El recuerdo del Mendozazo
En conmemoración de la protesta social ocurrida el 4 de abril de 1972, durante la dictadura de Agustín Lanusse, ayer se realizaron actos en la provincia de Mendoza. A partir de una iniciativa de diputados del PJ, la Legislatura recordó al denominado Mendozazo: “Fue una expresión popular en contra de la dictadura de ese momento”, durante la que “estaban suprimidas las libertades civiles y vivíamos prácticamente en estado de sitio”, señalaron los autores del proyecto, Rita Morcos y Luis Francisco. Una docente que participó de la protesta, Josefina Orozco, dijo: “Nosotros estuvimos con el pueblo y el 4 de abril es un día de lucha de pueblo”. El hecho histórico se produjo cuando la junta militar dispuso un aumento en las tarifas eléctricas en las provincias, que en algunos casos alcanzaba al 300 por ciento, lo que provocó la reacción popular.
Fuente:Pagina12
El antes y el después del Mendozazo
El 4 de abril de 1972, los mendocinos se levantaron contra el gobierno de Francisco Gabrielli para protestar, principalmente, por el alza en las tarifas de la luz. Carina Sacchero describe el contexto político, social y económico que se vivió aquel día.
miércoles, 04 de abril de 2012
Los manifestantes mostraron su descontento con diversos desmanes.
Varios troles terminaron incendiados en calle Colón, de ciudad
Los uniformados no tardaron en salir a la calle.
Texto: Ángeles L. Acosta - Fotos: Archivo
Un día como hoy, pero 40 años atrás nuestra provincia fue escenario de una fuerte protesta social que, para muchos, marcó un antes y un después en la historia local. Fue el llamado “Mendozazo”, que se originó cuando sindicatos, uniones barriales, partidos políticos, el pueblo en general y, principalmente, los maestros se manifestaron frente a la de Casa de Gobierno con una consigna en común: “No pague la luz”.
Era 1972, el gobierno de facto del general Alejandro Agustín Lanusse y aquí el gobernador interventor Francisco Gabrielli estaban en el poder. Los ciudadanos, cansados de la difícil situación económica que atravesaba el país, en donde la inflación y el desempleo iban en aumento, junto a los precios de los productos de la canasta familiar, de los impuestos y servicios públicos, al tiempo que el pago de los sueldos de maestros y estatales se retrasaba más y más cada mes, decidieron movilizarse para llevar un petitorio a las autoridades provinciales.
En este sentido, la licenciada en Historia Carina Sacchero describe en primera persona el contexto político, social y económico que se vivió aquel 4 abril de 1972, acontecimiento que, según su interpretación, significó el despertar de la población a la activa participación en la vida política que marcó el fin de la autodenominada “Revolución Argentina”.
Los hechos
Según cuenta Sacchero, a principios de abril, Agua y Energía Eléctrica de la Nación comunicó el nuevo régimen de tarifas para ese año. La prensa aseguró que los incrementos llegarían al 300 por ciento. Este hecho desató un sentimiento de adversión muy grande hacia el gobierno provincial y nacional.
Las uniones vecinales se reunieron para formar un ente que las aglutinara a todas. Se organizó una manifestación por las calles de la ciudad y se reunieron en la explanada de la Casa de Gobierno para quemar las boletas de la luz, como acto de desaprobación. Los comerciantes adhirieron a la protesta y organizaron el primer apagón de luces de las vidrieras.
Mientras tanto, se agrandaba la lista de adhesiones de entidades que se oponían al nuevo régimen tarifario. El 1 de abril, la CGT informó sobre la formación de la “Coordinadora Provincial No pague la luz”. El subsecretario de Servicios Públicos, Pedro Crayón, declaró que las tarifas eran de competencia nacional y que no correspondía al gobernador la resolución del problema. Ante las reiteradas notas de protesta de las uniones vecinales, el gobernador Gabrielli se mostró inmutable.
En la mañana del 4, comenzó la concentración en la sede de la CGT. Los maestros, a la par, se reunían en la sede del Sindicato del Magisterio. La policía montada las intimó a evacuar la calle usando carros hidrantes que expulsaban agua azul. Varias maestras se fueron a sus casas horrorizadas por el brutal ataque y otras se incorporaron a las filas de la CGT.
Las columnas marcharon a Casa de Gobierno. Una comisión quiso entrar para entregar un petitorio al gobernador, pero las puertas se cerraron y nadie salió a dar una explicación. La Policía cargó con inusitada violencia y Gendarmería largó gases lacrimógenos y tiros. La gente, que no llevaba armas, se defendió con piedras y adoquines. Los efectivos de seguridad se refugiaron, abandonando un carro hidrante a la ira de los manifestantes. La multitud comenzó a prender fuego autos y troles, representativos estos de Agua y Energía. El desbande se generalizó.
A las dos de la tarde Mendoza era declarada zona de emergencia. Se aceptó la renuncia de Gabrielli, y el gobierno nacional decretó como interventor militar al general Gómez Centurión. El malestar siguió por varios días. Los manifestantes eran de distintos sectores sociales: docentes, gremialistas, jubilados, comerciantes, uniones vecinales, estudiantes, vecinos. Los unían sentimientos adversos a la política económica militar. El alza de las tarifas fue la gota detonante.
Convocatoria espontánea
Para las autoridades, el Mendozazo se produjo por la participación de infiltrados y activistas de izquierda que habían venido de Córdoba, y que buscaban promover disturbios y levantar a las masas en contra del gobierno. Esta versión era incorrecta. No hubo gente que viniera de otras provincias, ni tampoco fue Montoneros o la FAR. Las uniones vecinales, como era la tónica de la época, estaban politizadas. La gente de bajos recursos sentía que el Estado no cumplía con su deber de salvaguardar al pueblo. En ellos se generó malestar y comenzaron a organizarse.
Así nació la “Coordinadora Provincial No Pague la Luz”. En su formación -dice Carina Sacchero- hubo uniones vecinales, movimientos políticos, estudiantes, jubilados y gremios. Toda esta conjunción de elementos heterogéneos nos da a entender la naturaleza voluntaria o espontánea que tuvo la convocatoria.
“Los vecinos no mezclaron sus inclinaciones políticas con el movimiento de protesta contra el alza de las tarifas. La organización no tenía la finalidad de llegar a extrema violencia, como sucedió. La gente canalizó las formas de hacer política, o de enfrentar al gobierno, a través de grupos religiosos, centros de estudiantes, gremios y uniones vecinales. Existía un vaciamiento de poder en los partidos políticos. No pudieron llevar adelante la conducción de una manifestación multitudinaria... El Mendozazo marcó un antes y un después en la historia mendocina, pues movilizó a toda la sociedad, caracterizada antes por ser chata, conformista, apática y poco enérgica”, concluye la historiadora.
Si bien no hay números exactos, el Mendozazo dejó como saldo trágico un muerto y cientos de heridos. En los días posteriores se produjeron algunas muertes más que, lamentablemente, tampoco están registradas con precisión.
El reclamo “no pague la luz”… prendió la mecha
El autor, actual periodista de Diario Los Andes, cuenta los hechos que vio aquel día y que después reflejó en su cobertura.
miércoles, 04 de abril de 2012
Por Eduardo Luis Ayassa - periodista en ese año de Diario Mendoza
Cuatro de abril de 1972. Fue un día martes. La Provincia estaba en crisis. La policía había quedado, 24 horas antes, bajo el mando de la VIII Brigada de Infantería de Montaña.
En la Casa de Gobierno aún gobernaba don Francisco “Pancho” Gabrielli.
Pero para muchos ese día amaneció antes.
Unos 20 mil trabajadores se autoconvocaron para marchar hasta el Centro Cívico, mientras efectivos a caballo cargaron contra las maestras agrupadas en el Sindicato del Magisterio y llegando a Montevideo y Mitre, se sumaron los carros hidrante que tiñeron de azul los blancos guardapolvos de las docentes.
También hubo caballos desparramados por las calles producto de “bolitas” de acero que los manifestante hicieron correr por el pavimento.
Y paradójicamente el lema “no pague la luz”... prendió la mecha.
En las escalinatas de la Casa de Gobierno, Luis Fiorentini (secretario general de la CGT) comenzó a hablar, pero su discurso fue acallado por los disparos de soldados, policías, gendarmes e inclusive bomberos. Pese a ello, la furia de la gente, provocó que una tanqueta terminara dada vuelta en el mismo lugar.
Fue el descontrol total. Los disparos se multiplicaban mientras el aire se enrarecía por los gases lacrimógenos.
Un rojo Mercedes Benz, propiedad del juez Jorge Marzari Céspedes, fue el primero en ser prendido fuego. Después, las llamas ganaron a decenas de vehículos. Además los manifestantes con palos y piedras (un camión municipal las había dejado horas antes) comenzaron a golpear puertas y ventanas de la sede de gobierno.
Muchos troles comenzaron a arder, mientras los manifestantes, con algunas bajas, muchos heridos y un muerto, se encaminaron por la principal avenida.
A su paso quedaban autos quemados, vidrieras destruidas y carteles caídos. En calle Catamarca se pudieron contabilizar ocho autos incendiados en sólo dos cuadras.
La pereza de la tradicional siesta mendocina dio paso a la declaración de “zona de emergencia”.
La calma volvió sobre la tarde noche. Casi a la misma hora que el gobernador de la Provincia Francisco Gabrielli renunciaba al cargo.
Mientras que desde el gobierno central en la Capital Federal, bajo las órdenes del militar Alejandro Agustín Lanusse, se anunciaba que las tarifas no iban a ser aumentadas.
Fue el “Mendozazo”, del 4 de abril de 1972, el que marcó a la provincia y la incorporó a los reclamos populares de todo un país.
Fuente:LosAndes



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