jueves 29 de marzo de 2012
Centenario de un hermanamiento entre Perú y Puerto Rico
Por Jesús Dávila (NCM)
Lejos de la memoria popular de esta nación isleña, este año de 2012 marca el primer centenario de la hazaña científica y social del sabio borinqueño Fermín Tangüis que hermanó a Puerto Rico con el Perú y garantizó para el país andino su posición como cuarta potencia mundial en la producción de algodón, conocido desde entonces como el “oro blanco”.
El agradecimiento peruano es, sin embargo, diametralmente distinto del olvido puertorriqueño y en honor de Tangüis en Perú se nombran instituciones educativas y avenidas, además de un monumento con una estatua ecuestre en Lima que se considera el único en su tipo en el mundo pues en lugar de estar dedicado a un hombre de armas honra la memoria de un civil.
Fue en 1912 cuando Tangüis, entonces agricultor establecido en el Pisco, logró producir una especie de algodón inmune a la plaga que desde hacía siete años se había introducido en el país procedente de Estados Unidos y que llevaba a la ruina a los algodoneros peruanos y, con ellos, sectores importantes de la economía nacional. El científico puertorriqueño había buscado y trabajado pacientemente variedades autóctonas del Perú hasta lograr la producción genética de la semilla de la nueva variedad, que denominó “especial”.
Pero Tangüis no se limitó a cultivar y mercadear solo el nuevo tipo de algodón, cosa que sin duda le habría convertido no sólo en un magnate en el Perú sino en uno de los hombres más ricos y poderosos de toda Latinoamérica. Por el contrario, compartió gratuitamente las nuevas semillas con los agricultores de la zona, con lo que fue el Perú como nación el que logró, a partir de 1916, impactar los mercados internacionales con el algodón que comenzó a conocerse como “algodón Tangüis”, nombre con el que todavía se denomina esa muy bien cotizada variedad que además de resistente para la cosecha tiene una fibra larga de alta calidad.
Uno de los elementos más significativos del trabajo del científico es que rescató para las generaciones contemporáneas la resistencia a las plagas que tuvo el algodón precolombino de esa zona de América del Sur que asombró a los conquistadores.
Al presente, Perú ocupa el cuarto lugar en la producción mundial de algodón, detrás de China, India y los Estados Unidos. Se calcula que entre esos cuatro países se reparte la mitad de toda la producción mundial de esa materia prima de la industria textil.
Tangüis, nacido en San Juan de Puerto Rico en 1851, hizo sus estudios superiores en Cuba en los tiempos en que el Grito de Yara desató la primera guerra por la independencia de la mayor de las Antillas. Casi al final de ese período, cuando era un hombre en sus treinta y tantos, emigró al Perú, donde se estableció definitivamente. Trabajó en sectores comerciales y ayudó a innovar la industria minera, hasta que se dedicó al negocio de agricultor en la provincia sudoccidental del Pisco.
Por aquellos años, otro puertorriqueño, el sociólogo Eugenio María de Hostos, culminaba su primera de varias peregrinaciones por el hemisferio, en la que fundó escuelas y otras instituciones, además de lograr el desarrollo del ferrocarril transandino.
El carácter de patriota peruano en grado heroico de Tangüis quedó demostrado en la guerra con Chile, cuando a gran riesgo personal logró transportar un cargamento de plata que sacó de forma subrepticia de la zona controlada por los sureños y lo entregó a los peruanos. Cuando se intentó compensarle económicamente por tan importante esfuerzo, rechazó todo pago.
Se convirtió en una leyenda viviente en el Perú. Todavía hoy la vida de este puertorriqueño científico, católico, honrado y patriota se repite una y otra vez en escritos destinados a la formación juvenil.
En su biografía de Tangüis, el profesor Leonidas Huaman relata “en el mismo valle de Pisco la imagen de Fermín Tangüia logró tal ascendencia y respeto según referencias orales” que “hubo un acuerdo entre los bandoleros que asaltaban a los viajeros, comerciantes y hacendados, de nunca asaltar a Fermín Tangüis”.
Su recuerdo para Puerto Rico fue rescatado por el abogado y periodista José Enrique Ayoroa Santaliz, que publicó una reseña sobre él en la revista Pinos y Esperanza y luego la recogió en el libro “Contracanto al olvido: Patriotas”. Ayoroa abre la reseña de Tangüis con una cita del líder nacionalista puertorriqueño Pedro Albizu Campos, quien en su peregrinación en busca de apoyos para la independencia de Puerto Rico estuvo en el Perú, en tiempos en que acaso todavía el ya viejo Tangüis vivía un retiro apacible en Lima.
“Para las almas que superan la asfixia de lo efímero, el apostolado es una meta”, dice la cita de Albizu Campos, que se casó con la peruana Laura Meneses, quien se destacaría no sólo en las luchas nacionalistas de Puerto Rico sino en la solidaridad internacional y fue parte de la delegación cubana en la Organización de las Naciones Unidas.
Poco después de la aparición del escrito de Ayoroa, el Gobierno de Puerto Rico emitió una proclama oficial en honor a Tangüis.
Ayoroa cita el artículo del ingeniero Federico Uranga “Tangüis, historia de un hombre cabal”, quien se refiere a que, cuando el Gobierno le trató de conceder la regalía por cada quintal de algodón exportado, el puertorriqueño declinó la recompensa y contestó: “El Perú no me debe nada porque es mi segunda patria”.
Lo que no rechazaría fue la medalla. De esta manera, el emigrado de la tierra isleña del noreste del Caribe llamada por el escritor español Manuel Fernández Juncos “la hija del Mar y el Sol” se convirtió en el Perú en oficial condecorado con la “Orden del Sol”.
Fuente:Argenpress
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