29 de febrero de 2012

ECUADOR: EL PRESIDENTE ARGUMENTO SOBRE EL CONFLICTO CON EL DIARIO EL UNIVERSO.

Miércoles, 29 de febrero de 2012
EL PRESIDENTE ARGUMENTO SOBRE EL CONFLICTO CON EL DIARIO EL UNIVERSO
Carta de Correa
En el documento, al que accedió Página/12, el gobernante ecuatoriano denunció una “campaña sistemática de difamación” en su contra. Y explicó que decidió perdonar a los directivos del medio local después de que actuara la Justicia.
Ayer se difundió la carta que el presidente de Ecuador, Rafael Correa, hizo pública dirigiéndose a la opinión pública de su país en relación con el conflicto que mantuvo con El Universo hasta el lunes, cuando decidió cerrar el capítulo con las autoridades de ese diario. “Carta abierta a mi pueblo, a nuestra América y al mundo”, tituló el mandatario ecuatoriano la epístola a la que Página/12 tuvo acceso. En el documento, Correa afirma que luego de una sentencia histórica en el llamado Caso El Universo, “he creído conveniente relatar en detalle todo lo que realmente ha pasado”, para que los ciudadanos del mundo y la posteridad “entiendan el porqué de nuestra lucha y el increíble poder al cual enfrentamos y derrotamos”.

Correa señaló en su carta que después de más de cuatro años de lo que llamó “una sistemática campaña de desprestigio y difamación a un presidente que jamás se sometió a poder fáctico alguno, que jamás almorzó –como era costumbre– con los dueños de los medios de comunicación, que jamás nombró a alguno de ellos o a sus familiares para embajadas”. Y a continuación señaló que él tomó la decisión de reunir a sus compañeros del buró político de la Revolución Ciudadana para informarles “su decisión personal pero irreversible, de no permitir que se juegue más con mi honra, con mi familia, ni con lo ocurrido el 30 de septiembre de 2010, día tan triste para la historia nacional”.

El presidente ecuatoriano advirtió que varios de sus compañeros no estuvieron de acuerdo con la iniciativa, “reconociendo, como todos, una prensa cuyo poder es inversamente proporcional a sus escrúpulos”. No obstante, les pidió que respetaran su decisión, y que incluso estaba dispuesto a separarse del proyecto político si ésta lo afectaba, “porque ante todo era un ser humano y ya no podía tolerar tanta infamia”. Después se refirió a Emilio Palacio, en aquel entonces editor de “opinión” del diario El Universo. Recordó, asimismo, que el día 6 de febrero de 2011, en su editorial “No a las Mentiras”, fue acusado por el periodista de ser “criminal de lesa humanidad” y de “haber ordenado disparar a discreción y sin previo aviso contra un hospital lleno de civiles”. “Esto, por respeto a la más elemental dignidad humana, a los caídos aquel nefasto día, a la imagen de la Patria, y por respeto a la historia, no lo podíamos aceptar”, señaló.

El mandatario ecuatoriano también remarcó que había iniciado un juicio penal en contra de “la nueva y monstruosa infamia” y que todo terminaría “si rectificaban su mentira –como lo imponían la ética, la Constitución en su artículo 66 y la propia Convención Interamericana de Derechos Humanos, que suscribimos plenamente y que ellos tan acomodaticiamente invocan, en sus artículos 13 y 14–, y que no íbamos a quedarnos con medio centavo, ya que cualquier indemnización sería para el proyecto Yasuní-ITT”.

La misiva continuó con un reproche de Correa: “Todo ello ha sido largamente ignorado por cierta prensa, cuya manipulación induce a creer que esta lucha fue motivada por un afán de coartar la libertad de expresión y de lucro personal”. Y destacó, además: “Nunca quise ese juicio, como ningún otro. Jamás ha sido nuestra intención meter preso a nadie –nosotros sí pensamos en sus familias, aunque ellos nunca pensaron en las nuestras–, nunca buscamos quebrar a alguien, apoderarnos del dinero de nadie; lo único que buscamos desde el inicio, y así lo dijimos en múltiples ocasiones, es la verdad”.

En el juicio se presentaron “más de 150 editoriales injuriosos”, en los cuales “hasta se insinuaba que habíamos retirado las balas de los cadáveres para que, supuestamente, no se supiera lo que había pasado el 30 de septiembre”, protestó y defendió que durante el proceso judicial se demostró que “el malqueriente autor de la mayoría de estas graves mentiras e injurias, en lugar de ser despedido como en cualquier medio decente, fue por el contrario premiado con sustanciales incrementos de sueldo”.

“¿Que hay que despenalizar la injuria?”, preguntó Correa. “Con gusto debatamos, pero sin imposiciones, y podemos condicionarlo a que EE.UU. elimine la pena de muerte. Pero no nos engañemos, en realidad el mensaje es que no se puede enjuiciar a un periodista o a un medio de comunicación”, manifestó. Sobre la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el presidente ecuatoriano señaló que con su espíritu de ONG “pretende que los Estados siempre sean sospechosos, las autoridades públicas tengamos menos derechos humanos que los demás ciudadanos y los periodistas y medios no tengan ni siquiera responsabilidad ulterior”.

“Hemos vencido contundentemente en tres instancias, porque teníamos la verdad, porque teníamos la razón”, aseguró para concluir: “Aunque sé que muchos quieren que no se haga ninguna concesión a quienes no la merecen, así como tomé la decisión de iniciar este juicio, he decidido ratificar algo que hace tiempo estaba decidido en mi corazón y que decidí también con familiares, con amigos y compañeros cercanos: perdonar a los acusados, concediéndoles la remisión de las condenas que merecidamente recibieron, incluyendo a la compañía El Universo”.

Alivio por el perdón
“Estamos aliviados porque El Universo y sus ejecutivos, junto con los autores de El Gran Hermano, no serán sancionados por haberse atrevido a criticar al presidente”, afirmó Carlos Lauría, coordinador senior del programa de las Américas del Committee to Protect Journalists. “Pero estos casos son parte de una tendencia alarmante por la que el presidente y otros funcionarios ecuatorianos han sometido a los periodistas críticos a represalias legales largas y debilitantes. El derecho fundamental de los ciudadanos a la libertad de expresión no debe quedar subordinado a los caprichos de un funcionario público.” Lauría insistió con la misma idea: “las autoridades ecuatorianas deberían garantizar un debate libre y robusto y eliminar leyes restrictivas”.
Fuente:Pagina12

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