EJERCICIO DE MEMORIA
por Jorge Zabalza
En la ”Base Eduardo Pinella” uno de los lugares fundacionales del Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros), la Agrupación “8 de Octubre” organizó un acto recordando a Ernesto Ché Guevara y a los tres tupamaros asesinados por la policía durante la toma de la ciudad de Pando. Fueron invitados Miguel Ángel Olivera, Samuel Blixen y quien escribe estas líneas. Los esfuerzos de la Agrupación “8 de Octubre” nos permitieron contar con un micrófono para intentar transmitir nuestras emociones a las ocho decenas de militantes que concurrieron. No pude participar en los hechos de Pando, había caído preso un mes antes, y esa ausencia es una herida que no cerrará ni el día de mi muerte. Doy por descontado que a Miguel Ángel y a Samuel los conmueven emociones semejantes... como a toda la cofradía de sobrevivientes. Idéntico sentimiento impulsó a Olga Baldomir Coelho a tomar espontáneamente el micrófono y relatar sus vivencias en aquel episodio. Hay momentos en que uno siente vergüenza por haber sobrevivido y hoy poder pararse a echar un discurso.
La poesía es instrumento ideal a la hora de comunicar lo que llevamos en las tripas y el corazón... sobretodo la de Miguel Ángel Olivera, un “arma cargada de futuro”, que dejó temblando a todos, los muchos veteranos y los pocos jóvenes que se sintieron convocados en esta ocasión. A Samuel Blixen le tocó lidiar con el clima que dejan los poemas y el tango del Ché: se refirió a los principios que motivaban a aquellos que, a dos años del asesinato de Guevara, fueron a tomar la ciudad de Pando y... sí, el mundo ha cambiado mucho, expresó Samuel, pero no hay nada que pueda justificar el desprenderse de aquellos principios que hicieron revolucionarios a los que murieron luchando.
Durante el desvelo habitual de la madrugada, me vinieron a la mente algunos paralelismos y reflexiones sobre historia e historiadores. Durante varios cientos de años la intelectualidad, los institutos educativos y los políticos latinoamericanos festejaron el 12 de octubre, o sea, el día en que los conquistadores europeos “nos descubrieron” (oír a “Les Luthiers y leer a Eduardo Galeano al respecto). Numerosos historiadores, novelistas y ensayistas fabricaron esa mentira para encubrir el genocidio cometido por el capitalismo europeo para esclavizar s los pueblos de las tres Américas. Cientos de miles de maestros y profesores respaldaron la falsedad, enseñando la versión que convalidaba los crímenes de los conquistadores, sin cuestionarse para nada las flagrantes falsedades que surgían de la simple lectura de los textos oficiales. Gobiernos nacionales y municipales de toda América Latina bautizaron las calles con el nombre de asesinos, violadores y ladrones nacidos en España y Europa, en el nomenclador quedó congelada una memoria falsificada que educa a la gente en la mentira.
El poder siempre contó con intelectuales de pocos escrúpulos y muchas ambiciones, que fabricaron e impusieron la versión de la historia que absolvía a los poderosos. La falsa historia tiene sus consecuencias sobre el presente pues, por ejemplo, la impunidad de los “malos europeos” sirve de respaldo a las persecuciones, torturas, expoliación y encarcelamiento a los pueblos mapuches y mayas en este siglo XXI. Gracias a quienes falsificaron el ayer, el genocidio continúa hoy en la agresión de los peores americanos a las comunidades indígenas en el Amazonas y en los Andes.
La historia reciente del pueblo uruguayo y, en particular, la del movimiento guerrillero, admite diferentes interpretaciones y puntos de vista. No me preocupa la versión histórica financiada por los dueños del poder para justificar el terrorismo de estado, pues ella cae de por sí al ser contradicha por la realidad histórica directamente transmitida por abuelos, padres e hijos. Lo demuestra la forma unánime en que están siendo rechazadas las recientísimas opiniones de Lacalle (hijo). Otra de las versiones es francamente preocupante: la de los amanuenses que fabrican una historia para justificar el transformismo de algunos ex-guerrilleros devenidos operadores políticos de las corporaciones transnacionales y amortiguadores políticos del conflicto social. Se re-analiza la historia a partir de que menos de una centena de individuos abdicaron de los principios revolucionarios, cambiaron su visión del mundo y adoptaron los valores y la filosofía de la clase dominante y el imperialismo. Con esa mirada desde el poder político, hay quienes escriben la historia para afirmar, por ejemplo, que la guerrilla nació para defender a las instituciones democráticas, re-interpretación que contradice a la lógica y a la realidad. Se falsifican episodios cometiendo la injusticia de sustituir a los protagonistas reales –haciendo desaparecer la memoria de Raúl Sendic, por ejemplo- para satisfacer la necesidad de glorificar a los personajes de la actual farándula partidaria. Se transforma la historia en historieta para banalizar los crímenes del terrorismo de Estado y justificar la actual política de olvido y perdón, de impunidad avalda por las víctimas, en una palabra.
Por eso mismo son importante las jornadas en que se ejercita la memoria, jornadas como las organizadas por la agrupación “8 de Octubre” para homenajear a Ernesto Ché Guevara y a los tres asesinados por la policía en la toma de la ciudad de Pando: Alfredo Cultelli, Jorge Salerno y Ricardo Zabalza. Tienen el valor del testimonio y de la reivindicación de una historia hecha con la voluntad de hacer la revolución.
Habrá patria para todos o para nadie!
Arriba los que luchan!
por Jorge Zabalza
En la ”Base Eduardo Pinella” uno de los lugares fundacionales del Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros), la Agrupación “8 de Octubre” organizó un acto recordando a Ernesto Ché Guevara y a los tres tupamaros asesinados por la policía durante la toma de la ciudad de Pando. Fueron invitados Miguel Ángel Olivera, Samuel Blixen y quien escribe estas líneas. Los esfuerzos de la Agrupación “8 de Octubre” nos permitieron contar con un micrófono para intentar transmitir nuestras emociones a las ocho decenas de militantes que concurrieron. No pude participar en los hechos de Pando, había caído preso un mes antes, y esa ausencia es una herida que no cerrará ni el día de mi muerte. Doy por descontado que a Miguel Ángel y a Samuel los conmueven emociones semejantes... como a toda la cofradía de sobrevivientes. Idéntico sentimiento impulsó a Olga Baldomir Coelho a tomar espontáneamente el micrófono y relatar sus vivencias en aquel episodio. Hay momentos en que uno siente vergüenza por haber sobrevivido y hoy poder pararse a echar un discurso.
La poesía es instrumento ideal a la hora de comunicar lo que llevamos en las tripas y el corazón... sobretodo la de Miguel Ángel Olivera, un “arma cargada de futuro”, que dejó temblando a todos, los muchos veteranos y los pocos jóvenes que se sintieron convocados en esta ocasión. A Samuel Blixen le tocó lidiar con el clima que dejan los poemas y el tango del Ché: se refirió a los principios que motivaban a aquellos que, a dos años del asesinato de Guevara, fueron a tomar la ciudad de Pando y... sí, el mundo ha cambiado mucho, expresó Samuel, pero no hay nada que pueda justificar el desprenderse de aquellos principios que hicieron revolucionarios a los que murieron luchando.
Durante el desvelo habitual de la madrugada, me vinieron a la mente algunos paralelismos y reflexiones sobre historia e historiadores. Durante varios cientos de años la intelectualidad, los institutos educativos y los políticos latinoamericanos festejaron el 12 de octubre, o sea, el día en que los conquistadores europeos “nos descubrieron” (oír a “Les Luthiers y leer a Eduardo Galeano al respecto). Numerosos historiadores, novelistas y ensayistas fabricaron esa mentira para encubrir el genocidio cometido por el capitalismo europeo para esclavizar s los pueblos de las tres Américas. Cientos de miles de maestros y profesores respaldaron la falsedad, enseñando la versión que convalidaba los crímenes de los conquistadores, sin cuestionarse para nada las flagrantes falsedades que surgían de la simple lectura de los textos oficiales. Gobiernos nacionales y municipales de toda América Latina bautizaron las calles con el nombre de asesinos, violadores y ladrones nacidos en España y Europa, en el nomenclador quedó congelada una memoria falsificada que educa a la gente en la mentira.
El poder siempre contó con intelectuales de pocos escrúpulos y muchas ambiciones, que fabricaron e impusieron la versión de la historia que absolvía a los poderosos. La falsa historia tiene sus consecuencias sobre el presente pues, por ejemplo, la impunidad de los “malos europeos” sirve de respaldo a las persecuciones, torturas, expoliación y encarcelamiento a los pueblos mapuches y mayas en este siglo XXI. Gracias a quienes falsificaron el ayer, el genocidio continúa hoy en la agresión de los peores americanos a las comunidades indígenas en el Amazonas y en los Andes.
La historia reciente del pueblo uruguayo y, en particular, la del movimiento guerrillero, admite diferentes interpretaciones y puntos de vista. No me preocupa la versión histórica financiada por los dueños del poder para justificar el terrorismo de estado, pues ella cae de por sí al ser contradicha por la realidad histórica directamente transmitida por abuelos, padres e hijos. Lo demuestra la forma unánime en que están siendo rechazadas las recientísimas opiniones de Lacalle (hijo). Otra de las versiones es francamente preocupante: la de los amanuenses que fabrican una historia para justificar el transformismo de algunos ex-guerrilleros devenidos operadores políticos de las corporaciones transnacionales y amortiguadores políticos del conflicto social. Se re-analiza la historia a partir de que menos de una centena de individuos abdicaron de los principios revolucionarios, cambiaron su visión del mundo y adoptaron los valores y la filosofía de la clase dominante y el imperialismo. Con esa mirada desde el poder político, hay quienes escriben la historia para afirmar, por ejemplo, que la guerrilla nació para defender a las instituciones democráticas, re-interpretación que contradice a la lógica y a la realidad. Se falsifican episodios cometiendo la injusticia de sustituir a los protagonistas reales –haciendo desaparecer la memoria de Raúl Sendic, por ejemplo- para satisfacer la necesidad de glorificar a los personajes de la actual farándula partidaria. Se transforma la historia en historieta para banalizar los crímenes del terrorismo de Estado y justificar la actual política de olvido y perdón, de impunidad avalda por las víctimas, en una palabra.
Por eso mismo son importante las jornadas en que se ejercita la memoria, jornadas como las organizadas por la agrupación “8 de Octubre” para homenajear a Ernesto Ché Guevara y a los tres asesinados por la policía en la toma de la ciudad de Pando: Alfredo Cultelli, Jorge Salerno y Ricardo Zabalza. Tienen el valor del testimonio y de la reivindicación de una historia hecha con la voluntad de hacer la revolución.
Habrá patria para todos o para nadie!
Arriba los que luchan!
Envío:Raúl Castro
37 años del segundo vuelo de Orletti
Lunes 05 de octubre de 2009
Tabaré y Condorito Bonelli |
Treinta y tres años después de los hechos, a siete años de que el caso fuera denunciado por LA REPUBLICA y a cuatro años de que la Fuerza Aérea Uruguaya admitiera su existencia, el traslado ilegal de uruguayos secuestrados en Buenos Aires, conocido como el “segundo vuelo” de Orletti, sigue sin ser reconocido por el Ejército nacional.
El 5 de octubre de 1976 el Vuelo 511 del Transporte Aéreo Militar Uruguayo (TAMU) viajó a Argentina para trasladar a Montevideo , de forma ilegal, a 22 uruguayos que habían sido secuestrados en Buenos Aires y torturados en el “pozo” de Automotores Orletti. Fueron entregados a oficiales del Ejército y hoy permanecen desaparecidos.
El C-47 de la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU), tripulado por el mayor Walter Pintos (piloto), el mayor José Pedro Malquín (copiloto) y el capitán Daniel Muñoz (tripulante), arribó a la plataforma de la Brigada de Mantenimiento y Abastecimiento del Aeropuerto Internacional de Carrasco en la madrugada y era comandado por el mayor Walter Dopazzo.
Los 22 uruguayos eran militantes del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP) que, desde Argentina, resistían a la dictadura uruguaya. Fueron secuestrados en sus domicilios en setiembre y octubre por comandos de una coordinación represiva integrada por la Policía Federal, la banda de Aníbal Gordon y militares uruguayos. Los últimos estaban comandados por el mayor José Nino Gavazzo del Servicio de Información y Defensa (SID) y en la coordinación con Argentina operaron los oficiales Manuel Cordero, José Arab, Jorge Silveira, Gilberto Vázquez, Luis Maurente y Ernesto Ramas; con los policías lo hicieron Ricardo Medina y José Sande, además de un grupo de soldados.
Los traslados
Los operativos contra uruguayos en Buenos Aires fueron parte del denominado “Plan Cóndor”, estructurado por los aparatos represivos de las dictaduras de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Perú, Ecuador y Uruguay, donde la tarea estaba en manos del SID y del Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA).
El SID dependía de la Junta de Comandantes en Jefe y el OCOA de la División de Ejército I y de su comandante en jefe. El Vuelo 511 en 1976 fue coordinado por el coronel (av.) José Uruguay Araújo Umpiérrez, entonces en el SID. Los secuestrados sobrevivieron un mes en el centro de torturas “300 Carlos” del OCOA, antes de ser ejecutados.
La dictadura uruguaya ya había realizado traslados de uruguayos en Argentina desde 1974. Aquel febrero trajeron al tupamaro Antonio Viana Acosta y en noviembre a sus compañeros Floreal García, Mirtha Hernández, Héctor Brum, María de los Ángeles Corbo y Graciela Stefanell, cuyos cuerpos aparecieron, habiendo sido fusilados, en Soca en diciembre de ese año.
El traslado más numeroso se había producido el 24 de julio de 1976, cuando otro avión de la Fuerza Aérea trajo un “primer vuelo” de Orletti con otros 23 militantes del PVP, secuestrados entre junio y julio, a quienes “blanquearon” en una falsa detención en el balneario Shangrilá a fines de octubre y fueron procesados por la justicia militar.
Hoy se sabe que la mayoría de los uruguayos secuestrados en el exterior terminaron siendo “repatriados” si no fallecieron cuando su detención o durante la tortura. Hubo traslados en 1975, en los que los detenidos fueron y vinieron a Argentina y también los habría en 1978, cuando se trajo a militantes del GAU, el PCR y otros grupos.
El SID dependía de la Junta de Comandantes en Jefe y el OCOA de la División de Ejército I y de su comandante en jefe. El Vuelo 511 en 1976 fue coordinado por el coronel (av.) José Uruguay Araújo Umpiérrez, entonces en el SID. Los secuestrados sobrevivieron un mes en el centro de torturas “300 Carlos” del OCOA, antes de ser ejecutados.
La dictadura uruguaya ya había realizado traslados de uruguayos en Argentina desde 1974. Aquel febrero trajeron al tupamaro Antonio Viana Acosta y en noviembre a sus compañeros Floreal García, Mirtha Hernández, Héctor Brum, María de los Ángeles Corbo y Graciela Stefanell, cuyos cuerpos aparecieron, habiendo sido fusilados, en Soca en diciembre de ese año.
El traslado más numeroso se había producido el 24 de julio de 1976, cuando otro avión de la Fuerza Aérea trajo un “primer vuelo” de Orletti con otros 23 militantes del PVP, secuestrados entre junio y julio, a quienes “blanquearon” en una falsa detención en el balneario Shangrilá a fines de octubre y fueron procesados por la justicia militar.
Hoy se sabe que la mayoría de los uruguayos secuestrados en el exterior terminaron siendo “repatriados” si no fallecieron cuando su detención o durante la tortura. Hubo traslados en 1975, en los que los detenidos fueron y vinieron a Argentina y también los habría en 1978, cuando se trajo a militantes del GAU, el PCR y otros grupos.
La denuncia
La existencia del “segundo vuelo” de Orletti fue denunciada el 17 de marzo de 2002 en LA REPUBLICA, tras una investigación periodística iniciada en la revista “Posdata”, de donde se obtuvieron los datos con los que el senador Rafael Michelini logró ubicar, en Argentina, a Simón, hijo de Sara Méndez, 26 años después de su desaparición.
Los datos habían sido proporcionados por un represor argentino, miembro de la banda de Aníbal Gordon, quien también informó que todos los uruguayos secuestrados en Buenos Aires y llevados a Automotores Orletti habían sido entregados a los militares uruguayos antes de que el centro clandestino de torturas cerrara en noviembre de 1976.
Con la credibilidad que le daba la aparición de Simón Riquelo, la fuente aportó nueva información, publicada en LA REPUBLICA el 9 de junio de 2002, con la que se denunció que el “segundo vuelo” se concretó el 5 de octubre de 1976, cuando un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya viajó al aeropuerto Jorge Newberry de Buenos Aires.
La ratificación del “informante” permitió concluir que el “segundo vuelo” era motivo del “pacto de silencio” de los militares uruguayos, quienes no querían admitir que las 22 personas traídas desaparecieron simultáneamente y no murieron “accidentalmente” en la tortura, sino que habían sido ejecutadas y enterradas en un cementerio clandestino.
La denuncia fue confirmada por una fuente militar uruguaya, presente el día del arribo del “segundo vuelo”. Aportó datos del vuelo 511 y los nombres de sus tripulantes, coordinador y receptor, según publicó LA REPUBLICA el 2 de setiembre de 2002, en una nota donde se explicaba que los detenidos fueron sacados en camiones del Ejército.
Los datos habían sido proporcionados por un represor argentino, miembro de la banda de Aníbal Gordon, quien también informó que todos los uruguayos secuestrados en Buenos Aires y llevados a Automotores Orletti habían sido entregados a los militares uruguayos antes de que el centro clandestino de torturas cerrara en noviembre de 1976.
Con la credibilidad que le daba la aparición de Simón Riquelo, la fuente aportó nueva información, publicada en LA REPUBLICA el 9 de junio de 2002, con la que se denunció que el “segundo vuelo” se concretó el 5 de octubre de 1976, cuando un avión de la Fuerza Aérea Uruguaya viajó al aeropuerto Jorge Newberry de Buenos Aires.
La ratificación del “informante” permitió concluir que el “segundo vuelo” era motivo del “pacto de silencio” de los militares uruguayos, quienes no querían admitir que las 22 personas traídas desaparecieron simultáneamente y no murieron “accidentalmente” en la tortura, sino que habían sido ejecutadas y enterradas en un cementerio clandestino.
La denuncia fue confirmada por una fuente militar uruguaya, presente el día del arribo del “segundo vuelo”. Aportó datos del vuelo 511 y los nombres de sus tripulantes, coordinador y receptor, según publicó LA REPUBLICA el 2 de setiembre de 2002, en una nota donde se explicaba que los detenidos fueron sacados en camiones del Ejército.
El silencio
La denuncia de LA REPUBLICA, pese a su trascendencia, no tuvo repercusión en los grandes medios de comunicación y tampoco fue considerada por la gubernamental Comisión para la Paz que no incluyó el tema ni siquiera como hipótesis en el informe final sobre los detenidos desaparecidos elaborado durante el gobierno de Jorge Batlle.
El entonces comandante en jefe de la Fuerza Aérea, José Pedro Malaquín, hizo silencio ante las acusaciones acerca de que había sido uno de los pilotos del avión quien trajo al grupo de desaparecidos. Tampoco el comandante del Ejército, general Carlos Daners, quiso hacer comentarios sobre los secuestrados entregados a su fuerza.
Sin embargo, el 8 de agosto de 2005, el informe oficial de la Fuerza Aérea Uruguaya sobre los desaparecidos, en respuesta a una orden del Presidente Tabaré Vázquez, terminó por admitir que el “segundo vuelo” del 5 de octubre había existido, aunque aceptó la participación de la aviación sólo en el traslado.
El informe redactado por el comandante Enrique Bonelli sostenía que la operación había sido ordenada por el comando de la FAU, a pedido del SID, que coordinó el vuelo en el que los pilotos militares sólo se limitaron a permanecer en la cabina de vuelo, sin saber cuántos ni quiénes eran los detenidos transportados desde Argentina.
Bonelli, quien, posteriormente, reconoció haber sido piloto del “primer vuelo” de Orletti, se negaría a informar a la justicia sobre los nombres de sus fuentes en la investigación interna. Ni la entrega de los pasajeros del “segundo vuelo” ni su destino fueron incluidos en el informe sobre desaparecidos del Ejército que aún no ha reconocido su entrega.
El entonces comandante en jefe de la Fuerza Aérea, José Pedro Malaquín, hizo silencio ante las acusaciones acerca de que había sido uno de los pilotos del avión quien trajo al grupo de desaparecidos. Tampoco el comandante del Ejército, general Carlos Daners, quiso hacer comentarios sobre los secuestrados entregados a su fuerza.
Sin embargo, el 8 de agosto de 2005, el informe oficial de la Fuerza Aérea Uruguaya sobre los desaparecidos, en respuesta a una orden del Presidente Tabaré Vázquez, terminó por admitir que el “segundo vuelo” del 5 de octubre había existido, aunque aceptó la participación de la aviación sólo en el traslado.
El informe redactado por el comandante Enrique Bonelli sostenía que la operación había sido ordenada por el comando de la FAU, a pedido del SID, que coordinó el vuelo en el que los pilotos militares sólo se limitaron a permanecer en la cabina de vuelo, sin saber cuántos ni quiénes eran los detenidos transportados desde Argentina.
Bonelli, quien, posteriormente, reconoció haber sido piloto del “primer vuelo” de Orletti, se negaría a informar a la justicia sobre los nombres de sus fuentes en la investigación interna. Ni la entrega de los pasajeros del “segundo vuelo” ni su destino fueron incluidos en el informe sobre desaparecidos del Ejército que aún no ha reconocido su entrega.
La justicia
En 2007, dos años después del informe de la FAU, el caso del “segundo vuelo” de Orletti fue denunciado judicialmente, junto a una serie de causas contra los mandos militares, por un grupo de abogados defensores de los derechos humanos. El tema recayó en el juez de 19º turno, Luis Charles, y la fiscal de 2º turno, Mirtha Guianze.
El caso se incorporó a otra denuncia conexa: Secuestro y desaparición del uruguayo Adalberto Soba, uno de los secuestrados en Orletti y posible pasajero del “segundo vuelo”, presentada en el juzgado por sus familiares. Ambos casos fueron excluidos de la Ley de Caducidad por el presidente Tabaré Vázquez.
La indagatoria judicial determinó la responsabilidad de seis militares (Gavazzo, Arab, Vázquez, Silveira, Ramas y Mauren) y dos policías (Medina y Sande) en la “privación de libertad” de Soba. Ese grupo de militares que ya estaba preso por un pedido de extradición de Argentina también fue procesado por el “segundo vuelo”.
El “segundo vuelo” de Orletti mantiene una serie de causas conexas abiertas, entre las que se destacan la extradición del coronel Manuel Cordero, que había fugado a Brasil, y el caso de María Claudia García de Gelman, trasladada en el marco de ese operativo a Uruguay, donde, antes de desaparecer, tuvo a su hija , Macarena, actualmente recuperada.
También está pendiente el inicio de procesos contra el coronel (av.) Araújo Umpiérrez, quien estuvo preso por un pedido de extradición, no se otorgado, a Argentina y hoy se encuentra en libertad y el soldado Ernesto Soca (detenido para su extradición a Argentina), reconocido como uno de los subalternos que operó en Buenos Aires.
La impunidad
Aunque ocho militares y policías fueron condenados por el “segundo vuelo” de Orletti., el caso evidencia la impunidad que aún rige en Uruguay con la vigencia de la Ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado (Nº 15.848), cuya anulación depende de la reforma constitucional que se plebiscitará el próximo 25 de octubre.
Los militares y policías fueron procesados gracias a la interpretación del artículo 4º de la mencionada ley realizada por la actual administración de gobierno: Se entiende que no se incluyen los casos ocurridos en el exterior, como los que implicaron la desaparición de niños ni los que (como admite el artículo 3º de la norma) implicaron un provecho económico.
En la actualidad, permanece bajo el amparo de la impunidad la tortura, ejecución y enterramiento en Uruguay de los 22 compatriotas que fueron secuestrados en Buenos Aires, torturados en Orletti y trasladados ilegalmente a Uruguay, lo que determina que no se obtenga información sobre el paradero de sus restos óseos.
También permanece impune la “amnesia” de los aviadores Malaquín, Pintos y Muñoz, quienes no recuerdan nada acerca de los pasajeros del Vuelo 511, aunque la puerta del C-47 en que los trajeron se encuentra en el extremo trasero de la aeronave y alguien debió recorrer todo el pasillo para cerrarla al despegar y abrirla al aterrizar.
La impunidad aún cobija como institución al Ejército, cuya investigación sobre los desaparecidos no dio resultados positivos, mantiene escondidos los archivos y sus mandos hacen expresa su voluntad de no continuar indagando, aunque las víctimas estuvieron en su poder en el “300 Carlos” y fueron enterradas en una unidad militar.
Publicado por el Blog El Muerto
Victoria Moyano, hija de desaparecidos difunde carta abiertaEl caso se incorporó a otra denuncia conexa: Secuestro y desaparición del uruguayo Adalberto Soba, uno de los secuestrados en Orletti y posible pasajero del “segundo vuelo”, presentada en el juzgado por sus familiares. Ambos casos fueron excluidos de la Ley de Caducidad por el presidente Tabaré Vázquez.
La indagatoria judicial determinó la responsabilidad de seis militares (Gavazzo, Arab, Vázquez, Silveira, Ramas y Mauren) y dos policías (Medina y Sande) en la “privación de libertad” de Soba. Ese grupo de militares que ya estaba preso por un pedido de extradición de Argentina también fue procesado por el “segundo vuelo”.
El “segundo vuelo” de Orletti mantiene una serie de causas conexas abiertas, entre las que se destacan la extradición del coronel Manuel Cordero, que había fugado a Brasil, y el caso de María Claudia García de Gelman, trasladada en el marco de ese operativo a Uruguay, donde, antes de desaparecer, tuvo a su hija , Macarena, actualmente recuperada.
También está pendiente el inicio de procesos contra el coronel (av.) Araújo Umpiérrez, quien estuvo preso por un pedido de extradición, no se otorgado, a Argentina y hoy se encuentra en libertad y el soldado Ernesto Soca (detenido para su extradición a Argentina), reconocido como uno de los subalternos que operó en Buenos Aires.
La impunidad
Aunque ocho militares y policías fueron condenados por el “segundo vuelo” de Orletti., el caso evidencia la impunidad que aún rige en Uruguay con la vigencia de la Ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado (Nº 15.848), cuya anulación depende de la reforma constitucional que se plebiscitará el próximo 25 de octubre.
Los militares y policías fueron procesados gracias a la interpretación del artículo 4º de la mencionada ley realizada por la actual administración de gobierno: Se entiende que no se incluyen los casos ocurridos en el exterior, como los que implicaron la desaparición de niños ni los que (como admite el artículo 3º de la norma) implicaron un provecho económico.
En la actualidad, permanece bajo el amparo de la impunidad la tortura, ejecución y enterramiento en Uruguay de los 22 compatriotas que fueron secuestrados en Buenos Aires, torturados en Orletti y trasladados ilegalmente a Uruguay, lo que determina que no se obtenga información sobre el paradero de sus restos óseos.
También permanece impune la “amnesia” de los aviadores Malaquín, Pintos y Muñoz, quienes no recuerdan nada acerca de los pasajeros del Vuelo 511, aunque la puerta del C-47 en que los trajeron se encuentra en el extremo trasero de la aeronave y alguien debió recorrer todo el pasillo para cerrarla al despegar y abrirla al aterrizar.
La impunidad aún cobija como institución al Ejército, cuya investigación sobre los desaparecidos no dio resultados positivos, mantiene escondidos los archivos y sus mandos hacen expresa su voluntad de no continuar indagando, aunque las víctimas estuvieron en su poder en el “300 Carlos” y fueron enterradas en una unidad militar.

13 de OCTUBRE de 2013
VICTORIA MOYANO HA ENVIADO ESTA CARTA PARA SU DIFUSIÓN
Desde la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (UdelaR) confirmamos que Victoria participará del Foro contra la Impunidad que se realizará el próximo Martes 22 de Octubre en nuestra Facultad a las 20 hs. Integrará la Mesa junto a otras personalidades como Norma Morroni e Irma Leites. Asimismo, estamos a la espera de la confirmación de otras personalidades reconocidas.
CARTA A LA OPINIÓN PÚBLICA
Escribo en mi calidad de hija de desaparecidos uruguayos, de nieta recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo y la lucha incansable de los Familiares de detenidos desaparecidos de Uruguay. Siento la necesidad de denunciar aquellas cosas que me molestan y me parecen mal y hacérselos llegar. Veo con preocupación la realidad uruguaya, donde sigue primando la impunidad y esto está unido a los sucesos represivos de los últimos meses.
Me preocupa la persecución política de la que están siendo víctimas organismos y militantes de DDHH y activistas sociales en Uruguay, como sucede con los 7 compañeros y compañeras que fueron a gritar que la Suprema Corte de Justicia sigue sosteniendo el manto de impunidad que impide que los juicios de los familiares y de los mismos ex presos y ex presas que sobrevivieron, prosperen.
Son crímenes cometidos por la dictadura uruguaya que no prescriben. Cientos de torturas, desaparición y muerte, que no podemos seguir avalando, hay que permitir su juzgamiento y hay que anular la maldita Ley de impunidad.
Desde ya tenemos que protestar y movilizarnos que es un derecho que no nos pueden quitar. A quienes fueron a gritar contra la impunidad se les contesta con persecución, estigmatización y judicialización de la protesta, de nuestra protesta, corriendo el peligro de que se los procese (en algunos casos con prisión). De darse, se estaría sentando un grave precedente para nuestra lucha y para los trabajadores, y los estudiantes que necesiten salir a luchar por sus reclamos.
He visto en el último tiempo, el recrudecimiento de la represión, la persecución y el hostigamiento a quienes se manifiestan, estudiantes y trabajadores, y a sectores de la izquierda. Me ha alarmado la represión a distintas manifestaciones, las detenciones arbitrarias a militantes en las inmediaciones de las marchas, las infiltraciones de las fuerzas represivas a través de organismos de inteligencia como el Departamento de Operaciones Especiales (DOE), además de la brutalidad policial y la tortura a los compañeros detenidos.
También me preocupa el maltrato policial que reciben los jóvenes de los barrios pobres, los olvidados de siempre.
Me pregunto, ¿cuántos de los policías de la dictadura permanecen hoy en funciones?
No se puede justificar ni la infiltración, ni las detenciones "preventivas" ni la prepotencia policial, son todas violaciones a nuestros derechos más elementales. No podemos permitir que el mensaje sea la represión frente a la manifestación y al reclamo de una sociedad sin explotación ni opresión, por la que pelearon nuestros familiares desaparecidos.
Quieren sacarnos la idea de que una sociedad diferente es posible dejarle a nuestros hijos. Recuerdo haber sido declarada Ciudadana Ilustre por la Intendencia de Montevideo, debido a mi condición de nieta recuperada, y a que no me canso de luchar por recuperar la Memoria y la Justicia . Recuerdo también que Luisa Cuesta fue declarada Honoris Causa.
Pero pienso que es un contrasentido, es el mismo régimen que persigue a luchadores por los derechos humanos. Siento que mi lucha y la lucha de mis hermanos, de los familiares, y de otros hijos, se ve amenazada. Se vulneran, nuevamente, los derechos más elementales como a la libre expresión, a la manifestación y la protesta, y el principio de inocencia.
Como militante de Derechos Humanos en Argentina, he sufrido la misma persecución junto a otros militantes de organizaciones y trabajadores combativos. El gobierno nacional, a través del llamado Proyecto X a cargo de la Gendarmería, se ha infiltrado de civil en nuestras manifestaciones, ha acumulado información y la justicia ha procedido a judicializar la protesta obrera y popular.
Esta situación ha sido denunciada por un arco amplio de sindicatos, centros de estudiantes y organismos de derechos humanos, como el CeproDh, en el que yo milito. Algo que Uruguay también tenemos que hacer. Viajaré para dar todo mi apoyo y fuerza porque el Plan Cóndor fue para todos los países del Cono Sur y Centroamérica y las políticas de persecución y represión también exceden las fronteras de cada país.
Por esto estaré en tierras uruguayas para amplificar mis palabras contra cualquier procesamiento y avance represivo. Les pido difusión de mi carta.
María Victoria Moyano Artigas, 13 de octubre de 2013
"MEGA BRECHA"
Jorge Zabalza: “Sobretodo no llevar al gobierno ni a Astori ni a Tabaré”
El ex dirigente tupamaro Jorge Zabalza, reflexionó sobre la importancia de continuar la lucha contra “la clase dominante y el imperialismo y, sobretodo, no se puede llevar al gobierno a Danilo Astori ni a Tabaré Vázquez”.
Viernes 16 de agosto de 2013 - La República uy
Jorge Zabalza: “Sobretodo no llevar al gobierno ni a Astori ni a Tabaré”
El ex dirigente tupamaro Jorge Zabalza, reflexionó sobre la importancia de continuar la lucha contra “la clase dominante y el imperialismo y, sobretodo, no se puede llevar al gobierno a Danilo Astori ni a Tabaré Vázquez”.
Viernes 16 de agosto de 2013 - La República uy

No hay comentarios:
Publicar un comentario