERA NILDA FOLCH, mientras el co-imputado Lofiego le susurraba al oído que era su responsabilidad.
Dijo ante este Tribunal haber sido secuestrado el 1/12/1976, a las 10 de la mañana, al salir de un bar que queda en J.J. Paso y Alberdi. Que de ese lugar lo llevan a la Comisaría 10 (que –desde ese punto- queda unos 10 minutos hacia el norte de la ciudad). Y desde esa Comisaría –donde permaneció por aproximadamente 10/15 minutos- lo trasladan al SI (que queda –desde la comisaría- a unos 25 o 30 minutos, yendo rápido). Con lo cual ya son por lo menos las 11 de la mañana. Dos horas más tarde, alrededor de la 1, llega la patota a la casa de la familia Ramos y Juan Carlos lo ve a Chomicki en uno de los autos de la patota. Entre el S.I. y la casita de los Ramos hay un largo trecho, difícil de cubrir en menos de media hora, tal vez más, sobre todo si incluimos el rodeo necesario que hace un vehículo siguiendo las instrucciones de alguien (Chomicki) que nos dice que sólo conocía aproximadamente el domicilio de los Ramos. Digamos que para llegar a la una tuvieron que arrancar de Dorrego y San Lorenzo doce y cuarto, doce y veinte. Todo esto optimizando las velocidades… Con lo cual se reduce a menos de hora y media el lapso de tiempo en el que debemos ubicar: el ingreso de Chomicki y Folch al Servicio de Informaciones, subiendo las escaleras, la ubicación de ambos en situación de ser torturados, los tormentos, la violación de Folch, las palabras al oído dichas por Lofiego (“escuchá cómo violan a tu noviecita” ), la consecuente reacción del Cady, su ofrecimiento de colaborar dando un domicilio, la aceptación de su ofrecimiento por parte de los torturadores, la salida desde la sala de tortura hasta el auto, bajando las escaleras… En fin, es difícil imaginar una sincronización tan fina que hiciera posible este recorrido con tamaña rapidez. Es materialmente imposible que en tres horas (desde las 10 a las 13) haya ocurrido todo esto. No dan los números, esta coartada no se sostiene.
Pero no queda ahí. Hay testigos que en esta misma audiencia lo ubican a Chomicki integrando las filas represivas desde antes de la fecha que él mismo señala, el 1/12/76; recordemos los testimonios de Aloisio y Bustos.
Veamos: los señores jueces estuvieron presentes en el SI, pudieron ver con sus propios ojos las reducidas dimensiones del lugar. El primero de diciembre de 1976 el Servicio estaba repleto de secuestrados. Nadie dio cuenta del secuestro de Chomicki, nadie testimonió haber escuchado el ingreso del matrimonio. Pero aun cuando este hecho pudiera haber pasado desapercibido, el propio Chomicki ha dicho que fue torturado, al tiempo que su esposa era violada, y que los gritos de aquélla lo determinaron a entregar el domicilio de los Ramos. Nadie, absolutamente nadie manifestó en la audiencia haber escuchado estos gritos.

La versión ensayada por Chomicki es tan inverosímil que el propio imputado se ve obligado a acudir a la remanida teoría del complot. “Todos mienten” tiene que decir. Me quieren perjudicar. Es la única manera que encuentra para sostener tamaña historia. Nosotros sostenemos la acusación contra Chomicki porque creemos en lo que dicen los sobrevivientes. Lo sindican como un represor. O le creemos a Chomicki, o le creemos a sus víctimas.
Chomicki en su indagatoria agregó que la tortura fue sistemática durante los primeros 15 días y que permaneció en el SI en carácter de desaparecido hasta el 15/02/77. Sin embargo, entre los compañeros que permanecieron secuestrados en el mismo período en que Chomicki dice haberlo estado, las únicas referencias que escuchamos sobre el mismo fueron describiendo su rol de represor.
Por eso elegimos presentar los casos en orden cronológico, todos los relatos de las víctimas se acreditan entre sí.
JOSE AMERICO GIUSTI, GUSTAVO PICCOLO, FRANCISCO REYDO, MANUEL FERNANDEZ, GERMÁN TELMO LÓPEZ, JUAN CARLOS BOCCANERA, OLGA CABRERA HANSEN, HERMENEGILDO ACEBAL, ENZO TOSSI, JUAN CARLOS RAMOS, GENEROSO PERALTA RAMOS, MARCELO PANICALLI, ELBA JUANA FERRARO DE BETTANIN, MARÍA INÉS LUCHETTI DE BETTANIN, ELIDA DEHEZA, ESTELLA MARIS HERNANDEZ, CARLOS ARROYO, TERESITA DE JESUS MARCIANI DE MARQUEZ, MARCOS ALCIDES OLIVERA, MÁXIMO ANTONIO MUR, TOMASA VERDUN DE ORTIZ, MARIO LUIS ORTIZ, OSVALDO DANIEL BAS Y MANSILLA Y ADRIAN SANCHEZ.
TODOS ESTOS TESTIGOS ESTUVIERON SECUESTRADOS entre DICIEMBRE DE 1976 Y FEBRERO DE 1977. COMO YA QUEDO DE RESALTO AL PRESENTAR CADA CASO, TODOS SE NOMBRAN ENTRE SI. NADIE MENCIONA A CHOMICKI COMO UN DETENIDO MAS.
Volvamos a la versión presentada por el imputado, a fines de continuar respondiendo a la misma:
Los dichos de Chomicki no sólo se contradicen con los testimonios que hasta recién hemos valorado, sino con los que el propio procesado prestara en otra de sus declaraciones indagatorias, ésta vez ante la justicia provincial, en esta misma causa, en los albores de la democracia, allá por octubre de 1984.
Es sorprendente cómo aquel relato suyo de 1984, que tomara estado público a través de los medios de comunicación (Rosario 12, 19/7/2011 y 24 /7 2011), difiere con el prestado ante este tribunal.
La escena del momento del secuestro del cual el imputado manifiesta haber sido víctima, en su versión de 1984 no ocurrió el 1° de diciembre de 1976, fecha en la cual, recordemos, estaba en el domicilio de la familia Ramos, conducida al SI, sino que él mismo refiere haber sido detenido a mediados de enero del 77.
En efecto, en la declaración de octubre de 1984, manifiesta haber estado en Mar del Plata, para las fiestas de Navidad y Fin de Año con su novia Nilda Folch, y su señora madre, escapando de la persecución que sufría en Rosario, y que recién “a los pocos días de concluidas las fiestas su señora madre se traslada a Rosario para, una semana después, indicarle que podía regresar a esta ciudad sin dificultad aparente para su seguridad. Esta declaración es prestada por Chomicki con todas las garantías, asistido por un defensor particular, el Dr. Absalón Casas, quien más adelante acompañará un escrito en la causa manifestando que su defendido habría sido aprehendido el 15 de enero. Siguiendo con la versión de 1984, ambos son “introducidos en el Renault, donde son vendados y tirados en el piso posterior, uno sobre otro”. Y no en dos autos, como le sucede según el relato de 2010. En el 84 manifiesta también haber sido llevado a un lugar que presume era una comisaría, donde fueron torturados por espacio de dos o tres horas. En la versión más reciente esa tortura no existe, y se refiere a la comisaría como la seccional 10, donde manifiesta que estuvieron alrededor de 10 minutos, siendo luego trasladados en dos autos distintos a las dependencias del SI.
A partir de su llegada al SI encontramos una nueva y muy gruesa contradicción: en la versión más actual que contara el imputado, se ve forzado a entregar el domicilio de la familia Ramos debido a los desgarradores gritos de su novia torturada, al tiempo que Lofiego le susurraba al oído “escuchá cómo violan a tu noviecita”. En la versión del tribunal provincial se entera posteriormente de que Nilda Folch fue violada y obviamente, ni menciona a los Ramos, que para esa fecha ya llevaban un mes y medio en el SI.
Parece que el imputado va cambiando la versión acorde a la imputación de turno.
De acuerdo a las constancias reseñadas, lo único que podemos afirmar objetivamente, probado con la certeza necesaria para una condena penal, es que Ricardo Miguel Chomicki integró como civil el grupo represivo del SI, al menos desde setiembre de 1976.
En cuanto a sus propias contradicciones, las distintas versiones que brinda en la misma causa, sólo pueden entenderse como estrategias defensivas desplegadas por alguien que dista mucho de revestir el carácter de víctima y que se defiende, con todo derecho, como cualquier acusado en juicio penal.
Referirse a sus pretendidos compañeros de infortunio como mentirosos complotados en su contra, sólo puede entenderse en el mismo sentido antes mencionado. Como el legítimo derecho a ejercer una defensa material de aquél que se encuentra cercado por la copiosa evidencia en su contra, en las postrimerías de un juicio, vale decir, en las cercanías de la sentencia.
Tampoco respalda sus dichos en este juicio el informe Sotera, de fecha 2/11/76, que obra como prueba documental en este juicio, donde los nombres de Chomicki y Folch aparecen tachados con la misma cruz indicadora de las personas que están a esas alturas en manos de los militares. Ver en ese informe, en el diagrama correspondiente a la “Secretaría de Combate” de la “Secretaría Militar” de Montoneros, según registro de Sotera con fecha dos de noviembre del 76, los círculos tachados con los nombres de “Ricardo Chomicki” alias “Víctor”, “soldado” y “Nilda Folch” alias “Victoria”, también “soldado”. Si nos tomamos el trabajo de leer cuidadosamente ese informe, comprobamos que todos los nombres tachados con una cruz pertenecen a militantes que están en manos de los militares, sea en la condición que sea, al 2 de noviembre del 76. Y no están tachados los que todavía son buscados. Cualquiera puede hacer esta corroboración, comparando el citado informe con los expedientes que tramitan en los tribunales de Rosario, relativos a las víctimas del terrorismo de estado. Esto abona la posibilidad cierta de que Chomicki y Folch hayan estado desde bastante antes actuando como filtros, dentro y fuera del Servicio de Informaciones.
Concluyendo, la estrategia ensayada por el imputado en esta sala no encuentra respaldo en ninguna prueba incorporada a la causa. No se ha acreditado que haya estado privado de su libertad.
La existencia de un procesamiento que lo considera víctima de delitos no implica certeza sobre un hecho sino sólo un grado de probabilidad sobre aquéllos, que la Cámara basa exclusivamente en los dichos del propio Chomicki.
Es más, el propio Juez Federal, al dictar el procesamiento mediante resolución 88/B del 11 de diciembre de 2009, por los delitos presuntamente cometidos contra el imputado, se ve obligado a reseñar “muchas víctimas que estuvieron alojadas ilegalmente en dependencias del Si recordaron haber visto a Ricaro Chomicki en el lugar, si bien lo hicieron con un sentido incriminante respecto de los hechos padecidos por auqellas en el servicio” Cita el instructor a:
Juan Carlos y Generoso Ramos, Stella Maris Hernández, Gustavo Mechetti, José Aloisio, Francisca Van Bove, Mirta Castellini, Osvaldo Bas y Mansilla, Juan Alberto Fernández, Adrián Sánchez y Máximo Mur.
Por todo lo antes dicho y siguiendo expresas instrucciones de nuestros mandantes, trayendo ante este estrado más de 27 años de reclamos, pedimos a los Sres. Jueces que consideren a Chomicki responsable por las privaciones ilegítimas de la libertad sufridas por José Aloisio, Gustavo Píccolo, Ana María Moro de Cheroni, María Inés Luchetti de Bettanin, Elba Juana Ferraro de Bettanin, Juan Carlos Ramos, Generoso Ramos Peralta, Juan Alberto Fernández, , Marcelino Panicalli , Francisca Van Bove de Espinoza, Benito Espinoza, Máximo Antonio Mur y Analía Minetti, por las privaciones de la libertad y tormentos sufridos por Mirta Isabel Castellini, Osvaldo Daniel Bas y Mansilla, Adrián Jorge Sánchez y Hugo Cheroni y por ser miembro de la asociación ilícita agravada junto a los demás reos.
Antes de terminar este punto de la responsabilidad, nos resta una última reflexión:
La actitud activa de torturar a otro ser humano, requiere un grado de predisposición que no cualquiera puede asumir. No cualquier estructura subjetiva se presta al ejercicio de ese grado de crueldad. Imaginémoslo por un momento: la mayoría de nosotros sería incapaz de realizarlo.
Tal es así, que en las propias fuerzas armadas, o en los propios ámbitos policiales, se formaron grupos especializados de torturadores, porque ello exige ciertas condiciones personales, cierta capacidad de perversión e indiferencia – o goce - con el dolor ajeno. Entre los mismos equipos de torturadores había especialidades, parece ser que Marcote era el especialista en violaciones, era quien accedía a las víctimas y que en el caso de Lofiego, su fuerte era la tortura directa o indirecta por diversos métodos.
Para torturar a otro hay que tener aptitud.
Recordamos en este momento, el comienzo del libro Vigilar y Castigar, de Michel Foucault, cuando relata el descuartizamiento de Damiens en París. Los detalles que intencionalmente aporta Foucault, de esa destrucción física de un ser humano, lo usamos como ejemplo, porque cualquiera que haya leído el libro, y lo recuerde, sabe que es difícil tolerar ese relato que pinta una concepción del derecho penal destruyendo el cuerpo humano antes de que se le ocurriera disciplinarlo. Si es difícil tolerar el relato, hay que imaginarse, lo difícil que es ser autor o verdugo del descuartizamiento de Damiens.
Este relato literario, un poco más distante de nosotros que los delitos que aquí se están juzgando, nos alivia de ejemplificar con detalles escabrosos de los relatos que hemos escuchado en esta misma sala. Y sin caer en la morbosidad detallista, podemos imaginarnos a las víctimas golpeadas por algunos de los imputados o torturadas por aquéllos, interrogadas, siendo destruidas física y psíquicamente, y sumidas en un dolor inconmensurable.
Otro ejemplo en el plano del arte, que también nos puede ilustrar al respecto, es la obra magistral del cine, “ El Verdugo” de Luis Berlanga, en el que se muestra en plena época del Franquismo, en España , cómo desaparece antes el verdugo que el garrote vil. El último verdugo, para no perder los beneficios sociales, cuando se jubila del cargo público lo hace designar a su yerno, quien a pesar del grave apremio económico en que se encuentra, no logra asumir la actitud de verdugo. ¡No pudo!
No cualquier subjetividad, no cualquier cabeza logra torturar.
Envío:Agndh

GALERÍA DE IMÁGENES.
"El aguante"
Fotos:Graciela Borda Osella-Adriana Velazco



































LAS AUDIENCIAS CONTINUARÁN
 EL 12 DE SETIEMBRE A LAS 9.30 HS.
                                                                         

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