miércoles 1 de febrero de 2012
No todos los periodistas pensamos igual
Por Alberto Maldonado
Una compañerita (periodista) me preguntó, hace días: ¿es la UNP el organismo que nos representa a los periodistas?.
Yo le respondí: era.
¿Era? Me volvió a preguntar
Si era, hasta el 30 de septiembre de 1975, día en que se publicó en el Registro Oficial (799-B) la Ley de Ejercicio Profesional del Periodista Profesional, que fue dictada por un “dictador” Explíquese. ¡Cómo es eso de que fue dictada por un dictador! Fue el General Guillermo Rodríguez Lara (mi paisano y amigo) quien corrió el riesgo de dictar esa ley, ya que los gobiernos civiles (no digamos los congresistas) le tenían un miedo cerval a los periódicos. Hasta hoy le tienen ese miedo cerval. La prueba es que no aprueban ninguna ley de comunicación.
Le cuento además que el director de un diario de Quito (ya fallecido, el director desde luego) llamó al General Rodríguez; y más o menos le dijo: “Si usted pone el ejecútese a esa ley y la promulga en el Registro Oficial, eso será tomado como una agresión al periodismo libre del Ecuador” Y así fue. El General Rodríguez Lara, días después, fue defenestrado por su “amigo y compañero” el contralmirante Alfredo Poveda Burbano; y tuvo que irse a bailar en Pujilí. Pero la Ley quedó aun cuando los medios han hecho poco caso de ella.
No me ha dicho porque la UNP era y no es el organismo gremial de ustedes, los periodistas, y de nosotras, las periodistas. Le dije; era porque a partir de esa fecha (septiembre 30 de 1975) es la Federación Nacional de Periodistas (FENAPE) y los Colegios de Periodistas, las organizaciones de periodistas profesionales provinciales, que realmente nos representan. Yo fui el primer Presidente de la FENAPE, aunque no sé quien la preside, hoy en día. Solo sé que es un compañero de Guayaquil.
¿Y en qué quedó la UNP?
En un club social, no sé si de periodistas profesionales (eso decían sus estatutos) o de periodistas por la libre. No sé tampoco si se hayan reformado los estatutos de la UNP; ni me interesa saberlo. Pero usted ¿no fue Presidente de la UNP?
Si, usted lo ha dicho bien, fui, en los años 1977 y 1978. Pero, desde entonces, ha sido muy irregular mi participación en esa institución. Desde hace aproximadamente unos 6 años, dejé de participar totalmente en la UNP. Según el actual Presidente (que acaba de ser relegido) el Lcdo. Vicente Ordóñez Pizarro, yo he dejado de ser socio activo de la UNP desde hace años. Cuando, frente a una comunicación que me puso el ex Presidente Dr. Héctor Espín, yo había puesto, de mi puño y letra, una sumilla que decía: “le ahorro el trabajo de despedirme, simple y llanamente bórreme de la lista de socios de la UNP”. A esa sumilla, el Dr. Espín me llamó y me dijo que por equivocación me habían mandado esa carta y que seguía siendo miembro de la UNP. Hasta que este señor Ordóñez Pizarro me acaba de declarar que ya no soy socio de la UNP. En fin. A mis años, me basta y me sobra pertenecer a la FENAPE y al Colegio de Periodistas de Pichincha. Ojaláno me borren también de esas listas.
Pero, ¿qué es hoy en día la UNP? Acaba de presentar un escrito, en un juzgado de Quito, pidiendo que se suspenda la publicación en el R.O. de una Ley, porque es un ataque a la libertad de expresión de los medios.
Quiero decir, en primer lugar, que no conozco ni el texto de la nueva ley ni el por qué es un ataque a la libertad de expresión. Debe ser así, si ellos lo dicen. Pero noto que los señores de la UNP se han tomado el nombre de todos nosotros, los periodistas profesionales del Ecuador, para presentar esa demanda. Y eso está muy mal. Habemos periodistas profesionales que no comulgamos con esas visiones, que las consideramos preocupaciones empresariales. Y los empresarios han tratado muy mal a la UNP.
¿Cómo es eso?
Le cuento que varios dirigentes de la UNP, de finales de los años 70, casi fuimos declarados “traidores” a la UNP porque, cuando se firmó la Ley de 1975, pensamos que debíamos quedarnos únicamente con la FENAPE y los colegios provinciales. Pensábamos que para qué íbamos a mantener la UNP y los núcleos, ya que éramos los mismos. Otros compañeros, sin duda, más nostálgicos, nos acusaron de casi traidores y nos dijeron que la UNP tiene que seguir existiendo, mientras exista la también vieja Confederación Nacional de Periodistas, que era financiada y sostenida precisamente por quien fue, muchos años, dueño y director del diario El Universo, don Carlos Pérez Perazo. Muerto él, esta Confederación prácticamente ha desaparecido. Si éramos coherentes y prácticos, la UNP debió desaparecer también y aplicarse una transitoria de la nueva Ley, que dice que su patrimonio (sus edificios y más) deben pasar a la FENAPE. En fin.
Es decir, entre los periodistas (viejos y jóvenes) hay luchas intestinas. Es inevitable que entre miles de periodistas hayan distintas posiciones. Igual pasa con los médicos, los ingenieros, los economistas. Por eso pusimos en los estatutos de la FENAPE, y de la UNP, que no podían sus directivos representarnos, en asuntos políticos.
Pero …
El señor Ordóñez Pizarro se ha tomado nuestro nombre para tratar de salvar a su periódico, El Universo, ya que trabaja en Quito para ese diario.
¿Y?
Yo, como todavía soy franco e ingenuo, le plantee a este señor que debía o renunciar a su puesto en El Universo (cosa que no quiero ni me propongo) o que debía encargar la Presidencia, a un compañero o compañera que no tenga ese problema. Su respuesta fue la de que yo ya no pertenezco a la UNP.
¿Entonces, usted no está de acuerdo en que se viene una etapa contraria a la libertad de expresión?
Ha llegado la ocasión: los llamados medios de comunicación (especialmente, impresos) tienen que poner sus barbas, en remojo. ¿Cómo es eso?
Desde hace muchos años, decenas de años, está vigente en Ecuador una ley penal, según la cual no se puede insultar, calumniar, acusar a un ciudadano o ciudadana, sin pruebas, sin elementos que lo sustenten. Esta es una obligación para todo periodista, así uno sea su director; su editor, su dueño. Si no, que le pregunten al Dr. Rodrigo Fierro Benítez, colaborador del diario El Comercio de Quito.
¿Y qué le pasó al Dr. Benítez?
Pues que fue sentenciado, hace años, por haber dicho sin pruebas que los social cristianos eran “una cueva de Rolando” Fue sentenciado, con la misma Ley que ahora se le aplica a Palacio y al diario El Universo. Solo que entonces no hicieron “la bulla y el escándalo” que ahora.
¿No le parece que tres años de prisión y 40 millones de dólares de multa, son una exageración?
Para mí, el buen nombre de una persona no tiene precio. Un día o diez años, son lo mismo. En lo tiempos de la inquisición (de la Iglesia Católica) o de Pinochet (el dictador de Chile – 17 años) yo acusaba a alguien y ese alguien tenía que demostrar su inocencia. El derecho universal dice exactamente lo contrario: que quien acusa a otra persona de una infracción, un delito, debe mostrar además esa culpabilidad. En todo caso, tanto la prisión como la multa (no olvide que el demandante, el Presidente de la República, pedía una sanción penal mayor y 80 millones de dólares) fueron impuestos por los jueces, de acuerdo a una legislación judicial vigente Y que esa sanción de primera instancia fue ratificada por ministros jueces.
Es decir, ¿usted está de acuerdo con esas sanciones?
No soy quien para estar en desacuerdo o en acuerdo con tales sanciones. Para eso existen los jueces y estos no son ni buenos ni malos según sentencien a favor o en contra de lo que uno quiere. Soy partidario de que el periodista (profesional; con mayor razón, si no lo es) tiene que responder por sus dichos. Y los dueños de los medios deben responder también por lo que permiten decir, en sus columnas o espacios.
¿Y si no le permiten?
Entonces, para qué son editores, directores; para qué se declaran amigos o enemigos de un proceso político. De la misma manera como no permiten que se publique tal o cual texto, porque es contrario a su línea editorial, deben ser responsables solidarios de lo que permiten que se publique.
La amena conversación con la periodista que está al otro lado de la línea telefónica, va tornándose muy interesante. Por el tono de su voz y por las repreguntas que hace, sacó como conclusión que es joven, que cree muy sinceramente en lo que dicen los medios de comunicación; y cree que está en peligro la libertad de expresión.
Sobre el tema, le digo: ¿sabía usted que el derecho a la libertad de expresión del pensamiento es universal? Todos los seres humanos tenemos derecho a pensar como nos dé la gana, siempre y cuando respetemos a los demás.
Me responde: ¿pero los medios de comunicación también tienen derecho a expresarse?
Si, siempre y cuando respeten a los demás y puedan probar lo que dicen. ¿No le parece una exageración que el señor Emilio Palacio, a título de editorialista, diga y sostenga que el Presidente de la República ordenó disparar a un hospital lleno de pacientes y que él es el único responsable de las 5 u 8 muertes de ese día?. Y el señor Palacio no es ni periodista, peor profesional.
Pero ha tenido que irse para Miami.
¿Por qué huyó? Si era tan varón, como pintaba, pregunto:¿por qué no se quedó en Ecuador a esperar lo que se venga, y prefirió irse a Miami, donde están los hermanos Isaias y tanto y tantos otros?. Y me aprovecho para lanzarle una contra pregunta:¿o usted se siente solidaria con el señor Palacio? No, me dice y agrega: Pero el señor Correa está acaparando para él todos los poderes del Estado, y eso hay que impedirlo. Ya estoy viejo como para ver situaciones arbitrarias del señor Correa o de su equipo. Al contrario, veo que hay exceso de tolerancia del Presidente, frente a lo que le dicen sus opositores. Otra cosa es oír o leer, lo que le dicen sus enemigos políticos, y los propios medios de comunicación llamados grandes. En fin.
Como me creo un periodista ético, no voy a dar el nombre de mi ocasional entrevistadora. Lo único que me apena es que los medios de comunicación siguen mintiendo a diestra y siniestra. Lo mismo hacen en otros países, cuyos jefes de estado no comulgan con el gran imperio del norte. Tengo la secreta esperanza de que más temprano que tarde la chica que me entrevistó telefónicamente, si es honesta consigo misma, estará del lado de la razón, sin que necesariamente se convierta en una “asalariada” del Estado. ¿Y los otros no son asalariados del sector privado?
Desde luego, la conversación fue más larga y entretenida. No solamente que tratamos de salvar al país, sino al mundo. Como suelo decir, lo malo es que el Ecuador y el mundo, no nos hacen caso.
Como conclusión, saco que la desinformación, la manipulación informativa aún tienen vigencia en algunos sectores. Las mentiras que todos los días, a toda hora, dispersan por doquier los llamados medios de comunicación pegan en determinados grupos sociales. Digo yo, mientras no haya una política de comunicación, que ponga los puntos en las ies.
Fuente:Argenpress
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