31 de mayo de 2012

Causa Harguindeguy: Testigo señaló a Dasso como quien ordenó su detención.

Causa Harguindeguy: Testigo señaló a Dasso como quien ordenó su detención 
Félix Román, quien era titular del Sindicato de Empleados Municipales de Concordia, dijo fue detenido ilegalmente y sometido a torturas psicológicas por órden del entonces Jefe del Área Concordia del Ejército. El debate se reanudará la semana próxima.
El imputado Naldo Miguel Dasso. 
Fuente: Luciana Actis
En una nueva jornada del juicio por la Causa Harguindeguy, en la que se investigan crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar, un testigo comprometió aún más al imputado Naldo Miguel Dasso, quien en ese entonces ostentaba el rango de Teniente Coronel y se desempeñaba como Jefe del Regimiento de Concordia.

Félix Donato Román, exsecretario general del Sindicato de Trabajadores Municipales de Concordia, relató ante el Tribunal Oral Federal de Paraná el derrotero y las crueldades a las que fue sometido tras su detención ilegal, ocurrida a las 6 de la mañana del día 24 de marzo de 1976.

Notablemente emocionado, el testigo señaló que esa madrugada, un gran despliegue de efectivos del Ejército, la Gendarmería y la Policía de Entre Ríos rodeó su casa. “Golpearon muy fuerte la puerta, parecía que querían derribarla, por eso abrí, antes que la tiren abajo”, comentó.

Ese día, en su domicilio también se encontraban su esposa y sus dos hijos de 4 y 1 año de edad. “Los efectivos estaban armados hasta los dientes y me gatillaban, yo les pedía que no me maten. A mi mujer también la arrinconaron. Nos tuvieron así durante casi media hora, que fue lo que duró el operativo. Estaban muy exaltados, me revolvieron toda la casa de una forma muy violenta, no sé qué buscaban”.

Tras una búsqueda infructuosa, lo subieron esposado a un unimog y lo llevaron al Regimiento de Concordia. Allí lo alojaron en uno de los dormitorios de las cuadras y lo dejaron incomunicado. “Creo que yo era el primero que llevaron detenido, después empezaron a traer a más personas. Creo que llegamos a ser unos 40 detenidos”.

Al tercer día, un oficial lo busco y lo llevó a una oficina para que le tomen declaración. “En el escritorio estaba sentado quien se presentó como el Teniente Coronel Dasso, yo también me presenté. Entonces me comunicó que yo estaba detenido bajo el Estatuto de Reorganización Nacional, y yo le respondí que sólo iba responder amparándome bajo la Constitución Nacional, que era la única que me protegía. Por eso se encocoró. Me preguntó cínicamente si sabía por qué me habían detenido, le respondí que no, pero asumí que era por mi actividad gremial y por mis trabajos solidarios en los barrios humildes, pero él me dijo que no. Que las fuerzas armadas tenían en su poder documentos que me vinculaban a grupos subversivos armados”. 

Román señaló que eso no podía ser cierto, ya que nunca en su vida había empuñado un arma. “No estaba de acuerdo con esa metodología, la única arma que usé en mi vida fue una caja de fósforos”.

En el Regimiento estuvo detenido durante 10 días, luego trasladaron a un grupo a la cárcel de Gualeguaychú, donde tuvieron que convivir durante semanas en un calabozo deplorable. “No nos dejaban salir a hacer nuestras necesidades, había ratas, cucarachas, mierda y orina por todas partes. Nos tiraron un colchón mugriento. Estábamos aislados, nos daban de comer una sopa asquerosa al mediodía”, relató.

A mediados de junio, una mañana, guardiacárceles y efectivos de otras fuerzas armadas los hicieron levantar muy temprano. “Nos pegaron unos chirlos en la cabeza, puntapiés, porque disfrutaban con esas cosas. Nos esposaron y nos formaron en fila. Nos hicieron subir a un colectivo y nos llevabaron al aeropuerto de Gualeguaychú. Desde ahí vi un avión Hércules verde. Antes de bajar, nos vendaron los ojos con una cinta blanca y después nos colocaron capuchas negras. Cuando estábamos arriba del avión, nos encadenaron en hileras. Durante el vuelo nos pegaban, y nos insultaban. A mi me dieron un culatazo o una patada en el mentón, recuerdo que fue un dolor muy intenso”.

El avión los llevó hasta Coronda. Al descender, los encerraron en armarios de oficina y los metieron en un camión, con destino a la Cárcel.

Según relató, allí fue sometido a las peores penurias, mal alimentado, y con poco abrigo en época invernal, tuvo que sobrevivir en condiciones infrahumanas hasta el 23 de diciembre del 76. “Era un regimen perverso, me quitaron mi ropa y me pusieron un overol mugriento, casi me morí de frío. Casi no nos podíamos higienizar. Cuando me llevaron detenido, pesaba 75 kilos. Cuando salí, 55. Era un palito. Nos sometían a torturas psicológicas, si bien no me golpeaban, me decían que yo era un rehén de guerra”.

Según el relato de Román, el día que lo iban a liberar, sintió mucho miedo. “Cuando me vinieron a buscar, empecé a temblar como una hoja, porque había muchos detenidos como nosotros, los sacaban de la prisión y después los traían muertos, porque los mataban en simulacros de enfrentamientos”.

El 23 de diciembre, él y otros compañeros fueron trasladados a Paraná. Allí los recibió el comandante de la II Brigada Blindada de Paraná, Juan Carlos Ricardo Trimarco. “Nos pidió disculpas, dijo que estábamos en guerra y que se equivocaron con nosotros”.

Por la reprogramación de las declaraciónes de varios testigos, las audiencias se retomarán el próximo miércoles.



Fuente:DiarioUnoER

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