10 de marzo de 2013

Los habitantes de Malvinas van a un plebiscito armado desde Londres.

10.03.2013
Comienza hoy el referéndum que tanto la ONU como el gobierno argentino desconocerán por ilegítimo 
Los habitantes de Malvinas van a un plebiscito armado desde Londres 
Las expectativas de quienes viven en las islas y del gobierno isleño del Reino Unido apuntan a lograr un 100% de votos a favor de continuar como colonia de ultramar de la Corona Británica. Unos 60 periodistas arribaron ayer a Puerto Argentino para cubrir el evento. 
Por: Claudio Mardones
Bajo una lluvia persistente, temperaturas inferiores a los cuatro grados y un viento que azota su costa sin pausa, los habitantes de las Islas Malvinas, el archipiélago más famoso del Atlántico Sur, buscarán recuperar entre hoy y el lunes la atención mundial. Lo harán en medio de una agenda marcada por la muerte del presidente venezolano Hugo Chávez y el inminente comienzo de un nuevo cónclave en Roma para elegir al próximo Papa. Las dos noticias recorrieron el mundo, pero impactaron de lleno en Argentina, el principal destinatario del mensaje político que votarán 1650 kelpers habilitados para sufragar: serán los protagonistas de un plebiscito organizado por el gobierno isleño del Reino Unido para confirmar su status político y continuar como colonia de ultramar de la corona británica.


Los pronósticos hablan de un 99% a favor de la pertenencia británica. Algunos se animan a relatar un resultado "cantado" del 100 por ciento. La postal será previsible para el mundo, pero necesaria para reafirmar la identidad de los isleños, admiten en las oficinas de la administracion colonial de Puerto Stanley, la única ciudad de las islas, que entre abril y junio de 1982 fue bautizada Puerto Argentino, durante el intento argentino de la última dictadura militar por recuperar el archipiélago.

El plebiscito buscará reflejar el presente de los 3000 habitantes que viven a decenas de miles de kilómetros del reino cuya nacionalidad reclaman, pero a escasa distancia del territorio continental más próximo que, esta vez, rechazarán a través de un detallado operativo electoral que comenzará hoy a las 8 de la mañana, con un centro de campana en el corazón de la ciudad, cuatro puestos móviles y dos aviones que llegarán a los rincones mas inhóspitos de la isla para recibir votos.

Es la primera vez en 31 años desde el fin de la guerra con Argentina, que el territorio malvinense recibe a tantos representantes de la prensa. Ayer, arribaron mas de 60 medios a Puerto Argentino, provenientes de distintas partes del mundo, para contar las intimidades del inusual operativo que durará dos días, en una cuidadosa puesta en escena que buscará "reinvidicar la existencia de los habitantes de las dos islas ante Argentina y el mundo", explicó a Tiempo Argentino, Darren Christie, jefe de relaciones públicas y prensa del "Falkland Islands Government". El funcionario ayer ofreció una conferencia de prensa para los medios acreditados, luego de lamentarse del duro clima que azota al archipiélago.

"Será mucho más que una puesta en escena, aunque a ustedes los argentinos les duela, pero sólo queremos reafirmar que somos británicos. Yo me siento británica y no pretendo ofender por eso a los vecinos del continente", dijo a este diario, con inesperada amabilidad, una funcionaria del gobierno isleño, dentro de la estrategia elegida por Londres para descontracturar a los kelpers ante el mundo. También para sostener el "principio de autodeterminación", un concepto que las Naciones Unidas no reconocen para las Malvinas, aunque sus habitantes ratificaran, quizas en forma unánime, su condición de "territorio británico de ultramar".

La búsqueda del 100% en el referéndum puede sonar previsible para el visitante extranjero, pero resulta estratégico para los kelpers, su gobierno isleño y el Foreign Office, cuya embajada en Buenos Aires se amparó en el tradicional "wait and see", frase inglesa que en castellano significa "esperar y ver", hasta que llegue el resultado final de la votación y dirigir, desde la Corona Británica, un nuevo mensaje sobre las Islas.

El último intento público de la diplomacia británica sobre Malvinas, antes del referéndum, ocurrió hace 15 días, cuando el canciller inglés William Hague, buscó el apoyo de los Estados Unidos para la nueva ofensiva plebiscitaria, pero el nuevo jefe del Departamento de Estado John Kerry, no convalidó públicamente el referéndum. "No hay novedades, no sabemos por qué tanta sorpresa, si la posición de Washington sigue siendo la misma desde hace años, y tampoco esperábamos que cambiara ahora", justifican desde la representacion porteña del Foreign Office, ante el desplante de la segunda administración de Barack Obama por el plebiscito.

Con esos obstáculos por delante, y sin el visto bueno del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, la votación de los 1650 isleños tendrá el monitoreo de la Misión Internacional de Observación del Referendo (MIOR), para "determinar si el voto es libre, justo y representativo de la voluntad de los isleños".

"Queremos dejar en claro que la misión es totalmente independiente del gobierno de las Falklands", aclaró ayer Christie, bajo los techos a dos aguas del Town Hall, un edificio de dos plantas que desde hoy sera el epicentro de la consulta electoral, bajo la bandera británica y el estandarte colonial de las Malvinas. "No es que sea un voto cantado, pero este es territorio ingles", explicaron desde la oficina del gobernador isleño Nigel Haywood, que será reemplazado a partir de abril por Colin Roberts, según aunció Londres a fines de diciembre.

El referéndum será la última tarea de Haywood antes de su partida, prevista para un mes que, desde el 2 de abril de 1982, encierra un enorme simbolismo para una población muy reactiva frente a la Argentina.
"Sé que Argentina no respetará nuestros deseos, ellos dicen que no existimos pero claro que existimos. El domingo y el lunes vamos a tener ese referéndum para ejercer nuestro derecho a la autodeterminación", repitio Dick Sawle, uno de los cuatro miembros de la Asamblea Legislativa. Ayer, en la previa de la votación, se esperaba la presencia de los representantes del parlamento de "las Falklands", aunque el anuncio y los detalles del proceso que comenzará hoy, quedó en manos del joven Christie, que con una actitud "poolite", y bien "british", atajo todas las preguntas de la prensa.

La respuesta desde Buenos Aires no se demoró, y la Cancillería argentina acusó a Gran Bretaña de tener "una actitud claramente demostrativa de la falta de fundamentos para sus pretensiones, y carente de buena fe, cambiando la definición que el derecho internacional hace de esa controversia. Consciente de su aislamiento internacional en relación con Malvinas, todo indica que el Reino Unido intenta tergiversar la controversia antes que resolverla."

Solo fue el prólogo de la votación, y el cierre de una campaña inusual en el inhóspito Atlántico sur, que iba a ser protagonizada por una caravana de camionetas que recorrerían "Port Stanley" con banderas tapizadas con la palabra "Yes". El anticipo del frío antártico, propio del ocaso del verano malvinero, les empañó la largada del referéndum, pero nada impidió que, a pesar de la tormenta y el frío, la bandera colonial flameara, sin impugnación alguna. El anticipo de una puesta en escena, que arrancará hoy a partir de las ocho y tratará de concluir antes que la convulsiva agenda global los deje, otra vez, en los rincones de la insignificancia. Salvo para la sociedad argentina, como una vieja herida abierta y contradictoria que, desde el martes, reclamará nuevas respuestas.
Fuente:TiempoArgentino

“El Reino Unido quiere generar un hecho de impacto doméstico”
Año 6. Edición número 251. Domingo 10 de marzo de 2013
Entrevista. Gabriel Puricelli. Sociólogo.
Como coordinador de Política Internacional del Laboratorio de Políticas Públicas, Gabriel Puricelli sigue con detenimiento los acontecimientos diplomáticos que se suceden entre Argentina y el Reino Unido con respecto a las Islas Malvinas. Está convencido de que el referéndum que se desarrolla desde hoy en la isla no modificará en absoluto el escenario internacional. Pero advierte que es necesario que la diplomacia argentina esté alerta para mantener los apoyos internacionales que se lograron desde el regreso de la democracia.


–¿Qué impacto político puede tener el resultado del referéndum en Malvinas?
–La verdad es que no modifica mucho la situación, en tanto que la población de Malvinas está definida claramente desde la Resolución de Naciones Unidas en 1965 como “implantada”. Esto impide que se invoque el principio de autodeterminación. Por lo tanto, el referéndum no modifica el status quo. Es más bien un ejercicio de relaciones públicas que hace el Reino Unido, que seguramente tendrá un cierto impacto doméstico y que le podrá dar argumentos a países que ya apoyan la posición de Reino Unido. Pero no le veo potencial para modificar la opinión de los países que apoyan a Argentina.


–¿Por qué nunca antes Reino Unido había decidido tomar una iniciativa de este tipo?
–Porque evidentemente hay un duelo retórico bastante intenso entre los dos países y también hay una situación de deterioro del vínculo bilateral que tiene a Malvinas como único tema político. Tal vez éste sea el peor momento de la relación bilateral entre los dos países desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Por lo tanto, el referéndum es un síntoma más de esa mala situación del vínculo bilateral. Pero si bien la relación a nivel político está casi congelada, se mantiene intensa y provechosa para los dos países en lo que tiene que ver con temas económicos, culturales e incluso en lo que tiene que ver con algunos temas de ámbitos multilaterales.


–Recién hablaba del impacto doméstico que puede tener el referéndum. ¿El gobierno del Reino Unido puede obtener un rédito político con esta iniciativa?
–Siempre que hay gobiernos conservadores en el Reino Unido y que no tiene buenas noticias económicas domésticas para dar, hay potencial para que emerja este tema.


–¿El hecho de que la ONU no haya enviado observadores y que Estados Unidos se haya mantenido neutro está marcando los límites de políticos que tiene este referéndum?
–Desde ya. La actitud de la ONU se explica porque tiene que respetar sus propias resoluciones, por lo tanto, jamás podría enviar observadores. En el caso de Estados Unidos, ellos tienen una posición de neutralidad desde que terminó la guerra, que es la misma que tenían antes de que se iniciara el conflicto bélico. Frente a esa posición, lo lógico es no mandar a nadie.


–Algunas notas periodísticas que aparecieron esta semana sostenían que en la cancillería argentina existe cierto temor que una de las consecuencias que puede traer este referéndum es que se pueda generar una división entre los miembros del Comité de Descolonización. ¿Es factible que eso sea así?
–Me parece que está muy bien que la Cancillería argentina le preste atención a eso. Porque si bien desde el Derecho Internacional no cambia nada, se trata de un ejercicio político que puede tener su efecto. Por lo tanto, la diplomacia argentina tiene que estar muy alerta y me consta que lo está. Es un momento en que la Cancillería está obligada a mucha actividad. Me parece razonable que estén preocupados, pero en el sentido de hacer su trabajo; no porque necesariamente vaya a ser malo para la Argentina. Pero para que eso no pase hay que estar muy activo.

Fuente:MiradasalSur

10.03.2013
La evolución de la colonización británica en las Malvinas (1833-2012) 
Los doscientos habitantes argentinos originales en Malvinas fueron expulsados de las islas a la fuerza, primero por los estadounidenses en 1831 y finalmente por los ingleses en 1833. 





Por: Virginia Gamba

A partir de allí, los ingleses colonizaron nuestras islas. La primera ocupación británica entre 1833 y 1841 fue netamente militar y contaba con cincuenta habitantes (militares y sus familias). En 1939, un comerciante inglés G.T. Whittington, junto con su hermano J.B. Whittington (http://www.falklands.info/history4.html) crearon una asociación comercial de pesca y agricultura para las islas Malvinas y propusieron a la Corona que las abriera para su colonización y explotación comercial. En Mayo de 1840, el permiso fue otorgado y los hermanos viajaron con los primeros colonos. Se asentaron en Port Louis e hicieron uso de las instalaciones y casas que había dejado el gobernador argentino Vernet al ser expulsado por la fuerza. El primer gobernador inglés, Moody, llego a las Malvinas en 1841 acompañado por 12 militares zapadores y sus familias. Al final de dos años se desarrollo lo que luego seria llamado Port Stanley como capital de las islas. En 1845 se creo la estructura de gobierno colonial con su consejo legislativo y ejecutivo y en 1846 se ocuparon dichos puestos. Para 1846 ya existían 164 residentes en las islas alcanzando 200 personas en 1849, la misma cantidad de argentinos que habían sido echados en 1833.

En 1846, Samuel Fisher Lafone, un empresario de Liverpool, casado con una argentina y residiendo oficialmente en Uruguay, obtuvo un contrato de la Reina Victoria mediante el cual se le cedía la Malvina Oriental, que desde entonces pasó a llamarse Lafonia en su honor (Alba Mariani, 6tas jornadas de Investigación en historia económica, AUDHE, Montevideo 10 de julio 2009 –ponencia La Familia y las Empresas de Samuel Fisher Lafone– 1805 a 1871). Lafone, junto con su hermano y su cuñado J.P.Dale, abrieron la Falkland Island Company Limited que originalmente se abocaba a la ganadería trayendo ganado del Uruguay y Argentina así como peones de campo gauchos para manejar los animales en las islas. En 1860, el contrato con Lafone –como individuo– se terminó y se le otorgó a la compañía Falkland Islands Company (FIC) derecho absoluto sobre la mitad de la tierra de las islas. Entre 1861 y 1869 nueve personas, mayoritariamente residentes en Inglaterra compraron el resto de la tierra que quedaba disponible en las islas y enviaron a granjeros escoceses a trabajarla, los que remplazaron a los criollos y los gauchos del contrato original de Lafone. Como era el sistema ingles de esas épocas, las tierras de la corona se arrendaban "vendiéndosela" por noventa y nueve años, a aquellos con el dinero para comprarla, por lo que poderosas familias como los Packe de Norfolk y los Blake de Holmestead & Blake adquirieron grandes parcelas y las trabajaron con peones traídos desde Gran Bretaña y Europa como mano de obra contratada. 

En 1849 ingresaron también militares retirados con sus familias trayendo 30 casas prefabricadas originalmente diseñadas para la campaña militar en La Crimea. Estos militares retirados formaron la primera policía de las islas. En 1858 llegaron los infantes de marina con sus familias, así como más policías, que conformaron la fuerza de defensa de las islas en 1892. Además de la ganadería, las islas vivían de la industria ballenera y del puerto ya que muchos barcos a vela, mas que nada estadounidenses, la usaban de base para sus cacerías de lobos y ballenas y para la navegación a través del Cabo de Hornos al no existir aún el Canal de Panamá (ver Virginia Gamba. El Peón de la Reina). La Segunda Guerra Mundial trajo otro grupo de militares a vivir en las islas. Pasada la conflagración, se volvió a promover la industria pesquera y el turismo lo que aseguró que Stanley siguiera actuando como puerto preferencial para los buques británicos frente a las costas argentinas.

En 1964, cuando la usurpación británica de las Islas Malvinas llega a las Naciones Unidas, las islas contaban con 1800 habitantes. Había habido más habitantes en la primera parte del siglo XX, pero la mayoría habían partido a la Argentina donde poseían tierras, terminando por asentarse en el continente como argentinos. Se habían quedado en las islas aquellos sin la capacidad de emigrar y comprar tierras en el continente americano o sin la voluntad de cambiar su primitivo y discriminatorio modo de vida. Socialmente, el curioso sistema de castas sociales imperantes en Inglaterra también se impuso en las islas, creándose el Club de Beneficencia (para los indigentes y pasantes), el Club de Obreros (para los peones) y el Club de la Colonia (para los ricos, los funcionarios públicos y los militares).

Todos estos clubes y la preponderancia de la Falkland Islands Company Limited sobre ellos –como única fuente de trabajo además de la gubernamental/militar– se sostuvieron hasta 1987 donde se "democratizó" a las islas como parte de la decisión británica de construir poderosas bases militares y navales en el Atlántico Suroccidental al servicio de Gran Bretaña (1987), la política de seguridad común de la Unión Europea (2007/9) y la OTAN (2010). Las bases militares, a su vez, atrajeron una nueva población inglesa y europea en las islas haciendo que para 2011 la población local nacida y criada en las islas se convirtiera en minoría. El empleo de cerca del 60% de todos los pobladores de las Malvinas al año 2012 depende directa o indirectamente de la base militar o de subcompañias de la Falk-land Islands Company, la misma que hoy sostiene el turismo, el alquiler de viviendas y vehículos, la exploración y explotación de hidrocarburos y las tiendas de comestibles de la ciudad así como de la base militar. La base militar tiene 4000 militares que residen por tiempos cortos en las islas y luego rotan fuera de ella. Últimamente también han pedido residencia en las Malvinas algunos militares jubilados ex combatientes de la guerra de 1982.

Por todo ello, es importante notar que los habitantes de las Islas Malvinas hasta 1983, si bien descendientes de los primeros ocupantes británicos de las islas (como se vio más arriba), no poseían aún un status de ciudadano del Reino Unido. Este estatus les fue otorgado recién en 1983 como consecuencia de la guerra de 1982. Entre 1983 y 1987, con un estatus nuevo, la tendencia de los habitantes, al poder viajar libremente hacia y desde Europa, hizo que la poblacion residente disminuyera. Esto hizo imperativo que el gobierno inglés generara medidas atractivas para "retener" a los isleños in situ. De ahí que se abrió el negocio de la base militar permanente con un porcentaje alto de visitantes y de personal rotativo, siendo estos números de tres a cuatro veces más que los números de los locales. Esto favorecería el empleo y daría opciones para los habitantes que optaran por quedarse en las islas. Pero esta medida tampoco funcionó como se esperaba y la gente continuó abandonando las islas. Por ello, a partir de 1989 una vigorosa campaña para buscar emigrantes a Malvinas fue instrumentada por Londres tanto dentro del Reino Unido como en países miembro de la Comunidad Europea y del Commonwealth. Un gran número de nuevos residentes hizo su ingreso a las islas, opacando a los habitantes locales que hoy son minoría. Estos nuevos residentes son los nuevos habitantes de las islas y además la controlan política y la economía. Los Consejos de las Islas estan compuestos mayoritariamente por immigrantes recientes (ingleses). Es decir, los representantes que dicen negociar por los habitantes de las islas son mayoritariamente recién arribados para vivir allí.

Este año se habló de la voluntad de Londres de hacer un referendo sobre la voluntad de los isleños en optar por ser argentinos o ingleses: este referendo se haría a comienzos de 2013. Es importante notar aquí que un referendo para optar por una nacionalidad generalmente sólo se puede hacer si ambas partes a un conflicto territorial estan de acuerdo en consultar la voluntad de los habitantes dándoles la opción de escoger. La Argentina, que sostiene el diferendo con Gran Bretaña, no fue consultada ni aceptó jamás un referendo sobre la voluntad de los isleños. Por tanto, cualquier referendo que tuviera lugar es unilateral y no vinculante para la contraparte del diferendo. El referendo es sólo una anécdota más detrás del conflicto de base entre Gran Bretaña y la Argentina. Más preocupante es notar la tensión entre los viejos y nuevos habitantes de las islas. Los habitantes nacidos y criados en las mismas son ahora una clara minoría, los demás son ingleses o tienen ya otras nacionalidades como ser chilenos, neozelandeses o habitantes de Santa Helena además de proveniencias varias europeas. Si se pregunta a un inglés o a un europeo si quiere seguir siendo inglés o europeo, ¿qué va a responder? Si los habitantes nacidos en Malvinas antes de 1983 están en desacuerdo con la política británica para con ellos, qué les conviene hacer: ¿Emigrar o pelear desde una posición de minoría en las islas? La respuesta está en la constante emigracion de ese sector de habitantes hacia Europa y hacia la Argentina.
* Nota inédita de la autora, escrita en octubre de 2012.
Fuente:InfoNews

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