“La sintonía fina es que se acabó la avivada”
En el discurso hubo bromas, ironías y definiciones políticas. Contestó al primer ministro inglés por Malvinas y anunció la publicación del informe Rattenbach, criticó a las petroleras y se refirió al tratamiento que algunos medios le dieron a su operación.
Por Nicolás Lantos
CFK se asomó a saludar a los militantes que siguieron el acto a través de pantallas ubicadas en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos.Imagen: Télam
Lo primero que llamó la atención cuando Cristina Fernández de Kirchner ingresó en el Salón de las Mujeres de la Casa Rosada, el mismo lugar donde, veintisiete días atrás, había hecho su última aparición pública, fue su sonrisa. La Presidenta, ya repuesta de la tiroidectomía a la que fue sometida a principios de mes, anticipaba así el buen humor que mostró a lo largo del acto. Lo segundo fue la fina cicatriz que exhibía su cuello desnudo, casi con orgullo, única secuela de aquella cirugía que la alejó casi un mes del ejercicio formal del poder. Sin embargo, volvió como si nada hubiera pasado: después de firmar una serie de acuerdos para obra pública y participar, vía teleconferencia, de actos en Catamarca, Necochea y Villa La Angostura, dio un discurso en el que se puso al día con los tópicos de la agenda, hizo chistes (incluso alguno subido de tono), realizó anuncios y no gambeteó la polémica. Malvinas y sobre todo la denuncia que el Gobierno hizo durante su licencia a las empresas petroleras, a las que recordó que dependen de la concesión oficial, fueron los dos temas centrales.
La expectativa por el regreso de la jefa de Estado había convocado a unos quinientos militantes, muchos de los cuales pudieron acceder al Salón de los Patriotas Latinoamericanos, donde transmitieron a través de pantallas el acto y donde, al finalizar, CFK se asomó a saludar, algo que festejaron ruidosamente. Afuera de la Rosada todavía quedaban otros cien, con distintas banderas, bombos y trompetas, que a pesar de no poder ingresar celebraron ruidosamente la vuelta de su líder. Adentro, el Salón de las Mujeres estaba colmado de funcionarios, legisladores y dirigentes que no quisieron perderse la ocasión, prensa nacional y extranjera.
Entre los temas que recorrió la mandataria en los más de cuarenta minutos de discurso se destacó el anuncio de que la desocupación para el último cuatrimestre del año pasado fue del 6,7 por ciento, penetrando por primera vez el piso de siete puntos. “Queda mal decir que rompimos el siete”, se permitió bromear CFK, ante la sorpresa de la audiencia por la chanza subida de tono. Incluso algunos ministros intercambiaron miradas risueñas. También se detuvo un buen rato en el asunto energético, dentro de las implicancias que tiene la llamada “sintonía fina”, que significa, según definió, “basta de avivadas”. El gobierno británico, a causa del conflicto por Malvinas, empresarios, sindicalistas, y medios y políticos opositores también fueron reprendidos por la Presidenta durante su alocución.
La construcción de obras de irrigación, antenas de televisión digital abierta, infraestructura para el turismo pero, más que nada, escuelas. La puesta en marcha de esos proyectos fue la excusa que eligió la Presidenta para marcar su reaparición en público. Quería, tal como hizo en diciembre, cuando tomó la licencia, evitar una ceremonia especial para la reasunción, que hizo efectiva varias horas antes, cuando –junto al vice Amado Boudou y el escribano mayor de Gobierno– firmó los papeles necesarios para retomar su rol al frente del Poder Ejecutivo.
Distendida, la Presidenta no dejó de bromear en toda la tarde, tanto durante su monólogo como cada vez que le tocaba interactuar con alguien, sea una alumna de profesorado en Necochea, vía teleconferencia (“Para estar nerviosa estuviste muy bien”, la felicitó) como la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, el diputado Wado De Pedro o el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, todos presentes en la sala, o el senador Aníbal Fernández, que ni siquiera era de la partida.
El reino del revés
“Parar te permite ver las cosas un poco más de afuera y ver las cosas con equidistancia. Y notaba una suerte de reiteración de lo que yo llamo el reino del revés, que es global y nacional”, aseguró Fernández de Kirchner, en referencia su ausencia obligada. El salón, repleto, estalló en aplausos. En primer lugar, se refirió a la cuestión Malvinas. “Escuché que dijeron que los argentinos somos colonialistas”, dejó caer, con el buen humor que la caracterizó toda la tarde. Sin mencionarlo, le echó en cara al premier inglés, David Cameron, el tono de las acusaciones y avisó que “no esperen” de su parte “ni gestos xenofóbicos ni gritos destemplados”. También anunció la creación de una comisión para abrir los archivos reservados del informe Rattenbach, sobre la estrategia militar de la Argentina en la guerra de 1982.
De ese tema pasó pronto al ítem energía, que –por el espacio que le dedicó– aparece como uno de los puntos donde se focalizará la “sintonía fina” del Gobierno en los próximos meses. “Tenemos un concepto de la soberanía que enlaza la Nación con el pueblo y con la defensa de los recursos naturales. Están depredando nuestros recursos, nuestro petróleo y nuestra pesca”, denunció, y de ahí pegó el salto a las empresas petroleras que mediante la “cartelización” y “por menor producción” obligaron a “importar 9300 millones de dólares en combustible.”
Ese es el tipo de gastos innecesarios que se intentarán reducir para no “perjudicar al modelo”, explicó. “Aunque algunos quieren identificar sintonía fina con ajuste, en realidad lo que se acabó es la avivada, lo que es diferente”. Y puso como ejemplo, “a los que vendían a granel o mayoristas les cobraban un precio mayor” que al minorista, porque sabían que los primeros gozaban del subsidio. Así, redondeó, el subsidio no beneficiaba ni al consumidor ni a la empresa de transporte, sino directamente a las petroleras.
“Pienso usar todos los instrumentos que las leyes y la Constitución permiten y obligan a los gobernantes a usar para defender los intereses de los 40 millones de argentinos”, advirtió CFK en el pasaje más aguerrido de su discurso. Con cuidado para no herir susceptibilidades pero sin olvidarse de nadie, hizo referencias a los sindicalistas petroleros que salieron en defensa de los empresarios de su ramo. También hubo una chicana hacia grupos ambientalistas “que no protestan contra la exploración de petróleo ni la devastación de los peces” en Malvinas.
Respecto a su salud, se permitió nuevas ironías, cuando explicó por qué reapareció con el cuello descubierto, exhibiendo su cicatriz. “Si me pongo un pañuelo, mañana Clarín dice ‘esta no se operó’, y si bien la estética me puede, la política está antes que la estética”, aclaró. La platea celebraba cada broma como si se tratara de un stand up. También recordó a quienes escribieron sobre su enfermedad sin sustento, y supuso que “tal vez alguno se desilusionó” al conocer el falso positivo. “El mal vuelve, no hay que hacer esas cosas”, indicó.
Por último, tras agradecer “a todos los que se alegraron por el éxito de mi operación, que por suerte son los más”, se refirió al vicepresidente Amado Boudou, quien la reemplazó estos veinte días. “Decían que no le íbamos a dejar hacer nada, que no le íbamos a dejar firmar decretos, que (el secretario de Legal y Técnica) Carlos Zannini le iba a cerrar la puerta, pero lo trataron divino”, bromeó, antes de destacar las medidas de gobierno que se tomaron durante su ausencia. Por eso, concluyó, “lo importante es seguir trabajando y defender lo que hemos logrado. Todo siguió funcionando aunque yo no estuviera”.
LOS PRESENTES Y LAS CURIOSIDADES
De príncipes y bigotes
- Asistencia perfecta. En la mesa principal, la Presidenta tuvo a su lado al vice Amado Boudou, la presidenta provisional del Senado, Beatriz Rojkes, el ministro del Interior, Florencio Randazzo el titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, y el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina. Además, hubo una decena de gobernadores (incluso algunos que no tenían compromisos puntuales en el acto de ayer), un puñado de intendentes, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, funcionarios y dirigentes políticos, figuras culturales –resaltó la presencia del modisto Roberto Piazza– y empresarias. Se notó la falta de representantes de la CGT. El gabinete tuvo asistencia perfecta con una excepción: el ministro de Turismo, Enrique Meyer, que participó, vía teleconferencia, desde Villa La Angostura.
- Príncipe. Cuando habló, brevemente, de la crisis en Europa, CFK mencionó un allanamiento a las oficinas de una consultora en Italia. “¿Dónde está Moreno? –preguntó–. Usted es un Príncipe al lado de los italianos”, lo gastó al secretario de Comercio Interior.
- El avión. La locutora oficial anunciaba las obras cuyos contratos se firmaron ayer y mencionaba los responsables de rubricar cada documento. Por la parte privada, un representante de la empresa; por la Nación, el ministro de Planificación, Julio De Vido. Y por la provincia beneficiada, el gobernador. Todo estaba en orden hasta que llamó al entrerriano Sergio Urribarri, que no se encontraba en la sala. Luego de un breve silencio incómodo, alguien le explicó a Cristina que el avión que lo traía no pudo aterrizar a tiempo, a lo que ella respondió haciendo con una mano el gesto de una nave dando vueltas en el aire.
- Superclásico. Otro gobernador ausente fue el chaqueño Jorge “Coqui” Capitanich. En este caso tenía un motivo de fuerza: anoche se jugaba en Resistencia el superclásico entre Boca y River. Era la primera vez que el partido más importante del fútbol argentino se llevaba a cabo en el Chaco, y ante el riesgo de no llegar a tiempo en el regreso, Capitanich decidió quedarse.
- El bigote. Uno de los temas de conversación en el Salón de las Mujeres de la Casa Rosada fue el nuevo look del diputado nacional y miembro de La Cámpora Eduardo “Wado” De Pedro, que sorprendió a todos luciendo un frondoso bigote y una perilla. Por esas cuestiones misteriosas que tiene el protocolo, Wado vio el acto desde un asiento en la tercera fila frente a la Presidenta, mientras que sus compañeros de agrupación lo hacían desde las sillas ubicadas de frente a los invitados, donde estaban gobernadores y miembros del gabinete.
Fuente:Pagina12
OPINION
Un regreso que se hizo sentir
Por Mario Wainfeld
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner recorrió variados registros, desde el coloquial hasta el institucional, pasando por un repertorio de ironías y dardos. En tres cuartos de hora les facilitó a medios y periodistas un kit de títulos alternativos de tapa. Los más salientes fueron el embate contra las petroleras (a los ojos del cronista el más relevante), la ratificación de la postura sobre Malvinas, el nuevo índice de desempleo, los cuestionamientos a quienes se ensañaron con el “falso positivo”.
Oradora habitual e infatigable, se notó (mostró) que se salía de la vaina por volver al ruedo, por recobrar el centro de la escena y el uso de la palabra. No fue uno de sus discursos más organizados pero le sobró sustancia en el frente económico interno, en el orden internacional... aun para los que miran las peripecias de Palacio. Al fin y al cabo, como ella señaló al explicar por qué no disimulaba su cicatriz en público, la estética la puede pero más la puede la política.
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Está la cosa negra, negra: Nadie duda de que Cristina Kirchner manejó o controló todas las medidas tomadas desde el 4 de enero, que tienen su sello, que conversó día a día sobre ellas. Ayer elogió lo obrado en su (relativa) ausencia respecto de las empresas petroleras y avanzó a niveles inesperados. Fueron muy enérgicas y puntillosas las denuncias a las irregularidades de las empresas, a sus abusos, al perjuicio que causan al funcionamiento de la economía nacional. Resultó aún más drástica la mención al patrimonio público, a la existencia de concesiones (pasibles de revocación) y la comparación de un presunto expolio actual con el del oro o la plata siglos atrás. Los concesionarios, del otro lado del mostrador, deberán poner las barbas en remojo: las advertencias fueron de todo menos ambiguas o tibias y el apercibimiento severo por demás.
Ese fue uno de los tantos pasajes en que la expositora apeló a ayudamemoria escritos para emitir cifras con precisión. El detalle de los cuestionamientos certifica que hay una voluntad firme de pulsear con las petroleras. Evitar sus abusos (“avivadas”) será una prioridad. Es imaginable un reproche retroactivo al Gobierno: no haberse percatado antes o haberlo tolerado, por negligencia o por haber privilegiado otras variables. Lo cierto es que, ahora, el tópico se torna central: el Gobierno “cambió de pantalla”, adviene otro escenario.
Cristina refutó a sus críticos: la “sintonía fina” no es (ni será) ajuste, prometió. En este conflicto, se trata de evitar demasías de los concesionarios. La finalidad es correcta: bajar el gasto estatal superfluo no para frenar el crecimiento o la incitación a la demanda sino para hacerlo más eficiente. O sea, robustecer la “caja”, con una provisión más racional de recursos. El desafío es conseguirlo, más vale.
La entidad que dio la Presidenta a la pulseada y el peso de los antagonistas (grandes corporaciones multinacionales) auguran una de las pujas centrales para los próximos tiempos. Su resolución no ocurrirá en el plano retórico sino que se medirá en resultados. Contra lo que se sugiere por ahí “la gente” no vota discursos sino, esencialmente, realizaciones.
El anticipo del índice de desempleo, los “bocadillos” que glosaron los anuncios provenientes de distintas provincias, sirvieron para un clásico K: la profusión de indicadores socio económicos. Ese rumbo se sostendrá, predicó la Presidenta.
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El Reino (Unido) del revés: La oradora es afecta a los guiños, a la esgrima, tanto como (desde hace algún tiempo y cada vez más) a los deslizamientos personales o emotivos. A veces sofrena sus ímpetus, porque el tema, a su ver, lo amerita. Sin ir más lejos, el tramo referido a Malvinas fue el más contenido del discurso, seguramente por su impacto y por la necesidad de mantener clara la estrategia. La Argentina quiere discutir el tema con la ley internacional en la mano, lejos de toda fantasía bélica y aún del exabrupto. Hay que reconocer que el primer ministro británico David Cameron es un instigador a la chicana fácil: que los ingleses denuncien colonialismo es como si Hitler denunciara antisemitismo. Cristina Kirchner resistió la tentación, subrayó el afán pacífico de Argentina, su pertinaz apego a la legislación y su peregrinar por los organismos internacionales.
En la referencia a la guerra de 1982, la descalificó como un manotazo de ahogado de la dictadura para disimular el terrorismo de estado y su aciaga política económica. Y trazó un cierto parangón entre los gobiernos argentino y el de Margaret Thatcher: ambos forzaron el combate como recurso para su política local.
En promedio, el planteo presidencial es una política de Estado democrática, con instrumentos acordes y sin ninguna nostalgia ni indulto para la aventura bélica inducida por los genocidas.
Levantar el secreto oficial sobre el llamado “Informe Rattenbach” (el único anuncio estricto de ayer, aunque la mención a las concesiones es una señal de aquéllas) no develará una primicia. La base de su contenido se conoce y alimentó todos los cuestionamientos al accionar militar en las islas. Pero el informe jamás fue publicado oficialmente íntegro. La acción simbólica de revelarlo formará parte de los debates que acompañarán el trigésimo aniversario de esa guerra que jamás debió emprenderse.
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Falsos positivos, buenas y malas ondas: En el principio y el final de la exposición, la Presidenta agradeció a quienes la acompañaron, curaron y dieron ímpetu antes, durante y después de la operación de la tiroides. Los rezos, los cuidados profesionales y personales de médicos y enfermeras, el “aguante” de la militancia juvenil, el apoyo de “los trabajadores más humildes” encabezaron la lista de caricias. Los reproches recayeron en quienes distorsionaron la información. Cristina contó que los médicos que la atendieron se asombraron por la magnitud de las falsedades, un modo de sugerir que ella está acostumbrada.
Con la cicatriz a la vista, explicó que la ostentaba porque de lo contrario “Clarín hubiera dicho: a ésta no la operaron”. La frase será socorrida durante semanas o meses. El uso que el multimedios haga de ella y de la imagen de la cicatriz seguramente valdrá para sopesar si la hipótesis presidencial es muy traída de los pelos o bien creíble. Hagan juego, lectores.
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Ausencias y presencias: Para el balance, esta vez los empresarios “cobraron” mucho más que los dirigentes sindicales. La única recriminación para estos fue no haberse pronunciado contra la cartelización de las petroleras. Las paritarias, la puja distributiva, la acción directa generan broncas tonantes en la Casa Rosada pero ayer de eso no se habló. Los silencios tienen su elocuencia, así fuera transitoria.
Como es de estilo, hubo alusiones personalizadas para algunos funcionarios, Amado Boudou y Guillermo Moreno se llevaron las palmas. Al vicepresidente le agradeció el reemplazo y subrayó que todo funcionó mucho y bien durante la licencia. Al Súper Secretario lo describió mordazmente como “un príncipe” comparando sus métodos con los de agencias estatales italianas que allanaron una megacalificadora de riesgos.
En la recorrida temática, que acompañó mayormente con sonrisas, la Presidenta se permitió un retruécano sobre la polisemia de la expresión “perforó el siete”, referida al índice de desempleo.
Mentó versos de, al menos dos canciones. “El reino del revés” al que eligió como hilo conductor, aunque lo refirió especialmente al gobierno británico. Y, acaso no deliberadamente, citó “el amor es más fuerte” para reseñar la puja entre querían que saliera bien de su operación y quienes le prodigaban malas ondas.
El discurso de la reaparición fue, pues, un “Cristina auténtico” que desatará las consabidas oleadas de plácemes y réplicas enfurecidas. La oposición (a la que se fustigó por no haber criticado la cartelización de las petroleras y acaso debió reconocérsele el acompañamiento sobre Malvinas), las ONG ambientalistas (recriminadas por no oponerse a la predación de los ingleses en el Atlántico Sur), Clarín y algunos comunicadores recogerán los guantes que le arrojó. Pensarán ponerla en descubierto, los apologistas de la mandataria dirán que se enfrascaron adonde ella los condujo.
Esa comidilla mediática, ciertamente buscada, no abordará lo principal del discurso. La Presidenta emite señales para gobiernos extranjeros y empresas poderosas, reivindica el modelo, define a qué llama “sintonía fina”, describe logros del “modelo”. En esas variables finca su legitimidad, que también sostiene debatiendo con sus adversarios, estratégicos o tácticos. Hizo agenda, que es lo que pretendía.
Su legitimidad futura, como la que se ganó a pulso en las urnas, no dependerá de las polémicas de estas horas sino del modo en que concrete los rumbos que enunció. El relato no es el pilar de la autoridad, aunque sí una herramienta para construirla.
mwainfeld@pagina12.com.ar
Fuente:Pagina12
LA PRESIDENTA CUESTIONO A LAS PETROLERAS POR FALTA DE INVERSIONES, SOBREPRECIOS Y “AVIVADAS”
Una pelea que emerge desde el subsuelo
“Las empresas petroleras son apenas concesionarias”, recordó Cristina Fernández luego de arremeter contra esas compañías. Les reprochó que le cobren más caro el gasoil a granel al transporte y que no produzcan lo necesario. Declaración de las provincias.
“No se puede volver a la época del Virreinato, donde se llevaban todo y no dejaban nada”, dijo la Presidenta en relación con las petroleras.Imagen: Bernardino Avila
Por Raúl Dellatorre
“Que no olviden que las dueñas del subsuelo son las provincias, las empresas petroleras son apenas concesionarias”, recordó la presidenta de la Nación en su primer discurso al retomar el cargo tras su convalecencia. Fue inmediatamente después de señalar que Argentina seguía aumentando la importación de combustibles –“en 2011 por un valor 110 por ciento mayor que en 2010”– porque petroleras y refinadoras no estaban haciendo su parte en acompañar el crecimiento de la economía. No fue la única advertencia para el sector que resonó fuerte en el Salón de las Mujeres: pidió mayor producción “a costo argentino, no internacional, porque aquí se produce”, y les apuntó definiendo que “sintonía fina es terminar con las avivadas”.
Dichos señalamientos fueron hechos una semana después de que el Gobierno hiciera pública la denuncia de las cámaras de transportistas contra las comercializadoras de combustible por sobreprecios en el gasoil. Cristina Fernández no sólo recordó este suceso, ocurrido “mientras yo estuve de licencia”, sino que describió en detalle la forma en que se estaba desviando el beneficio del subsidio al transporte en favor de las petroleras.
“El subsuelo es de los argentinos y está concesionado”, repitió CFK, ampliando a “los argentinos” lo que primero había identificado como de las provincias. “Por lo tanto –siguió– no se puede volver a la época del Virreinato, donde se llevaban todo y no dejaban nada”, les dedicó con crudeza. “Creo que es bueno que sepan que han pasado esas épocas y que es necesario reinvertir en el país”, completó. “El combustible es algo que atraviesa a toda la sociedad, a todos los sectores de la vida económica”, destacó luego, en referencia a la denuncia por sobreprecios en el gasoil. “Analizamos sector por sector y descubrimos que pasaba esto”, explicó. “Algunos quieren identificar sintonía fina con plan de ajuste, pero la sintonía fina va a ser que se acabó la avivada”, concluyó.
Antes de la aparición pública de la Presidenta, el ministro de Planificación, Julio De Vido, había recibido a los gobernadores de las provincias petroleras para hablar, justamente, del papel de las empresas del sector en cada jurisdicción. Y lo que había sido una declaración marginal del ministro hace una semana, reclamando inversiones de las petroleras en medio de una denuncia contra refinadoras por sobreprecios, ayer se convirtió en una declaración formal de las provincias con hidrocarburos en su subsuelo. En el mismo documento, firmado por la organización que las agrupa, la Ofephi, les demandan a las petroleras que operan en el país la firma de un pacto federal que las comprometa a aumentar las inversiones y la producción.
El documento enfatiza que las provincias productoras de hidrocarburos junto al gobierno nacional “hemos decidido poner en práctica todas aquellas medidas que permitan tener plena exploración y desarrollo de los yacimientos en la totalidad de las cuencas, que incrementen el horizonte de reservas y aumenten la producción de petróleo y gas en todas sus formas, tanto por la vía convencional como no convencional”. Bajo este contexto, las provincias productoras de petróleo proponen la firma de “un pacto federal” entre ellas, los trabajadores y el Estado nacional, tendiente a alcanzar los objetivos fijados en la declaración.
Esta manifestación común de las diez provincias que componen la Ofephi vuelve a poner en movimiento a dicha organización, que se mantuvo prácticamente inactiva durante los últimos años. Su titular actual es el gobernador de Chubut, Martín Buzzi, quien reemplazó a su antecesor también en la provincia, Mario Das Neves.
El gobernador chubutense le llevó ayer al ministro de Planificación, junto a sus pares de Mendoza, Francisco Pérez, y de Neuquén, Jorge Sapag, la inquietud compartida por la falta de inversiones en el sector. “Las provincias se han visto fuertemente afectadas por la caída manifiesta de producción y la inversión insuficiente de las empresas del sector.” De Vido había reclamado a las petroleras, una semana atrás, que “pongan en valor” los recientes descubrimientos de petróleo y gas no convencional. “Los hallazgos no son sólo para valorizar los balances de las empresas”, les disparó en esa oportunidad. En línea con ese argumento, las diez provincias petroleras firmaron ayer un documento en el que dicen que “se hace necesario que estas conductas se reviertan para poder lograr un crecimiento armónico y una distribución equitativa de la renta generada”.
“Estado, empresa y la fuerza del trabajo organizada deben hacerse responsables de privilegiar la máxima producción de nuestros yacimientos”, señala el documento de la Ofephi, que firman –además de las tres provincias ya mencionadas– Formosa, Jujuy, Salta, La Pampa, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Recordaron que “el Estado nacional y las provincias productoras han contemplado los efectos de la crisis post devaluación aportando soluciones y cada uno de los habitantes de nuestro país han contribuido solidariamente a la recuperación de cada uno de los sectores productivos”.
Tras manifestar su respeto a la “seguridad jurídica que debe regir como resguardo a la inversión”, la Organización Federal dijo que de parte de la totalidad de los actores “deberá existir el pleno compromiso a fin de lograr la máxima producción en el corto plazo, respetando estándares de máximo control ambiental, para resguardar nuestros yacimientos”. “Las provincias productoras seremos severos fiscales del fiel cumplimiento de la legislación vigente para lograr el máximo de producción y autoabastecimiento”, agregó el documento.
El chubutense Martín Buzzi justificó la reaparición de la Ofephi y señaló que la intención es “recuperar el protagonismo de los Estados provinciales y relanzar la organización, de manera de liderar un proceso de profundización de la inversión petrolera y gasífera”. Pérez, Sapag y Buzzi recibieron el apoyo del gobierno nacional “para poner a pleno la producción de petróleo y gas”, según se los transmitió De Vido. El ministro recordó y enfatizó ante los gobernadores que son las provincias las dueñas del subsuelo y que “las empresas son las concesionarias”, por lo cual son las primeras las que están en derecho de exigir las condiciones para la explotación y la producción. Igual argumento, aunque en tono más enfático, que luego utilizaría Cristina en su discurso.
Puro silencio
Las compañías petroleras no respondieron a las críticas que les dedicó, en su regreso de la licencia médica, la presidenta de la Nación, Cristina Fernández. Se manejaron del mismo modo luego de la conferencia de prensa donde el vicepresidente, Amado Boudou, junto al ministro de Planificación, Julio De Vido, y el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, denunciaron públicamente que las firmas del sector aplican sobreprecios en la venta del gasoil a granel, que supondría una fuente de ganancia extraordinaria.
Fuente:Pagina12
LA COBERTURA MEDIATICA DE LA OPERACION DE LA PRESIDENTA
“Alguno se desilusionó”
“La estética me puede, pero la política está antes”, dijo CFK sobre la decisión de mostrar la cicatriz.Imagen: Guadalupe Lombardo
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner dedicó un extenso tramo de su discurso a criticar a un sector de la prensa por la forma en la que trató su cirugía y el falso positivo que le había indicado que tenía cáncer de tiroides. Al llegar al acto, se descorrió el pelo para mostrar la cicatriz de la operación. Después explicó “Yo dije, si me pongo un pañuelo, mañana Clarín dice: ‘Esta no se operó’. También comentó cómo fue el momento en el que se enteró de que no tenía cáncer y deslizó que “tal vez alguno se desilusionó”. “Les agradezco a los que se alegraron por el éxito de mi operación... que por suerte son más”, sonrió. Al final, afirmó que no podía saludar con besos porque los médicos le pidieron que no mueva mucho el cuello por el próximo mes. “Pero en un mes estoy de vuelta”, se despidió a la distancia.
La mandataria inició su discurso con un agradecimiento a todos aquellos que le mandaron deseos de mejoría durante el período posterior a la operación en la que le extrajeron las tiroides. “Quiero agradecerles a todos los ciudadanas y ciudadanos que se preocuparon por mi salud, que rezaron, que hicieron el aguante, cientos y cientos de jóvenes”, recordó el acampe de distintas agrupaciones juveniles y de grupos vinculados con intendentes del conurbano que se instalaron junto a la clínica en Pilar a acompañarla en la convalecencia. CFK también agradeció “al Hospital Austral” porque “es una institución modelo, no sólo por su calidad técnica sino por su calidad humana”. Incluso contó que podría haberse ido un viernes a la tarde, pero esperó hasta el sábado por lo bien que era tratada allí.
La Presidenta se autocriticó por cómo había sido la comunicación durante las internaciones de su marido, el ex presidente Néstor Kirchner. Y sostuvo que esperó a que hubiera una doble confirmación del diagnóstico de cáncer de tiroides y de que no existía metástasis para luego comunicarlo a la población. También relató el momento en el que los médicos le informaron el cambio de diagnóstico: “Los veo entrar a (Pedro) Saco y a los otros doctores con una cara y dije: ‘¿Qué pasó?’. Me dijeron: ‘Tranquilícese, que es muy beneficioso’”, narró CFK, quien dijo que la sensación que tuvo cuando le comunicaron que no era cáncer “no sé si se puede definir como alegría, hay que vivirlo, es intransferible”. Recordó que ése fue el único momento en que se puso a llorar y abrazó una foto de ella con el ex presidente Néstor Kirchner que le habían dado empleados del hospital. CFK informó que le encontraron un tercer adenoma que no aparecía en las tomografías, porque “hasta que no se abre no se sabe. Esto te dicen los que saben en serio”.
Según el relato de CFK, el cirujano que la operó, Pedro Saco, se mostró perplejo por el falso positivo de cáncer, que se da sólo en el 2 por ciento de los casos. “Soy científico y no puedo afirmar que esto sea un milagro”, sostuvo el médico del hospital. “Deje que lo digo yo”, le respondió la Presidenta, según contó.
La Presidenta luego afirmó que se sorprendió cuando vio “el batifondo que se armó” con el cambio de diagnóstico. “Faltó que opinara la Organización Mundial de la Salud”, bromeó. “Desde el primer residente hasta la última enfermera me decían que estaban sorprendidos porque pudiera escribirse tanta mentira. Incluso de alguno al que le creían todo”, dijo en aparente alusión al periodista Nelson Castro. Fue un principio de crítica a la cobertura de diversos medios, que cuestionaron el “falso positivo” como si se tratara de una decisión política.
“Quedaron muy expuestos y desnudos con sus opiniones en una cuestión como la salud en la que se va la vida, a diferencia de los temas políticos donde todo es opinable. ¿Qué familia no fue afectada por una de estas enfermedades tan crueles?”, se preguntó la Presidenta. CFK también señaló que se mostró con la cicatriz al descubierto para no generar una nueva especulación por parte de esos medios. “La verdad tarda en llegar, pero siempre lo hace. La estética me puede, pero la política está antes que la estética. Uno debe informar paso a paso lo que le pasa porque es una cuestión de Estado”, destacó la mandataria. “Incluso hubo alguno que me propuso que trajera la tiroides y la tirara sobre la mesa. Pero dije, nooooo, is too much”, dijo CFK.
La Presidenta subrayó que se dio el mejor resultado “afortunadamente para mí y para muchos”. “Hubo alguno que se desilusionó. Pero no hay que enojarse porque todo lo malo vuelve”, advirtió CFK. Sobre su curación y el final de su licencia dijo que “la fuerza de la gente y del amor fue más fuerte que las mentiras”.
Vacaciones en La Angostura
El discurso de Cristina Fernández de Kirchner fue precedido por tres videoconferencias. Una de ellas fue desde Villa La Angostura, donde CFK destacó las tareas para reabrir el sendero Huella Andina, cubierto de cenizas, y permitir la actividad turística en la zona. La mandataria informó sobre “el redireccionamiento de un crédito del BID por 7 millones de dólares que fue ampliado por 3 millones más, con lo que se llegó a 10 millones para extraer un millón de metros cúbicos de la zona”. La Presidenta agradeció al pueblo de Villa La Angostura por “seguir allí bancando y haciendo el aguante”. Luego le dio la palabra al secretario de Turismo, Enrique Meyer, quien indicó que “en toda la zona urbana de la Villa se ha culminando la tarea de limpieza de cenizas” y que “hubo un 32 por ciento de turismo en enero”. La vicegobernadora de Neuquén, Ana Pechén, agradeció la ayuda “para recuperar este paraíso”. “Hay que trabajar en forma mancomunada, todos juntos para seguir saliendo adelante”, dijo.
Fuente:Pagina12
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