Comienza hoy el referéndum que tanto la ONU como el gobierno argentino desconocerán por ilegítimo
Los habitantes de Malvinas van a un plebiscito armado desde Londres
Las expectativas de quienes viven en las islas y del gobierno isleño del Reino Unido apuntan a lograr un 100% de votos a favor de continuar como colonia de ultramar de la Corona Británica. Unos 60 periodistas arribaron ayer a Puerto Argentino para cubrir el evento.
Por: Claudio Mardones
Bajo una lluvia persistente, temperaturas inferiores a los cuatro grados y un viento que azota su costa sin pausa, los habitantes de las Islas Malvinas, el archipiélago más famoso del Atlántico Sur, buscarán recuperar entre hoy y el lunes la atención mundial. Lo harán en medio de una agenda marcada por la muerte del presidente venezolano Hugo Chávez y el inminente comienzo de un nuevo cónclave en Roma para elegir al próximo Papa. Las dos noticias recorrieron el mundo, pero impactaron de lleno en Argentina, el principal destinatario del mensaje político que votarán 1650 kelpers habilitados para sufragar: serán los protagonistas de un plebiscito organizado por el gobierno isleño del Reino Unido para confirmar su status político y continuar como colonia de ultramar de la corona británica.
Los pronósticos hablan de un 99% a favor de la pertenencia británica. Algunos se animan a relatar un resultado "cantado" del 100 por ciento. La postal será previsible para el mundo, pero necesaria para reafirmar la identidad de los isleños, admiten en las oficinas de la administracion colonial de Puerto Stanley, la única ciudad de las islas, que entre abril y junio de 1982 fue bautizada Puerto Argentino, durante el intento argentino de la última dictadura militar por recuperar el archipiélago.
El plebiscito buscará reflejar el presente de los 3000 habitantes que viven a decenas de miles de kilómetros del reino cuya nacionalidad reclaman, pero a escasa distancia del territorio continental más próximo que, esta vez, rechazarán a través de un detallado operativo electoral que comenzará hoy a las 8 de la mañana, con un centro de campana en el corazón de la ciudad, cuatro puestos móviles y dos aviones que llegarán a los rincones mas inhóspitos de la isla para recibir votos.
Es la primera vez en 31 años desde el fin de la guerra con Argentina, que el territorio malvinense recibe a tantos representantes de la prensa. Ayer, arribaron mas de 60 medios a Puerto Argentino, provenientes de distintas partes del mundo, para contar las intimidades del inusual operativo que durará dos días, en una cuidadosa puesta en escena que buscará "reinvidicar la existencia de los habitantes de las dos islas ante Argentina y el mundo", explicó a Tiempo Argentino, Darren Christie, jefe de relaciones públicas y prensa del "Falkland Islands Government". El funcionario ayer ofreció una conferencia de prensa para los medios acreditados, luego de lamentarse del duro clima que azota al archipiélago.
"Será mucho más que una puesta en escena, aunque a ustedes los argentinos les duela, pero sólo queremos reafirmar que somos británicos. Yo me siento británica y no pretendo ofender por eso a los vecinos del continente", dijo a este diario, con inesperada amabilidad, una funcionaria del gobierno isleño, dentro de la estrategia elegida por Londres para descontracturar a los kelpers ante el mundo. También para sostener el "principio de autodeterminación", un concepto que las Naciones Unidas no reconocen para las Malvinas, aunque sus habitantes ratificaran, quizas en forma unánime, su condición de "territorio británico de ultramar".
La búsqueda del 100% en el referéndum puede sonar previsible para el visitante extranjero, pero resulta estratégico para los kelpers, su gobierno isleño y el Foreign Office, cuya embajada en Buenos Aires se amparó en el tradicional "wait and see", frase inglesa que en castellano significa "esperar y ver", hasta que llegue el resultado final de la votación y dirigir, desde la Corona Británica, un nuevo mensaje sobre las Islas.
El último intento público de la diplomacia británica sobre Malvinas, antes del referéndum, ocurrió hace 15 días, cuando el canciller inglés William Hague, buscó el apoyo de los Estados Unidos para la nueva ofensiva plebiscitaria, pero el nuevo jefe del Departamento de Estado John Kerry, no convalidó públicamente el referéndum. "No hay novedades, no sabemos por qué tanta sorpresa, si la posición de Washington sigue siendo la misma desde hace años, y tampoco esperábamos que cambiara ahora", justifican desde la representacion porteña del Foreign Office, ante el desplante de la segunda administración de Barack Obama por el plebiscito.
Con esos obstáculos por delante, y sin el visto bueno del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, la votación de los 1650 isleños tendrá el monitoreo de la Misión Internacional de Observación del Referendo (MIOR), para "determinar si el voto es libre, justo y representativo de la voluntad de los isleños".
"Queremos dejar en claro que la misión es totalmente independiente del gobierno de las Falklands", aclaró ayer Christie, bajo los techos a dos aguas del Town Hall, un edificio de dos plantas que desde hoy sera el epicentro de la consulta electoral, bajo la bandera británica y el estandarte colonial de las Malvinas. "No es que sea un voto cantado, pero este es territorio ingles", explicaron desde la oficina del gobernador isleño Nigel Haywood, que será reemplazado a partir de abril por Colin Roberts, según aunció Londres a fines de diciembre.
El referéndum será la última tarea de Haywood antes de su partida, prevista para un mes que, desde el 2 de abril de 1982, encierra un enorme simbolismo para una población muy reactiva frente a la Argentina.
"Sé que Argentina no respetará nuestros deseos, ellos dicen que no existimos pero claro que existimos. El domingo y el lunes vamos a tener ese referéndum para ejercer nuestro derecho a la autodeterminación", repitio Dick Sawle, uno de los cuatro miembros de la Asamblea Legislativa. Ayer, en la previa de la votación, se esperaba la presencia de los representantes del parlamento de "las Falklands", aunque el anuncio y los detalles del proceso que comenzará hoy, quedó en manos del joven Christie, que con una actitud "poolite", y bien "british", atajo todas las preguntas de la prensa.
La respuesta desde Buenos Aires no se demoró, y la Cancillería argentina acusó a Gran Bretaña de tener "una actitud claramente demostrativa de la falta de fundamentos para sus pretensiones, y carente de buena fe, cambiando la definición que el derecho internacional hace de esa controversia. Consciente de su aislamiento internacional en relación con Malvinas, todo indica que el Reino Unido intenta tergiversar la controversia antes que resolverla."
Solo fue el prólogo de la votación, y el cierre de una campaña inusual en el inhóspito Atlántico sur, que iba a ser protagonizada por una caravana de camionetas que recorrerían "Port Stanley" con banderas tapizadas con la palabra "Yes". El anticipo del frío antártico, propio del ocaso del verano malvinero, les empañó la largada del referéndum, pero nada impidió que, a pesar de la tormenta y el frío, la bandera colonial flameara, sin impugnación alguna. El anticipo de una puesta en escena, que arrancará hoy a partir de las ocho y tratará de concluir antes que la convulsiva agenda global los deje, otra vez, en los rincones de la insignificancia. Salvo para la sociedad argentina, como una vieja herida abierta y contradictoria que, desde el martes, reclamará nuevas respuestas.
Fuente:TiempoArgentino
“El Reino Unido quiere generar un hecho de impacto doméstico”
Año 6. Edición número 251. Domingo 10 de marzo de 2013
Entrevista. Gabriel Puricelli. Sociólogo.
–¿Qué impacto político puede tener el resultado del referéndum en Malvinas?
–La verdad es que no modifica mucho la situación, en tanto que la población de Malvinas está definida claramente desde la Resolución de Naciones Unidas en 1965 como “implantada”. Esto impide que se invoque el principio de autodeterminación. Por lo tanto, el referéndum no modifica el status quo. Es más bien un ejercicio de relaciones públicas que hace el Reino Unido, que seguramente tendrá un cierto impacto doméstico y que le podrá dar argumentos a países que ya apoyan la posición de Reino Unido. Pero no le veo potencial para modificar la opinión de los países que apoyan a Argentina.
–¿Por qué nunca antes Reino Unido había decidido tomar una iniciativa de este tipo?
–Porque evidentemente hay un duelo retórico bastante intenso entre los dos países y también hay una situación de deterioro del vínculo bilateral que tiene a Malvinas como único tema político. Tal vez éste sea el peor momento de la relación bilateral entre los dos países desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Por lo tanto, el referéndum es un síntoma más de esa mala situación del vínculo bilateral. Pero si bien la relación a nivel político está casi congelada, se mantiene intensa y provechosa para los dos países en lo que tiene que ver con temas económicos, culturales e incluso en lo que tiene que ver con algunos temas de ámbitos multilaterales.
–Recién hablaba del impacto doméstico que puede tener el referéndum. ¿El gobierno del Reino Unido puede obtener un rédito político con esta iniciativa?
–Siempre que hay gobiernos conservadores en el Reino Unido y que no tiene buenas noticias económicas domésticas para dar, hay potencial para que emerja este tema.
–¿El hecho de que la ONU no haya enviado observadores y que Estados Unidos se haya mantenido neutro está marcando los límites de políticos que tiene este referéndum?
–Desde ya. La actitud de la ONU se explica porque tiene que respetar sus propias resoluciones, por lo tanto, jamás podría enviar observadores. En el caso de Estados Unidos, ellos tienen una posición de neutralidad desde que terminó la guerra, que es la misma que tenían antes de que se iniciara el conflicto bélico. Frente a esa posición, lo lógico es no mandar a nadie.
–Algunas notas periodísticas que aparecieron esta semana sostenían que en la cancillería argentina existe cierto temor que una de las consecuencias que puede traer este referéndum es que se pueda generar una división entre los miembros del Comité de Descolonización. ¿Es factible que eso sea así?
–Me parece que está muy bien que la Cancillería argentina le preste atención a eso. Porque si bien desde el Derecho Internacional no cambia nada, se trata de un ejercicio político que puede tener su efecto. Por lo tanto, la diplomacia argentina tiene que estar muy alerta y me consta que lo está. Es un momento en que la Cancillería está obligada a mucha actividad. Me parece razonable que estén preocupados, pero en el sentido de hacer su trabajo; no porque necesariamente vaya a ser malo para la Argentina. Pero para que eso no pase hay que estar muy activo.
Fuente:MiradasalSur
10.03.2013
La evolución de la colonización británica en las Malvinas (1833-2012)
Los doscientos habitantes argentinos originales en Malvinas fueron expulsados de las islas a la fuerza, primero por los estadounidenses en 1831 y finalmente por los ingleses en 1833.
Por: Virginia Gamba
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