10 de enero de 2012

OPINIÓN.

Una agenda inesperada
La matanza de la villa Moreno, el rol de la policía, la "herencia" de Bonfatti en seguridad, la sequía y los primeros chispazos del año con la oposición. Binner recargado no paró de declarar todo el fin de semana y desató la ira del kirchnerismo.
Por Leo Ricciardino
La calma del verano se quebró rápido este año. Ni siquiera la novedad del cambio de gobierno en diciembre pudo apaciguar el estruendo con el que se rompió el silencio con aquella ráfaga de disparos que terminó con la vida de tres jóvenes en Villa Moreno, cuando recién despuntaba el año. La trama de hechos confusos vinculados a personajes violentos, al narcotráfico y a las pasiones de la barrabrava no alcanzaron esta vez para ocultar la enorme sospecha de que detrás de los hechos más resonantes en la ciudad se encuentra la larga y siniestra mano de la policía corrupta. Y en este caso la corrupción empezó temprano, apenas Maxi Rodríguez con varias heridas de bala ingresó al hospital de Emergencias Clemente Alvarez sin que el policía de guardia lo asentara en el libro. El policía fue removido de su cargo, pero la investigación sobre el crimen del Patom, Jere y el Mono, perdió entre cuatro y cinco horas desde el comienzo nomás.

Ayer en este diario los familiares directos del Patom pidieron al gobierno que no sea el personal de la comisaría 15 el que se encargue de la vigilancia en el barrio. "No confiamos en la policía de esta zona, sabemos que estuvo muy cerca de los que mataron a nuestros hijos", dijeron.

El gobierno de Antonio Bonfatti demoró en reaccionar abrumado por las hipótesis de "otro ajuste de cuentas" que antes que nadie hizo circular la propia policía. Para cuando se supo que los muertos eran militantes sociales de la agrupación Darío Santillán, el tema había estallado en la órbita política. El kirchnerismo de Rosario y la provincia se le fue encima a la administración socialista y hasta la intendenta Mónica Fein tuvo que salir a formular aclaraciones sobre sus dichos al no poder sustraerse a la polémica. Los programas de TV nacionales encontraron un filón que no desaprovecharon para agitar las mansas aguas de enero. Por allí pasaron incluso legisladores santafesinos del peronismo aumentando las críticas hacia el gobierno provincial.

Con todo, y despejando las frases rápidas y oportunistas en la disputa política que no ahorra nunca calificativos; lo que sí llamó la atención son los comentarios fastidiosos de algunos funcionarios actuales que creen ver en la ineficacia y el desapego a meter las manos en sucios lugares de parte de sus antecesores una buena porción de las cosas que ocurren hoy. Más claro: Sostienen que al ex jefe de policía Osvaldo Toledo se lo dejó hacer y deshacer sin ningún tipo de control. Y que además, el primer escándalo del gobierno que fue el nombramiento del jefe de Rosario Néstor Arizmendi, también tiene que ver con la falta de control de los funcionarios de la administración Binner. Cómo fue posible que Arizmendi llegará al lugar para el ascenso directo a jefe sin que se le haya pedido declaración jurada de su patrimonio en los últimos dos años y sin que se supiera que pesaba en su contra una denuncia por enriquecimiento ilícito. Pero tampoco pueden abusar de la crítica estos funcionarios teniendo en cuenta que fue el propio gobernador Bonfatti --cuando era ministro de Gobierno-? el que recomendó y sostuvo al insípido Alvaro Gaviola como ministro de Seguridad. Un funcionario que ahora está en el más apropiado cargo de regulación de los juegos de azar en la provincia. Era tal el vacío que el viceministro Horacio Ghirardi terminó por exceder las funciones de su rol para cubrir los espacios que su superior no podía llenar.

Si el gobierno respalda la impronta que se vio en estos días de crisis a los actuales funcionarios del área, es posible que pueda llegarse en un plazo relativamente corto a tener por lo menos un diagnóstico preciso de quién es quién y --sobre todo, con quién anda-? la policía provincial.

Los acuerdos de diciembre
Los últimos días del año pasado, cuando estaba en disputa la presidencia de la Cámara de Diputados de la Provincia, Bonfatti y el diputado Luis Rubeo --que terminó por ganar la pulseada y ser el presidente del cuerpo?- se reunieron y consensuaron un agenda general que permitiría desarrollar un programa de gobernabilidad conveniente para todos. Pero apenas corrieron unos días del 2012 esos acuerdos parecen más débiles de lo que cualquiera podía intuir.

A la matanza de la villa Moreno se sumaron las disidencias por las gestiones para ayudar a los productores del norte santafesino seriamente afectados por la sequía. Los quince millones de pesos no reintegrables que anunció el gobierno nacional, tras las gestiones de los diputados nacionales del kirchnerismo santafesino, intentaron ser contrarrestados por la administración socialista con presencia en el lugar de la crisis y el anuncio de obras de infraestructura además de la ayuda diaria que ya se efectivizó a través del traslado de cubas de agua para el consumo humano.

En este escenario complejo hay que ver por lo menos dos planos de cada lado. Es decir, dos planos del lado del socialismo y otros dos del lado del peronismo. Ambas fuerzas intentarán acordar algunos temas en la provincia para que no señalen a ninguno como que está atacando la gobernabilidad; y disputarán palmo a palmo y sin cuartel en el escenario nacional. Y allí es donde responderán con más vehemencia los jóvenes de La Cámpora con el diputado Marcos Cléri a la cabeza. Aunque Agustín Rossi intentará no rezagarse y demostrar que aunque haya entendimientos provinciales, no se admitirán determinadas actitudes y declaraciones del socialismo a nivel nacional.

Para el caso, Hermes Binner no perdió tiempo durante el fin de semana y disparó munición gruesa contra el gobierno, el peronismo y la presidenta. "El peronismo no es un partido, es un movimiento por eso ayer fue Carlos Menem y hoy es Cristina Kirchner", dijo como para ir calentando el ambiente. "El 54 por ciento de apoyo (que obtuvo la presidenta en su reelección) no es para siempre. Nosotros vamos a seguir disputando", siguió. Y terminó sospechando que el diagnóstico de los médicos de la Casa Rosada en torno al cuadro de la presidenta, estuvo más cercano al cálculo político que a una opinión absolutamente profesional. "El diagnóstico (que terminó por confirmar que Cristina no tenía cáncer) fue erróneo y se le debe una explicación a todo el pueblo argentino", dijo Binner. La andanada de críticas no tardó en llegar y ayer en las redes sociales era posible leer durísimos reproches para el ex gobernador de Santa Fe, uno de ellos la concejala kirchnerista Norma López que comparó a Binner con Mirtha Legrand por sus dichos sobre la enfermedad de Cristina. El 2012 no es un año electoral, pero eso hace mucho que no es sinónimo de un año políticamente calmo.
lricciardino@pagina12.com.ar
Fuente:Rosario12

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