11 de enero de 2013

ROSARIO: OTRA VÍCTIMA INOCENTE DEL NARCOTRÁFICO.

LAS MUJERES DE LUDUEñA DESPUES DE LA MUERTE DE MERCEDES.
"Fue otro Pocho Lepratti"
Invadidas por el dolor que les produjo el asesinato de su compañera, baleada en un enfrentamiento en el barrio; aseguran que se van a organizar para "seguir luchando contra el narcotráfico". Hoy mismo tienen una reunión a la que prometió asistir Fein.
Por Lorena Panzerini
Las mujeres del barrio estarán hoy a la cabeza de la marcha que se hará a la comisaría 12º.Imagen: Andrés Macera
Con la herida todavía abierta por la muerte de Mercedes Delgado, la militante social baleada el martes en un enfrentamiento entre bandas narco en barrio Ludueña, las mujeres voluntarias del centro comunitario San Cayetano se organizan para "luchar contra el narcotráfico, pero no con más policía, sino con un trabajo desde el barrio para que termine la violencia". Aseguran que el asesinato de su compañera es "otro caso Pocho Lepratti, solo que a ella no la mató una bala policial; pero en estos casos policía y asesinos son lo mismo", lamentó Mirta, una de las comunitarias del centro del padre Edgardo Montaldo.

Esta tarde marcharán hasta la comisaría 12º, donde exigirán que sean detenidos los autores de los disparos que terminaron con la vida de su compañera y llevarán la movilización a la plaza del militante asesinado en 2001, también en un comedor comunitario, ubicada en Gorriti y Liniers. Más temprano realizarán una reunión en la que esperan a la intendenta Mónica Fein, que ayer estuvo en el cierre del velatorio y prometió su asistencia. Por su parte, el secretario de Seguridad, Matías Drivet, aseguró que los dos búnker de la zona "fueron allanados tres veces, en el último tiempo".

"Mercedes tenía pura entrega a los demás. Ella temía que sus hijos se metieran en esas bandas por el flagelo de la droga; porque si bien trabajamos, la droga avanza tanto que nos quedamos cortos", expresó el padre Montaldo. El religioso lamentó que "si son pibes pobres parece que están condenados a esa realidad. Por eso, tenemos que sumarnos urgente contra todas las instituciones, las escuelas, los padres, el estado y todos los actores sociales para que esto cambie".


Mirta, quien ayer pudo hablar con la intendenta antes del traslado del cuerpo de su compañera al cementerio, planteó la idea de trabajar para que no vuelva a pasar una situación igual. "Queremos juntarnos para empezar a trabajar entre todos y que no haya otra Mercedes, que no mueran más inocentes. Vamos a empezar con una reunión mañana (por hoy) de la que se comprometió participar la propia intendenta, así que la estaremos esperando para hablar", señaló.


Fein destacó la labor de Mechi, a quien aseguró haber conocido. "Estas mujeres pelean día a día para que los chicos tengan futuro", destacó sobre la labor de la víctima. "Acompañé a los vecinos y me comprometí a trabajar en este camino", dijo la intendenta en LT8, tras relatar que estuvo "muchas veces en el Centro Comunitario San Cayetano como en muchos otros centros comunitarios", ya que "estamos presente como Estado y a través de los centros comunitarios".


Jorge, el marido de Mercedes, pudo hablar recién ayer. Todavía conmovido por el dolor de la pérdida aseguró: "Cada día es más difícil vivir en el barrio, donde tenemos dos búnker cercanos, y siempre se escuchan tiros". Al mismo tiempo, lamentó que quienes mataron a su mujer son "los mismos que ella ayudó y les dio un plato de comida cuando eran más chicos. A mí me dijeron quiénes fueron, pero yo no vi nada y esta gente no está detenida porque se fue del barrio".


Mirta sigue compungida. "Nosotros identificamos a Mercedes como una segunda Pocho. Asesinos y policías son iguales en esto". Al hablar del flagelo de la droga en el barrio, señaló: "El enfrentamiento entre estas bandas es solamente por la droga. A 30 metros del centro comunitario hay un búnker y el otro está a la vuelta, por eso compiten por el territorio. El sábado ya habían empezado con el enfrentamiento y el martes, en lugar de perder ellos, nosotros perdimos a nuestra compañera. Convivimos con los tiros. No sabemos de dónde viene la droga que llega al barrio, pero sabemos que la comisaría 12º no existe para controlar. Creemos que hay posibilidad de revertir esto concientizando a los jóvenes, pero falta el compromiso de los vecinos, esos padres tienen que unirse a la lucha. Tenemos que absorber a nuestros hijos para que no los absorba la calle". Dolida, la mujer aseguró que "los chicos mismos dicen 'ya estoy jugado', y salen a robar para consumir, por eso hay tanta violencia. Da mucha impotencia escucharlos así".


Drivet indicó ayer que todavía no había detenciones. "Hay dos búnker en la misma cuadra, uno a 30 metros del centro comunitario y el otro a 70; y los dos fueron allanados e investigados en su momento, en dos o tres oportunidades. Esto no nos pasa por el costado. Se estaba trabajando concretamente con ese barrio. Mañana habrá una reunión por la situación del centro comunitario; y estamos analizando con la Dirección de Delitos Complejos para ver qué vuelta le podemos dar a ese trabajo".



"Lo peor es el Estado ausente"

"Lamentablemente los hemos dejado crecer, han ido engordando", dijo ayer Horacio Tabares, de la organización no gubernamental Vínculos, especializada en la problemática del narcotráfico y adicciones en sectores vulnerables de Rosario, sobre los negocios del narcotráfico. Para el especialista en adicciones, la situación en Rosario es "de extrema gravedad" y que "lo peor es la ausencia del Estado". Tabares advirtió que "en un lugar donde la población vive una situación de desamparo, la figura del narco tiene un cierto atractivo. El narco les ofrece algo que la sociedad no les da a muchos de estos chicos: trabajan como soldaditos para defender un búnker o una cocina de drogas y les ofrecen tres o cuatro mil pesos mensuales. Además aparece un modelo donde es posible vivir una vida rumbosa, con autos de alta gama y mujeres despampanantes. Y les brinda algo que la sociedad no les da a chicos que viven en situación de exclusión, que al decir de un sociólogo americano son la `escoria de la sociedad de mercado': les ofrecen identidad, ser algo". Por otro lado, expresó: "En Rosario hay más de 200 mil personas que viven condiciones infrahumanas en villas miserias. Estas personas son víctimas que reciben las cachetadas que plantea el aumento creciente de las agencias narcocriminales".
Fuente:Rosario12

Una ciudad manchada de sangre
Por Fuente: Marcha 
Thursday, Jan. 10, 2013 
Por Ramón Raggio.
Las balas narco se cobraron la vida de otra militante social en Rosario. Mecha participaba en un centro comunitario de Barrio Ludueña, la cuna de Pocho Lepratti. La misma metodología que se repite para controlar los kioscos de droga.
Una ciudad manchada ...


La disputa abierta entre grupos ligados al narcotráfico está cada vez más caliente en Rosario.

El barrio que eligió Pocho Lepratti para comenzar su opción de militancia social fue el que hospedaba a Mercedes Delgado. Barrio Ludueña está en la zona norte de la Chicago del Paraná. Allí hacía 20 años que “Mecha” vivía y militaba en el Centro Comunitario San Cayetano. Trabajaba como costurera. Colaboraba organizando comidas populares para más de 400 vecinos todos los días.


Cerca de las 19 horas se repitió una trágica escena con la que los grupos narcos están copando las calles rosarinas.


Dos grupos de sicarios armados y montados sobre motocicletas se enfrentaron a balazos. Mecha, escuchando los estruendos, salió de su casa a buscar a su hijo de 13 años. Quedó atrapada en fuego cruzado.


Mecha falleció luchando por su vida tras ser internada en el Hospital Centenario. Sus restos fueron velados en el día de ayer, en el Centro comunitario.


"Hace unos cinco años que este barrio cambió mucho y se puso así. La Policía liberó los caminos y ahora hay mucho miedo, que paraliza a la gente. Cuando uno quiere hacer una denuncia en la Comisaría 12 se te burlan en la cara. Pero la culpa también es de los padres de estos chicos, que los apañan. Los salen a defender y buscan plata donde sea para que los pibes no queden presos. Pagan las muertes. Hoy la vida no vale nada", según recogió como testimonio de una vecina el diario Rosario/12.


Mientras se escriben estas líneas aún no hay detenidos por el crimen.


No estaba en el lugar equivocado


La metodología es idéntica a la que desencadenó la serie de hechos conocidos como el Triple crimen de Barrio Moreno. La noche del 31 de diciembre de 2011 cuando un grupo de sicarios en moto disparó sobre el hijo de una de las facciones narcos en un vehículo en movimiento. La vendetta se cobró la vida de los 3 jóvenes militantes populares del Frente Popular Darío Santillán, Jeremías Trasante, Patom Rodríguez y Mono Suárez.


También fue similar a áquel crimen la impunidad con la que contaron los tiradores en Barrio Ludueña. Según el testimonio de vecinos se trataría de soldaditos en disputa por el territorio, que trabajan con anuencia de la policía provincial, los que ya tendrían en el barrio antecedentes de violencia. Similar a lo ocurrido en el caso Cesar Oviedo, otro joven militante popular –también del Frente Popular Darío Santillán-, ejecutado por un “soldadito” en el barrio de Vía Honda en junio de 2012.


La Justicia rosarina se había expedido, en el caso del Triple Crimen de Moreno, diciendo que los militantes se encontraban en el lugar equivocado, en el momento equivocado.


Frente a construcciones discursivas como esa es que se plantan los movimientos políticos y sociales.


Acompañados por el periodista Carlos Del Frade -integrante de la comisión especial investigadora del triple crimen de Moreno-, entienden que esta repetición de hechos no es inocente.


Se trata de metodologías y muertes que dan cuenta de una disputa abierta y encubierta en complicidad por la policía provincial. Detrás de trágicos sucesos así se encontaría el protagonismo del “Clan de los Cantero”, un grupo narco que se disputa el control territorial de varios kioskos de droga en la ciudad bañada por el Paraná.
Thursday, Jan. 10, 2013 
Viernes 11 de Enero - 18 horas - Gorriti 6086
Viernes 11 - Marcham...


Ante el asesinato de Mercedes, militante histórica del centro comunitario San Cayetano de barrio Ludueña, este viernes a las 18hs nos convocamos en las puertas de San Cayetano, Gorriti 6086 -casi Garzón-, para marchar a la comisaría 12; para denunciar la corrupción policial, la impunidad con la que se manejan las redes de narcotráfico en los barrios de Rosario; redes en las que terminan por caer lxs pibxs porque el Estado no les ofrece nada, porque la única presencia del estado en la vida de lxs pibxs, es a través de la policía corrupta que forma parte de estas redes.

Queremos decir BASTA! Ni un pibe menos! Ni un/a compañerx más asesinadx por las balas del narcotráfico!
Fuente:IndymediaRosario

Viernes, 11 de enero de 2013

Los vecinos despidieron a Mercedes y hoy marchan por seguridad en el barrio 
La intendenta Mónica Fein se acercó a dar sus condolencias y recordó que conocía a la víctima. En la zona los pedidos de ayuda fueron unánimes. La movilización partirá a las 18, de Gorriti y Garzón. 
El adiós. Los restos de Mercedes Delgado fueron acompañados por sus vecinos, que lucían abatidos y asustados. (foto: Sergio Toriggino) inShare. Por Leo Graciarena / La Capital 
Poco después de las 10 de la mañana, los vecinos de Ludueña Norte despidieron a Mercedes Delgado, la mujer asesinada a balazos al quedar en medio del fuego cruzado entre dos grupos de soldaditos de los búnker de venta de droga del barrio. Mechi fue sepultada sobre el mediodía en el cementerio La Piedad. La intendenta de la ciudad, Mónica Fein, hizo un espacio en su agenda para llegarse hasta el velorio: "Conocía a Mercedes y al equipo que trabaja ahí. Son mujeres que la pelean todos los días para que los chicos tengan un futuro y lo hacen solidariamente", contó. Esta tarde, a las 18, los vecinos de la voluntaria asesinada realizaran una marcha que peregrinará desde el centro comunitario "San Cayetano", ubicado en Gorriti y Garzón, hasta las puertas de la seccional 12ª, de Pedro Lino Funes 247 Bis. 

Mercedes Delgado tenía de 50 años, seis hijos y una nieta pequeña. Trabajaba como costurera y militaba en una comunidad eclesial de base en el centro comunitaria "San Cayetano". Allí, junto a otras 110 madres del barrio, realizaba tareas en el comedor que brinda más de 400 raciones a los pibes Ludueña Norte. También daba clases de catecismo con el sacerdote Edgardo Montaldo. El martes poco antes de las 19, dos grupos de quioscos de venta de drogas que están en un radio de 200 metros dirimieron rencores en Bielsa y Garzón a balazos. Si bien los vecinos vinculan a estos grupos en pugnas al mundo de la venta de las drogas, el conflicto del martes no tendría que ver con disputas provenientes de ello.


Mechi había salido poco antes de trabajar en el "San Cayetano". Se fue a su casa, en Garzón 416 bis, y le pidió a su hijo de 14 años que fuera a hacer un mandado. Minutos más tarde escuchó varias detonaciones de arma de fuego. Delgado salió de su casa y corrió unos 30 metros hasta el cruce de Bielsa y Garzón, donde se tiroteaban. Un balazo le perforó la espalda y la derribó. Murió ocho horas después. Su cuerpo fue velado en salón del "San Cayetano", donde decenas de vecinos y voluntarios como Mercedes expusieron su dolor. 


La intendenta. Hasta allí llegó la intendenta de Rosario el miércoles por la noche. Mónica Fein, quien también fue secretaria de Salud Pública municipal y concejal, dio sus condolencias a la familias y allegados de Mechi. Luego habló con la prensa: "Trabajamos con el centro San Cayetano, conozco al equipo que trabaja ahí, como a muchos otros centros comunitarios, que trabajan junto al Estado en muchas acciones solidarias. Vamos a seguir trabajando en el barrio para que se conozcan a los autores de este asesinato. Y vamos a profundizar con estas organizaciones sociales el combate contra la droga, que creo que es la base central de estas acciones violentas. Por eso fui ayer (por el miércoles) a comprometerme con ellos", indicó Fein.


En ese contexto de pesar, Jorge la pareja de la mujer asesinada, dijo lo suyo: "Mercedes trabajaba en el comedor y hacía de todo. La gente la quería mucho. Los que la mataron son los mismos que ella ayudó y les dio un plato de comida", expresó.


"Acá vivir se hace imposible. Como le pasó a mi mujer le pudo pasar a cualquiera. No hace muchos meses, en el mismo lugar donde la mataron a Mechi le pegaron un tiro en la panza a chico que no tenía nada que ver con estas peleas. Los que se enfrentaron son pibes que empiezan a tirotearse y nadie sabe hasta dónde van a llegar. El barrio es peligroso. De día, no te podés sentar en la vereda porque de un momento para el otro empiezan los disparos. Y de noche, no se puede andar", prosiguió.


Una voz general. La marcha en memoria de Mercedes de esta tarde expresa un pedido de auxilio comunitario. "Vamos a pedir, con respeto, que se haga algo por este barrio. Que la muerte de Mercedes sirva para demostrar lo que se vive con los problemas de la droga y la inseguridad que es cosa de todos los días. Ese es el mundo en el que nosotros vivimos", reflexionó una vecina ante el paso del cortejo fúnebre.


Viernes, 11 de enero de 2013

Ludueña: el barrio donde 7 mil almas conviven con la violencia y los narcos 
El 40 por ciento de los hogares no tiene cloacas, de noche los colectivos pasan cada dos horas y se multiplican los quioscos de drogas. 
El mural. En Bielsa y Magallanes hay un polideportivo en estado de abandono. Allí comenzó la pelea que terminó con la vida de Mercedes Delgado, a metros de una pintada que pide “sin violencia”. (foto: Celina Mutti Lovera) 
Por Carina Bazzoni 
"Un barrio sin miedo ni violencia". La frase en letras enormes y coloridas cubre una de las paredes de la plaza de Bielsa y Magallanes, donde comenzó el enfrentamiento entre bandas que el martes pasado le costó la vida a la voluntaria de un comedor de barrio Ludueña, Mercedes Delgado. Fue pintada hace unos años por la campaña Mujeres por la Ciudad, para sensibilizar sobre los derechos a una ciudad segura, y es casi lo único que queda en pie en medio del espacio verde, completamente sucio y con yuyos altísimos. 

Ayer, las mismas seis palabras se leían en otro contexto. "Es muy triste lo que pasó, los vecinos nos sentimos rehenes de la injusticia y se hace difícil vivir sin temor", se lamentaba Mabel Vargas, responsable del comedor Esperanza de Vida, de Barra al 400, donde almuerzan y toman la leche unos 200 niños. A pocas cuadras de allí, en el Centro Comunitario San Cayetano, de Gorriti al 6000, despedían a Mercedes Delgado. 


"Una vecina de muchos años, con la que trabajábamos en conjunto en el barrio y no merecía perder su vida de esta manera", la describió Vargas. El comedor Esperanza de Vida no trabajó ayer ni lo hará en los próximos días, "al menos hasta que la cosa se calme y para cuidar la seguridad de los chicos", afirmaban sus colaboradoras y recordaban que hace poco más de dos meses, en medio de otro enfrentamiento barrial, uno de los jóvenes armados buscó refugio en el comedor, lo que llevó al otro bando a derribar la puerta a patadas y tiros. Todo en pleno mediodía. 


"El problema acá es la droga. Los chicos están cada vez más perdidos y nosotros no podemos hacer nada", reflexiona Vargas, como tantas otras mujeres en el barrio que conocen bien los lugares donde se comercializan estupefacientes y llaman por sus nombres a los pibes de cada una de las bandas que operan en el lugar. "Porque cuando eran chiquitos comían acá", apunta la mujer. 


Ludueña está enclavado en el noroeste de la ciudad, en una zona donde la frontera del barrio aparece difusa. Los límites de las calles Córdoba, San Nicolás, Alberdi, Junín, las vías del ferrocarril Mitre y Solís, parece la delimitación que suma más consensos. 


Esa geografía de casas bajas llenas de rejas, árboles frondosos y calles salpicadas de pozos, casi podría ser casi un ensayo de una ciudad en miniatura. En pocas cuadras conviven casas de familias de clase media con muchos años en el lugar, complejos de viviendas construidos por el Estado y asentamientos irregulares. Todo muy próximo y surcado por dos vías que dejan sus huellas como un navajazo.


Según un relevamiento de la vecinal Ludueña Norte, en esos diferentes territorios habitan unas 7 mil personas. El cuarenta por ciento de los hogares no tiene cloacas y un tercio carece de gas natural. Cuatro líneas de colectivos cruzan el barrio, cuya frecuencia baja ostensiblemente después de las 22 horas y los fines de semana. "Hay que esperarlos entre una hora y media o dos", aseguran los vecinos. 


Zona roja. Ludueña carga con otros estigmas, es uno de los considerados "barrios calientes" en materia de seguridad. Quienes llevan más tiempo recorriendo sus calles lo recuerdan como un barrio de trabajo, donde la pobreza era contenida por la "magnífica" obra del sacerdote Edgardo Montaldo, con más de 40 años de trabajo en la Vicaría del Sagrado Corazón de Jesús. 


Pero a partir de los 90, algo se quebró. "Y desde hace un par de años, vivir acá se hace muy duro", asegura Jesús Di Giacomo, 42 años, nacido y criado en el barrio y actualmente al frente de la Vecinal Ludueña Norte. "Lo que le pasó a esta mujer le podría haber pasado a cualquier vecino. Las peleas entre bandas son moneda corriente, hay de tres a cuatro por semana", advierte y, como Vargas, pone a la comercialización de sustancias ilegales como la madre de todos los problemas. 


"Se roba y se mata por la droga cotidiana. Hay chicos de 10 años trabajando como soldaditos en los búnkers. Donde había canchitas de fútbol ahora hay cocinas de drogas, o búnkers que se tiran abajo y a los pocos días los vuelven a montar", cuenta el vecinalista y aclara que "el problema no son los asentamientos, sino los narcos que capitalizan esas zonas y usan a la gente como mano de obra". 


Este año, la vecinal puso en marcha un proyecto para crear una escuelita de fútbol, un intento "de que los chicos tengan algo que hacer, porque otro de los problemas es que, cuando no hay clases, los chicos no tienen nada que hacer", apuntan en el local de Junín al 5000, donde además funcionan consultorios médicos, enfermería y talleres de danza y apoyo escolar, entre otras actividades. 


"El tema de los chicos es clave", advierten otros antiguos vecinos del barrio. Y desafían: "¿Sabe cómo se llama la banda más famosa acá?. Los Stuart, por el ratoncito de la película Stuar Little. Son todos unos pibitos, y sin embargo le meten terror al barrio", afirman.


Viernes, 11 de enero de 2013
Admiten un retroceso del Estado en la contención social de los barrios 
La realidad que emerge tras la muerte de una voluntaria que quedó en medio de una guerra de bandas en Ludueña. La directora de Salud Mental del municipio, Débora Daniele, dijo que los equipos sanitarios "quedaron en soledad" y "totalmente excedidos". 
Abandono. La plaza de Bielsa y Magallanes, en barrio Ludueña, ayer tenía los pastos crecidos y lucía desolada. (foto: Celina Mutti Lovera)
Por Silvina Dezorzi 
Después del tiroteo entre jóvenes de dos quioscos de droga que anteayer terminó con la vida de Mercedes Delgado en barrio Ludueña, LaCapital consultó a dos funcionarios sobre la realidad que enfrentan en un territorio donde los chicos son fácilmente seducidos por las economías delictivas. Prestigio, estatus, poder, dinero rápido, pertenencia grupal, identidad, son algunos de los espejos de colores con que esos circuitos los tientan. ¿Qué hacen las políticas públicas para disputar esa oferta? No lo suficiente. Para la directora de Salud Mental del municipio, Débora Daniele, durante el 2012 "hubo un retroceso del Estado" que dejó a los equipos sanitarios en completa soledad y "totalmente excedidos" por la conflictividad social. 

Ludueña no es un barrio cualquiera, sino uno de los cinco que Salud Mental "priorizó" para atender con miniequipos especializados diversas situaciones complejas. 

Entre ellas, la "gran cantidad de jóvenes complicados en sus circuitos vitales que no acceden a un recorrido saludable (como la escuela, el club, el trabajo), que quedan capturados por el delito, el consumo de sustancias y la violencia". Como si fuera poco, con altos índices de enfrentamientos entre ellos. Pero ocurre que el trabajo de esos equipos en Ludueña, por ejemplo, ha permanecido casi en solitario. 

"El año pasado hubo un retroceso en muchos espacios: el único actor estatal que quedó fue el efector de salud, pero la demanda que le llega es de una dimensión que no puede resolver", explicó Daniele, lo que deja a esos equipos "totalmente excedidos". 

La funcionaria insistió. "Tengo la responsabilidad de plantear que el 2012 fue un año muy complicado porque no hubo mucha presencia estatal", algo que —aseguró— "no es sin consecuencias". 

Daniele admitió que "es bastante poco lo que se puede hacer para competir con los circuitos ilegales", dado que "ejercen todo tipo de seducción" sobre los jóvenes. 

"Desde una intervención técnica y política como la que pueden hacer los equipos de salud, claramente nos encontramos con situaciones que nos exceden: la gestión del delito es un entramado que por sus dimensiones y complejidad nos desborda", reconoció. 

La problemática dista de ser exclusiva de Ludueña. "Porque un circuito de narcotráfico entra a un barrio y a la semana ese barrio es otro", un proceso que la funcionaria vio multiplicarse "muy rápido en los últimos dos años" y que hoy pone a las "políticas de infancia" entre las más "acuciantes". 

El reconocimiento de que cada vez son más los chicos vulnerables cooptados por las redes de narcotráfico y la economía del delito (lo que los transforma simultáneamente en víctimas y victimarios) no sólo corrió por cuenta de Daniele, sino también del director provincial de Seguridad Comunitaria (zona centro-sur), Pablo Suárez. 

Ir por más. "No es que el Estado no tenga inserción territorial ni Ludueña es una sola", dijo el funcionario, pero aceptó que "se necesita más presencia estatal, con mayor fortaleza y no sólo con una parte, sino jugando todos los poderes para enfrentar lo que estamos viviendo". 

Por ejemplo, situaciones como las que, por disputas dentro del mundo del delito, le costó la vida a Mercedes Delgado. "Es muy fuerte el nivel de enfrentamiento vinculado a las economías delictivas: o bien porque forman parte de distintas bandas o bien porque se mantienen viejas broncas", graficó.  

La impunidad fue otro rasgo que destacó el funcionario para mostrar la fortaleza de las estructuras que deben enfrentar las políticas públicas, a riesgo de asumir su impotencia. 

Suárez fue gráfico. "Como Estado intentamos estar en cada territorio, pero la presencia de las economías delictivas se va afirmando en distintas zonas cada vez con mayor descaro: se saca un búnker y a las 48 horas hay otro al lado; no los asusta la intervención del Estado aunque haya secuestro de sustancias y detenciones; el temor al correctivo no alcanza y, por otro lado, la actividad es sumamente rentable y provee suficientes contactos como para tener una buena defensa que garantice libertad hasta a los judicializados...". 

Un panorama vertiginoso y sumamente complejo. Pero nunca tan complejo, ni tan veloz, como para que la única respuesta del Estado sea la de correr atrás.  

Crecer 
“Con la refuncionalización de los Centros Crecer se perdió capacidad de intervención en los barrios”, señaló Débora Daniele.
Fuente:LaCapital

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