14 de enero de 2013

ROSARIO: SOBRE EL ATAQUE NARCO EN NUEVO ALBERDI.

SIGUE EL DEBATE POLITICO TRAS EL ATAQUE NARCO EN NUEVO ALBERDI
Las balas que aún resuenan
Todo el día de ayer continuaron las polémicas en las redes sociales y a través de comunicados de las distintas fuerzas políticas. El crimen del barrio Ludueña y la balacera narco en Nuevo Alberdi siguen enfrentando a socialistas y kirchneristas, entre otros.
El sector de Nuevo Alberdi donde fueron baleados los militantes. La familia ya se mudó.Imagen: Sebastián Granata
"No hay lugar para hacerse el distraído o intentar sacar rédito político porque la situación se agravará". La sentencia, lapidaria, pertenece al senador nacional del socialismo Rubén Giustiniani que ayer ingresó a la polémica entre socialistas y kirchneristas (principalmente, aunque hablaron dirigentes de todas las fueras políticas) desatada tras el ataque a balazos contra tres militantes del Movimiento Evita en Nuevo Alberdi. El sábado por la tarde, el referente nacional de ese movimiento, Emilio Pérsico había sido particularmente duro: "El socialismo le abrió las puertas al narcotráfico en la provincia y la región". Ayer, en las redes sociales y través de comunicados y documentos, el contrapunto siguió al rojo vivo.

El senador nacional Giustiniani, aseguró ayer que "la situación en los barrios de Rosario es grave" y remarcó que "si primero no se reconoce el problema, no se sale". El legislador se refirió así a la militante social asesinada el martes pasado en la ciudad y a los tres militantes del Movimiento Evita Rosario que fueron baleados en la noche del jueves en el barrio Nuevo Alberdi. A través de su cuenta de la red social Twitter, Giustiniani dijo que "si no hay política social y de seguridad democrática coordinada entre Nación, provincia y municipio seguirá ganando el delito y el narcotráfico" en las barriadas más humildes de Rosario. "Desde cada lugar institucional hay que aportar soluciones", sostuvo luego el legislador, y recordó que en el Congreso "sancionamos ley de mi autoría creando un Juzgado Federal para combatir el narcotráfico". La referencia es a la ley que establece la creación de un juzgado federal para la localidad santafesina de Venado Tuerto, sancionada en las últimas sesiones del Senado. Por último, Giustiniani señaló que "no hay lugar ni para hacerse el distraído ni para intentar sacar rédito político, porque la situación se agravará".


Por su parte, distintas organizaciones políticas y sociales de Rosario siguieron denunciando ayer que "la ausencia del Estado provincial y municipal" tanto en materia de inclusión social como de políticas públicas seguridad. "Ante la ausencia del Estado municipal y provincial con políticas públicas de inclusión social, urbanización, obras de infraestructura y servicios públicos básicos; más la falta de decisión política para reestructurar la fuerza policial y desmantelar así la corrupción estructural, los barrios más humildes de la ciudad quedan librados a las disputas entre bandas por el control del comercio de droga", señaló el Movimiento Martín Fierro de Rosario.


Por su parte, el referente local de organización nacional Peronismo Militante, Fabio Gentili, dijo que "la ausencia del Estado provincial y municipal es la muestra de una política de inacción que lleva 5 y 17 años gobernando" la provincia de Santa Fe y Rosario respectivamente. "Al mismo tiempo, el manto de sospecha sobre las fuerzas de seguridad a propósito del caso Tognolli (el ex jefe de policía investigado por presunta protección a narcotraficantes) nada se ha despejado como consecuencia de la continuidad de la cúpula policial santafesina", añadió.


"Mientras Rosario triplica la media de homicidios en el país, un tercio de su población vive en asentamientos con más cantidad de villas que en el año 2001, un 30 por ciento de la población en la pobreza y un 80 por ciento de pibes que no finalizan la secundaria, el gobernador Bonfatti afirma que desconoce la realidad de cada uno de los barrios de Rosario", señalaron también desde el Movimiento Martín Fierro.


"Estamos convencidos de que no hay mejor lugar para la juventud y el pueblo que la política", añadió su titular local, Sebastián Artola, para quien "la participación, la organización, la unidad y la solidaridad son los caminos para construir una Rosario para Todos con igualdad de oportunidades, justicia social y protagonismo popular".


Gentili, del Peronismo Militante, sostuvo a través de un comunicado que "esta lamentable realidad contrasta con las acciones del Estado nacional que promueve la inclusión y la participación, brindando oportunidades a los sectores más postergados de la sociedad". Y completó: "Pero para que estas políticas rindan sus frutos es necesario trabajar en el territorio con políticas locales y regionales que respalden a la sociedad y hagan de la participación algo diferente que arriesgar el cuerpo o la vida".


También el Comité Zonal de Santa Fe del Partido Comunista se solidarizó con "los compañeros del Movimiento Evita que fueran baleados". Y repudió "este y otros repugnantes actos de similares características. Ante lo que debemos trabajar de manera conjunta con todas las fuerzas sociales y políticas interesadas no sólo en desterrar el narcotráfico, la trata de personas y otras lacras generadas por el capitalismo, sino también de construir una sociedad justa, democrática y libre".




OPINIÓN
Disputas políticas y territoriales 
La muerte de una voluntaria en Ludueña y los tres militantes del Movimiento Evita heridos en Nuevo Alberdi; volvieron a poner en agenda el flagelo narco en Rosario. La política reaccionó casi de la misma manera que en ocasión del escándalo Tognoli. La falta de respuestas concretas y el Estado en retroceso.
Por Leo Ricciardino
"En un barrio feo, con violencia y mucha prostitución callejera, los vecinos tomaron una decisión: Recuperar sus calles. Lo que hicieron fue coordinar un horario para salir todos a sentarse en las veredas. En pocos meses, las prostitutas y los proxenetas abandonaron el barrio". La narración es parte de un ejemplo que el pedagogo Francesco Tonucci disfruta de contar desde hace años. La moraleja es que los espacios urbanos se ocupan, si no lo hacen unos, lo hacen otros. Claro que el narcotráfico constituye en sí mismo una modalidad mucho más violenta que el proxenetismo y la prostitución callejera. 

Pero en este caso, es claro que también en Rosario se está perdiendo espacio. No sólo los vecinos, sino también las instituciones, las organizaciones sociales y el Estado mismo.

Ni el gobernador Antonio Bonfatti, ni la intendenta Mónica Fein deberían perder la calma cuando se les dice que el Estado ha perdido terreno en los barrios frente al narcotráfico. El problema es que se ve al Estado como a la gestión que lo conduce ocasionalmente, cuando en realidad hay que hablar de una herramienta mucho más poderosa que incluye ?además de los otros dos poderes? la vinculación del ciudadano con ese Estado. Por eso ni Fein debió enojarse con la funcionaria del área social que públicamente reconoció el retroceso del Estado en determinados sectores de la ciudad; ni Bonfatti debió hacerlo con los periodistas que le preguntaban por el crimen de Mercedes, la militante social que cayó baleada en un enfrentamiento entre bandas en Ludueña.


El gobernador trastabilló como no lo había hecho siquiera en la delicada crisis que desató el escándalo del comisario Tognoli, el ex jefe de policía detenido por sus presuntos vínculos con el narcotráfico. "Soy gobernador de toda la provincia y no tengo por qué conocer lo que pasa específicamente en cada uno de los barrios de Rosario", dijo increíblemente Bonfatti consultado por el crimen de Ludueña que ya había tenido una amplísima repercusión en todos los medios de la ciudad. La reacción se produce cuando la responsabilidad del gobierno que conduce es, en este caso, menos directa que la que tenía esta misma gestión y la anterior en la designación y posterior ascenso de Tognoli desde la jefatura de Drogas Peligrosas a la Jefatura de Policía provincial.


Hay un delito a una escala desconocida hasta ahora en Rosario y la provincia que debe ser enfrentado al margen de las disputas políticas, y con la colaboración de todas las fuerzas e instituciones representativas. Este es el deseo y la buena voluntad expresada a cada paso cuando se habla del combate al narcotráfico. Pero otra cosa muy distinta es lo que se ve en la realidad, cuando unos y otros buscan "esmerilarse" con este tema. Si esta compleja problemática se mezcla en la campaña 2013, todos estaremos perdidos en el camino de encontrar soluciones concretas.


Hablar del retroceso del Estado frente al narcotráfico es equiparable a hablar de un Estado que ha mejorado la calidad de vida de millones de argentinos en los últimos años pero que, sin embargo, no ha logrado un descenso significativo en la pobreza estructural del país. Porque todo tema estructural lleva muchos años de políticas públicas consecuentes, a diferencia del escaso tiempo que le requirió al Estado ausente de los '90 destruir ?entre otras cosas? casi la totalidad del aparato productivo nacional. Recuperar los ferrocarriles argentinos es una tarea mucho más titánica que haberlos rematado en pocos meses, por ejemplo.


La responsabilidad del Estado no es sólo la responsabilidad de la gestión que lo conduce. Es mucho más amplia. Pero sí lo es claramente la designación de un jefe policial corrupto y el sostenimiento en el cargo de comisarios y policías en general que formen parte del problema y no de la solución del narcotráfico. En esta línea, la responsabilidad más directa del gobierno provincial pasaría por la comprobación de que el tiroteo contra militantes del Movimiento Evita en Nuevo Alberdi, está relacionado con la connivencia policial con los narcos de ese barrio. La responsabilidad general del Estado serían las condiciones de pobreza y desamparo en la que vive la gente de ese sector de la barriada. Una cosa tiene solución inmediata, la otra es una inversión política consecuente a largo plazo.


La idea no es diluir la responsabilidad de los gobernantes, sino afinar la crítica para que sea por un lado efectiva y por el otro lado se encamine el debate hacia el encuentro de la solución de los problemas. El peronismo de Rosario le puede imputar a Bonfatti y a Fein hasta donde quiera su responsabilidad en el retiro de los barrios de Rosario y el requerimiento de una mayor presencia. Pero no debe olvidar que el peronismo recién ha comenzado a reconstruirse a sí mismo en esos sectores a partir de la presencia de corrientes internas como el Movimiento Evita, sino no se entiende cómo el PS ganó casi todas las seccionales en las últimas elecciones, incluida la de Nuevo Alberdi. Si bien la política no puede ser sólo resultadista, marca también un ámbito, un territorio.


La reacción de los militantes del socialismo, al menos en redes sociales y debates públicos, tampoco estuvo a la altura de las circunstancias. Recordar el problema que tuvo el hijo de Emilio Pérsico al transportar unas plantas de marihuana en un vehículo, no invalidan para nada las denuncias del titular del Movimiento Evita que llegó a Rosario para encabezar la conferencia de prensa del sector. Pérsico es Pérsico y su hijo es su hijo. Además, la exigencia que hizo este dirigente al gobierno de Bonfatti es la de mínima: Pidió que se detenga a los agresores de los militantes baleados. Menos que eso ya sería imposible.


Tampoco hay que desatender las palabras de Pérsico en el sentido de que ya suman demasiados ataques a militantes en los barrios de Rosario, empezando el 1º de enero de 2012, con la masacre de Villa Moreno. Si bien no se puede hablar de una decisión concreta de ir a matar a militantes, efectivamente la presencia territorial de éstos es una complicación para los narcos al igual que la publicidad de sus causas, sus nombres y sus actividades ilícitas. Esto debe ser tenido en cuenta para proteger estas instancias en los barrios, para fortalecer el vínculo con los vecinos y para que ya nadie tenga que abandonar su territorio al ser desplazado por la violencia y el miedo.

Fuente:Rosario12


Nuevo Alberdi: cesa el fuego pero se cruzan acusaciones
Militantes del Movimiento Evita volvieron a acusar al gobierno provincial de inacción frente al narcotráfico. Ramón Ferreyra, padre de dos de los chicos baleados el jueves, aún no hizo la denuncia por las amenazas que sufrió.
14 ene, 2013


Cuando una calma tensa reina en el aire de Nuevo Alberdi luego de que cesaran las balas y amenazas en el barrio; mientras dos de las tres víctimas de la balacera del jueves por la noche fueron dadas de alta y “sacadas del lugar por su seguridad, junto a su familia”; cuando el restante herido muestra signos de recuperación en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez; los fuegos cruzados comenzaron entre distintos sectores políticos. Los dedos acusadores señalan puntos y caras diferentes, indicando cada uno presuntas irregularidades. Desde la cúpula del Movimiento Evita acusan al gobierno provincial de no tomar cartas en la problemática con el narcotráfico, mientras que desde la gestión socialista de la provincia retrucaron que están haciendo “política poco seria con un problema complicado”. En este contexto, el problema parece estar lejos de solucionarse.

“Estamos muy enojados por la falta de respuesta de las autoridades en relación al problema de Nuevo Alberdi. Nadie se comunicó con nosotros desde la cartera provincial; los familiares de Gastón Arregui (el baleado que aún se encuentra internado) no tienen custodia personal en el Heca. La mudanza de los Ferreyra (familia de los dos muchachos heridos que fueron dados de alta y amenazados por presuntos narcotraficantes) va a ser custodiada por el comisario de la subcomisaría 2ª, quien responde a la misma gente que intimó a la familia. Es una locura”, afirmó durante la noche de ayer Alejandra Fedele, referente del Movimiento Evita, al ser entrevistada por El Ciudadano.


El conflicto en Nuevo Alberdi comenzó cerca de las 20.30 del pasado jueves, cuando tres jóvenes militantes del Movimiento Evita fueron baleados tras quedar en medio de un enfrentamiento entre dos grupos narcos que se disputaban un búnker de drogas ubicado en Somoza al 3400. Los heridos fueron identificados como Gastón Arregui, de 27 años, quien recibió un tiro en el cuello; Ariel Ferreyra, de 19 años, quien sufrió un impacto de bala en una pierna; y su hermano Carlos, de 22, quien tenía una herida de arma de fuego en la espalda. Los Ferreyra fueron trasladados al hospital Eva Perón, donde recibieron curaciones y fueron dados de alta; mientras que Arregui fue trasladado el Heca, donde al cierre de esta edición permanecía internado, en estado delicado .


Sin embargo, la tensión en la zona noroeste creció el pasado viernes, cuando Ramón Ferreyra, padre de los jóvenes internados, denunció fue amenazado con un arma de fuego cuando –según contó– recibió la visita de dos muchachos que lo intimaron a que abandone Nuevo Alberdi y retire la denuncia sobre lo ocurrido, a pesar de que no había realizado ninguna presentación formal.


Ayer, en diálogo telefónico con El Ciudadano –ya que se encuentra amparado por el Programa de Protección a Testigos–, dijo: “Aún no realizamos la denuncia debido a que tuvimos muchísimos otros problemas desde la balacera; pero nadie se comunicó conmigo. La Policía de la zona lo único que va a hacer es ayudarme a cumplir con el pedido de los narcos, que quieren que me vaya del barrio. Me va a custodiar para que yo saque mis cosas de mi vieja casa, donde vivo desde hace 21 años, y esa protección va a estar a cargo del comisario de la subcomisaría 2ª, en quien no confiamos”, dijo el hombre. Es que Ramón desconfía de la Policía desde el momento en que lo “apretaron” para que se fuera del barrio. “Cuando me amenazaron el viernes, los tipos sabían las palabras textuales que había dicho en mi declaración en la subcomisaría. Lo más probable es que hallan tenido acceso a esta declaración”, consideró el padre de los pibes baleados.


En respuesta a las acusaciones realizadas por los militantes del Movimiento Evita, Matías Drivet, el secretario Seguridad de la Provincia, afirmó a El Ciudadano que “no se puede hablar con tanta ligereza de un problema tan complicado como este. En primera instancia hay que tener en cuenta que la protección a los damnificados no es decisión del Estado, no podemos decidirla nosotros mismos, tiene que existir la voluntariedad de la persona a ser custodiada. Cuando nosotros fuimos al lugar de los hechos, los amenazados se negaron a que los cuide personal policial. A su vez, nosotros no podemos investigar al personal policial sin una denuncia previa. La gente del Movimiento Evita nos acusa de inacción, pero al día de la fecha no realizó ninguna denuncia formal. No se puede hablar con tanta liviandad de cuestiones tan complejas. Nosotros somos serios, no utilizamos estas cosas, las tratamos como lo que son y lo hacemos por las vías legales”, sostuvo el funcionario provincial, enojado por la situación.


Gastón, el herido más grave, mostró mejorías

Gastón Arregui, el joven que permanece internado en el Heca con un disparo en el cuello sufrido durante la balacera del jueves por la noche en Nuevo Alberdi, mostraba, al cierre de esta edición, signos favorables en su delicado cuadro clínico.

María del Carmen, madre de Gastón, llegó ayer a la madrugada a Rosario desde Río Negro, donde vive. Desde que puso un pie en la ciudad, se instaló en el Clemente Álvarez, atenta a la evolución de su hijo. Desde allí mismo indicó que Gastón muestra muchas mejorías.


“A mi hijo le sacaron el respirador que tenía y le pusieron uno mas chico. Casi respira por si mismo. Además le sacaron la medicación para el corazón, que ya funciona solo, y planean bajarle los sedantes mañana (por hoy) para ver si se despierta. Para cerrar esta serie de buenas noticias, las heridas se empiezan a cerrar sin signos de infección. Estamos muy esperanzados y no nos vamos a mover del Hospital hasta que Gastón salga caminando”, afirmó en diálogo con El Ciudadano María del Carmen.

Fuente:ElCiudadanoyLaGente


Lunes, 14 de enero de 2013
"Cuando el Estado no está en lo básico mandan otros, nosotros no vamos a abandonar el barrio" 
El diputado provincial Eduardo Toniolli lo dijo hoy tras confirmar la mejora en la salud de Gastón Arregui, baleado el jueves junto a Carlos y Ariel Ferreyra en Nuevo Alberdi, en medio de una disputa narco. 
Ramón Ferreyra, padre de dos de los baleados, debió abandonar el barrio pero "el movimiento no lo hará" dijo Toniolli. (Foto: F.Guillén)
El diputado provincial Eduardo Toniolli habló esta mañana y tras confirmar la mejora en el estado de salud de Gastón Arregui, quien fuera baleado el jueves por la noche junto a Carlos y Ariel Ferreyra en Nuevo Alberdi, en medio de una disputa de "soldaditos" de bandas narco, y confirmó que el Movimiento Evita no va a abandonar el barrio y responsabilizó al Estado provincial de abandonar el territorio y soltarle las manos a las organizaciones sociales.

"Gastón Arregui, según el último parte médico del Heca está mucho mejor para lo que era el sábado a la tarde a hoy. Pareciera casi milagroso porque estaba en una situación muy delicada y ya le sacaron los sedantes y están viendo como reacciona. Eso para nosotros es lo más importante...el mismo médico nos dijo que ya el hecho que haya llegado al quirófano con una herida tremenda. La ambulancia tardó 40 minutos, fue al Baigorria, luego al Heca y fueron muchas horas hasta que se lo pudo intervenir, por suerte a la mamá le conseguimos un par de pasajes para que venga de Río Gallegos", apuntó el referente del Movimiento Evita.


"Con respecto a Ramón Ferreyra y sus dos hijos, el viernes a la tarde noche un grupo de compañeros del eauipo jurídico del movimiento fueron hasta el barrio, encabezados por Fernando Rosúa, estuvieron charlando y cuando se van al rato llegan dos personas, le apuntan en la cabeza y le piden que ponga el altavoz, que llame a Rosúa y le diga que desistía de la denuncia. Luego le aclaró que lo hizo amenazado y le pide que lo sauen de ahí. Lo que hicimos es buscar un tipo de alojamiento para preservarlo", dijo el legislador.


Toniolli analizó la actualidad violenta de muchos sectores rosarinos ante el flagelo del tráfico de estupefacientes ilegales. "Es una situación muy compleja, lo venimos viendo de hace mucho, incluso antes del triple crimen, que nos empezó a dar elementos de que eso que uno conocia por comentarios ahora aparece empíricamente en un caso. El crecimiento de la tasa de homicidios que viene teniendo Rosario es tres veces la media nacional y casi de ciudades como Córdoba y la explicación tiene que ver con estas bandas que parecen controlar parte del territorio sobre todo en horarios como la noche. Ramón estuvo encabezando una serie de cortes en la ruta 34 y en la Municipalidad donde uno de lo proncipales reclamos para que entendamos, de todos ellos que son laburantes eran lámparas para todas esas cuadras porque los narcos las han roto todas para poder funcionar sin control. Hay obras mínimas como la iluminación, básicos, la poda y escamonda, pedian eso y ahora tenemos la consecuencia. Cuando el Estado no está en eso básico mandan otros", evaluó.


"No se cuando fue el punto de inflexion si en 2009, 2010 empezó a haber un salto en la tasa de homicidios y tiene que ver en el accionar de las bandas y la forma de resolver estos conflictos entre bandas con armas de guerra y autos de alta gama. Hay toda una estructura de dinero porque si hay bunkers y soldaditos, hay una estructura de contadores, abogados, gente que vende autos con papeles flojitos. Ramón se puede ir de Nuevo Alberdi pero el Movimiento Evita no se va a ir, se la tenemos que pelear al narcotráfico, la militancia social en algunos lugares es el freno. Este trabajo en conjunto tiene que ser a través de una aceptacion de lo que pasa en los barrios, en muchos casos sentimos que se le suelta las manos a las organizaciones sociales", dijo crítico hacia la provincia el referente del movimiento.


Lunes, 14 de enero de 2013

La provincia busca sumar a la Nación para enfrentar la violencia barrial 
Conflictividad urbana en foco. La ministra de Desarrollo Social se refirió a los enfrentamientos entre bandas en Ludueña y Nuevo AlberdI. Bifarello advirtió que los episodios de la semana pasada "no son un fenómeno transitorio y llevará tiempo revertirlo". 
Varios murales expresan en las paredes de barrio Ludueña el deseo de sus habitantes. (Foto: C. M. Lovera)
Por Carina Bazzoni 
"Lo que está pasando actualmente en algunos barrios de la ciudad no arranca hoy, viene de más atrás. Hay toda una generación, los chicos que hoy tienen unos 20 años, que nació con el neoliberalismo, que sufre una exacerbación del consumo y al mismo tiempo un aumento de la desigualdad al no acceder no sólo a bienes materiales sino simbólicos que implican lo que uno llama un proyecto de vida", el diagnóstico lo traza la ministra de Desarrollo Social de la provincia, Mónica Bifarello, y concluye con una advertencia: "Esto no es un fenómeno transitorio, sino que nos va a llevar años revertirlo. Y para eso hay que trabajar en conjunto entre la provincia, la Nación y las organizaciones sociales".

La reflexión llega después de una semana en la cual las situaciones de violencia y conflictividad social ganaron espacio en la agenda periodística a partir de los enfrentamientos entre bandas ligadas a la comercialización de drogas que se cobraron la vida de Mercedes Delgado, colaboradora de un comedor en barrio Ludueña, y dejaron a tres jóvenes heridos de bala, militantes del Movimiento Evita, en Nuevo Alberdi.


Dos episodios unidos por varios hilos conductores. Barrios pobres, peleas territoriales relacionadas con economías delictivas, grupos en disputa fuertemente armados, sospechas de complicidad policial y el reclamo de los vecinos de políticas activas que permitan mejorar su calidad de vida.


Bifarello llegó al Ministerio de Desarrollo Social al inicio del mandato del gobernador Antonio Bonfatti.


Licenciada en ciencia política, en años anteriores también fue funcionaria del municipio. Y asegura que "atender la realidad que se plantea hoy en los barrios de la ciudad requiere de nuevos abordajes" y que esa "es una de las prioridades" de su gestión.


"Desde que asumimos, en diciembre de 2011, pusimos en marcha el gabinete social (del que participan los ministerios provinciales de Desarrollo Social, Justicia, Seguridad, Educación, Salud, Cultura, Trabajo y la Secretaría de Hábitat) y, justamente, una de las primeras tareas en las que nos pusimos a trabajar fue sobre los barrios de Rosario y Santa Fe que presentaban síntomas más complicados de violencia. Tenemos programas relacionados con la contención escolar, con la generación de emprendimientos productivos y con la recuperación de espacios públicos. Pero si bien las intervenciones son urgentes van a llevar tiempo", apunta.


—Muchos vinculan el crecimiento de estas situaciones violentas con el retiro del Estado de espacios en los barrios que fueron ganados por organizaciones delictivas, incluso una funcionaria municipal lanzó esta advertencia. ¿Ustedes reconocen estas críticas? 

—Yo no creo que haya un retiro del Estado. Está presente en las escuelas, los centros de salud, en las tareas relacionadas con la economía social. Lo primero que hicimos con el gabinete social fue hacer un relevamiento de lo que pasa en los barrios y notamos una importante presencia estatal y de organizaciones de la sociedad civil haciendo un trabajo comunitario importante, por eso planteamos desde ese lugar reformular algunas acciones.

—¿Por ejemplo? 

—Lo que falta es coordinación, seguir dialogando con las organizaciones civiles, lo más urgente es coordinar trabajo. Es la única salida para poder desarrollar acciones integrales en lo social. Y en eso estamos trabajando.

—¿Se trabaja coordinadamente con el gobierno nacional? 

—Tenemos una vinculación en lo relacionado con política alimentaria y la asignación universal por hijo. Reforzar esa articulación me parece interesante.

—El senador nacional por el socialismo Rubén Giustiniani aseguró que las medidas tomadas contra el narcotráfico fueron insuficientes, ¿comparten el planteo? 

—Las economías delictivas y el narcotráfico están instalados en los barrios, esto no se resuelve con acciones locales, tenemos que llevar el tema a nivel nacional para sancionar fuertemente estas economías. Creo que hay que insistir en acciones efectivas en este sentido, porque el narcotráfico es un delito federal, lo cual no implica que las fuerzas provinciales y los estados locales no se pongan a disposición para una acción coordinada. Porque tanto en materia social como en políticas de seguridad, para tener una mayor efectividad y que los recursos se optimicen, es necesario coordinar esfuerzos para llegar a tener mejores resultados.

Lunes, 14 de enero de 2013

Violencia barrial y narcotráfico, debate urgente sobre qué hacer y con cuánto 
Conflictividad urbana en foco. Los casos de la semana última propician debatir el trabajo técnico en los barrios pero, sobre todo, acerca de los recursos para la inversión social.
Por Hernán Lascano
En un ensayo sobre la difícil vida en Ingeniero Budge, un barrio pobre del conurbano bonaerense, el sociólogo Javier Auyero reparaba hace unos meses en cómo la violencia que satura a los vecinos trasciende el intercambio en la calle, encadenándose hacia los ámbitos privados en un incesante derrame, lo que produce una generalización sofocante de esa violencia. Entre los ejemplos de su trabajo de campo reportaba el caso de una mujer llamada Norma, madre de Pedro, un chico con una adicción profunda a las drogas. En su desesperado intento por conseguir dinero para comprar dosis, cuenta Auyero, Pedro había ido robando todos los objetos de la casa, desde el televisor hasta el inodoro.

Un día Carlos, hermano alcohólico de Pedro, descubrió que le faltaba su camisa favorita. Eso desencadenó una tremenda pelea a botellazos entre los hermanos dentro de la casa. Pocos días después Pedro le robó la bicicleta a un vecino y la vendió por 20 pesos. El vecino encaró a Norma y ella prometió pagársela. El muchacho replicó que no quería dinero sino su bicicleta y le dijo que si no aparecía iba a matar a Pedro.


Si Pedro moría en su casa a manos de su hermano o su vecino el caso podría catalogarse como el desenlace de un conflicto familiar o barrial sin mayor incumbencia comunitaria. Cuando en realidad el problema de esa violencia, en su génesis y en su expansión, es de profunda matriz social.


Relacionados. El caso que toma Auyero, que tiene ejemplos por millares en Rosario, procura explicar cómo las formas de comercialización de drogas explotan en violencia en el ámbito íntimo. "Cuando Pedro roba en su casa para financiar su adicción y este robo resulta en una pelea entre hermanos, o cuando jóvenes aterrorizan a Norma por la falta de pago de drogas, puede verse cómo tipos de violencia tradicionalmente estudiados de manera separada (doméstica, criminal, interpersonal) se relacionan mutuamente", dice Auyero.


Esto equivale a decir que la comercialización de drogas, al expandirse, genera un tipo de violencia espiralada en la cual la distinciones clásicas entre criminales/no criminales quedan desajustadas para explicar una conflictividad que avanza pulverizando esquemas de buenos y malos. Las disputas de narcos por mercados zonales son una crisis expandida por espacios vastos en Rosario. Pero la desestructuración barrial que produce la droga arraiga una violencia que va y viene más allá de los dueños del negocio.


Los casos de violencia extrema que costaron la vida de Mercedes Delgado en barrio Ludueña y el incidente a balazos que hirió a tres vecinos en Nuevo Alberdi estremecen a la esfera pública. Pero hace muchos años que la violencia que ahora suena inaudita se alimenta en un proceso que no supo de pausas. Las disputas entre Monos y Garompas de principios de siglo se cobraron dos decenas de vidas en Las Flores. Desde 2005 en este diario se hacen mapas para señalar por ubicación la cantidad de muertes en franjas muy acotadas de territorio de La Tablada. Con algunas bajas menos e igual deterioro hubo procesos análogos en Santa Lucía, La Cerámica, Barrio Triángulo, Emaús, San Francisquito/La Boca y Ludueña.


¿Qué hace que una situación persistente y reiterada se perciba como nueva? ¿O qué hay de nuevo en lo que ahora hace eclosión? Tal vez la constatación de que en la calle, en términos de violencia, puede pasar cualquier cosa todo el tiempo. Pero además que esa violencia, como en el ejemplo de Pedro y su madre, se proyecta desde lo social hacía ámbitos más íntimos, despedazando lazos hogareños. También la idea de que el miedo introspectivo de tanta gente estalló finalmente, de manera coral, en hartazgo.


Doblegados por una vida insoportable que anuncian hace mucho los suburbios, finalmente, se abren paso. Como pasó en los estallidos de violencia étnica en París, los problemas del extrarradio se instalan en el centro, por lo menos de la discusión pública. En un centro simbólico que reacciona un poco como el mayordomo de esa canción de Serrat que descubre perplejo que lo que existía afuera está adentro: "Disculpe el señor, se nos llenó de pobres el recibidor". La pregunta de "por qué estalló ahora" reitera la lógica del mayordomo. Lo extraño es que no haya sido antes.


De todo . Pero el de ahora es un problema menos binario que el de las bandas narco que se abren sangrante paso por un lado y los sectores que lo sufren por otro. Esos sectores narco se mueven al compás de una demanda creciente. Y en los quioscos de las villas y de los fonavis se abastecen compradores de zonas más exclusivas que son, también, los que les venden vehículos importados, inmuebles y vacaciones en el exterior a los traficantes. El consumidor pobre residente en áreas marginales es el que está sobrerrepresentado, pero empresarios, periodistas, académicos, ejecutivos y funcionarios de los tres poderes, menos retratados en estereotipos, también compran esa mercancía.


Por lo tanto no se trata simplemente de la descomunal e ímproba tarea de dominar a las bandas de traficantes, que crecen y se ramifican hace veinte años, aunque algunos descubran ahora apellidos como Cantero, Vázquez o Medina. Pero en el desafío de controlar el narcotráfico el Estado lidiará con la onerosa dificultad de levantar terribles escombros: las personas frágiles que se convirtieron en consumidores, en soldaditos o en ambas cosas y que propagan un esquema de violencia en sus comunidades y en sus familias. Por elección deliberada o por falta de opciones más atractivas para sus vidas. O por ambas cosas.


Impacta y emociona que en barrios tan abandonados en estos días las demandas hayan sido por Justicia y protección canalizados en forma pacífica a un Estado que, si no la controla, al menos está ausente de la calle. Por eso ahora, para estar a la altura, el Estado, ya no exclusivamente el gobierno que tiene la mayor responsabilidad, se juega en la respuesta su autoridad y su jerarquía.


No es verdad que el Estado no exista o esté ausente. Pero así se lo percibe y el Frente Progresista transita su sexto año de gobierno sin haber frenado la criminalidad de los poderosos, la connivencia con ellos de vastos sectores policiales y la difusión de una inseguridad tanto mayor en los ámbitos más relegados.


No parece tarde para construir diques contra aquello que hasta ahora no se supo, no se quiso o no se pudo parar. Pero hacen falta para ello muchos recursos humanos e inmensos recursos económicos. Y elegir dónde aplicarlos. Todo el mundo quiere el problema de la pobreza resuelta. Pero, como mostró la compulsa por la más que tibia reforma tributaria en 2011, nadie está dispuesto a abrir la mano.


Esto es más que la discusión, por lo demás inaplazable y estratégica, sobre cómo frenar el narcotráfico. Es la discusión sobre qué hacer frente a los dinámicos procesos de desestructuración urbana y humana en los suburbios, que se ensañó especialmente con las personas a las que expulsó del mercado de trabajo y de vivienda.


Sin respeto. Ese proceso que engendró desafiliación e inequidad descalabró algo muy difícil de reparar: la idea de que las cosas deben conseguirse en base al respeto comunitario. En esa desprotección total arraigó el individualismo que hoy es tan fecundo para las redes narco. En ese cambio se movieron modos de pensar y de concebir al otro.


Hace falta mucho trabajo del Estado para reparar aquello que el Estado en su etapa neoliberal, con consenso de la sociedad, dinamitó. Es trabajar contra los narcotraficantes pero también en ese terreno estragado en el que sufren, en el ejemplo de Auyero, Norma, sus hijos y su barrio.


Medular y fundante es de dónde deben salir los recursos económicos para este imprescindible cometido reparador del Estado. En una sociedad que se escandaliza con la pobreza, pero donde su sector primario realiza en un cálculo conservador el 30 por ciento de sus operaciones en negro. O donde en un nivel de concentración pavoroso el uno por ciento de los 890 mil contribuyentes de la Afip explican el 70 por ciento del volumen de facturación por ventas internas y externas sin una participación acorde en los impuestos que habiliten contrastes no tan obscenos.


Esta sociedad debe discutir criterios menos regresivos para recaudar e invertir, al menos si hay autenticidad en la vocación de resolver problemas barriales que la semana que pasó, y no por primera vez, se expresaron trágicamente.


Lunes, 14 de enero de 2013

Giustiniani: "Sin coordinación, sigue ganando el delito" 
Conflictividad urbana en foco. El senador nacional expresó su solidaridad con los militantes baleados y llamó a no hacerse los distraídos ni sacar rédito político.

El senador nacional por Santa Fe del Partido Socialista (PS), Rubén Giustiniani, admitió ayer por la red social Twitter que "la situación en los barrios de Rosario es grave" en relación a los últimos acontecimientos violentos relacionados con el narcotráfico y llamó públicamente a "no hacerse los distraídos ni sacar rédito político" ya que "sin una política coordinada seguirá ganando el delito".


El mensaje del legislador surgió tras el ataque del jueves por la noche a tres militantes en Nuevo Alberdi, en medio de una disputa de "soldaditos" de bandas narco. El legislador admitió que "la situación en los barrios de Rosario es grave" para dejar muy en claro la postura que se debe asumir institucionalmente frente a las balaceras narco que asola la periferia rosarina. "Si primero no se reconoce el problema no se sale", apuntó.


Y expresó su "solidaridad con los militantes atacados", aludiendo a Carlos y Ariel Ferreyra y Gastón Arregui quienes trabajaban en Nuevo Alberdi con otros compañeros del Movimiento Evita.


"Si no hay política social y de seguridad democrática coordinada entre Nación, provincia y municipio seguirá ganando el delito y el narcotráfico", evaluó el senador.


"Desde cada lugar institucional hay que aportar soluciones", afirmó para luego recordar que se sancionó la ley de su autoría creando un juzgado federal en Venado Tuerto para atender las causas relacionadas con el combate al narcotráfico.


Sin elipsis, Giustiniani consideró que "no hay lugar para hacerse el distraído, ni intentar sacar rédito político porque la situación se agravará", concluyó el legislador socialista.


Lunes, 14 de enero de 2013

Acceso al empleo, un tema clave 
Para el subsecretario de Acción Social del municipio, José María Catena, las políticas de Estado necesarias para modificar las realidades de los barrios periféricos pasan ineludiblemente por "generar una fuerte inserción y permanencia de los jóvenes en el sistema educativo y en el mercado laboral". Sólo de esta forma, advierte, se puede contrarrestar "la atracción que genera acercarse a circuitos delictivos".
Para el subsecretario de Acción Social del municipio, José María Catena, las políticas de Estado necesarias para modificar las realidades de los barrios periféricos pasan ineludiblemente por "generar una fuerte inserción y permanencia de los jóvenes en el sistema educativo y en el mercado laboral". Sólo de esta forma, advierte, se puede contrarrestar "la atracción que genera acercarse a circuitos delictivos".

Es que, pese al mejoramiento de los niveles de empleo alcanzado después de la salida de la convertibilidad, los jóvenes siguen siendo el sector más afectado por la falta de trabajo. Es más, según datos del Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (Ipec), quienes tienen entre 20 y 29 años duplican los porcentajes de desempleo del Gran Rosario.


"Los jóvenes son los que hoy por hoy menos menos posibilidades tienen de entrar en la econocmia formal de trabajo. Y, ante esta inestabilidad y la situación económica compleja que atraviesan sus familias, acercarse a los circuitos delictivos se les hace atractivo", apunta Catena y considera que "más allá de la asistencia económica, nuestro horizonte de trabajo tiene que apuntar a generar una fuerte inserción y permanencia de los jóvenes en el sistema educativo y en el mercado laboral formal".


Tras este objetivo, al igual que la ministra Bifarello, advierte que es necesario coordinar acciones entre municipio, provincia y Nación que permitan desarrollar "desde políticas micro, a nivel local, como proyectos más macro como los que desarrolla Nación con el programa Jóvenes con más y mejor trabajo, con el cual hay poca articulación"


Lunes, 14 de enero de 2013

Leve mejoría del albañil baleado 
El albañil Gastón Arregui, uno de las tres víctimas de la furia de balas de soldaditos narco que asoló Nuevo Alberdi el jueves pasado, mejoró ayer su cuadro hemodinámico... 
El albañil Gastón Arregui, uno de las tres víctimas de la furia de balas de soldaditos narco que asoló Nuevo Alberdi el jueves pasado, mejoró ayer su cuadro hemodinámico, pero continúa en estado crítico en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca). 

"Todo apunta a que vaya mejorando cada vez más. Pero es día a día. El tema luego son las secuelas que le puedan quedar en el cerebro por la lesión en la carótida", precisó el jefe de guardia del Heca, Sebastián Rena. 


El joven de 27 años recibió la peor parte de la balacera que asoló la esquina de Somoza y Luzuriaga: un proyectil le perforó la mandíbula con orificio de salida a la altura del cuello. 


"Tiene una mejoría en su estado hemodinámico. El tema son las secuelas que le puedan quedar ya que la lesión fue en la (arteria) carótida. Todavía no se pueden saber las secuelas en el cerebro. Sigue en coma inducido con respirador, en estado crítico pero mejorando", resumió Rena.

Fuente:LaCapital


lunes, 14 de enero de 2013 

“Hay connivencia entre la policía, narcos y gobierno” 
Ramón Ferreyra se muda hoy de Nuevo Alberdi, tras recibir amenazas luego de que sus hijos y un compañero fueran baleados. “Los narcos manejan el barrio”, insitió y pidió protección para quienes denuncian esta situación. La ministra Bifarello admitió la necesidad de una “nueva mirada” del Estado 
Los vecinos decidieron demoler un supuesto punto de venta de drogas en Nuevo Alberdi. 
Este lunes los Ferreyra dejan Nuevo Alberdi. La familia de Carlos y Ariel, los jóvenes militantes del Movimiento Evita, que fueron baleados el jueves pasado junto a Gastón Arregui, se muda hoy del barrio luego de que, según denunciaron, fueran amenazados por narcos del lugar. Aunque aún no se establecieron las causas del ataque, Ramón, el padre de las víctimas consideró algunas hipótesis al tiempo que apuntó contra el Estado: “Hay connivencia entre la policía, narcos y gobierno”, sostuvo.

En declaraciones al programa Radiópolis (Radio 2), Ramón Ferreyra informó que este lunes se van del barrio, tal cual habían anunciado el sábado pasado. “Fue una decisión de los narcos, nos iban a matar a todos”, señaló. “Hace 20 años que vivimos acá, muchos de mis hijos nacieron aquí pero hoy empezamos la mudanza y lo curioso es que nos aseguran que estará la policía”, sostuvo y observó con ironía: “Va a estar para que se cumpla la orden narco de que nos vayamos de acá”. 


Consultado acerca de los motivos por los cuales sus hijos y Gastón Arregui fueran baleados, consideró: “Nosotros veníamos de cortra Circunvalación y Baigorria y el jueves nos pasa esto. No creemos que hayamos quedado metidos en una balacera de narcos, la Justicia tendrá que investigar pero no hay dudas de que los narcos manejan el barrio”. 


“Veníamos denunciando que la droga era cada vez más grande en el barrio, y también sufrimos amenazas de los narcos. La gente destruyó el bunker el viernes y ya ve, nos vinieron a amenazar el viernes a la noche”, observó Ferreyra. 


El dirigente apuntó contra el gobierno provincial: “Desde el jueves nadie nos llamó, ni un juez ni nadie de la Provincia. Sólo el Movimiento Evita nos puso a salvo”, remarcó. Luego, destacó que la gente tiene miedo porque advierte que “hay connivencia entre la policía, los narcos y el gobierno” y analizó: “Si no esto no pasaría, alguien reparte la torta”, deslizó. 


Arregui, mejor 

Tal como anunció ayer el militante Fernado Rosúa, el joven albañil que resultó herido de gravedad en el hecho denunciado mejora. Hoy, Ferreyra confirmó su buena evolución: “Gastón está mejorando, esperamos que salga de esta”. 

“Es fuerte y tiene hijas que cuidar y una mujer que lo está esperando”, destacó. 


Nuevo abordaje 

Consultada antes por el programa, la ministra de Desarrollo Social de la provincia, Mónica Bifarello, admitió: “Existe un panorama muy complejo que requiere de un nuevo abordaje” y sumó: “Coordinacion y mirada integral es lo que se necesita por eso desde la Provincia trabajadmos desde un gabinete social. No podemos dejar de entender la realidad de la provincia y de la ciudad, la violencia de los barrios amerita una solución más integrada”.

“La realidad social cambia y se hacen mas complejas y las políicas en el territorio hay que reforzarlas, pero no es un fenómeno de los ultimos años, se viene instalando desde hace mucho”, evaluó. 


Bifarrello aseguró que existen “mecanismos que doten de acompañamiento a los denunciantes” y sostuvo: “Ofrecemos todos los resortes que el Estado tiene para acompañarlos, a un vecino común le diría que se acereque al efector del Estado que más confianza le generen, los de la Provincia y del Muniicpio, porque estabamos trabajando”, subrayó.

Fuente:Rosario3.com


DENUNCIAS POR EL NARCOTRAFICO EN SANTA FE
Los militantes baleados
El gobernador socialista de Santa Fe, Antonio Bonfatti.
Organizaciones políticas rosarinas denunciaron ayer “la ausencia del Estado provincial y municipal”, después del asesinato de una militante social y tres militantes del Movimiento Evita, quienes fueron baleados y heridos por narcotraficantes. “La falta de decisión política para reestructurar la fuerza policial deja a los barrios más humildes de la ciudad librados a las disputas entre bandas por el control del comercio de droga”, señaló la Corriente Martín Fierro. El senador socialista Rubén Giustiniani sostuvo que “la situación en los barrios de Rosario es grave” y remarcó que “si primero no se reconoce el problema, no se sale”.

“Mientras Rosario triplica la media de homicidios en el país, un tercio de su población vive en asentamientos con más cantidad de villas que en el año 2001”, destacó el dirigente de la Martín Fierro, Sebastián Artola, y agregó que además quedó “un 30 por ciento de la población en la pobreza y un 80 por ciento de pibes no finalizan la secundaria. A todo esto, el gobernador (de Santa Fe, Antonio) Bonfatti afirma que desconoce la realidad de cada uno de los barrios de Rosario”. Junto a la agrupación Peronismo Militante denunciaron el accionar de las bandas de narcotraficantes en los barrios humildes rosarinos que dejó a Gustavo Arregui, militante del Movimiento Evita en el hospital, en grave estado por las heridas de bala recibidas el jueves pasado.

Según la investigación policial, dos bandas de narcos se enfrentaron la semana pasada en el barrio Nuevo Alberdi de Rosario, enemistadas por el control territorial de la zona. Los tres militantes del Movimiento Evita quedaron en medio del tiroteo, resultando dos con heridas, además de Arregui, que continúa internado. Pero una semana antes, también luego de un enfrentamiento entre bandas, Mercedes Delgado, una militante cristiana del Centro San Cayetano del barrio Ludueña, murió al ser alcanzada por una bala en la cabeza.

“La ausencia del Estado provincial y municipal es la muestra de una política de inacción” que lleva gobernando 5 años la provincia y 17 años Rosario, señaló el dirigente del Peronismo Militante, Flavio Gentili. “Al mismo tiempo, el manto de sospecha sobre las fuerzas de seguridad a propósito del caso (del ex jefe de policía de Santa Fe, Hugo) Tognolli nada se ha despejado como consecuencia de la continuidad de la cúpula policial santafesina”, agregó, recordando el caso que denunció Página/12 acerca de la protección que el entonces jefe policial brindaba a narcotraficantes de la zona.

Por su parte, el senador Giustiniani, del mismo signo político que el gobernador Bonfatti, aseguró a través de su cuenta de Twitter que “la situación en los barrios de Rosario es grave” y expresó su “solidaridad con los militantes atacados”.
Fuente:Pagina12

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