HISTORIAS DE VIDA
"Las fotos de mi mamá biológica son un calco de mis hijas"
20/10/2012
Ezequiel Tauro nació en cautiverio, después de que su madre, militante de Montoneros, fuese secuestrada por la dictadura cuando estaba embarazada de cuatro meses. Conocé por qué su caso es particular.
Por Florencia Martin
Exactamente 35 años después de haber nacido en un centro de detención clandestina de Buenos Aires durante la dictadura militar (1976-1983), Ezequiel Rochistein Tauro recuerda cómo fue que la Justicia argentina le comunicó, hace tan sólo dos años, que era hijo de militantes de izquierda desaparecidos y que se abriría una causa penal por apropiación de menores contra quien hasta ese momento él consideraba su padre.
Ezequiel nació en cautiverio, después de que su madre, militante de la organización Montoneros, fuese secuestrada por fuerzas estatales cuando estaba embarazada de cuatro meses.
"Mis padres biológicos militaban en Bahía Blanca. Vinieron a Buenos Aires porque la Triple A (grupo parapolicial de extrema derecha que asesinó a miles de personas durante el régimen militar) puso dos bombas en la casa y el negocio de mi abuelo y ellos no querían seguir exponiendo a sus padres. En Buenos Aires estuvieron militando en la semiclandestinidad, y cuando mi mamá estaba embarazada de cuatro meses la secuestraron", relata Ezequiel, que fue "reconstruyendo la historia como un rompecabezas".
Tras su nacimiento en el centro de detención clandestina, el pequeño fue sustraído y criado por una pareja que él creyó su familia biológica hasta los 23 años. Un mes antes de contraer matrimonio, fue citado por un juzgado que le informó tener sospechas de que fuese hijo de María Graciela Tauro y Jorge Daniel Rochistein, desaparecidos en la provincia de Buenos Aires el 15 de mayo de 1977.
Su caso es muy particular: en ese momento Ezequiel se encontraba trabajando en el área civil de la Fuerza Aérea. Y su supuesto padre también era miembro de ese cuerpo, del que durante la dictadura militar había dependido el centro de detención clandestina Mansión Seré, donde se sabe, por testimonios de supervivientes, que también estuvo retenida su madre biológica, Graciela.
"Hay gente que dice que son apropiadores. Lo bueno de los hijos de desaparecidos que desconocían sus orígenes es que cada uno respeta las denominaciones del otro, cada uno habla por sí mismo", comenta Ezequiel, que prefiere llamar a quienes lo educaron "padres de crianza".
El inicio de la causa judicial derivó en la fuga de su supuesto padre, prófugo desde 2002, con quien Ezequiel dice haber estado distanciado ya hacía años, "pero por otras razones, cosas de la vida".
Pese a la distancia y las rotundas sospechas de los tribunales a cargo, Ezequiel no sólo continuó trabajando en la Fuerza Aérea sino que además se negó sistemáticamente, durante casi diez años, a suministrar las pruebas de ADN necesarias para esclarecer el caso.
"Tuve una etapa de negación absoluta, lo único que me interesaba era defender a mi vieja (madre)", recuerda quien explica "haber llevado el rechazo de los análisis al extremo" por no querer ser quien forzara un encarcelamiento de sus "padres de crianza".
"Mi vieja se vio ante la causa penal y ante un cáncer. Eso le hizo eclosión, también a nivel psiquiátrico."
Esa madre sustituta asegura nunca haberse imaginado que él pudiese ser hijo de desaparecidos. "Cuenta que un día volvió de trabajar y se encontró con un bebé sobre la cama matrimonial. Mi viejo le dijo que me habían dado en adopción. Si me preguntás: ¿Le creés o no le creés? Yo te digo que sí, que a ella le creo", dice Ezequiel 35 años después del hecho.
En 2009, cuando el poder legislativo aprobó la extracción compulsiva de ADN para determinar la identidad de personas involucradas en investigaciones por delitos de lesa humanidad, Ezequiel debió dejar la última decisión en manos del juzgado.
Poco después, en septiembre 2010, se convertiría en el hijo de desaparecidos número 102 que recuperaba su identidad al confirmarse que había nacido en la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA), recinto que durante la dictadura funcionó como centro de detención clandestina. A partir de entonces, según relata, "fue un proceso bastante acelerado".
"Me notificaron que era hijo de Graciela y de Jorge y una semana después viajé a la ciudad de Mar del Plata para conocer a mi abuela y a mi tía (biológicas por parte materna). La reconocí en el aeropuerto porque era la única mujer que estaba llorando", recuerda.
"Fue muy revelador. Fue muy loco ver fotos de mi mamá (biológica) cuando tenía dos años, era un calco de mis hijas", recuerda Ezequiel, padre de tres niñas. Y entonces se propuso concretar un encuentro entre las que consideraba sus dos familias.
"Yo quería que mi abuela y mi tía conocieran, además de a mis hijas y a mi mujer, a mi vieja. Ellas accedieron, fuimos a mi casa y mi vieja apareció a los diez minutos y se puso a llorar. Lo primero que hicieron mi abuela y mi tía fue ir a abrazarla y consolarla, no me olvido más. Comimos y terminamos ese día en el living de mi casa: mi vieja hablando, y mi abuela y mi tía preguntándole cómo era yo de chico."
Ezequiel dice haber vivido "un milagro". "O no sé cómo llamarlo. Pude compatibilizar las dos familias."
Cuenta que ha celebrado su cumpleaños en Mar del Plata junto a su mujer, sus hijas, su madre de crianza, su abuela y su tía biológicas.
"Tenía miedo de ser el patito feo de los nietos recuperados", ser el centro de las críticas por haber querido defender a sus apropiadores, pero dice haber sentido una "sinergia, una energía muy especial" en el círculo de los hijos de desaparecidos reunidos en torno a la organización de Abuelas de Plaza de Mayo, un lugar en el que, destaca, se respeta el modo individual de revivir un pasado no vivido y de aceptar una nueva identidad.
"Las Abuelas me mostraron todo un árbol genealógico de mi familia biológica, no lo podía creer", asegura.
"Descubrí que era uno más, pero que no era un número más de los nietos recuperados por Abuelas, sino que ahí había personas que se preocupaban, que estaban con vos, que te contenían. Y eso es un trabajo que yo no sé si se ve tanto desde afuera, pero uno como nieto lo valora muchísimo."
Fuente: DPA
Fuente:RioNegro.com.ar
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