6 de octubre de 2013

ENTREVISTA A MARIANO DEL MAZO Y GUILLERMO PINTOS.

Marimba o la música para leer
Año 6. Edición número 281. Domingo 06 de Octubre de 2013
Por Miguel Russo
mrusso@miradasalsur.com

DIRECTORES. MARIANO DEL MAZO Y GUILLERMO PINTOS, ARTÍFICES DE LA REVISTA MARIMBA.
Apareció una nueva revista musical, de distribución gratuita y mirada latinoamericana. Sus dos directores, los periodistas Mariano del Mazo y Guillermo Pintos, cuentan la génesis y el futuro de este nuevo proyecto.
La Argentina de los últimos años depara sorpresas. Ese tipo de cambios con los que la sociedad sigue sorprendiéndose gratamente y a los que todavía cuesta acostumbrarse, mientras se miran de reojo las predicciones electoralistas opositoras de marcha atrás sobre esos cambios: Tecnópolis, cine nacional, Casa de la Cultura en la Villa 21-24, plan Conectar Igualdad. Una de esas sorpresas, menor o mayor que las mencionadas según se mire, es encontrarse con una revista gratuita que contiene, como las mamushkas rusas, varias sorpresas dentro. Por ejemplo, la historia contada por Sergio Pujol del estallido de amor mexicano entre Enrique Santos Discépolo y la actriz Raquel Díaz de León, con hijo incluido, Enrique Luis Discépolo Díaz de León, del creador de “Cambalache”. O el largo sueño de las cantadoras colombianas –narrado por Yumber Vera Rojas–, que va, a ritmo de vallenato, cumbia, son y bullerengue, desde los arroyos donde lavan la ropa en tradición ancestral hasta el éxito universal pasando por la mismísima recepción sueca del premio Nobel de Literatura a Gabriel García Márquez. O el siempre actual debate milenario sobre el progreso en el arte, la división de la creación musical en pobre o rica y el ojo del huracán intelectual donde caen conceptos como “vanguardia”, “posibilidades tecnológicas” y “legitimidad del arte”, revisitado por la siempre polémica mirada de Marcos Mayer. O la vuelta del brasileño Djavan, ese multicompositor que, a fuerza de independencia y enfrentado a los dictados de lo peor y lo mejor del mercado, sigue poniendo su vida al servicio de la música en una jugosísima entrevista de Juan Trasmonte. O la notable nueva palabra de Diego Fischerman sobre alguien del que parecía haberse dicho y escrito todo: Astor Piazzolla. O la solvencia con que Martín Pérez cuenta la fantástica historia de Los Saicos, la banda peruana de rock que inventó el punk antes de que el punk lo supiera. O el desenfreno de colores con que el fotógrafo Guido Piotrkowski plasmó el carnaval a lo largo de América. O más, mucho más en las 123 páginas donde vive esa realidad sorprendente que se llama Marimba.

¿Qué es Marimba? Eso, todo eso, además de ser una revista de Ibermúsicas, realizada por la Secretaría de Cultura de la Nación, que cuenta con José Luis Castiñeira de Dios (director nacional de Artes y presidente, justamente, de Ibermúsicas) como editor general, y el tándem en la dirección de dos personas que saben, y mucho, de música y de periodismo: Mariano del Mazo y Guillermo Pintos. A ellos se suma la jefatura de redacción de Norberto Chab, la edición de Andrés Casak y la notable diagramación de Carlos Salatino, más un staff de lujo que incluye, además de los investigadores mencionados, a Sandra De la Fuente, Marcelo Pavazza, Leandro Donozo, Mónica Maristain y Ricardo Salton en este primer número.

“No había revistas de música en el mercado nacional, y menos gratuitas y con la mirada puesta en América latina”, dice Mariano del Mazo. Y allá fueron, con la idea de darle soporte periodístico a ese proyecto de integración y desarrollo de los países miembro (es decir, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Perú, República Dominicana, Uruguay, en estricto orden alfabético) en cuestiones musicales que es Ibermúsica. Entonces, por la cabeza de Del Mazo y Pintos empezó a rondar la pregunta crucial: qué tipo de revista querían. Dice Del Mazo, pero es toda la revista la que lo dice: “Decidimos convocar a quienes nos gustaban, por su forma de pensar la música, por la forma de sabe volcar lo que pensaban, por las ganas de llegar a cada lector de manera clara y contundente. Queríamos que la prioridad siempre la tuvieran el valor de los textos, ya sean ensayos, reportajes, críticas o análisis. Y lo logramos. Quedaron muy buenos colaboradores afuera, algo que vamos a ir tratando de paliar en los próximos números, pero estamos muy contentos con el staff inicial”.

Desde una primera lectura, se comprende que Marimba no es una antología de opiniones sino el resultado de un arduo trabajo analítico. Lo confirma Guillermo Pintos: “Trabajamos mucho en el proyecto, fueron semanas y semanas de discusión y debate con Castiñeira de Dios. Y terminamos haciendo la revista que ansiábamos leer todos nosotros. Es decir, nos permitimos hacer todo lo que queríamos. No nos interesaba que hubiera ninguna clase de exclusión, de ningún tipo, al contrario. Tampoco nos interesaban los rótulos: esto es clásico, esto es serio, esto es vanguardista. Y con esas conclusiones armamos un primer número para salir a la cancha. La idea, ahora, es ampliar todas las fronteras de gustos, de estilos y, por supuesto, de prejuicios propios”.


–¿Cuáles son esos prejuicios con los que uno arranca un revista sobre música?
Mariano del Mazo: –Toda revista, y mucho más una revista de música sostenida por una entidad gubernamental, conlleva un primer prejuicio: ser un panfleto. Dos: que sea, aún a pesar de todos los esfuerzos, una cuestión meramente culturosa. Tres: que sea, sin que nadie se lo proponga, justamente por eso de lo culturoso, aburrida, densa, con notas que no tengan swing, que sólo estén escritas de manera correcta.


Guillermo Pintos: –Nos basamos en lo que es América latina: una región contradictoria, pobre y rica, impredecible y mágica, de una vivacidad salvaje milímetro a milímetro, llena de matices. Más allá de la tapa kafkiana de Enrique Santos Discépolo, queríamos que la revista tuviera ese color que desprende el continente. Y el color está, luego, en cada una de las páginas, empezando por el carnaval y sus máscaras. El mismo color que desprende cada fotografía y cada texto. Pretendemos que en este mundo con tanto estímulo, donde parece que no hubiera tiempo de absorberlo todo, Marimba se proponga como una revista que quede de manera permanente al alcance de la mano, allí, arriba de la mesa, para entrarle en cualquier momento y por cualquiera de los artículos. En ese sentido, más allá de todos los otros prejuicios, teníamos uno que se quedó de inmediato sin sustento real, ya que nos encontramos con una apertura total.


–Por lo general, la crítica musical que se lee en diarios y revistas tiene mucho que ver con la repercusión que determinadas expresiones artísticas logran en el mercado. ¿Cuál es la relación de la revista con ese mercado de grandes sellos internacionales que imponen sus novedades, de recitales estructurados sólo como espectáculo que deja dinero, de divos y divas?
M. d. M.: –El mercado no existe económicamente. Ojalá Marimba llegue a interesarle a los empresarios que digitan ese mercado, en eso tampoco tenemos muchos prejuicios. Pero, a pesar de nuestras edades, nos manejamos como jóvenes periodistas entusiastas, preocupándonos sólo por los contenidos. Al no ser una revista semanal, la cuestión temporal debe ser tomada con pinzas. Sabemos que nuestra obligación, y nuestro placer, es crear notas que resistan el paso del tiempo y que, a su vez, no se transformen al día siguiente en piezas de museo.


G. P. –Siempre hubo y siempre habrá músicas metidas muy adentro del mercado y músicas que se muevan al margen de los grandes sellos. Pero para nosotros son tan interesantes y tan dispuestas al análisis y a la exhibición, unas como otras. Debemos escuchar y entender todo tipo de música, no solo aquella que escuchamos por placer personal.


–¿Cuál es la clave para esa resolución?
G. P.: –La clave está en el abordaje de los productos musicales. Lo comercial contra lo anticomercial no tiene sentido en este momento. Y lo comercial no tiene nada de malo. Allí está, como prueba, la nota sobre las cantadoras colombianas, que salen del arroyo a la fama y siguen haciendo lo mismo y con las mismas ganas de siempre. Marimba no va a evitar los contrastes que supone esto. Y sabemos que en el terreno musical hay espacio para todo, como en Latinoamérica, desde personajes del canon, como Violeta Parra o Astor Piazzolla, hasta las audacias más temerarias.


M. d. M.: –Los músicos de las bandas de rock repiten que la personalidad final se ve en el tercer disco. En el primero hay que pelear con la ansiedad del debut. En el segundo se debe confirmar lo que significó ese debut. Y del tercero en adelante, tenés que pelar todo. Con Marimba queremos eso.
Fuente:MiradasalSur

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