Siete detenciones que reavivan la causa de los crímenes de la Triple A
Año 5. Edición número 212. Domingo 10 de junio de 2012
Por
Raúl Arcomano
rarcomano@miradasalsur.com
Apresados. Uno de los detenidos es Jorge Conti, el yerno de José López Rega. (EGM)
El juez federal Norberto Oyarbide ordenó apresar a ex miembros de la banda parapolicial de ultraderecha que funcionó entre 1973 y 1975 bajo las órdenes de El Brujo José López Rega. Se le atribuyen más de dos mil asesinatos.
Su mise en scène ocurrió el 21 de noviembre de 1973. Una bomba colocada en el Renault 6 de Hipólito Solari Yrigoyen. El auto voló por los aires cuando intentó ponerlo en marcha. El dirigente radical se salvó de milagro, aunque padeció luego una larga y dolorosa recuperación física. El atentado estaba asumido en una carta: estaba firmado con tres letras A.
Su mentor y organizador fue José López Rega, bufón y alcahuete de Isabelita y ministro de Bienestar Social. El primer asesinato notorio sucedería un año después: el del sacerdote Carlos Mugica. En ese caso no se adjudicaron el crimen, tal vez porque todavía vivía Juan Domingo Perón y era presidente. La investigación del periodista Ignacio González Janzen sobre la Triple A, una de las primeras, desentraña las acciones que desarrolló la banda parapolicial: 220 atentados entre julio y septiembre de 1974, casi tres por día. Sesenta asesinatos, uno cada 19 horas. Veinte secuestros, uno cada dos días. Y dos mil muertos en treinta meses. Siete detenciones a ex miembros, producidas esta semana, parecen revivir la causa judicial.
Es que el expediente que investiga los crímenes de la Triple A tiene una larga historia en los tribunales. La empezó en 1975 el abogado Miguel Radrizzani Goñi. “Lopecito juntó a cuanto delincuente andaba suelto (y si era con chapa, mejor) y los puso a trabajar en lo que él quería, que no era más que su espacio político, todo lo demás es sanata”, le dijo Radrizzani Goñi a Juan Gasparini, en su libro La fuga de El Brujo. López Rega armó la Tripe A con policías exonerados y del comando radioeléctrico.
Usaban como base de operaciones las instalaciones del ministerio. Allí guardaban las armas con que se ejecutaba a sus víctimas. El expediente se cerró en 1989 con la muerte de López Rega. En 2007 fue reabierto, gracias a la detención y extradición desde España de Rodolfo Almirón. Este ex policía, ya fallecido, fue uno de los jefes operativos, junto a Juan Ramón Morales.
Morales era el jefe de la custodia de López Rega. Almirón, de la de Isabel. En su exilio en España custodió a Manuel Fraga Iribarne, líder de la derecha española.
Como Almirón y Morales, el suboficial Miguel Ángel Rovira fue policía de la subsección Vigilancia General, de Robos y Hurtos de la Federal. Esta brigada, que integraban otros policías, se especializó en ratoneras. Un soplón les informaba sobre un posible robo y ellos emboscaban y acribillaban a tiros a los ladrones.
Sin ningún reparo: en sólo un semestre armaron unas veinte ratoneras que dejaron un saldo de 76 delincuentes muertos. Otro pilar de las Tres A fue el periodista Felipe Romeo, que dirigió la revista El Caudillo, que marcaba desde sus páginas los objetivos a aniquilar. Hoy, todos están muertos.
Las siete detenciones las ordenó el juez Norberto Oyarbide. Se trata de ex miembros de la banda parapolicial.
Entre los detenidos están el periodista Jorge Conti, yerno de López Rega. Conti pasó de ser presentador de noticieros en Canal 11 a titular de la Secretaría de Información Pública. Estaba casado en segundas nupcias con Norma Beatriz, la hija de El Brujo. También detuvieron a Carlos Alejandro Villone, secretario privado del ex ministro, y Julio Yessi, ex jefe de la Juventud Peronista de la República Argentina, la jotaperra. También fueron apresados Raúl Ricardo Arias, Carlos Jorge Duarte, el ex policía federal Rubén Pascuzi y el ex cabo bonaerense Norberto Cozzani, que ya cumple prisión preventiva en el marco de la “causa Camps”.
Luego de indagarlos como presuntos organizadores de una asociación ilícita, todos quedaron detenidos en el penal de Marcos Paz. Yessi se negó a declarar. Villone solicitó la prisión domiciliaria. Y Conti pidió la excarcelación. En esta causa Oyarbide pidió la extradición desde España de la ex presidenta María Estela Martínez, viuda de Perón, donde reside desde 1981. La Justicia española la denegó.
El origen de las A. Aún siguen existiendo dudas sobre cómo y quién ordenó crear la Triple A.
En una de sus últimas entrevistas, Eduardo Luis Duhalde había dicho a Miradas al Sur: “López Rega no tenía la autorización de Perón para el lanzamiento de esa actividad criminal. Muy por el contrario, Perón mandó a Isabel y a López Rega a visitar a Solari Yrigoyen para saludarlo y repudiar al atentado. Fue una señal, yo creo clara, de que la Triple A no contaba con la anuencia de Perón para operar”.
Duhalde recordó entonces una charla con el ministro de Educación, Antonio Benítez, a fines del ’73. “Me dijo que Villar y López Rega habían hecho un planteamiento a Perón de crear un grupo que operara al margen de las estructuras legales. Perón, me dijo Benítez, los había escuchado y había guardado silencio.
Creo que Perón sabía que se iba a hacer el proyecto, pero hay dos gestos que fortalecen mi convencimiento de que Perón desconocía las acciones de la Triple A. Uno: mandar a López Rega y a Isabel a solidarizarse con Solari Yrigoyen. Dos: el hecho de que en vida de Perón el primer crimen que cometieron, el de Mugica, no lo ‘firmaron’”.
Horacio Paino fue el organizador de las patotas parapoliciales, a pedido de López Rega. Así lo testimonió en su autobiografía Historia de la Triple A. En el libro detalla los métodos y operativos de la organización. Había ocho grupos operativos. “Cada grupo estaba integrado por un jefe y cuatro hombres, además de un hombre de apoyo que siempre los acompañaba. El poder de los jefes era ilimitado: eran señores de vida y muerte que podían ejecutar prácticamente a quien quisieran”, detalló. Y aclaró: “Las ejecuciones las ordenaba López Rega.
Así que cada grupo actuaba bajo sus ordenes.”
La investigación ha avanzado de manera muy lenta. Porque casi todos los posibles imputados ya han muerto. Y porque el modus operandi de la Triple A de secuestrar y matar no fue, por ejemplo, como el de los centros clandestinos, donde hay testigos sobrevivientes.
“Entiendo que hay una dificultad para avanzar judicialmente. Las causas judiciales no se centran en la investigación histórica, sino en el juzgamiento de personas que hoy en día puedan estar vivas, con capacidad de estar a juicio, y que haya pruebas de su responsabilidad. Los responsables están muertos”, había advertido Duhalde. Gasparini, otro gran investigador del tema, piensa diferente. Sostiene que Oyarbide “está dejando apagar la causa”.
En el expediente se asegura que López Rega elaboraba la lista de blancos a matar en reuniones de gabinete del gobierno de Isabel. Bernardo Alberte, hijo del delegado de Perón, recordó que en la primera reunión de gabinete después de la muerte de Perón, el 8 de agosto de 1974, López Rega, en presencia de todos los ministros, mostró fotos de las personas “peligrosas para el gobierno y para la seguridad de la Nación”. Uno de ellos era Alberte.
Otros “marcados” fueron Julio Troxler, Hernández Arregui, Silvio Frondizi. También Taiana padre, que presentó la renuncia y le dijo a Alberte: “Están todos locos. Te tenés que ir”.
Hacia octubre de 1975, las operaciones conocidas de la Triple A decayeron. Los homicidios más resonantes ya habían tenido lugar (Ortega Peña, Atilio López, Julio Troxler, Silvio Frondizi). Ese año, en medio de protestas populares, López Rega renunció y fue enviado a Europa con rango de embajador junto a Almirón y Morales. Fue extraditado en 1986. Murió en la cárcel antes de recibir sentencia.
Fuente:MiradasalSur
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