25 de agosto de 2013

Rosario ya tiene una biblioteca flotante para atender a la isla.

Rosario ya tiene una biblioteca flotante para atender a la isla
25 ago, 2013

Por Santiago Baraldi.-
“Proyecto Camalote” se llama la iniciativa que cruza libros y ya generó un intercambio cultural con las familias de “enfrente”.


camalote
“No es necesario recorrer kilómetros para acceder a otra cultura. En Rosario el Paraná nos separa, pero también nos comunica”, dice la docente de arte Diana Ivern, una de las ideólogas del “Proyecto Camalote”. Así se llama la ambiciosa iniciativa que, a paso firme, está creando una “biblioteca flotante” para abastecer a los habitantes isleños que residen frente a las costas de Rosario. “No se trata de «llevar cultura» donde no la haya, sino de rescatar «las culturas» y ponerlas en diálogo a través de la lectura, la escritura, el arte y otras manifestaciones culturales que sea posible desarrollar en el transcurso del proyecto”, aclara la emprendedora, que el año pasado presentó al Voluntariado Universitario la idea y desde allí se conformó un grupo de estudiantes y docentes de distintas carreras de la Universidad Nacional de Rosario que se sumaron. Ahora el Proyecto Camalote, que también cuenta con el apoyo de la docente Miriam Duré, directora de la escuela Nº 45 “Martín Jacobo Thompson ubicada en la isla La Invernada, sobre la laguna El Embudo –donde asisten 18 chicos que también reciben libros– obtuvo un subsidio de la UNR para expandirse.

A sólo 10 minutos de lancha cualquier rosarino habituado a la urbe chocaría con una cultura desconocida: la de los pobladores de las islas, una realidad bien diferente en costumbres, creencias y conocimientos. Ese encuentro cultural se promovió desde la biblioteca del Centro de Apertura Multicultural Pichincha (Camp), desde donde se impulsó el ambicioso Proyecto Camalote que regularmente cruza literatura a través de la hidrovía.

“Muchos de los que integramos el Camp somos fanáticos del río y los fines de semana solemos cruzar a las islas. Así, fuimos entablando relación con los habitantes. Entre ellos Rosa, una de las referentes del lugar, que es una gran lectora: un día le llevé un libro, otro fin de semana otro y así. Y un día me dijo que su hijo necesitaba un manual escolar. Se lo conseguimos, y así nació la idea de la biblioteca flotante”, explica Ivern mientras acomoda en una caja los próximos libros a ser entregados.

La población isleña, estimada en unas 70 familias, se asienta mayoritariamente sobre el Paraná Viejo, el Charigüé, el riacho Los Marinos y sobre el riacho Paranacito, donde el acceso es muy limitado. Pero la iniciativa abarca también a pobladores y pescadores del Remanso Valerio.

“Creemos que este tipo de servicio apoya los procesos de educación formal y atiende a las necesidades de individuos y la comunidad, ya que los niños y jóvenes en edad escolar muchas veces debido a las crecidas del Paraná no pueden llegar a la escuela, y es muy conveniente contar con material bibliográfico de estudio y entretenimiento en sus hogares”, apuntó Ivern.

“Comenzamos a intercambiar textos, de entretenimiento, escolares, entre las familias que habitan la zona del Embudo, el Paraná viejo y el Charigüé, adaptándonos siempre a nuestras posibilidades, tratando de satisfacer las necesidades de las personas y las escuelas de la zona”, explica la impulsora del Proyecto Camalote

Según marcó Ivern, el objetivo del proyecto es también generar las manifestaciones culturales que hagan posible “el diálogo entre culturas y la producción colectiva con espíritu nómade”.

“Sabemos que no es una idea original, que existen numerosas bibliotecas ambulantes, montadas en carros, en burros, en camellos, en balsas y en lanchas. Hay interoceánicas, hay otras que recorren comunidades indígenas, en Suecia, Alaska, Noruega, el Amazonas y nuestro Delta del Paraná con una bibliolancha. 

Nuestra biblioteca flotante es un pequeño aporte más”, agregó.

Como prueba de lo que afirma, los 14 voluntarios de la universidad que hasta ahora se sumaron a la iniciativa –del proyecto participan más– deben remar no solo en conseguir las donaciones de libros de todo tipo, sino también el traslado: “Por ahora lo hacemos con amigos que tienen lanchas, y nos ponemos de acuerdo cuando juntamos los libros suficientes para cruzar. Nuestro sueño es poder contar con una embarcación propia, con estantes y todo, una verdadera biblioteca flotante y que la persona se arrime y elija el texto”, dice.

Al pensar en una embarcación, Isern no descarta ir por más, y piensa en un lugar que pueda ofrecer espacio de lectura, proyecciones de películas, y donde se generen encuentros con poetas, cantantes, artistas. Es que, a la hora de pensar en más proyectos, los “camaloteros” suman talleres de radio, de escritura y de investigación: buscan junto a los isleños rescatar viejas leyendas del río, como costumbres y personajes que han dejado huella al otro lado del Paraná, pero son desconocidos para los habitantes urbanos de Rosario.

“Buscamos plasmarlos en reportajes, narraciones o en otras formas literarias, y después publicarlas. “Ése es el gran desafío del Proyecto Camalote”, concluyó Ivern.
Fuente:ElCiudadanoyLaGente

No hay comentarios: