3 de marzo de 2012

PANAMÁ.

viernes 2 de marzo de 2012
Incertidumbre y tensión entre gobierno panameño e indígenas
PL
La incertidumbre y la tensión dominan las quebradizas relaciones entre el gobierno de Panamá y la comunidad ngöbe-buglé enfrentados en una mesa de negociación donde da la impresión que lo menos que se hace es negociar.

La situación, muy sensible para las partes desde la represión del 5 de febrero en San Félix, Chiriquí, que dejó al menos dos muertos en las filas indígenas y heridos aún hospitalizados, se ha complicado con un nuevo episodio de violencia.

Lo grave es que en esta ocasión fue en el mismo corazón de la capital, en el parque aledaño a la Asamblea Nacional, en los límites de la Plaza 5 de Mayo, donde cuatro ngöbes fueron heridos por balas de goma disparadas por los guardias de seguridad del Legislativo.

El jefe de la guarnición, Juan Vallarino, justificó el exabrupto al argumentar que los indígenas, quienes libaban alcohol y fumaban marihuana según él, amenazaron a la seguridad del personal contra quienes lanzaron piedras, una de las cuales golpeó en una pierna a un agente. Tenían, además, machetes y otras armas, añadió.

Los indígenas pidieron que les realizaran pruebas de alcoholemia, pero no se les practicó, negaron tener armas y calificaron a Vallarino de mentiroso. Los ánimos estaban muy caldeados.

Este admitió que sus hombres hicieron 15 disparos con un arma utilizada para jugar Paintball. Lo cierto es que cuatro ngöbes tuvieron que ser atendidos en el propio parque por la Cruz Roja y mostraron a periodistas y fotógrafos laceraciones causadas por los proyectiles de goma.

Las fotos están en todos los diarios al igual que los nombres y apellidos de los lesionados.

El incidente provocó que los dirigentes indígenas en las negociaciones, incluida la cacica Silvia Carrera y el presidente de la Coordinadora Rogelio Montezuma, abandonaran la sala de reuniones y sembraran aún más dudas sobre el devenir del caso.

Mientras eso sucedía en la capital, la situación también se enrarecía en Viguí, punto limítrofe entre Veraguas y Chiriquí, en Horconcito, El Salado y San Félix y a la altura del puente de Pacora en Panamá Este, donde hubo cierres de carreteras.

Los colores de la guerra volvieron a pintar los rostros de los indígenas al punto que la cacica tuvo que declarar que si no se llegaba a un acuerdo la situación podía salirse de su cauce. El ambiente estaba tan tirante que el gobierno convocó de urgencia por la noche en el Palacio Presidencial una inusual rueda de prensa en la que Fábrega pidió a los ngöbes acudir hoy al diálogo, aunque repitió en tres ocasiones que no accederán a la demanda indígena.

El incidente de la Asamblea, más que la gravedad intrínseca del hecho en sí, tiene de trascendente que pone en evidencia el grado de hipersensibilidad al que ha conducido una negociación que hasta ahora solamente ha servido para medir fuerzas.

Esto ha hecho que la encrucijada de las hidroeléctricas, paradójicamente, carezca de bifurcaciones. No hay atajos, ni trochas, ni caminos, ni cruces porque las partes no dan alternativas.

Todo se reduce hasta ahora a una superposición de criterios con intereses contrapuestos y en apariencias irreconciliables, en la que es casi un imposible adivinar cuál va a preponderar, si es que alguno lo hace, en la lógica del desencuentro, y esa es una perspectiva realmente muy poco esperanzadora.
Fuente:Argenpress

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