LUNES, 14 DE ENERO DE 2013
El presidente Chávez con evolución clínica favorable
PL
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, muestra en los últimos días una evolución clínica general favorable, con la infección respiratoria bajo control, informó el ministro para la Comunicación e Información Ernesto Villegas.
En cadena nacional de radio y televisión, Villegas indicó que se daba a conocer un comunicado por orientación del Vicepresidente Ejecutivo, Nicolás Maduro.
A continuación el texto íntegro del comunicado oficial:
Comunicado
A pesar de su delicado estado de salud después de la compleja intervención quirúrgica del 11 de diciembre pasado, en los últimos días la evolución clínica general ha sido favorable.
El Presidente se mantiene cumpliendo estrictamente con el tratamiento médico. La infección respiratoria está controlada, aunque el Comandante Presidente todavía requiere de medidas específicas para la solución de la insuficiencia respiratoria.
El Presidente está consciente, en comunicación con su familia, con su equipo político y con el equipo médico que lo atiende, manteniéndose al tanto de las informaciones de interés.
En víspera de la celebración de la procesión de la Divina Pastora, el Gobierno Bolivariano de Venezuela, invita a las familias venezolanas a unirse en oración para que la Patrona de Barquisimeto colme a nuestra patria de paz y felicidad.
¡Que viva Chávez!
Caracas, 13 de enero de 2013.
LUNES, 14 DE ENERO DE 2013
¿Chavismo con o sin Chávez?
Por Frida Modak
Desde que el presidente venezolano hizo público que padecía de cáncer se desataron las especulaciones de todo tipo, tanto entre sus adversarios como entre sus partidarios.
Ahora que su enfermedad ha llegado a un nivel más serio y preocupante ese cuadro se mantiene, en medio de una pugna a ratos pública y en otros subterránea, acerca de quien se quedará finalmente con el poder, si la oposición o el chavismo.
La prensa internacional se ha hecho eco de esta situación y de esa manera lo que ocurre en Venezuela, así como el estado de salud del mandatario, se está transformando en una suerte de polémica en la que lo que opina el pueblo venezolano parece una anécdota.
Las “teorías” acerca del futuro del país son numerosas, pero no han logrado ocultar hasta ahora que hay una mayoría que se pronuncia por no modificar lo establecido, en otras palabras, el chavismo sin Chávez que es un tema que la oposición interna y externa evita tocar.
El otro tema con el que se prefiere especular es el relativo al rol de los militares en el futuro, lo que a la vez implica una forma de intervenir políticamente puesto que de las dos figuras que podrían reemplazar al mandatario una de ellas es un ex militar chavista.
Es en este contexto que se señala que no se puede pretender que el presidente Chávez continúa gobernando, como reclama la oposición, y se discute también cuál es el alcance de determinados artículos constitucionales respecto a la juramentación del mandatario para el nuevo período de gobierno.
La pugna política
Desde que se le diagnosticó el cáncer que padece, el presidente Chávez no ocultó la enfermedad y adecuó las dos situaciones para continuar desempeñando sus funciones, pero el equilibrio entre ambas fue breve.
El tipo de cáncer que padece y que no se conoce, avanzó muy rápido, las intervenciones quirúrgicas se hicieron en lapsos más cortos y las medicinas que se usan en los tratamientos contra el cáncer debilitan físicamente a quien lo padece.
En el caso de Chávez no se advertían esos efectos y él continuaba con sus actividades, tal como se lo vio en la reciente elección presidencial y sin duda que eso es lo que más impacta a sus seguidores, como se ha visto en los actos a que han convocado.
Mientras el pueblo chavista reza y proclama su apoyo al mandatario, la oposición empieza a romper lanzas con una anticipación que talvez le resulte contraproducente. Reclaman, en los hechos, que se declare la incapacidad del presidente para gobernar, con la mirada puesta en una nueva elección.
El objetivo es impedir por anticipado que Chávez pueda asumir un nuevo mandato y ese es el punto central del debate político en el que se miden la Procuradora General de la República y la oposición en torno a pronunciamientos anteriores del Tribunal Supremo de Justicia.
La Procuradora califica de ”formalismo” la disposición relativa a un nuevo juramento de Chávez en el cargo, porque “El Presidente ya fue electo por la mayoría del pueblo, el Presidente incluso está juramentado y hay una continuidad con el período que está culminando”.
Los opositores insisten en el juramento, en la perspectiva de que el presidente no esté en condiciones de dejar el hospital en que se encuentra y no pueda cumplir con ese trámite. Hay otros que estiman que los magistrados podrían viajar a tomar ese juramento.
En este debate también terció el Cardenal y arzobispo de Caracas, para quien el día 10 de este mes “se sabrá cómo ha evolucionado el Presidente y a qué atenernos todos”, con lo que se sumó a lo que plantea la oposición.
En el Partido Socialista Unido de Venezuela. PSUV, que es el creado por el presidente Chávez, se mantiene una actitud serena, aparente o real, que ha evitado controversias interna, las que según la prensa opositora venezolana existirían.
Lo que se plantea en esos medios es que si se anulara la reciente elección, en el partido gobernante surgirían dos postulantes, el actual vicepresidente Nicolás Maduro y el presidente de la Asamblea Nacional, parlamento, Diosdado Cabello.
En respuesta a los planteamientos de la directiva opositora que ha demandado que a Chávez lo declaren en ausencia temporal debido a que su enfermedad le impediría ejercer sus funciones, Cabello les respondió que tenían muy claro lo que debían hacer y agregó “Ojalá no se equivoquen. Tristeza no es debilidad”.
La opinión del pueblo
Mientras en el plano político todos opinan e incluso se sugiere quien debería ser el nuevo presidente en caso de que los comicios se anulen si Chávez no puede ir al juramento, a nivel popular también hay opiniones.
Un dirigente de los Consejos Comunales del barrio 25 de Enero dijo en una entrevista que “El pueblo de Venezuela seguirá marcando la pauta de esta revolución, más allá de que nosotros perdamos el liderazgo”.
Otro afirmó que “El pueblo, las clases oprimidas, van a tomar el mandato” para continuar el camino trazado por Chávez y agregó “el pueblo ve a Chávez invencible, Chávez volverá”.
Una mujer menuda, a la que Chávez le proporcionó un quiosco para que vendiera sus productos dijo “Todos los días le pido a mi Dios que no me lo vaya a dejar” y un joven aseguró “mi comandante va a regresar nuevamente ahorita, para la toma de posesión, reforzado”.
Hay muchas declaraciones más, en el mismo sentido que indican que no le será fácil gobernar a la derecha, que aspira a recuperar el poder. Un poco menos difícil debería serle al chavismo, pero eso dependerá del contexto en que se produzca el cambio de presidente.
LUNES, 14 DE ENERO DE 2013
Venezuela en una encrucijada
Por Jorge Altamira
La grave dolencia que aqueja a Hugo Chávez ha creado una situación política delicada en Venezuela. Chávez se encuentra impedido, en forma absoluta, de asumir su tercer mandato de gobierno en la fecha prevista por la Constitución.
La información sobre su estado de salud no es transmitida en forma directa por el equipo médico que lo atiende. La versión oficial, por su lado, no permite conocer de un modo incuestionable el grado de su impedimento ni las perspectivas y plazos de su recuperación. En previsión de una situación de este tipo, Hugo Chávez había designado al vicepresidente, Nicolás Maduro, como el candidato que debía representar su legado político a partir de la convocatoria a nuevas elecciones. No es éste, sin embargo, el rumbo que ha decidido tomar el oficialismo, el cual ahora busca refrendar el tercer mandato de Chávez con una movilización popular e incluso con la asistencia de algunos mandatarios latinoamericanos. El gobierno efectivo pasaría, entonces, a manos del vicepresidente Maduro, sin el requisito de un juramento previo.
De acuerdo con un analista político, Jorge Gómez Barata, en circunstancias “imprevistas” como lo es la actual, la Constitución de Venezuela “no establece lugar, fecha ni plazos” para la jura presidencial, lo que deja la facultad de aplicar el procedimiento de asunción del nuevo gobierno a la Asamblea Nacional o al Tribunal Supremo de Justicia. En la sesión parlamentaria del martes 8, la mayoría chavista estableció que no era necesaria la formalidad del juramento de Chávez, porque se trataría de una continuidad, sin interrupción legal, del mandato precedente. Como consecuencia de esta situación, se han establecido en Venezuela tres poderes. Por un lado, el del presidente Chávez, electo en forma plebiscitaria, quien, sin embargo, no puede ejercer su mandato, pero tampoco lo ha transferido a otra persona; por otro lado, la Asamblea Nacional, que legitima el ejercicio efectivo del gobierno en el vicepresidente electo, Nicolás Maduro; finalmente, Nicolás Maduro, que pasa a ser un presidente provisional sin término de mandato. Este esquema podría cambiar si una mejoría en su salud le permitiera a Chávez prestar juramento ante el Tribunal Superior de Justicia, incluso en La Habana, y el gobierno pasara al vice por impedimento temporal del titular.
La oposición al chavismo se ha trazado, en estas circunstancias, una política diferente al planteo oficial. Entiende que el impedimento de Chávez para asumir un mandato nuevo ha creado una acefalía de poder, la que debe ser superada por la asunción interina del presidente de la Asamblea Nacional y la convocatoria a elecciones en un plazo determinado. Si la salida decidida por el oficialismo equivale al establecimiento de un ‘gobierno de facto’, respaldado por la Asamblea Nacional; la que impulsa la oposición constituye, en principio, una tentativa de golpe de Estado -esto porque privaría a Hugo Chávez del mandato electoral que lo ratificó como Presidente, con independencia de la posibilidad de que se recupere físicamente en un tiempo previsible. La oposición se encuentra en el peor momento político desde que se unificó en un frente h! ace dos años, luego de haber perdido las elecciones presidenciales en octubre pasado, y después de la derrota severa que sufrió en las de gobernadores en diciembre. En este último evento, una parte considerable del electorado opositor boicoteó la asistencia a las urnas, en un claro síntoma de desmoralización política. Con la ofensiva por la convocatoria a nuevas elecciones, estaría pretendiendo explotar el desconcierto que ha provocado en el chavismo la incapacidad física de Chávez. Un sector de la oposición, por su parte, ha decidido apretar el acelerador: desde redes sociales, con sede en Miami, se ha convocado a manifestaciones de protesta contra la decisión de la Asamblea de legalizar el nuevo gobierno sin juramento previo de Chávez. La crisis agarra a la oposición en el peor estado desde el fracaso del sabotaje petrolero de 2002/3. Incluso es mayor su aislamiento internacion! al, como lo demuestra el respaldo de los gobiernos de Unasur a la salida provisional a la acefalía de gobierno decidida por el oficialismo.
La incertidumbre acerca de la sede del poder y de las personas que lo detentan tiene una importancia excepcional en Venezuela, debido al carácter único del poder ejercido por Chávez. Más allá de la obsesiva exhibición que el chavismo hace del libro de la Constitución bolivariana, el régimen chavista se caracteriza por el poder personal, asentado en un apoyo plebiscitario de la población pobre a Chávez. Se trata de una capacidad de arbitraje excepcional ante los conflictos de clases en el país. Un gobierno que se asiente en una referencia al chavismo, sin obtener para él una demostración de apoyo plebiscitario, no podría sustituir esa capacidad de arbitraje. Chávez entendió esto perfectamente cuando designó a Maduro como candidato en una nueva elección, que debía operar como un referendo popular hacia un ! chavismo sin Chávez. La dirección chavista ha vacilado, sin embargo, en seguir ese rumbo y se refugia en la expectativa de una rehabilitación, al menos parcial, de Chávez.
El asunto es álgido, porque Venezuela enfrenta desequilibrios económicos importantes que se manifiestan en la inflación, en un mercado de divisas paralelo que se cotiza tres veces por encima del oficial, en la falta de divisas para importar, en la expectativa de una nueva maxidevaluación. Un gobierno sin mandato popular propio, que solamente se asiente en el legado de Chávez, tendría, en principio, una enorme dificultad para tomar decisiones drásticas y una dificultad aún mayor para hacer frente a las protestas populares que no dejarían de generar. Es claro que si adoptara el reclamo de la oposición de llamar a elecciones, aparecería ante el pueblo como cómplice de una prematura decapitación de Chávez. Visto desde esta perspectiva, un gobierno interino del presidente de la Asamblea Nacional podría servir de cultivo a una enorme cri! sis política.
En los términos de las fuerzas en presencia, la situación creada en Venezuela parece empantanarse en un impasse, agravado por el cerco informativo sobre el estado de salud de Chávez. Es necesario, entonces, encarar esta crisis desde una perspectiva más amplia, que permita convertirla en preludio de desarrollos revolucionarios. En primer lugar, es obvia la necesidad de exigir una información médica directa de lo que está ocurriendo en La Habana, para que los trabajadores puedan evaluar la situación con un conocimiento cabal. El propósito de sustituir un poder plebiscitario personal por el de una camarilla que pretende recoger ese poder como una herencia, sólo puede conducir a nuevas crisis y a salidas anti-populares. Lo que sería realmente un avance es que las masas se reapropien del poder que cedieron a Chávez en forma plebiscitaria, esto por medio de ! un régimen asambleario -o sea formando consejos obreros, populares, comunas- con la finalidad de establecer un programa propio frente a la crisis social y económica, y de convertir a esos organismos en instrumentos de lucha social y política.
En Venezuela existe un árbitro potencial, frente a una crisis política, que no es otro que la cúpula de las fuerzas armadas, que controla la mayor parte del aparato de gobierno. Pero no sería un arbitraje popular y, por el contrario, podría convertirse en el punto de partida para revertir un ciclo histórico que comenzó con el caracazo de 1989; siguió con el levantamiento militar y popular de 1992, y tuvo su apogeo en la derrota del golpe de abril de 2002 y del lockout patronal de 2002/3.
LUNES, 14 DE ENERO DE 2013
No hay vacío de poder en Venezuela, pero si un vasto apoyo regional y popular
Por Estelle Leroy-Debiasi (ALAI)
Al posponerse la investidura de Chávez, Nicolás Maduro, Vicepresidente y ministro de Relaciones exteriores -designado por Chávez como su reemplazante-, y Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, se encuentran en primera línea; los países de la región aportan su apoyo al gobierno y el proceso venezolano.
« No hay ni habrá vacío de poder ejecutivo en Venezuela ».
Fue en esos claros y precisos términos que se expresó la Fiscal general del país, Luisa Marvelia Ortega Díaz : el presidente Hugo Chávez y el Vicepresidente Nicolás Maduro, y el gobierno « se encuentran en posesión del cargo », declaración que valida la decisión unánime que el 8 de enero adoptó la Asamblea General, de posponer -por razones de salud- la toma de juramento del presidente Chávez, dejando abierta la posibilidad de formalizar ulteriormente ese acto ante el Tribunal Supremo de justicia.
Y refiriéndose en esto a los artículos 230 y 231 de la Constitución.
El presidente Hugo Chávez « es un presidente reelecto y no un candidato electo », lo que constituye una gran diferencia para comprender e interpretar la Constitución, prosiguió la alta Magistrada.
El 7 de octubre pasado, el pueblo venezolano ejerció su soberanía y la expresó eligiendo a Hugo Chávez. Esto es indiscutible.
Desde hace varios días abundan las especulaciones, sabiamente alimentadas, sobre el futuro democrático de Venezuela y la interpretación de la Constitución.
La oposición representada por Henrique Capriles, que pidió al Tribunal Supremo de Justicia que se pronunciara « sobre una crisis institucional en vista », estimando que la fecha del 10 de enero marca el fin de un mandato y el comienzo de otro, no tiene en realidad interés en precipitar los hechos.
Una elección anticipada no convertiría necesariamente a la oposición en ganadora, siendo ya que en las elecciones regionales del 16 de diciembre pasado el chavismo salió vencedor.
Aunque no es este el momento de hacer el balance, cabe recordar los logros sociales de Hugo Chávez en su país, que en las últimas elecciones le han nuevamente reportado el apoyo del pueblo y de los más pobres, gracias al mejoramiento en el acceso a la educación, a los servicios de salud y de la vivienda.
Hugo Chávez ha igualmente trasformado la política y la geopolítica de América latina, aunque esto no le plazca a sus detractores.
El ha sido en los últimos años, junto a sus vecinos (Bolivia, Ecuador…) un artesano activo de la construcción regional, participando en la formación de diferentes instituciones regionales, como ALBA, UNASUR, CELAC, y la reciente entrada de Venezuela en MERCOSUR ha sido un paso decisivo.
Por eso no es sorprendente que este jueves 10, dirigentes o representantes de gobiernos de los países de la región se hayan dado cita en Caracas, entre ellos Evo Morales, Presidente de Bolivia, José Mujica, Presidente de Uruguay, o Héctor Timerman, Ministro de Relaciones Exteriores de la Argentina en representación de la presidenta Cristina Fernández, quien este viernes llegará a Cuba para visitar a Chávez.
Un apoyo explícito al gobierno de Venezuela y al pueblo venezolano, que ha sido convocado a una gran manifestación de apoyo, constituye un mensaje directo a las eventuales tentativas de desestabilización del país.
El vicepresidente Nicolás Maduro y el presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello están ahora en la primera línea, y deben evitar los desacuerdos que emerjan de un conflicto en el seno de diferentes grupos chavistas.
Los dos protagonistas no tienen el mismo perfil ni tampoco los mismos apoyos.
Si Chávez ha conseguido recuperar para beneficio del Estado, y por lo tanto del pueblo, los beneficios del petróleo, el país todavía depende de una economía rentista, de sus exportaciones para garantizar su soberanía alimentaria : la revolución bolivariana tiene todavía camino por andar en materia de transformación de la estructura económica. Y en ese camino habrá muchos escollos que superar.
Traducido del francés para "El Correo" por: Alberto Rabilotta)
http://www.elcorreo.eu.org/No-hay-vacio-de-poder-en-Venezuela-pero-si-un-vasto-apoyo-regional-y-popular?lang=fr
LUNES, 14 DE ENERO DE 2013
Caracas fue una fiesta el 10 de enero, aún sin el presidente
Por Emilio Marín (LA ARENA)
El 10 de enero no pudo jurar formalmente Hugo Chávez, debido a su convalecencia en Cuba. De todos modos Caracas fue una fiesta, con el gobierno en funciones y un notable apoyo popular y latinoamericano
Es una incógnita si Chávez pudo ver y disfrutar desde La Habana las imágenes del masivo acto realizado en las afueras del Palacio de Miraflores el 10 de enero.
Aún recuperándose de la cuarta operación contra el cáncer, su estado no le permitió volver a Caracas para jurar su cuarto mandato ante la Asamblea Nacional.
Está mejor, según los partes médicos, pero padece serias dificultades respiratorias, luego de una infección pulmonar pos operatoria. Por eso no pudo jurar y aún estará afuera un tiempo más.
Se armó una gran polémica dentro y fuera de Venezuela sobre qué pasaba el 10 de enero en caso que aquél no pudiera jurar.
La derrotada oposición nucleada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD) quería que asumiera el titular de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, dando inicio a la figura de "ausencia temporal" del jefe de Estado, por noventa días con posibilidad de prorrogar por otro lapso.
Agotado ese plazo, la apuesta de MUD era que se convocara a nuevas elecciones. Si Chávez moría en el interín, que es el sueño de estos recalcitrantes, los nuevos comicios deberían ser llamados en sólo un mes.
Esta apuesta política fue apoyada con cierto disimulo por la conferencia de obispos del país, que instó a "respetar en forma escrupulosa la normativa constitucional". Fue una forma de alinearse con la oposición.
Incluso la Conferencia Episcopal adhirió a otro aspecto de la jugada de la MUD. "El dictamen de una junta médica conformada por reconocidos profesionales venezolanos despejará incertidumbres" sobre el estado de salud del paciente, agregaron los señores de sotana.
Ellos son parte de una iglesia opuesta al proceso antiimperialista que pilotea Chávez, un devoto católico y creyente. Un dios, dos religiones muy diferentes...
Esa posición reaccionaria de la cúpula de la Iglesia permite el parangón entre Venezuela y Argentina. Afortunadamente para los venezolanos, en muchos otros factores de poder (Justicia y FF AA), las cosas a ellos les van mucho mejor, según mostró esta confrontación política alrededor del 10 de enero.
Ese día salió triunfante la postura del gobierno, con fuerte apoyo popular e institucional.
Las dos principales figuras del oficialismo, el vicepresidente Nicolás Maduro, a cargo del Ejecutivo, y Cabello, también vicepresidente del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), plantearon que Chávez era el presidente en ejercicio, que había sido reelecto masivamente en octubre pasado y que por razones de salud no podía jurar el 10 de enero como estaba previsto y era su intención.
Que podía hacerlo más adelante ante el Tribunal Supremo de Justicia, como lo prescribe la Constitución Bolivariana de 1999. Y, para refutar la idea de la "ausencia temporal" del mandatario, recordaron que éste había salido del país con permiso de la Asamblea Nacional, acordado el 8 de diciembre, por 90 días y prorrogable.
Paliza nacional
El Ejecutivo encabezado por Maduro sostenía que el gobierno debía seguir actuando, tal como lo venía haciendo, hasta que Chávez pudiera superar su problema de salud y reintegrarse.
Por su parte el Legislativo votó sus nuevas autoridades el pasado 5 de enero, reeligiendo a Cabello hasta 2014. Así lo resolvieron los 97 diputados oficialistas del PSUV y sus aliados del Polo Patriótico, sobre el total de 165 legisladores.
Tras ser ratificado en el puesto, Cabello declaró con mucha seguridad que Chávez seguiría siendo presidente. Al concluir la sesión que trató este tema, manifestó: "presidente Chávez, esta honorable Asamblea le concede a usted todo el tiempo que necesite para atender su enfermedad y regrese a Venezuela cuando la causa sobrevenida haya desaparecido".
Por su lado, el Poder Judicial también cerró filas alrededor de esa solución institucional y democrática. Desairando a la rabiosa oposición que le reclamaba dictaminar la "ausencia temporal" del presidente, con los mecanismos de reemplazo ya mencionados, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), por unanimidad de su Sala Constitucional, dictaminó que no era necesario que Chávez jurara el 10 de enero.
Es un presidente reelecto, viene de ganar ampliamente las elecciones del 7 de octubre, su gobierno está en funciones y debe respetarse "el principio de continuidad administrativa", puntualizó la titular del TSJ, Luisa Estella Morales.
"No hay ausencia ni temporal ni absoluta de Chávez.
El gobierno continúa en funciones y el presidente puede juramentar después del 10 de enero", comentó Morales a la prensa. Luego aclaró que esa jura se hará más adelante ante el Tribunal, "una vez que exista constancia del cese de los motivos sobrevenidos que hayan impedido la juramentación".
Este pronunciamiento de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo provoca un sentimiento de sana envidia para los argentinos y muchos ciudadanos latinoamericanos.
Es que surgió de un Poder Judicial que no será perfecto pero se apega a la ley y la Constitución, con sentido común y respeto por el proceso de cambios económicos y políticos que vive Venezuela desde la primera asunción de Chávez, el 2 de febrero de 1999.
Causa un poco de pavor pensar qué podría haber ocurrido judicialmente en Argentina en caso de una situación complicada jurídica y políticamente como la que vivió el hermano país, ante la enfermedad del presidente.
Con sucesivos tribunales y cámaras, incluso la Corte Suprema, que han demorado la aplicación de la ley de medios y hasta del decreto presidencial que recuperó el predio rural de Palermo, mete miedo lo que podría haber ocurrido en Buenos Aires en una encrucijada como la del 10 de enero.
Lo sucedido en Caracas puede ser apropiado para refrescar aquí la necesidad de democratizar y cambiar a fondo el Poder Judicial, el más conservador y elitista del Estado.
"Patria Grande"
Además de esos tres poderes estuvo la movilización popular bolivariana, como se patentizó en el multitudinario acto en las afueras de Miraflores.
Allí se juramentó el actual gobierno y el pueblo en seguir juntos en este cuarto mandato del mandatario operado.
"Nosotros somos soldados militantes de nuestro comandante Hugo Chávez Frías", dijo Maduro y la multitud ovacionó ese compromiso con el ausente, muy presente en los cánticos de "Uh, ah, Chávez no se va".
Es un clásico chavista de muchos años, frente a los intentos de golpe de la burguesía local y gobiernos extranjeros (claramente EE UU y España en abril de 2002).
Contingentes muy numerosos de venezolanos fueron a expresar su apoyo al mandatario que no pudo estar en el festejo.
Vestidos de rojo, agitando la bandera nacional y muchas pancartas de Chávez, no quedó lugar a dudas que la solución política e institucional a la que dio forma el Tribunal Supremo de Justicia había sido lo que el pueblo quería.
A esos factores hay que agregar la postura democrática de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, alineada junto al presidente y sin dejar el mínimo resquicio a las especulaciones destituyentes de la MUD.
Como se señaló antes respecto a la Justicia, eso motiva una dosis de sana envidia de muchos latinoamericanos, donde no existen fuerzas armadas muy democráticas que digamos (lo sucedido en Honduras en 2009 y Paraguay en 2011 así lo recuerda).
El virtual plebiscito ganado por Chávez el 10 de enero también contó con la participación de varios gobiernos de la región, que enviaron presidentes, vices y cancilleres al acto. Fue otra derrota de la oposición, cuyo referente Henrique Capriles había pedido especialmente a los mandatarios que no viajaran para no darle cobertura a un "acto político".
Capriles fracasó, igual que el 7 de octubre pasado, cuando Chávez le ganó con el 55 por ciento de los votos contra 44; ahora fueron varios miles contra cero, en Miraflores.
Hubo representantes de 22 países en el acto popular, sumando los integrantes de Petrocaribe y la Alianza Bolivariana de Nuestra América (ALBA), más los delegados de El Salvador, Honduras, Uruguay y Argentina.
Todos ellos firmaron la "Declaración de Caracas", donde afirman que "colaborarán en los espacios internacionales con el empeño del gobierno a cargo del vicepresidente y canciller, Nicolás Maduro, para impedir que la salud del presidente, Hugo Chávez, sirva de pretexto para atentar contra las instituciones democráticas".
En ese acto de "Patria Grande Latinoamericana" también fueron oradores los presidentes de Bolivia, Evo Morales; de Nicaragua, Daniel Ortega, y de Uruguay, José Mujica, presidente pro témpore del Mercosur.
Por supuesto, toda cosa tiene su contrario. Ese espectro progresista tuvo su contracara en los presidentes que no participaron: Sebastián Piñera, Juan Manuel Santos, Ollanta Humala, Enrique Peña Nieto, Federico Franco, Ricardo Martinelli y Laura Chinchilla.
Ese polo reaccionario existe y es amigo de la MUD, los obispos, Globovisión y la Casa Blanca. El colombiano Santos dijo ser amigo de Chávez pero el 10 de enero quedó claro que esa vida le importa un pito; para él es mejor el TLC y el Comando Sur norteamericano.
Fuente:Argenpress

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