16 de febrero de 2012

DECLARACIONES DEL DICTADOR JORGE RAFAEL VIDELA, CONDENADO A PRISIÓN PERPETUA POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD.

“NUESTRO PEOR MOMENTO LLEGÓ CON LOS KIRCHNER”
En un largo reportaje a una revista española, el genocida Videla reivindicó el golpe y la dictadura y aseguró que su relación con la Iglesia “fue excelente”. También opinó sobre Alfonsín, Menem y los Kirchner y se quejó por los juicios. Respuestas de los organismos de derechos humanos y los partidos políticos.


DECLARACIONES DEL DICTADOR JORGE RAFAEL VIDELA, CONDENADO A PRISION PERPETUA POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD
La voz del represor que confirma sus crímenes
El máximo responsable de la última dictadura militar habló con la revista española Cambio 16. Dijo que recibió la colaboración de la Iglesia y el empresariado. Justificó el golpe, la represión y se consideró víctima de “la venganza”.
Jorge Rafael Videla está en prisión después de haber gozado años de libertad por el indulto de Menem.Imagen: DyN
Desde su celda en el penal de Campo de Mayo, Jorge Rafael Videla dio un largo reportaje a la revista española Cambio 16, a la que dijo que durante la dictadura tuvo “una relación excelente” con la Iglesia, que los empresarios “también colaboraron”, que días antes de tomar el poder Ricardo Balbín les preguntaba, ansioso, cuándo se iban a decidir, que los decretos de Italo Argentino Luder les habían dado “licencia para matar”, y que, a fin de cuentas, si hoy en la Argentina hay militares presos por los crímenes cometidos en aquellos años es porque el matrimonio Kirchner, por “un espíritu de absoluta revancha”, impulsó la reapertura de los juicios. Tras su reivindicación de la dictadura, Videla denunció que el problema que tiene hoy el país es que falta República: “Las instituciones están muertas, paralizadas, mucho peor que en la época de María Estela Martínez de Perón”.

El represor está desde octubre de 2008 en la Unidad 34 del Servicio Penitenciario Federal, la antigua cárcel militar ahora a cargo del Ministerio de Justicia y destinada a los procesados y condenados por crímenes de lesa humanidad. En aquella fecha, hace ya más de tres años, Videla perdió el beneficio de la prisión domiciliaria a raíz de un pedido que hizo un grupo de querellantes –Abuelas de Plaza de Mayo– en la causa por el plan sistemático de robo de bebés. Hasta entonces había logrado cumplir sus detenciones en dependencias militares o en su casa.

En la entrevista publicada por Cambio 16 se ocupó de remarcar que el golpe del 24 de marzo de 1976 tuvo apoyos civiles. “Había ‘vacío de poder, parálisis institucional y riesgo de una anarquía’, y frente a este estado de cosas el clamor ciudadano, con sus dirigentes a la cabeza, pidiendo la intervención de las Fuerzas Armadas”.

El dictador aseguró que mientras fue presidente de facto tuvo una buena relación con el empresariado y la Iglesia Católica. “Los empresarios colaboraron y cooperaron con nosotros. Nuestro ministro de Economía de entonces, Alfredo Martínez de Hoz, era un hombre conocido de la comunidad de empresarios de Argentina y había un buen entendimiento y contacto”, definió. En cuanto a la Iglesia, sostuvo que tuvo una relación “excelente, muy cordial, sincera y abierta”.

“No olvide que incluso teníamos a los capellanes castrenses asistiéndonos y nunca se rompió esta relación de colaboración y amistad. El presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal (Raúl) Primatesta, a quien yo había conocido tiempo atrás en Córdoba, tenía fama de progresista, o sea proclive a la izquierda de entonces, pero cuando ocupó su cargo y yo era presidente del país teníamos una relación impecable.”

De Perón a Balbín
A las figuras políticas de la época, Juan Domingo Perón y Ricardo Balbín, les dedicó frases mordaces. Así, definió a Isabelita como “una buena alumna de Perón, ya que desde el punto de vista ideológico se situaba en la extrema derecha del peronismo”. Y de Balbín repitió que fue uno de los que golpearon las puertas de los cuarteles.

En ese contexto, Videla agregó que el terrorismo de Estado no fue una decisión tomada por las Fuerzas Armadas a espaldas de la dirigencia política, sino que tuvo el aval tácito de los radicales y el apoyo explícito del peronismo en el poder, ya que –prosiguió– el entonces presidente provisional Italo Argentino Luder convocó a los jefes de las Fuerzas Armadas (él lo era del Ejército), les pidió un plan a seguir “frente a las acciones terroristas”, aprobó la más dura de sus propuestas y luego firmó el decretos para “aniquilarlas”.

“Los decretos de Luder nos dieron todo el poder y competencias para desarrollar nuestro trabajo e incluso excedían lo que habíamos pedido; Luder, prácticamente, nos había dado una licencia para matar, y se lo digo claramente. La realidad es que los decretos de octubre de 1975 nos dan esa licencia para matar que ya he dicho y casi no hubiera sido necesario dar el golpe de Estado. El golpe de Estado viene dado por otras razones que ya expliqué antes, como el desgobierno y la anarquía.”

El dictador sostuvo que él y otros represores están presos, entonces, por puro “espíritu de venganza” del kirchnerismo. “Alfonsín cumplió a su manera (...) Menem también, a su forma, cumplió con los indultos. Así llegamos al matrimonio Kirchner, que vuelve a retrotraer todo este asunto a la década de los setenta, y vienen a cobrarse lo que no pudieron cobrarse en esa década”.

“Lo hacen con un espíritu de absoluta revancha, con el complejo, y ésta es una opinión personal, y con el agravante de quien pudiendo hacerlo no lo hizo en su momento. Estos señores eran burócratas que repartían panfletos y no mataron ni una mosca entonces. Y eso les da vergüenza, claro, y quisieron exagerar la nota de persecusión para sacar patente de corso, de malos de una película en la que no estaban.”

La conclusión de Videla, que en un tramo de la entrevista blanqueó que él hubiera querido que “el Proceso dejara su descendencia”, es de antología. “Hoy la República está desaparecida”, declaró el dictador, porque “no tiene Justicia”. “Las instituciones están muertas, paralizadas, mucho peor que en la época de María Estela Martínez de Perón.”

UNANIME REPUDIO DE ORGANISMOS DE DERECHOS HUMANOS Y DIRIGENTES POLITICOS
La venganza de ser felices
La agrupación Hijos reivindicó la justicia. Las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora recordaron que “jamás nos hemos vengado”. Hebe de Bonafini prefirió no ocuparse de los dichos de Videla. Estela de Carlotto criticó la decisión de darle micrófono.
Estela de Carlotto (Abuelas) y Taty Almeida (Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora).
“Nuestra única venganza es ser felices.” Con esas palabras se pronunció la agrupación H.I.J.O.S. ante la entrevista que el dictador Jorge Rafael Videla le dio al semanario español Cambio 16. Los jóvenes destacaron que Videla dijo saber “quiénes murieron y en qué circunstancias”. “Si lo saben, nosotros, familiares de las víctimas del genocidio, queremos preguntarles: ¿qué han hecho con nuestros padres y madres?”. En relación con los juicios por crímenes de lesa humanidad a los que Videla consideró como una “venganza”, los integrantes de H.I.J.O.S. contestaron: “Venganza, por definición, sería robarles sus hijos, secuestrarlos, torturarlos, violarlos, tenerlos en cautiverio, tirarlos vivos al mar, robarles sus bienes, fusilarlos. Nunca hicimos nada de eso ni lo haremos”.

“Podrán decir lo que quieran pero la justicia va a continuar y los juicios van a seguir adelante”, dijo la integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora Taty Almeida sobre las declaraciones del dictador. “Lo que dijo Videla es la prueba evidente del odio que nos tienen estos genocidas. No se imaginaron jamás que les iba a llegar la justicia legal, acostumbrados a ser los dueños de la vida y la muerte”, aseguró. En relación con la denuncia de “venganza” de Videla, Almeida afirmó: “Jamás nos hemos vengado. Siempre luchamos por la justicia legal, jamás por mano propia. De hecho, no hacemos más que darles todas, todas las garantías y consideraciones que ellos nunca tuvieron para con nuestros hijos”. Sobre la afirmación de Videla respecto de que tiene conocimiento sobre quiénes son los de-saparecidos y en qué circunstancias los desaparecieron, Almeida se preguntó: “¿Por qué no nos dicen dónde están? Es ancestral enterrar a los muertos. Saber dónde están los restos de tu ser querido es como una inyección de energía para ir por más verdad y más justicia”. En diálogo con Página/12, la integrante de Madres Línea Fundadora se refirió también a las afirmaciones de Videla acerca de los aceitados vínculos de su gobierno con el empresariado y la Iglesia Católica. “Confirma que se trata de un pacto de silencio entre civiles y militares y reafirma el carácter cívico-militar de la última dictadura”, afirmó. “Esto es como un búmeran: lo que habla se le vuelve en contra. El mismo reconoce la complicidad de la jerarquía eclesiástica y la empresarial. ¡Que siga hablando!”.

Para la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, lo dicho por Videla en la entrevista no constituye ninguna novedad. “Lo tomamos como de quien viene”, aseguró a este diario. “Nada asombra de este personaje siniestro. Lo que no se atreve a decir en los juicios lo dice a la prensa extranjera como si afuera del país se volviera más creíble lo que afirma”, agregó. Acerca de la distinción del ex dictador entre la búsqueda de la justicia y la venganza, Carlotto aseguró: “Estamos consolidando la democracia y el Estado está haciendo todo lo necesario para restablecer la equidad”. Más allá del contenido del reportaje, la presidenta de Abuelas criticó la realización de la nota periodística: “Esta entrevista es bastante absurda porque no se entiende el objetivo de hablar con este probado asesino. No sé qué mérito tiene que salga esto. Hay que dejarlo en el lugar en el que está y no darle más importancia de la que tiene”, aseveró. Ante el testimonio de los vínculos con la Iglesia, Carlotto consideró que “es la primera vez” que el dictador reconoce el apoyo de la cúpula eclesiástica.”No creo que la Iglesia esté muy conforme con lo que dijo. Fuera de lo que miente, quizás hay verdades en su testimonio”. “Lo que dijo Videla es coherente con su deshumanización y va a pasar a la historia como lo que es: un asesino”, aseguró.

Hebe de Bonafini, de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, también les restó importancia a los dichos de Videla: “No tengo nada que decir”, afirmó.

Ayer por la tarde, diputados de todo el arco político se pronunciaron ante las declaraciones del dictador. “Si hubiésemos tenido una pizca de revancha, Videla no podría estar diciendo las cosas que dice”, aseguró la diputada del FAP Victoria Donda, hija de desaparecidos. “Es un genocida, un criminal que está preso y tuvo todas las garantías procesales que él vulneró en la época de la dictadura”, agregó. El diputado oficialista Carlos Kunkel, por su parte, leyó las declaraciones en clave del conflicto por la soberanía sobre las Malvinas, y consideró que el objetivo de Videla es “debilitar el frente interno”. El jefe del bloque radical, Ricardo Gil Lavedra, se centró en las críticas de Videla al Juicio a las Juntas, del cual el dictador aseguró que “no debería haberse hecho”. “El Juicio a las Juntas constituyó una bisagra en la transición democrática”, aseguró. “Es tremendo oír a Videla usar la palabra ‘desaparición’ para hablar de la República”, dijo el diputado del PRO Federico Pinedo, en Twitter. El líder de la Coalición Cívica Adrián Pérez consideró “una falta de respeto” las declaraciones del dictador.
Informe: Sol Prieto.

Querellante y primer testigo
Imagen: Télam
El único querellante en el juicio por el secuestro y el asesinato de tres jóvenes militantes de la JP de Córdoba en junio de 1976, Angel Villanueva, fue ayer el primer testigo en declarar. Lo hizo frente a los únicos tres policías ex integrantes del Comando Radioeléctrico cordobés acusados por el crimen de su hermana, Ana María, Jorge Manuel Diez y Carlos Delfín Oliva. Villanueva argumentó por qué considera que a su hermana y a sus dos amigos los fusilaron en lugar de haber muerto en un enfrentamiento. “Le dije a mi madre: hijos de puta, a Ana la han tenido con vida”, apuntó.

OPINION
El relato de Videla
Por Luis Bruschtein
Como se dice ahora: el “relato” de Videla es muy parecido a otros que se expresaban con mucha fuerza cuando se fueron los militares, con algunos agregados, en este último caso, derivados de la derrota en Malvinas. Videla es contemplativo con Alfonsín (aunque no puede evitar que se le note el disgusto) y con Menem (al que verdaderamente valora). Pero es furiosamente antikirchnerista. Todo dicho desde un discurso que trata de ubicarse bajo un paraguas republicano. Se define a sí mismo como un defensor de la República.

Uno se pregunta la razón de que haya tanta coincidencia entre esos relatos políticos de la salida de la dictadura. Y la respuesta es evidente: son relatos donde puede convivir lo “democrático” junto a lo “golpista”. Y tampoco constituyen una novedad porque de ese tipo era el “relato democrático” predominante durante varias décadas en la historia argentina, donde esos parámetros, antagónicos en la realidad, podían coexistir. Era una coexistencia imposible, pero naturalizada. Así lo reconoce el mismo Videla cuando recuerda, casi sin darle importancia, la forma en que se daban los golpes militares en esos tiempos.

Tuvieron que pasar más de 20 años para que los asesinos, torturadores y violadores de la dictadura fueran juzgados y condenados. El tiempo de esa demora es el reloj de la democracia argentina. Ese pensamiento tan hipócrita expresado en el relato de Videla –y otros semejantes en ese aspecto– fue perdiendo relevancia recién cuando llegaron los juicios. En ese instante se conjugaron varios factores: la lucha histórica de los organismos de derechos humanos, la decisión política del kirchnerismo, el acompañamiento del Congreso y el laudo definitivo de la Corte. Finalmente los tribunales están haciendo el último tramo.

Por supuesto que el kirchnerismo tuvo un mérito importante. Pero antes de que el kirchnerismo llegara al poder, incluso antes del golpe de Estado, también hubo políticos que fueron minoría, que fueron disidentes, que fueron poco escuchados y que no tuvieron grandes espacios ni poder de decisión y que expresaban una vocación democrática genuina. Y había sectores de la sociedad que tampoco comulgaban con ese sentido común de conservador autoritario tan extendido durante tantos años. Uno prefiere ponerlo en ese lugar democrático a un Raúl Alfonsín que siempre había sido minoría en su partido. O al socialista Alfredo Bravo, prisionero, mientras otros socialistas, como Américo Ghioldi, expresaban su respaldo a la dictadura. O el demócrata progresista Ricardo Molinas, un hombre íntegro pero en soledad frente a la dirigencia oficial de su partido que también respaldaba a los militares. O un peronista como Héctor Cámpora, asilado en la Embajada de México.

Con esos antecedentes, pero sobre todo por el peso simbólico de las Madres de Plaza de Mayo y los demás organismos de derechos humanos y después de veinte años de recuperada la democracia, el kirchnerismo pudo completar un discurso que no admite esa coexistencia. El primer intento de Alfonsín fue fugaz y luego ese discurso se mantuvo en la calle, lejos del poder político. Hubo otra aproximación con la Alianza que, además de fugaz, nunca fue más allá de lo declarativo.

El odio de Videla contra el kirchnerismo es, en realidad, contra todos esos factores de una democracia que finalmente lo pudo ver como un reo despreciable, sin medias tintas, sin atenuantes ni ambigüedades. Lo que Videla percibe como venganza es la expresión más pura de la democracia. Como golpista autoritario nunca lo podrá entender, pero en una democracia, el golpista y jefe de un Estado terrorista sólo puede ser visto como un delincuente.

A partir de los juicios, esta mirada democrática es la que predomina, pero cada tanto aparece el viejo resabio. No hace mucho, Elisa Carrió coincidió con Videla y habló de que había venganza en vez de justicia. Es posible que muchos se horroricen ahora con estas declaraciones de Videla pero, cada tanto, algunas de estas frases se pueden escuchar todavía en boca de otros personajes.
Fuente:Pagina12

LAS DECLARACIONES DEL DICTADOR JORGE VIDELA A LA REVISTA ESPAÑOLA CAMBIO 16
“La Iglesia cumplió con su deber, fue prudente”
Videla destacó la colaboración de la jerarquía católica y del empresariado. Dijo que “Alfonsín se ciñó al derecho con sus más y sus menos” y que Menem “cumplió con los indultos”. Para los militares, aseguró, “el momento peor es con la llegada de los Kirchner”. Aquí, los principales extractos de sus dichos.
“En Argentina no hay justicia, sino venganza, que es otra cosa bien distinta”, es la frase del dictador Jorge Rafael Videla que la revista española Cambio 16 eligió para titular la entrevista publicada en su última edición. En la nota, Videla se explayó sobre su particular visión de los años ’70 y del Estado terrorista que encabezó, sobre su excelente relación con la jerarquía de la Iglesia Católica, con el empresariado, y también sobre sus críticas al actual gobierno nacional: “Nuestro momento peor, hablo para los militares, es con la llegada de los Kirchner al gobierno”, dijo, entre muchas otras cosas.

- Cámpora. “Era un hombre de poco carácter, manejable e incluso peligroso, en un momento en que el peronismo se estaba redefiniendo y también radicalizando. Cámpora representaba, siguiendo la moda del momento, una tendencia de izquierdas, progresista podemos decir dentro del movimiento, frente al conservadurismo (...) Cámpora se hace con el gobierno, tras haber ganado las elecciones, el 25 de mayo de 1973, y una de las primeras medidas que toma, si no la primera, es el decreto por el que se pone en libertad a todos los terroristas detenidos y condenados por un tribunal que había sido creado por el general Alejandro Lanusse (...) Se libera a todos estos presos que provienen de los sectores jóvenes y radicales del peronismo; salen victoriosos de las cárceles y cuando salen, a la medianoche, los esperan sus seguidores y compañeros. Comienza el caos y el terror se adueña, de nuevo, de las calles de Argentina (...) Esta gente, desde luego, no salen arrepentidos ni con deseos de integrarse en el sistema democrático, sino directamente con la idea de continuar con la revolución y seguir por la vía violenta, incluso matando.”

- Perón. “Estos jóvenes no actuaban de acuerdo con los principios que tenía Perón, que pasaban más por un reencuentro, un acuerdo entre todos los argentinos para solucionar los problemas, y tampoco estaban en la línea de su pensamiento (...) Cuando llega Perón a Argentina no puede aterrizar donde estaba previsto, debido a que se había desatado una batalla campal donde estaba programado aterrizar porque los propios peronistas se habían enfrentado entre ellos por el liderazgo del movimiento; se habla de que hubo entre un centenar y dos centenares de muertos. La recepción a Perón degeneró en un enfrentamiento entre la derecha y la izquierda del peronismo por monopolizar la figura del líder y controlarlo durante su llegada. Y el liderazgo, siguiendo sus patrones, tenía que dirimirse por la fuerza de las armas (...) Perón toma conciencia de que las cosas no le van a resultar tan fáciles como él pensaba y que esta juventud maravillosa de antes le iba a traer problemas; tendría que tomar medidas para evitar que la situación se desbordase y ya toma posiciones, considerando que estos jóvenes no eran tan idealistas sino revolucionarios, claramente.”

- Triple A. “Hay un episodio que lo conmueve a Perón, que es el atentado contra el dirigente gremial José Ignacio Rucci, que es asesinado y ahí, el presidente dice: ‘Me cortaron las piernas’. Fue un acto doloroso y mostraba que Perón no dominaba todavía la situación, mostrando a las claras que el oponente ya no tenía miramientos (...) Perón, entonces, en una reunión secreta con los dirigentes peronistas, en Olivos, da a entender a través de una directiva que se acabaron los miramientos hacia estos actos y que había que acabar de una vez, incluso por la violencia, respondiendo a este tipo de acciones violentas y terroristas. Esta decisión dio lugar a que se produjeran una serie de acciones encubiertas. Y lamentablemente la mano ejecutora de este grupo que operaba bajo las órdenes y el consentimiento de Perón era José López Rega, que organiza la Triple A.”

- Isabel. “Era una buena alumna de Perón, eso sí, ya que desde el punto de vista ideológico se situaba en la extrema derecha del peronismo y el marxismo le provocaba un rechazo total (...) Pero le faltaban fuerzas y conocimientos para llevar a cabo el combate, la lucha, y poner orden. Incluso para poner coto a las actividades de López Rega, que mataba por razones ideológicas pero que también lo hacía por otras razones, para cobrarse algunas cuentas pendientes. La situación era muy difícil, reinaba un gran desorden. A Isabel se le hizo saber este estado de cosas y destituye finalmente a López Rega, y lo envía de embajador itinerante al exterior. Así se cumplía el deseo de muchos, entre los que me encontraba (...) La acción del terrorismo sigue por su cuenta. Aquel calificativo de que eran ‘jóvenes idealistas’ por pensar distinto hasta el extremo de masacrarlos quedó en evidencia, era una vulgar patraña. Esta gente estaba entrenada en el exterior, principalmente en Cuba, Siria, Libia y otros países, y luego dentro del país con instructores foráneos; además tenían armamentos y equipos de alto nivel ofensivo, incluso de tecnologías avanzadas. Todo ello reforzado con fábricas de armas y explosivos que llegaron a operar y tener dentro del territorio argentino. Tenían capacidad para matar y hacer daño a la sociedad argentina. Como remate a toda esta estructura, estaba la crueldad que los distinguía, no eran ángeles sino terroristas.”

- Luder. “A finales de agosto de 1975, soy nombrado comandante en jefe del Ejército Argentino, y en los primeros días del mes de octubre, a principios, somos invitados los comandantes de los tres ejércitos a una reunión de gobierno presidida por Italo Luder, que ejercía como presidente por enfermedad de María Estela, en las que se nos pide nuestra opinión y qué hacer frente a la desmesura que había tomado el curso del país frente a estas acciones terroristas (...) Con el acuerdo de las otras dos fuerzas militares, la Armada y la Fuerza Aérea, yo expuse algunos lineamientos para hacer frente a la amenaza terrorista que padecíamos. De acuerdo con el gobierno de entonces se realzaban algunas medidas acordadas entre las partes para hacer frente al terrorismo y que en un período de año y medio esta amenaza fuera conjurada de una forma eficiente. Italo Luder llegó a firmar los decretos para que las Fuerzas Armadas del país pudieran actuar efectivamente en la lucha contra los ‘subversivos’ y el terrorismo. También se decidió que las fuerzas de seguridad del Estado, juntamente con las Fuerzas Armadas, se coordinasen en estas acciones antiterroristas. Se había logrado un acuerdo entre el poder político y los militares para luchar conjuntamente contra el terrorismo.”

- Cursos de acción. “Con acuerdo de las otras dos fuerzas, yo hube de exponer cuatro cursos de acción, que no viene al caso detallar ahora, que culminaron con la selección de parte del doctor Luder del cuarto curso de acción, que era el más riesgoso, en cuanto que confería más libertad de acción, pero que garantizaba en no más de un año y medio que el terrorismo sería derrotado. Los cursos de acción del 1 al 3 eran más contemplativos, pautados con el fin de evitar errores, pero –de ser seguidos– irían a dilatar sin término el caos en el que se vivía. El acuerdo se firmaba, bajo estos decretos, para combatir el terrorismo en todas sus formas y hasta el aniquilamiento definitivo (...) A partir de ese momento, de hecho y de derecho, el país entra en una guerra, pues no salimos como Fuerzas Armadas a cazar pajaritos, sino a combatir al terrorismo y a los subversivos. Estamos preparados, como militares, para matar o morir, estábamos en una guerra ante un enemigo implacable, aunque no mediara una agresión formal, estábamos en una lucha. Así, a principios de octubre de ese año, entramos en una guerra de una forma clara. Desde el punto de vista del planeamiento no fue sorpresa porque el Ejército ya jugaba con hipótesis de conflicto, una de las cuales era un desborde sorpresivo terrorista que sobrepasara a las fuerzas de seguridad y que se tuvieran que emplear a las Fuerzas Armadas para detener la amenaza. Teníamos esa contingencia prevista.”

- Balbín. “Llegamos así, ya en plena lucha contra el terrorismo, al mes de marzo de 1976, en donde padecemos una situación alarmante desde el punto de vista social, político y económico. Yo diría que en ineficacia la presidenta había llegado al límite. Sumando a esto la ineficiencia general se había llegado a un claro vacío de poder, una auténtica parálisis institucional, estábamos en un claro riesgo de entrar en una anarquía inmediata. El máximo líder del radicalismo, Ricardo Balbín, que era un hombre de bien, 42 días antes del pronunciamiento militar del 24 de marzo, se me acercó a mí para preguntarme si estábamos dispuestos a dar el golpe, ya que consideraba que la situación no daba para más y el momento era de un deterioro total en todos los ámbitos de la vida. ‘¿Van a dar el golpe o no?’, me preguntaba Balbín, lo cual para un jefe del Ejército resultaba toda una invitación a llevar a cabo la acción que suponía un quiebre en el orden institucional. Se trataba de una reunión privada y donde se podía dar tal licencia; una vez utilicé este argumento en un juicio y me valió la dura crítica de algunos por haber incluido a Balbín como golpista. Los radicales apoyaron el golpe, estaban con nosotros, como casi todo el país. Luego algunos dirigentes radicales, como Alfonsín, lo han negado.”

- El golpe. “Hacía falta una medida de fuerza y la gente compartía esa visión. Si nosotros no lo hacíamos, el vacío de poder iba a ser aprovechado por la subversión para llegar al poder y ocupar todo el espacio dejado por otros. Así de sencillo. O tomábamos el poder o la subversión se hacía por la vía de las armas con las instituciones. Teníamos planes, métodos para el combate al terrorismo, podíamos hacerles frente y así lo hicimos. Pero, además, el gobierno que teníamos, que actuaba de una forma pusilánime y anarquizante, no estaba en condiciones de hacer frente a la amenaza que vivíamos en esos momentos, en que cada día el deterioro era mayor (...) El 24 de marzo se produce el pronunciamiento militar, que no fue una sorpresa para la mayoría de los argentinos porque era evidente que tarde o temprano se iba a producir y ocurrir. Estaba previsto en el guión y todos los sectores políticos y sociales habían sido consultados para confluir en ese resultado esperado (...) El Proceso de Reorganización Nacional preveía que la Junta era el máximo órgano del Estado y que debajo de esta entidad política estaba un presidente con las mismas funciones que le daba la Constitución, salvo algunas como los poderes que le daba a cada comandante de la Junta en el manejo de sus fuerzas. Luego, por acuerdo dentro de la Junta, se me nombró presidente de la misma reteniendo la jefatura del Ejército.”

- Orden. “En el año 1978 el Proceso había cumplido plenamente con sus objetivos, entre los que destacaba el fundamental, que era poner orden frente a la anarquía y el caos que amenazaba y enfrentaba el país el 24 de marzo de 1976. Y ¿por qué digo que había cumplido con sus objetivos?, simplemente porque no había ni asomo ya de la amenaza terrorista y mucho menos de la delincuencia común. Eramos uno de los países más seguros del mundo, caminábamos en la mejor de las direcciones. En lo económico, también se había mejorado, aunque teníamos riesgos inflacionarios que no voy a ocultar ni minimizar. Pero sí se había logrado la confianza del exterior, sobre todo a través de créditos para la Argentina para remozar el aparato productivo del país que estaba seriamente desatendido. Había, además, una gran paz social y se aceptó, mediante un acuerdo con los gremios, que los salarios estuvieran sujetos a la productividad y no a otros elementos; el que más trabajaba más ganaba, simplemente. Teníamos un desempleo peligroso, podemos decir, pero no alto, del 2,5 por ciento. Digo peligroso porque no permitía flexibilidad en el mercado de trabajo. Y la clase política no daba muestras ni ansiedad de que el período se agotase y se iniciase una nueva etapa política; nos seguían con atención y desconocían cómo había sido la guerra, que parecía haber ocurrido en una nebulosa. Los políticos no querían meterse mucho en estos asuntos y los dejaban para aquellos que manejaban la seguridad del país, responsabilidad que recaía en nosotros.”

- El Mundial. “Tuvimos la suerte de organizar este evento en un momento en que la amenaza terrorista había sido doblegada. Además, para congratularnos más, Argentina ganó ese campeonato mundial y al margen de que habíamos ganado, el país mostró su capacidad de organización en un corto tiempo. Mostramos al mundo que podíamos y sabíamos organizar una actividad internacional de estas características; fue un gran avance y en apenas unos meses, pues antes no se habían comenzado los trabajos, desarrollamos todas las capacidades para este Mundial. Los anteriores gobiernos que nos antecedieron no habían hecho nada (...) Pudimos exhibir al exterior nuestra capacidad de organización y trabajo junto con un país en paz frente a las maledicencias de algunos sectores interesados. Le Monde llegó a reproducir un reportaje de un periodista que se imaginaba que unos disparos que sonaban en los alrededores del estadio, procedentes del Tiro Federal Argentino cercano, eran las balas dirigidas a un pelotón de personas fusiladas. El estadio estaba a dos cuadras del polígono de tiro y el periodista, obviamente, quería denigrarnos al precio que fuera. Se nos atacaba injustamente, estábamos en una guerra por explicar qué es lo que pasaba en el país frente datos y noticias calumniosas, claramente. Eran informaciones aberrantes, tendenciosas, tendientes a denigrar a Argentina como fuera.”

- La Iglesia Católica. “La Iglesia cumplió con su deber, fue prudente, de tal suerte que dijo lo que le correspondía decir sin que nos creara a nosotros problemas inesperados. En más de una oportunidad se hicieron públicos documentos episcopales en donde, a juicio de la Iglesia, se condenaban algunos excesos que se podían estar cometiendo en la guerra contra la subversión, advirtiendo que se corrigieran y se pusiera fin a esos supuestos hechos. Se puso en evidencia que se debía concluir con esos excesos y punto, pero sin romper relaciones y sin exhibir un carácter violento, sino todo lo contrario. No rompió relaciones, sino que nos emplazó a concluir con esos hechos. Expresó lo que consideraba que no se estaba haciendo bien, porque podía corresponder a su terreno, pero no fue a más. Mi relación con la Iglesia fue excelente, mantuvimos una relación muy cordial, sincera y abierta. Incluso teníamos a los capellanes castrenses asistiéndonos y nunca se rompió esta relación de colaboración y amistad. El presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Primatesta, a quien yo había conocido tiempo atrás en Córdoba, tenía fama de progresista, o sea proclive a la izquierda de entonces, pero cuando ocupó su cargo y yo era presidente del país teníamos una relación impecable. Y debo reconocer que llegamos a ser amigos y en el problema del conflicto, de la guerra, también tuvimos grandes coincidencias. La Iglesia argentina en general, y por suerte, no se dejó llevar por esa tendencia izquierdista y tercermundista, politizada claramente a favor de un bando, de otras iglesias del continente, que sí cayeron en ese juego. No faltó que algún miembro de esa Iglesia argentina entrara en ese juego, pero era una minoría no representativa con respecto al resto.”

- Empresarios. “Los empresarios también colaboraron y cooperaron con nosotros. Incluso nuestro ministro de Economía de entonces, Alfredo Martínez de Hoz, era un hombre conocido de la comunidad de empresarios de Argentina y había un buen entendimiento y contacto. Hubo algún roce, claro, como suele suceder, porque cada uno defiende sus intereses siempre. Pero, en general, fue una buena relación.”

- División interna. “El Proceso había cumplido sus objetivos a mediados del año 1978, éste es un punto crucial que quiero destacar. La pregunta era: ¿si el Proceso había cumplido sus objetivos por qué no darlo por terminado? No había otra razón de ser, las cosas ya se habían hecho. O había que darle otro sentido. Y si así era, el Proceso iba a languidecer porque no tenía otra razón de ser en aquellos momentos. Nunca se planteó oficialmente esta cuestión que era crucial y fundamental. Había un sector perfeccionista de las Fuerzas Armadas que decía que ahora las cosas están bien y vamos a embarcarnos en otros problemas, a seguir trabajando hasta que las cosas sean perfectas, pero no era así, creo yo, porque los hombres no llegan nunca a la perfección absoluta. Los hombres no son perfectos, sólo Dios lo es. Era tan sólo una forma de justificar el quedarse en el poder por quedarse (...) El debate estaba ahí, subyacía esa división (de las Fuerzas Armadas) acerca de qué dirección se quería tomar y había sus matices sobre cómo afrontar el futuro. Había que dar otra naturaleza, otro contenido al Proceso, pero también estaba la posibilidad de abandonarlo de una forma definitiva. Luego estaba el conflicto con Chile por las islas del Canal de Beagle y estuvimos a punto, en diciembre de 1978, de llegar a una guerra (...) Yo mantenía que el Proceso tenía que ser capaz de dejar su descendencia, es decir, hacer política de una forma que las Fuerzas Armadas transcendieran más allá del período histórico que ya habíamos superado. ¿Cómo? Dejando la herencia de un Proceso exitoso a los políticos que eran nuestros aliados y amigos, ése era el camino de entonces que yo defendí.”

- Massera. “Hubo diferencias, claro, él era esencialmente un hombre político, algo que yo no era. Era un hombre muy político, quizá se equivocó eligiendo la profesión de militar y se dedicó a la profesión equivocada.”

- Desaparecidos. “Hay una gran disparidad en las cifras que se ofrecen, lo cual le resta credibilidad a lo que se presenta o se intenta hacernos creer. No se puede pasar de un extremo a otro, es decir, de 32 mil que presentan algunos a siete mil cifrado por otras comisiones. Creo que este asunto tiene mucho que ver con las compensaciones o el resarcimiento económico que se les dio a las víctimas, o a los supuestos desaparecidos, y en este caso sólo se presentaron siete mil personas para reclamar lo que les correspondía (...) Esa es la cifra real porque estamos hablando de la época del presidente Menem y la gente no tenía miedo ya de presentarse abiertamente para hacer sus reclamos. Los militares habíamos desaparecido ya de la escena política. Esa es la realidad, siete mil, frente a los 30 mil que reclaman las Madres de Mayo (...) Fue un error de nuestra parte aceptar y mantener en el tiempo el término de desaparecido digamos como algo así nebuloso; en toda guerra hay muertos, heridos, lisiados y desaparecidos, es decir, gente que no se sabe dónde está. Esto es así en toda guerra. En cualquier circunstancia del combate, abierto o cerrado, se producen víctimas. A nosotros nos resultó cómodo entonces aceptar el término de desaparecido, encubridor de otras realidades, pero fue un error que todavía estamos pagando y padeciendo muchos. Es un problema que nos pesa y no podemos quitárnoslo de encima. Ahora ya es tarde para cambiar esa realidad. El tema es que el desaparecido no se sabe dónde está, no tenemos respuesta a esta cuestión. Sin embargo, ya sabemos quiénes murieron y en qué circunstancias. También más o menos cuántos murieron, luego cada cual que invente sus cifras.”

- “Acciones subversivas.” “El término víctima del terrorismo no fue tenido en cuenta, se veían muertos y víctimas por atentados, pero los consideramos víctimas como tales de estas acciones subversivas. Hubo también secuestros y asesinados, pero nunca se les vio como víctimas del terrorismo. En este momento, y visto con esta perspectiva, es algo que no se hizo. Se reivindicó a los combatientes, también se trabajó en la reivindicación de los presos políticos, que somos nosotros, y ahora se trabaja en esta última reivindicación, en la de las víctimas del terrorismo. Al margen de los combatientes y muertos, y de los presos políticos que estamos pagando un servicio a la patria, faltaban las víctimas del terrorismo y hay ya gente que está trabajando en este asunto, en la búsqueda de esa reivindicación (...) Pero este Gobierno se niega a reconocer sistemáticamente que existieran víctimas del otro lado, ya que si lo hiciera tendría que juzgar a los terroristas que produjeron aquellos hechos y actos que provocaron la existencia de víctimas. Fíjese que hasta en el gobierno de Menem había paridad y cierto respeto a las fuerzas de las dos partes que lucharon o se enfrentaron en aquellos años, incluso emite varios decretos que tienen una dirección simétrica hacia las dos partes. Reconoce con exactos argumentos a las dos partes. Pero el gobierno actual se ha caracterizado por la asimetría y nos ha considerado sólo a nosotros como la parte beligerante, como el Demonio que tiene que ser condenado y encarcelado. El otro Demonio, los terroristas o los guerrilleros, no existen, eran simplemente ‘jóvenes idealistas’. Y los esfuerzos que se han hecho en presentar casos de víctimas con nombres y apellidos siguen abiertos esperando el sueño de los justos (...) El Gobierno sólo reconoce a las víctimas de una de las partes, pero les niega todos los derechos a la otra.”

- Licencia para matar. (El proyecto de poner en funciones una Cámara Federal en lo Penal durante la dictadura) “no se llegó a tratar oficialmente, pero tampoco se encontraban los jueces que quisieran trabajar en el desarrollo del proyecto. No se pudo hacer, simplemente. Aunque (...) los decretos de Luder nos dieron todo el poder y competencias para desarrollar nuestro trabajo e incluso excedían lo que habíamos pedido; Luder, prácticamente, nos había dado una licencia para matar, y se lo digo claramente. La realidad es que los decretos de octubre de 1975 nos dan esa licencia para matar que ya he dicho y casi no hubiera sido necesario dar el golpe de Estado (...) Realmente Luder nos había dado para la guerra todas las formas y medios que necesitábamos, en nosotros estaba el ser prudentes o no, queriendo reconocer que en algunos casos hubo excesos.”

- Alfonsín. “Alfonsín era un político claramente comprometido, no olvidemos que había sido abogado del grupo terrorista Ejército Revolucionario del Pueblo, el ERP. Luego estaba comprometido con la socialdemocracia europea, que fue la que le ayudó para llegar a la Presidencia, tenía que tomar una medida punitiva para juzgar unos supuestos excesos que se habían cometido ante la sociedad y ante algunas críticas que se habían producido; entonces, para calmar esas críticas, toma esa medida (el Juicio a las Juntas). Pero creo que lo hizo con un poco de decoro y puntualizó que solo debían ser sancionados, detenidos, juzgados y condenados aquellos que hubieran cometido hechos aberrantes. No debían ser sancionados aquellos que se limitaron a cumplir las órdenes, el principio de lo que se llama la obediencia debida (...) También consideraba la posibilidad de que fueran juzgados quienes se excedían en el cumplimiento de una orden e iban más allá. Acepto que este enfoque puede ser correcto. Alfonsín, además, cuando estalla el movimiento de los ‘carapintadas’ se da cuenta que las cosas pueden desbordarse y que los juicios no cesan nunca. Así establece la Ley de Punto Final, por la cual los jueces tienen un plazo de treinta días para procesar aquellos militares que consideren que tienen delitos pendientes. Entonces, hubo una carrera de muchos jueces por procesar en ese plazo a quienes consideraban culpables de algunos delitos y aquello se convirtió, todo hay que decirlo, en una caza de brujas, generando una gran inquietud en la sociedad y ello provoca que Alfonsín promulgue la Ley de Obediencia Debida.”

- El peor momento. “Pese a todo, el Juicio a las Juntas creo que fue un error y concluyo ya: nunca debió realizarse. Menem luego desenredó ese error, en cierta medida, y nuestro momento peor, hablo para los militares, es con la llegada de los Kirchner al gobierno. Ha habido una asimetría total en el tratamiento a las dos partes enfrentadas en el conflicto. Fuimos señalados como los responsables, ni más ni menos, de unos acontecimientos que no desencadenamos.”


- Los juicios. “Alfonsín se ciñó al derecho con sus más y sus menos; la Justicia funcionaba, a pesar de que se cometieron numerosos errores jurídicos durante nuestro proceso, como por ejemplo el principio de la no retroactividad, el principio del juez natural que fue vulnerado y otros errores (...) Todo ello para llevarnos ante ese ‘teatro’ que tuvo difusión mundial, pero así todo Alfonsín cumplió a su manera. Menem llegó después a la Presidencia y también, a su forma, cumplió a través de los indultos y los perdones. Así llegamos al matrimonio Kirchner, que vuelve a retrotraer todo este asunto a la década de los ’70 y vienen a cobrarse lo que no pudieron cobrarse en esa década y lo hacen con un espíritu de absoluta revancha, con el complejo, y ésta es una opinión personal, y con el agravante de quien pudiendo hacerlo no lo hizo en su momento. Estos señores eran burócratas que repartían panfletos y no mataron ni una mosca entonces. Y eso les da vergüenza, claro, y quisieron exagerar la nota de la persecución para sacar patente de corso, de malos de una película en la que no estaban. No, no, es la vendetta para una satisfacción personal sin razones, totalmente asimétrica, fuera de medida. Aquí no hay justicia, sino venganza, que es otra cosa bien distinta.”


- Rehenes. “Si el juzgado en este caso, independientemente de su edad, lo es en función de haberse excedido en el cumplimiento de una orden, está bien juzgado. Los demás, le aseguro, son todos juicios políticos, como parte de esa venganza, de esa revancha, como parte de ese castigo colectivo con que se quiere castigar a todas las Fuerzas Armadas. Este plan sigue una política gramsciana que esta gente cumple de punta a punta, disuadiendo a unas instituciones que han tomado como rehenes, creando desaparecidos que nunca existieron y vaciando de contenidos a la Justicia. Hoy la República está desaparecida, no tiene Justicia porque la que tiene es un esqueleto sin relleno jurídico; el mismo Parlamento no tiene contenidos, está compuesto por ganapanes que temen que les vayan a quitar el puesto y se venden al mejor postor. No hay nadie en la escena política con lucidez capaz de hacerles frente. El país tampoco tiene empresarios porque están vendidos al poder. Hoy las instituciones están muertas, paralizadas, mucho peor que en la época de María Estela Martínez de Perón. Lo que me permite decir que no tenemos República porque no tenemos a las grandes instituciones del Estado funcionando. La Justicia, el Congreso y las demás instituciones, por no hablar de otros aspectos, no existen; las realidades no son así.”
Fuente:Pagina12

15.02.2012
"A Videla le duele que los argentinos ahora tenemos patria"
Las declaraciones del represor a un medio español generaron el repudio de representantes de organismos de Derechos Humanos y de miembros de la Unión Cívica Radical. INFOnews dialogó con ellos para intentar interpretar por qué el dictador condenado a cadena perpetua continúa con su reivindicación del terrorismo de Estado. La UCR defendió la figura de Ricardo Balbín.
Por: Santiago Eguía
La reaparición de Jorge Rafael Videla y su reivindicación de la dictadura militar de 1976 en declaraciones a un semanario español generaron el repudio de representantes de organismos de Derechos Humanos y el rechazo de referentes de la Unión Cívica Radical.

INFOnews dialogó con Estela de Carlotto, Tati Almeida, Victoria Montenegro, José Cano y Federico Storani para intentar dilucidar qué es lo que llevó al represor condenado a cadena perpetua a volver a la escena pública con críticas y teorías perimidas.

Consultada por las palabras del represor, la referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Tati Almeida, señaló: "No me extraña, no es novedad. Yo no le daría tanta trascendencia porque es darle el gusto de que las bestialidades que dice sean repetidas. Pero, honestamente, nada que venga por parte de Videla, o de tantos genocidas y tanto civiles como militares que son los que causaron este horror con 30 mil o más detenidos desaparecidos, me extraña".

"Por supuesto repudio, como lo hacemos todas las Madres, repudiamos que todavía este hombre desde el lugar donde está siga tratando de ofender. Porque lo único que hace es ofender la memoria de nuestros hijos y eso por supuesto lo repudiamos. Pero vuelvo a repetir, no me extraña que lo siga haciendo", agregó.
Respecto de las motivaciones que llevan a Videla a continuar hablando, Almeida analizó: "No hay que olvidar que éstos que eran los amos de la vida y de la muerte jamás imaginaron que les iba a llegar esta Justicia que por años venimos exigiendo, Justicia legal. Jamás hemos tomado la Justicia por mano propia. O sea, nunca se imaginaron, y nosotros tampoco, que íbamos por fin a poder compartir esta Justicia que está llegando. Entonces, sangran por la herida. Y lo van a seguir haciendo. Ellos son los que sienten odio y una sed de venganza tremenda, no nosotros".

En tanto, la nieta recuperada Victoria Montenegro señaló: "Yo creo que él busca reavivar el odio que muchos tienen guardado porque tenemos un Estado que lucha todos los días por los derechos humanos. Busca reavivar el odio nada más. Los argentinos tenemos patria y creo que es eso lo que les duele".

En tanto, respecto de los dichos del dictador que acusó de "revanchismo" a los juicios por la Memoria, Almeida respondió: "Vaya la revancha, le hemos ofrecido todas las garantías con abogados defensores. Incluso, cuando ellos no se han sentido bien inmediatamente se los atiende, que es lo que no hicieron con nuestros hijos. Sin embargo, nosotros demostramos que no somos igual que ellos al contrario, amén de los juicios, todas las consideraciones cuando no se sienten bien".

"De parte de todos los organismos, como del Estado nacional, no existe ningún tipo de venganza. Ellos están detenidos con todos sus derechos, como corresponde. Con asistencia legal y asistencia médica las 24 horas. Tienen todos los derechos que nuestros padres nunca tuvieron ¿Si tenemos que pensar en venganza, con el destino que tuvieron nuestros padres, qué tendríamos que pensar? A ninguno de nosotros se nos cruza por la cabeza, queremos que tengan absolutamente todos sus derechos respetados porque no nos motiva la venganza", sostuvo Montenegro.

Según Videla declaró al medio español, los desaparecidos de la dictadura serían 7 mil, Almeida indicó, sin embargo: "Cuando Estados Unidos desclasificó archivos en el 2005, ahí los genocidas de la Argentina habían escrito que hasta el año 79 'hemos asesinado', así tal cual escrito, 'a 25 mil subversivos'. Año 79. O sea que son más de 30 mil. Y aunque hubiera sido un solo desaparecido, uno solo, tiene exactamente la misma condena que si son 10 o 30 mil".

En tanto, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo expresó: "Él habla en los medios, sobre todo con medios españoles, pero no habla en los Tribunales. Él se despacha con sus mentiras en los medios extranjeros pero no habla en nuestro país y menos aún en los juicios orales y públicos que ha tenido en los diferentes estrados donde se lo ha condenado a cadena perpetua. Yo creo que es una persona realmente peligrosísima todavía. Aún siendo condenado y estando en la cárcel sigue sosteniendo sus principios genocidas, justifica la matanza, la minimiza y sobre todo desprestigia a las autoridades actuales porque, según él, no las mueve la Justicia sino la venganza, cosa totalmente inexacta".

"¿Qué efecto me causa esto? No me conmueve ni me asombra. Son seres deshumanizados. Que sostiene los crímenes como algo natural, que cuentan mentiras y además la historia que ellos fabrican es una historia que no es cierta. Todo está probado, no hay nada que sea inventado o mentiroso. Las cifras que dá él sí lo son, lo que dice es producto de su ser diabólico y lo que hay que hacer es dejar que se envenene con sus propias palabras, porque ya la historia lo ha juzgado, la Justicia lo ha condenado y pasará a ser lo peor que tuvo nuestro país", indicó.

Al ser consultada por las declaraciones de Videla que afirmaban que "las instituciones de hoy están peor que en la época de Estela Martínez", Carlotto replicó: "Está delirando. Solamente con ver el estándar de vida que estamos teniendo, la libertad de expresión que existe, el hecho de que existan nuevas fuentes de trabajo, que la desocupación baje, que la cultura se jerarquice, que todos podamos funcionar dentro de nuestras propias ideas, que tenemos la etapa más larga constitucional de la historia, él está en otro planeta. Este hombre está en el infierno".

En la misma sintonía, Montenegro afirmó: "Es lamentable todo lo que dice en cuanto a la situación actual de la Argentina. No se puede esperar mucho de lo que él declare de aquella época. Sigue reivindicando la teoría de los dos demonios, que había una guerra, que eran todos subversivos y que ellos entraron a salvar al país".

"Es lamentable lo que habla en cuanto al estado actual de la Argentina y en cuanto a la política de derechos humanos de los Kirchner. Totalmente alejado de la realidad que se vive en el país. Pareciera que viviera en otro país. No entiende lo que está pasando en la Argentina", manifestó y explicó: "¿Por qué tantos juicios? Yo quiero que se lo juzgue por mi papá. Mi papá no entraba en una bolsa. Se van juzgando causas y cada una de esas personas tenía nombre, apellido y tenía familiares que quieren justicia. Yo quiero que llegue justicia para mi mamá y mi papá. Quiero que se los juzgue por su desaparición".

La respuesta de la UCR a Videla

El radicalismo salió a despegar la figura de uno de sus históricos caudillos, Ricardo Balbín, del golpe de Estado propiciado por las Fuerzas Armadas en 1976, una vinculación que formuló el dictador Videla.

El ex presidente de facto (1976-1981) dijo que durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón el país "había llegado un claro vacío de poder" y a "una auténtica parálisis institucional", y que entonces "el máximo líder del radicalismo, Ricardo Balbín, que era un hombre de bien, 42 días antes del pronunciamiento militar del 24 de marzo" se le acercó para preguntarle "si los militares estaban dispuestos a dar el golpe".

"(Balbín) consideraba que la situación no daba para más y el momento era de un deterioro total en todos los ámbitos de la vida. '¿Van a dar el golpe o no?', me preguntaba Balbín, lo cual para un jefe del ejército resultaba toda una invitación a llevar a cabo la acción que suponía un quiebre en el orden institucional", afirmó Videla al semanario Cambio16, y dijo que esa charla se desarrolló durante una "reunión privada".

Videla, que se encuentra actualmente purgando condena a prisión perpetua por estar involucrado en crímenes de lesa humanidad, aseveró que "los radicales apoyaron el golpe". "Estaban con nosotros, como casi todo el país. Luego algunos dirigentes radicales, como (Raúl) Alfonsín, lo han negado", apuntó.

El senador radical José Cano calificó de infame a Videla, y sostuvo que busca torcer la historia. "Solamente un infame puede atribuir al radicalismo una actitud así, como si el radicalismo fuese entonces el que comandaba las Fuerzas Armadas. Es como pretender que los 30.000 desaparecidos y todas las atrocidades de la dictadura sean atribuibles a las fuerzas democráticas de la Argentina", planteó.

A su vez, el dirigente Federico Storani señaló que no es la primera vez que Videla se refiere al radicalismo para justificar el golpe de Estado, ya que también se pronunció de esa manera sentado en el banquillo de los acusados en el marco de un juicio por crímenes de lesa humanidad perpetrados durante la dictadura. "Para mí simplemente se trata de una maniobra que intenta eludir su responsabilidad en el golpe, porque Balbín sí veía al país en una situación catastrófica, como todos, pero no era partidario del golpe", apuntó.

El ex ministro del Interior recordó que él integraba la Juventud Radical en los 70 y que sus dirigentes mantenían con frecuencia encuentros con Balbín. "Todos sus planteos estaban orientados a llegar a las elecciones aunque sea con muletas. A menudo citaba una frase de Almafuerte: todos los incurables tienen cura cinco segundos antes de la muerte. Apostó siempre a que pudiera superarse la situación de crisis del país sin golpe de Estado", sostuvo Storani.

El también ex diputado nacional dijo que los argumentos de Videla para justificar el golpe son muy pobres. "Las atrocidades cometidas van mucho más allá de dar o no un golpe de Estado. Esto fue claramente una planificación sistemática de eliminación", dijo.
Fuente:InfoNews

1 comentario:

Maria del Carmen Centurión dijo...

Los guerrilleros de aquella época son igual que ahora están entrenados para matar, con armamentos y equipos de alto nivel ofensivo con tecnología de avanzada.Hoy se matan policías y de las fuerzas armadas que no tienen esa tecnología.y hoy es aún peor por que los guerrilleros son funcionarios con sueldos millonario, y tienen el apoyo de Cristina Kirchner que es una guerrillera más, y está en los juicios extrajudiciales de las fuerzas armadas. Se hizo lo que se debía hacer, y en argentina no existe justicia solo venganza y las Madres de Plaza son terroristas, así criaron sus hijos, y no les encaminaron hacia el bien. Los desaparecidos vuelven a aparecer y si fueron asesinos (eso fueron terroristas)torturadores (como todavía tienen lengua y manos las mismas, con tantas mentiras. violadores ( no fueron violadas estas viejas que hicieron tantas maldades al igual que Cristina