17 de abril de 2013

CAUSA ESMA: "Mateo" Girondo, ex jefe montonero, destacó que su actividad principal fue política, no militar - Día 40. Un testimonio por la Patria y los desaparecidos.

17.04.2013
Cofundador de los "Descamisados", sobrevivió en la ESMA como esclavo
ESMA:"Mateo" Girondo, ex jefe montonero, destacó que su actividad principal fue política, no militar
María Mercedes "Josefina" Magliolo a los 30 años, en una foto del álbum familiar. 
Alberto Eduardo Girondo, apodado "Mateo", fue uno de los principales dirigentes montoneros capturado por el grupo de tareas que operaba en la ESMA. Sobrevivió como esclavo haciendo trabajos en lengua francesa que preludiaron a instalación del "Centro Piloto de París" por parte de la Armada. Luego de jurar decir la verdad "por los compañeros desaparecidos" Girondo prestó una amplia declaración en la que reivindicó expresamemte la militancia política -no armada- de su generación que, dijo, debió armarse en su defensa, ante la criminalidad de la represión.

Girondo fue secuestrado la tarde del 15 de mayo de 1977 en las inmediaciones del Parque Chacabuco una patota del Grupo de Tareas 3.3.2. entre cuyos miembros estaba Alfredo Astiz.

Al intentar escapar, "Mateo" recibió varias heridas de bala en su pierna izquierda, lo que motivó que luego de su detención fuera llevado a un hospital donde fue operado. Posteriormente, fue conducido al casino de oficiales de la ESMA, dónde se le asignó el número 292 y fue sometido a reiterados interrogatorios con golpes y amenazas por diversos oficiales de la Armada, a los que identifcó.

El capitán de fragata Jorge "El Tigre" Acosta, el capitán de corbeta Francis Whamond y el oficial de Prefectura e ingeniero Gonzalo Sánchez, alías "Chispa", lo mortificaron, además, relatándole las circunstancias del asesinato de su esposa, María Mercedes Bogliolo.

Girondo, uno de los fundadores de la organización Descamisados e hijo de la escritora Odile Baron de Supervielle, directora del suplementyo literario de La Nación y más tarde su corresponsal en París.

Durante su cautiverio, Girondo fue obligado a realizar trabajos a favor de sus captores, particularnente traducir y escrtibir materiales en idioma francés, que domina a la perfección. Finalmente, recuperó su libertad el día 19 de enero de 1979, cuando la Armada Argentina le suministró los documentos y pasajes para embarcarse vía aérea hacia París junto con María Milia de Pirles.

Girondo juro decir la verdad "por la Patria y los desaparecidos" y destacó que hasta hoy no se sabe dónde está el cadaver de su esposa María Mercedes yu explicó que ella regresó a la casa allanada a buscar pertenencias un mes después de su allanamiento. Había un grupo de marinos adentro que la hirió de gravedad por lo que falleció a poco de ingresar a la ESMA, según le relataron sus Captores.

Sobre la casa, Girondo sostuvo que los marinos se “apropiaron del título de propiedad" de la misma, que "estaba a nombre de un amigo, Alberto Giusti, quien también fue secuestrado, y a quien recuerdo haberlo oído hablar con otro prisionero en Capucha".

"Se habrán hecho del título de propiedad de la casa de la misma que se hicieron de todas nuestras pertenecias, porque la casa fue saqueada. En el pañol, en el tercer piso de la ESMA, donde se almacenaban la cosas robadas, había cosas mías: ropa y electrodomésticos", recordó Girondo.

“En el primer mes en la ESMA estuve en el Sótano, un mes después me llevaron a Capucha. Los traslados eran los miércoles. Había otros días, pero generalmente eran los miércoles. Casi seimpre era Pedro Bolita (el imputado Carlos Gaitán) quien llamaba a los secuestrados por su número y se iba formando un grupo de 7, 8 ó 10 prisioneros con capucha y grillete, tomando del hombro del que lo precedía", describió Girondo.

"Se los llevaban hacia el Sótano donde ocurría lo que no queríamos saber, pero que intuíamos por pequeños elementos. Yo asistí a varios traslados en Capucha. Recuerdo el de (Roberto Gustavo) y lo del Beto Santi y de Leonardi, a quienes torturaron uno frente al otro", siguió diciendo.

“En el sótano estábamos como esclavos", puntualizó. Durante el día había prisioneros trabajando, los días de traslados se evacuaba, no quedaba nadie, dijo. "Algunas veces al día siguiente huno marcas muy claras en el piso, como si algo pesado hubiera sido arrastrado hacia el portón grande. Como les daban la inyección de pentotal, había algunos que se desmayaban y caían, o dormidos, y se los arrastraba para sacarlos del sótano."

Una inmobiliaria
La participación civil en la ESMA contó con abogados que colaboraron con el robo de bienes, añadió Girondo. Particularmente, recordó, hay una causa judicial denominada “Bienes”, que investiga estos delitos. “Se sabía que los marinos tenían una inmobiliaria" que era también "una fábrica de documentos falsos" para quedarse con las propiedades de los secuestrados.

Ante un pregunta de la fiscalía, el testigo respondió que de esa manera se apropiaron de las Chacras de Coria, que era una propiedad de Montoneros en Mendoza, y aclaró que también hubo "propiedades de otras personas secuestradas” que nada tenían que ver con la guerrilla.

La Fiscalía la preguntó a Girondo sobre los 16 partos de los que dijo saber en declaraciones suyas de hace un ciarto de siglo, cuando el juicio a las juntas militares. “Tuve conocimiento de varios, no sé si voy a recordar todos. Uno era Patri (Alicia Elena Alfonsín), la madre de (Juan) Cabandié, también había una compañera (Mirta Mónica Alonso Blanco) de (Oscar) Hueravilo” cuyo hijo Emiliano nació en cautiverio en la ESMA el 11 de agosto de 1977.

Después, la Fiscalía y las querellas pasaron a preguntarle sobre víctimas, incluidas varias que cooperaron con sus captores en diversos aspectos.

Ante preguntas de los defensores de los imputados, Girondo destacó que "mi principal actividad fue barrial, sindical, política, no armada. Algunos no tuvieron más remedio que armarse luego del ´76, pero hasta ese momento, yo era militante político en una organización revolucionaria”.

17.04.2013
Es Raúl Lisandro Cubas, que tienen dos hermanos y un cuñado desaparecidos
ESMA: El relato de un montonero que tragó la pastilla de cianuro y que sobrevivió como esclavo
Raúl Cubas. Sobrevivir para contarlo. 
Raúl Lisandro Cubas, alías "Chito", era militante montonero en La Matanza, Fue secuestrado en la mañana del 20 de octubre de 1976 en La Tablada por diez hombres fuertemente armados que se movilizaban en cinco vehículos. Uno de ellos sacó una pistola y lo encañonó en la cabeza ordenándole tirarse al suelo. Cubas se tragó en ese momento una cápsula de cianuro. Sin embargo, sobrevivió y fue liberado al cabo de muchas contigencias en enero de 1979, cuando fue embarcado rumbo a Venezuela junto a otra detenida-desaparecida, Rosario Evangelina Quiroga. Tiene un hermano y una hermana (y también su cuñado, marido de ésta) desaparecidos. Aqui, una síntesis de su declaración.

Cubas fue secuestrado cuando se disponía a tomar el colectivo 49 por una patota encabezada por el teniente de corbeta Miguel Ángel Benazzi, de la que también formaban parte dos policías federales: el oficial Roberto Oscar González (a) "Federico" y el suboficial Juan Carlos Linares.

Ya había tragado la cápsula de cianuro cuando sus captores le pegaron patadas en el estómago y en la cabeza, le esposaron las manos detrás de la espalda y le pusieron una capucha de tela gris, tras lo cual lo introdujeron en el baúl de un Chevy 400, sobre dos cadáveres.

Cuando se dieron cuenta de que estaba vivo, le administraron un vomitivo y después de lanzó la capsula de cianuro, lo durmieron con éter. Despertó en la ESMA, dónde fue torturado y sometido a simulacros de fusilamiento.

Cubas identificó como sus torturadores al capitán de fragata Jorge Eduardo "El Tigre" Acosta; al Francis Whamond, Jorge Eduardo Acosta (imputado), los capitanes de corbeta Francis William Whamond y Antonio Pernías (imputado) y el teniente de navío Carlos Carella.

En el ccd le fue adjudicado el número 571. En los primeros días de noviembre de 1978 fue sometido a una intervención quirúrgica en el Hospital Naval a causa de una severa lesión en los testículos provocada por la tortura.

A comienzos de 1977 fue obligado a salir a la calle vestido con un camisón y una peluca de mujer. En otra oportunidad, esposado, encapuchado y engrillado, fue llevado en un Ford Falcon gris por el teniente de Navío Pernías al barrio de Flores y obligádo a defecar en la calle ante la mirada de los transeuntes.

Obligado también a trabajar como esclavo, a mediados de 1977 fue llevado a la Base Naval de Puerto Belgrano, en las afueras de Bahía Blanca, en un avión en el que también viajaba a sus pagos bahienses, Jorge Isaac Anaya, quien con el grado de almirante formaría parte de la junta militar que a comienzos de 1982 decidió ocupar militarmente las islas Malvinas.

Lo custodiaron en ese vuelo dos oficiales de la Armada, el capitán Pablo García Velasco, alías "Dante" y un teniente apodado "Pantera".

Cubas ratificó que sabía que sucedía en la ESMA previamente a su caída gracias a una na detenida-desaparecida que había pdoido fugarse.

"Tuve conocimiento a través del documento interno de la organización, por el testimonio de una compañera que se había fugado. Entre las cosas que más le llamaron la atención estaba el uso de la picana, el ruido de una sierra y la introducción de ratas en la vagina de las prisioneras", recordó.

A Cubas le preguntaron sobre los detenidos-desaparecidos que pudo identificar. Nombró a varios y también contó que a algunos los trasladaron a otro centro clandestino de detención, tortura y exterminio, que supuso era "El Olimpo", a cargo de la Policía Federal.
“Los traslados eran habituales. Yo fui trasladado a Bahía Blanca, al centro clandestino de Baterías y he sabido de compañeros como Susana Pegoraro, a quien la llevaron a Mar del Plata. También conocí el caso de unas compañeras a las que llevaron a Automotores Orletti”.

Sobre los métodos de exterminio utilizados, Cubas dijo que además de los vuelos de la muerte, “hubo casos individuales de personas que eran sacadas de la ESMA y aparecían muertas en la calle. Recuerdo un compañero de zona norte con el que tenía en común que su esposa también estaba embarazada. Creo que le decían Pepe. Fue fue entregado a la Federal y apareció dinamitado junto a otras personas en la zona norte".

También me acuerdo de una pareja. un muchacho de apellido Moyano y su esposa Loli, quienes, cuyos cuerpos según "los verdes" (los guardias) habían sido incinerados en el campo de deportes de la ESMA”, del otro lado de la avenida Lugones.
Fuente:Telam



15 04 2013
TESTIMONIOS
Día 40. Un testimonio por la Patria y los desaparecidos
Esa fue la elección de Alberto Eduardo Girondo, ex detenido-desaparecido de la ESMA, quien amplió su declaración hoy. Además, lo hizo otro sobreviviente, Raúl Lisandro Cubas.


El testimonio de Alberto Eduardo Girondo (caso nro. 280)
Alberto prestó juramento para declarar. Lo hizo “por la Patria y los desaparecidos”.

El caso de Girondo
Según consta en el pedido de elevación a juicio hecho por el fiscal de instrucción Eduardo Taiano, “Alberto Eduardo Girondo, apodado `Mateo`, fue privado ilegítimamente de su libertad con violencia, abuso de funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley, en las inmediaciones del Parque Chacabuco de la Ciudad de Buenos Aires, el día 15 de mayo de 1977, en horas de la tarde, por un grupo integrado por alrededor de doce hombres vestidos de civil y armados, perteneciente al Grupo de Tareas 3.3.2. Al intentar escapar, recibió varias heridas de bala en su pierna izquierda, lo que motivó que luego de su detención fuera llevado a un hospital donde fue intervenido quirúrgicamente. En dicho operativo participó, entre otros, Alfredo Astiz.

Posteriormente, fue conducido al casino de oficiales de la Escuela de Mecánica de la Armada, donde se lo mantuvo clandestinamente detenido y fue atormentado mediante la imposición de condiciones inhumanas de vida (sometido a las paupérrimas condiciones generales de alimentación, higiene y alojamiento que existían en el lugar). Al llegar a la E.S.M.A. se le asignó el número `292`, mediante el cual fue identificado durante su cautiverio. Asimismo, fue sometido a reiterados interrogatorios mediante golpes y amenazas por parte de Acosta, Pernías, Perren y ´Dante´ García Velasco. Acosta, Whamond y Gonzalo Sánchez lo mortificaron relatándole las circunstancias del asesinato de su esposa, María Mercedes Bogliolo, a manos del Grupo de Tareas 3.3/2.

Durante su cautiverio, fue obligado a realizar trabajos a favor de sus captores, sin percibir ninguna remuneración a cambio, mientras escuchaba constantemente los gritos de dolor de otros prisioneros que eran sometidos a interrogatorios bajo tormentos. Finalmente, Girondo recuperó su libertad el día 19 de enero de 1979, cuando la Armada Argentina le suministró los documentos y pasajes para embarcarse vía aérea hacia la ciudad europea de París, junto con María Milia de Pirles. En esa oportunidad, fue llevado al aeropuerto internacional de Ezeiza por Astiz y dos suboficiales del grupo de tareas”.

Los relatos de los recuerdos de su compañera María Mercedes Bogliolo: “hasta el día de hoy no sabemos dónde está el cadáver”
El Ministerio Público Fiscal le preguntó a Girondo sobre su secuestro y sobre los allanamientos hechos en su domicilio. Sobre esto, el testigo contó que “supe, por los causantes. Es que mi mujer, María Mercedes Bogliolo de Girondo (caso nro. 319), volvió para sacar pertenencias de la casa un mes después del 16 de junio del `77 y ahí la quisieron secuestrar. Se resistió. Había un grupo de marinos adentro de la casa y cuando llegó la asesinaron o la hirieron gravemente, o –según parece- por dominio de la posibilidad, lo que dijeron los marinos, llegó herida a la ESMA y allí falleció. Hasta el día de hoy no se sabe dónde está el cadáver”.

Los robos en la ESMA: “saquearon la casa”
Sobre la casa, Girondo sostuvo que se “apropiaron del título de propiedad de la casa”. Además, declaró que “la casa estaba a nombre de un amigo, Alberto Giusti, quien también fue secuestrado, recuerdo haberlo oído hablar con otro prisionero en Capucha. Se habrán hecho del título de propiedad de la casa, todas sus pertenencias. En el pañol, en el tercer piso de la ESMA, donde se robaban las pertenencias, había cosas que me pertenecían: ropa, electrodomésticos. Saquearon la casa”.

Los “traslados”: los vuelos de la muerte
Luego, el Ministerio Público Fiscal le preguntó a Girondo sobre los métodos de aniquilamiento de los detenidos-desaparecidos en la ESMA. Quiso saber qué conocimientos pudo tener durante su cautiverio y el sobreviviente reconoció haber estado al tanto de los vuelos. “En el primer mes en la ESMA estuve en el Sótano, un mes después me llevaron a Capucha. Los traslados eran los miércoles. Había otros días, pero eran los miércoles. Generalmente, era Pedro Bolita (imputado Carlos Gaitán). Llamaba a los secuestrados por su número y se iba formando un grupo de 7, 8 ó 10 prisioneros con capucha y grillete, tomando del hombro del que lo precedía. Se los llevaban hacia el Sótano. Ahí ocurría lo que no queríamos saber, pero que intuíamos por pequeños elementos. Yo asistí a varios traslados en Capucha recuerdo el de (Roberto Gustavo) Beto Santi (caso nro. 288) y el de Leonardi, que torturaron uno frente a otro. Ahí asistí yo, enfrente mío estaba ´Pedro Bolita´”.

La Fiscalía le preguntó si quedaba algún rastro de los traslados y Girondo respondió que “nosotros tratábamos de recoger datos, de reconstruir. Los elementos que recuerdo eran uno claro: en el Sótano, estábamos como esclavos. Durante el día había prisioneros trabajando, los días de traslados se evacuaba el Sótano, no quedaba nadie. Al día siguiente, no siempre, pero hubo marcas en el piso muy claras, como si algo pesado hubiera sido arrastrado. Se lavaba el piso, a veces no lo hacían y había marcas de arrastrado hacia el portón grande, la entrada más grande, no la de prisioneros. Ahí los arrastraban. Como les daban la inyección de pentotal, había algunos que se desmayaban y caían, o dormidos, y se los arrastraba para sacarlos del Sótano. No era habitual ver marcas, pero ocurría”.

Una inmobiliaria en la ESMA
La participación civil en la ESMA contó con abogados que colaboraron con el robo de bienes. Particularmente, hay una causa judicial denominada “Bienes”, que investiga estos delitos. El ex detenido-desaparecido Girondo contó que “se sabía que los marinos tenían una inmobiliario que manejaba los inmuebles que se quedaban. Incluso, se alteraba la altura, o se falsificaba. Era una fábrica de documentos falsos y con eso hacían operaciones ilegales de los secuestrados”. Ante la pregunta de la Fiscalía sobre algún bien en particular sobre el que se haya desplegado esa operatoria, el testigo respondió que “las Chacras de Coria, que era una propiedad de Montoneros en Mendoza. También hay propiedades de otras personas secuestradas”.

La Fiscalía le preguntó a Girondo acerca de qué “captores manejaban esas operatorias” y la respuesta fue “Rádice, quien se ocupaba de la parte administrativa financiera, mano derecha de Acosta”. Habló de otros dos, apodados “El León” (Pazos, imputado en el juicio) y “El Alemán”.

Las detenidas-desaparecidas secuestradas en la ESMA
La Fiscalía la preguntó a Girondo sobre este tema, dado que él declaró anteriormente que tuvo conocimiento de que hubo 16 partos en la ESMA. El testigo respondió que “tuve conocimiento de varios, no sé si voy a recordar todos. Uno era Patri, la madre de (Juan) Cabandié, había una compañera de Hueravilo”. Se trata de Mirta Mónica Alonso Blanco, cuyo hijo nació en cautiverio en la ESMA el 11 de agosto de 1977.

Después, la Fiscalía y las querellas pasaron a preguntarle sobre algunas víctimas, para saber qué información podía aportar el testigo: Jorge Lizaso (caso nro. 3), Alfredo Buzzalino (caso nro. 38), Marta Álvarez (caso nro. 36), Alberto Ahumada (caso nro. 89), Miguel Ángel Lauletta (caso nro. 98), María Laura Tacca de Ahumada (caso nro. 116), Graciela Beatriz García (caso nro. 101), Miriam Anita Duantman (caso nro. 29), Emilio Enrique Dellasoppa (caso nro. 142), Sebastián Carlos Koncurat (caso nro. 153), Nicolás Marcos Koncurat (caso nro. 154), Oscar Paz (caso nro. 172), Emilio Miguel Gasparini (caso nro. 188), Pablo González Langarica (caso nro. 177), Marcelo Camilo Hernández (caso nro. 182), Susana Jorgelina Ramus (caso nro. 197), Norma Susana Burgos (caso nro. 211), Raúl Alberto Rossini Macías (caso nro. 213), Elsa Rabinovich de Levenson (caso nro. 225), Daniel Lastra (caso nro. 231), Lidia Crisitina Vieyra (caso nro. 241), Carlos Alberto Maguid (caso nro. 259), Vera Lennie Labayrú (caso nro. 171), Antonio Nelson Latorre (caso nro. 278), María Esther Iglesias de Santi (caso nro. 289), Patricia Teresa Flynn de Galli (caso nro. 310), Mario Guillermo Enrique Galli (caso nro. 312), Pilar Calveiro de Campiglia (caso nro. 272), Alberto Horacio Giusti (caso nro. 689), Susana Beatriz Pegoraro (caso nro. 320), Gustavo Alberto Grigera (caso nro. 328), Héctor Manuel Hidalgo Solá (caso nro. 329), Carlos Bartolomé (caso nro. 391), Esther Ballestrino de Careaga (caso nro. 408), Alicia Elena Alfonsín de Cabandié (caso nro. 435), Miriam Lewin (caso nro. 446), Guillermo Raúl Díaz Lestrem (caso nro. 472).

Posteriormente, la Fiscalía y las querellas le preguntaron acerca de algunos imputados, sobre quienes explicó que tenía mezclados los apodos y los nombres, dado que dentro de la ESMA usaban alias y que luego, con el trabajo hecho para terminar con la impunidad.

Rodolfo Walsh: “sólo supe que lo asesinaron”
A Girondo le preguntaron por el escritor y militante, sobre quien sostuvo que “oí hablar de su asesinato dentro de la ESMA. De él había oído hablar hace mucho tiempo por sus escritos y conocerlo personalmente. No sé si llegó vivo a la ESMA o llegó muerto, o si llegó. Sobre lo que pasó en la ESMA no tengo detalle, sólo supe que lo asesinaron”.

Montoneros
Insistente con la estrategia de intentar reinstalar la Teoría de los Dos Demonios, el abogado defensor Fanego le preguntó al testigo si “en la organización Montoneros recibió instrucción armada, instrucción en la utilización de armas”. Girondo respondió que “es probable que alguien me haya enseñado cómo usar un revólver. No como militancia, sino como actividad de campo. Montoneros, sí tuvo que armarse después del Golpe del `76, sino éramos presa fácil de cualquier patota o militar. Mi principal actividad fue barrial, sindical, política, no armada. Algunos no tuvieron más remedio que armarse luego del ´76, pero hasta ese momento, yo era militante político en una organización revolucionaria”.

La declaración de Raúl Lisandro Cubas (caso nro. 106)
Según consta en el pedido de elevación a juicio hecho por el fiscal de instrucción Eduardo Taiano, “Lisandro Raúl Cubas, apodado `Chito`, que militaba en la Juventud Peronista del Partido de la Matanza, fue privado ilegítimamente de su libertad con violencia, abuso de funciones y sin las formalidades prescriptas por la ley, el día 20 de octubre de 1976, en horas de la mañana, a tres cuadras de la Avenida San Martín, en la zona de La Tablada, Partido de La Matanza, Provincia de Buenos Aires, cuando se dirigía a tomar el colectivo 49, por más de diez hombres vestidos de civil que portaban armas largas pertenecientes al Grupo de Tareas 3.3.2, entre quienes se hallaban Miguel Ángel Benazzi, Roberto Oscar González y Juan Carlos Linares. Se movilizaban en cinco vehículos. Uno de ellos sacó una pistola y lo encañonó en la cabeza ordenándole tirarse al suelo. En ese momento, Cubas ingirió una pastilla de cianuro con el objeto de suicidarse. Inmediatamente, sus captores le pegan patadas en el estómago y en la cabeza, luego de lo cual le esposan las manos detrás de la espalda y le ponen una capucha de tela gris. Lo introdujeron en el baúl de un Chevy, donde se despertó acostado sobre cuerpos de personas que estaban muertas. Cuando sus captores se dieron cuenta que estaba vivo, lo volvieron a golpear, lo durmieron con éter y le administraron un vomitivo. Luego, fue conducido a la Escuela de Mecánica de la Armada, donde fue sometido a condiciones de vida inhumanas (bajo las paupérrimas condiciones generales de alimentación, higiene y alojamiento que existían en el lugar, agravadas por el hecho de que le comunicaron que su hermano y su hermana y su esposo habían sido desaparecidos), y también fue torturado mediante otros mecanismos, por ejemplo, simulacros de fusilamiento. En tales tormentos participaron al menos Francies Whamond, Jorge Eduardo Acosta (imputado), Carlos Carella y Antonio Pernías (imputado). Además, le adjudicaron el número `571`. En los primeros días de noviembre de 1978 fue sometido a una intervención quirúrgica en el Hospital Naval -llevado por el Subcomisario Roberto González, ‘Federico’-, fruto de una severa lesión en los testículos provocada por la tortura a la que fue sometido.

A comienzos de 1977 fue obligado a salir a la calle vestido con un camisón y una peluca de mujer. En otra oportunidad, esposado, encapuchado y engrillado, fue llevado en un Ford Falcon gris por el Teniente de Navío Pernías al barrio de Flores, obligándolo a defecar en la vía pública ante la mirada de las personas que transitaban la calle. Por otro lado, Cubas fue obligado, mientras permaneció alojado en la E.S.M.A., a efectuar diversas tareas que le indicaban sus captores, sin recibir remuneración alguna. Asimismo, en el mes de julio o agosto de 1977 fue conducido clandestinamente a la Base Naval de Puerto Belgrano en la ciudad de Bahía Blanca, Provincia de Buenos Aires, en un avión en el que también viajaba Jorge Isaac Anaya, el teniente “Pantera” y ‘Dante’ García Velasco. Finalmente, fue liberado el 19 de enero de 1979, fecha en la que partió con rumbo a Venezuela junto con Rosario Evangelina Quiroga, con quien compartió parte del cautiverio en la Escuela de Mecánica de la Armada”.

La crueldad de la ESMA
La Fiscalía le preguntó a Cubas sobre declaraciones previas, en las que sostuvo que supo cómo era el régimen de tormentos y torturas en la ESMA, y que fue a través de una detenida-desaparecida que pudo fugarse. El testigo respondió que “tuve conocimiento a través del documento interno de la organización, por el testimonio de una compañera que se había fugado. Entre las cosas que más le llamaron la atención fue la picana, el ruido de la sierra y la utilización de ratas en la vagina de las prisioneras, pero se trataba de un documento interno”.

Los compañeros
A Cubas le preguntaron sobre los detenidos-desaparecidos que pudo identificar en la ESMA. Nombró a varios y también contó que a algunos los trasladaron a otro centro clandestino de detención, tortura y exterminio, que supuso que era El Olimpo, a cargo de la Policía Federal Argentina. Sostuvo que “eran habituales los traslados. Yo fui trasladado a Bahía Blanca, al centro clandestino de Baterías y he sabido de compañeros como Susana Pegoraro, a quien la llevaron a Mar del Plata. También conocí el caso de unas compañeras a las que llevaron a Automotores Orletti”.

Los asesinatos
A Cubas también le preguntaron sobre los métodos de exterminio en la ESMA. El sobreviviente relató que además de los vuelos de la muerte, “hubo casos individuales de personas que eran sacadas de la ESMA y aparecían muertas en la calle. Uno de un compañero entregado a la (Policía) Federal, quien era de zona norte, creo. Me acuerdo que teníamos en común que su esposa también estaba embarazada. Luego que lo llevan, aparece dinamitado junto a otras personas en zona norte de Capital (Federal). Lo leí en la ESMA. Creo que le decían Pepe. Me acuerdo de una pareja, Moyano y su esposa Loli, quienes, según versiones que recogimos de `Los Verdes´, habían sido torturados después de un tiempo en la ESMA y supuestamente los habían incinerado en el capo de deportes de la ESMA”.
Le preguntaron si supo de más casos y Cubas respondió que no, “pero uno siempre pensaba qué hacían con los cuerpos de los compañeros que llegaban muertos o fallecían en la ESMA”.

Los recuerdos de la ESMA
Al ex detenido-desaparecido le preguntaron si tiene recuerdos de sonidos externos particulares, percibidos durante su cautiverio en la ESMA. Cubas respondió que sí: “los gritos de juego de los alumnos de la escuela pegada a la ESMA y durante la época del Mundial, los gritos de los goles de los partidos que se juzgaron” (en la cancha de River).
Luego le preguntaron si los días de los “traslados” había sonidos particulares. “Recuerdo tensión, mayor silencio y el ruido de las cadenas de la gente que caminaba por Capucha para bajar al Sótano”.

Próxima audiencia
El juicio continuará el miércoles 17 de abril desde las 10:00 horas con más declaraciones testimoniales.
Fuente:MegacausaEsma


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