28 de octubre de 2011

LA PLATA.JUICIO U9: Declaró el ex legislador porteño Eduardo Jozami. Inspección ocular.

Crìmenes de lesa humanidad / Juicio U9
Testigos recordaron las torturas que sufrieron en su detención
Declaró el ex legislador porteño Eduardo Jozami. Inspección ocular
28.10.2011
Eduardo Josami frente al Tribunal, contando las torturas que sufrió en la cárcel de Villa Elvira
Tres ex presos políticos relataron ayer las torturas a las que fueron sometidos por el ex penitenciario Pedro Guerrero cuando eran prisioneros de la dictadura militar en la Unidad Penitenciaria Nº 9 (U9) de La Plata.

El ex legislador porteño Eduardo Jozami, Luis Eduardo Brodo y Carlos Martínez identificaron al imputado en el juicio que se le sigue por crímenes de lesa humanidad y recordaron las torturas que les aplicó con golpes, esfuerzos físicos y su perversidad distintiva: los golpes en la planta de los pies con las zapatillas del propio detenido. Lo describieron como a una “bestia humana” y lo reconocieron por el apodo “el sátiro de la zapatilla” con que lo bautizaron los detenidos políticos a modo de desquite. Además, el tribunal realizó una inspección ocular en la cárcel.

Los testigos hablaron en los tribunales federales de 8 y 50 ante el Tribunal Oral Federal Nº 1, integrado por los jueces subrogantes Jorge Chávez, Mario Reynaldi y Héctor Acuña, quienes juzgan a Guerrero en el marco de un desprendimiento del juicio que se realizó el año pasado, en el que 14 penitenciarios de la U9 fueron condenados por delitos de lesa humanidad.

Jozami habló primero y contó que llegó a la U9 en octubre de 1976 y permaneció allí hasta diciembre de 1978, cuando fue trasladado a Sierra Chica. Recordó que luego de la violenta requisa del 13 de diciembre la situación del penal cambió en forma drástica: “A partir de ese momento apareció una preocupación que antes no teníamos, que era la posibilidad concreta de perder la vida”, dijo. Y mencionó los homicidios de Dardo Cabo y Rufino Pirles, durante un supuesto traslado el 5 de enero de 1977, y los de Horacio Rapaport y Ángel Georgiadi, cometidos veinte días más tarde con el mismo método.

El testigo recordó que Guerrero lo descubrió hablando en una fila con su compañero del pabellón 1, Eduardo Villanueva, por lo que fueron castigados. “En los calabozos fuimos sometidos a dos formas diferentes de castigo: Villanueva fue golpeado durante un tiempo bastante largo con una zapatilla, método por el que el señor Guerrero se había hecho, digamos, famoso en el penal.

Mientras tanto, a mi me obligaba a hacer flexiones y en más de una ocasión, cuando amainaba el ritmo, me amenazaba que iba a pasar a ocupar el lugar de Villanueva. Él quedó muy golpeado y la prueba es que nos habían dicho que íbamos a estar cinco días, pero él permaneció 15”.
También dijo que el imputado no podía desconocer la situación de amenaza de muerte permanente con que los presos políticos vivían.

LA VISITA. El ex trabajador de Astilleros Río Santiago, Luis Brodo llegó a la U9 después de permanecer tres meses en el centro clandestino de detención de 1 y 60, y al poco tiempo sufrió la requisa de diciembre y los tratos inhumanos de Guerrero.

“Era una bestia humana”, dijo a los jueces. Y torció la cabeza para mirar fijo por unos momentos a la cara del acusado. Luego continuó: “A mi me recagó a palos en la celda de castigo. Porque cuando te lo cruzabas, por una sonrisa que hicieras, un guiño, una uña mal cortada, te mandaba a los chanchos (calabozos de castigo)”.

–Y no olvidemos las visitas de las 2 de la mañana –recordó el testigo.

–¿Cómo es eso? –preguntó el juez Reynaldi.

–Abría la celda de castigo y entraba a pegar. Y después a la ducha de agua fría.

–¿Era todos los días esto?

–No. Había tres turnos de guardia. Uno a cargo de este señor, otra a cargo del Manchado Fernández y otra más tranquila. Así que en los chanchos pasábamos tres días tranquilos, tres días más o menos y tres días de rock con este señor.

“El dolor es indescriptible”
Martínez llegó a la U9 a mediados de 1976 trasladado desde la cárcel de Devoto y al poco tiempo fue alojado en el pabellón 2 donde estuvo hasta diciembre de 1978. En los pabellones 1 y 2 estaban alojados los acusados de integrar las cúpulas las organizaciones políticas Montoneros y PRT-ERP, respectivamente. Eran considerados peligrosos y el jefe del Penal, Abel Dupuy, actualmente condenado a perpetua por crímenes de lesa humanidad, se ufanaba cómo había “ordenado” la cárcel. El testigo, fue uno de las víctimas del “sátiro de la zapatilla”.

“A mi me tocó una experiencia fea de vivir con este oficial. En una ocasión me llevó castigado al calabozo, me hizo desnudar y acostar boca abajo sobre el piso. Luego, una persona, el oficial o alguien por orden de él pero no lo sé porque estaba boca abajo, se paró con un pie a cada lado de mi cuerpo y con mi zapatilla, levantándola por encima de la cabeza y con todo el envión, descargaba un golpe sobre la planta del pie”, contó Martínez.

Recordó que los golpes se repitieron durante mucho tiempo, tanto que no lo pudo cuantificar. “El dolor en la planta de los pies es indescriptible”, explicó. Y detalló: “Uno puede pensar que por la reiteración de los golpes se va adormeciendo el pie y ya no duele tanto, pero sucede exactamente lo contrario: el dolor aumenta a cada golpe”.

“La sensación que tenía era que se estaba desgarrando la planta del pie. Luego de eso se me ordenó pararme y caminar hasta las duchas”, finalizó.

El testigo recordó que durante su estadía se enteró de las muertes de siete detenidos y de los homicidios o desapariciones de al menos 17 familiares de presos políticos.

Inspección
El Tribunal realizó ayer una inspección ocular en los Pabellones 1 y 2 y los calabozos de castigo de la Unidad 9, en el marco del juicio por delitos de lesa humanidad que tiene por imputado al ex penitenciario Pedro Guerrero. La recorrida comenzó a las 15 en la cárcel de calle 76, entre 9 y 11, en la que los magistrados reconocieron los lugares en los que los testigos cuentan que fueron torturados.
Fuente:Diagonales

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