24 de septiembre de 2012

MASACRE DE TRELEW: el juicio se suspendió de nuevo por un pasaje mal sacado.

Masacre: el juicio se suspendió de nuevo por un pasaje mal sacado 
El proceso se reiniciará recién el martes a las 10. 
Perfiles. A la izquierda, el fiscal Dante Vega junto con su colega Horacio Arranz y el Power Point del alegato. 
Primero le tocó a la jueza Nora Cabrera de Monella, que se lastimó un pie y el medicamento que tomó le cayó muy mal. Peor el remedio que la enfermedad, como quien dice. Eso suspendió la audiencia del miércoles. Y ayer, Jorge Bautista, acusado de encubrir la Masacre de Trelew, sacó pasaje para él y para su defensor Gerardo Ibáñez. Pero se equivocó de horario y volaron 4 horas antes de lo previsto. Eso suspendió la audiencia de ayer. 

El juicio por los 19 fusilamientos se retomará el martes a las 10. Por la mañana se escuchó parte del alegato del Ministerio Público Fiscal, que pedirá prisión perpetua para Luis Sosa, Emilio Del Real, Carlos Marandino y Rubén Paccagnini por el homicidio premeditado y con alevosía de 16 presos políticos y la tentativa de homicidio de otros 3. Según esta versión, como jefe de la Base Almirante Zar, Paccagnini retransmitió la orden de fusilamiento que dio el presidente de facto Alejandro Lanusse. Los otros tres ejecutaron a los guerrilleros la madrugada del 22 de agosto de 1972. Para Bautista los fiscales exigirán dos años de cárcel. 

Se trata del último alegato de acusación del juicio en el Cine Teatro “José Hernández” de Rawson. Apenas terminen los fiscales les tocará a los defensores. El abogado Ibáñez ya pidió un margen. “En los alegatos se introdujeron elementos nuevos y normativa que no conocemos y queremos chequear”, justificó. 

Ayer Gélvez usó un Power Point para un exhaustivo detalle de los episodios de agosto del ´72, desde la fuga de la U-6 de Rawson hasta la matanza. Proyectó fotos de sumarios de la época y documentos militares inéditos. Aseguró que el 16 y 17 de agosto el trato a los presos no fue riguroso. Luego comenzó el maltrato. 

El relato del fusilamiento fue similar al de alegatos anteriores: la noche del 21 se levanta la guardia; a las 3.30 entra el grupo de oficiales de la Marina; Marandino abre los calabozos; forman fila barbilla en el pecho y los atraviesan ráfagas de ametralladora sin mediar explicación. Tras la balacera “entró gente que no pertenecía al plan”. 

El fiscal federal acusó a Paccagnini de no llevar a los heridos al hospital de Trelew. Recordó el testimonio del exgobernador Atilio Viglione: la mañana del 22 de agosto, un llamado al Sanatorio Trelew le pidió suero y medicamentos para los sobrevivientes. “¿Por qué se pidió atención para algunas cosas y para otras no? –se preguntó Gélvez- ¿Por qué se dejó pasar tanto tiempo y no se pidió una ambulancia para trasladar a los heridos a un centro de más complejidad?”.

“Tras la toma del aeropuerto pudieron llevarlos a cualquier otro lugar para no tenerlos hacinados en la Base. El juez Alejandro Godoy ofreció detenerlos en Gendarmería y había otros lugares para encerrarlos individualmente. Pero quiso mantenerlos en la Base por orden de Lanusse”. Para Gélvez, el marino “pone un muro entre su casa y el resto de la unidad, como si no hubiese sido responsable de nada de lo que pasaba allí cuando era el responsable de la vida de los presos”. 

En cuanto a la versión de Sosa, con Mariano Pujadas atacándolo en la primera celda, el fiscal dijo que esa explicación es “inverosímil” ya que “si se hubiesen querido fugar lo atacan en la mitad del pasillo o en el fondo. Lo que dice es totalmente ilógico”. Con un pasillo de 1,50 quedaba muy poco espacio. El capitán no pudo pasar al medio de la fila sin chocar los hombros de los presos. Mucho menos salir ileso si, como dice, las ráfagas se iniciaron apenas lo golpeó Pujadas. “Qué paradoja: Pujadas recibió 17 balazos y él, ninguno”. En tal sentido, “las versiones oficiales son totalmente descabelladas porque sin ningún tipo de duda, si alguien arrebataba un arma, algún marino debió salir herido”. Gélvez también desbarató la versión de Marandino. El excabo dijo que se ocultó detrás de un biombo cuando empezó la balacera. “Su relato es creíble en gran parte pero ese biombo no existía y lo dijo para favorecer su situación”. 

En cuanto a Bautista, el juez militar que investigó el hecho, Gélvez aseguró que “con su manera de investigar obstaculizó la búsqueda de la verdad histórica ya que procuró que las pruebas de las muertes no pudieran ser recabadas”. 

El marino llegó a la Base pero no sacó fotos de los cuerpos, ni los revisó ni ordenó autopsias ni secuestró armas ni ropas de los muertos. Tampoco pidió el libro de guardias y dejó que los cadáveres sean desvestidos y encajonados para sacarlos del lugar. “Bautista se esforzó para que no haya ninguna prueba e hizo como que investigaba”. 

Subrayó que el exjuez ad hoc hizo una reconstrucción del episodio pero antes de escuchar la versión de los tres sobrevivientes. Y no obedeció el Código Militar de la época que debió guiar su trabajo. “A 40 años quiere mejorar su situación procesal pero en su momento no hizo absolutamente nada de lo que la ley le marcaba hacer. Su objetivo fue probar la versión oficial de la Armada”.
FuentedeOrigen:LaJornada,viernes
Fuente:Agnddhh

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