15 de abril de 2012

ESMA: EL CAPÍTULO FINAL.

Esma: el capítulo final
Año 5. Edición número 204. Domingo 15 de abril de 2012
Por Laureano Barrera
lesahumanidad@miradasalsur.com
(TELAM)
El próximo jueves 9 de agosto, a las 10 de la mañana, la Justicia federal argentina comenzará a terminar de saldar una de sus mayores deudas históricas: dar a conocer lo que sucedió en el inframundo de la Escuela de Mecánica de la Armada, uno de los sumideros humano más grandes pergeñados por los cerebros de la dictadura militar –con la única excepción de Campo de Mayo–, por el que pasaron y padecieron unos cinco mil secuestrados. O, al menos, dar a conocer casi todo lo jurídica y humanamente comprobable. “Calculamos que el tramo del juicio que empieza en agosto va a completar hasta el 90 o el 95 por ciento de los crímenes cometidos en el mayor centro clandestino de la Marina”, dice Martín Rico, abogado querellante por parte de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
El tercer tramo de la megacausa Esma reúne seis expedientes investigados por el juzgado Federal Nº 12 de Sergio Torres (causas N° 1282, 1349, 1415, 1492, 1510 y 1545), con un total de 61 marinos imputados y 781 casos, que abarcan desde 1976 hasta 1983, entre los que se destacan el secuestro y desaparición de la joven sueco-argentina Dagmar Hagelin, el cautiverio de los sacerdotes tercermundistas Orlando Yorio y Francisco Jalics, y la desaparición de la dirigente de Montoneros Norma Arrostito. Aunque para la Secretaría de DD.HH. todos los casos son “igual de relevantes”. También será materia de debate: la extorsión contra el sobreviviente Víctor Basterra, obligado a vender su casa de Valentín Alsina a un prefecto; el área de Pañol de la Esma, donde la muchachada del GT 3.3.2 guardaba los botines del saqueo a las casas de los secuestrados, y el robo de más renombre, aquél ejecutado con una escribanía paralela de Massera y algunos secuaces, apropiándose a punta de picana y con desapariciones de los bienes de los empresarios Conrado Gómez, Victorio Cerutti, Omar Pincolini y Horacio Palma, y la sociedad Cerro Largo S.A. La única investigación que quedaría en etapa de instrucción es la de los vuelos de la muerte, que sigue su curso sumando fojas vertiginosamente.
De los 61 ex hombres de la Armada acusados en este juicio, 43 enfrentarán por primera vez el banquillo de los acusados, porque 16 ya han sido condenados en el memorable juicio que concluyó en noviembre pasado, mientras que Pablo Dante García Velasco y Juan Carlos Rolón, apodadoJuan o Niño, resultaron absueltos en el mismo proceso. Sin contar, por supuesto, a Héctor Febres, que fue el primer marino enjuiciado por lo sucedido en el centro clandestino de la Avenida Libertador al 8.200, y murió envenenado con cianuro en su celda de Prefectura cuatro días antes de oír la sentencia.
Lo mismo sucede con las víctimas; muchas de ellas se reiteran respecto del juicio anterior. “Nosotros hubiéramos preferido que se hiciera un solo juicio, y no que se hubiere separado los casos por año –advierte el letrado Rico– pero estamos contentos que se unificaron todas las últimas causas elevadas por el juzgado y se aplicaron los criterios de la muy buena acordada 1/12 de la Cámara de Casación Penal, que fijó nuevos criterios de juzgamiento y suprimió lo que nosotros, en la jerga de Tribunales llamamos, ‘chicanas judiciales’”, completa. Las chicanas son, en esencia, recusaciones y recursos presentados por las defensas de los represores, que buscan dilatar el comienzo de las audiencias.
La acordada de Casación busca saldar una preocupación capital de los organismos y los ex detenidos: la premura del juicio. El anterior, considerablemente más pequeño –tenía menos de la tercera parte de los imputados y la octava parte de las víctimas–, duró veintidós meses. La fiscalía, basándose en ese antecedente y pidiendo que el juicio no se extendiera más de un año, pidió el desglose de los casos y los imputados: centrarse en los verdugos que llevan más tiempo detenidos y que no han sido condenados en el otro juicio. Respecto de las víctimas estimaba lo mismo: ocuparse de las víctimas no incluidas antes, sobre todo aquellas que permitan la “comunidad probatoria”: que la misma prueba sirva para acreditar muchos casos. Por otro lado, pidió tres audiencias semanales de seis horas cada una. Por distintos motivos, las defensas y las querellas se opusieron.
Para dirimir la polémica, el Tribunal Oral compuesto por Daniel Horacio Obligado y los jueces subrogantes Adriana Palliotti y Leopoldo Bruglia, se apoyó en la acordada de Casación, que establece seis reglas de oro para lograr una “mayor dinámica y operatividad a las normas procesales en vigor”. Entre las vitales, aconseja una audiencia preliminar para consensuar cuál es la prueba estrictamente necesaria, incorporar por lectura muchos de los testimonios que ya fueron hechos en la instrucción, no leer completos los requerimientos fiscales y restringir la última palabra de los imputados a una duración razonable.
“Confío en que el modelo de juicio que mejor atiende los intereses de las partes en conflicto y de la propia sociedad, es el juicio único que entonces involucre todos los tramos ya elevados a juicio por el juzgado instructor”, dice el voto del presidente del jurado, Daniel Obligado. Sus colegas acordaron, añadiendo que “debe cesar la situación de incertidumbre que se prolonga en el tiempo para los imputados y la grave tribulación a la que son sometidas las víctimas en sus derechos y a que, de una vez por todas, los hechos que las afectaron sean juzgados”.
El TOF define una periodicidad de tres audiencias semanales, calculando con ese ritmo sostenido que las 176 audiencias previstas en el juicio podrían terminarse en un año y dos meses. Y destina la exclusividad de la Sala Auditorio del edificio de Comodoro Py para que no se superponga con otros debates, abortando otro altercado que se había planteado en los días previos: la idea, desde algún sector oficialista, de llevar adelante el juicio en la propia Esma (hoy Museo de la Memoria), que la Asociación de Ex Detenidos había calificado de “siniestra”, por los efectos post-traumáticos que provocaría en los sobrevivientes evocar aquél infierno en el mismo infierno.
Fuente:MiradasalSur

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