Clarín miente. Una experiencia personal
¿Puede alguien deducir de esta imagen –en la que aparezco junto al candidato a diputado del FPV, Alex Freyre-, que estoy participando de una agresión? Clarín lo hizo. De manera artera. Impunemente.
Dudé en escribir estas líneas. Resulta tan feroz, tan brutal el ataque del grupo mediático hegemónico a la figura presidencial, y tan absurdas las mentiras que día a día instalan en la opinión pública sobre Cristina Fernández de Kirchner y otros funcionarios, que esta experiencia personal se me hacía demasiado pequeña.
Dos razones me motivaron a contarla. Una, lo apropiado de ese saber popular en el sentido de que, para muestra, basta un botón. La otra, que la saña del multimedios con mi persona, la mentira sobre la agresión que habría sufrido Héctor Magnetto en la ocasión, abarca a la totalidad de los manifestantes presentes. Y eran muchos.
Los hechos ocurrieron el 8 de agosto. Ese día, a las 14:30 horas, el periodista Víctor Hugo Morales se presentó a una mediación con Héctor Magnetto, a raíz de la demanda “por daños” que éste le hiciera, acusándolo ante la justicia por difamación en su contra.
Hombres y mujeres llegados individualmente, parejas de personas mayores, jóvenes en pequeños grupos. Entre las 14 y las 15 horas, unas 2500 personas pusimos el cuerpo en solidaridad con el periodista. La convocatoria había circulado por las redes sociales. Así me enteré yo y otros militantes de OCTUBRES. Así se habrá enterado la Tupac Amaru, que llegó en buen número, en grupo bien organizado. Por esa hora, ya funcionaba una radio abierta, cuyos parlantes daban cuenta de un democrático desfile de oyentes de “La mañana”, seguidores de “Bajada de línea”, periodistas, referentes políticos, manifestantes emocionados. La multitud, voceaba con fuerza consignas alusivas a la solidaridad con Víctor Hugo, agradeciendo su lucha por la libertad de expresión y la desconcentración de los medios audiovisuales; muchas, también, aludían a un claro repudio a la figura de Héctor Magnetto y al Grupo Clarín.
Momentos muy conmovedores fueron la llegada de Víctor Hugo, cerca de las 15 horas, junto a Estela de Carlotto, y, media hora después, al salir de la audiencia, la improvisada y breve conferencia de prensa que brindó a los movileros presentes. En esos instantes, una cámara de TN me enfoca y refleja mi imagen sonriente de pura simpatía ante las palabras elocuentes de un periodista que admiro y respeto. A mi lado está Alex Freyre. Y fuera de cuadro, a mi izquierda y apretados a Víctor Hugo, la periodista Cynthia García y el abogado constitucionalista Eduardo Barcesat.
De Magnetto, ni la sombra. Había ingresado una hora y media antes de la mediación y, según se vio en los noticieros, salió dos horas después de terminada. Para evitar público y prensa, claro.
De agresión, nada. De repudio a su persona, sí. Mucho. Por la vinculación de Clarín con la dictadura genocida de Videla; por todos los servicios que le prestó, en contra de los intereses de los ciudadanos, de la democracia y del país. Por la oposición del multimedios a la aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisuales. Por la persecución judicial a Víctor Hugo Morales, pretendiendo silenciarlo para escarmentar al periodismo que el grupo hegemónico no controla. Por haberle dicho, Magnetto en persona al presidente Raúl Alfonsín, “usted ya es un estorbo” y por decirle al presidente Menem “el suyo es un puesto menor”. Por la frase fría y lacerante que habría de helar el alma de Lidia Papaleo de Graiver: “O firma la venta de Papel Prensa, o usted y su hija pierden la vida”.
Vuelvo a la foto que ilustra la nota. El domingo 11 de agosto –sí, el día de las elecciones primarias-, TN, Clarín.com y el diario impreso (página 23), exponían mi imagen ante millones de argentinas y argentinos, identificándome con nombre, apellido y lugar de trabajo, a la par que me calificaban como un agresor. En la nota se lee textual: “Se conoció una foto en la que puede verse a un directivo de la AFSCA, participando de las agresiones contra el empresario (Héctor Magnetto). Se trata de Reynaldo Sarraute, director de Administración de Registros Públicos del organismo que debe velar por la pluralidad de los medios”.
No importa si la foto, además de no corresponder a la información que se proporcionó a la audiencia y a los lectores, la contradice. No importa si refiere a otra circunstancia totalmente opuesta, plena de cálida solidaridad con el querido periodista charrúa, en la que se expresaba una firme defensa de la libertad de expresión y la necesaria pluralidad de voces en los medios de comunicación. El objetivo es desinformar, engañar, para que la opinión pública no le exija cuentas de su poder hegemónico, no lo ponga en riesgo, y así continuar realizando exclusivos y monopólicos negocios muy rentables. Por eso Clarín miente, y lo hace a sabiendas. Por eso distribuye su mentira a los cuatro vientos y con mucha mala leche. Como ciudadano (y como empleado público), me tocó esta vez vivir al respecto una experiencia personal.
Desde la función pública, desde nuestra militancia en la campaña del FPV para las próximas elecciones, desde los barrios, los sindicatos, las cooperativas, desde la banca en el parlamento nacional que ocupa nuestro compañero Gastón Harispe, desde los concejos deliberantes, y en todo ámbito y rincón del país en el que nos encontramos, los militantes de OCTUBRES participamos activamente en la democratización de la palabra y la desconcentración de medios hegemónicos, somos soldados entusiastas de Cristina y del proyecto nacional, popular y democrático en curso. Y lo somos, porque la experiencia de estos últimos diez años nos dice que vamos en la buena dirección, en el rumbo indicado para seguir construyendo una sociedad más solidaria, una república más democrática y un país más soberano y equitativo, que crece para beneficio de las mayorías ciudadanas, mal que le pese al poder económico concentrado.
Buenos Aires, 4 de octubre de 2013.
Reynaldo Sarraute / Miembro del Secretariado Nacional de OCTUBRES

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